5. trastornos alimentarios

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Trastornos alimentarios http://www.uned.es/pea-­‐nutricion-­‐y-­‐dietetica-­‐I/guia/etapas/adolescencia/trastornos_alimentar.htm?ca=n0 2015 · UNED. Facultad de Ciencias. Nutrición y Dietética Evolución psicológica e influencia en las pautas y hábitos alimentarios
La adolescencia se presenta como una etapa de cambios, de poca estabilidad emocional,
en la que la adquisición o abandono de hábitos depende más de la "moda" que de
decisiones propias.
Esta situación, que se da en otros aspectos de la vida de los jóvenes, también se refleja en
la alimentación.
Suele ser una etapa en la que prima el deseo por la comida de cafetería, los bocadillos, las
hamburguesas, etc. Esto supone el abandono de la "buena comida de casa" para pasar al
"yo como lo que me gusta".
Esta situación de poca estabilidad psicosocial lleva a cuestionarse a "uno mismo". Es el
momento de la vida en que uno se acepta o no tal como es: gordo, flaco, alto, bajo, etc.
Pero en este aspecto también influye la moda y así empiezan los problemas: estoy gorda,
tengo mucho de aquí, poco de allá y un largo etcétera.
Con tantas cosas en la cabeza, los adolescentes olvidan, con demasiada frecuencia, que
para vivir sano es muy importante una dieta sana, equilibrada y suficiente. Este olvido está
llevando a un elevado índice de trastornos alimentarios que comprometen mucho la salud.
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Obesidad
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Anorexia nerviosa
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Bulimia
Obesidad
Desde 1985, NIH definió la obesidad como un exceso de grasa o, lo que es lo mismo, un
exceso de tejido graso sobre la composición corporal normal, que depende de la talla, el
sexo y la edad. Son muchas las razones por las que se intenta explicar la aparición de este
trastorno de la salud.
La sobrenutrición obedece a la incorporación de energía por encima de las necesidades.
Todo exceso calórico, independientemente de que proceda en forma de grasa,
carbohidratos o proteína se almacenará en forma de grasa conduciendo a la obesidad.
Parece que no sólo es "la comida rica en grasa" la culpable de esta patología. Otros
factores como los genéticos, familiares, sociológicos, etc. intervienen y son, en muchos
casos, decisivos en la aparición de la enfermedad.
1 La obesidad es un problema nutricional que está alcanzando en los últimos años
proporciones alarmantes entre nuestros escolares y adolescentes, afectando casi al 15%
de la población pediátrica, que además ha generado gran preocupación por sus
complicaciones a corto y a largo plazo: dislipemia, hipertensión arterial, síndrome
metabólico, diabetes tipo 2, esteatosis hepática (“hígado graso”), problemas psicológicos,
etc. Estas complicaciones que antes eran propias del adulto, se detectan de forma
preocupante con creciente frecuencia en niños y niñas de edades más tempranas.
En la adolescencia parece intervenir de forma muy activa tanto la predisposición genética
en cuanto a distribución y número de adipocitos (células del organismo que almacenan la
grasa), como los hábitos alimentarios (bocadillos, pastelería, comidas fuera de casa, el
abuso de consumo de refrescos y el desprecio por las frutas y verduras, etc.).
Corregir esta situación, a cualquier edad, es muy difícil. Los resultados que se obtienen
con los diferentes tratamientos no son buenos. Casi todos basados en dietas hipocalóricas
(bajas en energía), aumento de la actividad física y, lo que es muy importante, control de la
voluntad sobre la elección de los alimentos. A veces también se utilizan fármacos, pero en
casos muy concretos.
Entre los adolescentes la perspectiva de éxito es aún menor que en los adultos. No en
vano es un colectivo muy afectado por las condiciones psicosociales antes comentadas en
cuanto a falta de madurez, vulnerabilidad, etc., que hace más difícil la realización del
esfuerzo necesario para perder peso. Pero debido a la importancia de este problema, se
deben buscar todos los medios a nuestro alcance para tratar de corregirlo.
