La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños: propuesta metodológica y didáctica de aprendizaje Luciane de Paula Borges de Siqueira Unidad de Investigación en Educación Física y Deportes Juan Antonio Moreno Murcia Universidad de Murcia Fecha de envío: 07-09-2007 Correspondencia: Juan Antonio Moreno Murcia Facultad de Ciencias del Deporte Universidad de Murcia Parque Almansa 30730 San Javier, Murcia, España E-mail: [email protected] Tel.: 968 39 86 78 Fax.: 968 39 86 72 De Paula, L., y Moreno, J. A. (2007). La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños: Propuesta metodológica y didáctica de aprendizaje. En S. Llana, y P. Pérez (Eds.), Natación y Actividades Acuáticas (pp. 281296). Alcoy: Marfil. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 2 Resumen Existen dos grandes tendencias en la estimulación acuática de la respiración en bebés y niños pequeños. Estas dos escuelas parten de los indiscutibles beneficios que proporciona la práctica acuática, pero a la hora de enseñar la inmersión, se evidencian grandes diferencias. Así pues, el objetivo de este trabajo ha sido explicar el proceso de respiración voluntaria, la consciencia respiratoria y, consecuentemente, como enseñarlas en el medio acuático, asumiendo que las primeras experiencias en el bebé dejan una huella, y esta inscripción, debería ser aquella que supusiera un aprendizaje lo más significativo posible. En este sentido, no ha sido intención de esta propuesta oponerse a las técnicas por adiestramiento hasta ahora aplicadas predominantemente, sino más bien, presentar un modelo en el que de forma consciente se conciban los dos procesos de aprendizaje. No obstante, por el inherente proceso educativo de la respiración, es necesario ir recabando los resultados de las distintas experiencias, y así, poder construir nuevos caminos de aprendizaje en las actividades acuáticas. Palabras claves: respiración, aprendizaje, actividades acuáticas, estimulación acuática. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 3 Introducción La inmersión es considera una actividad indispensable en el proceso de desarrollo y adaptación al medio acuático, pues su dominio requiere también de una correcta adaptación de la respiración. Por lo que los dos procesos (inmersión/respiración) irán asociados en la adaptación al medio acuático. Se empieza su acomodación desde las primeras etapas, en el que una de las tradicionales formas de comienzo es el ejercicio de sumergir al bebé para que cierre la boca en contacto con el agua. Se le mantiene en esa posición durante uno o dos segundos y luego se le refuerza para darle seguridad. En este sentido, algunos autores (Zumbrunnen y Fouce, 2001), indican que este trabajo solo debe realizarse cuando el bebé esté tranquilo, relajado y sin brusquedad, indicando que en esas condiciones la experiencia no debe ser traumatizante, pues una incorrecta progresión podría dar lugar a la aparición del miedo. Pero no podemos olvidar que la respiración es un proceso de intercambio donde se produce un constante fluir de sustancias, que nutren la sangre y eliminan a la atmosfera determinados desechos, que no sólo depende de la persona, sino que lo que sucede alrededor del mismo juega un importante papel. Por ello, la pregunta que nos surge a continuación es si ese aprendizaje condicionado verdaderamente tiene sentido para el bebé. Los defensores de este mecanismo de aprendizaje acuático se apoyan en una visión utilitaria de la enseñanza, en la que en corto periodo de tiempo aseguran un aprendizaje de la respiración acuática y, por lo tanto, de una total adaptación al medio. Los mecanismos más utilizados son viejas técnicas fundamentadas en aprendizajes pasivos (ver Anexo) como por ejemplo: “1, 2 y 3 abajo del agua” o “soplar la cara y abajo del agua”, etc. Se fundamentan en La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 4 un aprendizaje conductista, donde el estímulo de la inmersión provoca una respuesta refleja (involuntaria) que debe ser recompensada e inevitablemente reforzada periódicamente para que no se pierda. Incluso, los seguidores de este modelo indican que con sólo tres inmersiones instantáneas en cada clase, a un ritmo de dos veces por semana, es suficiente para que el niño incorpore el control adaptativo de los respectivos cambios agua-aire. En la utilización de estas técnicas el bebé queda como un objeto manipulado, que ha sido expuesto a un condicionamiento donde continuamente necesitará un refuerzo externo, el problema aparece cuando este refuerzo desaparece. La otra escuela defiende que el aprendizaje significativo se produce