Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. 218.536 ■ REVISIÓN Modalidades de preservación de órgano en carcinomas de laringe e hipofaringe Miquel Quer y Xavier León Servicio de Otorrinolaringología y Patología Cérvico-Facial. Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau. Universitat Autònoma de Barcelona. Barcelona. España. La preservación de órgano en los carcinomas avanzados de laringe e hipofaringe ha sido un tema que ha suscitado un enorme interés en los últimos años, y a él se han dedicado importantes estudios y ensayos clínicos. Durante años la cirugía parcial y la radioterapia fueron las únicas opciones para intentar preservar la laringe. La cirugía parcial ha ido incorporando nuevas técnicas y últimamente, con la introducción del láser, sigue teniendo su papel en la preservación. La radioterapia ha buscado y hallado mayor eficacia modificando los fraccionamientos. Sin embargo, la auténtica revolución surgió a partir de los años ochenta con la introducción de la quimioterapia, que multiplicó las opciones. La quimioterapia de inducción seguida de radioterapia cuando hay buena respuesta ha permitido conservar la laringe en alrededor del 50 % de los casos, sin perder supervivencia. La quimioterapia y la radioterapia concomitantes (QRC) permiten aún mayores tasas de preservación, y la quimioterapia de inducción seguida de QRC está en estudio. Finalmente, las terapias moleculares abren una nueva vía de investigación y progreso. Ante tantas y tan diversas opciones y la falta de un consenso general, son necesarios estudios multidisciplinarios para intentar definir la mejor estrategia para cada paciente concreto. Palabras clave: Preservación de órgano. Cáncer de laringe. Cáncer de hipofaringe. INTRODUCCIÓN Durante los últimos 25 años, la preservación de órgano ha sido uno de los temas de mayor investigación en el cáncer de cabeza y cuello. Como prueba de ello, durante estos años se han realizado y publicado importantes ensayos clínicos sobre la preservación en cánceres de laringe y de hipofaringe. Los autores no manifiestan ningún conflicto de intereses. Correspondencia: Dr. M. Quer. Servicio ORL. Hospital de la Santa Creu i de Sant Pau. Avda. Sant Antoni Maria Claret, 157. 08025 Barcelona. España. Correo electrónico: [email protected] Recibido el 23-7-2007. Aceptado para su publicación el 25-7-2007. 476 Acta Otorrinolaringol Esp. 2007;58(10):476-82 Organ Preservation in Laryngeal and Hypopharyngeal Cancer Organ preservation in advanced laryngeal and hypopharyngeal squamous cell carcinoma has been a major target for clinical research in the last years. For a long time, partial surgery and radiotherapy were the only options that could preserve the larynx. Partial surgery has developed new open techniques and, with the introduction of laser it continues to have a clear role in organ preservation. Radiotherapy seeks better results with the use of altered fractions. But, the real revolution began after 1980 with the introduction of chemotherapy that increased the options. Induction chemotherapy followed by radiotherapy where response is good has allowed the larynx to be preserved in about half of the cases, without jeopardizing survival. Concomitant chemoradiotherapy gives better results in preservation, and induction chemotherapy followed by concomitant chemoradiotherapy is under clinical research. Finally, new targeted treatments open up new fields in clinical research. With so many options and in view of the lack of a global agreement, more multidisciplinary clinical research is still needed in order to define the best strategy for each patient. Key words: Organ preservation. Laryngeal cancer. Hypopharyngeal cancer. Sin embargo, a pesar de todos los ensayos y estudios, estamos lejos de un consenso sobre en qué casos y con qué estrategias debe realizarse dicha preservación. Por ello, se necesita un debate entre las diferentes disciplinas involucradas en el tratamiento de estos tumores para intentar definir la mejor estrategia para cada caso concreto. Está claro que no existen respuestas globales y que la tendencia es a individualizar el tratamiento. Queremos recalcar que la preservación de órgano se centra sobre todo en los carcinomas escamosos moderadamente avanzados (básicamente T3), tumores resecables que precisarían una laringectomía total si fueran tratados quirúrgicamente (fig. 1). En general, estos protocolos no están tan bien definidos en cuanto a resultados en