CREENCIAS EN TORNO A LOS VALORES, SU ENSEÑANZA Y

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CREENCIAS EN TORNO A LOS VALORES, SU ENSEÑANZA Y APRENDIZAJE.
EL CASO DE UNA EXPERIENCIA FORMATIVA EN EL POSGRADO.
Dr. Valentín Félix Salazar, Escuela Normal de Sinaloa
Dra. Eustolia Durán Pizaña, Universidad Autónoma de Sinaloa
Resumen
El estudio “Creencias en torno a los valores, su enseñanza y aprendizaje. El
caso de una experiencia formativa en el posgrado”, es resultado de una
experiencia de docencia-investigación. Se impartió un curso de “Valores
Educativos” en un programa de Doctorado en Educación, de una institución
privada de la ciudad de Culiacán.
El objetivo era identificar y describir las creencias previas sobre los valores, su
enseñanza-aprendizaje, así como de sus dificultades; analizar comparativamente
y mostrar la influencia significativa de los contenidos abordados, en sus creencias
previas, su posterior transformación respecto a los valores, su enseñanzaaprendizaje y sus dificultades en las aulas.
Partimos del supuesto que los doctorandos tenían un escaso conocimiento sobre
el campo de la axiología, puesto que su perfil profesional era distante (médicos,
economistas, normalistas, veterinarios, odontólogos), y que ponerse en contacto
con los contenidos de los valores, transformarían sus nociones previas a otras
concepciones más complejas en torno a este asunto y su enseñanza-aprendizaje.
Se recurrió al diseño y aplicación de un cuestionario con preguntas abiertas, antes
y después del curso: “Valores Educativos”. Los resultados y hallazgos encontrados
nos indican la existencia de creencias previas que van desde conceptualizaciones
de los valores como pautas, actitudes, normas; creen que la enseñanza y el
aprendizaje de los valores son a través del ejemplo, la repetición de conductas y
su refuerzo, entre otras. Al final del curso, esas creencias tuvieron una resignificación y un desarrollo conceptual superior.
Palabras Clave: Creencias, educación en valores, enseñanza-aprendizaje,
posgrado.
Contexto y situación problemática
En el México actual, se cuestiona cada vez más el sistema educativo respecto de
su papel en la formación del ciudadano. Hay muchos que piensan que la escuela
ha perdido su función en la formación moral y ética de los estudiantes, sea en el
nivel de educación básica, media o superior. De igual manera, también se
escuchan muchas voces que señalan que los profesores no están a la altura de
las exigencias y los retos que le demandan los diferentes grupos de la sociedad.
Se piensa, en otras palabras, que los valores y su educación o enseñanza, entró
en una debacle, que va a un precipicio desde el cual es sumamente difícil salir.
En cierto sentido tienen razón, porque la sociedad se encuentra resquebrajada, el
tejido social acusa una descomposición poco vista hasta ahora, las relaciones
sociales se mueven con valores que no contribuyen a la armonía social, al respeto
de las diferencias y diversidades entre unos y otros; al anteponer su interés
personal por los de carácter social. Sobran ejemplos para enumerar, acciones,
prácticas y comportamientos, tanto de ciudadanos comunes como funcionarios y
políticos, en todos los ámbitos sociales priva la corrupción, la impunidad, la
injusticia y la mentira.
Cada vez es más difícil encontrar ciudadanos íntegros ética y moralmente, es
decir, personas que valoren y exalten la honestidad, la tolerancia, el respeto, la
libertad, la solidaridad, no sólo como cualidades propias, sino que sean
expresadas en acciones para con los demás, es decir, ser coherentes en su forma
de vida.
Algo similar ocurre en el gremio docente, por cuanto personas que desarrollan su
actividad profesional a través de relaciones interpersonales en los procesos de
enseñanza y aprendizaje. Al docente se le ha cuestionado que no cumple a
cabalidad con su trabajo, con su tarea encomendada socialmente; se le acusa de
no fomentar los valores requeridos en la formación de los estudiantes, e incluso,
ponen en duda su propio perfil valoral (ético-moral), en tanto no se aprecian
valores positivos que posean y practiquen cotidianamente en su vida personal,
profesional y social. Por tanto, se dice que en estas condiciones, no contribuye
tampoco como modelo y ejemplo a seguir por los propios estudiantes en los
distintos niveles del sistema educativo.
