CAMARA CIVIL - SALA J

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Expte N° 55.745/2007 “Gómez Jorge Alejandro c/ Consorcio de Propietarios de la Av. Gaona 1312/16 s/daños y perjuicios” Juzg N° 17
///nos Aires, a los 28 días del mes de noviembre 2013, reunidas las Señoras Jueces de la Sala “J” de la Excma. Cámara Nacional de Apelaciones en lo Civil de la Capital Federal, a fin de pronunciarse en los autos caratulados: “Gómez Jorge Alejandro c/ Consorcio de Propietarios de la Av. Gaona 1312/16 s/daños y perjuicios”.­
La Dra. Marta del Rosario Mattera dijo: I.­ La sentencia definitiva obrante a fs. 717/726 hizo lugar a la demanda incoada por Jorge Alejandro Gómez y Elvira Lidia Giménez condenando al consorcio accionado al pago de la suma de $ 72800 con mas sus intereses y costas del juicio.
Del decisorio apelan las partes, obrando a fs. 814/816 los agravios de la parte actora y a fs. 818/823 las quejas de la parte demandada. Corrido el pertinente traslado de ley, el mismo fue respondido a fs. 825/826 por el Consorcio de Propietarios de la Av. Gaona 1312/16.­
A fs. 833 se dictó el llamamiento de autos, providencia que se encuentra firme, quedando de esta manera los presentes en estado de dictar sentencia.­
II.­ Los agravios de la parte actora se basan en la cuantificación de los montos indemnizatorios otorgados en la instancia de grado, en concepto de daño psicológico y daño moral, como con respecto a los intereses fijados en el fallo recurrido.­
Por su parte el consorcio demandado cuestiona la responsabilidad endilgada a su parte como la indemnización del daño material al coactor Gómez en virtud que el mismo no vivía en el inmueble a la fecha del daño padecido, asimismo se agravia del importe resarcitorio otorgado en concepto de daño material, daño psicológico, daño moral y costas.­ III.­ Responsabilidad
En principio cabe señalar que la expresión de agravios no es una simple fórmula, sino que constituye una verdadera carga procesal, debiendo contener un estudio minucioso y preciso de la sentencia que se apela, y condensar los argumentos y los motivos que demuestren los errores cometidos por el juez inferior para que el tribunal de alzada pueda apreciar en qué puntos y por qué razones, el apelante se considera perjudicado en sus derechos (Highton­Arean, "Código Procesal Civil y Comercial de la Nación”, Tº 5, pág. 243, 1º ed., Hammurabi, 2004).­
Por ello, resulta inviable la apelación en mérito a lo establecido por el art. 265 del Código Procesal, cuando los agravios de los recurrentes se limitan a reiterar los mismos argumentos que fueron expuestos ante el a quo en el escrito de inicio, sin hacerse cargo de las consideraciones que aquél expresó al fundar su sentencia, por cuanto se pone en evidencia la falta de un agravio específico respecto de las apreciaciones efectuadas por el magistrado de la instancia previa. (Conf. C.N.Civ. esta Sala, 15/7/2010, Expte. Nº 72.250/2002 “Celi, Walter Benjamín y otro c/ Salvador M. Pestelli Sociedad Anónima s/ daños y perjuicios”; Idem., id., 23/6/2011, Expte. 90.579/2003 “Rivera Cofre José Alejandro y otros c/ Clínica Gral. de Obstetricia y Cirugía Nstra. Sra. de Fátima y otros s/ daños y perjuicios”, entre otros).­
Este Tribunal se ha guiado siempre por un criterio de amplia tolerancia para ponderar la suficiencia de la técnica recursiva exigida por el art. 265 de la ley adjetiva, por entender que tal directiva es la que más adecuadamente armoniza el cumplimiento de los requisitos legales impuestos por la antes citada norma con la garantía de defensa en juicio, de raigambre constitucional.­
De allí entonces que el criterio de apreciación al respecto debe ser amplio, atendiendo a que, por lo demás, los agravios no requieren formulaciones sacramentales, alcanzando así la suficiencia requerida por la ley procesal cuando contienen en alguna medida, aunque sea precaria, una crítica concreta, objetiva y razonada a través de la cual se ponga de manifiesto el error en que se ha incurrido o que se atribuye a la sentencia y se refuten las consideraciones o fundamentos en que se sustenta para, de esta manera, descalificarla por la injusticia de lo resuelto (C. N. Civ., esta Sala, 10/12/09, Expte. Nº 41.025/2005 “Magnifico, Daniel Alberto c/ Pavone Farina, Marcela y otros s/ daños y perjuicios”; Idem., id., 23/02/2010, Expte. Nº 25.011/2005 “Longueira, Marcelo Adrián c/ Club Atlético River Plate y otros s/ daños y perjuicios”, Id., id., 11/6/2010, Expte. Nº 7153/2007 “Presa, Cesar Dabel c/ Silva, Néstor y otros s/ daños y perjuicios”, entre otros).­