los T4. Consideraremos cinco opciones de preservación de órgano: ciru- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Quer M et al. Preservación de órgano en carcinomas de laringe e hipofaringe gía parcial, radioterapia radical, quimioterapia neoadyuvante, quimioterapia y radioterapia concomitantes (QRC) y terapias moleculares. Figura 1. Carcinoma escamoso de supraglotis, T3N0M0, con fijación de la hemilaringe, en un paciente de 52 años con buen estado general. Típica lesión para considerar la preservación de órgano con quimioterapia. CIRUGÍA PARCIAL A partir de la primera laringectomía realizada por Billroth en 1873, se han realizado múltiples esfuerzos para hallar cirugías eficaces que eviten la laringectomía total. Durante el siglo XX los otorrinolaringólogos encaminaron sus desvelos a desarrollar cirugías parciales que evitaran dicha laringectomía total. A finales de los años cincuenta, la mayoría de las técnicas de laringectomías parciales estaban bien establecidas, pero estaban indicadas para lesiones incipientes (T1 y T2). Sin embargo, dichas cirugías parciales no estaban indicadas a priori para tumores avanzados (T3 o T4). A partir de ahí, fueron apareciendo nuevos procedimientos quirúrgicos para los tumores T2 grandes y T3: por un lado, cirugías parciales abiertas más extensas y, por otro, la introducción de la cirugía con láser de CO2 en los tumores avanzados. Estos procedimientos quirúrgicos deben considerarse dentro de las opciones de la preservación de órgano1. A partir de los años sesenta, se desarrollaron técnicas de cirugía parcial externa en los tumores de hipofaringe más avanzados, tanto la hemilaringofaringectomía supraglótica2 como la hemilaringofaringectomía supracricoidea3 permiten en tumores avanzados de hipofaringe seleccionados obtener una buena tasa de control local con un aceptable resultado funcional. Ambos procedimientos forman parte de las opciones conservadoras para tumores avanzados seleccionados de la hipofaringe. En el ámbito de la laringe, además de la laringectomía supraglótica que permite un excelente control local y funcionalidad en tumores supraglóticos, incluidos los T3, por afección del espacio preepiglótico, a partir de los años setenta se introdujo la laringectomía parcial supracricoidea con cricohiodopexia o cricoihiodoepiglotopexia4,5, como técnica alternativa a la laringectomía total en tumores T3 y T4 seleccionados, con un buen resultado oncológico y una calidad de vida superior al de la laringectomía total6. También a partir de los años setenta, se inició la cirugía parcial endoscópica con láser de CO2. Inicialmente, este tipo de cirugía se indicó para cánceres glóticos incipientes, pero progresivamente se ha venido proponiendo para otras localizaciones y para tumores más avanzados. Diferentes estudios han demostrado que, en manos expertas y con pacientes seleccionados, con la cirugía endoscópica con láser es posible obtener buenos controles locales en los tumores laríngeos, con una preservación laríngea de alrededor del 80 %7,8. Asimismo, varios grupos han presentado resultados prometedores en cánceres avanzados (estadios III y IV) de hipofaringe con láser, con un control local adecuado y con supervivencias a 5 años de alrededor del 50 %9-11. Está claro que tanto la microcirugía láser como la cirugía parcial abierta tienen su papel en el cáncer de laringe e hipofaringe moderadamente avanzado para evitar la laringectomía total. Sin embargo, estas técnicas necesitan una selección cuidadosa de los pacientes y una experiencia quirúrgica notable, lo que restringe sus indicaciones. RADIOTERAPIA RADICAL En 1903, Schepegrell trató por primera vez un cáncer de laringe con radioterapia. A partir de ahí, la radioterapia convencional en el tratamiento del cáncer de la laringe ha obtenido resultados muy aceptables en tumores incipientes. En tumores laríngeos avanzados, algunos grupos han presentado resultados notables. Así, se han publicado controles locales del 65 % en T3 laríngeos, y alrededor del 50 % en T4, con una preservación laríngea de alrededor del 50 %12,13. En contraste, los resultados obtenidos en los cánceres de la hipofaringe han sido bastante pobres. Los avances en el conocimiento de la cinética de crecimiento de los tumores han permitido cambios en la forma de administrar la radioterapia. Se ha incrementado la dosis total disminuyendo la dosis por fracción (radioterapia hiperfraccionada) o reduciendo el tiempo total (radioterapia