15-16/1970 - Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente

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N:15-16•70H
^iili
EI tcmoho azuui
del tabaco
DIONISIO FERNANDEZ DEGAMO
Agente de Extensión Agraria
MIAI8TER10 DE A&RICULTOR^
EI «moho azul» del tabaco
El "moho azul", enfermedad causada por el hongo Peronospora tabacina, hizo su aparición en Europa en el año 1959.
Determinadas zonas tabaqueras alemanas y holandesas conocieron por vez primera los nocivos efectos del hongo. A1 año
siguiente, la enfermedad se extendió por la casi totalidad de
Europa y penetró en Asia y norte de Africa, dejando tras de
sí una profunda huella de destrucción en multitud de plantaciones de tabaco. Fue en el año 1961 cuando apareció en España la primera invasión de "moho azul" en forma de brotes
aislados en las provincias de Santander y Asturias. Un año
después la enfermedad se propaga a todas las zonas tabaqueras de nuestro país, causando daños de importancia variable
según las condiciones climatológicas de las mismas, coincidentes con el cultivo.
CONDICIONES CLIMATICAS FAVORABLES PARA
EL DESARROLLO DEL HONGO
Para que germinen las esporas del hongo, se desarrollen y
se multipliquen es necesario que se den en el medio ambiente las siguientes condiciones:
- Alta humedad atmosférica.
- Temperatura suave y abundante nubosidad.
- Permanente humedad libre sobre las hojas.
Se ha comprobado experimentalmente que cuando coincide
una elevada humedad relativa del aire con temperaturas sua-
ves, sin oscilaciones sensibles entre el día y la noche, y se
mantiene constante esta situación, antes de una semana tiene
lugar una súbita y segura aparición de "moho azul".
En la figura 1 se expresan de forma gráfica los valores
críticos de temperatura y humedad exigidos por el Peronospora tabacina para su aparición, así como aquellos otros negativos o que ofrecen ciertas dificultades a su proliferación.
Hay que resaltar que en el presente gráfico no figura un nuevo concepto, ciertamente interesante -la duración de humectación-, es, ,decir, el tiempo que las hojas de tabaco deberán quedar humedecidas ininterrumpidamente, ya sea por
lluvia o formación de rocío; pero se hace constar, a tal resFUERTE PROPAGACION DEL "MOHO"
Temperatura
media noc:turna
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Fig.
humedad
relativa
del aire
1.-Humedad relativa y temperatura nocturna en relación con las
infecciones de "moho azul".
-4-
pecto, que una fuerte invasión de "moho azul" requiere que
la duración de humectación tenga un valor no inferior a diez
horas.
De la observación del gráfico se extraen las conclusiones
siguientes:
Una temperatura media nocturna de 8 grados centígrados,
y una humedad relativa del aire del 85 por 100 son condiciones desfavorables para la propagación del "moho azul". En
tales circunstancias no son de temer nuevas invasiones del
Peronospora. Los brotes de infecciones que existieran con anterioridad permanecerán estacionarios y la enfermedad detenida, sin propagarse, en tanto aquellas condiciones climatológicas no se modifiquen convenientemente.
Idéntica temperatura y una humedad atmosférica del 99
por 100 dan análogo resultado que en el supuesto anterior.
Con 13 grados centígrados de temperatura media y 85 por
100 de humedad relativa del aire, no serán de temer infecciones fuertes, pero si esa misma temperatura coincidiera durante un período de tiempo no inferior a diez horas, con un
estado higrométrico de la atmósfera muy alto (99 por 100, por
ejemplo), habría que contar con una propagación intensa de
"moho azul".
Con 16 grados centígrados de temperatura media y 85 por
100 de humedad relativa del aire no hay peligro de infección,
pero si permanece constante aquélla y aumenta la humedad
hasta 98-99 por 100, el cuadro cambia bruscamente, siendo segura una fuerte propagación de la enfermedad, en el caso de
que el tiempo de humectación no sea inferior a diez horas.
Con 20-30 grados centígrados de temperatura media habrá
peligro de infección cuando la humedad relativa del aire sea
superior al 95 por 100.