Para el tratamiento de la obesidad en la adolescencia, se deben tener en cuenta las
siguientes pautas generales:
•
Deben ser dietas variadas y completas que cubran las necesidades energéticas sin
llegar a sobrepasarlas para favorecer la pérdida de peso. No se deben plantear
dietas muy restrictivas.
•
La regulación de los hábitos alimentarios. Se debe enseñar a los adolescentes a
elegir los alimentos más adecuados, sobre todo fuera de casa. Se deben evitar los
fritos, la bollería industrial y la “comida rápida” o “comida basura” o el “picoteo” en
exceso (patatas fritas, hamburguesas, etc.). Siempre que se pueda se debe elegir
verdura y frutas, evitar las grasas, salsas (hechas con mayonesas, natas,
mantequilla, etc.) y el abuso de refrescos.
•
En algunos casos se pueden utilizar fármacos bajo estricto control médico.
•
Se debe fomentar el ejercicio físico. Los jóvenes, de todas las edades, deben
practicar algún deporte, si es posible aeróbico, durante algo más de 45 minutos
diarios a buen ritmo.
También es muy importante:
•
La ayuda psicológica a adolescentes y familiares.
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La educación nutricional. Este tema es de especial importancia ya que el
desconocimiento suele ser el culpable de la mayor parte de los desórdenes.
2 Por todo ello, la vigilancia nutricional periódica y su detección precoz constituye una
medida puede ser muy eficaz para su prevención (Mataix, 2009).
Anorexia nerviosa
La anorexia nerviosa es un trastorno caracterizado por la ingesta deficiente deliberada con
la finalidad de perder peso. Es un síndrome que se caracteriza por presentar una distorsión
de la imagen corporal y un control estricto, en ocasiones incluso obsesivo, de los alimentos
que toman para provocar la pérdida de peso. Tiene una prevalencia entre el 0,5 y el 5%de
los adolescentes, fundamentalmente en chicas. Las consecuencias de esta patología
pueden llegar a ser muy graves.
Es una enfermedad que debe diagnosticarse y tratarse desde dos niveles
complementarios: el de la nutrición y el psicológico. A pesar de que el origen de la
anorexia es principalmente de índole psicológica, en estas páginas sólo nos referiremos al
aspecto nutricional.
Diagnostico nutricional:
•
Valoración nutricional: peso muy por debajo de lo normal.
•
Datos antropométricos desplazados de los adecuados a talla, edad y sexo (no
superan el 85% del peso ideal y el IMC suele ser inferior a 17,5kg/m2)..
•
Las constantes clínicas suelen corresponder a una desnutrición crónica bien
tolerada.
•
Amenorrea (pérdida de la menstruación).
•
Adelgazamiento de entre el 10%-50% del peso original.
•
Procesos de bulimia (comer de forma compulsiva) seguidos de vómitos.
•
Hiperactividad física e intelectual.
Bulimia
La bulimia es un trastorno de la alimentación que se caracteriza por episodios recurrentes
de atracones seguidos de vómitos provocados para perder peso. En ocasiones utilizan
otras técnicas purgativas como el uso de laxantes.
Síntomas:
•
Episodios repetidos de ingestión rápida y masiva de gran cantidad de alimentos con
sensación de falta de control sobre su alimentación.
•
Comer a escondidas, con cierta conciencia de que la actitud es anormal.
•
Interrupción de la comida por vómitos.
3 •
Importantes variaciones en el peso.
•
Autodesprecio, sensación de depresión.
http://www.csicsif.es/andalucia/modules/mod_ense/revista/pdf/
Los trastornos alimentarios son tan comunes en los Estados Unidos que 1 o 2 de cada 100
estudiantes padece uno de estos trastornos. Cada año, miles de adolescentes padecen
trastornos alimenticios o problemas de peso, de alimentación o con la imagen corporal.