acelerada) o combinando ambas estrategias. Se han publicado estudios sobre el papel de la modificación del fraccionamiento en los cánceres de laringe, en concreto con dos fracciones diarias, obteniendo una mejoría del control local de un 15 % en promedio para tumores T2, T3 y T4 de laringe14. Asimismo, se han publicado estudios sobre el papel de la modificación del fraccionamiento en los cánceres de hipofaringe, con unos resultados superiores en control local y supervivencia a la radioterapia convencional15. Finalmente, los datos de un metaanálisis que recogía los datos de 6.515 pacientes procedentes de 15 ensayos clínicos con cambios en los fraccionamientos, incluyendo varias localizaciones de cabeza y cuello, mostraron que la radioterapia con fraccionamiento modificado produce un beneficio significativo del 3 % en la supervivencia a 5 años16. Por ello, en la actualidad la radioterapia hiperfraccionada o acelerada es la radioterapia de elección en el cáncer moderadamente avanzado de laringe e hipofaringe si se opta por el tratamiento con radioterapia. Sin embargo, el uso de la radioterapia sola como estrategia de preservación de órgano en el cáncer de laringe e hipofaringe avanzado es bastante limitado en la actualidad debido a la introducción de los protocolos con quimioterapia y a las terapias moleculares concomitantes. Acta Otorrinolaringol Esp. 2007;58(10):476-82 477 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Quer M et al. Preservación de órgano en carcinomas de laringe e hipofaringe QUIMIOTERAPIA DE INDUCCIÓN A inicios de los años ochenta se publicó la descripción de 34 pacientes no tratados previamente que recibieron 2-3 ciclos de cisplatino y fluorouracilo; el 93 % mostró una respuesta clínicamente objetiva y el 63 %, una respuesta completa17,18. El mismo equipo apuntó que los tumores sensibles a la quimioterapia también eran sensibles a la radioterapia19,20. Esta correlación llevó a muchos investigadores a introducir la quimioterapia de inducción como una estrategia para diferenciar tumores que necesitarían una laringectomía total de aquellos que se podría tratar de forma conservadora con radioterapia, y se iniciaron los primeros ensayos. Los pacientes cuyos tumores respondían bien a la quimioterapia recibirían radioterapia, mientras que los que no respondieran bien pasarían a laringectomía total. El primer ensayo clínico fue realizado por el Department of Veterans Affairs Laryngeal Cancer Study Group (VALSG) en cánceres de laringe, y sus resultados, muy conocidos, marcaron un punto de inflexión en el tratamiento de los cánceres de laringe en particular y de cabeza y cuello en general. En dicho ensayo, 332 pacientes con cánceres laríngeos se dividieron de forma aleatoria en dos grupos: uno a laringectomía total y otro a dos ciclos de cisplatino y 5-fluorouracilo; si respondían (respuesta parcial o completa), recibían un tercer ciclo de quimioterapia seguida de radioterapia, y en caso de falta de respuesta, se los trataba con una laringectomía total. Se debe destacar que el 63 % de los pacientes tenían tumores supraglóticos y el 57 %, una hemilaringe fijada. La supervivencia fue similar en ambos grupos, pero dos tercios de los supervivientes del grupo de quimioterapia preservaron su laringe21. Un ensayo similar se realizó en Francia con dos grupos aleatorios: laringectomía total o tres ciclos de cisplatino y fluorouracilo seguidos de radioterapia si la respuesta clínica era mayor del 80 %, o laringectomía total si la respuesta era menor. En dicho estudio la selección de pacientes fue más estricta que en el ensayo VALSG, dado que todos los tumores eran T3 y todos tenían la hemilaringe fijada (sólo un 31 % eran tumores supraglóticos). El estudio se cerró prematuramente por entrada insuficiente de pacientes. A los 2 años, la supervivencia era significativamente mejor en el grupo quirúrgico (el 84 y el 69 %), pero 15 (42 %) de 36 pacientes del grupo de quimioterapia habían evitado la cirugía22. El único ensayo clínico realizado hasta el momento en el cáncer de hipofaringe lo llevó a cabo la European Organisation for Research and Treatment of Cancer (EORTC), que realizó un ensayo multicéntrico en pacientes con tumores de la hipofaringe (78 %) y la epilaringe lateral (22 %) que eran candidatos a laringofaringectomía total23. Se incluyó a 202 pacientes, que se aleatorizó a cirugía radical seguida de radioterapia o dos o tres ciclos de cisplatino y fluorouracilo seguido de radioterapia en aquellos con respuesta completa del primario, o laringofaringectomía total si no obtenían respuesta completa. La supervivencia a 5 años fue similar en ambos grupos, y la mitad de los supervivientes del grupo de quimioterapia mantuvo una laringe funcional. 