Ahora bien, no obstante tal amplitud en la apreciación de la técnica recursiva, existe un mínimo por debajo del cual las consideraciones o quejas traídas carecen de entidad jurídica como agravios en el sentido que exige la ley de forma, no resultando legalmente viable discutir el criterio judicial sin apoyar la oposición en basamento idóneo o sin dar razones jurídicas a un distinto punto de vista (conf. C. N. Civ., esta Sala, 17/12/2009, Expte. Nº 62.375/2006 “Enser, Luis Alberto c/ Empresa de Transporte General Tomás Guido S.A.C.I.F. y otros”; Idem., id., 14/08/2009, Expte. Nº 70.098/98 “Agrozonda S. A. c/ Jara de Perazzo, Susana Ventura y otros s/ escrituración” y Expte. Nº 60.974/99, “Agrozonda S. A. c/ Santurbide S. A. y otros s/ daños y perjuicios”; Id., id., 21/12/2009, Expte. Nº 43.055/99, “Vivanco, Ángela Beatriz c/ Erguy, Marisa Beatriz y otros”).­
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El apelante debe indicar cuáles son los defectos u omisiones del pronunciamiento que objeta y los fundamentos que lo impulsan a proponer los reproches que formula. En caso contrario, sólo se configuraría una insustancial dialéctica o explicación racional que, al estar desprovista de entidad legal, no resultaría apta para su específica función ritual (C. N. Civ., esta Sala, 17/12/2009, Expte. Nº 62.375/2006 “Enser, Luis Alberto c/ Empresa de Transporte General Tomás Guido S.A.C.I.F. y otros s/ daños y perjuicios”; Idem., id., 13/08/2010, Expte. Nº 75.184/2000, “Kohan, Juan Carlos y otro c/ Jorge, Norberto Andrés y otros s/ cancelación de hipoteca”).­
Esto es –a mi criterio­ lo que ocurre en el caso de autos, donde el memorial de agravios no contiene una refutación jurídica ni técnica contra los argumentos y las pruebas en los que se sustentó el fallo recurrido, en estas condiciones, no puedo menos que señalar que la pieza recursiva se limitó a reiterar los argumentos efectuados al contestar la demanda y presentar el alegato, por lo que propiciaré se declare parcialmente desierto el recurso interpuesto.­
No obstante ello, y en orden a lo dispuesto por el art. 266 del Código Procesal, corresponde señalar qué aspectos del pronunciamiento recurrido no han sido debidamente cuestionados, a lo que se añadirán algunas consideraciones relativas a aspectos corroborantes del decisorio atacado.­
IV.­ Las presentes actuaciones fueron inciadas con motivo de los daños padecidos en el inmueble de titularidad del accionante, debido al cambio de caños de calefacción por parte del consorcio demandado. Según manifestara, padeció humedades que afectaron su vivienda como consecuencia de la deficiente carpeta de impermeabilización que produjo humedad ascendente hasta su unidad, provocando los daños por los cuales acciona.­
Cabe recordar que el derecho de propiedad horizontal es aquel que adquiere una persona sobre un sector privativo de aprovechamiento independiente en un edificio sometido al régimen de la ley 13.512 [ED, 39­910], juntamente con la inescindible cotitularidad de un porcentual determinado sobre el terreno y demás partes comunes de aquél y afectadas a un condominio de indivisión forzosa, bajo las condiciones de ejercicio establecidas en el reglamento de copropiedad y administración vigentes al momento de su adquisición (Papaño­
Kiper­Dillon­Causse, Derechos Reales, t. II, p. 16, Depalma).­
Encontrándose afectado el edificio al régimen de propiedad horizontal, cabe recordar el principio general conforme el cual, cada propietario es dueño exclusivo de su parte propia, con todos los derechos inherentes a él, por lo que puede disponer de su unidad, alquilarla, darla en comodato, etc. (art. 4°, ley 13.512). Su derecho sobre el departamento es pleno y tiene todas las características del típico derecho de propiedad.­
En este sentido respecto a lo manifestado por el quejoso, en relación a la improcedencia del reclamo por parte del accionante, cabe señalar que la legitimación para obrar o legitimación procesal está dada por la titularidad activa o pasiva de la relación jurídica sustancial, la que no cabe desconocer en forma alguna, respecto del titular dominial del bien.­