Un trastorno alimentario implica más que simplemente hacer dieta para perder peso o
hacer ejercicio todos los días. Se trata de comportamientos alimentarios extremos: por
ejemplo, dietas que nunca terminan y que, gradualmente, se vuelven más estrictas.
También guarda relación con personas que no salen con amigos porque creen que es más
importante salir a correr para contrarrestar el dulce que comieron más temprano.
Los trastornos alimentarios más comunes son la anorexia nerviosa y la bulimia nerviosa
(más conocidas como "anorexia" y "bulimia"). Pero existen otros trastornos relacionados
con la alimentación que se están volviendo más comunes, como el trastorno por atracón,
los trastornos relacionados con la imagen corporal o las fobias a determinados alimentos.
Anorexia
Las personas que padecen anorexia sienten un miedo real a engordar y tienen una imagen
distorsionada de las dimensiones y la forma de su cuerpo. Es por esto que no pueden
mantener un peso corporal normal. Muchos adolescentes con anorexia restringen la
ingesta de alimentos haciendo dieta, ayuno o ejercicio físico excesivo. Apenas comen, y lo
poco que ingieren se convierte en una obsesión.
Otras personas que padecen anorexia recurren a los atracones y las purgas: ingieren
grandes cantidades de alimentos y luego tratan de deshacerse de las calorías induciendo
el vómito, tomando laxantes, haciendo ejercicios físicos en exceso, o mediante una
combinación de estas.
Bulimia
La bulimia es similar a la anorexia. En el caso de la bulimia, quien la padece se da grandes
atracones de comida (come en exceso) y después trata de compensarlo con medidas
drásticas, como el vómito inducido o el ejercicio físico en exceso para evitar subir de peso.
Con el tiempo, esto puede resultar peligroso, tanto física como emocionalmente. También
puede conducir a comportamientos compulsivos (es decir, comportamientos que son
difíciles de evitar).
El diagnóstico de la bulimia se da cuando una persona recurre a los atracones y a la purga
de manera regular, al menos dos veces por semana, durante un par de meses. Estos
4 atracones no equivalen a situaciones como ir a una fiesta, comer cantidades excesivas de
pizza y al día siguiente decidir ir al gimnasio y comer más sano.
Las personas bulímicas comen grandes cantidades de comida de golpe (generalmente
comida chatarra) y suelen hacerlo a escondidas. Con frecuencia comen alimentos que no
están cocidos o que aún están congelados, o sacan comida de la basura. Suelen sentir
que no pueden dejar de comer y solo lo hacen cuando están demasiado llenos como para
seguir comiendo. La mayoría de las personas que padecen bulimia luego recurren a los
vómitos, a los laxantes o al ejercicio físico excesivo.
Si bien la anorexia y la bulimia son muy similares, las personas anoréxicas suelen ser muy
flacas y suelen tener un peso inferior al normal. Por el contrario, las personas bulímicas
pueden tener un peso normal o estar un poco excedidas de peso.
Trastorno por atracón
Este trastorno alimentario es similar a la anorexia y la bulimia en que la persona se da
atracones regulares (más de tres veces por semana). Pero, a diferencia de los otros
trastornos alimentarios, las personas con este trastorno no intentan "compensar" el exceso
con purgas.
La anorexia, la bulimia y el trastorno por atracón implican patrones de alimentación no
saludables que comienzan de manera gradual y llegan al punto en que la persona no logra
controlarlos.
Los signos de la anorexia y la bulimia
En algunos casos, las personas con anorexia o bulimia comienzan simplemente a intentar
perder algo de peso o ponerse en forma. Pero la necesidad de comer menos, purgarse o
hacer ejercicio en exceso se vuelve "adictiva" y es muy difícil de controlar.
