DERECHO A DEFENSA DE LOS IMPUTADOS Boletín 7854-07

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Reseña Legislativa 1020
14 de octubre de 2011
DERECHO A DEFENSA DE LOS IMPUTADOS
Boletín 7854-07
I. DESCRIPCIÓN
REFERENCIA :
Proyecto de ley sobre derecho a defensa de los imputados
INICIATIVA
:
Moción de los diputados Sra. Alvear y Sres. Espina, Gómez,
Larraín (Hernán) y Walker (Patricio)
ORIGEN
:
Senado (pasó a la Cámara de Diputados en segundo trámite
constitucional)
COMISIÓN
:
De Constitución, Legislación y Justicia
INGRESO
:
9 de agosto de 2011
ARTICULADO :
Artículo único, que modifica los artículos 8°, 93 y 102 del Código
Procesal Penal
II. OPINIÓN EJECUTIVA DE LyD
1.-
El proyecto de ley trata de solucionar un problema nacido de una reciente reforma
constitucional, que declaró irrenunciable el derecho a defensa judicial de toda
persona imputada de delito. Ello significaría que la policía no puede realizar
diligencias investigativas, previas a la formalización, sin que el investigado cuente
con la asesoría de su abogado (proporcionado por el Estado, si el particular no
contara con su suyo).
2.-
La solución que se propone es que, en la ley procesal penal, se precise desde
cuándo rige la obligación del Estado (correlativa al derecho irrenunciable) de
proporcionar defensa al imputado.
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3.-
Se propone, entonces, que el imputado debe necesariamente contar con un defensor
a más tardar, en la primera audiencia a la que deba asistir. La solución parece
satisfactoria.
4.-
Con todo, se debe insistir en que el problema fue creado, innecesariamente, al
declarar irrenunciable el derecho a defensa judicial, quizá por pretender
constitucionalizar un derecho más allá de lo conveniente, cayendo en la tentación de
realizar reformas en las que no solo se corre el riesgo de generar problemas como el
que se trata de corregir, sino eventualmente otros que terminan por restarle
prestigio al texto constitucional.
III. CONTENIDO DEL PROYECTO DE LEY
Se precisa que el derecho irrenunciable del imputado de delito, a ser
asistido por un defensor proporcionado por el Estado, se ejerce a más tardar,
desde la primera audiencia judicial a la que comparezca.
Se ordena que al imputado, al momento de informarle que tiene derecho
a guardar silencio, se le advertirá mediante la siguiente fórmula: “Tiene
derecho a guardar silencio. Si renuncia a él, todo lo que manifieste podrá ser
usado en su contra”, de lo cual se dejará constancia escrita.
Se efectúan algunos ajustes de concordancia con la normativa
constitucional.
Para mayor información ver proyecto de ley en el Anexo.
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IV. COMENTARIOS DE MÉRITO
1.- Antecedentes.
La Ley Nº 20.516 (Diario Oficial de 11 de julio de 2011) introdujo un nuevo
párrafo cuarto en el N° 3 del artículo 19 de la Constitución Política,
estableciendo que “toda persona imputada de delito tiene derecho
irrenunciable a ser asistida por un abogado defensor proporcionado por el
Estado, si no nombrare uno en la oportunidad establecida por la ley”.
Esta modificación ha generado una situación procesal compleja para la policía
al establecerse, en forma absoluta, la irrenunciabilidad del derecho a defensa.
En efecto, la garantía constitucional del artículo 19, N° 3, abarca diversos
aspectos relacionados con la igualdad de protección jurídica que se
manifiesta, entre otros, en el derecho a defensa ante los tribunales de justicia
mediante la intervención de un abogado (de un “letrado”, señala la
Constitución, utilizando un término del vocabulario decimonónico).
Para hacer eficaz esta garantía de defensa jurídica, la Constitución también
dispone que, en conformidad a la ley, se otorgará asesoría y defensa jurídica a
quienes no puedan procurárselos por sí solos.
Ahora bien, la aludida modificación constitucional, en cuanto establece la
irrenunciabilidad del derecho a contar con el abogado proporcionado por el
Estado, ha generado una exigencia de orden práctico en las diligencias de
investigación criminal.