En lo que respecta a la temperatura, hay que señalar que
los 25 grados centígrados representan el límite máximo para
el desarrollo y propagación del hongo; cuando la temperatura supera los 25 grados centígrados, aunque la humedad sea
muy alta (más del 97 por 100), el desarrollo del hongo queda
Fig, 2. - Cuundo ]as
condiciones favorables
para la vida del hongo
persisten, las hojas se
agujerean y pierden to-
do su valor.
prácticamente detenido, y con temperaturas superiores a 30
grados centígrados ya no se forman conidias.
En resumen, el umbral para el desarrollo y propagación
del hongo se halla entre los 12 y los 25 grados centígrados de
temperatura, y por lo que a humedad relativa del aire se re-
Fig. 3.-Aspecto de una plantación de tabaco totalmente dominada por e]
"moho azul".
fiere, ésta debe ser superior ai 97 por 100, muy próxima al
punto de saturación del aire (1 }.
EPOCAS MAS PROPICIAS PARA LA PRESENTACION
DE LA ENFERMEDAD
En la Ve^a de Granada las condiciones climatológicas ideales para el desarrollo y propagación del "moho azul" indicadas anteriormente se dan más en los meses de abril, mayo,
junio, septiembre y octubre que en los restantes del año coincidentes con el cultivo.
Teóricamente, durante los meses de julio y agosto, no son
de temer invasiones de "moho azul", porque aun cuando la
temperatura media nocturna en esas fechas puede ciertamente quedar comprendida dentro de los límites 12 y 25 grados
centígrados, la humedad suele adquirir un valor muy por bajo
del que podríamos llamar peligroso. Existe, sin embargo, la
posibilidad de que alguna tormenta en esta época proporcione la humedad precisa, y, en tal caso, el riesgo de infección
puede darse.
Los tratamientos preventivos de primavera en semillero, y
los de finales de verano en pleno campo, tienen gran importancia porque ambas estaciones, al menos en la Vega de Granada, ofrecen unas condiciones climatológicas muy propicias
para el desarrollo y propagación del hongo. Una medida extraordinariamente eficaz para prevenir infecciones de "moho
azul" en otoño, cuando las plantas de tabaco han alcanzado
su máximo desarrollo y hacen difícil la entrada de operarios
en la plantación sin dañarla, para realizar los tratamientos fitosanitarios, es no retrasar la siembra del semillero. De esta
(1)^ Hay que tener en cuenta que las cifras indicadas para el estado higrométrico del aire se refieren al interior de la plantación; por tanto, puede
darse la circunstancia de que en un tabacal, con plantas muy desarrollada, el
estado higrométrico del aire fuera de la plantación sea del 8Q por 100, y en el
interior de la misma, del 90-95 por 10^0, en cuyo caso, tomando la humedad
relativa fuera de la plantación, puede parecer que no hay peligro de infección,
cuando en realidad sí existe porque en el interior de la masa vegetal hay 10 ó
15 y hasta más grados higrométricos que crean un ambiente muy progicio
para el desarrollo del hongo.
-^-
Fig. 4.-Los tratamientos fitosanitarios del semillero constituyen una práctica
absolutamente necesaria para evitar la infección.
forma, el trasplante será temprano y la cosecha estará recogida antes de que sobrevenga las peligrosas y posibles lluvias
otoñales. Los trasplantes tardíos constituyen un desafío al
hongo y los resultados en multitud de ocasiones son catas•
tróficos.
MEDIOS DE LUCHA Y PREVENCION
El Peronospora tabacina es un hongo endoparásito, para
el que no existe medio curativo de empleo económico posible.
Todas cuantas normas sean aconsejadas para su control tienen carácter preventivo. A continuación se exponen estas normas por separado para los semilleros y plantaciones.
SEMILLEROS
Con miras al estado sanitario del cultivo, el semillero adquiere una importancia capital porque determinadas plagas y
Fig. 5.-Los terrenos que se agrietan y forman costra son inadecuados para
semillero.
enfermedades atacan a las plantas desde la primera fase de su
vida, causando en ellas ciertas anomalías, e incluso su muerte.