478 Acta Otorrinolaringol Esp. 2007;58(10):476-82 Dado que estos tres ensayos clínicos tenían diseños similares y utilizaron el mismo régimen de quimioterapia, los incluyó en un metaanálisis específico el MACH-NC (Meta-Analysis of Chemotherapy on Head and Neck Cancer) Group24. Dicho metaanálisis mostró que a los 5 años la supervivencia era un 6 % mejor en el grupo quirúrgico que en el grupo de quimioterapia, con la contrapartida de que el 58 % de los pacientes que sobrevivieron del grupo de quimioterapia preservaron la laringe. Otro estudio25 comparó la evolución de los pacientes con tumores resecables de la hipofaringe candidatos a laringofaringectomía total. Se los dividió de forma aleatoria en dos grupos: quimioterapia de inducción (cisplatino y fluorouracilo) seguida de cirugía y radioterapia (47 casos) o quimioterapia de inducción seguida de radioterapia con cirugía de rescate en caso de recidiva-persistencia (45 casos). En ambos grupos, la respuesta del tumor a la quimioterapia no afectó a la decisión del tratamiento siguiente. A los 5 años, la supervivencia y el control local eran significativamente mejores en el grupo quirúrgico que en el de radioterapia (el 37 frente al 19 % y el 63 frente al 39 %, respectivamente). La comparación con los hallazgos del ensayo de la EORTC apoya la conclusión que la respuesta a la quimioterapia del tumor es muy importante para escoger la radioterapia en lugar de la cirugía después de quimioterapia de inducción. Se han publicado bastantes más estudios no aleatorizados, algunos específicos en cánceres de la laringe26-30, otros de la hipofaringe31,32 y otros mezclando cánceres de laringe e hipofaringe33-37. Todos esos estudios han aportado resultados similares: la quimioterapia de inducción no ha empeorado la supervivencia, y la preservación del órgano ha sido posible en alrededor de la mitad de los supervivientes en el caso de la laringe y de algo menos en el caso de la hipofaringe. En los últimos años se han añadido nuevos fármacos y cambios en el fraccionamiento de la radioterapia. Especialmente la utilización de taxanos parece mejorar la preservación de órgano35, mientras que la radioterapia acelerada después de la quimioterapia con cisplatino y fluorouracilo parece que sólo incrementa la morbilidad aguda y tardía28. En la mayoría de los estudios, la quimioterapia ha sido utilizada como factor de predicción de la sensibilidad a la radioterapia. Múltiples equipos de investigadores han tratado y siguen tratando de hallar perfiles o marcadores biológicos que puedan predecir la sensibilidad del tumor a la quimioterapia y a la radioterapia y, por lo tanto, las posibilidades de preservación de órgano38-42. Sin embargo, hasta la fecha, la investigación en marcadores biológicos no ha ofrecido un resultado real y práctico, aplicable en la clínica. Además, hay contradicciones entre los hallazgos de los distintos estudios, posiblemente porque las detecciones de estos marcadores biológicos no son homogéneas en todos los laboratorios. De forma poco convencional, un grupo francés43 abogó por el uso de la quimioterapia exclusiva como única modalidad de tratamiento, y la ha usado en 67 pacientes con carcinomas escamosos de faringe y laringe (T1-4 N0 M0) que han mostrado respuesta completa a la quimioterapia de in- Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Quer M et al. Preservación de órgano en carcinomas de laringe e hipofaringe ducción. La utilización de esta opción ha sido especialmente recomendada por dicho grupo en pacientes con cánceres glóticos. Hasta la actualidad, ningún otro grupo ha publicado sobre este tipo de protocolo, y este abordaje sigue siendo muy controvertido y se debe considerarlo un tratamiento experimental. La principal crítica que ha recibido la quimioterapia de inducción es que la quimioterapia se utiliza sólo para la selección de pacientes y en dosis insuficientes para causar un efecto real en la supervivencia. En el metaanálisis MACH-NC24, la quimioterapia de inducción no demostró una mejoría en la supervivencia, y algunos autores dieron por superada esta opción terapéutica. Sin embargo, nuevos datos indican que la quimioterapia de inducción debe ser