Como se sabe, las actuaciones a que da lugar la investigación y juzgamiento
de un delito, pueden clasificarse en dos grandes grupos: las de carácter
investigativo, a cargo del fiscal del Ministerio Público, ejecutadas generalmente
por la Policía de Investigaciones o por Carabineros (y con autorización del juez
de garantía si se afectan derechos constitucionales); y por otra parte, las
actuaciones procesales propiamente tales, que tienen lugar ante el tribunal del
juicio oral, y que tienen por objeto, básicamente acusar al imputado, escuchar
su defensa, rendir prueba y dictar sentencia.
La forma como se reforzó el derecho a defensa en la reciente reforma
constitucional —nuevo párrafo cuarto del N°3 del artículo 19—, da pie para
exigir que toda diligencia, sea investigativa o propiamente judicial, debe
efectuarse en presencia del defensor del imputado, el cual no podría renunciar
a este derecho. Ello trae importantes consecuencias en la forma de abocarse
a una investigación penal.
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2.- Primer proyecto
de enmienda.
Por la razones antedichas, ya se presentó un primer proyecto de ley para
corregir la situación aludida, proponiendo una norma interpretativa del citado
nuevo párrafo cuarto, anteriormente transcrito, según boletín 7820-07
ingresado el 20 de julio de 2011 por los senadores Sres. Espina, Gómez
Larraín (Hernán), Walker y Muñoz.
Ley interpretativa de la
Constitución.
Dicha interpretación, entonces, tenía por objeto separar las actuaciones que
se realicen ante los tribunales de justicia, de las que tienen un carácter
meramente investigativo. De lo contrario no se podría individualizar al
imputado sin que lo asistiera presencialmente su abogado, y llevada la norma
constitucional al extremo, ni la detención de un delincuente flagrante podría
realizarse sin que un abogado estuviera presente. Tal podría ser la lectura
extrema de la antes transcrita norma constitucional (nuevo párrafo cuarto del
N° 3 del artículo 19).
Con la interpretación que se propuso (boletín 7820-07), debería entenderse
que el imputado no puede renunciar a la asistencia de un abogado para su
defensa ante los tribunales, pero se podría proceder sin el abogado en la
generalidad de las diligencias investigativas.
Siendo así, la no concurrencia del abogado en esas diligencias de
investigación a cargo del fiscal, no es más que la forma habitual u obvia de
proceder. Incluso, puede sostenerse que el derecho constitucional a defensa
jurídica se refiere a la asesoría del profesional al imputado, pero no
necesariamente en forma presencial, salvo cuando tenga lugar el juicio oral, o
cuando el juez de garantía autorice medidas que afecten derechos
constitucionales.
3.- El segundo
proyecto.
La irrenunciabilidad del derecho a ser asistido por un abogado, es congruente
con normas del Código Procesal Penal ya vigentes, referentes a los derechos
y garantías del imputado (artículo 93), debiendo ser informado de su derecho a
defensa profesional (artículo 135), derecho a pedir diligencias por sí o por su
abogado (artículo 98).
Adecuación en el
Código Procesal Penal.
Una norma general relevante en relación con el precepto constitucional en
estudio, es el artículo 8º del Código Procesal antes citado, según el cual “el
imputado tendrá derecho a ser defendido por un letrado desde la primera
actuación del procedimiento dirigido en su contra”.
Si se entiende que este derecho, que ahora es irrenunciable por norma
constitucional, se refiere a todas y cada una de las diligencias de
investigación, la ausencia del letrado asistiendo personalmente al imputado,
viciaría de nulidad cada una de dichas diligencias.
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Por eso ahora se propone un nuevo proyecto (boletín 7854-07), modificando,
esta vez, al Código Procesal Penal para adecuar en él los efectos de la
reforma constitucional tantas veces aludida.