En fechas recientes, el gobierno del estado de Sinaloa, a través de la Secretaría
de Educación Pública y Cultura (SEPyC), organizó el primer Congreso
Internacional Educación en Valores: “Hacia una sociedad de valores y del
conocimiento en Sinaloa”, cuyo objetivo fue “intercambiar y analizar reflexiones y
propuestas sobre el papel de los valores en la educación en México, con el
propósito de articular un programa de formación en valores para el sistema
educativo del estado de Sinaloa, de acuerdo con las demandas sociales y los
retos de la entidad”.
El dato anterior, lo mencionamos como una evidencia de la preocupación del
gobierno del estado, pero también lo resaltamos como una cuestión de interés
particular de la SEPyC por asumir su tarea institucional, al buscar una alternativa
que contribuya a la formación de valores, y de hacerle frente a la crisis ética y
moral que ha traído como consecuencia el deterioro, cada vez más, del ya
lacerado tejido social sinaloense.
Los profesores son un importante eslabón de la cadena educativa, para muchos el
eslabón principal, porque tienen frente a sí la tarea encomiable de formar a los
futuros ciudadanos de Sinaloa y de México, sin embargo, cuántas veces hemos
sido
testigos,
en
diversos
lugares
(sean
escuelas,
marcados,
calles,
estacionamientos, etc.) hemos visto comportamientos, actitudes, acciones que
ponen en entredicho su formación valoral, ética y moral. Basta echar a volar
nuestra mente y recordar, situaciones donde los maestros han tenido que ver con
comportamientos negativos y desafortunados, a veces con poca conciencia de
ello.
En ese sentido, asumimos que hace falta una formación más especializada de los
docentes en el ámbito de los valores, que una forma de contribuir a esa formación
es acercarlos al campo de la axiología, de sus corrientes y sus enfoques, de las
concepciones teóricas existentes de los valores y sus metodologías, de la
enseñanza y estrategias de aprendizaje. Por eso, aceptamos trabajar el curso
“Valores Educativos”, en una institución privada, en la idea de contribuir en la
formación de quienes, en distintos niveles educativos desarrollan docencia.
El Curso “Valores Educativos”
Todo parece indicar que los valores, en tanto contenidos curriculares formales, y
su respectiva enseñanza van de más a menos en la escalera educativa, esto es,
podemos encontrar más contenido en educación básica, pero menos en
bachillerato, todavía menos en licenciatura y aún mucho menos en posgrados, eso
lo indican investigaciones recientes realizadas en México (Hirsch, A., y López, R.,
2008), por ello la necesidad de incorporar temáticas de valores y ética profesional
en el nivel de educación superior.
El curso “Valores Educativos” se impartió en una institución privada de la ciudad
de Culiacán, en un programa de doctorado en educación y, como ya es tradición
nuestra, nos dimos a la tarea de, a la vez de impartir el curso, recuperar datos
cualitativos de la experiencia vivida. Dentro de sus objetivos tenía entre otros:
desarrollar procesos de reflexión a partir de la panorámica problemática de los
valores; conocer e interpretar las diferentes perspectivas (enfoques, fundamentos,
conceptualizaciones y métodos) en torno a los valores, y, reflexionar la docencia
en torno a los procesos de enseñanza y aprendizaje de los valores.
En relación con lo anterior, las cuestiones a indagar y reflexionar tuvieron que ver
con las siguientes problemáticas: ¿Qué creencias sobre los valores manifestaron
los estudiantes de posgrado antes de ingresar a un curso de Valores Educativos
de una institución privada? ¿Cuáles son las creencias que tienen en torno a los
valores, a su enseñanza y su aprendizaje? ¿Cuáles son las creencias que tienen
en torno a las dificultades que se presentan en la enseñanza y el aprendizaje de
los valores en la escuela? ¿En qué sentido los conocimientos previos de los
doctorandos se transformaron significativamente al final del curso en cuestión?
Supuesto
Nosotros partimos, en primera instancia, que los doctorandos de este posgrado
privado, poseían escasos referentes teóricos sobre los valores, porque la mayoría
de ellos tienen una formación profesional alejada a dicho campo, por ejemplo,
médicos, odontólogas, educadoras, economistas, veterinarios, psicólogos y
licenciados en administración, entre otros, dificultándoles aproximarse al campo de
la axiología, de la moral y la ética con bagajes sólidos o referentes teóricoconceptuales; así mismo, desconocían lo referente a las metodologías y
estrategias de enseñanza y aprendizajes de los valores.
Sin embargo, el hecho de entrar en contacto con contenidos de los valores
(filosóficos, fundamentos de los enfoques teóricos metodológicos, estrategias de
enseñanza y aprendizaje, los valores como campo de estudio o investigación,
etcétera) durante el trayecto formativo, con sus lecturas, reflexiones, discusiones,
y el compartir significados, les permitió reestructurar sus esquemas previos de
conocimientos sobre los valores, re-significando ideas para un cambio conceptual.