Por todo ello, el resultado final del cultivo es en muchos
casos un fiel reflejo de lo que fue el semillero y de las atenciones que las plantas recibieron en él.
Un buen semillero de tabaco ha de reunir estas condiciones:
l.
2.
3.
Tener buen emplazamiento; en un terreno que lleve más
de dos o tres años sin haberse cultivado tabaco en él, salvo
si se esteriliza previamente.
Estar en terreno dotado de un buen drenaje; hay que evitar en todo momento los posibles encharcamientos, tan
nocivos para el buen arraigue y desarrollo de las plantas.
El semillero debe situarse en lugar bien ventilado, que
permita rápidamente el oreo de la almáciga cuando convenga efectuarlo.
Fig. 6.-Los agricultores deberán abstenerse
de guardar semillas de
sus plantaciones porque está prohibido y
no es ventajoso.
4.
5.
Orientado al Sur y dotado de buena protección por su
parte l^orte.
Debe hacerse exclusivamente con semilla procedente del
Servicio Nacional del Cultivo y Fermentación del Tabaco,
proscribiéndose totalmente el empleo de cualquier otra semilla que no tenga esta procedencia.
6. Para que no les falte a las plantas una aireación adecuada,
conviene emplear como dosis de siembra la de medio gramo de semilla por metro cuadrado de semillero. Con ella
se obtienen de 300-400 plantas por metro cuadrado, cantidad que conviene mantener aclarando si hubiese excesos, ya que una densidad alta daría lugar en el semillero
a zonas sombrías y, por tanto, húmedas, que influyen desfavorablemente en la sanidad de la futura plantación.
7. La siembra se hará muy superficial, sin enterrar la semilla, pues, siendo su tamaño tan pequeño, se corre el riesgo de que no nazca. Un porcentaje elevadísimo de fracasos
habidos en los semilleros es iinputable a siembras defectuosas.
8. Los riegos del semillero se darán con tanta frecuencia
como sea preciso para mantener el estado de sazón del
mismo, pero no serán excesivos. Se deben hacer con regadera o por aspersión; no a manta, porque originan exceso de humedad en las zonas bajas del mismo y en muchos casos arrastran la semilla, dando lugar a zonas de
semillero con deficiente densidad de plantas, que contrastan con otras en las que hay un número excesivo.
Fig. 7.-Es aconsejable
mezclar la semilla con
ceniza o arena para
distribuirla con uniformidad.
En el semillero se han de emplear siempre estiércoles bien
fermentados.
10. Conviene desinfectar el semillero. Varios son los métodos
de desinfección, pero el más eficaz y económico consiste
en la aplicación de determinados productos químicos, de
acuerdo con las normas específicas que se recomiendan
para cada uno de ellos.
9.
Desinfección del semillero con metam-sodio (vapan)
La técnica a seguir en la desinfección de un semillero con
metam-sodio, que es uno de los desinfectantes químicos más
generalizados, es la siguiente:
Previamente a la aplicación del desinfectante, el semillero
deberá estar estercolado y la tierra muy mullida. El que tenga el terreno un buen dreriaje influirá eficazmente en el resultado final, pues según q^ue el metam-sodio profundice poco
o mucho en el terreno, el prisma de tierra desinfectado será
pequeño o grande.
La dosis de aplicación que ha dado muy buenos resultados es la de 1,25 litros de metam-sodio del 47 por 100 de riqueza activa, diluido en 10 litros de água. Esta mezcla se reparte uniformemente con regadera de orificios finos en 10
metros cuadrados de semillero.
La aplicación del metam-sodio deberá hacerse cuando el
terreno, en lo que a humedad se refiere, no presente valores
extremos, es decir, no esté muy seco ni muy húmedo. Conviene, además, que la temperatura del terreno, tomada a una pro-
Fig. 8.-Cuando los riegos a manta no están bien regulados crean un micro^lima ideal para el desarrollo de toda clase de enfermedades.
fundidad de 10 centímetros, no baje de los 10 grados centígrados.
