CÓMO TOMAR UNA DECISIÓN DIFÍCIL Christina Fox Recientemente, mi esposo y yo tuvimos que tomar una decisión difícil; nos vimos en una encrucijada. Cualquiera fuese el lugar donde fuéramos y la decisión que tomáramos afectaría el curso de nuestras vidas por décadas. Era una de esas decisiones en las que estábamos desesperados por saber lo que Dios quería que hiciéramos. ¿Te sientes identificada? Quizás has estado en una situación similar al tener que tomar una decisión difícil y complicada. Tal vez te sentías desamparada, ansiosa e insegura, esperando elegir la opción más sabia, pero te veías paralizada en el proceso. La sabiduría de Dios ¿Cómo podemos tomar decisiones sabias y piadosas? La Palabra de Dios no siempre entrega respuestas específicas para cada decisión que tenemos que tomar en la vida. No nos dirá a qué universidad debemos ir (si es que debemos ir a una); qué trabajo aceptar; con quién nos vamos a casar; si es que debiésemos arrendar o comprar una casa. Al abrir la Biblia, nunca vamos a encontrar un versículo que nos diga a qué escuela debemos enviar a nuestros hijos o en qué ministerio debemos servir o si es que debemos invertir en el negocio que siempre quisimos comenzar. Aunque la Palabra de Dios no siempre aborda cada una de nuestras situaciones en particular, sí es nuestra fuente de sabiduría. La Palabra de Dios nos habla de él: quién es, qué ha hecho y qué espera de nosotros. Nos dice cuál es nuestro problema y nuestra necesidad más grande. Por medio de ella, Dios revela su maravilloso plan para rescatarnos del pecado y hacernos suyos a través del sacrificio de su Hijo. Su Palabra también nos enseña lo que necesitamos saber para vivir para él: “Desde tu niñez conoces las Sagradas Escrituras, que pueden darte la sabiduría necesaria para la salvación mediante la fe en Cristo Jesús. Toda la Escritura es inspirada por Dios y útil para enseñar, para reprender, para corregir y para instruir en la justicia, a fin de que el siervo de Dios esté enteramente capacitado para toda buena obra” (2 Timoteo 3:15-17). La Palabra de Dios es la verdad y nos transforma: “Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad” (Juan 17:17). A diferencia de cualquier otro libro que leamos, la Palabra de Dios es poderosa y viva: “Ciertamente, la palabra de Dios es viva y poderosa, y más cortante que cualquier espada de dos filos. Penetra hasta lo más profundo del alma y del espíritu, hasta la médula de los huesos, y juzga los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). Su Palabra es la luz que nos permite ver todo: “Tu palabra es una lámpara a mis pies; es una luz en mi sendero” (Salmo 119:105). En su Palabra, encontramos a Jesucristo, la sabiduría encarnada: “…en quien están escondidos todos los tesoros de la sabiduría y del conocimiento” (Colosenses 2:3). La Palabra de Dios y la toma de decisiones Cuando hay que tomar grandes decisiones en nuestras vidas, la Palabra de Dios nos da las herramientas para ello. Podemos usar lo que conocemos sobre Dios, lo que ha hecho y lo que nos ha llamado a hacer para comparar las opciones que tenemos. A continuación, les comparto una pequeña lista que aunque no es exhaustiva, es algo con qué empezar: 1. Dios nos llama a orar Esto parece obvio, pero a veces pasamos la oración por alto, especialmente cuando estamos emocionalmente abrumadas por la presión de tomar una decisión. Sin embargo, sabemos, por la Palabra de Dios, que la oración es esencial para una vida de fe. En 1 Tesalonicenses 5:17, Pablo nos dice que oremos sin cesar. En Filipenses 4:6, nos dice que llevemos nuestras inquietudes a Dios en oración. Cuando tienes que tomar una gran decisión, el primer paso es orar. Ora para que Dios aclare tu mente; para que te dé sabiduría y discernimiento; para que te dé un corazón rendido a su voluntad y plan; y para que su voluntad se haga en tu vida. 2. Dios nos llama a obedecerlo “En esto consiste el amor a Dios: en que obedezcamos sus mandamientos. Y éstos no son difíciles de cumplir” (1 Juan 5:3). La Palabra de Dios es clara sobre lo que es legítimo o no. Cuando no sabemos qué hacer en una situación, estamos llamados a obedecerle. Una buena pregunta que podemos hacernos cuando tenemos que tomar una decisión es, “¿cuál opción obedece a Dios?”. Un profesor de mi universidad dijo una vez que si tenemos que elegir entre dos cosas y ninguna viola la ley de Dios, simplemente deberíamos elegir la mejor opción de las dos. 3. Dios nos llama a glorificarlo La Escritura nos dice que debemos glorificar a Dios en todo. “En conclusión, ya sea que coman o beban o hagan cualquier otra cosa, háganlo todo para la gloria de Dios” (1 Corintios 10:31). Otra cosa que podemos preguntarnos cuando debemos tomar decisiones es, “¿cómo esto le dará la gloria a Dios? ¿Existe alguna forma en que esta decisión impida que glorifique a Dios?” 4. Dios nos llama a deleitarnos en él Sobre todas las cosas, nuestro mayor deseo debiera ser Dios: más que cualquier cosa en esta vida, por sobre todos los placeres y preocupaciones de este mundo, Dios debe ser nuestro mayor amor. El Salmo 37:4 dice, “Deléitate en el Señor, y él te concederá los deseos de tu corazón”. Si nuestro mayor deleite es Dios, nuestros deseos se alinearán naturalmente con los suyos. Querremos lo que él quiere. Cuando debemos tomar una decisión, debemos preguntarnos, “¿esta decisión ayudará o entorpecerá que me deleite en el Señor? ¿Interferirá de alguna forma? ¿Evitará que lo busque?” 5. Dios nos llama a buscar sabiduría piadosa “Cuando falta el consejo, fracasan los planes; cuando abunda el consejo, prosperan” (Proverbios 15:22). Dios ha puesto otros creyentes dentro del cuerpo de Cristo para que caminen junto a nosotros. Podemos buscar el consejo de nuestro pastor, de los líderes de nuestra iglesia y de nuestros hermanos en la fe. Nuestros pastores y líderes nos pastorean: están ahí para recordarnos lo que nos dice la Palabra de Dios; para señalarnos quiénes somos en Cristo y para preocuparse de nuestro crecimiento espiritual. Nuestros hermanos y hermanas en la iglesia también están llamados a ayudarnos en nuestra búsqueda para vivir una vida de fe (Col 3:26; 1Ts 5:14). Cuando necesites ayuda para tomar una decisión difícil, busca la sabiduría de las personas en tu iglesia. La decisión que debíamos tomar con mi esposo era muy difícil. Pasamos horas arrodillados en oración; estudiamos la Palabra de Dios; buscamos consejos sabios. Después de que la tomamos, sentimos una gran paz. Era ese regalo de gracia que Pablo dice que viene después de llevar todas nuestras inquietudes al Señor (Fil 4:6). La vida está llena de decisiones difíciles y complejas. Si te encuentras en una encrucijada y no sabes qué camino tomar, vuélvete hacia el único sabio Dios. Artículo original: http://www.truewoman.com/?id=3233 Traducción: María José Ojeda