Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. REVISIÓN Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen Gabriel C. Fernández • Francisco M. Tardáguila • Carmen Trinidad López • María Velasco* • Pilar San Miguel** • Ana de la Fuente** Servicio de Radiología. Hospital POVISA. Vigo. *Servicio de Radiología. Hospital de La Princesa. Madrid. **Servicio de Anatomía Patológica. Hospital POVISA. Vigo. España. Physiopathology of the atherosclerotic plaque and imaging methods findings Objetivo: Revisar y explicar los mecanismos fisiopatológicos que se producen en la génesis y desarrollo de la enfermedad aterosclerótica y su previsible repercusión en el diagnóstico por imagen. To review and describe the physiopathological findings in the genesis and behavior of atherosclerotic plaque with special focus in the diagnosis with radiological imaging methods. Palabras clave: Placa arteriosclerótica. Resonancia Magnética. TC multidetector. Key words: Atherosclerotic plaque. MRI. MDCT. L a arterosclerosis y sus complicaciones cardiovasculares, representan un gran problema de salud pública del mundo desarrollado, y constituyen una de las mayores, sino la mayor, causas de muerte en los países industrializados. La enfermedad aterosclerótica, o más correctamente denominada aterotrombótica, ha de entenderse como una enfermedad generalizada que implica a distintos territorios vasculares. Por su repercusión, la enfermedad cuando afecta a las coronarias recibe una gran relevancia, y a su diagnóstico y tratamiento se destinan gran parte de los recursos, sin que los enfermos sean evaluados en busca de afectación de otros territorios vasculares. Sin embargo la asociación sincrónica o metacrónica de afectación en varios territorios es común, así, la mitad de los pacientes con claudicación intermitente tiene enfermedad coronaria asociada, y un 9% de ellos tienen también enfermedad cerebrovascular. De los pacientes con infarto, el 10% tiene claudicación intermitente y el 6-7% tiene enfermedad cerebrovascular. Si el primer accidente es cerebrovascular, la cuarta parte de estos enfermos tiene claudicación y un 38% enfermedad coronaria. Además cuando varios territorios vasculares están afectados la mortalidad aumenta, de tal manera que el 90% de los pacientes con enfermedad coronaria sobrevivirán a los cinco años, pero si se asocian o en el tiempo se añaden nuevos territorios la supervivencia disminuye hasta el 62%1. Los distintos métodos de imagen han ido encaminados al diagnóstico de la enfermedad cuando ésta provoca disminuciones sintomáticas del aporte sanguíneo. La angiografía es el estándar oro de la imagen, sin embargo, sólo muestra información Fernández GC, Tardáguila FM, Trinidad López C, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen. Radiología 2003;45(3):107-14. Correspondencia: GABRIEL C. FERNÁNDEZ. Servicio de Radiología. Hospital POVISA. C/ Salamanca, 5. 36211 Vigo (Pontevedra). España. E-mail: [email protected] Recibido: 8-VII-2002. Aceptado: 7-XI-2002. 19 de la luz del vaso y no de la pared, a diferencia de la ecografía intravascular, que obtiene información de la pared y la luz del vaso, sin embargo ambos métodos son invasivos. La ecografía externa informa de la presencia de estenosis y del grosor de la pared, identificando la relación entre el grosor de la íntima-media como factor de riesgo cardiovascular, pero tiene escasa capacidad de caracterización tisular y no es aplicable a todos los territorios vasculares2. El Electrom-Beam CT (EBCT) es una técnica debatida en la actualidad debido a su escasa especificidad que no supera el 49%3, lo que provoca un elevado número de falsos positivos implicando la realización de estudios adicionales. Están por evaluar las nuevas TC multicorte con programas específicos para la detección y cálculo del índice de calcio en las coronarias4,5. Recientemente, la resonancia magnética (RM) ha sido utilizada en trabajos experimentales como método de diagnóstico precoz de la enfermedad arterial, fundamentalmente coronaria, introduciendo conceptos nuevos que informan