Inmediatamente después de aplicar el desinfectante sobre
el semillero se dará un riego, con regadera, no inferior a 10
litros por cada metro cuadrado de superficie desinfectada.
Para impedir la rápida evaporación del desinfectante, lo
que sucedería si después del tratamiento viniera el tiempo
muy seco y la temperatura elevada, deberán darse al semillero
unos riegos ligeros, cuando haya pasado una semana desde
que se hizo la desinfección.
Cuando hayan transcurrido diez días después del tratamiento, se procederá al descostrado del semillero, sencilla
operación que se realiza rascando someramente la superficie
del terreno. Con ello se pretende que los vapores de metamsodio salgan al exterior una vez realizada su misión desinfectante. Si después del descostrado vinieran lluvias, la operación
deberá repetirse y se retrasará la siembra los días precisos
hasta que el terreno se encuentre seco y no despida olores.
La siembra del semillero deberá realizarse teniendo en
cuenta que entre la aplicación del desinfectante y ésta debe
transcurrir un mínimo de tres-cuatro semanas. Cualquier imprudencia cometida en este sentido puede acarrear fracasos en
los semilleros por fallos de nascencia.
Fig. 9. - El vapan
diluido en agua debe repartirse uniformemente por todo el semillero.
Desinfección con otros productos químicos
En la desinfección de semilleros de tabaco, puede utilizarse también un producto recientemente introducido en España, formado por la asociación de Metilisotiocianato 20 por
100 y Dicloropropano-Dicloropropeno 80 por 100, sin disolvente alguno, de gran campo de acción, no sólo contra hongos,
sino contra nematodos y malas hierbas.
Este desinfectante de suelos, que recibe distintos nombres
según los países: Trapexide (Inglaterra), Vorlex (Estados Unidos) y Di-Trapex (España), exige, como condiciones previas a
su aplicación, las siguientes:
Terreno en sazón, tanto en superficie como en profundidad, conseguida naturalmente o por efecto de un riego previo realizado la semana anterior al tratamiento.
Suelo bien desmenuzado, sin terrones ni residuos de
cosechas anteriores, que permite la máxima difusión de
los gases en el terreno, lográndose, en consecuencia, un
efecto total. Si hay residuos de plantas en la zona a
tratar (raíces, tallos), deben extraerse.
El Di-Trapex, al ponerse en contacto con la materia orgánica del suelo, sufre una disminución de su capacidad
desinfectante, por lo que no deben realizarse estercoladuras poco antes de iniciarse el tratamiento; por este
La supresión de las
h o j a s inferiores
proporciona,
entre
o t r o s beneficios,
una buena circulación de aire, que es
un excelente medio
de lucha cnntra el
moho azul.
,
Gx^elente aspecto
de una planta de
tabaco, en la que
n o s e aorecia el
menor vestigio de
enfermedad.
EI esmerado cultivo de las plantas
jóvenes permite lograr
pdantaciones
sanas que se pueden defender con
métodos indirectos.
Fig. 10.-La escarda de los semilleros
efectuada a mano
es laboriosa y cara.
motivo se aconseja aportar el estiércol en el cultivo anterior.
Conviene vigilar la temperatura del interior del terreno
en el momento de aplicar el Di-Trapex (2), siendo aconsejable aplicar el pesticida cuando esté comprendida
entre 0 y 18 grados centígrados. No debe aplicarse el
desinfectante con temperaturas inferiores a los 0 grados. Con temperaturas de 18 grados centígrados y superiores puede realizarse el tratamiento adoptando medidas especiales de cobertura, consistentes en dar riegos
o cubrir la superficie tratada con lámina de plástico.
La aplicación del Di-Trapex comprende los siguientes
pasos:
- Apertura de surcos, de 15-20 centímetros de profundidad, sin rebasar, entre surco y surco, los 20 centímetros.