reconsiderada, especialmente con la introducción de nuevos fármacos. Así, en un primer estudio se presentó que la quimioterapia de inducción con cisplatino, fluorouracilo y docetaxel aumentó significativamente la supervivencia global y la libre de enfermedad comparada con cisplatino y fluorouracilo en pacientes con enfermedades no resecables44. Posteriormente, se presentaron los resultados preliminares de un ensayo clínico con 220 pacientes, comparando tres ciclos de cisplatino, fluorouracilo y docetaxel con tres ciclos de cisplatino y fluorouracilo, seguidos ambos regímenes de radioterapia convencional en pacientes con respuestas superiores al 50 % o cirugía en respuestas más reducidas45. La tasa general de respuesta fue significativamente superior en el grupo de cisplatino, fluorouracilo y docetaxel (el 83 y el 61 %; p = 0,0013), así como la preservación de la laringe a los 3 años (el 73 y el 63 %). Dados los problemas con la QRC, tanto por toxicidad como por las dificultades en la cirugía de rescate, algunos equipos están investigando estrategias basadas en la selección de pacientes mediante la quimioterapia de inducción seguida de quimiorradioterapia en caso de respuesta apropiada46-51. Esta estrategia híbrida mezcla las ventajas de la quimioterapia de inducción (selección de pacientes, cirugía si no hay respuesta con pocos problemas) con los de la QRC (tasa de preservación más alta). Los datos obtenidos hasta ahora son interesantes, y en nuestro centro estamos trabajando en esta línea. Se están llevando ensayos clínicos en Europa y Estados Unidos, y sus resultados ayudarán a establecer las estrategias del futuro. QUIMIOTERAPIA Y RADIOTERAPIA CONCOMITANTES Conociendo su efecto sumatorio o cooperador, la aplicación de quimioterapia y radioterapia de forma simultánea era una evolución lógica. La quimioterapia puede actuar como un sensibilizador a la radioterapia, mientras que la radioterapia puede incrementar la absorción de la quimioterapia por el tumor. Los hallazgos del metaanálisis MACH-NC mostraron que sólo la QRC obtenía un beneficio del 8 % en la supervivencia a los 5 años, mientras que la quimioterapia de inducción no mejoraba la supervivencia24. Hasta la actualidad, se ha publicado un solo ensayo de QRC para la preservación de órgano, y fue en el cáncer de la laringe. En el ensayo RTOG 91-1152, se repartió de forma aleatoria a pacientes con cáncer de laringe en tres grupos: quimioterapia de inducción seguida de radioterapia si respondían (como en el ensayo VALSG), QRC (cisplatino en los días 1, 22 y 43) o radioterapia radical sola. Los resultados son bien conocidos y se actualizaron en 200653 con datos que confirmaron los previos: preservación de la laringe del 84 % en el grupo de QRC, el 71 % en el grupo de inducción (p = 0,0029) y el 66 % en el grupo de radioterapia (p = 0,0002), sin diferencias significativas entre grupos tanto en supervivencia global como en la libre de tumor. Un grupo de nuestro país54 ha publicado los resultados después de radioterapia hiperfraccionada y cisplatino concomitantes en pacientes con cánceres avanzados de laringe e hipofaringe. Tuvieron una mucositis de grados 3-4 en el 68 % de los casos. Con una media de seguimiento de 55 meses, la supervivencia global a 5 años y la supervivencia libre de enfermedad fueron del 42 y el 39 %, respectivamente. Además, un 44 % de los pacientes preservaron su laringe. Otro grupo de investigadores ha presentado los resultados de QRC con dos ciclos de cisplatino y fluorouracilo en 127 casos con carcinomas avanzados de cavidad oral, orofaringe, laringe e hipofaringe55. Con un seguimiento medio de 3 años, el control local fue del 89 %, sin diferencias significativas entre localizaciones, y una preservación de órgano del 80 %. Los efectos tóxicos del tratamiento fueron importantes: el 73 % de los casos llevó gastrostomía, el 60 % perdió más de 5 kg de peso y la mitad requirió hospitalizaciones adicionales por distintas complicaciones. En suma, dos opciones con quimioterapia son posibles: inducción o concomitancia. Aunque sólo la quimioterapia de inducción ha sido validada para los cánceres de hipofaringe en ensayo clínico específico. En la laringe los datos de los ensayos favorecen a la QRC. Los datos sobre los efectos adversos a largo plazo de estos tratamientos son escasos. La estenosis faringoesofágica después de la QRC se ha presentado ocasionalmente, pero no está bien documentada. TERAPIAS MOLECULARES Las nuevas terapias