Los adolescentes que padecen anorexia o
bulimia suelen sentir un miedo profundo a verse
gordos o creen que son gordos cuando no lo
son. Las personas anoréxicas suelen pesar los
alimentos antes de comer o contar las calorías
de todos los alimentos de manera compulsiva.
Las personas a las que esto les parece "normal"
o "adecuado", o que desean que los dejen en
paz para poder hacer dieta y verse delgados,
pueden tener un serio problema.
¿Cómo saber con certeza si una persona padece
anorexia o bulimia? No puedes darte cuenta
simplemente por su aspecto: alguien que baja mucho de peso puede estar padeciendo otro
problema de salud o tal vez lo haga con una dieta sana y ejercicio.
Pero existen algunos signos que pueden indicar que una persona tiene anorexia o bulimia.
Las personas anoréxicas pueden:
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adelgazar mucho, volverse frágiles o escuálidas
estar obsesionadas con la alimentación, los alimentos y el control del peso
pesarse de manera reiterada
llenarse con agua deliberadamente cuando visitan a un profesional para pesarse
contar o racionar los alimentos cuidadosamente
comer solo determinados alimentos y evitar los lácteos, la carne, el trigo, etc. (por
supuesto, muchas personas que son alérgicas a determinados alimentos o son
vegetarianas evitan algunos alimentos)
hacer ejercicio en exceso
sentirse gordas
aislarse socialmente, especialmente evitando las comidas o los festejos donde se
sirve comida
deprimirse, sentirse sin energía y sentir frío con frecuencia
Una persona bulímica puede:
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tener miedo a aumentar de peso
sentirse realmente insatisfecha con el tamaño, la forma y el peso corporal
inventar excusas para ir al baño inmediatamente después de comer
comer solo alimentos dietéticos o con bajo contenido en grasa (excepto en los
atracones)
comprar laxantes, diuréticos o enemas con regularidad
pasar la mayor parte del tiempo haciendo ejercicio o intentando quemar calorías
aislarse socialmente, especialmente evitando las comidas o los festejos donde se
sirve comida
¿Cuáles son las causas de los trastornos alimentarios?
Si bien existen muchas teorías al respecto, nadie está totalmente seguro sobre las causas
de los trastornos alimentarios. La mayoría de las personas que sufren un trastorno
alimentario tienen entre 13 y 17 años. Este es un período de cambios físicos y
emocionales, de presiones académicas y de mayor presión de los pares.
Si bien durante la adolescencia se tiene un mayor sentido de la independencia, es
probable que los adolescentes sientan que no son capaces de controlar su libertad y, en
algunos casos, su cuerpo. Esto ocurre, en especial, durante la pubertad.
En el caso de las mujeres, si bien es
completamente normal (y necesario) que se
incremente la grasa corporal durante la
pubertad, algunas reaccionan al cambio con
grandes temores por su nuevo peso.
Erróneamente, pueden sentirse obligadas a
bajar de peso sin importar cómo.
Cuando se combina la presión de ser como las
celebridades con el hecho de que el cuerpo
crece y cambia durante la pubertad, es sencillo
6 entender por qué algunos adolescentes tienen una imagen negativa de sí mismos. Los
adolescentes famosos y los atletas responden al "ideal de Hollywood", es decir, las jóvenes
son pequeñas y flacas, y los jóvenes son atléticos y musculosos, y este tipo de cuerpo es
popular no solo en Hollywood, sino también en la escuela secundaria.
Muchas personas con trastornos alimentarios pueden presentar también un estado
depresivo y ansiedad, o padecer otros problemas de salud mental, como el trastorno
obsesivo-compulsivo (TOC). También existe evidencia de que los trastornos alimentarios
son hereditarios. Si bien parte de estos trastornos pueden ser genéticos, también se deben
a que aprendemos nuestros valores y comportamientos de nuestras familias.