- Aplicación del producto, en su forma concentrada, es
decir, sin diluir en agua, y a la dosis var•iable de 400600 litros por hectárea. Con el valor promedio (500 litros por hectárea) hemos logrado un extraordinario
efecto fungicida y herbicida. En casos de infección fuerte, así como en terrenos de textura fina, se emplearán
las dosis altas, correspondiendo las mínimas en los casos opuestos.
En los semilleros de tabaco de superficie muy reducida, que son los más frecuentes, es eficaz el empleo
de una botella, porrón, inyector de mano o una regadera.
(2) Por temperatura en el interior del terreno se entiende la registradn
por un termómetro a diez centímetros de profundidad.
Fig. 11. - Arriba, repartiendo el Di-Trapex a chorro en el fondo del surco.
En el centro, cerrando la
superficie del suelo con
un rastrillo. Y, abajo, distribuyendo agua con regadera para completar el
tratamiento.
- Labor de rastrillo, inmediatamente después de la apli^
cación del fumigante, quedando la superficie del suelo
llana.
- Riego por aspersión o con regadera. No es necesario
dar este riego si se cubre la superficie tratada con una
lámina de plástico.
- 15 -
- Inversión de capas. Se hace para poner en contacto las
capas superficiales del suelo con las profundas. Esta
operación deberá realizarse una vez pasados 8-10 días
de la aplicación del producto y mediante labor de arado, o, simplemente, con azada y a una profundidad de
15-20 centímetros.
- Aireación del semillero. Esta labor, que deberá realizarse a los 8-10 días de la anterior, se hace para que los
gases salgan al exterior en su totalidad.
- Siembra. Entre el tratamiento y la siembra del tabaco
deberá respetarse un tiempo más o menos largo, cuya
duración dependerá de las cuatro variantes siguientes:
temperatura, textura del terreno, pluviometría y gasto
de producto.
Así, por ejemplo, en un suelo suelto, con temperaturas medias de 12 grados centígrados, o superiores, y con un gasto
medio de producto, el intervalo entre tratamiento y siembra
debe ser de unas tres semanas. En las mismas condiciones y
con frecuentes lluvias deberá incrementarse aquel intervalo al
menos en una semana, es decir, cuatro, o bien efectuar dos
labores de aireación, con lo que aquel período de espera podría acortarse.
En terrenos de textura fina, con temperaturas medias comprendidas dentro de los límites 0 y 5 grados centígrados, el
período de espera aconsejable debe ser de 6-7 semanas. En
tales circunstancias, si sobrevinieran lluvias frecuentes, obligarían a respetar un intervalo mayor.
En la Vega de Granada, tanto por sus condiciones climá^
ticas como por las características físicas de su suelo, se estima como prudencial un tiempo de espera de cinco semanas
entre el tratamiento y la siembra. Por todo ello, se señala como fecha aconsejable para la desinfección de semilleros de
tabaco con Di-Trapex la de últimos de diciembre.
Fig, 12.-Aspecto de
un semillero sobre cuyas jóvenes plantas se
aprecia el tratamiento
fungicida.
Tratamientos del semillero
La aplicación de productos fungicidas en el semillero de
tabaco es práctica absolutamente precisa y lo único seguro
para contener el "moho azul". Estos tratamientos habrán de
realizarse a conciencia y con perseverancia (dos veces por semana). Su eficacia requiere que el producto fungicida cubra
de un modo satisfactorio ambas caras de las hojas. Además,
conviene tener en cuenta que una lluvia de 5 milímetros es
suficiente para que la cubierta fungicida de la superficie de
las hojas disminuya de tal modo que ya no constituya una
protección satisfactoria, lo que nos obliga a repetir el tratamiento cuantas veces fuera preciso.
Los tratamientos deberán iniciarse tan pronto como la
mayoría de las plantas tengan las hojas de un centímetro de
diámetro. Para estos menesteres, los carbamatos anticriptogámicos se han mostrado altamente eficaces; no así las saIes
cúpricas, a las que el "moho azul" parece ser poco vulnerable.
Se hallan hoy en día muy generalizados los espolvoreos
con zineb, 10 por 100 de riqueza, y en cantidad media, de
10 gramos por metros cuadrado de semillero, con resultados
satisfactorios. Recientemente se ha introducido en España el
fungicida propineb y con él hemos logrado resultados extraordinarios.
