Un platense intenta reconstruir

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Cultura
La Plata, sábado 13 de mayo de 2006
ROMPECABEZAS MAPUCHE
Un platense intenta reconstruir
la historia de un cacique y un “santo”
Ariel Calfucurá tiene 23 años y vive en La Plata. Estudió museología en la UNLP sin saber que allí se encontraban los restos de un pariente. Ahora
lucha por conocer la historia de su familia: Juan Calfucurá, el “Señor de las Pampas” y Ceferino Namuncurá, quien podría convertirse en beato
Ceferino Namuncurá, conocido
como el lirio de la Patagonia, comenzó un largo camino hacia la beatificación. Y desde La Plata, los
descendientes esperan por lograr el
milagro de viajar a la ciudad del Vaticano para asistir a la ceremonia.
Ariel Calfucurá (27 años) vive en
La Plata y es descendiente del cacique Juan Calfucurá, abuelo de Ceferino y conocido como “Señor de
las Pampas”. El joven, recibido de
museólogo en la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) intenta
hoy reconstruir la historia de los
Calfucurá.
seología justamente en el mismo
edificio en el que están depositados
los restos del cacique del que heredó, de generación tras generación,
su apellido, sangre y linaje indio.
El árbol genealógico -algo difícil
de reconstruir por el paso de los
años y la muerte de las ancianos
que conocen las leyendas- asegura
que Ariel es pariente directo del famoso cacique pampeano.
Por obra del destino o la simple
casualidad, Ariel comenzó a estudiar una carrera universitaria que
lo llevaría, inexorablemente, a toparse con la historia de sus ancestros. Desde que sospechó que los
restos del cacique podían estar en
el Museo, emprendió la búsqueda
de la verdad. Habló con los cuidadores del museo y con profesores,
de los que sólo obtuvo algún que
otro dato. Nunca tuvo la posibilidad de ver los huesos de su pariente lejano.
Por la beatificación
La vida de Ariel esta cargada de ricas
historias -al igual que su árbol
genealógico-. No sólo está “orgulloso”
por ser descendiente del famoso cacique mapuche sino que también de Ceferino Namuncurá, un ejemplo de perfecciones cristianas para los católicos.
A tal punto que el Vaticano estudia en
la actualidad posibles milagros del indio patagónico para beatificarlo.
“Es una emoción muy
fuerte ser pariente de
Juan y Ceferino. Y una
responsabilidad muy
grande”, sostuvo Ariel
Calfucurá significa
“piedra azul” en
mapuche, según
contó a Hoy Ariel,
pariente del cacique
“Es muy fuerte encontrar en el
árbol genealógico al cacique Juan
Calfucurá (el apellido significa
“piedra azul”). Desde chico en el
colegio me encargaban trabajos para que estudie el origen de mi apellido, y yo desconocía el por qué”.
“Nosotros creemos en él. Y estamos
seguros que algún día llegará a ser un
Santo”, aseguró Ariel. Y agregó: “antes
de conocer mi parentesco con Ceferino
sentía una llamativa atracción por la
Patagonia”.
De lograr este título, Namuncurá se
convertiría en el segundo indio americano en llegar a los altares. El primero fue el mexicano, Juan Diego, testigo
de las apariciones de la Virgen de Guadalupe.
El lirio de la Patagonia es venerado
por cientos de católicos platenses. Se
debe, principalmente, a que pertenece
a la orden salesiana creada por San Juan
Bosco (fundador del Sagrado Corazón
de Jesús y María Auxiliadora, colegios
tradicionales de la ciudad) una orden
muy arraigada a la ciudad.
El encuentro
La historia cuenta que el cacique
Calfucurá murió -en 1873- y que
sus restos fueron tomados por la
fuerza y desterrados. Luego, los
huesos del aborigen que supo ganarse el nombre de “Rey de la Patagonia o Araucania” -en 1860- terminaron en las manos de un coleccionista, y finalmente fueron donados
al Museo de Ciencias Naturales y
Museo de la Universidad Nacional
de La Plata (UNLP).
Lo cierto es que 133 años después de la muerte del héroe de los
mapuches pampeanos, Ariel comenzó a estudiar la carrera de muSUS ORÍGENES
El indio que quiso
ser sacerdote
Ceferino es el hijo de un cacique
Mapuche que quiso ser sacerdote y
llegó a estudiar en Roma, donde
conoció al Papa Pío X. Hoy se lo
venera en todo el norte de la
Patagonia y año tras año miles de
peregrinos recorren los lugares
donde transcurrió su vida y descansan sus restos. En la localidad
de Chimpay, Río Negro, nació, el 26
de agosto de 1886. Hijo del cacique
indígena Manuel Namuncurá
(heredero de Juan Calfucurá) y de
una cautiva, Rosario Burgos.
El “amo y señor” de las Pampas
Juan Calfucurá -Piedra Azul, es su
traducción- fue el último Señor de
las Pampas que negoció con gobernantes y combatió contra el ejército
criollo, hasta que en su vejez fue
vencido por tropas del presidente
Domingo Faustino Sarmiento en la
batalla de San Carlos, actualmente
el partido bonaerense de Bolívar.
Su muerte no fue heroica, ni
siquiera en un “entrevero” (combate). Calfucurá, el soberano absoluto de su pueblo durante varios
años, murió de pena, pocos años
después de que reconociera que, al
caer sus lanzas, estaba todo perdido para los suyos.
Una de las consecuencias de la derrota fue que su tumba fuera profanada por soldados de la denominada “Campaña del Desierto” contra el indio, que encabezó Julio
Argentino Roca desde 1879, y que
sus huesos terminaran en el Museo
de Ciencias Naturales de La Plata.
Admiración
Más allá del respeto por todos los
caciques que surcaron estas tierras, los descendientes de los “an-
tiguos” sienten por Calfucurá una
admiración especial por haber sido el emperador de la extensa
Pampa, desde Mendoza hasta
Buenos Aires.
Calfucurá murió en 1873, sumido
en la tristeza tras perder una batalla con el ejército del entonces
presidente Sarmiento. Fue sepultado con los honores de un gran
cacique y en su tumba fueron colocados sus ponchos, sus armas,
su platería y unas 20 botellas de
anís y ginebra, las que fueron bebidas por sus saqueadores.
La idea de Ariel es
viajar al Vaticano
cuando el Papa
Benedicto XVI declare
beato a Ceferino
Para ingresar en los beatos de la familia salesiana se deberá comprobar un
milagro de Ceferino. La causa fue iniciada a nivel diocesano en 1944, pero
parece haber ingresado en la recta final.
“Queremos estar en el Vaticano para
asistir a esta ceremonia maravillosa”,
indicó Namuncurá.
Ceferino nació el 26 de agosto de
1886 en Chimpay, provincia de Río Negro, hijo del cacique mapuche Manuel
Namuncurá y de la cautiva chilena Rosario Burgos. Su vida fue un ejemplo de
“perfección cristiana”, coinciden la mayoría de los católicos.
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