Conforme señalara el sentenciante de grado y en atención a la prueba producida, los daños denunciados tuvieron su origen en la falta o deficiente realización de las obras en el inmueble de la actora, por parte del consorcio demandado, por lo que acreditados los mismos, comprometería su responsabilidad tanto si se encuadra la cuestión en un supuesto de responsabilidad extracontractual previsto en el art. 1113 del Código Civil, como si se la enmarca en uno de responsabilidad contractual ­vulneración de cláusulas reglamentarias o de la obligación genérica de seguridad inherente a la propiedad horizontal que surge del texto y de la finalidad de la ley 13.512 y del art. 1198 del Código Civil­ habida cuenta la vinculación existente entre el copropietario y el consorcio (Conf. CNCiv, Sala G, 11/9/2009 “Krissikian Agop c/ Cons. de Prop. Virrey Arredondo 2260 s/ daños y perjuicios” Cita: MJ­JU­M­51282­AR | MJJ51282 | MJJ51282).­
Sentado ello cabe señalar que toda pretensión indemnizatoria supone acreditar una vinculación fáctica entre la situación dañosa invocada y el sindicado como responsable. La relación causal constituye un elemento del acto ilícito y del incumplimiento contractual, que vincula el daño directamente con el hecho, e indirectamente con el elemento de imputación subjetiva o de atribución objetiva. "Es el factor aglutinante que hace que el daño y la culpa, o en su caso el riesgo, se integren en la unidad del acto que es fuente de la obligación de indemnizar" (Bustamante Alsina, "Teoría General de la Responsabilidad Civil", p. 170 y 267) es decir que la existencia del daño y su vinculación con el ilícito o incumplimiento contractual por una relación de causalidad adecuada es de ineludible justificación, de modo que no puede otorgarse indemnización si falta tal comprobación, estando a cargo de quien lo reclama el acreditar dicha certeza.­
La prueba es la comprobación de la verdad de un hecho del cual depende la existencia del derecho, el medio de formar la convicción del juez sobre la realidad o falsedad de los hechos conducentes, el modo de verificar las afirmaciones controvertidas respecto de ellos (Conf. C. N. Civ., esta Sala, 21/12/09, Expte. Nº 20.033/04 "Abregú, Gladis Mabel c/ Abram, Ernesto Julio s/ daños y perjuicios" y Expte. Nº 113.400/03 "Abram, Ernesto Julio c/ Abregú, Gladis Mabel s/ daños y perjuicios", entre otros).­
Es sabido que en casos como el de autos, la prueba pericial resulta determinante a fin de acreditar el daño padecido en este sentido la pericia efectuada a fs. 424/487 minuciosamente analizada en el decisorio de grado, ha sido concluyente en la existencia de los daños en la unidad señalando deterioros por humedad en los pisos de madera, y que la deficiente colocación ha facilitado su levantamiento, que el contrapiso esta Poder Judicial de la Nación
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asentado directamente sobre el piso natural sin aislación hidráulica, que la falta de aislación hidráulica se confirma en toda la presencia de humedad en todo el espesor del contrapiso incluyendo la carpeta de apoyo que no tiene propiedades hidrófugas, añadiendo en el responde a la impugnación efectuada a fs. 496, que ésta es la causa de la saturación de humedad que proviene de la humedad natural del terreno y que asciende por capilaridad. Que se detectó humedad durante la constatación en los contrapisos de los distintos sectores, carpetas de apoyo y mezclas de asiento de los distintos tipo de pisos, y que los trabajos fueron ejecutados deficientemente.­ A efectos de analizar situaciones con importante contenido técnico, resulta esencial contar con dictámenes de profesionales especialistas en la materia de que se trate, que informan sobre las particularidades que hacen a las cuestiones debatidas. Los valores que atribuyen y acerca de los cuales dictaminan constituyen parámetros cuyo seguimiento o apartamiento depende del grado de convicción que tal elemento acreditatorio produzca en el ánimo del juez. (CNCiv, esta sala, 18/5/2010, Expte 58972/2005 “Djenderedjian Julio Cesar c/ Brion Folgar Ángel Juan y otro s/daños y perjuicios”).­
En este tipo de cuestiones he señalado que el informe pericial constituye uno de los elementos de juicio a apreciar en la ardua tarea de lograr un detalle cierto de los daños ocasionados al inmueble por causa de las filtraciones sucedidas, como también su costo de reparación, en tanto emana de un científico especializado en la materia y que, como perito único designado de oficio, rinde asesoramiento sólo inspirado en su mejor saber y entender (Conf CNCiv, esta sala,25/4/2007,“Fundación Madre de la Esperanza c/ Consorcio de Propietarios de la calle F.D. Roosevelt 2022 s/ daños y perjuicios” Cita: MJ­JU­M­12696­AR | MJJ12696 | MJJ12696 ).­