De aparición muy reciente es la Agrimicina-100, que contiene en asociación estreptomicina y terramicina, y a la que
se le atribuye acción sistémica al ser absorbida por tallos
y hojas. El producto, que se expende en forma de polvo mojable, debe aplicarse a partir del momento en que las hojas
de tabaco adquieran una longitud de unos 5 centímetros, debiendo repetirse este tratamiento semanalmente.
Se insiste en que la eficacia del tratamiento depende de
que el producto fungicida cubra ambas caras de las hojas,
particularmente el envés; para ello conviene que esta operación se realice con aparatos de presión ^ccionados con motor,
o, en su defecto, con aparatos de fuell^.
En determinados ensayos llevados a cabo en Francia, con
objeto de aumentar la eficacia de estos fungicidas, parece que
se obtuvieron resultados prometedores, cargando electrostáticamente los polvos anticriptogámicos, con lo que se facilitaba
su adherencia a la planta y, por tanto, su persistencia.
Los tratamientos en el semillero se continuarán hasta que
finalice el trasplante. Una vez terminado éste, se procederá
a rozar y alzar el semillero para evitar la existencia de focos
que pudieran infectar las plantaciones.
PLANTACIONES
En las plantaciones conviene tener en cuenta las siguientes normas ^enerales:
1) La plantación debe hacerse exclusivamente con planta sana y vigorosa, rechazando la que presente escasa vitalidad o dudoso estado sanitario.
2} Los marcos de plantación deben ser tan amplios que
permitan una adecuada aireación. La penetración del aire y
sol, así como de operarios para realizar con holgura los tratamientos fitosanitarios aconsejados por el cultivo, revisten la
máxima importancia.
El marco de plantación depende de factores, tales como:
Fig. 13.-Una adecuada densidad de plantación permite la entrada de aire
y sol, así como de operarios para realizar las prácticas sanitarias de cultivo.
variedad, suelo y clima, por lo que no se puede dar una norma
general a tal respecto. No obstante, para las variedades que
se viene cultivando actualmente en la Vega de Granada (Santa
Fe F-8, particularmente este año), se estima un buen marco
de plantación el que da cabida a unas 16.000-17.000 plantas
por hectárea. Tal cifra se logra con una separación de 60-70
centímetros entre plantas, dentro de la misma línea, y 90 centímetros, entre líneas. Con tal marco hemos logrado excelentes producciones de tabaco no exentas de calidad.
3) Aquellos terrenos húmedos, sombríos o que en el año
anterior hayan sido asiento de plantas dañadas por el "moho
azul" no se destinarán al cultivo del tabaco.
4) Deberán vigilarse los estiércoles, rechazando aquellos
que contengan restos de hojas o tallos procedentes de plantas
enfermas.
5)^Hay qu^e suprimir y destruir las hojas^bajeras, es decir,
las hojas inferiores, que por estar en contacto con la tierra no
- 19 --
dan producto aprovechable, y, además, restan jugos alimenticios a las que, en definitiva, van a dar la cosecha. Por otra
parte, tales hojas constituyen un foco de infección y tienen el
inconveniente de que no pueden ser alcanzadas por el chorro
de aspersión, sobre todo por el envés.
6) La recolección escalonada de las hojas a medida quz
vayan presentado éstas los síntomas de madurez (primero, el
tercio inferior, después, el tercio medio, y, finalmente, el tercio superior) aporta ventajas de tipo sanitario (mayor aireación para las plantas y, por consiguiente, menores probabilidades de ataque del hongo) y de tipo económico (mayor calidad y cantidad de cosecha, porque se aprovechan mejor los
principios fertilizantes del suelo).
Esta re,colección fraccionada, aunque representa un gasto
más a sumar a los muchos que gravan el cultivo, es práctica
interesante y la consideramos rentable.
