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Juristas avisan de que la sentencia es
“increíble”
Catedráticos y abogados consideran amenazada la
independencia de los magistrados
PERE RUSIÑOLBARCELONA10/02/2012 02:20 Actualizado: 10/02/2012 02:20
Un magistrado del Tribunal Supremo sentado en estrados. Mónica Patxot
La sentencia que condena a Baltasar Garzón y le expulsa de la carrera judicial cayó ayer
como una bomba entre los juristas progresistas. Pero era una bomba que se sabía
inexorable, más allá del juicio y de la ley. "Es la crónica de una muerte anunciada",
subrayó el catedrático de Derecho Penal Hernán Hormazábal.
"Es una sentencia innecesariamente larga, con una exuberante cita de doctrina
jurisprudencial, pero con un problema muy perturbador para el sistema: se le dice a los
jueces que la interpretación de la jurisprudencia puede dar lugar a prevaricación",
advierte José Antonio Martín Pallín, exmagistrado del Supremo.
Varios expertos temen los efectos sobre instrucciones en marcha
El efecto pernicioso que esta condena puede tener para el trabajo cotidiano de los
magistrados es precisamente uno de los aspectos más subrayados por los juristas
consultados por Público, que coinciden en calificarla de "increíble": "Lo que hay aquí
es un mensaje para todos los jueces: cuidado con lo que hacéis porque si os saltáis el
guión os arriesgáis a que se os considere prevaricadores", advierte Jaume Asens, de la
Comisión de Defensa del Colegio de Abogados de Barcelona, quien considera que la
sentencia, aunque emane del Alto Tribunal, es "un ataque a la independencia de los
jueces".
"Doble vara"
"Se consolida una doble vara de medir en Derecho Penal. Una, exquisita para los
amigos y la otra, durísima para los adversarios", agrega Asens, que considera "un
sarcasmo" que se utilice como "excusa" el derecho fundamental a la defensa para
liquidar la carrera judicial de Garzón.
Vinculan la condena al impacto internacional de la causa de la memoria
"Lo que los jueces del Supremo han dejado claro es que es un peligro investigar a los
poderosos. Y lo que ya es el colmo es que la sentencia coin-cida además con que el
Poder Judicial esté investigando al juez que instruye la causa de Iñaki Urdangarin",
concluye.
También Cristina Almeida mostró específicamente su indignación por el hecho de que
se haya condenado a Garzón por atropellar un derecho fundamental como el de defensa:
"Se ha buscado dar apariencia de juridicidad, como si realmente estuvieran preocupados
por el derecho de defensa", apunta la abogada.
Y añade, indignada: "Bajo la capa de la protección de derechos fundamentales, lo que se
acaba defendiendo es la posibilidad de delinquir de unos sinvergüenzas". "Yo y muchos
otros luchamos por el derecho de defensa como no lo hizo ninguno de estos magistrados
del Supremo, pero ello no tiene nada que ver con aprovecharse de la condición de
abogado para ayudar a delinquir", concluye.
Human Rights Watch atribuye la sentencia a "represalias"
Efecto inmediato
Los efectos en el día a día, advierte por su parte el abogado Gonzalo Boye, empezarán a
notarse inmediatamente en las investigaciones que tienen en marcha muchos jueces: "El
Supremo ha sentado un precedente del que se puede arrepentir muy pronto, habida
cuenta la gran cantidad de actuaciones que se realizan a diario en muchos juzgados de
España", recalca.
Por su parte, Mercedes García Arán, catedrática de Derecho Penal de la Universitat
Autònoma de Barcelona (UAB), insiste en que no se aportan razones jurídicas que
justifiquen la condena: "Por mucho esfuerzo que se haga, es evidente que no logra
sostenerse la acusación de prevaricación", apunta.
"La prevaricación sólo es posible cuando la actuación del juez es completamente
insostenible, sin ninguna posible explicación jurídica. Es evidente que nunca puede
darse este supuesto cuando la misma decisión ha sido avalada después por otro juez
instructor [Antonio Pedreira], por la Fiscalía y por un magistrado en un voto particular y
sólo se persigue a uno de ellos", insiste García Arán.
"Un sinsentido"
Hormazábal, también catedrático de Derecho Penal, aporta el mismo argumento que su
colega. Y añade la característica de la "contaminación increíble, con jueces que juzgan
mientras instruyen causas contra la misma persona" para concluir que en este caso, la
redacción concreta de la sentencia es casi lo de menos: "Es exactamente lo que esperaba
todo el mundo: un sinsentido que no tiene ni pies ni cabeza, pero que no ha sorprendido
a nadie".
La mayoría de los juristas consultados coinciden en un punto: el juicio por las escuchas
de la Gürtel debía acabar sí o sí en condena, más allá de los argumentos jurídicos,
porque expulsar a Garzón de la magistratura por la causa del franquismo comportaría un
"escándalo internacional". "De las tres causas simultáneas, esta es la que tenía más
posibilidades de construir una sentencia condenatoria más técnica, aunque no haya
rastro jurídico de prevaricación", apunta García Arán.
"El Supremo necesitaba una sentencia condenatoria antes de la causa de la memoria
histórica y, aunque está completamente fuera de lugar, la de las escuchas es la única que
tenía posibilidades de construirse desde el punto de vista técnico", le secunda
Hormazábal.
Reed Brody, el observador que Human Rights Watch ha desplazado a Madrid para
seguir los juicios, se alineó con la interpretación de la causa única para apartar al
magistrado, con tres patas formales: "Los enemigos de Garzón lograron su objetivo.
Ante la acumulación simultánea de acusaciones contra Garzón, subsiste el temor de que
haya sido objeto de represalias por su actuación en varios casos controvertidos".
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