ASPECTOS IDEOLÓGICOS EN LA EXPERIENCIA RELIGIOSA CATÓLICA: EL MOVIMIENTO CRISTIANO COMO AGENTE LIBERADOR PARA UNA ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD EMMA ALEYDA MONTAÑA ROA PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA BOGOTÁ 2014 ASPECTOS IDEOLÓGICOS EN LA EXPERIENCIA RELIGIOSA CATÓLICA: EL MOVIMIENTO CRISTIANO COMO AGENTE LIBERADOR PARA UNA ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD EMMA ALEYDA MONTAÑA ROA TRABAJO DE PROYECTO DE GRADO PARA OPTAR POR EL TITULO DE LA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA DIRECTOR OSCAR ALBEIRO ARANGO ÁLZATE PONTIFICIA UNIVERSIDAD JAVERIANA FACULTAD DE TEOLOGÍA LICENCIATURA EN TEOLOGÍA BOGOTÁ 2014 Nota de aceptación _______________________________ _______________________________ _______________________________ _______________________________ PRESIDENTE DEL JURADO _______________________________ JURADO ________________________________ JURADO FECHA DE ENTREGA: “la universidad no se hace responsable por los conceptos emitidos por los alumnos en sus trabajos de tesis, solo velará porque no se publique nada contrario al dogma o a la moral católica y porque la tesis no contengan ataques personales, antes bien, se vea en ella el anhelo de buscar la verdad y la justicia” Reglamento general de la Pontifica Universidad Javeriana, Art 23. Resolución No 13 del 16 de Junio de 1997 CONTENIDO Página INTRODUCCIÓN ……………………………………………………………………. 1 CAPITULO I LA IDEOLOGIZACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA Y SU COMPONENTE ALIENANTE …………………………………………………………………………. 1.1 Cultura y Religión ………………………………………………………………… 1.2 Los fines culturales afectan la religión católica …………………………………... 1.3 El movimiento religioso como ocupación dominante …………………………….. 1.4 Ideología y apetencias humanas …………………………………………………... 1.5 La ideología religiosa y sus alienaciones…………………………………………. 7 7 10 13 15 18 II JESÚS Y LA RELIGIÓN: DEL TALANTE IDEOLÓGICO AL TALANTE LIBERADOR …………………………………………………………………………. 2.1.1 El movimiento Judío y sus alienaciones ………………………………………... 2.1.2 Religiosidad del siglo I en Palestina ……………………………………………. 2.1.3 El templo, el culto y lo ritual…………………………………………………….. 2.1.4 Principales instituciones Judías …………………………………………………. 2.1.5 Principales movimientos religiosos …………………………………………….. 2.2 La religiosidad de Jesús: el Reino de Dios ……………………………………….. 2.2.1 El bautismo de Jesús…………………………………………………………….. 2.2.2 Jesús y el templo ………………………………………………………………... 2.2.3 Jesús, las prácticas religiosas y la pureza ……………………………………….. 2.2.4 Jesús y las instituciones …………………………………………………………. 2.2.5 La religiosidad del Reino………………………………………………………... 2.2.6 El Profetismo de Jesús ………………………………………………………… 25 25 27 27 30 33 34 35 38 40 41 44 45 CAPITULO III ASUMIR EL TALANTE LIBERADOR DEL REINO: ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD ………………………………………………………….. 3.1 El discernimiento en la propuesta cristiana……………………………………….. 3.2 La libertad en Jesús, una opción cristiana ………………………………………… 3.3 La fe: restablecimiento de la conducta humana …………………………………... 3.4 La fe que libera ……………………………………………………………………. 3.5 Adoración en Espíritu y en verdad………………………………………………… 49 50 56 59 64 68 4. CONCLUSIONES FINALES Y LINEAMIENTOS ……………………………… 71 BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………… 75 ASPECTOS IDEOLÓGICOS EN LA EXPERIENCIA RELIGIOSA CATÓLICA: EL MOVIMIENTO CRISTIANO COMO AGENTE LIBERADOR PARA UNA ADORACIÓN EN ESPÍRITU Y EN VERDAD INTRODUCCIÓN Dentro de una concepción de Dios, el ser humano está llamado a vincular un estado de vida espiritual que le dé apertura a comunicarse de una forma humanitaria con los demás y el cosmos. Dando cumplimiento a ello, los movimientos religiosos en especial la Iglesia católica está llamada a concretar esta relación entre los individuos y a buscar formas de trascendencia en lo real. Sin embargo, cuando la fe queda supeditada en otros intereses que desvirtúan esa búsqueda espiritual como la ideología mal encausada que no favorece al ser humano, la búsqueda de la dominación de masa, el crear gobiernos religiosos que subyuguen, la justificación de procederes en nombre de Dios entre tantos indicios más, que hoy en día se ve, se presentan como fuentes alienadas a fines lejanos del evangelio. Este acontecer crea ruptura en la forma de entender la existencia y debido a eso es que se generan dioses a la medida de cada uno. Esta forma de pensamiento, introduce una fe ciega que no responde a los criterios de la vida cotidiana y aleja la fe existencial, predominando la fe oficial; como consecuencia de esto, la propuesta cristiana cada vez se ve como un ideal utópico. Esta fe oficial se reduce a meras normativas, dogmas y ritualismos que subyugan una condición humana y aleja la importancia de un trabajo personal necesario para una fe experiencial. De este modo la pregunta a desarrollar sería: ¿Cómo los elementos ideológicos dominantes que la religión católica ha tomado de la cultura y de la religión judía ha afectado la fe católica y la relación personal del creyente con Dios? ¿Cuáles son los aportes que el movimiento de Jesús hace desde la perspectiva liberadora del discernimiento para recobrar la relación del creyente con Dios y redimir la adoración en espíritu y verdad? 1 Sin embargo, este trabajo no pretende dejar por sentado propuestas que den solución al problema anteriormente planteado, más bien, pretende cuestionar una forma de proceder de la institución y el cómo esto tiene implicaciones con la fe de las personas cuando se ve abarcada por los fluentes ideológicos; por esto indagar en el movimiento cristiano contribuye a tener una mirada crítica frente a lo que acontece. Por este motivo entrar en caminos como el discernimiento, la oración y la escucha de la conciencia, son necesarios para cultivar el ser profético de Jesús, pero esto no es posible si no en la medida en que cada persona tome conciencia de su propia realización y el compromiso que tiene frente a una sociedad. En este sentido la tarea del teólogo debe situarse en la capacidad de hacer reflexión a todos y especialmente los menos favorecidos pero no corresponde dar soluciones porque si fuese así se caería en el mismo circulo vicioso de movernos por determinismos; más bien las personas deben darse cuenta por ellas mismas hasta donde están vinculadas con las ideologías de modo que el discernimiento pasaría a ser el elemento primordial en el escrito porque él es quien contribuye a la transformación de la mente, del sentir y el actuar, si eso no pasa, no hay proceso formativo de la fe. El teólogo por su parte debe contribuir al proceso de discernimiento en las personas en la medida en que contribuya a mirar la realidad de forma distinta, por esto, esta reflexión se realiza con el fin de dudar de todo lo que parece tácito y que perjudique al ser humano y contribuya a tomar una postura con miras a modificar el pensamiento, ordenándolo de manera distinta, busca una transformación de actitudes y emprender un cambio de valores que se presentan en la actualidad. Es bien sabido que este proceso no es fácil porque duele y requiere sacar a las personas de sí mismas y reconocer que las ideologías son envolventes, discretas y se sostienen por la cultura; en este sentido involucrar a las personas en el proceso de discernimiento y una mirada crítica de lo que en la actualidad se vive desde la propuesta de Jesús es elemental. Solo haciendo caer en la cuenta del agente dominador de la cultura y su influencia con voz profética y cuestionar ambigüedades comprometen a las personas desde ellas mismas. En este sentido el desarrollo del escrito va con miras a rescatar a la persona por sí misma y que ella decida su proceder, en otras palabras a que busque su libertad cristiana mediante el discernimiento aun cuando nunca tengamos claridad en las cosas, porque solo en la medida que se actúe con autonomía interiorizada se puede llegar a la adoración en espíritu y verdad. 2 Algunos pronunciamientos de la iglesia católica ya han hecho mención de lo que aquí se desarrolla: en breve pondré tres apartados que acercan al conjunto del pensamiento que se mueven en los capítulos precedentes. El concilio Vaticano II con la constitución dogmática sobre la iglesia Lumen Gentium asume que todo ser humano en su estado de vida (casado, soltero, viudo, religioso) recibe un llamado del Señor a perseverar en la perfección de la santidad del Padre cada uno por su camino. Así también de Cristo se hereda la misión profética de difusión de testimonio de vida con un sentido sobrenatural de la fe de la que se hace participes los laicos. Con este indefectiblemente a la fe confiada de una vez para siempre a los santos» (Judas 3), penetra más profundamente en ella con juicio certero y le da más plena aplicación en la vida, siendo ella la verdadera palabra de Dios (cf. 1 Ts 2,13). Ranher1 asume que el ser humano de hoy vive en función de unificar todo haciendo que todo gire en relación a ser maquinaria de trabajo y desde allí las artes, la religión, la amistad, pasa a ser medios de su existencia laboral; pero esto lo lleva a caer en el peligro de no querer ser más que de hoy. De esta forma, estas realidades van perdiendo significación de sentido donde entra en juego la fatalidad de la existencia por segarse a la diversidad de realidades que conviven con él. La auténtica “diosincrasia” del hombre vive también de la entera realización de la vida, lo contrario se vuelve inhumano. Que cada uno de sus momentos sea diverso de los otros y no pueda, sin embargo, ser sin el otro, es propio de los misterios de una existencia finita. En este sentido y bajo esta peculiaridad no se puede pensar en que la religión sea una base sólida. Si un hombre no fuese plena y auténticamente hombre, músico, amante, hombre que deja surgir ante sí los últimos misterios de la existencia: la finitud, el miedo, la beatitud de lo bello, la muerte y cuales sean las potencias de la existencia humana, no podría ser hombre ni mucho menos religioso. Siendo así la auténtica religión para con Dios, misterio de la existencia que todo lo sustenta y alberga, no es desde luego un fragmento regional de la vida sino su unidad originaria2. 1 2 Rahner, Karl. Los cristianos anónimos. Salamanca: Taurus 1967. P 15-17. Ibíd. 3 Los cambios de tiempos en los que se enfrentan las sociedades del mundo, han dado un giro en la mentalidad de las personas. Este paso agigantado ha hecho que se tejan ideologías que permitan combatir el régimen y posibiliten la economía, la política, la religión, la sociedad y crear paz a partir de la distribución de funciones. Este cambio social ha adquirido un dominio invadiendo todos los espacios del ser humano y su actividad. Las sociedades a lo largo de la historia han aprendido a ser conscientes de su incapacidad de proporcionar los conjuntos axiológicas que regirán a los colectivos, como consecuencia de esto tampoco hay murallas en lo moral3. Para desarrollar este trabajo monográfico es necesario abordar las siguientes categorías que le dan estructura y solidez a la propuesta: Cristianismo: movimiento generado por Cristo donde se renuevan las relaciones de Dios y el ser humano ordenadas en forma de sociedad concreta. Este movimiento es personal y comunitario al mismo tiempo. Además es designado como doctrina de Cristo 1Tim 6,1; como camino Hch. 16,17; como camino de verdad 2Pe 2,2; como camino de salvación Hch. 16,17; como camino de justicia 2Pe 2,21; en estas denominaciones, camino significa el conjunto de principios por los que ha de regirse la vida de los hombres según la doctrina de Jesús4. Fe: significa la actitud del hombre frente a Dios. Esta actitud implica el asentamiento de la inteligencia, la confianza del corazón y la obediencia de la voluntad. Es el amor activo además del conocimiento5. La profesión de fe, más que palabras pronunciadas es un testimonio de una vida que sale de sí, es la forma de comunicar un mundo interno. Siendo así podemos afirmar que los enunciados no son objeto de fe, porque los tiempos han hecho variar los enunciados6. En este escrito se hará la distinción entre fe oficial que se entenderá 3 Corbí, Mariá. Hacia una espiritualidad laica sin creencias, sin religiones, sin dioses. Barcelona: Herder 2007. P 15-21 4 Diccionario de la biblia. Barcelona: Herder 1963 5 Diccionario de la biblia. Barcelona: Herder 1963 6 Journet, Charles. El dogma camino de la fe. Vall Andorra: Casal I 1964. 4 como acogida de normas, dogmas, ritos y criterios de la religión católica y la fe existencial que es el impulso que todo ser humano lleva consigo en busca de Dios. Ideología religiosa: La ideología es definida como un conjunto de creencias e ideas individuales, grupales o sociales que determinan al sujeto y lo colocan en una realidad existente de manera particular. Las funciones más elementales de la vida religiosa se pueden resumir en estas: * Cosmovisión o interpretación del mundo: origen, sentido, destino, salvación… * Función económica y de control. Aparición del capitalismo. * Función psicológica, de estabilidad emocional, dirigida al individuo: sentido a la vida, salvación individual mediante la gracia, integración en la comunidad celeste mediante la salvación. Las ideologías ven el mundo como algo estático. Es por este hecho que cualquier ideología se ve a sí misma como la depositaria de las ideas que pueden resolver cualquier problema de la sociedad, ya sea presente o futuro7. Cultura: Conjunto de saberes, creencias y pautas de conductas de un grupo social, incluyendo los medios materiales (tecnología), que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo. El desarrollo del escrito fue motivado y se realizó por medio de una hermenéutica documental desde la cual se abordan una serie de fenómenos actuantes en la iglesia católica, con el propósito de señalar los rasgos particulares en que se estructuran la ideología en ella y sus consecuencias. En un segundo momento se realiza una confrontación con la propuesta de Jesús desde la visión histórica y el dato evangélico. Finalmente, se hace una propuesta liberadora de esa ideologización institucional partiendo del discernimiento para llegar a la apropiación del sentido del discernimiento como adoración en espíritu y verdad. 7 www.buenastareas.com 30-01-2014 5 Por ello, este trabajo quiso desarrollar los siguientes objetivos: Analizar cómo la iglesia católica ha estado afectada por componentes ideológicos culturales que han alienado la fe y la libertad, a la vez que han afectado la relación de los creyentes con Dios. Identificar cómo Jesús responde al movimiento ideológico del judaísmo de su época unido al valor cristiano del discernimiento, siendo este camino actualizado para recobrar la relación de adoración en Espíritu y verdad. Desde los siguientes objetivos específicos que fueron configurando los pasos metodológicos y la estructura de los capítulos: Identificar la influencia del componente cultural que afecta a la religión católica y ha generado ideologías dominantes que causa alienación de la fe cristiana. Visualizar como el judaísmo del siglo I generó un componente ideológico propio en sus estructuras e instituciones religiosas y como Jesús respondió desde la propuesta del Reino a esta situación. Mostrar como la vía cristiana a través de valores como el discernimiento es respuesta actual, camino liberador y renovador de la fe ante las alienaciones e ideologías de la cultura y la religión dominante. Finalmente, este trabajo se estructura de la siguiente manera: en el capítulo I se analiza tres aspectos fundamentales, el primero cómo la religión se deja permear por la cultura y su ideología, segundo los componentes ideológicos dentro de la religión católica y tercero los frutos de esa ideologización como alienantes de la fe. En el capítulo II se muestra a partir de la religiosidad judía del siglo I, cómo influía esta ideologización en la religiosidad del pueblo Israelita y con ello, la confrontación de Jesús frente a esto con su propuesta del Reino de Dios. En el capítulo III se hace una valoración liberadora de la propuesta de Jesús a partir de valores cristianos tales como: el discernimiento, la libertad, la fe, para llegar a una adoración en espíritu y verdad. Finalizando con una síntesis de donde se desprenden unas vías de acción o lineamientos con relación a la propuesta del escrito en general. 6 CAPÍTULO I LA IDEOLOGIZACIÓN DE LA IGLESIA CATÓLICA Y SU COMPONENTE ALIENANTE Este capítulo se propone dar una mirada a la estructura institucional religiosa católica, con el fin, de acercarnos a las posibles ideologías que se asocian a ella y desde una mirada crítica, determinar cómo la cultura con sus ideologías inciden en ella y puede llegar a afectar la credibilidad de las personas y su fe; puesto que hoy en día, se ha despertado la conciencia espiritual al interior de las sociedades y de la iglesia católica. Aún más, los cambios tan rápidos en las sociedades, en el campo tecnológico, el campo científico y con la velocidad con que estos se incorporan en las culturas, han hecho que se diluya el horizonte de sentido del ser humano. De igual forma, se trata de tomar conciencia de que la estructura religiosa es un camino primario de formación en la fe y de la existencia. Por otra parte, hay que entender que la religión institucional, no es en sí misma el encuentro con Dios, por lo tanto puede ser manipulada por otro tipo de estructuras que generan una ruptura del pensamiento religioso. Antes de dar una mirada a esta ruptura, es importante hacer un breve análisis de cómo se ha llegado a esta situación, y cuáles han sido los cambios más significativos en el desarrollo de la vida frente a la modernidad, factor que se impone al interior de los sistemas sociales actuales; que a la vez influye notablemente en las creencias y comportamientos humanos que finalmente son los que reafirman y dan sentido a una forma de vida en cualquier cultura. 1.1 Cultura y religión Cuando se piensa en cultura, de los cuestionamientos más frecuentes que se tienen, son los cambios que se han dado en algunos aspectos de la vida, por ejemplo, las formas de relación y en algunos valores que han perdido sentido; a pesar de ello, en el aspecto religioso y espiritual del ser humano, han generado comprensiones distintas de entender la religión de diferente forma. Más aún, adentrándose en la realidad social, se puede apreciar que tiene objetivos y desarrollos distintos; por lo tanto, muchas formas de sentir la religión son desplazadas en la actualidad. Pero, ¿cuál es la causa de este desplazamiento? 7 Leayendecker dice que el mundo parte de la idea de que “la sociedad es obra del hombre, y que desde temprana edad los individuos se van familiarizando con lo aprendido de los cambios culturales y sociales, donde no hay distinción entre naturaleza y cultura”8. Por lo tanto, el desarrollo de la personalidad se construye dentro de una sociedad9. Este dato es importante porque la configuración humana se basa en la vivencia que se establece en las sociedades, es decir, a tal sociedad tales individuos. De ésta manera, el pensamiento de las personas, se ordena en la medida en que la visión del mundo se va haciendo estable, esto indica que la aprobación de los mismos individuos es la que va dando a la misma cultura un horizonte. Su desarrollo en determinado sentido, es lo que permite que una cultura subsista y se encamine a un fin. De esta manera, se van generando adaptaciones en las formas de vida que se mantienen en espacios de tiempo considerables o cambios de épocas. Entonces, se puede decir que, según el esquema de pensamientos que se implanta en la sociedad así mismo se determina al ser humano. Cuando estos esquemas toman fuerza en el desarrollo de la comunidad, y por supuesto en la existencia humana, se van asumiendo como normativas de vida, según lo dicho por Durkheim10. Cuando se observa cada movimiento en la cultura, se aprecia que lo aceptado por una comunidad se consolida en el pensamiento y se asimila en esquemas que forman la experiencia humana. De esta manera, la aceptación de los datos culturales se concretizan en medio de la cotidianidad. Es decir, si la experiencia de un grupo humano se sitúa únicamente en lo tecnológico, la experiencia es tecnológica y pasa a ser parte de la vida cotidiana. De tal forma, que un cambio de paradigma modifica el pensamiento con nuevos códigos mentales y se estructura una visión distinta a la que anteriormente se tenía establecida. En síntesis, si cambia la perspectiva también cambia la forma de pensar, las costumbres, los hábitos, las creencias, entre otras cosas. De acuerdo con esto, lo que en un momento era considerado como absoluto, pasa ahora a un segundo plano y se llena de 8 L. Laeyendecker. El punto de vista sociológico en el problema de la secularización. Revista Internacional Concillium de Teología: año 5 tomo 3 Num 47 (jul-dic) 1969 páginas 91-114. 9 Ibid. P 91 10 E. Durkhein, Les regles de la methode sociologique, París 1963, 3-15. En: Revista Internacional Concillium de Teología: año 5 tomo 3 Num 47 (jul-dic) 1969 pagina 12. 