si el practicante tiene la oportunidad de intercambiar, explorar, experimentar, con la seguridad emocional que los otros le brindan, en un espacio agradable confortable y estimulante, respetando sus necesidades e inquietudes (Moreno y De Paula, 2005). En este sentido, se pretende que la iniciativa sea tomada por él mismo, pues el bebé es capaz de recordar todo aquello que es psicológicamente significativo. De esta forma, serán capaces de ir integrando sus acciones a patrones de movimiento cada vez más complejos, en la medida que el desarrollo lo acompañe. Así pues, sabiendo que la conducta respiratoria es rápidamente asimilada por los más pequeños, es aconsejable que ese aprendizaje de produzca partiendo de la iniciativa del bebé, pues dicha información se retendrá durante más tiempo. En este sentido apostamos por comenzar la adaptación por un modelo educativo, donde generando para ello un adecuado ambiente se consiga una óptima estimulación para después de la acomodación poder utilizar el condicionamiento como variante en el aprendizaje. No obstante, La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 5 tampoco consideramos taxativo dicho planteamiento, pues puede recurrir a un modelo más conductista cuando la situación lo requiera (Moreno, 2002). Pero sin duda alguna, para llevar a cabo cualquier trabajo relacionado con la respiración/inmersión acuática se hace necesario conocer su mecanismo, para posteriormente proponer una adecuada progresión metodológica. En este sentido, el objetivo que se ha perseguido en este trabajo es justificar el mecanismo de respiración en el medio acuático para posteriormente presentar una propuesta pedagógica de intervención. El mecanismo de respiración Resumiendo el trabajo de Pérez y Moreno (2007), la respiración implica dos procesos, uno mecánico (entrada y salida del aire a los pulmones) y otro químico (intercambio gaseoso en los diversos tejidos). En la enseñanza de las actividades acuáticas se incide predominantemente en el proceso mecánico, porque el practicante actuará directamente sobre la modificación del ritmo y volumen de la ventilación pulmonar. Por ello, se hace necesario saber que la respiración es un delicado y sutil proceso desarrollado a través de múltiples mecanismo de ventilación, intercambios gaseosos, transporte de gases, control de la ventilación, entre otros (Jefferies y Turley, 2000). Para la enseñanza de la respiración hay que tener en cuenta que la comida o los líquidos que se ingieren no ingresan en las vías respiratorias, debido a que el ser humano dispone de un mecanismo reflejo de cierre (elevándose el paladar blando comprimiendo la faringe y elevando la laringe contra la epiglotis cerrando las vías inferiores hacia los pulmones), así los alimentos y líquidos derivan directamente por el esófago hacia el estomago. Es bueno resaltar que este mecanismo reflejo se dispone durante toda la vida, La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 6 siendo fundamental en la coordinación respiratoria en el medio acuático, pues el ser humano dispone del control voluntario de la respiración en el medio acuático (Escolá, 1989). En este sentido, Pérez y Moreno (2007) han establecido un padrón respiratorio en el medio acuático: hiperventilación inicial con apnea subsiguiente, expulsión del aire e hiperventilación. Hiperventilación inicial con apnea subsiguiente. Frente al inicio de una actividad muscular, se produce como respuesta condicionada anticipatoria una inspiración profunda, en la que el participante debe intuir y llenar los pulmones con la cantidad de aire que necesitará para realizar la primera parte de la actividad. Los diferentes ensayos lo aproximarán a su necesidad real. A medida que el alumno transite su progresiva adaptación a la situación, el volumen inspiratorio inicial irá aproximándose a una ventilación más adecuada. Hecho posible ya que está aún aferrado al borde, momento en el cual su ansiedad es controlable. Expulsión del aire. Tras la inspiración profunda inicial y la apnea subsiguiente, se produce una potente expulsión del aire. El ritmo normal respiratorio se ha alterado profundamente por la apnea en el ejercicio. Hiperventilación. Si la distancia a recorrer lo hiciera necesario se realiza una nueva y profunda inspiración sobre parte del aire retenido. Se aumentará así la sensación de ahogo. Y nuevamente, se reeditará el ciclo autoalimentando la ansiedad, en proporción a la distancia requerida. En la modificación ventilatoria por realización de un esfuerzo (Figura 1) aumenta rápidamente el volumen y la frecuencia del intercambio, además del flujo sanguíneo, pero