Nro. 9 - Abril. 2014 Centro de Capacitación DUCSA De la táctica a la estrategia Revista de uso exclusivo interno para el personal de las Estaciones de Servicio ANCAP . Carta al Lector Estimados lectores; En ésta edición trataremos el pensamiento estratégico. Como los negocios se mueven en un mundo en donde existen constantes cambios en el mercado, la estrategia introduce un orden o permite adaptarse con el caos que muchas veces se percibe o vive ante nuevas situaciones. Las turbulencias son comunes en los mercados abiertos y son para algunos oportunidades de innovación, reajuste, readaptación, incorporación de un diferencial o el lanzamiento de un nuevo producto. Para otros quienes no piensan una estrategia o no tienen la flexibilidad para adaptarse a las nuevas estructuras y se aferran a paradigmas que van quedando obsoletos, su idea del negocio no será más que una utopía. Los invitamos a compartir y a reflexionar junto al Centro de Capacitación sobre tácticas y estrategias, con el deseo de brindarles herramientas que los apoyen en un mundo fluctuante en todos los ámbitos en donde el negocio se expresa, transforma y compite. Consideramos importante vuestras opiniones, sugerencias y todo aquello que consideren debe estar presente. Para ello queda abierto un espacio de intercambio y comunicación en la dirección de correo electrónico que figura al pie de esta nota o telefónicamente llamando al 2908 1163. Con el gusto de siempre, quedando a sus gratas órdenes, los saluda muy Atte.; Lic. Elena W. Nakle [email protected] Estrategia “Una estrategia es un sistema de percepción y análisis de posibilidades, así como la visión de la realidad que va más allá de lo observable” Alberto Wilensky Ser un estratega es adelantar movimientos propios y ajenos, percibir varios ángulos del escenario que tiene delante de uno. Ser capaz de imaginar nuevas situaciones y calcular los pasos a dar. La clave está en advertir cuál es el escenario más relevante para el negocio y preparar a la empresa para enfrentarlo. Es en esa potencialidad que tiene cada realidad en dónde se producen las jugadas del estratega. Estar informado, conocer la competencia, conocerse a uno mismo y contar con datos objetivos, tendencias y rodearse de gente comprometida basándose en el liderazgo auguran una óptima supervivencia en diferentes situaciones. La palabra flexibilidad ante el cambio vuelve a ser el motor que permite la marcha y nos hace “todo terreno”. Tener otras opiniones, preguntarle al equipo de trabajo, incluso la de expertos es dotarnos de nuevas percepciones de la realidad. Nuestra objetividad se ve empañada por nuestras propias percepciones, temores y paradigmas. Estar abiertos a recibir información, a escuchar empáticamente y a otras experiencias nos permite ampliar nuestro modelo de mundo y contar con un abanico más amplio de posibilidades a la hora de tomar una decisión estratégica. El pensamiento estratégico y el pensamiento táctico El pensamiento táctico es oportunista, se limita a concentrarse a corto plazo, es intuitivo por excelencia, y no toma en cuenta otras opciones. Busca convencer a los otros y autoconvencerse. Generalmente es guiado por impulsos que no se ponen en duda y asume riesgos que no se contemplan en profundidad. El pensamiento estratégico es analítico, flexible y creativo, pero a su vez racional. Mide posibles situaciones en diferentes escenarios, calcula costos, rentabilidad, evalúa la mejor o peor servicio/imagen, etc. Al contario del pensamiento táctico el pensamiento estratégico mide riesgos y actúa con prudencia acercándose hacia los objetivos considerando eliminar los peligros que se puedan presentar. Ve hacia el futuro, a largo plazo. Busca soluciones dentro del sistema, comprometiendo su lógica, razonamiento y asumiendo responsabilidad en la toma de decisiones. El pensamiento táctico dentro de la empresa tiene dos roles que se diferencian por sus características. Por una parte es positivo en cuanto complementa al pensamiento estratégico en sus detalles frente a una operación determinada. Por otro lado tiene connotaciones negativas y se convierte en una debilidad competitiva cuando sustituye al pensamiento estratégico y reemplaza al mismo. El pensamiento táctico suele ser evasivo, busca soluciones fuera del problema en sí y no asume la responsabilidad. Encuentra siempre “quien o que” tiene la culpa. A efectos de aportar un ejemplo, la diferencia entre ambos estilos se aprecia en la práctica cuando algunos “tácticos” no consideran el verdadero problema competitivo (falta de atencióni/iservicios, costos u otros) y realizan una inversión que sólo les sumará elevar sus gastos. Asumen que el problema es uno que ellos definen, sin haber investigado debidamente, medido o informado sobre cuál es su real posición. El “estratega”, antes que nada determinará el problema en base a datos objetivos, hará una reflexión, calculará posibilidades en nuevos escenarios y luego con pensamiento táctico justificará la nueva acción. Siempre comienza con la estricta definición del problema a resolver. El estratega ve las operaciones como un conjunto dentro de la empresa, es sinérgico. El Táctico las separa por operación o sector, es oportunista. No obstante, los resultados tácticos derivan de estrategias previas. Cuadro de las diferencias entre ambas tipologías de pensamiento: Pensamiento estratégico Pensamiento táctico Sinérgico Oportunista Analítico Intuitivo Evita riesgos No toma en cuenta los riesgos Reflexiona Se posiciona Trabaja con la ambigüedad Se maneja con su propia estructura de creencias Verifica (ensayo – error) No verifica y sigue linealmente sus intuiciones Asume sus propias decisiones No asume - busca responsables Existen muchas fallas en los supuestos no fundamentados, por ejemplo de que la población de la zona tiene cierto poder adquisitivo, que se valorará la apertura de un minimercado, que la disposición de las góndolas no tiene importancia o que la atención amable no incide ya que los clientes nos conocen de toda la vida, es no considerar al pensamiento estratégico previamente al resultado. Ejercicio propuesto de reflexión Partiendo de la base que la “razón de ser” de su negocio, llamada también “Misión empresarial” : ¿Usted considera a la Misión de su empresa como esencial y estratégica? ¿Su personal conoce y comprende su negocio? Si usted no tiene su Misión definida y por escrito, le puede ayudar responder estas preguntas: •x¿Cuál es mi negocio? •x¿En qué me diferencio? •x¿Qué valoran mis clientes? •x¿Cuál es nuestro ámbito geográfico de acción? •x¿Qué acciones voy a implantar en los próximos tres meses para lograr cumplir mi Misión? Quedamos a sus órdenes ante cualquier consulta. Esperamos con agrado sus comentarios. [email protected]