8 sentido una nueva forma de vida. Entonces todo el referente humano queda consolidado con lo que se le dio cabida en la cultura o sociedad11, y lo anterior queda relativizado. Esta forma de ver la existencia, da un giro a la idea de tradición y permite dimensionar la realidad de una forma distinta, lo que cuestiona el accionar religioso del ser humano. Rahner afirma que desde el punto de vista espiritual, la religión católica es muy pobre porque se ha quedado solo con los cleros y la vida consagrada12; quienes a su vez discriminan a otros sectores de la población al hacer una división entre clérigos, consagrados y laicos. De esta forma se jerarquiza y da prioridad a algunos sectores sociales en contraposición a otros que resulta ser menos favorecidos13. Esta situación, en muchas ocasiones, no tiene en cuenta la diversidad de pensamiento y la igualdad que debe caracterizar a una iglesia pueblo de Dios. La jerarquización y la sacralización o división entre laicos y clérigos trae como consecuencia que el concepto de lo sagrado este monopolizado por las jerarquías y una fe incipiente en la comunidad cristiana. En este orden de ideas, se puede afirmar que el sistema crea toda una cosmovisión de la existencia, de la vida ligada a unas formas alienadas de pensamiento. Por ejemplo, la forma reglamentaria de proceder: “esto se hace así”; la creación de mitos rudimentarios, en forma de proverbios, refranes, leyendas y sabiduría popular, en frases como: no se cae una hoja de un árbol sin la voluntad de Dios. De este modo, se establece una filosofía de la vida que la abarca y apunta hacia los más amplios panoramas14. Como se puede apreciar, hay un mundo que se conforma y crea su propio movimiento, que afecta a las personas, la cultura y su creencia religiosa. De lo anterior se pode afirmar que el ser humano no es ajeno a toda una relación con su entorno y que seguramente se deja afectar por movimientos dominantes, de los cuales no siempre es consiente; de tal forma, que la religión católica incorporada en una cultura semejante, corre el riesgo de ser afectada por ella; por esto es importante diferenciar entre religión como experiencia 11 Ibíd. P 12 Velasco, Juan Martin. La experiencia de Dios Hoy. Revista, Manresa: espiritualidad ignaciana Vol. 75 No 294 Enero-Marzo 2003. P. 5- 35 13 Ibid. P. 6 14 E. Durkhein, Les regles de la methode sociologique, París 1963, 3-15. En: Revista Internacional Concillium de Teología: año 5 tomo 3 Num 47 (jul-dic) 1969. P. 14 12 9 humana y religión como estructura eclesial; al aclarar esta diferencia es posible analizar qué corresponde a la estructura y qué es realmente la religiosidad humana. 1.2 Los fines culturales afectan la Religión Católica La religiosidad de un pueblo se inscribe en un conjunto de ideas aprobadas socialmente y atraviesa todo el proceso de realización humana; es así como cada cultura entiende, crea sus divinidades y las concreta como forma de vida, situación a la que el cristianismo no escapa. Cabe anotar, que cualquier validez de pensamiento y forma de vida se termina cuando la cultura pierde sentido, porque esta es la que le da consistencia a su creencia; propuesta igualmente válida para la religión institucional. Así pues, cada religión corre el peligro de caer en ideologías, ya que estas se establecen con mayor fuerza en el sentir del pueblo. De tal forma que la tentación de la religión católica como estructura institucional es dejarse permear por ideologías que impone la cultura. De esta manera, puede quedar fragmentada a la vez que hay un cambio significativo en el sentir religioso en los fieles. Si es posible la fragmentación también es posible una de-construir o modificar esquemas elaborados que comprometen las formas de vida y pasar a nuevos esquemas de comportamientos; por consiguiente, es posible considerar nuevos ideales de realización y nuevas búsquedas existenciales15. Específicamente, en el caso de la religión católica que ha sido implantada en el marco de la cristiandad, se da por entendido que una persona pertenece a la institución pero no necesariamente por una vivencial experiencia sino por una tradición cultural. El fenómeno de la cristianización se implanto en el continente latinoamericano como producto de la conquista, en el proceso se eliminaron muchas de las tradiciones religiosas aborígenes. Como se trata de un imperativo social y cultural se puede deducir que el sistema religioso católico como no ha tenido una sólida estructura personal, experiencial y vivencial, es un sistema muy frágil; de tal forma, que permite que otros sistemas entren y permeen la institución y la existencia de sus seguidores, situación que se observa fácilmente en la vida cotidiana. 15 Ibíd. P. 15 10 Los ideales y la cultura inciden en la religión, por lo tanto, es sano dudar y discernir cómo su influencia afecta la religiosidad cristiana; de tal forma que se puede prevenir que las fuerza sociales se depuren en los aspectos que no hacen parte de la forma religiosa, de sus fines originarios, de su vida experiencial e incluso institucional. En este sentido, si lo cultural y lo ideológico pueden afectar la vivencia religiosa, es también prudente una distancia entre religión y estado, sin llegar a desconocer lo político, pues como organismo integrador aporta valores. Es de resaltar que la religión es un estadio integrador del ser humano que le permite desarrollar su vida cotidiana en los roles determinados. La cotidianidad de la vida dentro de una sistema socialmente organizado se mueve en varios campos: económico, laboral, político, familiar, trascendental, etc. Lo religioso pertenece a este último círculo, que en una cultura globalizadora e individualista queda relegado de lo social, pasa a ser parte de lo privado y personal. La parte trascendental que todo ser humano tiene y que va en busca, se inscribe en una realidad supra empírica16, que en su mayoría es asumida por una institución religiosa y que socialmente es aceptada como “camino” para llevar a una vida espiritual y desarrollada mediante un modo de fe. La religión cuando cae en el campo idealista, se vuelve dominante, con lo cual asume la mentalidad ideológica que adopta de la cultura y de esta manera subyuga al ser humano. Usualmente, el sistema se incorpora por medio de normativas o leyes que conforman redes estructurales; la participación religiosa queda dependiente de conceptos institucionales y aprobaciones clericales, en donde sus dirigentes determinan que es lo malo o lo bueno, tanto en sus designios normativos, creencias, como en los rituales; de esta manera, se mezcla el idealismo con las propias voluntades de los jerarcas que en última instancia fragmenta la experiencia con el Dios de la vida en los creyentes. Una experiencia de Dios fragmentada e inmadura se limita a la mera forma religiosa que queda en una serie de prácticas, rituales y principios normativos, opacando el verdadero sentido y existencia del ser humano porque no responde a situaciones concretas de la vida, 16 Ibíd. P 16 11 por lo tanto, no da respuesta a una experiencia espiritual verdaderamente vivida. En otras palabras, la misma estructura religiosa proporciona los medios de abandono de sus creyentes, esto sucede cuando las fuentes ideológicas permean sin discernimiento, ni crítica alguna a la forma religiosa. Sin embargo, la connotación de religión, sigue teniendo gran estima en el mundo occidental, de allí la fijación de las personas en sus mentes de estar vinculada a una, situación que se da más por un ideal mismo que por una verdadera experiencia trascendental. Lingüísticamente, en occidente, la religión se entiende como realidad supra humana e incluye la noción de iglesia que es entendida como una filosofía de vida, dotada de su correspondiente infraestructura social; más aún, religión tiene un carácter teísta, dualista y eclesiocéntrico17. Sustentado en este carácter, tiempo atrás, el concilio Vaticano I ha podido declarar que fuera de la iglesia no hay salvación, con lo cual equiparó a la deidad con la forma de actuar de la institución e incluso monopolizó la presencia de Dios a una única religión; de allí que la voluntad de la religión como institución se asocie con la voluntad de Dios. Esta imagen crea deformaciones a la hora de interpretar la divinidad en la cultura actual y queda reducido su sentido en: su dogmática18, fórmulas rituales (liturgia) y estructuras de organización jerárquica, que manejan esquemas sancionadores, socialmente admitidos, como estabilizadores de la cultura19. La forma teísta, dualista y eclesiocéntrica con que ha sido manejada la iglesia católica, más que una adhesión a la fe existencial, ha generado alienación a su estructura institucional. Situación que ha sido rechazada en la cultura científica actual, que no acepta esa manera de proceder tan dogmática, porque obstaculiza el desarrollo científico, el acceso al conocimiento y el movimiento social. Esto mostraría que el proceder de la iglesia ha caído en un talante ideológico, que va en busca de perpetuarse, y por ello, una vez articulada su 17 L. Laeyendecker. El punto de vista sociológico en el problema de la secularización. Revista Internacional Concillium de Teología: año 5 tomo 3 Num 47 (jul-dic) 1969 P 16. Teísta: Entendido como la credibilidad que se tiene de Dios es creador y que se compromete con su mantenimiento y su gobierno. Dualista: Entiéndase desde la realidad supra-empírica, es decir, realidad divina y humana. Eclesiocéntrico: Entiéndase como esa realidad divina y humana centrada en la Iglesia. 18 Dogmática: Entiéndase como afirmaciones de verdad absoluta que se establecen por medio de la fe. 19 Ibíd. P 16 12 forma de gobierno, no hay cabida para cambios. Francois Varone afirma que la religión implanta en el pensamiento de los hombres un modelo religioso, que al interior de un movimiento revolucionario es rechazado. Por ejemplo, el marxismo ateo percibe a la iglesia como estancamiento social u opio del pueblo, porque ella vela por estructuras tradicionales que son obstáculo para un desarrollo científico, inculcando un pensamiento de sumisión a lo establecido20. 1.3. El movimiento religioso como ocupación dominante La ideología, cobra en el ambiente valores que pueden ser favorables o desfavorables para la cultura y en especial para grupos específicos, pero siempre tiende a imponerse frente a la comunidad en general. Por eso, ella pasa a ser una ocupación dominante21 e impregna un carácter de sumisión que a la vez la religión transmite al ser humano. Cabe anotar que no solo se presenta en la religión sino en la política, la economía, la educación y en general en los aspectos que comprenden al ser humano. Dependiendo de la forma como la sociedad se organice es que se abre la posibilidad para que las personas se desarrollen y definan su forma de vida. En este sentido, es que se puede hablar de ocupaciones dominantes dentro de una sociedad. Más aún, es la que va dirigiendo el modo de convivencia de los habitantes de acuerdo a las posibilidades que se les ofrece. Dado esto, los habitantes responden a la estructura que se les impone – propone; de ahí, se puede decir que no se promueven personas sino que se fabrican individuos para una 20 Varone, Francois. El Dios Ausente. Reacciones religiosa, atea y creyente. Santander: Sal Terrae 1986. P 135. 21 Mariá Corbí llama ocupación dominante a la penetración de elementos que se van dando en la sociedad y hacen que cada cultura tome sus características propias, es decir: parte de la forma en cómo una sociedad ordena su cultura. Vemos, pues, que el complejo de actuaciones con las que un grupo vive en su medio pueden descomponerse en un conjunto de series perfectamente diferenciadas y formando, cada una de ellas, un todo organizado. El conjunto de todas las series se ordena también en un todo, porque no todas las series tienen el mismo peso ni la misma trascendencia para la supervivencia del grupo. Entonces la ocupación dominante se establece en el peso de subsistencia de esa cultura. Esto puede corresponder a la acción de subsistencia, la educción, sus comportamientos y en fin todo el compendio que hace que la cultura se mueva en su entorno. 13 sociedad. Ahora, cuando la ocupación dominante se impone es la que da sentido y valor a la realidad22. Esto a su vez da consistencia a las experiencias. La religión, en este caso la católica, que surge de la cultura, legitima dentro de ella la mirada supra – empírica y crea en el ambiente una determinada forma de credibilidad; a su vez, se asume según determinada legitimación y de acuerdo a esta, comienza a entender la espiritualidad del ser humano de una forma específica; así mismo, se introducen una gran cantidad de manifestaciones religiosas por ejemplo, en la iglesia católica se tiene los movimientos carismáticos, proféticos, de sanación, dogmáticos, conservadores, liberadores entre otros; cada uno hace su propio compendio religioso y genera sus parámetros particulares de pertenencia, dando validez a sus ritos, que son en resumen, los que los identifican. Esto es leído dentro de una red simbólica como algo sacro, y desde allí, se crea una comprensión de lo mistérico; esta comprensión en la red simbólica se entiende como fe dentro de la religiosidad23. Los gestos religiosos, llenos de sentido, pasan a ser experiencias significativas que construyen todo un modo trascendental para las personas, hasta abarcar las experiencias más insignificantes o elementales. De esta manera, fenómenos que acontecen en un instante, como es el caso de un accidente o de la muerte, tratan de ser explicados a través de una mediación o una interpretación religiosa, que en su forma ideológica se asocia con “la voluntad de Dios”; también genera una cadena de afirmaciones en el mismo sentido alrededor de las personas. Esto que se vive desde situaciones límites del hombre a lo que a su vez se le dan respuestas desde la propia experiencia, es lo que se llama sentido común 24. La dificultad está en la forma en la que el sentido común da respuesta al misterio. Hay una respuesta distinta si es visto a través de la propia convicción del análisis del ambiente o de las ocupaciones dominantes religiosas. Todo esto, debido a la falta de formación en la fe que ha de llevar al reconocimiento de Cristo resucitado. 22 Corbí, Mariá. Hacia una espiritualidad laical sin creencias, sin religiones, sin dioses. P 170 Ibíd. P 21 24 Ibíd. 23 14 Llegado a este punto de comprensión, la ocupación religiosa; se establece, con el “poder” de ejercer una “verdad” que está más allá de este mundo; por lo tanto, es una dinámica que determina formas de comportamiento y estados de vida, que va en busca de una salvación o de una perfección. Esta forma de comprender y de pensar, orienta al ser humano a cierto tipo de presupuestos que se asumen como frutos de “fe” que son leídos como cumplimiento a la divinidad y determinan una forma de entender la experiencia espiritual. Como esta espiritualidad es orientada por una red de comprensión y de personas, toda la confianza se deposita en un “guía espiritual” o sistema religioso, permitiendo que dominen toda la experiencia salvífica de acuerdo a sus verdades. 1.4 Ideología y apetencias humanas La ocupación dominante es la que le da sentido al componente cultural, económico, social, religioso y demás estructuras dentro de una sociedad; cuando traspasa límites con la pretensión de dominar, se convierte en una ideología, en tanto que se impone como un modo de comprender el mundo, por lo tanto su ejercicio pasa de ser sacramental a ponerse en el nivel de la soberanía. Por otra parte, es conveniente aclarar que no se puede prescindir de los sistemas puesto que se hacen indispensables para continuar con la organización social que rigen, aunque no toda la población se beneficie o esté de acuerdo con ellos. La legitimación del sistema religioso representa, a su vez, seguridades existenciales las cuales garantizan derechos y orden para la población. El riesgo se presenta cuando hay una combinación entre religión y Estado, puesto que unifica también la sociedad, la economía y pasan a dominar todos los estadios del ser humano, no dejando espacio para la diversidad o la pluralidad que es lo que caracteriza a la humanidad. Esto implica la consolidación de una forma de experimentar la vida, de manera codificada y determinada. De acuerdo con esto, pasa a primar el desarrollo de tales instituciones, quedando las comunidades y personas subordinadas a ello. Esta situación, dentro de la Iglesia católica institucional, tuvo su mayor fluencia, históricamente hablando, en el paso de la Edad Media a la Modernidad; la Iglesia, el 15 Estado y la economía se emanciparon bajo un poder político, donde presentaron situaciones de dominio administrativo centralizado, olas expansivas de las ciudades, contacto con otras civilizaciones, especialmente con la islámica, redescubrimiento de antiguos sistemas de conocimiento durante el renacimiento, la tecnificación de las ciencias, entre otras; permitió que la religión católica institucional se volcara a ser ideología en un subsistema institucional privado. De esta manera, este “universo sagrado” presento un gran debilitamiento25. Esto indica que la comunión entre ese “mundo sagrado” y ese mundo terrestre, político y capitalizado, provocó transformaciones en las experiencias humanas bastante notorias que debilitaron su credibilidad de la iglesia católica. De este modo, ese “Estado Sagrado” para gran parte de la población, entro en dudas, porque no tuvo un sentido del mundo coherente con el proyecto evangélico, porque las ideologías políticas se fusionaron con los temas religiosos, desplazándolos y reemplazándolos26. Los escritos apostólicos hacen ver el peligro que hay en desplazar la propuesta evangélica por los ideales del hombre (voluntad humana) o el mundo. Cuando hablan de mundo, los escritos Jónicos, hacen referencia a la organización jurídica de los hombres, lo que equivale para nosotros el hablar de orden establecido o del sistema que rige27. Este orden se configura por los bajos apetitos, los ojos insaciables y la arrogancia del dinero. Estas apetencias se encuentran en todo hombre, pero cuando se habla de instituciones se encarnan en los dirigentes religiosos y políticos, que dominan al pueblo, lo someten y se aprovechan de él en sus diferentes facetas de vida, porque son los dirigentes los que disfrutan de aquel poder; es decir, prestigio, poder oficial y dinero en abundancia28. Como se puede apreciar es absolutamente opuesto a la escala de valores que Jesús presenta, que siempre tiende a liberar, humanizar y contribuye con la justicia. Con la oposición, entre evangelio y valores del mundo, los dirigentes quedan incapacitados para la creencia o la verdadera fe. Según Pablo de Tarso, el mundo se define por una determinada escala de valores, que implica el aprecio de lo fuerte y de lo sabio; por otra 25 Ibíd. P 142 Ibíd. P 143 27 Castillo, José María. La alternativa Cristiana. Ediciones Sígueme Salamanca 1980. P.52 28 Ibíd. 26 16 parte el desprecio de lo débil y de lo plebeyo (1Cor 1,27-28). En este sistema solo hay cabida para los intelectuales, poderosos y de buena familia. Entonces lo decisivo es el poder, el dinero y el prestigio; por lo tanto, hay exclusión y dominación29. La religión católica al entrar en el juego ideológico desplaza todo el sentido evangélico y corre el riesgo de que su vía espiritual desaparezca. En la transición de lo católico o cristiano a otras formas de espiritualidad, socialmente, se puede hablar que las formas de ser religioso pasan a otros ámbitos y niveles, exclusivos de lo social, como pueden ser: la nación (nacionalismo), la clase social (movilidad social o sociedad sin clases), la familia (familiarísimo), los semejantes (afinidad) o el yo sagrado (autorrealización), entre otros. Estas formas de manifestación espiritual, no muestra ninguna doctrina canonizada, ningún sistema de reclutamiento, ningún régimen disciplinar que hagan pensar a las personas que les hace perder la libertad. De esta forma, queda desplazado lo sagrado fuera de las estructuras religiosas tradicionales30. Como se señaló atrás, las apetencias humanas tienen su contradicción en Jesús y su ministerio, contrario a esto, se da una tematización de Dios sin tener en cuenta el misterio o la espiritualidad, de modo que esta queda reducida a una idea gubernamental que tiene aspiraciones de poder para el ser humano, perdiendo así su talante humanizador. De esta manera se cambia el fundamento del evangelio por mentalidades dominantes sistematizadas. Desde esta perspectiva, el sistema religioso en una sociedad pasa a ser dominante cuando se vincula con movimientos políticos idealistas, que van en contra del beneficio del ser humano; por ejemplo el judaísmo en época de Jesús. De modo que al interior de la comunidad creyente se pueden establecer mesianismos, o mejor, dioses ilustrados que “intervienen” en los momentos caóticos de la vida humana31. Consecuentemente ya no es necesario esperar respuesta de Dios, sino el mismo sistema y hombres de poder, llenan las expectativas humanas32, pasando a ser idealizados. Un caso concreto es el de los Estados Unidos que se presenta como nación salvífica de muchos; a un 29 Ibíd. p 53 Luckmann, Thomas. Conocimiento y sociedad, ensayos sobre acción, religión y comunicación. Trotta 2008. P 147 31 Ibíd. P 105. 