sobre las distintas fases evolutivas del desarrollo de la placa de ateroma, sobre todo en estadios subclínicos6-8. La aparición de conceptos nuevos como el de placa de ateroma en fase vulnerable o de alto riesgo ya no basan su importancia en el porcentaje de estenosis de la luz sino, y sobre todo, en caracterizar la placa seleccionando pacientes tratables antes de la aparición del ataque isquémico. Esto permite distinguir lesiones reversibles con tratamiento médico de aquellas susceptibles de tratamiento quirúrgico o endovascular. La RM permite además el control evolutivo de la placa de ateroma y su respuesta al tratamiento9. La mayoría de los trabajos recientes sobre el papel de la RM en la caracterización de la placa de ateroma han sido publicados fuera del ámbito de la bibliografía radiológica, sin embargo, es del todo previsible que los cambios que ellos implican en el diagnóstico de esta enfermedad, sean aplicables en su totalidad al diagnóstico por imagen, haciendo necesario que los radiólogos nos familiaricemos con su fisiopatología. Este trabajo trata de resumir y explicar los avances recientes en el conocimiento de esta importante enfermedad. Radiología 2003;45(3):107-14 107 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fernández Pérez GC, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen Fig. 1.—Clasificación clínica de la placa de ateroma. La franja superior (fondo claro) indicaría las placas subclínicas, mientras que la inferior (fondo oscuro) las placas que producirían clínica. Modificado de Fuster et al10. FASES EVOLUTIVAS DE LA PLACA DE ATEROMA Hay que entender la placa de ateroma como un proceso activo y focal, que afecta a la pared del vaso y particularmente a la íntima. La American Heart Association Committee on Vascular Lesions clasifica las placas de ateroma en distintos estadios. Fuster et al10 han simplificado esta clasificación en distintas fases evolutivas, en relación con la progresión morfológica y clínica de la placa (fig. 1). Fase 1: Hiperplasia intimal Representa el inicio de la placa. Existen dos factores generales que producen un daño endotelial. El primero es debido al efecto reológico del flujo vascular. Aquellos sitios donde existen turbulencias serán los lugares donde el endotelio soporte un mayor estrés y donde lógicamente con mayor probabilidad, se pueda for- Fig. 2.—Esquema fisiopatológico de la formación de la placa de ateroma. mar la placa de ateroma, esto explica la alta prevalencia de placas en las bifurcaciones vasculares. Un segundo factor es el denominado biológico y donde se consideran los factores de riesgo cardiovascular, como la hipercolesterolemia, el tabaco, la diabetes, agentes infecciosos, etc. Ambos mecanismos provocarán un daño endotelial que produce un aumento de su permeabilidad y con ello la entrada del colesterol-LDL hacia la pared del vaso. El LDL tiene una razón para entrar en los lugares de mayor turbulencia y es que forma parte de la membrana de la célula muscular lisa. Cuando aumenta la permeabilidad por cualquiera de los factores de riesgo arriba mencionados, el incremento de llegada del LDL produce un engrosamiento del interior de la pared del vaso que sirve de mecanismo de defensa, reforzando estos lugares para que la arteria no se rompa y pueda soportar este flujo. Sin embargo, si entra más grasa de la que se necesita el LDL se oxida. Este LDL oxidado actúa como agente quimiotáctico del monocito que circula en la luz del vaso, el cual acude a la llamada adhiriéndose mediante unas proteínas generadas en el endote- B A Fig. 3.—(A) Pieza macroscópica de la aorta abdominal mostrando las estrías grasas como formaciones ligeramente sobreelevadas en la pared vascular (punta de flecha). (B) Imagen microscópica mostrando las estrías grasas (asterisco) como áreas vacuoladas en la íntima de la pared del vaso. Obsérvese la lámina elástica interna (puntas de flecha) que separa la íntima de la media. 