siempre se debe eliminar el aire. Si se compara el trazo La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 7 del patrón respiratorio en el ejemplo del aprendizaje acuático, se encuentra similitudes con los patrones disfuncionales: apneas repetidas, bruscas, breves y disrítmicas, eliminaciones del aire pulmonar, inspiraciones forzadas abordando niveles de reserva inspiratoria. No significa esto que el patrón de aprendizaje respiratorio acuático aquí mencionado sea patológico, pero sí que no es adecuado a la satisfacción económica de las demandas del ejercicio. Esto refleja claramente incomodidad, tensión, angustia y en algunos casos provoca incluso abandono de la actividad. Así pues, repetir este patrón es fijar la insatisfacción. El intercambio del O2 se realiza, en unas 14 centésimas de segundos, y el del CO2, aún diez veces más rápidamente, confirmando la inutilidad de retener la respiración (Escolá, 1989).Para evitarlo, debe haber cambio de estrategias educativas y respeto del ritmo de adaptabilidad personal de los alumnos. Figura 1. Patrón aproximado del proceso respiratorio en un recorrido acuático (Pérez y Moreno, 2007). Es importante resaltar que en el caso del aprendizaje de la respiración acuática el alumno contiene el aire como respuesta defensiva refleja y de origen emocional. Prueba de esto es la modificación de este patrón al solicitar el mismo desplazamiento en zona poco profunda (Pérez y Moreno, 2007). En las actividades acuáticas el ritmo normal respiratorio mantiene una cadencia, se espira el aire casi completamente en tres segundos (Berhman, La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 8 Vaughan, y Nelson, 1985), por lo tanto, en un segundo pueden ocurrir dos cosas: que frente a una nueva inspiración el alumno no pueda concretar el intercambio deseado por mantener gran parte de sus pulmones ocupados, sintiéndose así ahogado por la cantidad de aire retenido o que tome más tiempo con la cabeza fuera, para poder eliminar todo y luego inspirar. Para esto, insertará entre los movimientos propulsivos períodos de motricidad refleja, que le permitan mantener la cabeza en elevación forzada. Bruscos empujes descendentes alternos de brazos, que por ser reflejos, equilibratorios, quedan totalmente fuera del plano de la conciencia. Estos empujes, síntomas de mala ventilación, desaparecerán aún sin proponérselo con la adquisición de un adecuado patrón respiratorio. No debe preocupar a los docentes la corrección de estos movimientos, sino descubrir en ellos que el alumno no puede aprender recorridos técnicos hasta que no domine sólidamente la mecánica respiratoria (Pérez, 2006a). Respecto a la inspiración, no hay que preocuparse pues el alumno siempre la va a realizar, por ser un reflejo de defesa del organismo. Por más que se trate voluntariamente de mantener la apnea, la renovación del aire es impulsada por la información enviada desde los receptores sanguíneos y articulares. Esto significa que la inspiración en el agua en este caso límite, es activa, de origen vegetativo. No está bajo el control de la voluntad de la persona. En la Tabla 1, presentamos de forma resumida la evolución de las respiraciones de los 0 a los 6 años, que se puede utilizar para la sistematización de la enseñanza de la respiración acuática (Moreno, Pena, y Del Castillo, 2004). La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 9 Tabl 1. Evolución de las respiraciones de 0 a 6 años (Moreno et al., 2004). Edad (años) Tipo de respiración acuática 0a1 Refleja (APNEA) 1a2 Refleja (APNEA) 2a3 Espiración subacuática voluntaria en posición estática y dinámica 3a4 Espiración subacuática voluntaria en posición estática y dinámica 4a6 Espiración subacuática voluntaria en posición estática y dinámica Propuesta pedagógica Para poder llegar a patrones respiratorios económicos (respiración voluntaria), es necesario organizar estrategias educativas que permitan a los alumnos construir sus aprendizajes funcionales en forma consciente, pudiendo posteriormente utilizarlos de forma libre en sus aprendizajes técnicos. Para ello, consideramos necesario que los alumnos construyan la conciencia respiratoria, mecánica respiratoria y técnica respiratoria (Pérez, 2006b). Para trabajar la respiración sugerimos actividades donde el alumno tenga que mojarse la cabeza, donde tenga el agua a nivel de las vías respiratorias y donde tenga que pasar por debajo de cosas, en búsqueda de las situaciones de apnea. Por ejemplo, jugar al ascensor que baja y sube, pasar por debajo del puente, etc. Para la enseñanza del control respiratorio sugerimos actividades que ayuden