32 González, Faus José Ignacio. El factor Cristiano. Pamplona: Verbo Divino 1994. P 105 30 17 estado se le da la connotación de dios, que se presenta como real, personificado como sistema mesiánico, por otra parte muestra la fe en Dios como ideal y efímera33; entonces cuando la fe camina entre componentes ideológicos, pierde totalmente su razón de ser34, es aparente, se vuelve confusa y prácticamente imposible de vivirla35. En este sentido y bajo el componente de ideologización de la religión se puede hablar de una fe oficial36. San Atanasio decía: “el cristiano no nace, se hace” por lo tanto es un proceso de vida, no una adaptación religiosa. La entrada de la ideología pretende generalizar todo, hasta el punto de infundir en las personas su forma de pensar, sentir, relacionarse, entender, hablar, comunicarse, trascenderse, entre otros. Esto también es muy notorio en el Judaísmo del siglo I. En esto es posible percatarse de la fragilidad de la espiritualidad y el abandono de la responsabilidad de alimentarla, como también, el desconocimiento de los fundamentos sacramentales existenciales del ser humano. 1.5 La ideología religiosa y sus alienaciones Las alienaciones más notorias que se han dado en la historia de la iglesia católica son por una parte, la incapacidad de encontrar una plenitud en la vida cotidiana debido a la separación entre la vida y la fe; por esta razón cada espacio se circunscribe a un momento en la vida y no forman un todo, es decir, una fe dualista que se divide entre la fe de domingo y la separación de la vida cotidiana. Por otro lado, la fe cae en la comodidad de responder a las ofertas que se presentan, se opta por creer que la salvación solo se puede dar después de la muerte; con lo que su ser cristiano está dado por el carácter esperanzador en la otra vida y no por la vivencia del ahora, de esta manera se pierde la dimensión escatológica de la fe cristiana. Pero si se habla de la otra vida, entonces, de qué serviría la religiosidad incorporada a una institución? En un sistema ideológico, la religión pasa a ser el canal de salvación, es decir, el medio por el cual encontrar lo soteriológico, entonces, no 33 Ibid. P 105 Fe: Hace referencia a la experiencia y exigencias que comporta el mensaje de Jesús. No hace referencia a las prácticas y ritos religiosos admitidos. 35 Castillo, José María. La alternativa cristiana, hacia una iglesia del pueblo. P 61 36 Ibíd. P 64 34 18 es necesario buscar otros caminos que ayuden a un crecimiento porque la sola pertenencia a una institución basta para tener morada eterna. Como resultado de la ideologización de la religión católica, y del aspecto soteriológico, hay una fe que no es operativa ni útil para vivir la realidad que presenta el mundo actual. En el nuevo testamento se habla de iglesia como una comunidad de hermanos y no como sistema de salvación, que en síntesis indica que el destino del hombre está en relación con su comportamiento frente a los otros. Entonces el pensar que todo se dará después de la muerte, pone a las personas en actitud de resignación y no de actividad para la transformación social37, esto puede explicar tanta indiferencia con lo social y comunitario. Una percepción dentro de esa lógica solo podría llevar una santificación individualista o intimista. Con esto se evita que la persona se involucre en asuntos sociales porque, en definitiva, todo lo que fluye de injusto sirve para la santificación y crecimiento espiritual individual; de esta forma se tiene conciencia de un camino de perfección sin comunidad38. Según Juan de la Cruz el camino de perfección es dado por la frecuente práctica de la caridad y el desprendimiento de todo apego, incluyendo su yo interior39. Por lo tanto, quien se acerca a la espiritualidad cristiana buscando paz, tranquilidad, quietud; ya se puede decir que perdió el horizonte Cristiano. La negación a la solidaridad se percibe dentro de una espiritualidad y suscita la búsqueda insaciable de prácticas deliberadas religiosas, que buscan calmar el abatimiento interior y apaciguar a Dios. A su vez, la ayuda a la sociedad es cambiada por la práctica religiosa que tranquiliza la conciencia. Esta desviación no compromete a nadie ni a nada en sus acciones, pues lo que se busca es una relación solo con Dios, pasando a ser solo personal, no comunitario; por lo tanto, si ya se han hecho muchas prácticas religiosas se ha cumplido con el precepto religioso. 37 Castillo, José María. La alternativa cristiana, hacia una iglesia del pueblo. P. 66 Ibíd. P 67 39 De la Cruz, Juan. Monte de Perfección. España: Monte Carmelo. 38 19 Estas prácticas en muchas ocasiones también son leídas como leyes religiosas de allí la premura y énfasis en cumplirlas. Cuando mentalmente se está capacitado para el deber se pasa a un estado de pasividad normativa; porque si el todo es cumplir con preceptos, la persona ya está salva, como en el caso del Judaísmo del siglo I, pero no implica el corazón como es la propuesta de Jesús. Frente a ello se presenta un olvido de la exigencia del amor en todos sus niveles; Jesús dijo: misericordia quiero, no sacrificios (Mt 12,1-8). En tanto esto, la práctica religiosa, la exigencia, quedan subordinadas a favor del ser humano y sus necesidades de ahí que la única ley vigente es el amor. Cuando es una fe de leyes se convierte en una praxis socio-política, entonces su pretensión es de cambio de poderes, no de beneficio al ser humano, se muestra con la ideología de ayuda al necesitado 40. El resultado de ello es la evasión de vivir la propuesta de Jesús en nuestra sociedad, porque en estas circunstancias, sería imposible hacerlo, con ese pensamiento, se incorpora un modo moralmente alienante dentro de una condición religiosa. José María Castillo afirma41 que cuando hay una fe alienada, es porque la institución religiosa esta alienada de modo que se crean ideas o ideologías. Por ejemplo, la creencia de que sin dinero no se pueden hacer obras de misericordia; por lo tanto, trabajar por los pobres, se asume desde lo económico, de forma que se justifica un poder del capital. El movimiento cristiano nunca justifico esta postura porque su principal propuesta fue la formación de la comunidad no la estabilidad económica. Por otro lado, es bien sabido que se han originado movimientos violentos a favor de los pobres que desvirtúan la fraternidad de la propuesta cristiana. Por ello hay que tener claro, que los diferentes movimientos religiosos dentro de la institución católica, cuando justifican la alienación al poder, el prestigio y al dinero ya no es la comunidad ni la fe que formo Cristo, sino que es algo más complicado42, es una institución religiosa, fuertemente vinculada y comprometida con una sociedad, que para su sostenimiento se vincula con poderosos intereses de tipo ideológico. 40 Para una lectura más profunda de las alienaciones, Ibíd. 65-74 Castillo, José María. La alternativa cristiana. P 78 42 Ibid. P 78 41 20 Entonces ¿cuál es la propuesta de Cristo? José María Castillo habla 43 de una alternativa desde el evangelio que solo se da con un verdadero seguimiento de Jesús; con ello, la concepción de que las religiones no son mediaciones absolutas ni mucho menos infalibles; que sumergidos en algún sistema, hay cabida de aceptación y alienación según su forma de proceder e intereses y se cae en desviaciones que lo establecen como verdad. Por ello, es necesario tener la conciencia de que no son paradigmas ni cánones totalmente conectados como una verdad absoluta; por lo tanto, se crea la necesidad de eliminar la pretensión de que se deben establecer modos de vida sagrada en una forma determinada44. Arent Th. Van Leeuwen ha introducido, en su gran obra Christianity in World History Londres 1964, el término ontocracia. Lo emplea para describir una forma de sociedad basada en una total identificación del orden social con el orden del cosmos. Existe, en efecto, un claro paralelismo entre la interpretación del cosmos como creación de Dios y la interpretación de la sociedad humana como ley de Dios. La gran significación religiosa de Jesús consiste en que él rompió esa ontocracia. Esto significa que ha caducado la manera en que nosotros intentábamos afirmar nuestra existencia por medio de la religión y la ley. El orden cerrado, en el que todos los hombres y todas las cosas tenían asignado un lugar, ya no tiene futuro. Con Jesús el hombre es libre sin precedentes45. Siendo así, la llamada del movimiento cristiano está muy lejos de levantar estructuras de poder, trabajar por propósitos económicos, de establecer dominaciones, de buscar intereses políticos o de establecer como centro una mirada eclesial teocéntrica. Más bien están llamadas a formar comunidades fraternas y con ello se implanta la libertad del ser humano en todas sus dimensiones para que de esta forma se instaure el Reino. Con esta visión, la religión Institucional queda reducida a un sistema de creencias que comprometen la forma de hilar conceptos y experiencias en una misma dirección. José 43 Ibid. P 78 Corbí, Mariá. Hacia una espiritualidad laica, sin creencias, sin religiones, sin dioses. P 215. 45 G. Bouwman, ¿ es posible hoy una espiritualidad bíblica?. Concilian revista internacional de teología, año V No 47-50, Julio – Diciembre. Madrid: Cristiandad 1969. P. 357 44 21 María Castillo habla de una alternativa que rompe por completo con lo establecido por el sistema religioso y político. Esta es la actitud crítica del proceder de los sistemas y sus apetencias. Esto tiene cabida dentro de la convivencia humana y se inscribe en los presupuestos de las Bienaventuranzas. La implantación de esta propuesta siempre será un problema porque será resistencia a esa dominación y de cualquier sistema, ya que estos fácilmente caen en ideologías. La vida religiosa por su parte, solo cumplirá con el cristianismo y su encomienda, en la medida, y solo en la medida, en que cumpla ésta alternativa46. Esto implicaría el rompimiento con dichas apetencias: poder, prestigio y dinero, porque esta opción, va a contribuir con las vidas escalonadas, es decir; toda pretensión de enaltecerse frente a otros. El problema está cuando una forma religiosa busca perpetuarse, porque se corre el riesgo de perder su distinción dentro de una sociedad47. El ser consciente de la responsabilidad humana está justamente en el poder critico de diferenciar lo que es benéfico o no para todos, porque de esta forma, se busca construir, crear y re-crear la cultura, la religión y la sociedad, algo que con el seguimiento de normas socialmente establecidas, no se puede hacer. Esto da cabida a la interiorización y la conciencia necesarias para entender el proyecto de Dios con la humanidad. Si no se vive esta práctica se corre el riesgo que el ser humano tome rumbos equivocados, por lo tanto, es importante asumir la vida humana como criterio fundamental. Hay un principio general de los maestros espirituales, vivir la dimensión de la realidad, no a someterse ni creer, sino a verificarla por sí mismo. Por consiguiente, lo importante de la vida religiosa es a donde nos conduce48. Por lo anterior, la mirada crítica es necesaria, pues ella es la que da criterios para establecer el carácter Cristiano. También es el panorama de la libertad de definirse cada quien, y por lo tanto, el reconocimiento de su propia espiritualidad. Entonces, la idea central, es la importancia de lo humano, más que factores religiosos institucionales; de este modo no hay sumisión y corrobora toda una forma de ver la experiencia vital bajo parámetros distintos, esto abarca una experiencia personal de la 46 Castillo, José María. La alternativa Cristiana. P 54 Corbí, Mariá. Hacia una espiritualidad laica sin creencias, sin religiones, sin dioses. P.201 48 Corbí, Mariá. Hacia una espiritualidad laica sin creencias, sin religiones, sin dioses. P. 202 47 22 acción de Dios guiada por la comunidad y sus necesidades. De esta forma el nivel religioso seria invitar al re-encuentro del yo interiorizado para salir al otro, un cambio personal, que implica saltar de las normativas para dar razones de fe. En síntesis: el ser humano como creador y receptor de la cultura, constituye su personalidad y creencias de acuerdo a todo un sistema aprobado socialmente. Este sistema en muchas ocasiones actúa como ocupación dominante donde imprime todo un universo de sentido y se mantiene vigente en la medida en que las sociedades no rompan sus paradigmas. Sin embargo al incorporarse dentro de la cultura componentes ideológicos, son ellos los que pasan a dominar los estadios de la vida del ser humano porque se incorporan en los datos fundamentales de la existencia, dominando la forma de pensar, de sentir, los comportamientos, las creencias y toda una realización humana creando todo un sistema de vida que en la medida que se manejen por las apetencias humanas, sean el poder, el prestigio y el dinero, así también será la predilección que se le da a lo humano. Con todo ello, la religión católica al estar incorporada a una cultura corre el riesgo de dejar permear estos pensamientos ideológicos y pasar a ser dominante desplazando al ser humano subordinándolo a una institución religiosa que es manejada por las normativas, los dogmas y sus aprobaciones clericales de modo que la experiencia religiosa toma un talante de sumisión a dicha institución. Los movimientos religiosos se mueven en el plano supra empírico del cual en muchas ocasiones hace que las entidades religiosas se equiparen a la divinidad como en el caso del judaísmo del siglo I en época de Jesús y esto permite que los fieles creen dependencia a dicha institución perpetuándose. La entrada ideológica al catolicismo, ha tenido como consecuencia la alienación de la fe. De modo que al permitir el desvío evangélico fabrica sus propias verdades y procederes frente a sus creyentes donde se ve una distancia entre lo que es fe y vida, por lo tanto podemos hablar de fe oficial y fe experiencial que unidos a los criterios institucionales, pasa a ser una fe inútil porque no responde a lo elemental de la vida. Esta situación no ha sido ajena en la historia de la religión judía ya que su movimiento alienante, opresor y sumiso del siglo primero, participo en esta ideologización de la religión 23 ejerciendo poder en todo un sistema de convivencia humana y sacando sus beneficios a razón de una santidad en correspondencia a Yahvé. Por este motivo se levanta el movimiento cristiano que se presenta como liberador promoviendo su oferta de vida a favor del hombre. 24 CAPITULO II JESÚS Y LA RELIGIÓN: DEL TALANTE IDEOLÓGICO AL TALANTE LIBERADOR Este capítulo tiene como finalidad resaltar los aportes de Jesús a la cultura y la religión; su punto de vista, cómo da importancia a la humanización en tanto que relativiza todo lo que se oponga a esta. En la primera parte se presenta un esbozo de la religiosidad en el siglo I en Palestina, situación que creó un carácter ideologizante y antropoteísta al interior del pueblo judío; en la segunda la respuesta de Jesús ante la situación de su época. Esto es importante porque hoy en día se ve muchas de la influencia ideologizante al interior del movimiento católico. 2.1.1 El movimiento Judío y sus alienaciones Como se mencionó en el anterior capitulo, la religión se inscribe en una realidad supra empírica donde la revelación del Dios se da gradualmente; de igual forma, dentro de la cultura religiosa se aprueba formas de vida y ritos conducidos por una institución, que a su vez se presentan como camino de desarrollo espiritual. Por su parte el judaísmo del siglo I se considera un pueblo privilegiado, escogido por Dios para que haga su voluntad por medio de una alianza de donde se desprende todo un sistema de vida. Sin embargo, este modo de vida se convierte en una ideología que se vuelve dominante y subyuga al ser 49, mediante la configuración de normativas y leyes que formaron toda una red de sentido que se emplearon para mantener el sistema institucional y el poder de toda la casta sacerdotal, esta experiencia fragmentó la relación personal con el Dios de la vida, debido a que se limitó a prácticas rituales y principios normativos que no responde a situaciones concretas de la vida. Muchas de estas ideologías del judaísmo con el tiempo se ven reflejadas en la iglesia católica. 49 Ser entiéndase como un ente humano que tiene dimensiones espirituales y corporales y que forman un solo cuerpo (unidad de un todo) creando integridad. 25 La religión judía establece un perfil de vida y dirige la forma de convivencia, que implanta sentido a lo que se vive y le da consistencia a la experiencia. Como es supra empírica, permite a los dirigentes creen una forma determinada de credibilidad que a la vez se entiende como espiritualidad fija con formas específicas de expresión y de trascendencia. En este sentido, se trata de un modo de comprender el mundo, algo que en el judaísmo se idealizó, dejo de ser sacramental y se estableció como un principio soberano. De acuerdo con esto, representó seguridades que garantizaban derechos, y ponían en orden a la población pero a la vez la subordino al hecho estructural. Como se mencionó en el primer capítulo, una ideología mal enfocada beneficia principalmente a los dirigentes religiosos y somete al ser humano. Este fenómeno es bien reconocido en el Judaísmo del siglo primero donde los sacerdotes del templo ejercían poder sobre la población; puesto que su posición social los equiparaba con la divinidad y así podían tener el control de la cultura, la política, la economía del pueblo; por esto, no solo se encargaban de administrar la fe, sino los bienes económicos y la estratificación social de cada individuo; motivo por el cual se generaba exclusiones, que los alejaba de su verdadera vocación religiosa que era desplazada por intereses personales, económicos, políticos, religiosos que sometían a los habitantes judíos. El judaísmo del tiempo de Jesús se regía por estas características antropoteísta lo cual fomentaban una cultura con normas y ritos que empobrecían a las personas, la finalidad a esta eventualidad era ejercer un control sobre el pueblo. Razón por la cual la tematización de Dios incluía una idea gubernamental y soberana con aspiraciones de poder que traían como consecuencia la pérdida del talante humanizador de la fe, la imposición de reglas imposibles de vivir y una fe oficial , que en ultimas resulta en una alienación del ser humano. Estas ideas hasta acá resaltadas tienen valides para ver las características de la religiosidad del siglo I del judaísmo y son de vital importancia porque la iglesia católica ha caído en ideologías similares y se ha expuesto a repetir situaciones que en su momento histórico fueron meditadas y superadas por Jesús en el marco de unas opciones religiosa y humanitarias muy claras. Este análisis que se hará tendrá dicha perspectiva. Estudiar la 26 religiosidad ideológica del Judaísmo y la propuesta de Jesús frente a dicha situación social. Esto con el fin de rescatar los criterios cristianos que deben ser fuente de espiritualidad y convivencia cristiana. 2.1.2 Religiosidad del siglo I en Palestina En el judaísmo del siglo I, se encontraban varias formas de religiosidad según los grupos que allí se movían, tenían como principio común la fe monoteísta50. La normativa de vida para que pudiera cumplir con la alianza se respaldaba con la Tora; sin embargo con el tiempo el cumplimiento de la ley se transformó hasta volverse ideología que se convirtió en peso para quienes la acogían. Esta cultura basaba su mentalidad en que su ser es voluntad divina, creía que su manifestación se podía expresar de manera sensible; por otra parte nunca hubo acuerdos de lo que era la voluntad divina por la diversidad de pensamientos religiosos al interior del pueblo israelita. Sin embargo, un factor común fue la mirada escatológica que era muy marcada en la época. Así mismo, la incorporación de potencias políticas, sociales y religiosas provocó la separación de lo creado y lo divino cayendo en ideales de gobierno. La idea de salvación, cada vez más ocupaba un lugar extra mundano, ubicándose fuera de la historia. De esta forma el nuevo eón se visualizaba en un más allá51 que no dependía de la voluntad de los hombres. La cultura Judía manifestaba su religiosidad de diferentes formas bajo dos ejes centrales, de allí se desprendía el vivir religiosos, político y cultural. 2.1.3 El templo, el culto y lo ritual El templo era considerado como revelación de Dios y presencia del divino entre ellos; el pueblo en este recinto exteriorizaba su religiosidad rindiéndole culto. Por la centralidad en él es posible afirmar que el judaísmo de la época fue la religión del templo con dos 50 Theissen, Gerd y Merz, Annette. El Jesús histórico. Salamanca: Sígueme 1999. P 152 Ibíd. Cfr. Dt 6,4ss. (revisar esta cita) 51 Maier, Johann. Entre los dos testamentos, historia y religión en la época del segundo templo. Salamanca: Sígueme 1996. P 228. 