7) No hay que excederse en los riegos; se darán estrictamente los precisos, y cuando el verano esté avanzado se evitará hacerlo al caer la tarde, porque la benignidad de las temperaturas nocturnas propias de la estación y el comienzo de
los rocíos pueden crear un medio favorable para el desarrollo
del hongo.
8) No se debe retrasar el trasplante. En la Vega de Granada es frecuente que el tabaco vaya detrás de la cosecha de
ajos, patatas o trigo, lo que obliga a esta planta industrial a
Fig. 14.-Los trasplantes tardíos y los marcos 'de plantación estrechos contribuyen al
desarrollo de la enfermedad.
-20sufrir cierto retraso en el trasplante respecto de la época que
consideramos más adecuada a la vista de las condiciones climáticas propias de la misma. Aquel retraso engendra una demora en la recolección, y, en consecuencia, un evidente riesgo
de invasión de "moho" para aquellas plantaciones tardías, expuestas a unas condiciones climáticas muy favorables a la
propagación del hongo.
De todo ello se desprende que el realizar el trasplante en el
momento oportuno tiene una gran importancia; los trasplantes tardíos, junto con los marcos de plantación excesivamente estrechos, crean en la plantación, en su fase final, una vegetación confusa, impenetrable, que constituye un verdadero
desafío a la enfermedad, siendo tan fácil que entre, como difícil impedirlo.
Tratamientos de^ la plantación
Los tratamientos pueden realizarse con fun^icidas a base
de zineb, 65 por 100 de riqueza al 0,4 por 100 (4 gramos por
litro de agua), o el mismo producto al 10 por 100 en espolvoreo. Igualmente es eficaz el maneb, 80 por 100 de riqueza
al 0,2 por 100 cuando las plantas tengan cierto desarrollo, para
evitar fenómenos de fitotoxicidad posibles con la aplicación
del producto sobre plantas tiernas. Extraordinaria eficacia en
el control del "moho azul" ha demostrado el propineb, 70
por 100 al 0,2 por 100 (dos gramos por litro).
Tanto en pulverización como en espolvoreo es absolutamente preciso que el producto cubra las dos caras de las
hojas, lo que hace necesaria la utilización de aparatos a presión.
Creemos que si se respetan las normas expuestas, que
constituyen la lucha preventiva, en pleno campo son suficientes dos tratamientos, distanciados unos veinte días y realizados al principio. Claro está que esto no puede constituir una
garantía para la plantación, siempre a merced de las condiciones climáticas ambientales, pero razones económicas y técnicas no aconsejan más tratamientos en Ia plantación. En
F i g. 1 5. - Variedad
"Burley", muy cultivada en Extremadura y
de satisfactorios rendimientos.
plantas de 20 centímetros de altura, los tratamientos son eficaces y económicos. Cuando tienen una altura de 60 centímetro, es mucho más difícil hacer un tratamiento eficaz, que
cubra haz y envés de las hojas con el producto fungicida, y el
gasto de mano de obra y producto es también mayor. Con
plantas al máximo de su desarrollo cualquier tratamiento resultaría ineficaz por la imposibilidad material de llegar con
el producto a ambas caras de las hojas; además, habría que
contar con numerosas hojas lesionadas por el aparato aspersor, sin holgura suficiente para cumplir la misión encomendada; la mano de obra sería cuantiosa, pues el tiempo invertido en el tratamiento de un tabacal al máximo de su desarrollo -aunque se hayan dejado calles sin plantar, ya que
de lo contrario sería imposible atravesar tan espesa masa ve•
getal- se estima en cuatro veces superior al que se inverti•
ría en tratar la misma con plantas de 20-25 centímetros de altura media, y el gasto de producto sería, realmente, considerable. Una idea de ello puede darla el hecho de que una planta
de tabaco totalmente desarrollada tiene por término medio
-22-
de 2 a 4 metros cuadrados de superficie foliar (haz y envés),
lo que, por hectárea, y según la densidad de plantas aconsejada en pá^inas anteriores, da una superficie foliar del orden
de los 48.000-51.000 metros cuadrados.
Todo ello nos hace insistir, una vez más, en la gran importancia que adquiere la lucha preventiva.