Objetivos
Aproximarnos a las creencias previas de los doctorandos sobre los valores, su
enseñanza-aprendizaje antes del curso “Valores Educativos”; Identificar y describir
las creencias previas y posteriores sobre las dificultades para la enseñanza y el
aprendizaje de los valores; Establecer un análisis comparativo entre las creencias
previas y creencias posteriores sobre los valores y su enseñanza-aprendizaje y,
mostrar la influencia significativa del curso “Valores Educativos”, en el cambio de
las creencias previas y su desarrollo al cambio conceptual de los valores.
Proceso y desarrollo metodológico
Tratamos de articular docencia e investigación, en la idea de producir un
conocimiento que contribuya a la comprensión una realidad cotidiana en su justa
complejidad; hacer docencia, con apoyo de la metodología de la investigación, es
asumir los riesgos que conlleva al rompimiento de mitos y paradigmas
conservadores que sostienen que “la diada docencia-investigación es imposible: o
se hace docencia o se hace investigación, pero nunca las dos”.
En ese sentido, optamos por diseñar un cuestionario previo al curso, con
preguntas abiertas sobre la temática de los valores, quisimos rastrear y recuperar
los conocimientos previos de los doctorandos respecto a la temática en cuestión.
Después, una vez terminado el curso, se les solicitó, de nueva cuenta,
respondieran a las mismas preguntas del cuestionario, aquel que se les había
aplicado antes del curso.
Algunas de las preguntas del cuestionario fueron: qué piensa de los valores, qué
son los valores, por qué cree que son importantes los valores o para cree que
sirvan, qué papel juega la escuela en la formación de valores, cómo cree que
enseñan los valores, cómo cree que se aprenden los valores, por qué cree que se
dificulta la enseñanza y el aprendizaje de valores, cuáles cree son los valores más
importantes que debe poseer un profesor, entre otras.
Ideas conceptuales
Dado lo limitado del espacio de que disponemos, aquí sólo vamos a esbozar las
aproximaciones teóricas de los conceptos básicos, desde los cuales parten
nuestros análisis de los datos empíricos y las reflexiones resultantes.
Existe una relación íntima entre creencias y valores, al punto de aceptarse como
sinónimos. Así, para Escámez (2007), los valores son un tipo de creencia, aunque
no necesariamente todas las creencias sean valores (Félix, V., 2009, 80).
Para Ortega y Gasset (citado en Manuel Navarro, 2009) la creencia “no es, sin
más, la idea que se piensa, sino aquella en la que además se cree. Y el creer no
es ya una operación del mecanismo intelectual, sino que además es una función
viviente, como tal, la función de orientar su conducta, su quehacer”. En tanto para
Villoro (1992), las creencias son disposiciones que están antes de las acciones,
las preceden. La disposición como un concepto teórico se refiere a un estado
interno en el sujeto, que suponemos que existe, ello nos ayuda a explicar o
comprender hechos observables, aunque no siempre. La disposición es un estado
interno que, una vez adquirido, se incorpora y permanece más o menos estable en
forma inconsciente o latente en el sujeto.
Los valores los vamos a concebir como construcciones históricas, producto de la
creatividad humana, que se asumen como aquellas cualidades reales, que se
descubren (Escámez, J., 2007), se interiorizan y se transmiten en la interacción de
individuos y grupos sociales y sirven para orientar las diversas pautas de
conductas humanas, fortaleciendo la convivencia, la cohesión social y la vida
digna como bien común de la sociedad.
Para Buxarrais (2010) una sociedad democrática -por tanto una escuela
democrática-, educar en valores universales y mínimos, en tanto que el reto se
encuentra en la capacidad de llegar a consensos, respetar acuerdos y diferencias
no compartidas, lo que al final de cuentas les permita a los individuos asumir
tomas de decisiones con conocimiento y responsabilidad. En ese sentido educar
en valores significa desarrollar capacidades para encontrar espacios de reflexión
individual y colectiva.
A nivel escolar, esto posibilitará que los estudiantes sean capaces de elaborar de
manera autónoma y racional los principios de valor, principios que le van a permitir
enfrentarse críticamente a la realidad social donde se desenvuelvan. Ello les
facultará, además, construir sus propios conductas y hábitos de forma coherente
con las normas y los principios que deliberan y hacen suyos, de suerte que las
relaciones con los otros, estén orientados por valores positivos como, la justicia,
libertad, respeto, solidaridad, cooperación y responsabilidad. En síntesis, educar
en valores significa “crear las condiciones necesarias para que, cada persona,
descubra y realice la elección libre y lúcida entre aquellos modelos y aspiraciones
que le puedan conducir a la felicidad” (Buxarrais, 2010, 81).