27 peculiaridades. Primero, Dios se hace adorar en un solo lugar (Dt 12,5)52. Segundo, la divinidad solo se hacía presente en el templo. En este lugar sagrado había sectorización de la población, únicamente el Sumo Sacerdote y los sacerdotes podían acceder a él internamente. Existían también las sinagogas que eran lugares de culto para la comunidad53, que se utilizaba para fomentar la religiosidad de los laicos. El templo permitía sentir a un Dios cercano pero al mismo tiempo lejano e impersonal porque representaba para ellos todo un mundo celeste, allí habitaba toda una corte y por supuesto su autoridad máxima, Dios en su trono. De acuerdo con esto, todo aquel que sirviera allí estaría equiparado con los ángeles, como era el caso de los sacerdotes de la época; con ellos se garantizaba la cercanía de Dios con el pueblo54. Por la misma dimensión que se le daba, el templo era algo inviolable y cualquier intento de transgresión se consideraba sacrilegio. Como allí era donde habitaba Dios, también era el lugar donde ejercía su poder y donde establecía el orden del pueblo. Debido a eso, los dirigentes lo hicieron el centro de la lucha del poder55, la lucha de clases. Las acciones de culto también tenían intereses políticos y económicos por que manejaba su propia moneda. Por otra parte la idea cultica de Dios estaba sujeta a las reglas estrictas del templo. Estos aspectos en si eran opresores y quitaba libertad a las personas, porque se unía una institución, un sitio, una ciudad, una jerarquía y unas leyes “según” la voluntad divinidad, de tal forma que quien tan siquiera dudar de cualquiera de ellas estaba atacando directamente a Dios. Había otro factor de poder que eran las ofrendas sacrificiales las cuales pasaban a manos de los sacerdotes y los levitas, quienes hacían los sacrificios y tenían derecho a una parte de la víctima. Los sacerdotes también tenían el poder sobre la purificación de las dolencias, el castigo o la expiación de los pecados y la limpieza de lo impuro56. 52 „sino que solo vendreis a buscarle al lugar elegido por Yahvé vuestro Dios, de entre todas las tribus, para poner en él la morada de su nombre” 53 Theissen, Gerd y Merz, Annette. El Jesús histórico. P.153 54 Maier, Johann. Entre los dos testamentos, historia y religión en la época del segundo templo. P. 230 55 Ibíd. P 231 56 Ibíd. P 264-265 28 Por su parte, el culto, estaba relacionado con el cosmos, daba estabilidad a la tierra, garantizaba el orden y la fecundidad de la naturaleza, base del mantenimiento de la existencia humana; por esto, se relacionaba con la obra del Creador, de allí su importancia para todos los ámbitos de la vida personal y colectiva57. De esta forma, se mantenía la legitimidad de la cultura y su religiosidad. Lo cultual y lo ritual poco a poco se fue organizando hasta llegar a la concepción e instauración de lo puro y lo impuro, así como también, lo profano y lo sagrado. La pureza ritual es requisito de lo sagrado, la impureza sale de no respetar las normas sagradas; por lo tanto, lo santo es lo que hace puro o impuro a las personas o los objetos que no poseen el grado de pureza que corresponde a su creación. Esto hace pensar que la observancia de la rigidez de la norma daba la autenticidad a la religiosidad del movimiento judío58. Unido a la centralidad del templo y del culto estaban las fiestas rituales. La fiesta principal era la Pascua59 seguida de la fiesta de los ácimos.60 La siguiente fiesta que celebran era la de las semanas, es una fiesta agrícola con motivo de las primicias del año61. Otra celebración importante es la fiesta de los tabernáculos o de las tiendas62. Junto a estas celebraciones, se encuentra la fiesta del año nuevo en reconocimiento de un cambio de año63. Hay conocimiento de otra celebración, tardía de los judíos que es la entronización de Yahvé, se celebra el triunfo original de Yahvé contra las fuerzas del caos 64. Otras celebraciones de la época del Nuevo Testamento son: el yom kippur o el día de las expiaciones, la hanukkah o la fiesta de la dedicación65. Estas fiestas eran la representación más fiel de una cultura religiosa que asumía que su obrar y festividades eran voluntad divina y que todas sus manifestaciones políticas, religiosas, ideológicas y estructuras disciplinares dependían de ello. De acuerdo con esto, las ansias de agradar a Yahvé pasaron de ser una condición liberadora a ser una condición esclavizante. 57 Maier, Johann. Entre los dos testamentos, historia y religión en la época del segundo templo. P. 256 Ibíd. P 260 59 Ibíd. p 615 60 De Vaux, R. instituciones del Antiguo Testamento. Barcelona: Herder 1964. P 611. 61 Ibíd. p. 620-622 62 Ibíd. p. 623 63 Ibíd. p. 632 64 Ibíd. p. 632-634 65 Ibíd. p 636-643 58 29 2.1.4 Principales instituciones judías La excesiva normativa del pueblo judío necesitaba de una serie de instituciones que le permitieran afirmar su parte religiosa y social, aunque probablemente la que tenían mayor importancia era la Torá. La Torá o la Ley hacia parte de los preceptos normativos dejados por Moisés. Ella encerraba toda una forma de pensamiento y de acciones que condicionaban al hombre de una manera específica, por eso era indispensable que hubiera dirigentes que velaran por su cumplimiento. La ley se fue dogmatizando de tal forma que se volvió una ocupación dominante y se convirtió en una forma ideológica de esta, puesto que no permitió posturas críticas o una forma diferente de ver la realidad divina. La Torá pertenecía a una ley de la vida; era la voluntad de Dios que de tal cumplimiento dependía el destino del pueblo. Era el definirse como parte viva de ese pueblo y quien la infringiera, elegía la muerte, pues, era la soberanía de Dios sobre el pueblo lo que regía con la ley66. También significaba el orden de la creación; su obediencia produce la armonía de la creación sobre las criaturas, establecido por Dios, por esto, con ella se daba un orden inmanente y su cumplimiento se aliaba con la sabiduría67. Representaba la ética del pueblo: era la profundización de la religiosidad legal, ya que simbolizaba el postulado más sobresaliente del derecho y la justicia. Junto con ella también regia una ley no escrita que dictaban los mandatarios68. Era el fluente de la historia: su observancia no solo era la historia de salvación sino que se hizo la meta final para alcanzarla, desde entonces observancia y la consumación de la historia son inseparables69. La visión piadosa de la Torá asumió varias formas de expresión: en la ropa se pusieron borlas, especialmente para los mandatarios que le recordaban la ley al pueblo; filacterias, cajita con trocitos de pergamino con algunos pasajes de la ley; Mezuzot (mezuzá), 66 Maier, Johann. Entre los dos testamentos, historia y religión en la época del segundo templo. P 250 Ibíd. P 250 68 Ibíd. P 251 69 Ibíd. P 252 67 30 pergamino que se pone en las puertas o ventanas con un fragmento de la Tora. Otras expresiones externas eran los rituales como la santificación del sábado, la circuncisión, entre otros70. La Torá era interpretada por los sacerdotes. Tenían una serie de norma, instrucción, enseñanzas y leyes que servían para conducir la vida unida a la voluntad divina; por lo tanto, de las connotaciones que allí se observan, se prestaron para interpretaciones ambiguas de esa libertad divina71. Hay que notar que en tiempos de Jesús esta ley aún estaba en proceso de ser construida con los escritos ya existentes. Por otro lado, la ley mosaica no podría cubrir todas las contingencias de la vida de los judíos, esto produjo su interpretación de diversas maneras en los diferentes grupos religiosos. Era indispensable la enseñanza: porque la forma de vida que llevaba el pueblo hacía necesario su conocimiento; pero debido a su densidad, se elaboraron varios sistemas de acuerdo a las necesidades y cargos de las personas, también despertó el interés de muchos para aprender a leer y escribir y por ello se puede decir que se asemejo a escuelas filosóficas72. Para la instrucción los ancianos se dirigían a las diferentes aldeas aplicando las normas y costumbres de las mismas73. En las aplicaciones prácticas de la ley, los ancianos determinaban los juicios, que la jurídica de su tiempo les permitía. De esta forma, se encontraron desviaciones al dictaminar una ley, en contraposición con la legislación de la Torá en sus dos formas, tanto orales como escritas. El pueblo Judío vivía la ley de acuerdo a las siguientes nociones, que se convirtieron en un peso para su cumplimiento: Absolutización de la ley, paso de ser un factor regulador de la alianza, a un factor constitutivo de la misma. Interpretación casuistica de la ley, esto fragmentaba la voluntad de Dios como lo demuestran las enseñanzas de Jesús. Moral remuneratoria y méritos superogatorios, la obediencia a las leyes es motivada por la perspectiva de la recompensa. Formalismo: la ley se observa porque es perceptiva y no es 70 Ibíd. P 253 Maier, Johnn P. un judío Marginal, nueva visión de Jesús histórico tomo IV Ley y Amor. Pamplona: Verbo Divino 2009. P 56-57 72 72 Cf. todo lo relacionado con la Tora en: Maier, Johann. Entre los dos testamentos, historia y religión en la época del segundo templo. Salamanca: Sígueme 1996. Páginas 249-255 73 Ibíd. P 60 71 31 obediencia convencida, sino heterónoma. Sufrimiento bajo la ley: la vida bajo la ley es sentida como carga (Mt 23,4; Hech 15,10.28), que es impuesta por los letrados bajo exigencias innecesarias74. La ley no cubría las necesidades de la vida cotidiana por eso se prestaba para abusos con la población y pasaba hacer invivible. En este sentido podemos decir que también se idealizo en medio de muchas injusticias. Otra institución importante en el siglo I d.C. es el sacerdocio. Los sacerdotes tenían privilegios por encima del pueblo, estaban autorizados para entrar en el santuario y realizar las ceremonias del culto mientras la multitud debía permanecer afuera en oración. La ceremonia litúrgica de los sacerdotes era asumida como manifestación divina. Esta casta tenía la primacía que le daba la ciencia, la ley y en muchas ocasiones se les designaba dentro del pueblo la verificación del cumplimiento de la religiosidad tradicional. Eran los indicados para determinar el grado de pureza o impureza ritual de la comunidad y de las personas que se acercaban al culto. De este modo el sacerdote era el hombre de lo sagrado75. El pueblo se sometía a su mediación (de estas imágenes sacerdotales judías el cristianismo actual ha heredado parte de esa mentalidad) de tal forma que si no se tenía buena relación con el sacerdote, no se tenía buena relación con Dios, y la existencia humana no podía tener una buena orientación. En tiempos de Jesús se le otorga también el ministerio de la enseñanza (Dt 33,9-10), se creía que aquellos hombres, estaban dotados de poder para las intervenciones jurídicas en cuanto litigio; en especial, participaban en los casos donde la ausencia de testigos dificultaba la claridad en las cosas76. El sacerdote debía estar aislado del pueblo, pues en él no podía haber mancha y por esto se tenía como hombre separado para Dios. Una tercera institución con gran influencia, además de la Torá y del sacerdocio, era la familia patriarcal, que era un grupo extenso que constituía el primer principio de seguridad social; por lo tanto, el individuo no era aislado de forma autónoma sino parte de una unidad social mayor y ramificada. La familia y luego la aldea, imponían en el individuo una 74 Ibíd. P 204 Vanhoye, Albert. Sacerdotes antiguos, sacerdote nuevo según el nuevo testamento. Salamanca: Sígueme 1984. P 36 76 Ibíd. P. 38-40 75 32 identidad y una función social. Estaba fundamentada en la autoridad paterna que lo domina todo, a quien se le debe absoluta obediencia y lealtad77. Como era la cabeza de la familia y la familia era la suprema institución de los judíos, su pertenencia daba un estatus cultural. La identidad de la persona dependía de ello así como su aceptación en ella. Había una serie de normas tradicionales por las que se mantenían las familias. Estas normas les permitían girar en torno a valores básicos del honor, de la vergüenza y de la dignidad, valores reconocidos socialmente basados en el status del género y la religión; y sus conductas frente a ella78. 2.1.5 Principales movimientos religiosos Desde el siglo II a.C. es que se puede hablar de judaísmo, ya que antes solo se tenía por supuesto un pueblo, el de Israel. Pero con los ataques de las diferentes culturas y la diáspora que tuvieron que enfrentar, fueron obligados a definirse como religión, por lo tanto, a delimitar sus escritos y creencias. Su mayor problemática fue la lucha contra el helenismo de donde se desprendieron diferentes formas de renovación y con ello, se establecieron los judaísmos o diferentes formas de movimientos religiosos. Sin embargo, la dominación de Alejandro Magno, dejo un pueblo segmentado por ideales y ansias de dominación frente al mismo pueblo. De aquí surge la estratificación dentro del Judaísmo79. Los antiguos movimientos aristocráticos se dividieron en partidos creando opositores. Por un lado, la revolución Macabea se alío con una parte de la nobleza de donde se desprende el movimiento de los Saduceos quienes muy probablemente pertenecieron al grupo de Sadoc y que conformaron la reforma helenística moderada. Otro movimiento que también se alío con la aristocracia y pretendió relegar el movimiento religioso del pueblo, fueron los Fariseos. Una vez tuvo lugar su nacimiento hubo una oposición muy grande con los Saduceos ya que los Fariseos se oponían a un poder político militar. Su mala fama fue expandida especialmente por los Saduceos, en la región de Galilea. Los escritos de Qumrán 77 Pagola, José Antonio. Jesús, Aproximación histórica. Buenos Aires: Claretiana 2009. P. 47 Malina, Bruce J. El mundo del Nuevo Testamento, perspectiva desde la antropología cultural. Verbo Divino 1995. P. 48-49 79 Theissen, Gerd y Merz, Annette. El Jesús histórico. P 156-160 78 33 parecen referirse a ellos cuando hablan de la comunidad del impostor y de los maestros de lo fácil. Este último título se deriva de la fijación y observación exacta de las normas de las prácticas religiosas cotidianas que tienen de sí mismos y con la comunidad. Sin embargo, pese a sus diferencias y rivalidades, ambos movimientos lograron tener un espacio en el sanedrín años más tarde80. Asociados a los Fariseos y obligando a los sectores marginados de la antigua aristocracia a buscar una nueva fuerza religiosa nacen los Esenios. Este grupo logró tomar distancia del templo ya que lo consideraba profanado por la introducción de corrientes helenística de poder e hizo de la comunidad un templo vivo destinado a sustituir el culto de Jerusalén. Su descendencia por línea de Sadoc los hace intensos con las prácticas de purificación sacerdotal entre ellos. He ahí los tres movimientos político-religiosos clásicos del tiempo de Jesús81. Esto continuo así hasta la conquista de Pompeyo donde se derrumbó el poder Judío. Dentro de la escritura y la tradición, no solamente lo que se conoce como Antiguo Testamento se puede designar como única literatura de la época, también bebían de fuentes lingüísticas distintas, entre ellas los libros sagrados y las tradiciones orales y escritas que corresponden a literatura apócrifa que se encontraban dentro de los diferentes movimientos religiosos del judaísmo82. Cada movimiento tenía un énfasis en alguna creencia en particular por ello su literatura se acentuaba a ciertos escritos que los identificaba. Estos movimientos no siempre existieron dentro del Judaísmo, sino que fueron consecuencia de muchas confrontaciones que tuvieron con el helenismo, de allí sus creencias tan variadas. 2.2 LA RELIGIOSIDAD DE JESÚS: EL REINO DE DIOS Luego de haber expuesto los principales factores de la cultura, religión y el ideal judío del siglo I, habría que analizar la postura de Jesús frente a esto y el aporte del movimiento cristiano a la humanidad. Esto porque este movimiento además de estar arraigado e influir 80 Ibíd. P. 160 Ibíd. P 155 82 Theissen, Gerd y Annette, Merz. El Jesús histórico. P 154 81 34 en el momento actual, por sus características propias puede generar espacios de duda a aquellos movimientos e instituciones sociales que no tienen como opción principal al ser humano y sus beneficios; sino que sustentan sus criterios a partir de ideales deshumanizadores que ponen en riesgo la convivencia y el bienestar de las personas. El cristianismo cuestiona la religión, las instituciones, la cultura y la ideología, ítems que se han venido estudiando con el fin de comprender su actuar, con el propósito de hacer una de-construcción y poder generar lineamientos especialmente desde el obrar de Jesús; de tal forma, que las personas puedan comprender mejor la experiencia cristiana. Por esto, hay que resaltar, que el movimiento cristiano se introduce en las formas de vida de las personas, creando alternativas dentro de una tradición que se tiene como estática, noción que provoca que el ser humano pierda su valor y frustre su desarrollo. Todo el movimiento del Reino tuvo cabida con la llegada de Jesús, con esta conciencia, Jesús provocó un cambio en la estructura social, política, cultural y religiosa. El propósito teologal de este movimiento fue volver a dar un orden creador en beneficio del ser humano. Por esto; su movimiento salvífico representó confrontaciones y amenazas para las instituciones y los movimientos religiosos que se movían en el judaísmo del siglo I. Desde los inicios de su vida pública, se puede apreciar la distancia que tomó con las instituciones, el pensamiento deshumanizante y los movimientos religiosos ideológicos y desde su situación geográfica particular. Datos que se presentan a continuación desde un análisis cristológico. 2.2.1 El bautismo de Jesús La vida pública de Jesús, según los evangelios, comienza con el bautismo que recibió de Juan Bautista. Sin duda alguna, el movimiento de Juan tuvo gran impacto principalmente por su predicación escatológica del juicio que para él ya estaba próximo y solo tiene lugar con la irrupción de Dios; el llamado que Juan hacía a la conversión iba en este sentido, por esto, la conversión es fundamental, y con ella, el bautizarse como signo de cambio83. El 83 Cf. Mt 3, 10 35 juicio se traduciría en ira de Dios, siendo el bautizo una señal de arrepentimiento y de purificación según el pensamiento del bautista: “Yo os bautizo en agua para conversión” (Mt 3,11)84. El perdón de los pecados solo tendría lugar con un verdadero arrepentimiento; de este modo, el hecho de pertenecer al pueblo judío no será seguridad para escapar del juicio; en este sentido, no hace que haya predilección porque según juan: “Dios puede sacar de las piedras, hijos de Abraham” (Mt 3,9). Quizás lo que hacía el bautista era un llamado a que cada uno asumiera su propia responsabilidad y se confrontara consigo mismo85. Jesús al llegar al bautista cambia esta realidad y manifiesta un bautismo en el Espíritu, renovando la visión del bautismo de fuego86; y promueve la idea de la pureza del corazón. El movimiento de Jesús, se separa del bautista con un énfasis distinto, su predicación se acentúa en la oferta divina de la gracia. Esa ruptura, muy seguramente hace pensar que en la conciencia de Jesús pudo haber un encargo especial, una vocación divina. Esto hará que su predicación tenga connotaciones propias, presentándose siempre vinculadas a la idea del Reino de Dios. Su movimiento logró rupturas fundamentales en la sociedad de su tiempo, mientras que la postura Judía se mueve por normativas sagradas, Jesús tiene puesta la mirada en la misericordia. Los estudiosos afirman que muy seguramente Jesús enfatiza en estos aspectos, incluso a través de su vida, por su experiencia trascendental vocacional. Con el bautismo de Juan (espíritu que desciende y el cielo abierto) y la vida taumaturga, Jesús dio esperanza en la gente con el anuncio de la llegada del Reino y devela la expectativa de la salvación87; con ello Jesús proclama que Satanás esta vencido. Es muy verosímil la sustitución de su experiencia triunfal sobre el mal, la cual muy seguramente se desarrolla en el desierto, y sustituye el temor al juicio88. Con la experiencia del bautismo Jesús comienza su vida pública y se da en él un cambio de vida radical89; tanto así, que en su familia produce desconcierto. Este cambio se manifestó 84 En la misma línea Mt 3,7 Maier, Johnn. Entre los dos testamentos, historia y religión en la época del segundo templo. P 102 86 Theissen, Gerard y Merz, Annette. El Jesús Histórico. P 239 87 Ibíd. P 242 88 Ibíd. 89 Cf. Mc 6,2-3;3,21Mt 13,55-56; Lc 4,22./Mt 4,24-25;Lc 6,20-23;14,34-35; Mc 9,50 85 36 con la renuncia a sus lazos de sangre, el dejar su pueblo, su trabajo, se relacionó con las personas de dudosa conducta, quienes serían sus acompañantes o discípulos en su vida itinerante. Ellos son gente que en la sociedad tenían connotaciones negativas. Sin embargo, son los que escoge para desplazarse de pueblo en pueblo anunciando la llegada del Reino de Dios (Mt 4,23-25; Lc 8,1). Sus enseñanzas causaban conmoción en la población marginada, rechazó las posturas idealistas de los ministros y la clase social de la curul del pueblo90, de modo que esta respuesta que tiene con sus seguidores en la sociedad, se ve vinculada a un cambio de mentalidad, fraccionando todo un compendio dominante frente a una cultura, la judía. El pensar la instauración del Reino entre sus seguidores como opción de vida, lo contrapone con la noción religiosa y jurídica de su cultura; debido a ello, comienza las confrontaciones con las instituciones y la religiosidad que regía en su tiempo, mostrando una nueva opción de vida. Mientras para la sociedad en particular su relación con Dios se establece mediante lo institucional, Jesús presenta una nueva mirada a lo que allí acontece. Con los datos que se dispone de Jesús, se puede apreciar una opción por el resurgir comunitario, eso significa que está en decadencia. De lo comunitario partirá su movimiento del Reino de Dios entre los hombres. Este movimiento tiene como prioridad la dignificación y el restablecimiento del ser humano; pero si se habla desde la perspectiva ideológica que se desarrolla, tendría que decir que para Jesús las instituciones, la cultura y la religión no puede manejarse con referencias estáticas, pues el hombre es dinámico, procesual y siempre está en continua evolución. Desde esta nueva perspectiva de Jesús, se abre la posibilidad de de-construir y construir una vida social más humana. Es comprensible entonces que si en su tiempo Jesús veía estructuras que deshumanizaban no es extraña su oposición a las instituciones estáticas dominantes y de sumisión a favor de unas pocas autoridades, como eran los sistemas que Jesús conoció en su tiempo y han sido señalados en el primer apartado de este capítulo. 