En el fondo, lo que ahora se viene proponiendo, es establecer en el citado
Código, que la irrenunciabilidad del derecho a defensa, solo se refiere a las
actuaciones judiciales. Ello se logra por la vía de señalar que dicho derecho
irrenunciable viene a significar que si el imputado no nombra defensor,
entonces el juez le nombrará uno proporcionado por el Estado “a más tardar
desde la primera audiencia judicial” a la que el imputado comparezca.
Es decir, la obligación del juez, frente al derecho irrenunciable del imputado,
se cumplirá nombrando el defensor proporcionado por el Estado, en la primera
audiencia ante el tribunal de garantía.
Con ello se solucionaría, en la lógica del proyecto de ley, la objeción nacida de
la reforma constitucional, puesto que el derecho irrenunciable se ejerce desde
la primera audiencia judicial y no antes, o sea cuando se han estado llevando
a cabo diligencias investigatorias.
4.- Diferencia entre
ambos proyectos.
El proyecto anterior (boletín 7829-07) contenía una norma interpretativa de la
Constitución, lo que supone que, para su aprobación, se requiere del quórum
de 3/5 de diputados y senadores en ejercicio, conforme al inciso primero del
artículo 66 de la Constitución Política. Además, las normas interpretativas de
la Constitución están sujetas a control por el Tribunal Constitucional, de
1
conformidad con lo dispuesto en el artículo 93, N° 1, de la Constitución .
El proyecto que ahora se propone (boletín 7854-07), en cuanto solo modifica
normas procesales, requiere para su aprobación de la mayoría de los
diputados y senadores presentes en la sala al momento de la votación, según
señala el inciso final del artículo 66 de la Constitución.
A parte de esta cuestión procesal del sistema legislativo, el proyecto anterior
incide en el fondo de la cuestión planteada, al dar una norma interpretativa que
circunscribe la irrenunciabilidad, expresamente, a las actuaciones judiciales.
El nuevo proyecto, en cuanto solo modifica normas de procedimiento penal,
deja subsistente la garantía constitucional irrenunciable, y por una vía
indirecta, logra que la irrenunciabilidad se refiera solamente a ser asistido por
un abogado desde la primera audiencia judicial; lo que significaría que no es
obligación del Estado, proporcionar un defensor durante la investigación.
1
En este caso existiría la posibilidad de que el Tribunal Constitucional declarara que la norma no sería interpretativa, sino
modificatoria del precepto constitucional, caso en el cual, el quórum de aprobación no sería de 3/5 de diputados y senadores en
ejercicio, sino de 2/3, por tratarse de las garantías constitucionales del Capítulo III (artículo 127, inciso segundo, de la
Constitución).
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5.- Alcance de la
irrenunciabilidad.
La norma constitucional del párrafo cuarto del N° 3 del artículo 19 de la
Constitución, establece a la letra: “Toda persona imputada de delito tiene
derecho irrenunciable a ser asistida por un abogado defensor proporcionado
por el Estado si no nombrare uno en la oportunidad establecida por le ley”.
El sujeto de la forma verbal “nombrare” es el imputado, la cual la ley señalará
cuándo debe efectuar el nombramiento.
Debe entenderse, entonces, que la Constitución ha mandatado a la ley —a la
ley procesal— para señalar desde cuándo rige el derecho “irrenunciable” a
contar con el abogado defensor. Siendo así, la nueva solución propuesta
consiste, precisamente, en dejar que la ley indique el momento en el que se
hace efectivo el derecho, y para ello se señala que es “desde la primera
audiencia judicial a la que comparezca” el imputado.
Con ello también se podría ejercer el derecho irrenunciable a contar con un
defensor en actuaciones anteriores a la primera audiencia, como son todas las
diligencias investigativas previas, pero no sería obligación del Estado
proporcionar un defensor en estos casos, sino solo “desde la primera
audiencia”.
Surge, entonces, la pregunta sobre qué sentido tiene haber establecido la
irrenunciabilidad de este derecho. En un sentido amplio, puede sostenerse
que los derechos que la Constitución establece, especialmente si constituyen
garantías constitucionales, cual es el caso, son per se “irrenunciables” (lo que
no obsta que se pueda renunciar a su ejercicio; no así el derecho mismo),
puesto que no forman parte del sistema privado de derechos, sino que
constituyen normas de derecho público, que regulan el funcionamiento de los
órganos del Estado. En ese contexto, no podría un particular renunciar
derechos que forman parte del ordenamiento jurídico relativo a la
administración de justicia (pero puede, en un caso determinado abstenerse de
demandar ante los tribunales, es decir, puede no ejercer el derecho).