108 Radiología 2003;45(3):107-14 20 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fernández Pérez GC, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen lio (factores de adhesividad). El monocito comienza a fagocitar los LDL oxidados y se convierte por ello en una célula especializada, es decir se transforma en macrófago (fig. 2). Es por tanto un primer mecanismo de defensa de la pared, recibiendo la ayuda de otros factores como el HDL que colabora en la limpieza de este exceso de LDL oxidado. El exceso de grasa fagocitada (células espumosas) y retenida en la pared del vaso, producirá cambios macroscópicos visibles como estrías grasas, que pueden estar ya presentes en jóvenes e incluso en niños. (figs. 3A y 3B). El endotelio dañado también inducirá otros dos mecanismos de defensa: uno es la vasoconstricción, observado en ocasiones en el transcurso de estudios angiográficos o de reparación vascular (angioplastia, etc.) y un segundo mecanismo, más importante, es la adhesión de las plaquetas al endotelio, las cuales liberan un factor que atrae a las células musculares lisas del interior de la pared trasladándose a la íntima y formando tejido conectivo, produciendo una hiperplasia intimal (figs. 4A y 4B). Glagov et al, observaron cómo el engrosamiento intimal en muchos casos engrosaba la pared pero no reducía la luz del vaso. Esta respuesta arterial se denomina «remodelamiento positivo» y por tanto estos cambios no pueden ser demostrados en estudios angiográficos11 (fig. 5). Fase 2: Placa vulnerable Por tanto, existe un mecanismo de limpieza del LDL en la pared del vaso, realizado fundamentalmente por los macrófagos y el HDL tratando de evitar la progresión de la enfermedad. Pero si se sigue produciendo la entrada de más LDL, favorecido por los factores de riesgo ya mencionados, se producirá un exceso de LDL oxidado que los macrófagos no podrán eliminar. Cuando esto ocurre el sistema de limpieza queda sobrepasado y se llega a un desorden celular. Los macrófagos llenos de colesterol se mueren, produciéndose la apoptosis (suicidio celular). Microscópicamente se ven los macrófagos perdiendo textura y disminuyendo el tamaño de su núcleo para desaparecer en un magma de restos celulares y ésteres de colesterol (fig. 6). Comienzan a aparecer células multinucleadas que fagocitan a los macrófagos apoptóticos e incluso a cristales de colesterol en un último intento reparativo, produciéndose los hallazgos histológicos de una reacción a cuerpo extraño. Al conjunto de macrófagos muertos, cargados de lípidos y a las células multinucleadas con restos de macrófagos y lípidos se le denomina núcleo lipídico (fig. 7). Este centro lipídico está rodeado por una capa de tejido conectivo que se conoce como cápsula fibrosa. Esta placa se denomina vulnerable, ya que presenta riesgo de ruptura (fig. 8). Hay que resaltar que en esta fase, el componente lipídico de la placa puede reducirse cuando se instaura tratamiento con estatinas12. Fases 3-4: Ruptura de la placa Este tipo de placa vulnerable puede romperse hacia la luz del vaso vertiendo el contenido lipídico y desencadenando la activación simultánea de varios factores de la coagulación, produciéndose la trombosis vascular que es responsable del problema cardiovascular agudo. Este centro lipídico tiene por tanto una importante capacidad trombótica debida a un alto contenido de factor tisular, que es producido por el macrófago apoptótico. Pero recordemos que el núcleo lipídico está rodeado por un muro, la cápsula fibrosa. Esta cápsula puede ser gruesa (menos peligrosa) o fina, esta última se puede romper fácilmente. La razón por la que la placa tiende a su ruptura espontánea se debe a que los macrófagos apoptóticos liberan una enzima llamada metaloproteinasa, que favorece la lisis de los tejidos circundantes, en este caso la cápsula fibrosa13-15. Yuan et al, estudiaron las carótidas de 53 pacientes con accidentes cerebrales isquémicos, observando como el 75% presentaba placas con cápsula fibrosa rota o fina, mientras que sólo un 9% tenía placas de ateroma con cápsula fibrosa gruesa. Valorar estos hallazgos es de extraordinaria importancia, ya que la presencia de una cápsula fibrosa rota o fina conlleva un riesgo de accidente cerebrovascular isquémico 23 veces superior a aquellos pacientes con placas que tienen una cápsula fibrosa gruesa16. Fase 5: Placas fibrosas Las placas de ateroma en las distintas fases descritas hasta ahora, representan aproximadamente el 70% del total de las lesiones ateromatosas que podemos encontrar. Sin embargo un B A Fig. 4.