90 Castillo, José María. Victimas del pecado. Madrid: Trotta, 2004. P 19-23 37 2.2.2. Jesús y el templo La mayoría de los estudiosos de los evangelios al analizar el proceder violento de Jesús en el episodio del templo coinciden en que teológicamente se relaciona con un proceso de purificación; esto es, que el templo había sido profanado anteriormente, especialmente por el tráfico comercial en su interior o en sus alrededores cambiando de esta forma su fin. Esto demuestra una evidente degradación de la autenticidad del culto sobre la cual Jesús pretende incidir91. Como se anotó en el apartado anterior, el templo era el lugar sagrado del culto y sitio importante para la comunidad; las normas que de allí salían eran ratificadas culturalmente y por ser lugar sagrado no se discutían las normas o movimientos que de allí surgían. De esta forma se convertía en una fuente de poder idealizado, además tenía su propia moneda y así se centralizaba el culto92. De este modo, se generaba una autentica profanación (Mc 11,17)93 ya que había perdido su horizonte de acercarse a Yahvé para la oración. Por lo tanto, la respuesta violenta de Jesús ante tal situación va en contra de quienes asumen que la venta de animales y el cambio de moneda, son justificados con los sacrificios. De esta forma, se puede evidenciar su oposición frente a los ritos externos y la lucha por enseñar una autentica religiosidad interiorizada94 y consiente, que era hacia donde Jesús apuntaba con sus enseñanzas. Por otro lado, con la actitud profética de Jesús, él advierte acerca del aprovechado pensamiento de santidad que la institución del templo traía a la comunidad, con ello buscaba mostrar los movimientos que iban en contra de tal santidad. De acuerdo con el primer capítulo, es claro que cuando se mezclan ideologías dominantes dentro de las estructuras son ellas las que rigen, aun acosta de pasar por encima de la misma población; por ello, la actitud de Jesús expresa la exigencia absoluta del mandato de santidad que merecía el templo. Esta purificación y reproche de Jesús muy seguramente era una 91 Sanders, E.P. Jesús y el Judaísmo. Madrid: Trotta S.A. 2004. P 101 Ibíd. P 106 93 “ Y les enseñaba, diciéndoles: «¿No está escrito: Mi Casa será llamada Casa de oración para todas las gentes? ¡Pero vosotros la tenéis hecha una cueva de bandidos” 94 Sanders, E.P. Jesús y el Judaísmo. P. 102 92 38 advertencia para aquellos que ejercían su poder allí; de esta manera, sería una denuncia a estos movimientos95. Entre tantas cosas Jesús claramente distingue lo que representa el templo, es el lugar del encuentro con Dios para el pueblo; no el sitio de poderes y abusos hacia el pueblo96. Ese poder ejercía una manipulación religiosa no solo con la venta de los animales para el sacrificio sino también para el pago de los impuestos, que aunque era voluntario, es sabido que había persuasión moral por medio de la religiosidad de las personas, haciéndolas sentir casi que obligadas con la donación de sus tributos97. Al analizar (Marcos 11, 17), se puede afirmar también que Jesús apoyaba el tema del templo como casa de oración pero que podría estar en contra de los sacrificios, sobre todo si retrocedemos la mirada a la cita de (Os 6,6) y que aparece de nuevo en (Mt 9,13 y 12,7) “quiero misericordia y no sacrificios”. Sin embargo, en los escritos neo-testamentarios, cada vez que se ve relacionado Jesús con el templo se hace notar una característica especial: su destrucción98. Esto le da una nueva interpretación a lo que se ha venido diciendo: la purificación, lucha contra el poder y la falsa santidad, ya que si partimos de aquí, referenciamos la frase de Jesús de (Jn 2,19)99 en tanto que fue una amenaza contra un orden establecido en la sociedad. Junto a lo dicho de Jesús en (Jn 2,19), se encuentran las acusaciones específicas que le hicieron en el sanedrín (Mc 14, 58), cuando se refiere a que el santuario no es hecho por manos humanas; muy probablemente se refiera a un nuevo modo de relación con Dios, un nuevo éschaton. De esta forma, Jesús elaboró un signo donde determinó la llegada inminente del Reino. Hay que resaltar que el pasaje de Juan, pone esta destrucción del templo después que habla de la purificación. Esto podría decir que Jesús consideraba que con la destrucción del templo regiría un nuevo orden que estaba cerca con la irrupción del Reino y que el templo seria destruido para que pudiera nacer el templo nuevo y perfecto 100. 95 Ibíd. P 103 Ibíd. P 103 97 Ibíd. P.106 98 Cf. Mc 13,1; 15,29 14,57-58; Mt 26,60; 27,40; Jn 2,18-22 99 Jesús les dijo: destruiré este santuario y en tres días lo reconstruiré. 100 Sanders, E.P. Jesús y el Judaísmo. P. 122 96 39 2.2.3 Jesús, las prácticas religiosas y la pureza Jesús debido al ritualismo cuestiona la pureza cultual, de este modo critica la piedad formalista y ve que la fe está siendo afectada, esto lleva a que su esencia se desvirtúe y retira del camino que conduce a Dios. En este sentido, con su actitud pretende re-establecer lo verdadero y de paso purificar la fe; En tanto esto, Jesús está dispuesto a menospreciar las prescripciones cultuales relativizándolas y lo manifiesta sentándose a la mesa con pecadores y paganos101. De este modo hace entender que la religiosidad de su tiempo se ha quedado en puro ritualismo y que los preceptos que se siguen, niegan la verdadera presencia de Dios y la misericordia hacia los más necesitados. Bajo este mismo pensamiento es que relativiza el sábado. Aunque es muy poco el conocimiento que se tiene de las acciones que se debían dejar de hacer el sábado, lo que sí es claro, es la prohibición de sanar a los enfermos. Jesús al incorporar esta práctica en su ministerio, especialmente en sábado, lo que pretende es darle su sentido pleno del día de Yahvé y lo encausa al verdadero orden de la creación. Que el sábado se hiciera para el hombre designa su horizonte, su acción creadora; entonces, el sábado se orienta hacia la acción salvadora. Por ello, rehusar a la curación en sábado, sería ir en contra de la salvación del hombre, por consiguiente, en contra de la voluntad divina (Mc 3,4)102. De este modo, no se trata de abolir la cultura del sábado sino establecerla según la bondad de Dios con el ser humano. Con lo anterior se puede suponer que a Jesús le interesa rescatar frente a la ley su propuesta del Reino, en dos situaciones: primero, que el hombre llegue a ser bueno en su totalidad, entonces, la actitud legalista debe ser superada, porque empobrece la voluntad de Dios. Incluso lo puede apartar de él. Segundo, la Torá esta acentuada con la salvación del hombre. Los conceptos de la ley que contradigan a ello, serán rechazados por Jesús fuertemente103. 101 Gnilka, Joachim. Jesús de Nazaret mensaje e historia. Barcelona: Herder 1993. P. 269 Ibíd. P 270 de igual modo Confrontar. Mc 2,23 103 Ibid. P 274 102 40 Uno de los indicios más fuertes de que Jesús traspaso la religiosidad judía es la afirmación de Mc 7,15, “Nada hay fuera del hombre que, entrando en él, pueda contaminarle; sino lo que sale del hombre, eso es lo que contamina al hombre”, hace pensar en la superioridad de la ética sobre la pureza cultual. De ahí que la contaminación se acoge en el interior del hombre, la purificación se lleva dentro del ser humano y de este modo el rito o purificación externa, pasaría a ser signo de lo que ya ha ocurrido, es el caso del bautismo104. Filón de Alejandría define la impureza primeramente como injusticia e impiedad, por lo tanto, justicia se debe entender como un estado de purificación que se presenta en la persona. 2.2.4 Jesús y las instituciones La distancia que toma Jesús con la Torá se observa en tres puntos: primero, la interpretación cambiante y conveniente de la escritura judía, segundo, las diferentes visiones de los grupos judíos y tercero, el apego de algunos grupos religiosos a los escritos y tradición de los padres105. En los escritos evangélicos, especialmente el de Mateo, se hace referencia que Jesús es quien cumple la ley106; sin embargo debe tomar una significación distinta a la que se le venía dando en Galilea. Si para Jesús lo principal es el Reino, la ley está delimitada por él, porque ya no ocupa un puesto central. Para Jesús la salvación está vinculada con el reino de Dios no con la ley. En este sentido no se trata de una negación de la Torá y en especial del decálogo, sino de ir más allá, a la humanización. El evangelio de Marcos muestra la visión de la ley mediante la narración del hombre rico donde Jesús presupone que las leyes pueden ser el primer paso para llegar al Reino pero muestra autoridad sobre ella y determina que la exigencia es más radical 107 y lo muestra en frases como “habéis oído que” donde siempre se está dirigiendo al decálogo, pero con su “yo os digo que108” se antepone a él, de modo que hay una subordinación frente a esta radicalidad y da prioridad a sus enseñanzas. Esto no significa que suprime la ley pues es severo con quien cometa una falta: “será culpable ante el tribunal”109. Sin embargo, esta 104 Teissen, Gerd y Merz, Annette. El Jesús histórico. P.410 Ibíd. P 69 106 Mt 5,17. 107 Gnilka, Joachim. Jesús de Nazaret mensaje e historia. P 262 108 Cf. Mt 5,21ss 109 Gnilka, Joachim. Jesús de Nazaret mensaje e historia. P 263 105 41 expresión ya no remitiría a un tribunal humano sino al divino. Por lo tanto, hay una trascendencia de la misma ley como también una ley moral y ética que se acentúa. En últimas, lo que Jesús quiere señalar es la mentalidad legalista que lleva a un obrar mecánico y pretende dar paso a que el ser humano se haga mejor; de este modo la conducta legalista sería insuficiente110; siendo así, la fraternidad no nace en el hecho de que se renuncie a matarse el uno con el otro sino que va más allá, se encamina a una conducta bondadosa en toda la existencia. La cuestión no se remite al castigo terreno sino al juicio del corazón.111. De este modo, la problemática no radica en el cumplimiento de la ley sino que el problema es más hondo, radica en la verdad y la mentira; en lo auténtico y lo inauténtico y en la pureza del corazón que en ultimas esto es lo que define lo justo. La exigencia de Jesús convoca a permanecer siempre en la presencia de Dios no solo cuando el hombre lo invoca112. De esta manera, no se trata de cumplir una norma por una ley sino a ser justos frente a lo que se presenta. En otras palabras, radica en la transparencia del interior del ser humano, de tal forma que allí reside el factor de pureza o impureza según la conducta. Mateo nos regala un dicho en boca de Jesús, “no hay nada que fuera del hombre pueda contaminarle, pero las cosas que proceden de adentro, son lo que contaminan al hombre” (Mt 15,11); Es esto lo que representaría la verdadera impureza; por lo tanto, lo puro es medido en la veracidad de la existencia. En comparación con ella, la pureza cultual, carece de importancia113, siendo de esta forma, los actos de piedad quedarían subyugados al ser humano (Is 1,16). Entonces la verdadera impureza, estaría en lo moral. Una segunda institución que Jesús cuestionó fue el sacerdocio. Flavio Josefo calificó de teocracia la forma de gobierno Judío, esto pondría a Dios en la cúspide y asumiría que era él quien regia a su pueblo. De esta forma, se daba a entender que el Reino de Dios correspondía a la aristocracia sacerdotal. Ellos según la estructura gubernamental, eran los representantes de ese Reino junto con el movimiento romano; debido a esto, la 110 Ibíd. P 264 Ibíd. P 264 112 Ibíd. P 265 113 Ibíd. P 267 111 42 inconformidad surge al interior de la población laical. Jesús también se manifestó proféticamente con un movimiento teócrata y proclama la presencia inminente del Reino de Dios, esto frente a la aristocracia significaba el final de cualquier otra soberanía114. El sanedrín pertenecía a movimientos políticos aristócratas a los cuales nadie tenía posibilidad de llegar sino únicamente por línea familiar o solides económica, especialmente los sumos sacerdotes y los ancianos, como también por estudios religiosos y jurídicos, como el caso de los escribas115, estos grupos eran cerrados y con ínfulas patriarcales. Frente a esto, la crítica de Jesús con los sacerdotes tuvo lugar especialmente con el restablecer la purificación del templo en términos de derrocar el poder, a esto llevaría la destrucción del templo pues era punto central alienante de la fe y de la postura patriarcal que allí se movía. He aquí el riesgo para los sacerdotes y el juicio que se le emprende a Jesús posteriormente. Una tercera institución fuertemente cuestionada por Jesús era la familia patriarcal. Una de sus críticas más significativas, que debió golpear a la sociedad patriarcal judía, fue la nueva dimensión de familia que dio a conocer. Su identificación con el Padre celestial lo vincula a una ruptura con los lazos de sangre porque para Jesús, su familia es quien hace la voluntad del Padre, esos son su madre y sus hermanos, dado que el único Padre es el de los cielos (Mt 23,9). Esta comunidad que rigió Jesús fue convocada para hacer una familia con los que no tienen familia, sus pretensiones no son hacer vínculos de sangre ni intereses económicos, no se unen para defender su estatus social, su honor consiste en hacer la voluntad del Padre, no se estructura jerárquicamente, siempre debe regir la igualdad, no puede ser una familia encerrada en sí misma, sino abierta y acogedora. Debe ser una comunidad de hermanos servidores por eso la regla a seguir es: “quien quiera ser el primero, que se haga el ultimo de todos” (Mc 9,35)116. De igual manera no habrá letrados, ni maestros de ley, pues su única apertura será dirigida a Jesús y por lo tanto al Reino. Tampoco habrá influencias patriarcales que impongan su 114 Theissen, Gerd. Sociología del movimiento de Jesús, el nacimiento del cristianismo primitivo. Santander: Sal Terrae 1979. P 57 115 Ibíd. P. 68 116 Pagola, José Antonio. Jesús Aproximación histórica. Claretiana 2009. P 303 43 voluntad sobre los demás, nadie ejercerá sobre nadie un poder dominante, ni ha de ser padre (con relación a la visión de la cultura judía), porque la única autoridad es la que viene de Dios, pues es él quien hace a todos hermanos. Respecto a las clases sociales, no hay rango superior, ni clases, de ahí que no haya la diferenciación de sacerdotes, levitas y pueblo, de esta manera, no hay intermediarios para llegar a Jesús y a Dios117 porque a todos se da en las mismas posibilidades. Tampoco hay discriminación de género el hombre no es más que la mujer. Por esto, la grandeza no se mide por el rango constituido de una sociedad sino por la apertura a la humildad. Con esto se dan las semillas que harán germinar el Reino entre todos. La condición que reglamentará sus vidas será la escucha y la práctica de la palabra de Dios (Lc 8,19-21)118, tarea a la que aún invita Jesús a promover. Con el cumplimiento de estas posturas, llegará la libertad, de lo contrario, se tendrá la sumisión de acoger voluntades humanas, advertencia que Jesús le hace a los suyos (Mt 23, 8-10). Las nuevas palabras tienen como finalidad asumir una vida integrada a la sociedad, en colaboración con la causa humana, facilita la convivencia entre los seres, cuestión que el cristianismo debe promover hoy día como fin fraterno dentro de la iglesia de Jesús. 2.2.5 La religiosidad del Reino Los relatos bíblicos cuentan la estadía en el desierto de Jesús y las tentaciones, de donde sale victorioso, acto seguido Jesús anuncia el Reino de Dios y pide la conversión con una propuesta distinta a la que ya se conocía. Para llevar a cabo esta restauración, elige un grupo de hombres y mujeres que estarían dispuestos con él a vivir su propuesta del Reino de Dios. Con ellos, se afianza el modelo ejemplar, por consiguiente la consolidación de la comunidad cristiana. Esto indica que haría de ella el modelo fundamental de lo que tiene que ser el nuevo pueblo de Dios119. Este pueblo se efectuará en la unidad mística de él con el grupo, no existiría otra posibilidad. 117 Ibíd. P 303 Teissen, Gerd. Sociología del movimiento de Jesús, el nacimiento del cristianismo primitivo. P 17 119 Castillo, José María. La alternativa cristiana. P. 32 118 44 No era fácil hacer parte de este grupo, porque así como Jesús tuvo un cambio radical en su vida después de su bautismo, las personas que estaban con él, asumían unas experiencias de igual radicalidad a la de Jesús. Se trataba de dar vuelco total a la sociedad con una alternativa de vida distinta y un estado donde verdaderamente Dios reine con fraternidad y misericordia en el ser humano; por lo tanto, la obediencia al Padre del cielo representada en Jesús. Para esto, es necesario cuestionar y discernir acerca de las potencias que rigen y esclavizan al ser humano, tales como, su pensamiento religioso, la cultura, el estado político y la ideología. De este modo, el vuelco se daría con un cambio de pensamiento, de actitud y desde allí, la forma de relacionarse con los otros. Esta propuesta se emprende en el movimiento cristiano para transformar la sociedad, no la sociedad rigiendo a los habitantes que les empobrece su condición de vida como cualquier ideología mal enfocada. La dominación dentro de la cultura Jesús la detecta en dos aspectos fundamentales: la forma de proceder de la política y de la religión; de esta manera hay un rechazo del poder político como también de la ambición y el autoritarismo de los líderes religiosos 120. Por ello, encontramos en los relatos evangélicos prohibiciones tales como títulos honoríficos en la comunidad121. La intención es crear entre todos, una familia que viva, coma, duerma y viaje con él. Todo ello para conformar un mundo especifico, el del Reino122. 2.2.6 El profetismo de Jesús Se ha de considerar que las diferencias de Jesús con su cultura y su religión se establecieron especialmente por el manejo de ideologías que perturbaban una convivencia sana; especialmente con las personas que eran regidas por un sistema, que en este caso, era representado principalmente por el templo de Jerusalén y la Torá, lo cual llevo a Jesús a 120 Ibíd., p. 47 Mt 2, 25-28; Mas Jesús los llamó y dijo: «Sabéis que los jefes de las naciones las dominan como señores absolutos, y los grandes las oprimen con su poder. No ha de ser así entre vosotros, sino que el que quiera llegar a ser grande entre vosotros, será vuestro servidor, y el que quiera ser el primero entre vosotros, será vuestro esclavo; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.» 