Cosa distinta es que, frente a un derecho determinado, como por ejemplo,
cobrar un crédito o un saldo de precio, el particular renuncie a ese derecho
específicamente, en la medida que solo concierna a sus intereses y no se
afecten derechos de terceros. Pero un particular no podría renunciar, en
forma absoluta, previa y permanente, a la garantía del derecho de dominio. El
sistema constitucional no se lo permite, en la medida que se trata de normas
de orden público, que se imponen a los órganos del Estado, a las autoridades
y a los particulares, en cuanto les conciernan.
En este entendido, haber establecido la irrenunciabilidad del derecho a
defensa judicial no parece constituir un reforzamiento de este derecho, toda
vez que tampoco en este caso sería admisible que un particular pretendiera no
gozar del derecho de defensa, en cuanto este sea necesario frente a las
actuaciones de las autoridades judiciales o policiales o del Ministerio Público.
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Pero como la norma constitucional se ha remitido a la ley para señalar desde
cuándo rige la irrenunciabilidad, debe aceptarse que será la ley la que precise
el alcance del derecho irrenunciable. Se sigue así, entonces, que se trata de
un derecho irrenunciable en conformidad a la ley, para decirlo con otras
palabras. E incluso sin la norma constitucional sobre irrenunciabilidad,
bastaría la ley procesal para establecer el derecho a defensa judicial
irrenunciable en ciertos casos, y para sancionar con la nulidad el acto procesal
en que no se cumpliera con dicha exigencia.
En síntesis, la introducción del nuevo párrafo cuarto del N° 3 del artículo 19 de
la Constitución, no parece haber efectuado ningún reforzamiento del derecho a
defensa judicial al establecer la “irrenunciabilidad”. Solamente ha provocado
un problema de interpretación, que podría hacer impracticables los actos de
investigación previos a la primera audiencia judicial.
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V. ANEXO: PROYECTO DE LEY
Artículo único.- Introdúcense las
enmiendas al Código Procesal Penal:
siguientes
informado de su derecho a guardar silencio en la
primera declaración que preste ante el fiscal o la
policía, en su caso, se le expresará lo siguiente:
“Tiene derecho a guardar silencio. Si renuncia a
él, todo lo que manifieste podrá ser usado en su
contra.”. De ello se dejará constancia en el
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registro respectivo;” .
1) Agrégase, en el inciso primero del artículo
8°, a continuación del punto final (.), que pasa a
ser punto seguido, la siguiente oración: “De
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conformidad al párrafo cuarto del numeral 3° del
artículo 19 de la Constitución Política de la
República, el imputado que no nombrare un
defensor tiene el derecho irrenunciable a ser
asistido por uno proporcionado por el Estado a
más tardar desde la primera audiencia judicial a
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la que comparezca.” .
3) Modifícase el inciso primero del artículo 102
en los siguientes términos:
a) Suprímese la frase “el ministerio público
solicitará que se le nombre un defensor penal
público, o bien”.
2) Agréganse las siguientes oraciones a la letra
g) del inciso segundo del artículo 93,
reemplazándose el punto y coma final (;) por un
punto seguido (.): “Sin perjuicio de lo señalado en
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5
los artículos 91 y 102 , al imputado, al ser
b)
Intercálase
en
la
oración
final,
a
libremente uno o más defensores de su confianza. Si no lo
tuviere, el ministerio público solicitará que se le nombre un
defensor penal público, o bien el juez procederá a hacerlo, en
los términos que señale la ley respectiva. En todo caso, la
designación del defensor deberá tener lugar antes de la
realización de la primera audiencia a que fuere citado el
imputado.
Si el imputado se encontrare privado de libertad, cualquier
persona podrá proponer para aquél un defensor determinado,
o bien solicitar se le nombre uno. Conocerá de dicha petición
el juez de garantía competente o aquél correspondiente al
lugar en que el imputado se encontrare.