El deporte y los trastornos alimentarios
Los atletas y bailarines son particularmente propensos a los trastornos alimentarios
durante la pubertad, ya que es posible que deseen detener o reducir el crecimiento (tanto
en altura como en peso).
Los entrenadores, los familiares y otras personas pueden incentivar a los adolescentes que
practican ciertos deportes, como la gimnasia artística, el patinaje sobre hielo o el ballet, a
mantenerse lo más delgado posible. Se incentiva a algunos atletas y corredores a perder
peso o eliminar la grasa corporal en un momento biológico en que naturalmente deberían
incrementarla.
Los efectos de los trastornos alimentarios
Los trastornos alimentarios son una enfermedad grave. Suelen estar acompañados de
otros problemas como estrés, ansiedad, depresión y consumo de drogas. Los trastornos
alimentarios pueden generar problemas de salud graves como cardiopatías o insuficiencia
renal.
Una persona cuyo peso es, al menos, un 15% menor que el peso promedio
correspondiente a su altura, puede no contar con la grasa corporal suficiente para
mantener los órganos y otras partes del cuerpo sanos. En los casos más graves, los
trastornos alimentarios pueden provocar desnutrición grave o, incluso, la muerte.
El problema emocional que acarrea un trastorno alimentario también puede tener
consecuencias. Cuando una persona se obsesiona con el peso, es difícil que logre
concentrarse en otra cosa. Puede resultar agotador y abrumador controlar la ingesta de
alimentos y el ejercicio, y encontrarse en un estado de estrés constante en relación con la
comida y la apariencia física. Por lo tanto, es entendible que una persona con trastornos
alimentarios se retraiga y se vuelva menos sociable. Es difícil participar de reuniones o
comidas con amigos o familiares, o abandonar la ejercitación compulsiva para salir a
divertirse.
Las personas con trastornos alimentarios invierten mucha energía en planificar qué comer,
evitar alimentos o planear su próximo atracón, obtener dinero para comprar alimentos,
laxantes u otros medicamentos, inventar excusas para usar el baño o quedarse solas al
finalizar una comida.
7 El tratamiento para los trastornos alimentarios
Afortunadamente, los trastornos alimentarios pueden tratarse. Las personas que padecen
estos trastornos pueden mejorar y gradualmente aprender a comer normalmente. Los
trastornos alimentarios están relacionados tanto con la mente como con el cuerpo. Por lo
tanto, tanto los médicos clínicos como los profesionales de la salud mental y los
nutricionistas participan del tratamiento y la recuperación de una persona.
Las terapias o el asesoramiento son una
parte crucial de la mejoría. En muchos
casos, la terapia familiar es un punto clave
para volver a comer sano nuevamente. Los
padres y otros miembros de la familia
cumplen un rol importante en apoyar a las
personas que deben recuperar peso y que
tienen miedo de hacerlo, o que deben
aprender a aceptar el cuerpo que su
cultura, los genes y el tipo de vida les
permite tener.
Si deseas hablar con alguien sobre estos
trastornos y no te sientes cómodo
haciéndolo con tus padres, intenta con un
amigo, un maestro, una enfermera de la
escuela, un consejero, un entrenador, un
vecino, un médico o cualquier otro adulto
que te inspire confianza.
Recuerda que los trastornos alimentarios son muy comunes en los adolescentes. Las
opciones de tratamiento dependen de cada persona y de cada familia, pero hay muchos
que incluyen publicaciones con información, charlas con terapeutas y trabajo con
nutricionistas y otros profesionales.
Aprender a sentirte cómodo con un peso saludable es un proceso. Requiere tiempo
deshacerse de algunos hábitos y volver a aprender otros. Sé paciente, puedes aprender a
aceptar tu cuerpo, a comprender tus conductas alimenticias y la relación entre lo emocional
y la alimentación, es decir, todas las herramientas que necesitas para sentirte bajo control
y para gustarte y aceptarte tal como eres.
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