Experiencias llevadas a cabo er. Alemania para determinar
la eficacia del zineb, maneb y propineb en el control del "moho azul" han permitido sacar las siguientes conclusiones:
- El propineb del 70 por 100 de riqueza, al 0,2 por 100,
es, dentro de los ensayados, el mejor fungicida para el control
del "moho azul", porque, además de ofrecer un efecto inicial
muy bueno, su persistencia de acción es claramente superior
a la del zineb y maneb.
- La concentración a que deben emplearse el zineb y el
maneb del 75 por 100 de riqueza para proporcionar suficiente
margen de seguridad debe ser del 0,4 y 0,2 por 100, respectivamente.
- En cuanto a residuos depositados por estos fungicidas,
' se comprobó que fueron muy elevados en el zineb, siguiéndole en escala descendente el maneb y, finalmente, el propineb,
que dio los valores más favorables.
VARIEDADES RESISTENTES
Las prácticas indicadas anteriormente que integran en conjunto la lucha preventiva -única eficaz contra el "moho azul"- no constituyen, en modo alguno, una garantía absoluta para las plantaciones de tabaco, que se encuentran
siempre a merced de que se den condiciones climáticas favorables para el proceso evolutivo del hongo. No obstante, estas
prácticas son totalmente necesarias, pues, en el peor de los
casos, sirven de freno eficaz a la propagación de la enfermedad.
El aspecto más positivo, sin duda, para prevenir la enfermedad radica en el cultivo de variedades resistentes al "mo-
Fig. 16.-Arriba, a
la izquierda, variedad "254 x Bel", la
más resistente al
" m o h o azul" de
cuantas se cultivan
en la Vega de Granada. Arriba, a la
derecha,
variedad
"Santa Fe F-8",
muy cultivada en
Gabia Grande.
A b a j o, variedad
"H i c k s", utilizada
como hembra en
los cruzamieatos.
-24-
ho azul", verdadero hallazgo que ha cobrado el máximo relieve, particularmente en el transcurso de la campaña de 19691970, en la Ve^ a de Granada, en la que unas condiciones de
clima favorables al hongo han resultado catastróficas para
multitud de plantaciones de tabaco totalmente acribilladas
de "moho".
En el año 1961, es decir, el mismo año en que la enfermedad amenazó nuestros tabacales, el Servicio Nacional del Cultivo y Fermentación del Tabaco acometió la empresa difícil y
larga de obtener variedades de tabaco con un aceptable grado
de resistencia al hongo, en la que indudablemente ha obtenido significados éxitos. Como arranque de estas investigaciones, sirvieron las variedades Hicks (de procedencia australiana) y Bel (norteamericana), ambas de probada resistencia al
"moho azul". Merced a hibridaciones sucesivas entre éstas y
las autóctonas, se ha llegado a obtencr variedades que tienen
características muy similares a las de la variedad de partida,
que era sensible, y un grado aceptable de resistencia al "mo
ho azul", circunstancia ésta de la mayor trascendencia para
las zonas tabaqueras de nuestra geografía más propensas al
hongo.
Estas variedades resistentes producen, no obstante, tabacos de inferior calidad al logrado con las denominadas sensibles; por otra parte, en pleno campo, son total o parcialmente
invulnerables al hongo, pero durante su estancia en el semillero ofrecen insuficiente resistencia al "moho", aunque sea
al^o mayor que la de las denominadas sensibles. Por este motivo, cuando se cultivan estas variedades es necesario realizar
en el semillero cuantas prácticas sanitarias requiere el cultivo
y de las que ya hemos hecho mención en este trabajo .
PUBLICACIONES DE CAPACITACION AGRARIA
Bravo Murillo, 701. Madticl=20
Depósito legnl:
M. 30.^00-1970
GRAPICAS ARAGON^ S. A.-YARTIN D8 VARDAS. 24.-MADRID•4
Se autoriza la reproducción íMegra
de esta publicación mencionando
su arigen: •Hojas Divulgadoras del
Ministerio de Agricultura^.
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