121 Mt 23,8-10; Lc 22,25. Maier, John P. Un judío Marginal. Nueva visión del Jesús histórico Tomo III Compañeros y competidores. Pamplona: Verbo Divino 2003. P. 71 122 45 tener unas disputas con los fariseos y escribas, que hacían de la voluntad de Dios un legalismo insoportable y lo imponían con normas tradicionales que oprimían la conciencia de la gente. Jesús como profeta critica el culto falso y la legalidad moralista que encubre el afán de lucro, privilegios, honores bajo apariencia de santidad, búsqueda de seguridades y derechos ante Dios. Con esto se establece en la población sentimientos de culpa y de inferioridad que los imposibilitaba para hacerse acreedores de favores de Dios, sin la mediación de los dirigentes de la religión judía123. Esta legalidad se impuso por el sometiendo a unas leyes que más que ofrecer beneficios, se estableció como peso para las personas, haciendo de la ley un cumplimiento poco interiorizado y deshumanizador. Por estos motivos, la voz que levanta Jesús dentro del movimiento judío se dio porque ellos no aceptaron la revelación más plena de Dios que acontecía ante sus ojos; como consecuencia de esto anuncia la destrucción del templo, símbolo de todo ese movimiento religioso falseado con el orgullo, la explotación económica y las falsas esperanzas mesiánicas que encausaban a muchos. Jesús con su propuesta del Reino pretende que se capte la cercanía de Dios con todos los hombres, con esto evoluciona tradiciones y libera de los preceptos establecidos. Las liberaciones son por lo general psicológicas, psíquicas, sociales, culturales y morales; establece la liberación integral de las personas especialmente los menos favorecidos. A Partir de estas acciones Jesús muestra que donde eso se realice, haga quien lo haga, ahí actúa Dios124. Estas expresiones se constatan con manifestaciones de misericordia y solidaridad; por esto, el camino de la vida y del juicio de Dios tiene como criterio la conducta para con el prójimo. Esto se concientiza en obras amorosas con los otros y el desprendimiento de los bienes de este mundo por que debe primar la capacidad de compartir. Estos requerimientos son el mayor obstáculo cuando se ejercen las ideologías idolátricas, cuestión que puede ser superada con el discernimiento y su talante profético, en 123 Frades, Eduardo C.M.F. Características del profetismo bíblico, Jesús el profeta en: http://www.cmfapostolado.org/IMG/pdf/pgapostolado_encuentros_dimensionprofetica_4frades.pdf 04/03/2014. 124 Verificar esto en: Mc 3,22-30; Mt 12, 24-32; Lc 11,15-23 46 tanto captación de lo ofrecido por una sociedad o cultura o religión, cuando es demerito para la dignificación humana. Jesús al tomar una postura frente a la cultura y religiosidad de su época, más que una ruptura, muestra una superación al hacer las respectivas denuncias; promueve un cambio en las personas y la sociedad, más que un juicio: con esto manifiesta que Dios Padre, es un Dios de amor, quien elige y libera a su pueblo; como también un Dios de esperanza aun en los más duros momentos de la historia. Se nota que lo más sobresaliente de Jesús, son sus obras de cercanía y de solidaridad, pero hay otros factores que encierran el anuncio del Reino y su respectivo obrar como son: la exhortación al cambio social y personal, la denuncia a las estructuras opresoras y promueve un camino liberador sin tantas influencias heroicas125. Para esto hay que tener en cuenta que el mensaje cristiano no fomenta la angustia y la falsa culpabilidad en la gente, no siembra estructuras de terrores que son alienantes; más bien es liberador porque muestra opciones distintas basadas en el amor y la misericordia. Este mensaje se empeña en la liberación de los oprimidos en todos los aspectos humanos, por parciales que sean: manipulación de conciencia, explotación y violencia contra la misma libertad, las dominaciones institucionales, sean sociales o religiosas. De este modo, entra la indignación ética y la pasión por la justicia, se da el compartir con las personas, los bienes culturales, morales y espirituales, según los preceptos de Jesús126. De modo que esta postura profética invita a que cada quien reflexione desde su propia realidad e indague en su propio ser para que cada quien tome sus propias determinaciones dentro de la cultura, sociedad, religión y en general hacer conciencia de su configuración e ideologías que le rigen y con esto tomar una postura crítica con lo que acontece esto define el accionar de la persona. Dado lo anterior, Jesús promueve una nueva forma de relacionarse con Dios, que sería un nuevo renacer en pensamientos, en sentir, en actuar, es decir, un templo nuevo y perfecto 125 126 Frades, Eduardo cmf. Características del profetismo bíblico. Ibíd. 47 que se dé en las personas, que no se quede en solo ritualismos y en quietud de todo lo que se ofrece dentro de un contexto, sea cultural, religiosos, social, económico, porque su liberación implementa una forma de dar vida al ser humano; lo crea y lo recrea, reestablece lo verdadero del ser para purificar su fe y dar consistencia a la verdad; este es el proceso formativo de la fe y solo es posible con la cercanía de Jesús, porque él lo dispone todo para que el hombre llegue a ser bueno en su totalidad, pues de lo contrario, empobrece la bondad divina hasta el punto de apartarlo de ella. Se ha mencionado que la purificación se lleva en el interior del hombre, por lo tanto, debe ser discernible y desde ahí, pasaría a ser justicia y piedad, siendo estos estados de purificación en las personas. En tanto esto, la conducta ética y moral, se encauza a una conducta bondadosa en toda la existencia, entonces el juicio es del corazón, no de leyes ni ritos, ni aprobaciones clericales, sino de conciencia; es ahí donde se puede establecer lo verdadero y lo falso, lo auténtico y lo inauténtico del ser humano. Entonces estos son criterios para una permanencia en Dios, esto asumiría la verdadera forma de adorarlo. 48 CAPÍTULO III ASUMIR EL TALANTE LIBERADOR DEL REINO: ADORACIÓN EN ESPIRITU Y VERDAD Los capítulos anteriores han manifestado desde la perspectiva cultural, la relación de la voluntad humana en cuanto a su modo de apetencias en relación al dominio, el prestigio y el dinero y con esto su talante dominador en la sociedad, cuando cae en ideologías no beneficiosas para la humanización y que busca perpetuarse. Se puede apreciar con el judaísmo y en las alienaciones que se produjo como consecuencia de criterios institucionales y que rigen bajo un poder supra empírico. Por otra parte, la religión institucional e ideológica sugiere un daño en la fe religiosa personal, cuando los ideales sociales se vinculan a fines distintos de la humanización; como fruto de ello, se dan alienaciones que el movimiento cristiano presenta como dudosas cuando se pone en riesgo a la comunidad de fe y afecta la convivencia. Con esto se mantiene la constante tensión que el hombre experimenta entre lo humano y lo divino, entre el bien y el mal, entre la voluntad de Dios y la propia voluntad de la persona, que nunca se muestra tan diáfana especialmente en los asuntos de la fe. Si se tiene en cuenta el carácter histórico y trascendental del ser humano es preciso comprender que la afectación cultural, la propia ideología, las ideologías que acompañan el sistema religioso, hacen que la persona responda de cierta manera y cree un modo concreto de pensamiento que de ninguna manera impide una experiencia de Dios, dado que precisamente la encarnación es histórica. Pero la experiencia religiosa se establece al interior de un mundo ético que necesita procesos de discernimiento, herramienta fundamental del cristianismo, que ayuda a cuestionar los movimientos en que el ser humano día a día se debate. Por esto, perfeccionando o utilizando los procesos de discernimiento con mayor agudeza, la mirada cristiana puede ser fermento de transformaciones culturales, sociales, religiosas, institucionales y personales aportes que pueden beneficiar a la humanidad. 49 3.1 El Discernimiento en la propuesta cristiana En los capítulos anteriores, se estudiaba cómo el ser humano se encuentra envuelto en todo un compendio de realidades que lo estructuran, que le dan su percepción y cómo se alimenta de eso para desarrollarse en su ambiente dentro de unas ocupaciones dominantes que la cultura establece; por otra parte, el movimiento cristiano, tiene una postura crítica en cuanto al desarrollo social dominante cuando este se opone al crecimiento, a la dignidad humana y sus dimensiones existenciales. El cristianismo como principio da prioridad al hombre sobre toda estructura de dominación incluida las sociales, religiosas, políticas, económicas que se pueden presentar internamente en la sociedad, desde ahí la construcción de seres nuevos, libres y que aportan a construir una historia desde la fe. El ser humano al verse sumergido en las ocupaciones dominantes se vincula a un instrumento más del sistema, con lo cual se convierte en un medio del fin social y es desplazado él mismo como fin. Todo desplazamiento genera inhumanidad que es preciso identificar, de-construir y re-direccionar hacia una dignificación. Desde este punto de vista, se puede afirmar que el ser humano se hace digno, en tanto que actúa por su propia conciencia y libre elección; es decir, movido y guiado por una convicción personal e interna y no por un impulso ciego alienado o por una coacción exterior, de esta forma elige libremente y su actuación es inclinada a los medios más convenientes, dice Tony Mifsud127. Por esto, el recurso del discernimiento es básico, si se parte del referente espiritual que habla de la renovación de la mente para acoger la voluntad de Dios (Rom 12,2). Ignacio de Loyola entendía discernimiento como optar, y en especial, optar por el Reino de Dios. Esto significaría que es aprender a vivir la vida haciendo opciones en la línea más humanizante y humanizadora128. Discernir seria quedarse con lo mejor. Por lo mismo, se habla de separación de lo que no entra dentro de una convivencia sana, como también de lo que toca fondo para sacar beneficio129. 127 Mifsud, Tony. Decisiones responsables, una ética del discernimiento. Santiago de Chile: Universidad Alberto Hurtado centro de ética 2012. P 24 128 Cabarrús, Carlos Rafael. Experimentarlo todo y quedarse con lo mejor, el discernimiento como camino creyente. Frontera 2008. P 7 129 Ibíd. P 8 50 El discernimiento a su vez, indica interioridad, porque ahí es que se descubre lo verdadero y lo sincero, de modo que es el camino para tomar decisiones. En este sentido, el discernimiento lleva a obrar, no es quietud, también es caer en la cuenta. De este modo, es conciencia130. La conciencia actúa como una voz orientadora del ser humano, tiene la capacidad de ir en crecimiento y permite discernir la vida para optar por ella. En este sentido, se aleja de las normas, las leyes y los principios, o dicho de otra manera, de la forma que se establece en una cultura. Esto, porque tales normativas religiosas o sociales, no llenan la integridad humana. Frente a ello, se puede remitir a la opción de Jesús cuando habla de destruir el templo, ya que enfatizaba en una forma nueva de relación con Dios, a través de la irrupción del Reino para que renazca un templo nuevo y perfecto en cada persona. La conciencia permite avanzar más que lo dictaminado socialmente. De este modo, se convierte en la prolongación del corazón, estableciéndose como el motor del discernimiento131. Claro está que la conciencia por sí sola no está en capacidad de optar por una vía que genere buenas expectativas, ya que como se estudió en el primer capítulo, el ser humano es producto de una cultura, de una religión, de impulsos ideológicos, de una familia, la propia experiencia, entre tantas cosas más. De esta manera, hay una labor educativa en ella, es aquí donde el cristianismo hace su presencia humanizante descubriendo su verdad. Es claro decir, que la conciencia se forma con base en experiencias sobre los valores más generales, entonces, la tarea principal de la iglesia católica en un estado socio-cultural, es formar la conciencia en valores que humanicen, más que en formas religiosas, es formar en lo fundamental, que es donde habla Dios a la persona e invita a hacer su convivencia, cuestión que olvida a menudo; y esto con el fin de que el ser humano se haga bueno en su totalidad. La escala de valores cristiana no es un mecanismo de deducción racional, por lo tanto, no se porta por medios de códigos o reglamentos legales132; en tanto esto, la actitud legalista debe 130 Ibíd. P 20 Ibíd. 132 Ibíd. 131 51 ser superada porque los valores no se aplican en experiencias concretas sino por la acción del Espíritu en la propia conciencia. Dice el concilio Vaticano II: “En lo más profundo de su conciencia el hombre descubre una ley que él no se da a sí mismo, sino a la que debe obedecer y cuya voz resuena, cuando es necesario, en los oídos de su corazón, llamándole siempre a amar y a hacer el bien y a evitar el mal (...). El hombre tiene una ley inscrita por Dios en su corazón (...). La conciencia es el núcleo más secreto y el sagrario del hombre, en que está solo con Dios, cuya voz resuena en lo más íntimo de ella133” Si esto es así, se puede preguntar qué tanto error hay en esta conciencia y por qué puede ser asumida como voluntad divina; Sin duda alguna, los únicos criterios con los que se puede contar, son los frutos que el Espíritu Santo despliega, donde no se produzcan esos frutos, el discernimiento es falso, por más que se tenga otras habilidades como por ejemplo la piedad, la vocación, la fidelidad a unas normas, la eficacia. Aunque sean necesarias estas habilidades, pueden ser engañosa porque puede haber una autosatisfacción de conciencia y por esto, puede no darse cuenta de lo lejos que esta de Dios como es el caso de los movimientos judíos y la excesiva sumisión a las normas del judaísmo del siglo I que se presentaron en el capítulo anterior. Por el contrario, si se producen los frutos del Espíritu, es verdadero el criterio de discernimiento como lo expresa Castillo. Solo la presencia del Espíritu puede garantizar la rectitud de nuestras decisiones, este fruto se reduce a una sola cosa: el amor fraterno en sus diversas manifestaciones. Ellos son: amor, alegría, paz, tolerancia, agrado, generosidad, sencillez, lealtad, dominio de sí (Ga 5,22); bondad, honradez, sinceridad (Ef 5,9); rectitud (Fl 1,11; Heb 12,11; Sat 3,18) y libertad cristiana (2Cor 3,17). En esto se constata que no se habla de una relación con Dios tan evidente, sino con mayor énfasis entre los seres humanos. Por consiguiente, donde se produce división, resentimiento, agresividad, intolerancia, tacañería, desconfianza, autosuficiencia, dominación, distanciamiento de los demás, entre otros, se da por sentado que se sale de la voluntad divina134. Por lo tanto, la 133 134 Concilio Vaticano II. Gaudium et spes n 16 Castillo, José María. El discernimiento cristiano, por una conciencia crítica. P 153 52 purificación se lleva en el interior del ser humano, como ya se comentó, esto pasaría a ser justicia y piedad, estado de purificación ideal de la personas. En lo moral, la conciencia se considera como algo inalienable, que no se puede cambiar, ni alterar, ni ceder. Bajo esta condición su fermento se construye desde las tres dimensiones del ser humano: búsqueda de la felicidad, amar y ser amado, el conocimiento que quiere transformar, el encontrar el sentido de la vida135. Estas dimensiones son las que han forjado las diversas generaciones de derechos humanos que pretenden establecer una convivencia más humana. De aquí se extrae lo que es un valor cristiano. Así mismo los valores bien cimentados, son los que harán posible el germen para aquellos que siempre han estado en la exclusión136. Los valores cristianos tales como: la dignidad (basada en el servicio), la tolerancia (vista desde la misericordia del Padre - igualdad), solidaridad- justicia (contraste de mi ser frente al otro) son herramientas para captar el camino de Dios137; sin embargo, ellos deben ser alimentados con la oración, especialmente la personal si hablamos del discernimiento. La oración de Jesús, así como su actuar, siempre era entendida desde la voluntad del Padre, motivo que lo llevo a profundizar esa experiencia. Un buen discernimiento se hace a solas, en clima de desierto ya que hay que callar las voces externas e internas. La oración meditada, actúa como fuente liberadora del ser y debe darse no solo en la mente sino también en el ser mismo, esto indica que la oración es también el encuentro con Dios en la realidad, esto asume la dialéctica relacional humana con los otros y el cosmos. En la contemplación y el silencio de la oración habla de lo verdadero y lo falso, lo auténtico y lo inauténtico que rige el corazón y de esto depende la permanencia en Dios. En consecuencia, para discernir es necesario tener una conciencia formada desde la oración y el crecimiento en la fe que permita elegir; para ello la comunidad es importante porque es desde ella donde se confrontan las elecciones buenas o malas138.Se puede afirmar, 135 Mifsud, Tony. Decisiones responsables, una ética del discernimiento. P 30 Ibid. P 32 137 Ibid. P.38 138 Ibid. P 32 136 53 entonces, que lo bueno queda mediado por todo aquello que permite engrandecer y defender la dignidad humana, lo que brinde tolerancia, lo que lleve a satisfacer las necesidades de las personas menos favorecidas, tanto social como afectivamente; en pocas palabras, en la promoción de la solidaridad139. El sello distintivo e imborrable de un tipo de vida a la manera de Jesús, debe ser el proceso experiencial de sentirse personas libres, sanas y deseosas de vivir desde la plenitud, esto sería asumir la captación de los más íntimos deseos del corazón, que en últimas son los que florecen en contraposición a lo socialmente establecido y permite ver el desequilibrio comunitario y no las compulsiones (“deberías” – ordenes internas)140. El deseo que experimenta el corazón se transforma en realidades concretas cuando se discierne, en cuyo caso la persona se pone en acción. El discernimiento según Pablo en la carta a los Romanos, pasa a ser el centro mismo de la relación del hombre con Dios, por consiguiente, las acciones encaminadas hacia Él, todo lo que implica esto, es lo que define el ser cristiano, pues caminar en la vida como luz es caminar por el camino del discernimiento Ef 5, 8-10. El discernimiento es la intercesión que se establece entre el amor y la gloria, porque el discernimiento abrazado por el amor es lo que permite optar por lo mejor. El amor es la fuerza de la vida que lleva a cada uno a construir su propia conducta, no para hacer su propio capricho, sino para descubrir en cada situación la generosidad del bien. Entonces se puede decir que el discernimiento es la garantía de la autenticidad de la existencia cristiana141. El nuevo testamento asume que el discernimiento es el criterio que nos da la medida del espíritu y de la praxis que debe acompañar el buen cristiano 142. Este discernimiento espiritual, es lo que concretiza la fe y la libertad del hombre porque se convierte en el culto nuevo guiado por el espíritu y el camino que conduce a Dios. 139 Ibid. P 32 Ibíd. p 47 141 Castillo, José María. El Discernimiento Cristiano, por una conciencia crítica. Salamanca, Sígueme 1994. P 50 142 Ibíd. 54 140 54 Lo anterior indica que el discernimiento es el foco central para la construcción y de construcción del ser humano. Este pasaría a ser el talante liberador, que permite un equilibrio que da cuenta y razón de las funciones que estropean la vida humana, su desarrollo, sus libertades y todo su ser; que lo condicionan y lo someten a estados de degradación personal. De modo que el discernimiento personal y comunitario respondería a la encomienda de Jesús, que seamos sal y levadura y con esto, agentes constructores y críticos en lo que acontece. Esto es lo que la práctica institucional religiosa en los católicos tiende a olvidar a cambio de normativas y ritos en busca de seguridades que opacan el sentir cristiano bien fundamentado. Es pertinente recordar que el ritualismo destruye y retira del camino de Dios, por lo tanto, para saber si lo que se hace o se pretende hacer esta ajustado a la voluntad de Dios, no bastan las doctrinas previamente elaboradas como en el caso del judaísmo del siglo I, con estructuras inamovibles, las directrices eclesiales o las directrices de la religión, sino que se tiene que revisar en tono existencial de la vida, es decir discernir. En cierta forma es el aporte central del capítulo segundo y ratifica la centralidad del mensaje de Jesús frente a la situación que se presentaba en aquella época. Con esto se muestra que la actitud legalista empobrece la voluntad de Dios. El discernimiento trae consigo una libertad, que bien encaminada, responde a un ideal de desarrollo humano. Resumiendo, se puede decir que es el discernimiento y no la ley la que orienta el comportamiento cristiano, sin embargo en la cultura en la que vivimos, no se pueden descartar las normas que se imponen desde preceptos negativos e impulsos dañinos que perjudican al prójimo; ellas están llamadas a orientar la comunidad pero la conciencia, es la que edifica y construye la comunión entre las personas143. Esta conciencia referida a la escucha y la práctica de la palabra es lo que trae la libertad contraria a la sumisión humana. 