a dominar el control volumétrico necesario para nadar y con ello despertar la conciencia respiratoria, por ejemplo, con La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 10 actividades como inflar globos, soplar burbujas, nadar e ir soplando para empujar la pelota, etc. Pero esas actividades no pueden ser aplicadas de formar bruscas tienen que empezar poco a poco e ir aumentando su complejidad a medida que el alumno este preparado para ello, hasta que sean conscientes de la respiración. Para ello, se aconseja enseñar a los alumnos respirar voluntariamente con actividades donde el alumno escuche su ritmo respiratorio fuera del agua y dentro, y llegar a la reflexión final de que el ritmo tanto dentro del agua como fuera debe ser natural. Por lo que la consigna es la de respirar cuando se necesite. Para conseguir esta conciencia respiratoria no nos podemos olvidar del aspecto cognitivo/motivacional, que requiere cada franja de edad, por lo que habrá que utilizar estrategias que motiven a cada grupo en función de su edad (Moreno y Gutiérrez, 1998). Tras la adquisición de la consciencia respiratoria, se debería pasar progresivamente a la fase de la mecánica respiratoria, que consistirá en la coordinación entre el aire inspirado y el volumen espirado, lo que originará el ritmo respiratorio. Para la consecución de este ritmo y sabiendo que el niño tiene mayor frecuencia respiratoria cuanto más pequeño es, hay que evitar los buceos de largas distancias en los primeros años de vida. Posteriormente (aproximadamente a los 4-5 años) la posibilidad de darle continuidad a la acción en el medio acuático permite poder ir mejorando la mecánica respiratoria. La progresión debería ir, lógicamente, de parte poco profunda a parte profunda. Lo que permitiría en un futuro abordar la adquisición de la técnica respiratoria, cosa que no es objeto de esta propuesta. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 11 Secuencia metodológica para la respiración/inmersión en bebés y niños pequeños Es importante recordar que las inmersiones deberán ser realizadas por personas con formación y con experiencia. Los acompañantes y cuidadores, para que puedan realizarlo con total seguridad, solamente podrán realizar las inmersiones después de su participación en las clases de actividades acuáticas para bebés. En este sentido, se recomiendan situaciones de aprendizaje lo más activas posibles. Las actividades que se presentan a continuación quieren ser un ejemplo de aprendizaje progresivo del descubrimiento de la respiración/inmersión, en la que asumimos la necesidad de modificación y adaptación a cada entorno. 1. Dejar que el bebé juegue con la ducha. 2. Con el bebé sentado en el bordillo estimular que entre en el agua, dejar que baje y vaya al acompañante en inmersión. 3. Con el bebé apoyado en un flotador tubular sujetado por el acompañante, y próxima la boca del agua, permitir que se mueva libremente. 4. Con el bebé apoyado en un flotador tubular y sujetado por delante y por la cintura por el acompañante, permitir que el agua toque sus vías respiratorias, hasta que el bebé meta por sí solo la cabeza en el agua. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 12 5. Con el bebé sentado en la mano del educador, incentivado por el acompañante, dejar que el bebé se dirija hacia él. 6. Pasar por encima y por debajo del puente. 7. Jugar al avión. Apoyado el bebé sobre el brazo del acompañante, realizar un giro, imitando a un avión. Al final del movimiento, dependiendo del nivel del niño, puede haber una inmersión. 8. Desde sentado en la escalerilla o escalera de obra dirigirse al profesor o acompañante. 9. Entrar andando al agua desde el borde. 10. Entrar al agua por las escaleras de obra. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 13 11. Desde encima de la colchoneta buscar un objeto en el agua. 12. Buscar objetos debajo del agua. 13. Coger objetos con la boca en un recipiente. 14. Caminando por la piscina jugar a caer y levantar. 15. El bebé sujetado por una burbuja permitir que se desplace por la piscina, incentivar que mueva los brazos y las piernas, para que a cada movimiento el agua toque sus vías respiratorias. 16. Pasar por debajo del túnel. Los bebés irán con las vías respiratorias próximas al nivel del agua. Los bebés estarán sujetados por su acompañante solamente por las axilas. 17. Jugar a la ducha. Con una regadera imitar una ducha. 18. Con el niño apoyado en un cinturón o en el profesor dejar que se desplace libremente al mismo tiempo que sopla sobre el agua. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 14 19. Intentar buscar una anilla que sujeta el profesor en el pie. SI es preciso, el educador puede ayudar al niño. 20. Intentar que el niño empuje objetos en el agua. 21. Con el apoyo del acompañante solamente en la cabeza, dejar que el niño se desplace en posición vertical. 22. Saltar del trampolín haciendo la bomba. 23. Coger fichas con la boca y ponerlas en el cubo. 24. Carrera de trineos, el que va delante transportará un cubo y el otro va sujetando el flotador. Los niños deberán ir con la cabeza metida en el agua y respirando libremente. 25. Sobre un apoyo dentro de la piscina permitir que los niños salten libremente. 26. Bajar del tobogán y pasar por dentro de un aro buceando. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 15 27. Transportar objetos con la posibilidad de apoyarse en el borde para respirar si es necesario. 28. Pasar por encima y luego por debajo con una pequeña ayuda del acompañante. El educador deberá esperarlo al otro lado. 29. Bajar por el tobogán con los brazos en alto. 30. Realizar el avión con solo la ayuda del flotador tubular. 31. Pasar por el túnel con ayuda de material para el desplazamiento. 32. Hacer burbujas con una cañita en un vaso de agua y después realizar burbujas en el agua de la piscina. 33. En posición prona, hacer burbujas superficiales y luego más profundamente espirando durante la inmersión. 34. Agarrados al bordillo realizar cafeteras. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 16 35. Soplar pelotas en el agua. 36. Inflar un globo. Primero fuera del agua y después intentar inflarlo debajo del agua. Hacer que los niños perciban que cuando el balón está lleno es difícil hundirlo. 37. Nadar pitando al mismo tiempo que se nada. 38. Transportar objetos por la piscina, respirando libremente. 39. Empujar la pelota con la cabeza. 40. A caballito sobre un flotador tubular, imitar el movimiento de una mariposa. Cuando los brazos se elevan es necesario realizar una inmersión. 41. Desplazarse de espaldas con una cañita en la boca. Coger el aire por la boca y expulsarlo por la nariz. 42. Pasar por el túnel, intentando hacer burbujas en el agua. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 17 43. Jugar al ascensor en grupos de a dos, cuando uno sube el otro baja. 44. Jugar a sentarse en el fondo de la piscina expulsando el aire progresivamente. 45. Pasar por encima y por debajo de las colchonetas. 46. Juagar al “pilla-pilla”. Para no ser pillado hay que bucear. 47. Hacer la ballena boca arriba, echando el agua por la boca. 48. Imitar al tiburón y soplar el aire haciendo pompas. 49. Imitar a una medusa. Hay que intentar mover los brazos y las piernas imitando los tentáculos de la medusa. 50. Intentar en posición medusa ir expulsando el aire de forma progresiva hasta llegar al suelo de la piscina. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 18 51. Cantar en grupo una canción debajo del agua. 52. Imitar el movimiento de un delfín. Hay que bajar y tocar el suelo expulsando todo el aire, después subir y coger aire para volver a bajar. 53. Adivinar el nombre del animal que el compañero nombra debajo del agua. 54. Imitar el sonido del animal (p.ej. elefante) debajo del agua. 55. Hacer una batalla de agua. 56. Utilizar la escalera para bajar hasta al fundo de la piscina. 57. Nadar respirando en cada brazada, después cada 2, 3,… y después preguntar al niño cual le ha costado más realizar. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 19 58. Trepar a través de la cuerda debajo del agua. 59. Saltar dentro de la boca formada por dos flotadores tubulares unidos, imaginando que el niño es el aire que tiene que entrar por la boca y después dentro del agua soplar el aire por la nariz. 60. Contar los segundos que el compañero aguanta debajo del agua. 61. Hacer la pedorreta. Soplar en una parte de cuerpo del compañero que está debajo del agua. Primero se hace fuera y después dentro, para comparar los distintos sonidos. 62. En busca del tesoro. El alumno tiene que coger cosas que están en el fondo de la piscina. 63. Coger los objetos que están en el suelo de la piscina con los pies. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 20 64. Matemática acuática. El alumno tiene que coger la cantidad de objetos que da la suma o la resta. 65. Andar con las manos en el suelo de la piscina. 66. Poner la bolita dentro del barril. 