Por otra parte, la enseñanza de los valores ha de tener sentido en la medida que
contribuya efectivamente en el desarrollo de la persona buena y digna del ser
humano. Para ello se hace indispensable el sentido del que enseña, el educador.
No es suficiente formar en las disciplinas o contenidos de tal o cual asignatura, tal
como lo dice José Penalva (2006), existen unos valores humanos más allá de la
disciplina, valores que forman realmente al hombre. “Son los verdaderos valores
formativos. Sin ellos no hay formación. Y sin replantear estas cuestiones no hay
teoría de la enseñanza. La teoría de la enseñanza se construye desde el fondo de
sentido de los valores formativos” (Penalva, José, 2006, 25).
Lo anterior nos da la pauta para reflexionar cuestiones que hemos encontrado en
nuestra experiencia como profesores. Si la enseñanza, tarea sustantiva de éstos,
no tiene como base una orientación valoral, podemos asegurar que no estamos
formando para la humanidad. Se ha creído que enseñar es proveer de información
disciplinaria, vaciar contenidos de asignaturas, al margen de cualidades
esenciales de lo humano, a tal grado han reducido a la formación. Se valora el
conocimiento de las áreas y disciplinas, pero poco se aprecian las cualidades y
virtudes que nos hacen personas humanizadas. Esa es la verdadera enseñanza
formativa, la de valores humanos.
Armando Rugarcia (2004) radicaliza su posición al grado de sostener que
“educación que no tiene que ver con la formación de valores no es educación”.
Ante esto, el cambio en la concepción de enseñanza se encuentra, en parte, en la
mente y el corazón de los profesores (Rugarcia, A., 2004), por tanto, el reto está
en la formación y capacitación moral y ética de los profesores y de los padres de
familia centralmente, para que los estudiantes e hijos desarrollen capacidades o
competencias que les posibiliten tomas de decisiones pertinentes y con
responsabilidad.
Descripción y análisis de los resultados. Hallazgos importantes
¿Qué son los valores?
Previo al curso, para los doctorandos, los valores tienen una variada significación,
en ellos encontramos expresiones que van desde no saber o no tener definición
alguna de los valores, mientras que para otros los valores se conceptualizan como
guías que determinan la conducta y la actuación de las personas, en su vida
diaria, en todas y cada una de sus actividades, orientan la actuación. En tanto que
para otros más los valores son herramientas, normas o reglas que rigen a la
sociedad para bien.
A la luz de las respuestas obtenidas al final del curso, se pudo apreciar un
crecimiento cognitivo conceptual de los doctorandos, en tanto que la idea primaria
de los valores, se fue complejizando al arribar a una concepción más amplia de los
mismos. Se aprecia un lenguaje más especializado y el uso de autores. Estas son
expresiones representativas de ello:
“Antes que nada pienso que los valores son convicciones profundas que debe poseer
un ser humano, que determinan la manera de ser y comportarse en un entorno
social, nos dan ese sentido de ser personas y convivir en sociedad
y en la
naturaleza. Adela Cortina dice que son cualidades que nos permiten acondicionar el
mundo, hacerlo habitable”.
“Los valores son constructos de nuestra psique, constituyen una parte fundamental en
las relaciones del ser humano teniendo un fondo cultural, ayudan a mejorar la
convivencia social, sin embargo tienen ese toque personal donde cada individuo
jerarquiza los valores de acuerdo a sus necesidades o prioridades, porque tienen un
carácter de la voluntad humana”.
¿Cómo cree que se enseñan los valores?
Al principio, para la mayoría de los doctorandos, los valores en tanto contenido
escolar, tienen que ser enseñados con el ejemplo. En la revisión de las respuestas
vertidas después de finalizado el curso, debo reconocer que los doctorandos resignificaron su concepción respecto la enseñanza de los valores, se distanciaron
de la idea tradicional del sentido común de creer que los valores se enseñan con
el ejemplo, reconociendo que éste no es suficiente. Desde esa perspectiva, buena
parte de los doctorandos, construyeron una visión crítica con fundamento teórico
de las prácticas de enseñanza en su realidad educativa:
“La verdad es que no tenía claro como se enseñan los valores. Hoy tengo claro que
existen infinidad de formas de enseñar valores, unas menos afortunadas que otras,
como la indoctrinación, y aquellas como el enfoque vivencial así como la clarificación
de valores y la que me parece más interesante: los dilemas morales. Se trata, como
dice Latapí, de exponer las diversas posturas que conduzcan a la reflexión y cumplan
con tres objetivos: aclarar que es el orden moral, explicar porque hay obligaciones
morales y propiciar la apropiación de las normas y principios morales necesarios para
la vida personal y social”.