143 Castillo, José María. Estrada y A, Juan. El proyecto de Jesús. Salamanca: Sígueme 1985. P 11 55 3.2 La libertad en Jesús, una opción cristiana Situados en los relatos de los evangelios, se puede comprender que la libertad es un tema fundamental en Jesús, hablar de libertad es un indicativo de un estado interior del ser humano, fruto del discernimiento y de las consideraciones de la conciencia. La categoría de libertad en Jesús remite a su experiencia esencial de vida, especialmente a su intimidad con el Padre144, en oposición a las estructuras que en su tiempo había creado la religión de los israelitas que terminaban por esclavizar al pueblo. La libertad en Jesús tiene connotaciones internas del ser total, espíritu y cuerpo que se visualiza en conductas determinadas. La libertad libre, hay que encaminarla al discernimiento que se da en una disposición interna, del que hace uso de la libertad de obras145. Aclarando más la idea, Castillo, hace referencia a la libertad interior, de tal manera que la persona no admite estados de egoísmos146. Entendido de esta forma, la libertad consiste en la disponibilidad hacia los otros para amar. Aun dentro de un estado civil de matrimonio, esta libertad es libre, ya que no depende de factores externos, entonces no depende de una vinculación a un estilo de vida, sino a un modo de vida; más aún, de entender la existencia. Esta forma de libertad, es condición necesaria para la realización del ser humano, puesto que entre más disponibilidad se tenga hacia los otros y al Otro (Dios), se es más persona y por consiguiente se es uno mismo encaminándose a lo auténtico, lo contrario es lo que hacen del ser humano las instituciones, los poderes, los sistemas y los intereses del mundo147; que pretenden configurar al ser humano de un modo determinado según sus criterios y normas, de modo que tenga solo una perspectiva ideológica sin criterio ni discernir ni discutir otras opciones que se puedan presentar. En pocas palabras lo condicionan, lo dejan sujeto solo a unos criterios deterministas que controlan su realidad y lo adaptan para una filosofía específica con ocupaciones dominantes. 144 Ibíd. 155 Ibíd. 146 Ibíd. P.13 147 Ibíd. P 14 145 56 Sin duda alguna, esa libertad interior, trasciende la libertad exterior, ya que se puede ser libre aun estando socialmente arrinconado con tantas propuestas del mundo o en situaciones de riesgo de vida. Jesús vivía en una sociedad que era conducida por estructuras mentales muy fuertes, tanto religiosas como culturales y sin embargo cultivo en muchos una forma de vida que levantaba al ser humano en todas sus dimensiones, pero eso, no implica la deserción de la lucha por la libertad exterior. Por otra parte la mayoría de personas, sobre todo las que se vinculan a movimientos religiosos, asumen el amor como la sumisión a los demás, a una institución, a una sociedad, a los mayores, como también, a los usos y costumbres y a los poderes constituidos148. Entonces si el amor se une a objetos, instituciones y estructuras, no puede haber una felicidad plena, puesto que la verdadera felicidad, se mueve bajo valores más profundos y trascendentales de la libertad y del amor. De esta manera la libertad se constituye en el valor que se da al prójimo y la disposición para con él, siendo esto una cualidad del alma, por lo tanto, corresponde a una actitud interna del corazón que cada creyente ha de aportar si quiere vivir en plena familiaridad con Dios149. En este sentido por medio de acciones o actos piadosos, nadie puede obligar a Dios a que le dé su Reino, porque esos actos puede que no correspondan a su condición de vida y por ello, estas acciones no lo hacen libre para recibirlo. Para acoger este estado de vida se necesita del discernimiento que implica la muerte de un corazón autoritario y déspota, porque solo en el despojo del sentir egoísta se construye esta forma de vida150. Por ello, nunca se podrá reclamar el Reino, como quien reclama un derecho para su persona y las personas en general151 y tampoco se podrá unir a estructuras o instituciones fabricadas con el fin de alienar al ser humano. De esta forma, es una exigencia personal y colectiva al mismo tiempo. Solo la libertad, llega con la pobreza en el espíritu, no por un pueblo ni una religión, ni una familia o una tradición, cuestión que el discernimiento cristiano aporta. Por esto, los pobres en el espíritu son aquellos que dejan plenamente a Dios, la manera y el camino con que Él visita a cada ser humano y lo salva152. 148 Ibíd. Plotzke, Urban. El sermón de la montaña. Madrid: Fax 1965. P 15 Ibíd. P 16 150 Ibíd. P 16 151 Ibid 152 Ibid. P 18 149 57 El hombre que sigue las palpitaciones del Espíritu, no es más que su ser original, el hombre que se satisfizo de todo, no es más que su propia falta de apreciación 153. De tal manera, que quien tiene acceso a Dios plenamente, es quien de corazón se ha podido liberar de sí mismo, de este modo, se exige la integridad del ser humano determinado en la unidad de alma y cuerpo. Debido a esto, el ser humano debe tomar una postura ante el mundo. Jesús optó por la felicidad, su ética no es la renuncia, sino la donación, un modo de ver la vida a favor de los hombres154. Por esto la libertad en Cristo, pasa a ser donación de vida, no es renuncia ascética como algunos intérpretes cristianos lo asumieron durante mucho tiempo, en especial los anacoretas, que aunque su opción es válida, no debe haber una desadaptación con el mundo. Una postura desde lo ascético, no es viable para la gente que vive en la sociedad, porque no se trata de salirse del mundo, por el contrario, se trata de tomar una postura en el mundo. La fuerza de la donación en una comunidad eclesial, en este caso la católica, es posible en la medida que se dé la sustitución de instituciones por las relaciones interpersonales, porque lo que da sentido a la vida humana, no son las instituciones a las que se esté vinculado sino las personas con las que se relacionan y el modo de relacionarse155. En este orden de ideas, se puede afirmar que primero es la vida, no la religión como institución, dice Castillo, porque la meta suprema es el amor. Esta forma clarifica la pretensión cristiana con sus seguidores al romper con todo lo que sea opresivo para el ser humano; “por consiguiente, el seguimiento de Jesús, no se reduce a una experiencia religiosa, que se vive en la intimidad del alma, ni es una experiencia puramente espiritual, que apunta solo al destino trascendente del ser humano, sino más que eso es un compromiso de liberación para este mundo” 156. Entonces es romper con toda opresión. El Nuevo Testamento establece una brecha tajante entre fe y ley religiosa, de forma que se presenta un cambio en el modo del seguimiento que hasta ahora se conocía en los maestros de la época, quienes buscaban crear dependencia al guía religioso con el fin de legitimar su 153 Ibid. P 20 Castillo, José María. La ética de cristo. Bilbao: Desclee de Brouwer, S.A. 2005. P 22 155 Ibíd. P 23 156 Ibíd. 153 154 58 creencia. Ahora, la mediación es el amor entre los seres humanos. Pues los cristianos como primera medida responden a ley del espíritu157. De manera que quien cumpla esta ley, no entenderá la libertad de mala manera, ni se dejara llevar de los malos instintos (Ga 5,13). Entonces donde hay amor, hay libertad. De esta forma, el poder queda caducado. Desde esta perspectiva, el único camino que lleva a Dios es el de la fe158. De tal forma que se puede asegurar que la libertad de Jesús se basa en una convicción propia de la relación que él establece con su Padre según su fe. Su donación de vida hacia los demás es lo que lo desliga de sí mismo y frustra al egoísmo que acompaña al ser humano. Por esto, su mensaje es liberador y amoroso al mismo tiempo y por lo tanto sigue siendo una experiencia de vida. 3.3 La fe: restablecimiento de la conducta humana La fe es una condición fundamental del ser humano para poder entender la propuesta de Jesús, dependiendo de la madurez y el crecimiento en la fe así mismo la experiencia de la persona adquiere un nuevo sentido. Son muchas las ideas y creencias que por fe se reciben, pero la falta de crecimiento intelectual y espiritual en la misma y la fe recibida en las primeras etapas de la vida se vuelve dogmática y pierde su esencia cristiana; por ejemplo, el misterio de la encarnación supone algo más allá de una fiesta conmemorativa limitada a una época del año o a ciertos lugares, en realidad se refiere a la kénosis de Dios que llama al ser humano a la misericordia, el amor y la entrega expresada en el otro; indistintamente al lugar o la época, sin embargo, en términos de fe predomina la teología de la doxa, es decir, el Dios jerárquico, omnipotente que desciende por lastima determinado solo en Dios159 cuando en realidad es más relacional e incluye a Dios y al ser humano. Entonces en sentido dogmático, si las personas tratan de buscar el Reino, terminan por discriminar y marginar a las personas. Las ideologías, las estructuras religiosas, los dogmatismos, los determinismos esconden al Dios de la vida, de la cotidianidad, que camina al lado de la persona humana, con ella y en 157 Ibíd. P. 159 Ibíd. P 161 159 González Faus, José Ignacio. El factor Cristiano. P 46 158 59 ella, que comparte sus alegrías, sufrimientos y que de ninguna manera abandona. Un Dios así no cabe en ideas o instituciones que hace parte de ellas en la medida en que el ser humano libre participa de ellas. Este Dios de la vida es precisamente con el que Jesús histórico se relacionó y el que mostró. En este sentido el Padre de Jesús no es metafísico, porque se percibe en la experiencia de lo real. De modo que la fe aunque puede tener varias acepciones y connotaciones distintas en el cristianismo, resalta la experiencia con respecto a sus valores, por lo tanto, a sus seguidores dentro de una práctica real y concreta160, les enseña una manera distinta de vivir y de existir en los diversos matices que puede expresar cada persona, en este sentido la fe no es única, porque Dios se expresa de forma distinta en cada ser humano. Este movimiento solo se puede asumir con un compromiso de vida que se concretiza en el amor, la misericordia, la entrega, la responsabilidad; de tal forma que el motor es la fe en la categoría de cumplimiento e irrupción del Reino. En el orden a la humanización, la fe cristiana hace valer al ser humano en la forma como acoge Dios, porque es Él quién amó primero. La iniciativa es de Él, lo que se espera del hombre es el reconocimiento de su justicia161 al permitir en los demás lo que Dios hace en cada quien. El discernimiento debe llevar a una confrontación con la realidad del amor de Dios, a entender si se le permite a Dios amarme y amar al otro, de esta manera proponer nuevas formas de amar, es decir: crear y re-crear; esta situación impide, entonces, levantar juicios apresurados que afecten al otro. Frente a esto, hay una relación de reconocimiento del ser Creador y su criatura; por lo tanto, una relación de cuidado de la creación entera y con sus semejantes, determinar lo justo para cada uno. De tal forma que actuar con justicia es, proceder honestamente, hacer vivir, liberar, ayudar, alegrar a los demás. En esto se manifiesta la fe que compagina y acrecienta la relación con Dios, entonces se puede entender que es manifestación del Espíritu, porque ella misma hace que se disponga todo para que pueda ser realizable162. De esta forma, una conciencia de fe, da vida a la condición humana, en ella está el favor de Dios siempre actuante, pues por la fe, es que el ser humano 160 Castillo, José María. El seguimiento de Jesús P. 73 Entiéndase Justicia como un acto puro y verdadero que el ser humano a imagen de Dios hace con él y lo porta a los demás. 162 Varone, Francois. El Dios Ausente, reacciones religiosa, atea y creyente. P. 26-27 161 60 creyente se sostiene en su actuar163.por esta razón, cuando se encuentra alienada, pierde su fervor. La complementariedad de fe entre seres humanos y Dios, bíblicamente se desarrolla dentro de un marco nupcial, en el marco de las bodas del cordero, en especial la concepción del encuentro con Jesús, pues esas nupcias asumen una alianza164; esta es un amor de dos partes, uno de ellos imperfecto que se debate en tensiones de aciertos y desaciertos, por lo tanto débil, pero que en últimas son los canales trascendentales posibles y la forma de vivir la religiosidad165que debe consumarse en un amor que se dona y que tiene una dimensión personal166. Lonergan afirma que aunque la experiencia es mediada, toma una especial significación que busca un fin último, que se relaciona con expresiones netamente físicas para alcanzar ideales inmediatos en la forma más honesta y eficaz 167. Esto en un lenguaje más comprensible, se diría que la expresión del amor aunque poco comprensible, busca un fin último, que es la relación que se tiene con el amado. Religiosamente hablando se hace referencia a Dios, pero se vuelve tan inexplicable que se constata con acciones más prontas, dando cabida al ser humano, de forma que desemboca en relaciones más próximas de forma libre y autentica. Este lenguaje inconmensurable es lo que trae consigo implicaciones durante toda la vida, que cuando va en busca de certezas, se constituye en una fe vacía168. En los capítulos precedentes se resaltó la propia autonomía y dinámica que tiene el mundo a través de expresiones propias, situación que la fe no puede escapar y es claro que se mueve en la dialéctica entre lo que sucede y puede llegar a ser. Para dicha dinámica se establecen unos ideales, una cultura, una religión, una tradición; a pesar de esto no hay que perder de vista que es Dios morando en cada creyente. De modo que, la acción de la persona es responder al amor de tal manera que conduzca a una sociedad en busca de bienestar común para que esta acción sea real y se inserte en la historia buscando su lugar 163 Ibíd. P 30 Grilli, Massimo y Langner, Cordula. Comentario al evangelio de Mateo. Navarra: Verbo Divino 2011. P 565 165 Me refiero a la condición del ser humano con relación a su trascendente o a la experiencia religiosa personal, no a la forma institucional religiosa 166 Lonergan, Bernard. Método en teología. Salamanca, sígueme 1988. P 112 167 Ibíd. P 113 168 Ibíd. P 114 164 61 fuera de los contextos no religiosos. Por lo tanto, la acción creyente se debe apropiar y adoptar un lenguaje actual para que sea relevante en la situación presente, pero que a la vez este cargado de trascendencia, puesto que el ser humano se mueve también en el campo de la interioridad169, dicha práctica por lo tanto, debe contribuir al crecimiento y bienestar del hombre. Lonergan hace distinción entre lo que es una creencia y lo que es la fe. Creencia es la apropiación de la herencia social, cultural y religiosa de uno mismo, serían las cosas que se aprenden de una porción de experiencias internas y externas de las propias intelecciones y de los propios juicios de hecho y de valor constituidos por una inmediatez. Por lo tanto se constituye además de las experiencias personales las experiencias de otras personas. De esta forma, se incluyen conceptos inauténticos por que se dan en el hecho de repetir lo de otros, pero sobretodo, su desarrollo se debe a los presupuestos que se han asumido como ciertos por el hecho de que son aceptados socialmente; por ejemplo, el conocimiento científico o académico-dogmático. Esto involucra la historia, la tradición y lo religioso institucional170. La fe se ubica dentro del conocimiento (experimentar, entender y juzgar) nacido del amor religioso; se basa en razones del corazón en cuanto a que son respuestas intencionales a los valores tales como lo absoluto, que es el conocimiento del valor y el aspecto relativo que es la preferencia de un valor sobre otro en el estado de estar enamorado, es decir, dentro de lo incomprensible e irrazonable que lleva a una relación de gratuidad a satisfacción del amado. Por consiguiente, la fe es el conocimiento del amor cuando es el amor.171 Entonces estaríamos hablando de experiencias personales, trascendentales de sentido común. La religión católica fundamentó la trascendencia por medio de sus iglesias, su liturgia, de su clero célibe, de sus órdenes religiosas, de sus congregaciones y confraternidades. Se movió en el campo de la teoría por medio de sus dogmas, su teología, sus estructuras y estatutos jurídicos. Tiene que construir la teoría del sentido común acudiendo a la interioridad y tiene que usar esa base, para enlazar la experiencia de lo trascendente con el mundo172 169 Ibíd. 115 Ibíd. P 48 171 Ibíd. 116 172 Ibíd. 115 170 62 De esta manera, sus directrices cambian con relación a una religión experiencial autentica, posibilitando su decadencia. La religión católica al caer en los campos idealistas se vuelve dominante y con esto puede subyugar al ser humano configurándolo con sus normativas; en este sentido, queda solo la participación religiosa dependiente de conceptos de la institución y sus aprobaciones, que se encaminan a sus prácticas rituales, alienando esta fe al establecimiento, de modo que limita la experiencia con Dios, por estas razones opaca la existencia misma de los individuos y no da respuesta a las preguntas existenciales, que siguen surgiendo del corazón humano. Por el contrario, el trasfondo del cristianismo es una purificación interior del ser humano puesto que ahí es donde se establece la justicia y la verdad, lo auténtico y lo inauténtico de modo que, la prioridad es la relación que se tenga con Dios; en esta base se establecen las relaciones humanas fundamentadas, en actitudes de bondad, de amor y misericordia, actitudes que dan libertad al ser humano, no como muchas veces se piensa una institución. La fe según Lonergan173, garantiza la libertad del hombre en busca de su autenticidad llamándolo a que venza el mal con el bien, así es vinculada al proyecto humano y tiene que enfrentar el desafío de la decadencia humana, pues la fe pone los esfuerzos humanos en construir un universo fraternal. Ella revela la significación última de la realización humana, deshaciendo su decadencia, que desplaza con ideologías conflictivas una cultura, impone a los individuos presiones sociales y económicas, que a causa de la fragilidad humana se convierten en determinismos. La ideología malograda multiplica los abusos que alimentan resentimientos, odio ira y violencia, de modo que es la fe la que libera la razón de su componente ideológico. La fe es la que fortifica al ser humano a resistir las presiones sociales y su decadencia cambiándolas por humildad, caridad, por amor entre otros valores174. Dentro de la escala de valores se puede afirmar que la fe es liberadora respecto a lo cultural, lo social y lo religioso; sin embargo, se tomará como punto central en las próximas líneas la parte religiosa. 173 174 Ibid. P 118 Ibid. P 118 63 3.4 La fe que libera Para introducir este apartado, se tendría que decir que no toda fe libera. En el medio religioso donde se mueven tantas concepciones y manifestaciones de fe, se ha mostrado cómo las perspectivas no siempre son liberadoras y que por el contrario esa tipo de fe pasa a ser destructora del ser humano. Encontramos históricamente, el caso de la inquisición o santos que optaron por flagelarse por el uso de una antropología dualista basada en la idea platónica de que el cuerpo es la cárcel del alma y es más perfecta esta; en consecuencia todo lo corporal es malo, entonces según el pensamiento religiosos de su época el cuerpo era pecaminoso y había que doblegarlo. Por otra parte, históricamente se presentan guerras entre grupos que profesan creencias distintas. Esta concepción indica que la fe más que ser liberadora se mueve en el campo contrario de la tortura interior y subyuga a la persona humana, causa angustia, represión y culpa al interior del ser. En sentido contrario va el movimiento cristiano que busca la manera de ser reparadores de hombres, en esta línea es que la fe verdadera debe contribuir a ello175. En los textos bíblicos fe y libertad van de la mano, en el Antiguo Testamento Abraham fue liberado de la idolatría; José fue librado de sus hermanos y como acontecimiento sobresaliente, la narración del Éxodo, cuando por fe, el pueblo es liberado de Egipto que los esclavizaba y fue llevado a la soledad del desierto. En el Nuevo Testamento se menciona la liberación que Jesús realiza, se manifiesta como poder transformador de vidas que se da en la persona, al haber tenido un encuentro personal con él, seguido de la confesión de Jesús como salvador. De modo que Jesús fue el gran enemigo de la esclavitud, El vino a anunciar la libertad a los cautivos, Él es el gran plan de vida que lleva a la salvación. En este caso por la fe cristiana podemos ser redimidos de cualquier atadura176. El encuentro con Jesús trae consigo un proceso de transformación en el interior humano, cuando Jesús se encuentra con la criatura, su ser inhumano o pecaminoso sale a la luz, 175 Tercera conferencia de la XXXI Semana de Vida religiosa organizada por CONFER Bilbao. 