moleculares deberán asimismo considerarse en el futuro dentro de la preservación de órgano e incluirse en ensayos clínicos. En 2004, un primer estudio presentó que la adición de cetuximab, un anticuerpo monoclonal humano frente al receptor del EGF, a la radioterapia aumentaba de forma significativa la supervivencia sin incrementar la toxicidad de la radioterapia56. Posteriormente, los mismos autores se centraron en pacientes con cánceres de laringe e hipofaringe, y demostraron una preservación mayor de laringes añadiendo cetuximab a la radioterapia57. Finalmente, el mismo grupo presentó el resultado de un ensayo clínico multicéntrico que comparó radioterapia sola (213 pacientes) y radioterapia más cetuximab (211 pacientes) durante toda la radioterapia en carcinomas avanzados de orofaringe, laringe e hipofaringe58. Acta Otorrinolaringol Esp. 2007;58(10):476-82 479 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Quer M et al. Preservación de órgano en carcinomas de laringe e hipofaringe Con un seguimiento medio de 54 meses, la supervivencia media fue de 49 meses en los pacientes tratados con radioterapia más cetuximab y de 29,3 meses en los tratados con radioterapia sola. En conclusión, la adición de cetuximab mejoró el control local y redujo la mortalidad sin incrementar los efectos tóxicos. En el 2003, se publicó un estudio que demostraba que, a pesar de la reacción cutánea inducida por el cetuximab, no se perjudicaba la cicatrización en caso de cirugía de rescate59. La integración de estos tratamientos moleculares en los protocolos de preservación de órgano ofrece una nueva opción en las estrategias terapéuticas. CONSIDERACIONES FINALES E INDICACIONES DE PRESERVACIÓN Aunque la preservación de la laringe es un desafío muy importante, el otorrinolaringólogo debe valorar y explicar al paciente las posibilidades de curación respecto a la pérdida de la laringe. Algunos estudios han demostrado que curarse y vivir mucho tiempo es más importante para los pacientes que tener una voz normal60. En este sentido hay que señalar que no hay estudios que aporten resultados mejores que los que se alcanzan con la cirugía radical (laringectomía total) y radioterapia postoperatoria y que, por lo tanto, la preservación de órgano debe valorarse siempre en la perspectiva de riesgo-beneficio. Especialmente importante es recalcar que la cirugía radical seguida de radioterapia continúa siendo el mejor método para alcanzar un control locorregional en los casos de tumores que afectan al cartílago o con infiltraciones profundas. Es muy importante señalar el toque de atención que da una reciente publicación sobre la evolución de la supervivencia del cáncer de laringe en Estados Unidos en la práctica diaria61. Después de analizar 158.426 casos diagnosticados entre 1985 y 2001, los autores constatan una disminución de la supervivencia coincidiendo con un aumento de los tratamientos de preservación. Así, los autores encuentran que la disminución más importante de la supervivencia ajustada se produjo en el grupo de T3N0M0. Además, señalan diferencias en función del tratamiento inicial (T3N0M0, en 1994-1996), y son peores las supervivencias ajustadas para los tratados con radioterapia sola (42,7 %) y con quimiorradioterapia (59,2 %), frente a los tratados con cirugía más radioterapia (65,2 %) o con cirugía sola (63,3 %). Concluyen que la disminución de la supervivencia que han detectado en los años noventa puede relacionarse con los cambios de tratamiento, aunque se necesita nuevos estudios para confirmar los datos. De toda la experiencia acumulada en preservación de órgano, debemos concluir que, en la actualidad, existen varias opciones para tratar los cánceres moderadamente avanzados de la laringe y de la hipofaringe candidatos a laringectomía total o laringofaringectomía total: cirugía parcial (abierta o láser) en casos seleccionados, radioterapia radical sola, quimioterapia neoadyuvante, QRC y la introducción de terapias moleculares. 