—Hiperplasia intimal. (A) Estudio macroscópico de la aorta abdominal donde se aprecian elevaciones focales de la pared en las salidas de las arterias lumbares (flecha). (B) Estudio histológico mostrando el aumento focal de la íntima (asterisco). 21 Radiología 2003;45(3):107-14 109 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fernández Pérez GC, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen Fig. 6.—Estudio histológico del núcleo lipídico. Los macrófagos apoptóticos (puntas de flecha) muestran núcleos pequeños e irregulares y al destruirse forman un magma lipídico (asterisco) que forma el núcleo lipídico. contrado una menor proporción de macrófagos en este tipo de placas y por tanto un menor contenido en metaloproteinasas, por eso son más estables, tendiendo menos a la ruptura y llegando en la mayoría de los casos a la calcificación. Fig. 5.—Esquema mostrando la remodelación de la pared del vaso. 30% son placas totalmente fibróticas y aunque también se han encontrado en procesos cardiovasculares agudos, dependen más del porcentaje de la estenosis que producen y son responsables de gran parte de la enfermedad ateromatosa crónica que ha sido tradicionalmente estudiada con imagen (angina estable, claudicación intermitente, etc.). Este tipo de placa es la evolución de las anteriores en la cual la fibrosis se ha seguido produciendo crónicamente. No suelen ser responsables de problemas trombóticos, si bien pueden ocurrir, aunque en una proporción menor que las placas con alto contenido lipídico. Fuster et al17 han en- Fig. 7.—Imagen histológica de una placa de ateroma vulnerable. 110 CONSIDERACIONES GLOBALES Una vez conocida la evolución normal de las placas de ateroma, debemos tratar de diferenciar aquellas que tienen un centro lipídico (placa vulnerable), las cuales tienen un alto riesgo de Fig. 8.—Esquema de la placa vulnerable. Radiología 2003;45(3):107-14 22 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fernández Pérez GC, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen provocar trombosis y por tanto un riesgo evidente de producir un problema cardiovascular agudo18. De aquí se desprende una consideración diagnóstica de gran importancia para los radiólogos, que es la siguiente: el radiólogo no sólo debe informar de la existencia de la placa y del porcentaje de estenosis, sino también de la sospecha de existencia de un centro lipídico que implica el diagnóstico de una placa vulnerable. Las placas exclusivamente fibróticas, con o sin calcio, pueden también romperse, probablemente debido a un problema reológico o de flujo, formándose una ulceración conocida como «úlcera penetrante» (fig. 9), traduciendo un daño más profundo de la pared que alcanza a la media y que se acompaña invariablemente de un hematoma intramural. Si esta acción del flujo es suficientemente importante o persistente desencadenará una disección o debilitará tanto la pared que acabará dando lugar a un aneurisma. Cualquiera de las tres circunstancias, úlcera y hematoma, disección o aneurisma, pueden desencadenar la ruptura de la pared. Nosotros estamos convencidos de que, este tipo de afección con la que los radiólogos estamos tan familiarizados, implica necesariamente dos factores: 1. La afectación de la pared, que comenzando en la íntima llega a alcanzar la media debilitando a la pared. 