¿Cómo cree que se aprenden los valores?
Previo al curso, los doctorandos creen que una de las formas de cómo se
aprenden los valores educativos es mediante constantes refuerzos, análisis y
práctica de los mismos; conociendo de ellos y poniéndolos en práctica en nuestras
relaciones personales.
Quizás estas respuestas obtenidas reflejen un crecimiento débil, comparado con la
respuesta inicial, sin embargo, manifiestan ahora el uso de herramientas técnicas
y estrategias didácticas que, efectivamente, indican algo de crecimiento
conceptual al señalar el uso de dilemas, la clarificación y la reflexión de casos,
cuestiones que no aparecen en los conocimientos previos de los doctorandos.
Algunas expresiones que lo indican son las siguientes:
“mediante constates refuerzos (por ejemplo al trabajar en un agrupo puntualizar en el
valor de la puntualidad, la tolerancia, el respeto etc.) y mediante el análisis de
dilemas o casos” y, “los valores se aprenden… a través de la adquisición de nuevos
conocimientos, clarificando y reflexionando sobre los valores previamente
internalizados”.
¿Qué dificultades cree que existen para la enseñanza y el aprendizaje de los
valores?
Antes del curso, los estudiantes creían que existen dificultades serias para lograr
procesos de enseñanza y aprendizajes efectivos en las escuelas, las cuales están
alimentadas, según ellos, desde la manera en que se han criado los estudiantes
en el seno familiar en tanto creen que “ha dejado de transmitirles cierta conducta
y orientación”. Además, creen que el propio docente ha contribuido a estas
dificultades en sus respectivas escuelas
“debido a que el docente no está preparado para impartir esta asignatura”, “no son
temas que incumban necesariamente a la materia de nadie, e incluso, a algunos
hasta les causa cierta pereza enseñar valores”, “en la práctica no se lleva a cabo
como debiera… y son pocos los que llevan a la práctica las estrategias didácticas”.
Debemos reconocer que éstas últimas ideas se mantuvieron, después de
terminado el curso, sólo que ahora con más conocimiento y conciencia de la
situación
“Por falta de conocimiento teórico del docente o de los elementos didácticos
apropiados para transmitirlos…Primeramente los profesores no son formados
curricularmente para educar en valores, en segundo lugar la indiferencia por parte de
los docentes por la enseñanza de los valores”. Además, “porque la práctica educativa
atiende primordialmente la parte cognitiva del alumno restando importancia a la parte
afectiva que conlleva la práctica de los valores. Además que en la mayoría de los
casos se práctica la indoctrinación como principal enfoque para educar en valores,
con lo cual se está muy lejos de alcanzar promover la práctica de los valores en los
alumnos”.
Conclusiones
Nos encontramos ante una necesidad que tiene que resolverse, y las instancias
educativas del estado de Sinaloa deberán asumir su tarea correspondiente. Se
aprecia, de entrada, que los doctorandos no estaban familiarizados con el campo
axiológico, lo que se reflejó en un limitado conocimiento de los valores, enfoques y
fundamentos, estrategias de enseñanza-aprendizaje, etc.
Derivado de lo anterior, se pudieron apreciar creencias previas que limitaban las
concepciones y, por ende, sus actuaciones en sus espacios escolares respectivos.
Por ejemplo, algunos no definieron a los valores, otros los equiparan con las
actitudes, creencias, normas, pautas de conducta o guías; creen que la mejor
forma de enseñarse es a través del ejemplo y que el aprendizaje de los mismos es
a través de repeticiones y el refuerzo de las conductas de los alumnos,
practicarlos siempre. Respecto a las dificultades para enseñar y aprender los
valores en las escuelas, en un principio, se creía que una dificultad era la falta de
formación de los docentes en este campo especializado y por tanto el
desconocimiento de sus fundamentos, corrientes, modelos teóricos y pedagógicos
y de intervención. Al final, los contenidos del curso reforzaron estas cuestiones, ya
no desde su sentido común, sino con nueva información especializada del campo.
Como corolario de estos hallazgos, es recomendable implementar programas de
formación docente en el campo de los valores, de sus fundamentos y
particularmente de estrategias de enseñanza y aprendizaje, además, incorporar
contenidos temáticos en los currículos del los distintos niveles educativos del
estado y del país.
Bibliografía
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