Las pautas expuestas por el experto en el informe pericial resultan concluyentes, no advirtiendo razón alguna para apartarse de las pautas sólidamente fundadas tanto más cuando no se acompañan a los autos, probanzas que permitan separarse del mismo.­
En el caso tampoco se advierte en relación a los testimonios vertidos, el valor relevante que pretende el quejoso en su memorial, pues tales declaraciones no han de modificar el carácter de deudor de la obligación que, sin lugar a dudas, corresponde al consorcio emplazado por lo que no cabe otra solución que la confirmación del decisorio al respecto.­
V.­Rubros Indemnizatorios
A) Daño Material Cualquier daño que se reclame requiere siempre la acreditación de su propia existencia, porque de lo contrario no habría causa de atribución, y no podemos juzgar un comportamiento que se reputa ilícito si no se ha concretado en daño, cualquiera sea su entidad.­
Así, se ha sostenido que para que el daño sea resarcible requiere siempre “una condición sine qua non en el registro de la responsabilidad civil: que en verdad exista” (Morello, Augusto M. y de la Colina, Pedro R., “Sin daño no hay indemnización”, L. L. 1/3/2006, pag. 6).­
El perjuicio, para ser considerado resarcible, tiene que ser cierto ­actual o futuro­, subsistente, propio ­directo o indirecto según sea el caso­; debe afectar a una situación subjetiva jurídicamente protegida, incluyéndose tanto el derecho subjetivo, como el interés legítimo y el interés simple no ilegítimo, en relación de causalidad adecuada con el suceso dañoso y no necesariamente significativo (Fernández Madero, Jaime, “Las nuevas ideas en el derecho de daños”, L. L. 2002­A­1102).­
En palabras de la Corte Suprema, “ha de ser cierto y no eventual o hipotético, esto es, real y efectivo. Debe haber certidumbre en cuanto a su existencia misma, en el caso del daño actual; o suficiente probabilidad, de acuerdo al curso natural y ordinario de los acontecimientos (art. 901, Cód. Civil), de que el mismo llegue a producirse, como previsible prolongación o agravación de un perjuicio ya en alguna medida existente, en el supuesto de daño futuro (C. S. J. N. , 13/10/1994, in re: 'Godoy, Miguel A. c. Banco Central”, E. D. 162­644, L. L. 1995­B­318).­
Aunque último en la cronología temporal de los acontecimientos, puede decirse desde un punto de vista lógico que este es el primer elemento de la responsabilidad civil, ya que sin él no puede siquiera pensarse en la pretensión resarcitoria: sin perjuicio no hay, ni puede haber, responsabilidad civil, por ausencia de "interés", que es la base de todas las acciones. Por ello es que bien lo dice el art. 1067 del Código Civil: "No habrá acto ilícito punible para los efectos de este código (es decir en miras de la responsabilidad civil o deber de resarcir), si no hubiese daño causado, u otro acto exterior que lo pueda causar..." (conf. Trigo Represas, Félix A., “Los presupuestos de la responsabilidad civil”, Academia Nacional de Derecho 2004 (agosto), 1).­
Por tal motivo acreditado el daño padecido y atento la prueba producida en especial la pericial que da cuenta de los mismos y las reparaciones como la reejecución de trabajos necesarios en la unidad (ver fs. 481/482) ponderando las fotografías acompañadas por el experto en su dictamen, estimo razonable acorde a las constancias de la causa la cuantificación efectuada en la instancia de grado por lo que propiciaré su confirmación (art 165 del CPCC).­
B) Daño Psíquico
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Reiteradamente hemos sostenido que el daño psíquicos configura una disminución de aptitudes con repercusión en el patrimonio y la vida de relación del damnificado (Conf. C.N.Civ. esta sala, 17/11/09, Expte. Nº 95.419/05, “Abeigón, Carlos Alberto c/ Amarilla, Jorge Osvaldo y otros s/ daños y perjuicios”; Idem., id., 11/3/2010, Expte. Nº 114.707/2004, “Valdez, José Marcelino c/ Miño, Luis Alberto daños y perjuicios”; Id., id., 06/07/2010, Expte. 93261/2007 “Godoy Muñoz, Pedro c/ Villegas, Víctor Hugo y otros s/ daños y perjuicios”, Id., id., 21/9/2010 Expte. Nº 23679/2006 “Orellana, Pablo Eduardo Alfredo y otro c/ Vargas Galarraga, Jorge Eduardo y otros s/ daños y perjuicios”, entre otros).­