2. Que el flujo tiene que ser de gran magnitud, provocando grandes turbulencias. Esto último explicaría por qué estos acontecimientos son casi exclusivos de la aorta. Otro aspecto importante es que este proceso de formación de la placa puede reproducirse de manera permanente, así una placa vulnerable que rompe su centro lipídico y provoca trombosis puede, en ocasiones y en función del sitio al que afecta, pasar desapercibida clínicamente. El trombo se organiza y fibrosa formándose una estructura que es de nuevo reendotelizada produciendo un crecimiento rápido de la placa y dando lugar a una estenosis, lo que a su vez origina trastornos de flujo que vuelven a dañar el nuevo endotelio reiniciándose el ciclo. Esto permite explicar a Corti et al18 lo que ocurre tras una angioplastia, en la cual siempre se produce un daño endotelial que pone en marcha el proceso que desemboca en una reestenosis arterial, y les ha permitido demostrar que utilizando inhibidores del factor tisular se consigue retrasar la progresión de la reestenosis. Un derivado de la ciclosporina (rapamicina) se ha mostrado eficaz en evitar la reestenosis después de la angioplastia, debido a que este fármaco modifica el ciclo celular en la proliferación de las células musculares lisas para producir tejido conectivo. Fig. 9.—RM angiográfica de la aorta mostrando una imagen de sumación en la pared producida por una úlcera penetrante (flecha). Obsérvese el hematoma intramural asociado (punta de flecha). lesiones pequeñas existen unos aspectos generales que debemos de tener en cuenta a la hora de seleccionar una secuencia: — El plano de corte más útil es el transversal. — El espesor de corte debe ser fino y oscilar entre 2-3 mm. — Las matrices de alta resolución. IMPLICACIONES DEL PROCESO EN EL DIAGNÓSTICO CON RESONANCIA MAGNÉTICA En múltiples exploraciones diagnósticas realizadas, los radiólogos estamos habituados a encontrarnos con placas de ateroma. Hasta ahora hemos visto que existen distintas fases evolutivas de las lesiones con implicaciones pronósticas muy diferentes, por tanto hay que preguntarse si ante una determinada lesión podemos identificar aspectos clave como el núcleo lipídico o la cápsula fibrosa. Para contestarnos esta pregunta hemos realizado RM de aorta de cadáveres con las cuales hemos comprobado que, al menos in vitro, somos capaces de identificar las distintas capas de la aorta cuando realizamos cortes finos (fig. 10), así como el engrosamiento intimal (figs. 11A y 11B) y también hemos podido identificar el núcleo lipídico y la cápsula fibrosa. Por tanto, debemos de tratar de trasladar los hallazgos a la imagen in vivo (figs. 12A y 12B). Es evidente que al tratarse de imágenes de 23 Fig. 10.—RM, imagen potenciada en T2 de una necropsia de una mujer joven. La pared tiene un grosor homogéneo y con señal intermedia, observado en varios territorios vasculares (cayado aórtico, troncos supraaórticos, aorta abdominal y coronarias). Radiología 2003;45(3):107-14 111 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fernández Pérez GC, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen B A Fig 11.—RM, imagen potenciada en T2. (A) Pieza de necropsia de la aorta abdominal mostrando una zona de hiperplasia intimal con la característica hiperintensidad de señal. Obsérvese cómo pueden diferenciarse las distintas capas de la pared y cómo, en esta fase, el daño afecta exclusivament e a la íntima. (B) Pieza macroscópica de la bifurcación aorto-ilíaca, apreciándose el engrosamiento intimal. B A Fig. 12.—RM in vivo, imagen potenciada en T2 de la aorta abdominal. (A) pared normal. (B) Hiperintensidad de la pared vascular en la zona de la bifurcación representando la hiperplasia intimal. Nótese cómo esta alteración de la señal afecta a la capa más interna de la pared de la íntima. — Para evaluar las paredes de los vasos hay que seleccionar secuencias de sangre negra. — Evitar los artefactos de flujo mediante bandas de saturación a lo largo de la dirección de flujo o utilizando un doble pulso de inversión selectivo. — Utilizar saturación grasa para suprimir la señal alrededor del vaso y valorar adecuadamente la pared. — Utilizar sincronismo cardíaco en territorios vasculares próximos al corazón. Las secuencias que han demostrado gran utilidad en la caracterización de la placa vulnerable son las secuencias T2 turbo o fast con doble eco (fig. 13), el primero entre 10-20 ms (DP) y el segundo entre 40-80 ms (T2). El núcleo lipídico al estar compuesto de ésteres de colesterol tienen un tiempo T2 corto y será hipointenso en T2 e hiperintenso en DP, lo que permite diferenciar la grasa del calcio que sería hipointenso tanto en DP como en T2 (figs. 14A y 14B). La cápsula fibrosa es hiperintensa en T2 con respecto al núcleo lipídico. Las secuencias eco de gradiente también ayudan a identificar la cápsula fibrosa que rodea al núcleo lipídico. No se ha comprobado la utilidad de las secuencias en fase 112 Fig. 13.