10 de abril de 2013. En http://www.ivoox.com/fe-como-experiencia-libera-audios-mp3_rf_1939422_1.html 07/11/13 176 Lc 4,18 64 creando en él, sentimientos de culpa177, que a la vez se dimensiona en dos formas, la destructiva y la salvífica, siendo la primera la gran opositora del restablecimiento de los seres. La segunda seria consecuente con la incorporación en el Reino. Por ello, la parte liberadora asume dar el paso restablecedor del hombre, sentimiento dentro de la experiencia de fe, tiene que ver con la imagen de Dios y la forma en que se entiende la salvación178. Lo usualmente establecido es la concepción de un Dios omnipotente, ante el cual se genera un sentimiento de sumisión, obediencia y sometimiento. Como también es la imagen con la que sueña todo ser humano, “seréis como dioses” fue la primera tentación. Esto a su vez se convierte en ley, modelo y exigencia que desnaturaliza al ser humano. La verdadera identidad humana es la dimensión de místicos y profetas, generadora de vida, desarrollo y apertura a los demás por lo tanto, superación del narcisismo. Esto supone un modo de comunicación de Dios al ser humano179. La teología de la salvación positiva de Jesús, es la del Dios que da vida, que entra en contacto con el ser humano, se hace uno de nosotros para comunicarnos su vida. Él viene a mostrarnos el camino, la verdad, la vida, la luz, se acerca al ser humano para que potencie lo mejor de él, es decir, se humanice y reduzca todo aquello que hay en él de deshumano. En contraposición al pecado que es el daño que nos hacemos los unos a los otros. Por lo tanto, lo humano y lo natural, es ponerse en marcha contra él. Jesús vino a quitar ese lazo autodestructivo, que tiende a que el ser humano se ahogue en él, la misma experiencia de fe180. La interioridad humana, es liberadora, en tanto que, estamos invitados a permanecer en ella, para no caer en imperfección que la tensión a la que se somete el ser humano diariamente puede llevar la llamada al discernimiento que convoca a asumir las fallas y utilizar la capacidad de reconocerse con errores, es decir la humildad. Una vez reconocido el error o pecado, estamos llamados a ponernos en función del Reino que implica una 177 En este escrito no se desarrollara la dimensión de culpa, solo se trae a colación para dar claridad en el sentido liberador. 178 Ibíd. 179 Ibíd. 180 Ibíd. 65 experiencia de fe centrado en la superación del narcisismo, egoísmo, egocentrismo y basada en la apertura al otro, de esta manera, se incorpora a la religión del amor y no de la ley. En el judaísmo del tiempo de Jesús se observa figuras que se sometían a criterios humanos establecidos con el fin de no caer en error y con la mentalidad de perfección. Por ejemplo para Nicodemo la santidad consistía en obedecer a la ley, la obediencia a ella es el eje fundamental de la experiencia de fe y de su vida. Por esto, Jesús lo invita a nacer de nuevo, a pasar de la religión de la ley y del sometimiento de la obediencia, a la religión del espíritu, que es la religión de la libertad. Esta nueva forma religiosa que Jesús propone se construye desde la libertad del discernimiento, la soledad radical delante de Dios, el Espíritu nos mueve, y será quien dirija en una misma dirección: la apertura al otro, la generosidad, la superación del egoísmo. El silencio trae consigo la escucha al corazón, de ahí la sensibilidad frente a los acontecimientos, especialmente el interés por el más desprotegido sin desconocer tampoco después de un proceso, la escucha de la religión institucionalizada. No hay otro criterio. En el proceso de esta interiorización se da el paso del régimen del sometimiento al de la donación, porque la salvación que se nos ha dado ha sido de un Dios que no es externo ni poderoso que solo exige obediencia, sometimiento y resignación. El Padre de Jesús es quien se funde con lo humano, no se confunde con lo humano, se hace uno de nosotros, dice que no hay que buscar por otra parte porque el único lugar que hay para encontrarlo de verdad, es en lo humano, por eso, el mandamiento único es el amor; ama y haz lo que quieras dice San Agustín. Debido a esto, reafirmo que, la libertad es el amor. El hombre es criatura para alabar y servir a Dios, es decir, el ser humano es una criatura, no es Dios, por eso la raíz de todo pecado está en la soberbia, el ser humano no está creado para vivir en un pedestal en función de él mismos, sino para reconocerse como criatura. Esta es la enorme dificultad y el peor pecado de todos. En muchas ocasiones, se utiliza la religión para escapar de esta limitación, para hacernos un sueño de omnipotencia. La entrada al Reino no es una simple confesión oral (Mt 7,21), ni hechos portentosos (Mt 7, 22) entonces, el único criterio para hacer parte de él, es cumplir con el Reino, que en cada 66 vida tiene una exigencia distinta y que hay que discernir para acogerla, puesto que es en los frutos donde se reconoce al árbol (Mt 7,20; 12,33) y las palabras acreditaran sus acciones (Mt 12,35-37). Esto asume que cualquier tipo de conducta, no se puede tolerar como apertura al Reino181. Un pensamiento religioso pretende responsabilizar a Dios de todos los acontecimientos existentes de modo que el ser humano se vuelve instrumento consecuente de aquella voluntad. Este hecho, es asumido con ambigüedades que se mezclan en el ambiente cultural justificando la soberanía de Dios sobre el hombre. Si fuese así, dónde quedaría su pedagogía de vida y el descubrimiento de un Dios amor? La pedagogía espiritual invita a estar en el constante descubrimiento de ese Dios que se oculta cuyo ocultamiento permite que el ser humano se realice libremente en la libertad que Jesús ofrece. A pesar de que se esconde, Dios no es inexistente, pero tampoco es dominador del ser humano. De esta manera el ser humano no encuentra a Dios por acontecimientos interpuestos182, pues Dios como creador permite al ser humano ser según su naturaleza y su libertad. Esto no significa, que Dios sea indiferente con el comportamiento humano, una muestra de ello es la presencia de Jesús en un momento histórico. Solo en él se realiza la plena intervención de Dios en el mundo (Jn 14,19) recreando la imagen de Dios, manifestada a los hombres y perfeccionándola. Por Él, es que su imagen gloriosa se da a conocer, por eso se puede decir que la comunidad de Cristo esta aun presente, aunque no sea tan visible. Como la forma de vida religiosa no es determinada por los seres humanos, la apertura es personal. El simple contacto con las escrituras sagradas, no es suficiente, porque la palabra debe ser encarnada (Jn 1,1-18), vivida. Esto sería el sacramento vivo al que estamos llamados (2Pe 1,19), de esta manera, se partiría del hombre sacramental, encuentro con Cristo, para pasar a la iglesia cuerpo de cristo y no viceversa. Porque la conversión es lo que hace posible la celebración en Cristo y en participar de su cuerpo. 181 182 Grilli, Massimo y Langner, Cordula. Comentario al evangelio de Mateo. Navarra: Verbo Divino 2011. P 345 Varone, Francois. El Dios ausente, relaciones religiosa, atea y creyente. P. 92 67 De este modo, la unidad con Cristo no depende de un compendio de elementos santificantes, sino de la respuesta vivificante del espíritu de quien lo acoge. Entonces, Dios pone en cada uno una vida divina que permite entrelazar el amor en la libertad para que se manifieste su presencia entre todos. Dios está cercano al ser humano como poder de vida, pues es Él quien le da sentido al ser humano y llena su corazón; sin embargo, los seres humanos son llamados en su autonomía a optar por ello o rechazarlo183. De este modo, la presencia de Dios no se impone sino que ha de ser buscada, acogida y frecuentada. 3.5 Adoración en Espíritu y en verdad Se ha querido rescatar hasta aquí la importancia de la intimidad con Dios, más que una exterioridad o ritualismo del acto. Los relatos jónicos dan a conocer la trascendencia del tema: la intimidad del hombre y la transición de lo superficial en oposición de lo real o interno del ser, que en últimas en esa interioridad es donde se mueve el dato revelador. Caso particular es mostrado en el dialogo con la samaritana (Jn 4,1-41). Cita que se tomará como base para este apartado. El conocimiento del mundo según lo que se ha resaltado en este escrito hace desconocer el don de Dios; que según la cita en mención, es el agua viva, que no es un don de la tierra, sino un fluente celestial: de modo que es fijado en el don de Jesús, su palabra, la vida divina o el Espíritu Santo184. El pasaje muestra a una mujer que entiende las palabras de Jesús pero no su significado más profundo, su ser cultural tenía gran estima por su tradición y antepasados, que hacían de ella un ser creyente y constituido en determinada visión religiosa que le permite identificarse como ser humano con una fijación determinada. Sin embargo, el encuentro con Jesús le abre un panorama distinto en su vida. Jesús pone tres tonalidades en sus palabras. 1. El agua que él ofrece, puede apagar la sed para siempre; 2. Se convierte en una fuente para el hombre; 3. Es para la vida eterna185. De 183 Ibíd. P. 95 Schnackenburg, Rudolf. El evangelio según San Juan, Tomo I versión y comentario. Barcelona: Herder 1980. P. 500 185 Ibíd. P. 501 184 68 este modo, el don de Dios se posesiona de toda la persona; esto indica, que la articulación del ofrecimiento de Jesús en la humanidad es dada sin discriminación y la posee el ser humano que se compenetra con Jesús, por tanto, es una fuerza vital que perdura hasta la vida eterna. Se Podría hablar de un motor que hace vivir al ser humano de tal manera que responde a su encargo divino en los que tienen fe. Esta vida esta comunicada por el Espíritu y sin más, esta vida sería el fluente salvífico que reciben los creyentes186. En un sentido revelador, las palabras de Jesús sobrevienen en espíritu y vida187. Esta presentación que Juan hace no se queda ni más en un componente solo descendente, ya que, al establecerse como forma de vida, de una manera más humana, abarca toda una relación con la misma persona y su exterior; por eso, el relato en un segundo momento se centra en la interiorización del ser humano, desvelando una forma lejana de sí mismo y de vivir en Dios. Al acercarse Jesús en el camino, hace visible las circunstancias de la vida, sin embargo, la intención de Jesús no es resaltar ni condenar una vida pecaminosa, sino hacerla más sensible a su revelación. De este modo tal revelación conduce a la fe como fuente de vida y con ello da un giro definitivo188. Así queda manifestada la preocupación de Jesús con las decadencias humanas. Se sabe que en el fondo el pasaje está relacionado con la contraposición de la religiosidad institucional y la adoración a Dios en espíritu y en verdad. Pues el pasaje permite exponer a Jesús, la verdadera adoración, que es la que se construye en el interior y se exterioriza con las obras. Por lo mismo para Jesús, los santuarios pierden significación cuando se vuelven dependencia para adorar a Dios. Juan da un giro escatológico al asunto religioso, la adoración está determinada en la persona misma de Jesús, entonces el verdadero culto comienza con Él, basado en la relación que se tiene con Él y por ende con el Padre 189. De tal forma que lo que se establece aquí es el camino de la relación con el Padre en Jesús. Entonces, los creyentes son conducidos por Él y llama al nuevo culto, espíritu y verdad. Espíritu porque se interioriza y verdad porque se concretiza en relaciones humanas 186 Cf. Jn 7,39; 14,17; 20,22; 1Jn 2,27; 3,24; 4,13. Ibíd. P. 502 188 Ibíd. P. 503 189 Cf. Jn 1,12; 3,5; 1Jn 3,1. 187 69 auténticas. Como si su deseo fuera contraponer el culto puramente ritualista al culto interno que tuviera lugar en el espíritu del ser humano y que se hace liberado por la condición fija de un lugar, espacio, tiempo o culto determinado. De este modo, de la verdad divina, según el pensamiento de Juan, solo participan los creyentes, los que poseen la fe, entonces los verdaderos adoradores en espíritu y en verdad son los nacidos en el Espíritu. Los verdaderos adoradores son capacitados por Dios mismo puesto que por la propia mundanidad no es posible habitar en Jesús190. Este modo de existencia se da con la alabanza a Dios y una vida en conformidad con sus bondades. Así sus miembros son un fundamento de Espíritu Santo para la verdad eterna, para expiar la culpa del pecado y la caída pecaminosa y alcanzar la complacencia de Dios en el mundo191. De esta forma, se hace visible el rostro de Cristo actuante en la historia. Para ello deben estar colmados del Espíritu, siendo hijos de Dios con una vida conforme a su bondad acreditada en el amor. Este sería el verdadero culto. La familiaridad con Dios y con las personas hace el compendio de su ser con la gratuidad generosa del servicio. El culto en espíritu y en verdad está sostenido por la comunidad de los creyentes en Cristo. Los verdaderos adoradores no son individualistas sino que son la grey de Dios reunida por el hijo que derroca la visión adoradora, exclusivista y limitante de los templos. De este modo el nuevo culto no es un mero servicio de los labios ni tampoco un puro culto interno de Dios sino que se continúa de forma sacramental en la vida y esto exige la verdad en todo un proceder 3,21; 1Jn 1,6. Para ello se necesita un corazón puro192 y dispuesto a seguir a Cristo en fe, en tanto esto, nacido del Espíritu. 190 Ibíd. P. 507 Ibíd. 192 Ibíd. P.509 191 70 4 CONCLUSIONES FINALES Y LINEAMIENTOS En el trabajo se pudo apreciar cómo la cultura como ocupación dominante establece criterios ideológicos deshumanizadores que afectan todos los campos de la vida del ser humano, entre ellos su parte religiosa y la religión católica no es excepción en este caso. El peligro de la ocupación dominante es que el ser humano queda determinado de un modo en todos los aspectos de la vida humana y pasa a ser instrumento para un fin estructural. De esta manera que al verse sumergido en esta realidad queda subyugado a las fuerzas experienciales que se le imponen y que en lo cotidiano pasa a ser normativas de vida. Como se afirmó la religión católica en su proceso histórico ha caído en estas ocupaciones dominantes con lo cual desvió su fin primario que es el sentir evangélico o voluntad de Jesús. Teológicamente las ideologías dominantes se pueden asociar con apetencias humanas que usualmente se dividen, como prioridad, en el prestigio, el poder y el dinero desplazando la acción humanizadora para la mayoría de la feligresía y solo se queda en normativas, dogmas, ritos y aprobaciones clericales estableciendo dioses ilustrados. El talante dominador tiene como consecuencia el desvío de una fe existencial que desemboca en alienaciones, primero hacia la institución que se presenta como canal salvífico y crea dependencia de los fieles aun cuando no hay una fe vivencial más que de cumplimiento a la institución y pasa a ser solo una fe oficial; segundo la dependencia hacia una estructura lleva al ser humano a seguir unos parámetros de vida que no cubren las necesidades humanas, de tal forma que se convierte en un legalismo de manera que su accionar religioso se remonta a acciones sociales independientes de cánones establecidos sin una interiorización adecuada o dicho de otra manera sin mediaciones institucionales haciendo a Dios a la medida de cada uno. Esta misma situación se presentó en la palestina del siglo primero con el movimiento Judío, su ideologización se caracterizó principalmente por el predominio y la rigidez de la ley sobre la misma vida de las personas que pasaban a ser estratificadas; por otra parte la centralización del culto en un lugar específico como era el templo que era la institución que regía los poderes religiosos, políticos, culturales, económicos, judiciales entre otros, de esta forma se desprende una jerarquización de poder descendente por descendencia que 71 sometían al pueblo con su rigor, de modo que había discriminación con la comunidad en general especialmente los más pobres poniéndolos en situaciones inhumanas y basadas en un antropoteísmo. Partiendo de esto, el movimiento de Jesús mostró una postura diferente al cuestionar la cultura, la religión, la política, las ideologías y todas las instituciones que en su época gobernaban al pueblo judío siendo este el aporte principal para el desarrollo de este escrito. En este sentido se resalta su ser profético que estaría especialmente caracterizado por la capacidad de discernir su momento histórico y distinguir en las ideologías lo que beneficia o es dañino para el ser humano; puesto que su ser fundamental tiene como principio su dignificación en tanto el ser en su capacidad de trascenderse y con ello subordina las instituciones, la ley y demás estructuras que al idealizarlas generan la decadencia humana y hacen perder la perspectiva creadora de la fe y por el contrario busca alienarla. En este sentido se afirma que las prácticas religiosas tienden a olvidar lo humano porque las normas eclesiales elaboradas se muestran así mismas suficientes por esto se imponen y tienden a perpetuarse. Contrario a esto, el movimiento cristiano enfatiza en la predilección del ser humano de modo que relativiza el resto y da apertura para dar continuidad a la cultura, la religión, la política, desecha lo estático y ayuda a construir sobre la tradición en una forma más humana. En este sentido se entiende la destrucción del templo, puesto que hasta que no se tenga conciencia de las forma que subyugan al ser humano no se puede hablar de un nuevo templo o una forma de relación con Dios distinta; esto asume las relaciones entre personas especialmente los menos favorecidos, el todo está en hacer al ser humano mejor en toda su dimensión existencial. Para esto es indispensable el discernimiento, porque como decía Ignacio de Loyola discernir es optar por lo mejor y en este caso lo mejor es el Reino, es lo que invita a tener una postura frente a lo que acontece y ayuda a establecer los lazos de una convivencia más humana, así como también permite la liberación de las coacciones interiores de manera que el ser humano elige libremente renovando su mente y ejerciendo su conciencia que es en ultimas la orientación que le ayuda a crecer, porque ella, la conciencia, es la que piensa en la vida y opta por ella; por esto, las legalidades pierden su absoluto y la conciencia se convierte en la prolongación del corazón vislumbrando cuanta verdad hay en las cosas. Esto no sería posible sin la presencia del Espíritu y la oración personal meditada porque los 72 frutos que de ahí se desprenden son los que van a dar veracidad al accionar de Dios en el ser humano en otras palabras, es optar por el amor y este trae consigo la libertad porque pasa a ser opción por el otro por esto es que se puede decir que la libertad en el ser humano es su propia dignificación como también se estipula que la fe cristiana es la que hace valer al ser humano y lo hace actuar con justicia por esto se puede decir que es manifestación del Espíritu Santo que sale del interior del hombre y que de esta manera se vive en transparencia o autenticidad que es a donde apunta la adoración en espíritu y verdad. Desde lo anterior, algunos lineamientos que ayuden a discernir, a liberarse de las ideologías y que ayuden a una relación más veraz con Dios pueden ser los siguientes. 1. La teología, la iglesia como institución y los mismos fieles deben fomentar y mantener una mirada crítica ante lo que acontece en los movimientos institucionales y en la sociedad en general, con el fin de aportar desde los valores cristianos aquellos beneficios que tengan como predilección al ser humano y su desarrollo integral. 2. Fomentar un compromiso real y práctico con el cambio social que incluye la denuncia de estructuras opresoras como también el promover un camino liberador partiendo de los presupuestos de Jesús. 3. El movimiento cristiano debe ser luz y en este sentido formular preguntas que ayuden a deconstruir y construir realidades sociales, teniendo en cuenta que cada época trae consigo un cambio de visión y perspectiva que actualiza la mirada cristiana siempre con el trasfondo humanizador y con la idea de favorecer el mejoramiento de la cultura. 4. Asumir la vida humana y su convivencia como criterio fundamental por esto el dar pautas de desarrollo humano como alternativas de vida partiendo de la propuesta cristiana debe ser una tarea comunitaria. 5. El movimiento cristiano debe ser fomentador fraterno y debe llevar al fortalecimiento de comunidades en vías de acrecentar la comunión con Dios y por tanto con el prójimo sin ser excluyentes y proporcionando luces que permitan un discernimiento autentico. 6. Los teólogos como guías espirituales, deben considerar un camino pedagógico de formación en la fe partiendo de valores como el discernimiento, la oración y el carácter 73 profético que permitan una relación con Dios más auténtica y vincular a los agentes humanos a sensibilizarse con la comunidad en solidaridad. 7. Fomentar conciencia en valores que humanicen más que en formas religiosas y para ello la comunidad es importante porque es donde se confrontan las elecciones buenas y malas que permiten discernir un bienestar comunitario. 74 BIBLIOGRAFÍA Biblia de Jerusalén, nueva edición revisada y aumentada. Bilbao: Desclée de Brouwer S.A. 1998. BOFF, Leonardo. Gracia y experiencia humana. Madrid:Trotta, 2001. BORNKAMM, G. Jesús de Nazaret, Salamanca 2002, 63, en: Duquoc, Christian. Jesús, hombre libre. Salamanca: Sígueme 2005. CABA, José. Cristo ora al Padre. Madrid: Biblioteca de autores cristianos 2007. CABARRÚS, Carlos Rafael. Experimentarlo todo y quedarse con lo mejor, el discernimiento como camino creyente. Frontera 2008 CASTILLO, José María. La humanización de Dios. Madrid: Trotta, 2009. CASTILLO, José María. La alternativa Cristiana. Salamanca: Sígueme 1980. CASTILLO, José María. Victimas del pecado. Madrid: Trotta, 2004. CASTILLO, José María. Estrada, Juan A. el proyecto de Jesús. 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