Siguiendo la posición de Risso, el daño psíquico es un “síndrome psiquiátrico coherente (enfermedad psíquica), novedoso en la biografía, relacionado causal o concausalmente con el evento de autos (accidente, enfermedad, delito), que ha ocasionado una disminución de las aptitudes psíquicas previas (incapacidad), que tiene carácter irreversible (cronicidad) o al menos jurídicamente consolidado (dos años). La enfermedad psíquica que el perito diagnostique debe dañar de manera perdurable una o varias de las siguientes funciones del sujeto: 1) incapacidad para desempeñar sus tareas habituales; 2) incapacidad para acceder al trabajo; 3) incapacidad para ganar dinero y 4) incapacidad para relacionarse”.­
Tanto el cuerpo como el aparato mental están naturalmente dotados para amortiguar las injurias y, al menos hasta cierto punto, pueden poner en marcha sus mecanismos de restauración destinados a recuperar el statu quo ante al cabo de cierto tiempo. La mente humana también posee su 'fisiología reparatoria', principalmente a través del olvido y de la elaboración.­
Ambos territorios ­psique y soma­ aunque no sean isomórficos, son especializaciones de la organización biológica que están dotados de funciones idóneas para obtener la restitutio ad integrum, y también tienen en común que a veces fracasan en el intento y permanecen con secuelas discapacitantes.­
Atento que, en síntesis, la incapacidad indemnizable es tributaria de la cronicidad, en tanto que el sufrimiento psíquico normal (no incapacitante), que no ha ocasionado un desmedro de las aptitudes mentales previas, si es detectado e informado por el perito, es uno de los elementos que el juez podrá incluir en el ámbito del daño moral (Conf. C.N.Civ, esta sala, 30/3/2010, “Bisquert, Edgardo Matías c/C&A Argentina SCS y otro s/daños y perjuicios” Idem 11/2/2010, Expte. Nº 89.021/2003, “Procopio, Fernando Antonio y otro c/ Piñero, Ernesto Emir y otros s/ daños y perjuicios” Ídem Id, 20/5/2010, Expte 28.891/2001 “Techera Héctor Daniel c/Olivares Claudio Guillermo y otro s/ daños y perjuicios”).­
El dictamen pericial ­también en el terreno psicológico­ es básicamente un informe técnico, con apoyatura científica demostrable, conocida y de amplia aceptación. Pese a la intrínseca insuficiencia de los esquemas diagnósticos para dar cuenta de la complejidad humana, debemos recurrir a baremos consensuados y nosografías consagradas, y valernos de ellos obligatoriamente. Restringir el daño psíquico a enfermedades mentales, novedosas, incapacitantes y permanentes o consolidadas permite mayor rigor científico en el diagnóstico, otorgamiento de incapacidad y graduación de esa incapacidad.
La pericia efectuada en autos dictamina que los deterioros en la vivienda que actualmente habita el Sr. Gómez y su familia ha sido un proceso paulatino e insidioso, que ha tenido que ser padecido mas por la madre, que por él mismo, la situación lleva mas de diez años y señala la experta que debió concurrir personalmente al inmueble para entrevistarse con la Sra. Gimenez actualmente fallecida (ver fs 784) y efectivamente pudo comprobar que caminar por el mismo, se tornaba riesgoso de tropezar y una verdadero peligro para el libre desplazamiento de la misma.­
En ambos casos el daño psíquico se ha ido conformando en un proceso de readaptaciones compensaciones y desadaptaciones que los puede llevar a algún tipo de trastorno mayor (ver fs. 642) en ambos casos el motivo de la litis y sus consecuencias los han llevado a tener que cambiar de vida, los mecanismos de defensa comenzaron a actuar negando en forma maniaca el suceso para llegar a una inhibición y aislamiento que el Sr Gómez lo puede llevar a una situación depresiva y a la Sra. Gímenez la ha llevado al deterioro físico y perder su vivienda. Dictamina en el caso del co actor Gómez una incapacidad del 10% y un 30% para la Sra. Gímenez ya que en este caso el deterioro de su vivienda ha llevado a esta persona a un punto difícil de retorno a la normalidad física y psíquica.­Recomienda al grupo familiar sesiones de terapia por lo menos durante un año a un costo de $ 60 la sesión.­
En virtud de ello y teniendo en cuanta la respuesta al pedido de explicaciones obrante a fs. 655, la circunstancia que el Sr. Gómez vivo en el inmueble hasta el 2006 (ver informe de fs. 610) tomando en consideración los padecimientos sufridos, sus secuelas, como la necesidad de tratamiento terapéutico estimo razonable el importe fijado en la instancia de grado por lo que propongo al acuerdo su confirmación (Art 165 del CPCC).­ C) Daño Moral