—RM in vivo, imagen potenciada en T2, mostrando una placa vulnerable. El centro lipídico tiene una señal hipotensa, mientras que la cápsula fibrosa que la rodea es hiperintensa. Radiología 2003;45(3):107-14 24 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fernández Pérez GC, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen A B Fig. 14.—RM de la aorta abdominal (pieza de necropsia). (A) Secuencia potenciada en T2, mostrando el centro lipídico con una señal baja. (B) Secuencia de densidad protónica, donde el centro lipídico tiene una señal alta no diferenciándose de la cápsula fibrosa. y fuera de fase en la caracterización del núcleo lipídico. Las placas fibrosas son hiperintensas en todas las secuencias (fig. 15). Los estudios de la bibliografía han demostrado una sensibilidad de la técnica de 74% (IC: 50-90%) con una especificidad de 85% (IC: 62-97%) en la caracterización de las placas vulnerables. La prueba es altamente reproducible con un índice de acuerdo interobservador muy bueno (85%), además de ser una técnica que no irradia, pudiendo repetir y observar la progresión o regresión de la placa de ateroma tras el tratamiento realizado8. Fig. 15.—RM, imagen potenciada en T2 mostrando una placa fibrosa con señal hiperintensa en la arteria carótida primitiva derecha (flecha). Otro aspecto relevante que puede tener influencia en la caracterización de la placa vulnerable es el uso de contraste, ya que los conceptos comentados demuestran que en la pared del vaso se produce un fenómeno inflamatorio con presencia de macrófagos que puede ser demostrado con el uso de Gd al mostrar la captación del mismo por el núcleo lipídico (figs. 16A y 16B). También se ha demostrado esta captación con el uso de otros contrastes como el USPIO (ultra small superparamagnetic iron oxided particles) que es captado por el sistema mononuclear-fagocítico y por tanto por los macrófagos de la placa A B Fig. 16.—Placa de ateroma vulnerable en la arteria carótida. RM precontraste (A) y poscontraste (B). Se aprecia un aumento de realce del centro lipídico pudiendo diferenciarse de la cápsula fibrosa que la rodea (cápsula fibrosa fina). 25 Radiología 2003;45(3):107-14 113 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Fernández Pérez GC, et al. Fisiopatología de la placa de ateroma y sus implicaciones en la imagen de ateroma, como demostraron Schmitz et al, quiénes lo observaron incidentalmente en las exploraciones realizadas para estadificar las adenopatías de pacientes con neoplasias vésico-prostáticas19. Este hallazgo refleja la capacidad de la RM para demostrar la actividad de la placa de ateroma y en especial la de los macrófagos contenidos en ese centro lipídico. Sería por tanto un marcador de actividad de la placa. Este comportamiento abre importantes expectativas de futuro, al observar como influyen los distintos tratamientos en la actividad y por tanto progresión o regresión de la placa de ateroma. CONCLUSIÓN La RM emerge como el método diagnóstico de elección para la caracterización de la placa de ateroma en diferentes territorios vasculares. Además identifica las placas de alto riesgo que preceden a la aparición del episodio cardiovascular agudo, abriendo importantes expectativas en un tratamiento de prevención antes de que la enfermedad isquémica ocurra. Las secuencias potenciadas en T2 muestran con mayor resolución la placa tanto en su morfología como en su composición. Sin embargo, no está exenta de limitaciones, debido al calibre de los vasos de pequeño tamaño y a artefactos de movimiento como ocurre en las coronarias