Abstract Título: Consecuencias del congelamiento bancario en el

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Abstract
Título: Consecuencias del congelamiento bancario en el comportamiento del público con el sistema financiero.
Periodo 1996 – 2004
Autoría: Diego Martín Padula de Guzmán
Dirigida por: César Miguel Acosta Andino
Año: 2005
El pánico y la corrida bancaria son impredecibles, en estas situaciones los sistemas bancarios se debilitan
debido a shocks macro o microeconómicos.
Económicamente, al pánico bancario, se lo define como un incremento en la relación de la demanda de
efectivo sobre los depósitos. En términos generales, se lo entiende como un evento en el que los depositantes
en todos o en algunos bancos repentinamente demandan sus depósitos en efectivo, haciendo que los bancos
suspendan la devolución.
Los casos en que los depositantes de un solo banco demandan el efectivo por sus depósitos, no se denomina
pánico bancario, sino corrida bancaria.
La pérdida general de confianza del depositante distingue el pánico bancario de otros episodios de fallos
bancarios. Una transferencia de depósitos de bancos débiles a fuertes durante una corrida bancaria, sin ningún
cambio en la preferencia del público por cierta moneda, no se clasifica como pánico bancario.
La organización de la industria bancaria es un determinante crítico de la propensión de la economía a
experimentar o no pánicos bancarios.
Los pánicos bancarios no se terminan necesariamente cuando hay liquidez para satisfacer al depositante sino
cuando se entrega una información creíble sobre qué bancos son los que fallan, que generalmente son los
bancos débiles.
Durante las crisis bancarias pueden existir eventos que pueden causar una cadena de reacción o un efecto
domino entre los bancos, lo que técnicamente se llama “contagio”. El fundamento principal del contagio se
debe a la relación de interdependencia entre los bancos o a la falla de un banco grande.
Para 1998 existía una devaluación de alrededor del 55%, depreciación real de un 12%, con un banco central
que sacrificó 600 millones de dólares de reservas, la crisis financiera interna, el fenómeno del niño, la crisis
internacional, el cierre de líneas de crédito y una deficiente gestión bancaria con fallas en el sistema de
regulación, todas estas eran señales que revelaban que el 99 iba a ser un año difícil.
Febrero de 1999 fue un mes crítico para el Ecuador, se registraba una tasa de inflación mensual de 2,9%. El 12
de este mes se termina con las bandas cambiarias y se inicia el régimen de flotación cambiaria, el tipo de
cambio estaba en 7.200 sucres por dólar y para principios de marzo este llegó a 17.000 sucres por dólar.
Esto para el BCE representó una inyección a la economía a través de los créditos de liquidez que equivalían a las
reservas monetarias del país en ese entonces. Unos 1.225 millones de dólares.
El 8 de marzo del 1999, el Superintendente de Bancos declaró el feriado bancario que duró hasta el 12 del
mismo mes. El jueves 11 el presidente Dr. Jamil Mahuad anunció nuevas medidas de congelamiento de
depósitos.
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La depreciación entre el 30 de diciembre de 1998 y el 6 de enero del 2000 llegaba a 289%. Tras el feriado
bancario, el congelamiento de fondos y la moratoria de la deuda externa producida en marzo de 1999
producían pérdida de confianza del sucre por parte de los ecuatorianos. El 9 de enero del 2000 el presidente
Mahuad anuncia un esquema de dolarización.
Antes de marzo de 1999 los depósitos a la vista bordeaban los 2.200 millones de dólares, luego del
congelamiento estos presentaron una caída de 49%. Con la dolarización, a inicios del 2000 estos presentaron
un crecimiento anual del 93%, llegando a julio del 2004 a 4.600 millones de dólares.
En cuanto a los depósitos a plazo, antes de 1999 se presentaba un comportamiento constante y uniforme, a
raíz del congelamiento reproduce una caída de más del 50% en el nivel de los depósitos. Se presenta un ligero
crecimiento en este aspecto pero hasta la fecha no se han recuperado los niveles mantenidos anteriormente.
En lo que se refiere a las tasas pasivas, tanto a la vista como a plazo, se presenta un decrecimiento constante
en el tiempo, debido a la disminución del riesgo país y a la dolarización de la economía. Haciendo que los
depósitos a plazo ya no sean rentables para invertir, se prefieren los depósitos a la vista, por la disponibilidad
inmediata de los recursos para el consumo presente.
Para comprobar la hipótesis planteada, de que existió un cambio en el comportamiento de los depositantes a
raíz del congelamiento de fondos en marzo de 1999, se realizó una prueba F de shock estructural para todos los
plazos, demostrando que efectivamente existió una ruptura estructural, pues en todos los casos se presentó un
resultado de F menor a cuatro.
Para encontrar la nueva función se realizó una regresión en la que consta como variable dependiente a los
depósitos en sus distintos plazos y como variables independientes las tasas de interés y el riesgo país. En todos
los plazos se obtuvo un resultado que mostró que el comportamiento de los depósitos a plazo y los depósitos a
vista no dependen de las tasas de interés, ni del riesgo país, si no que obedecen a aspectos psicológicos y
preferencias del consumo presente, factores que no entran en la presente investigación.
La hipótesis planteada en un inicio queda comprobada, pues realmente existió un cambio estructural
permanente en comportamiento de los depositantes frente al sistema financiero, como una consecuencia del
congelamiento bancario. Esto se lo comprobó a través de la prueba F de estabilidad estructural, que demostró
que en todos los plazos de los depósitos se produjo un cambio en la función de comportamiento.
El congelamiento bancario de marzo de 1999, es el resultado de un problema que se inicia en 1994. La reforma
a la Ley de Instituciones Financieras de 1994, dio libertad a los bancos, permitiéndoles actuar sin ningún tipo de
control o regulación y trabajar bajo su propio criterio. En 1999, esta bola de nieve que venía formándose años
atrás, sumados a la crisis económica que atravesó el Ecuador en 1998, año en el que un barril de petróleo se
vendía a un promedio de siete dólares, causo el colapso del sistema financiero, en el que cerraron sus puertas
más de veinte instituciones financieras. El Estado bajo la figura de la Agencia de Garantía de Depósitos (AGD),
garantizó ilimitadamente a los depositantes de dichos bancos, nacionalizando las pérdidas provocadas por
banqueros que no asumieron sus responsabilidades. Esta es la causa de los cambios que se han analizado en
este trabajo y del bajo nivel de depósitos a plazo que se tiene actualmente, pues este no representa ni el 50%
de lo que se manejaba antes del congelamiento de depósitos, al presentarse tasas que no son rentables para
los inversionistas y al existir desconfianza en el sistema financiero.
Bajo esta misma estructura de análisis se debería realizar una investigación, en la que se pueda determinar a
qué factores obedece el comportamiento de los depositantes, para así poder cuantificarla en una función que
se pueda proyectar a futuro. Esto ayudaría a determinar qué puntos son los que se deben trabajar para mejorar
la confianza. Una variable que debería ser comparada con los depósitos es la propensión marginal al consumo.
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