El daño moral constituye un daño autónomo cuya reparación es independiente del daño material, aún cuando éstos, en caso de existir, deban tenerse en cuenta. Son rubros que merecen tratamiento diferenciado por tener naturaleza jurídica distinta en razón de que tutelan distintos bienes jurídicos.­
Para que surja el daño moral, es menester que, además de un eventual desmedro económico, concurra una “repercusión en los intereses existenciales” del sujeto y no se reputa que suceda sólo ante molestias o inconvenientes de relativa entidad (conf. Orgaz, “El daño resarcible”, pág. 259). Lo que se repara es el resultado dañoso, el perjuicio susceptible de apreciación desde la óptica del entendimiento, de la sensibilidad o de la voluntad de la Poder Judicial de la Nación
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persona, no la actividad del responsable, hecho ilícito o incumplimiento contractual, etcétera, que ha sido sólo la causa eficiente de aquél (Zannoni, “El daño en la responsabilidad civil”, Astrea, 1982, pág. 1982, pág. 231).­
Reiteradamente ha sostenido nuestro Máximo Tribunal que, en lo concerniente a la fijación del daño moral debe tenerse en cuenta el carácter resarcitorio de este rubro, la índole del hecho generador de responsabilidad y la entidad de los sufrimientos espirituales causados y por otra parte, que el reconocimiento de dicha reparación no tiene necesariamente que guardar relación con el daño material, pues no se trata de un daño accesorio a éste (conf. C.S.J.N., 06/10/2009, A. 989. ; “Arisnabarreta, Rubén J. c/ E. N. (Min. de Educación y Justicia de la Nación) s/ juicios de conocimiento”; Idem., 07/11/2006, B. 606. “Bianchi, Isabel del Carmen Pereyra de c/ Buenos Aires, Provincia de y Camino del Atlántico S.A. y/o quien pueda resultar dueño y/o guardián de los animales causantes del accidente s/ daños y perjuicios”, Fallos 329:4944; Id., 24/08/2006, F. 286, “Ferrari de Grand, Teresa Hortensia Mercedes y otros c/ Entre Ríos, Provincia de y otros s/ daños y perjuicios”, Fallos 329: 3403; Id., 06/03/2007, M. 802.“Mosca, Hugo Arnaldo c/ Buenos Aires, Provincia de (Policía Bonaerense) y otros s/ daños y perjuicios”, Fallos 330: 563, entre muchos otros).­
También se ha destacado que a los efectos de resarcir el daño moral, son insuficientes los desagrados o molestias que pueda haber sentido el damnificado por meros daños materiales a un objeto, pues en este supuesto el resarcimiento material agota el crédito, la vida en el hogar se deteriora ante la irrupción en la paz de la vivienda de olores y manchas de filtraciones y humedades, entrada y salida de trabajadores con las consiguientes necesidades de destinar tiempo y atención a los problemas, prolongación de incomodidades por trabajos mal terminados, etc. (conf. Highton, Elena I, ob. cit., pag. 320; C. N. Civ., Sala G, 23/2/09, “Bassani, Raúl Pablo c. Consorcio de Prop. Juramento 2062/64/66/70).­
En el caso de autos, es evidente que las circunstancias padecidas por los actores dan cauce a un desequilibrio emocional que tiene que ser indemnizado, pues sin duda en la especie, se modificaron los valores objetivos y subjetivos del bienestar, sin embargo no encuentro fundamento alguno en los agravios deducidos, para apartarse de la cantidad establecida por el judicante, por lo que propicio al acuerdo su confirmación (Art 165 del CPCC).­
VI.­ Tasa de Interés
Se agravia la actora en cuanto a que el fallo recurrido aplico un interés del 6% que considera insuficiente desde la fecha de la notificación de la demanda, señala a la mediación como punto de partida a los fines de la constitución en mora del deudor.­
1) Sin perjuicio de la doctrina y jurisprudencia mayoritaria imperante en el fuero establece que la oportunidad a partir de la cual se generan los réditos sobre el capital de condena, es a partir de cada daño objeto de reparación ya que la indemnización de los daños y perjuicios ocasionados, se adeuda desde el día en que el hecho ilícito o sus consecuencias dañosas se produjeron, y el responsable incurre en mora, a todos los efectos legales, desde el momento mismo de su comisión, sin embargo y dentro de los límites temporales fijados por el apelante, cabe acoger su pretensión, señalando que el reclamo del crédito en estos obrados ha sido efectuado en oportunidad de realización de la mediación privada, llevada a cabo entre las partes, la que data del 19 de septiembre de 2005 conforme el acta que luce a fs. 1 por lo que corresponde fijar el inicio del cómputo de los réditos en dicha fecha­.