y especialmente en sus ramas distales. Nuevas técnicas diagnósticas como la TC multicorte permitirán estudiar de forma más exacta las coronarias al permitir un grosor de corte por debajo de 1 mm y la posibilidad de eliminar los artefactos de movimiento debidos al latido cardíaco. AGRADECIMIENTOS Agradecemos a nuestros técnicos de la Unidad de Resonancia Magnética: Otilia Rodríguez, Carmen Lameiro, Ana Carpintero y Marta Silva, su gran cooperación e increíble implicación en este tema, colaborando en la mejora de las secuencias y obtención de las imágenes. BIBLIOGRAFÍA 1. Keller N, Grogan M, Sopko G, Sutton-Tyrrell K. Long-term prognostic value of clinically evident noncoronary vascular disease in patients undergoing coronary revascularization in the Bypass Angioplasty Revascularization Investigation (BARI). Am J Cardiol 1998; 81:375-81. 2. O’Leary DH, Polak JF, Kronmal RA, et al. carotid-artery intima and media thickness as a risk factor for myocardial infarction and stroke in older adults. N Engl J Med 1999;340:14. 114 3. Shavelle DM, Budoff MJ, LaMont DH, Shavelle RM, Kennedy JM, Brundage BH. Exercise testing and electron beam computed tomography in the evaluation of coronary artery disease. J Am Coll Cardiol 2000;36:32-8. 4. Budoff MJ, Lane KL, Bakhsheshi H, Mao S, Grassmann BO, Friedman BC, et al. Rates of progression of coronary calcium by electron beam tomography. Am J Card 2000;86:8-11. 5. Vogl TJ, Abolmaali ND, Diebold T, et al. Techniques for detection of coronary atherosclerosis: Multi-detector row CT coronary angiography. Radioloy 2002;223:212-20. 6. Fuster V. Avances en el diagnóstico por resonancia magnética de la enfermedad arterial. Rev Esp Cardiol 2001;54(Supl 1):2-7. 7. Pohost GM, Fuisz AR. From the microscope to the clinic MR assessment of atherosclerotic plaque. Circulation 1998;98:1477-8. 8. Sefarty JM, Chaabane L, Tabib A, Chevallier JM, Briguet A, DoueK PC. Atherosclerotic plaques: classification and characterization with T2-weighted high-spatial-resolution MR imaging. An in vitro study. Radiology 2201;219:403-10. 9. Helft G, Worthley SG, Fuster V, Fayad Z, Zaman AG, Corti R, Fallon JT, Badimon JJ. Progression and regression of atherosclerotic lesions. Monitoring with serial noninvasive magnetic resonance imaging. Circulation 2002;105:993-8. 10. Fuster V, Badimon L, Badimon J, Chesebro J. The pathogenesis of coronary artery disease and the acute coronary syndromes. N Engl J Med 1992;326:242. 11. Glagov S, Weisenberg E, Zarins CK, et al. Compensatory enlargement of human atherosclerotic coronary arteries. N Engl J Med. 1987;316:1371-5. 12. Zhao X, Yuan C, Hatsukami T, et al. Effects of prolonged intensive lipid-lowering therapy on the characteristics of carotid atherosclerotic plaques in vivo by MRI. Arterioscler Thromb Vasc Biol 2001;21: 1623-29. 13. Fuster V, Stein B, Ambrose JA, et al. Atherosclerotic plaque rupture and thrombosis: envolving concepts. Circulation 1990;82:147-59. 14. Falk E, Shah PK, Fuster V. Coronary plaque disruption. Circulation. 1995;92:657-71. 15. Moreno PR, Falk E, Palacios IF, et al. Macrophage infiltration in acute coronary syndromes. Implications for plaque rupture. Circulation 1994;90:775-8. 16. Yuan C, Zhang S, Polissar NL, et al. Identification of fibrous cap rupture with magnetic resonance imaging is highly asociated with recent transient ischemic attack or stroke. Circulation. 2002;105:181-5. 17. Sukhova GK, Schönbeck U, Rabkin E, Schoen FJ, Poole AR, BillinghurstRC, et al. Evidence for increased collagenolysis by interstitial collagenases-1 and -3 in vulnerable human atheromatous plaques. Circulation 1999;99:2503-9. 18. Corti R, Fuster V, Badimon J, Hutter R, Fayad Z. New understanding of atherosclerosis (clinically and experimentally) with evolving mri technology in vivo. Ann N Y Acad Sciencies 2001;947:181-98. 19. Schmitz SA, Taupitz M, Wagner S, Wolf KJ, Beyersdorff D, Hamm B. Magnetic resonance imaging of atherosclerotic plaques using superparamagnetic iron oxide particles. J Magn Reson Imaging 2001; 14:355-61. Radiología 2003;45(3):107-14 26