Los resultados de investigaciones con niveles freáticos controlados, sin embargo, muestran para una misma especie que el «óptimo» es sitio específico y por lo tanto altamente variable (Evans y Fausey, 1999). Así, para una especie cultivada detemlinada, las diferencias de sitio respecto a: i) las variable~ ~dáficas a la profundidad drenada (espacio poroso libre, características de retención de agua, resistencia mecánica del suelo, altura de la franja capilar, conductividad hidráulica) y ii) condiciones climáticas (temperatura, radiación, demanda atmosférica de agua); y por otra parte, la influencia dc los factores genéticos del cultivo (sistema radical, resistencia a saturación y al estrés hídrico), los cuales incluso muestran diferencias a nivel varietal, determinan una alta variabilidad para la profundidad óptima de las especies, de modo que la profundidad media de diseño no puede ser determinada en base a agrupaciones texturales y de cultivos. La importancia de este aspecto incide en fomla clara en aspectos de diseño de los sistemas de drenaje artificial, dada la relación espaciamiento-profundidad de los drenes; y por otra parte, debido a la relación profundidad-rendimiento, se afecta la relación costoheneficio del proyecto. Luego, una línea de investigación que debería ser abordada es la determinación de la relación profundidad-rendimiento bajo diversas condiciones edafoclimáticas para los cultivos zonales. 4. Referentes a la estimación de la conductividad hidráulica. La conductividad hidráulica saturada (K) es uno de los parámetros más importantes utilizados en diseño de drenaje, por cuanto determina el espaciamiento de los drenes. Su valor depende de la geometría y distribución por tamaño de la porosidad y como tal, está sujeta a variación espacio-temporal, natural o inducida por manejo. Además puede presentar anisotropía, de manera que los valores que interesan son los obtenidos para la dirección del flujo. En principio, la metodología de medición de la K, con fines de diseño debería realizarsc instalando un dren y calcular la Ks ' en base a mediciones de la descarga del drcn y la posición del nivel freático. En la elaboración de proyectos nuevos esto no es práctico y por lo tanto es necesario recurrir a mediciones de campo dentro de la región de flujo, mediante procedimientos que requieren la confección de pozos de diámetro pequeño (10-20 cm). Existen varias metodologías publicadas (ver por ejemplo Bouwer y Jackson, 1974), siendo una de las más populares la denominada «método del pozo barreno». Una línea de investigación en evolución se refiere a la obtención de procedimientos de campo para la medición de la K, en suelos pedregosos, en los cuales la metodología recomendada en base a perforaciones con barrenos comunes no es útil. Si se considera que una parte importante de los problemas de mal drenaje se concentran en suelos aluviales en el país, en los cuales es común la existencia de pedregosidad en los perfiles, la estimación del espaciamiento con fines de diseño de sistemas de drenaje en estos casos presenta limitaciones. De acucrdo a lo planteado se deberían efectuar estudios similares a los trabajos realizados por Lomen et al (1987), los cuales han intentado el empleo de calicatas de geometría 102