2) En cuanto a la tasa aplicable según la doctrina y jurisprudencia mayoritaria vigente en el fuero corresponde aplicar desde el inicio de la mora y hasta el efectivo pago del capital de condena la tasa activa cartera general (préstamos) nominal anual vencida a treinta días del Banco de la Nación Argentina salvo que su aplicación, en el período transcurrido hasta el dictado de dicha sentencia, implique una alteración del significado económico del capital de condena que configure un enriquecimiento indebido.­
Tal como sostuvimos las tres integrantes de esta Sala en oportunidad de pronunciarnos con la mayoría en el plenario Samudio, la aplicación de la tasa activa, que tiene por objeto mantener incólume la significación económica de la condena, puede implicar como un efecto no querido un resultado contrario y objetivamente injusto, produciendo una alteración del significado económico del capital de condena que configure un enriquecimiento indebido (Conf. C.N.Civ., esta Sala, 10/8/2010, Expte. Nº 69.941/2005, “Gutiérrez, Luis Alfredo y otro c/ Luciani, Daniela Cyntia y otros s/ daños y perjuicios”).­
Cabe destacar que en la sentencia objeto de apelación, se ha fijado una indemnización a “valor actual”, es decir, en tal oportunidad se ha producido la cristalización de un quid, no el reconocimiento de un quantum por lo que en el caso de autos, retrotraer la aplicación de la tasa activa “a partir de cada daño objeto de reparación” importaría incurrir en un desplazamiento patrimonial injustificado.­
En tal caso, se estaría computando dos veces la “desvalorización” o “depreciación” monetaria: una en oportunidad de fijar montos en la sentencia de grado (cristalización) y otra a través de la aplicación de una tasa de interés (la activa) que ya registra ese componente en su misma formulación.­
Ello implica que la tasa activa no debe computarse cuando su aplicación en todo el período transcurrido “implique una alteración del significado económico del capital de condena que configure un enriquecimiento indebido”.
Por tanto, en definitiva, a los efectos de no llevar a un enriquecimiento sin causa del peticionante y al correlativo empobrecimiento de su contraria, situación que no puede merecer Poder Judicial de la Nación
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amparo jurisdiccional, corresponde modificar parcialmente el fallo recurrido fijando los intereses devengados conforme la tasa pasiva promedio publicada por el Banco Central desde del 19 de septiembre de 2005 hasta la fecha de la sentencia de grado y a partir de allí y hasta la fecha del efectivo pago, la tasa activa cartera general (préstamos) nominal anual vencida a treinta días del Banco de la Nación Argentina confirmar lo resuelto en la instancia de grado.­
VII.­ Costas
Como se ha resuelto reiteradamente, las costas son erogaciones que necesariamente deben hacer los sujetos del proceso, para obtener la actuación de la ley mediante la resolución judicial que pretenden (Podetti, Tratado de los Actos Procesales, pág. 111), siendo principio general en la materia que el objetivamente derrotado debe resarcir íntegramente las mismas al vencedor" (conf. Morello, Cód. Proc. Comentado y Anotado, Tomo II, pág. 363, ed Abeledo Perrot").­
En particular, este principio adquiere mayor trascendencia tratándose de un reclamo de indemnización por daños, por lo que, aunque la demanda no prospere por el monto pretendido, corresponde imponer las costas al accionado para mantener íntegra la reparación del perjuicio probado.­(Conf. C. N. Civ., esta Sala, (conf. C. N. Civ., esta Sala, 21/12/09, Expte. 90.147/2006 “Di Giacomo, Luis c/ Albarracín, Daniel y otro”; Idem., id., Expte. Nº 71.531/2004, “Baigorria, Federico Emmanuel y otro c/ Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires; id., id., 11/02/2010, Expte. Nº 52.629/2005, “Solimo, Héctor Marcelo c/ Trenes de Buenos Aires y otro”; id., id., 11/03/2010, Expte 114.707/2004, “Valdez, José Marcelino c/ Miño, Luis Alberto”, id., id., 11/02/2010. Expte. Nº 89.021/2003, “Procopio, Fernando Antonio y otro c/ Piñero, Ernesto Emir y otros” entre otros”).­