67. Nadar con snoker (tubo para respirar). Antes de nadar con ese material es necesario adaptarse a él (p.ej. soplando el aire). Conclusiones Como sucede en todo proceso educativo, no se puede olvidar que las adaptaciones que el infante consiga en los primeros meses de vida respecto a la inmersión, será la base de los beneficios que más tarde podrá alcanzar con la práctica de la actividad acuática. Por ello, el objetivo de este trabajo ha versado sobre la explicación del proceso respiratorio y sus consecuencias pedagógicas en el aprendizaje de la inmersión en el medio acuático. Como se ha indicado, el aprendizaje de la respiración precisa un ambiente adecuado y seguro, que genere un entorno afectivo positivo, donde La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 21 los niños juntos con sus acompañantes sean capaces de construir un propio camino al dominio de sí mismos, de los objetos, del espacio y el tiempo, en el medio acuático. Por lo que esta propuesta invita a la exploración del medio acuático y todo aquello que le rodea, en la que sabiendo de la importancia de la respiración, esta no debe ser un factor predominante en las clases. En vez de estar preocupados de que el bebé bucee durante unos centímetros, debemos estar más preocupados en enseñarle a que adquiera la conciencia respiratoria. Esto permitirá en el futuro tener a un alumno con una mayor capacidad de adaptación al medio acuático, lo que podrá permitir obtener una mejor competencia acuática. Por todo esto, hace falta conocer todo el proceso anatomo-fisiologico aquí mencionado (Pérez y Moreno, 2007) e intentar, a partir de éste, elaborar una secuencia de aprendizaje donde los aspectos biológicos sean respectados. Creemos que propuestas como esta pueden servir de referencia a todos aquellos que trabajan a diario con niños en la piscina y, a veces, no encuentran respuestas a las preguntas que les surgen en la educación de la respiración/inmersión. Referencias Berhman, R. E., Vaughan, V. C., y Nelson, V. E. (1985). Nelsson: Tratado de Pediatría Madrid: Interamericana. Escolá, F. (1989). Educación de la respiración. Barcelona: Inde. Jefferies, A., y Turley, A. (2000). Aparato respiratorio. España: Harcourt. Moreno, J. A. (2002). Método acuático comprensivo. En 7º Congreso de Actividades Acuáticas y Gestión Deportiva (pp. 13-27). Barcelona: SEAE. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 22 Moreno, J. A., y Gutiérrez, M. (1998). Bases metodológicas para el aprendizaje de las actividades acuáticas educativas. Barcelona: Inde. Moreno, J. A., y De Paula, L. (2005). Estimulación acuática para bebés. Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, 20, 53-82. Moreno, J. A., Pena, L., y Del Castillo, M. (2004). Manual de actividades acuáticas infantiles. Barcelona: Paidós. Pérez, B. (2006a). Actas del Curso ¿Qué es aprender a nadar? Módulo II. Aprendizaje de la respiración en las actividades acuáticas. CD Mar del Plata. Argentina. Pérez, B. (2006b). Actas del Curso ¿Qué es aprender a nadar? Módulo III. La construcción de la técnica en natación. CD Mar del Plata. Argentina. Pérez, B., y Moreno, J. A. (2007). Importancia de la respiración en el aprendizaje acuático: fundamentación teórica e implicaciones prácticas. Revista Iberoamericana de Psicomotricidad y Técnicas Corporales, 27, 39-56. Zumbrunnen, R., y Fouace, J. (2001). Cómo vencer el miedo al agua y aprender a nadar. Barcelona: Paidotribo. La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 23 Anexo. Ejemplos de estimulaciones pasivas de la respiración acuática. 1. Con el bebé en posición ventral realizar una pequeña inmersión. 2. Con el bebé en decúbito ventral permitir que toque el agua con la cara. 3. Dejar caer el agua de un cubo sobre la cabeza/cara del bebé. Al tercer intento, al mismo tiempo, realizar una inmersión. 4. Mojar la cabeza del bebé al mismo tiempo en que se introduce en el agua. 5. Con el bebé sujeto al cuerpo del acompañante realizar una inmersión. 6. Con el bebé apoyado en el hombro del caminando por acompañante, la piscina, realizar pequeñas inmersiones. 7. Permitir una inmersión tras el deslizamiento tobogán. sobre un La respiración/inmersión acuática en bebés y niños pequeños 24 8. Coger al bebé por la cintura y cantando una canción, realizar inmersiones en determinados momento de la canción. 9. Pasar al bebé del profesor al acompañante por debajo del agua. 10. Pasar por dentro del agujeró de la colchoneta buceando con el bebé. 11. Con el acompañante y bebé sujetados juntos en un flotador tubular, hundir la pelota y el bebé, hasta la altura de los ojos. 12. Bucear con el bebé en la espalda el acompañante. 13. Con el niño apoyado solamente por la cabeza en la mano del profesor enseñarlo a flotar, controlando su respiración. 14. Con el niño sentado en el brazo del profesor, y sobe su orientación de cómo expulsar el aire, realizar una voltereta con la ayuda del educador.