El juez dispondrá la comparecencia del imputado a su
presencia, con el objeto de que acepte la designación del
defensor.
Si el imputado prefiriere defenderse personalmente, el
tribunal lo autorizará sólo cuando ello no perjudicare la
eficacia de la defensa; en caso contrario, le designará
defensor letrado, sin perjuicio del derecho del imputado a
formular planteamientos y alegaciones por sí mismo, según lo
dispuesto en el artículo 8º.
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Quedaría con la siguiente redacción:
Artículo 93.- Derechos y garantías del imputado. Todo
imputado podrá hacer valer, hasta la terminación del proceso,
los derechos y garantías que le confieren las leyes.
En especial, tendrá derecho a:
g) Guardar silencio o, en caso de consentir en prestar
declaración, a no hacerlo bajo juramento. Sin perjuicio de lo
señalado en los artículos 91 y 102, al imputado, al ser
informado de su derecho a guardar silencio en la primera
declaración que preste ante el fiscal o la policía, en su caso,
se le expresará lo siguiente: “Tiene derecho a guardar
silencio. Si renuncia a él, todo lo que manifieste podrá ser
usado en su contra”. De ello se dejará constancia en el
registro respectivo;
2
Toda persona imputada de delito tiene derecho
irrenunciable a ser asistida por un abogado defensor
proporcionado por el Estado si no nombrare uno en la
oportunidad establecida por la ley.
3
Quedaría con la siguiente redacción:
Artículo 8º.- Ámbito de la defensa. El imputado tendrá
derecho a ser defendido por un letrado desde la primera
actuación del procedimiento dirigido en su contra. De
conformidad al párrafo cuarto del numeral 3° del artículo 19 de
la Constitución Política de la República, el imputado que no
nombrare un defensor tiene el derecho irrenunciable a ser
asistido por uno proporcionado por el Estado a más tardar
desde la primera audiencia judicial a la que comparezca.
El imputado tendrá derecho a formular los planteamientos
y alegaciones que considerare oportunos, así como a
intervenir en todas las actuaciones judiciales y en las demás
actuaciones del procedimiento, salvas las excepciones
expresamente previstas en este Código.
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Artículo 91.- Declaraciones del imputado ante la policía.
La policía sólo podrá interrogar autónomamente al imputado
en presencia de su defensor. Si éste no estuviere presente
durante el interrogatorio, las preguntas se limitarán a constatar
la identidad del sujeto.
Si, en ausencia del defensor, el imputado manifestare su
deseo de declarar, la policía tomará las medidas necesarias
para que declare inmediatamente ante el fiscal. Si esto no
fuere posible, la policía podrá consignar las declaraciones que
se allanare a prestar, bajo la responsabilidad y con la
autorización del fiscal. El defensor podrá incorporarse siempre
y en cualquier momento a esta diligencia.
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(Norma vigente) Artículo 102.- Derecho a designar
libremente a un defensor. Desde la primera actuación del
procedimiento y hasta la completa ejecución de la sentencia
que se dictare, el imputado tendrá derecho a designar
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continuación de la expresión “caso,”, la frase: “y
para los efectos de la oportunidad a la que alude
el artículo 19, numeral 3°, párrafo cuarto, de la
7
Constitución Política de la República,” .
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Quedaría con la siguiente redacción:
Artículo 102.- Derecho a designar libremente a un
defensor. Desde la primera actuación del procedimiento y
hasta la completa ejecución de la sentencia que se dictare, el
imputado tendrá derecho a designar libremente uno o más
defensores de su confianza. Si no lo tuviere, el ministerio
público solicitará que se le nombre un defensor penal público,
o bien el juez procederá a hacerlo, en los términos que señale
la ley respectiva. En todo caso, y para los efectos de la
oportunidad a la que alude el artículo 19, numeral 3°, párrafo
cuarto, de la Constitución Política de la República, la
designación del defensor deberá tener lugar antes de la
realización de la primera audiencia a que fuere citado el
imputado.
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