Por ello debe imponerse la totalidad de las costas al demandado, pues el principio objetivo de la derrota consagrado por el art. 68 del ritual debe ser aplicado sea cual fuere la medida en que prospera la demanda, cargando en consecuencia el accionado con la totalidad de las costas del juicio, dado que éste, al negar su responsabilidad, ha dado lugar a la prosecución del proceso, y la condena en costas debe formar parte de la indemnización integral que adeuda a la actora.­
En consecuencia, propicio la desestimación de los agravios en cuanto al tema.­
Por las consideraciones vertidas a lo largo del presente voto propongo al acuerdo:
1) Se declare parcialmente desierto el recurso de apelación interpuesto en la medida y alcance que surge del Considerando III de los presentes.- 2) Se fije el inicio del cómputo de los réditos a partir del 19 de septiembre de 2005.­
3) Se establezca su liquidación a la tasa pasiva promedio publicada por el Banco Central desde del 19 de septiembre de 2005 hasta la fecha de la sentencia de grado y a partir de allí y hasta la fecha del efectivo pago, la tasa activa cartera general (préstamos) nominal anual vencida a treinta días del Banco de la Nación Argentina confirmar lo resuelto en la instancia de grado.­
3) Se confirme la sentencia apelada, en todo lo que decide y fue motivo de apelación y agravio.­
4) Imponer las costas de alzada a la accionada vencida (Art 68 del CPCC).­
Tal es mi voto
Las Dras. Zulema Wilde y Beatriz A.Verón adhieren al voto precedente.
Con lo que terminó el acto, firmando las Señoras Vocales por ante mí que doy fe.­
///nos Aires, noviembre de 2013.­
Y VISTOS: Lo deliberado y conclusiones establecidas en el Acuerdo precedentemente transcripto el Tribunal RESUELVE:
1) Declarar parcialmente desierto el recurso de apelación interpuesto en la medida y alcance que surge del Considerando III de los presentes.- 2) Fijar el inicio del cómputo de los réditos a partir del 19 de septiembre de 2005.­
3) Establecer su liquidación a la tasa pasiva promedio publicada por el Banco Central desde del 19 de septiembre de 2005 hasta la fecha de la sentencia de grado y a partir de allí y hasta la fecha del efectivo pago, la tasa activa cartera general (préstamos) nominal anual vencida a treinta días del Banco de la Nación Argentina confirmar lo resuelto en la instancia de grado.­
3) Confirmar la sentencia apelada, en todo lo que decide y fue motivo de apelación y agravio.­
Poder Judicial de la Nación
CAMARA CIVIL - SALA J
4) Imponer las costas de alzada a la accionada vencida (Art 68 del CPCC).­
Para conocer los honorarios regulados a fs.726 y fs. 767 y que fueran apelados a fs.727,732,736,739,758,766,770,804 respectivamente. En atención al monto comprometido, naturaleza del proceso, calidad, eficacia y extensión del trabajo realizado, cantidad de etapas cumplidas, resultado obtenido, y de conformidad con lo dispuesto por los arts. 1, 6, 7, 9,10, 19,10, 37, 38 y conc. de la ley 21.839, y su modificatoria 24432 asimismo y merituando los trabajos desarrollados por los expertos se aplicará el criterio de la debida proporción que los emolumentos de los peritos deben guardar con los de los demás profesionales intervinientes en el proceso (conf. C.S.J.N., Fallos 236:127; 239:123; 242:519; 253:96; 261:223; 282:361) así como la incidencia que han tenido en el resultado del pleito y de conformidad con los arts 505 del Código Civil y 478 del Código Procesal, por considerarlos ajustados a derecho se confirman los honorarios regulados a los profesionales y peritos intervinientes en la instancia de grado.­
En atención al monto del proceso resultado obtenido complejidad y labor profesional respecto de la tarea desarrollado en la Alzada de conformidad con lo dispuesto en el art 14 de la ley de aranceles profesionales, según texto ley 24432 se regulan los honorarios del letrado de la parte actora Dr. D J. T en la suma de pesos dos mil setecientos cincuenta ($2750) y los de la letrado de la demandada Dra. A M D P en la suma de pesos dos mil ($2000)
Regístrese, y notifíquese por Secretaría con habilitación de días y horas inhábiles. Comuníquese a la Dirección de Comunicación Pública de la Corte Suprema de Justicia de la Nación (Acordada N° 15/13 art. 4°) y oportunamente devuélvase.­Fdo Marta del Rosario Mattera Beatriz A Veron Zulema Wilde.
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