480 Acta Otorrinolaringol Esp. 2007;58(10):476-82 Aunque en la actualidad la QRC es la opción más popular y reconocidamente eficiente en la laringe (a expensas de más efectos tóxicos), no hay ningún ensayo que haya demostrado claramente su superioridad sobre la quimioterapia neoadyuvante en los carcinomas de la hipofaringe. Además, la emergencia de nuevos fármacos en la inducción, la introducción de las terapias moleculares, los cambios de fraccionamiento en la radioterapia y la introducción de esquemas híbridos hacen difícil y poco clara la discusión sobre cuál es la mejor manera de preservar el órgano. Debemos recalcar que es imprescindible un abordaje multidisciplinario para intentar seleccionar el mejor tratamiento posible para cada paciente en concreto. La discusión multidisciplinaria también ayudará a mejorar el diseño de los futuros ensayos clínicos. Finalizamos con un resumen de las principales opciones de preservación de órgano en el cáncer de la laringe y de la hipofaringe según la extensión del tumor (T) aunque estas orientaciones deben modularse en función del N, que aquí no hemos discutido específicamente: 1. En T2 y T3 seleccionados donde sea posible una cirugía parcial (externa o láser) con garantías, ésta es la primera opción que considerar como preservación de órgano. Su principal limitación es que sólo cubre una parte de los casos: debe tratarse de pacientes y tumores seleccionados y deben realizarla equipos con experiencia. 2. En T2 infiltrantes y T3 que no sean candidatos a cirugía parcial y quieran optar a preservación de órgano (hay que insistir en que los mejores resultados se han obtenido en tumores supraglóticos y que en la extensión subglótica muchos autores creen que la preservación ofrece resultados mediocres) se puede ofrecer diferentes opciones: – Quimioterapia de inducción (convencional o incluyendo nuevos fármacos tipo taxanos) seguida de radioterapia radical en caso de respuesta completa y cirugía radical en caso de respuesta menor. Es la que tiene un nivel de evidencia mayor (ensayo clínico de la EORTC). – QRC con cirugía de rescate en caso de fracaso. Muy utilizada en la actualidad y bien probada en laringe. En contra tiene la toxicidad y las mayores dificultades en la cirugía de rescate. – Quimioterapia de inducción (convencional o con nuevos fármacos tipo taxanos) seguida de QRC en caso de respuesta completa. Es una opción que ha ganado muchos adeptos y es la que nosotros utilizamos en la actualidad, dado que mezcla las ventajas de la quimioterapia de inducción (selección de pacientes, cirugía con pocos problemas si no hay respuesta) con los de la QRC (tasa de preservación más alta). Está pendiente de resultados de los ensayos clínicos en curso. – Si el paciente no es candidato a quimioterapia (edad avanzada, alteraciones hepáticas severas, etc.), se puede considerar la radioterapia radical o con fraccionamiento alterado o asociada a cetuximab. 3. En los T4a no está claro cuál es la mejor opción de preservación. Si el paciente quiere optar por intentar un Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Quer M et al. Preservación de órgano en carcinomas de laringe e hipofaringe Figura 2. Carcinoma escamoso glotosubglótico con afección del cartílago cricoides y exteriorización fuera de la laringe, T4aN0M0, en un paciente de 77 años, con insuficiencia cardíaca. En estas situaciones, la preservación de órgano se considera poco adecuada, y la laringectomía total (seguida de radioterapia o radioquimioterapia según la anatomía patológica) sigue siendo el tratamiento más eficaz. tratamiento conservador, se puede ofrecer las mismas opciones que en el apartado 2, insistiendo que posiblemente los resultados son claramente inferiores. Cuando el tumor infiltra el cartílago, los resultados de la preservación son pobres, y el mejor tratamiento es la cirugía radical seguida de radioterapia o quimiorradioterapia (fig. 2). 4. En los T4b, dado que son tumores no resecables, no se considera la preservación de órgano. BIBLIOGRAFÍA 1. Lefebvre JL. Laryngeal preservation in head and neck cancer: multidisciplinary approach. Lancet Oncol. 2006;7:747-55. 2. Chevalier D, Watelet JB, Darras JA, Piquet JJ. Supraglottic hemilaryngopharyngectomy plus radiation for the treatment of early lateral margin and pyriform sinus carcinoma. Head Neck 1997;19:1-5. 3. Laccourreye O, Ishoo E, De Mones E, et al. Supracricoid hemilaryngopharyngectomy in patients with invasive squamous cell carcinoma of the pyriform sinus, part I: technique, complications, and long-term functional outcome. Ann Otol Rhinol Laryngol. 2005;114:25-34. 4. Laccourreye H, Laccourreye O, Weinstein G, Menard M, Brasnu D. Supracricoid laryngectomy with cricohyoidopexy: a partial laryngeal procedure for selected supraglottic and transglottic carcinomas. Laryngoscope. 1990; 100:735-41. 5. Chevalier D, Laccourreye O, Brasnu D, Laccourreye H, Piquel JJ. 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