Madrid, España, 2 de noviembre de 2006 Ing. Enrique Bolaños Geyer Presidente de la República de Nicaragua Excelentísimo Sr. Presidente, Las representantes de organizaciones e instituciones españolas abajo firmantes queremos hacerle partícipe de nuestra preocupación ante la medida tomada por la Asamblea Nacional de Nicaragua el pasado jueves, según la cual queda derogado el aborto terapéutico del código penal nicaragüense. A través de este escrito nos adherimos a los incontables esfuerzos de las mujeres y organismos de la sociedad civil nicaragüenses, de las sociedades médicas, la Coordinadora Nicaragüense de ONGs que trabajan con la Niñez y la Adolescencia (Codeni), la Procuraduría Especial de la Niñez, la Sociedad Nicaragüense de Ginecología y Obstetricia (Sonigob), el Ministerio de Salud, y las organizaciones internacionales de cooperación al desarrollo presentes en Nicaragua que están mostrando su total desacuerdo y repudio a esta medida. Igualmente, nos adherimos a la carta enviada, con fecha 20 de octubre, por las Agencias de las Naciones Unidas en Nicaragua y firmada por los embajadores de Italia, Islandia, Francia, Suecia, Canadá, Países Bajos, Dinamarca y Noruega, así como por representantes de la Comisión Europea, PMA, UNICEF, DFID, OPS-OMS, FAO y UNFPA, y ratificada por Paul Hunt, relator especial de la Comisión de Derechos Humanos de la ONU. En dicha carta se instaba a la Asamblea Nacional a que no tomara una decisión definitiva sin seguir un proceso de consulta y diálogo, así como una reflexión profunda sobre las implicaciones que esta medida legislativa podría tener en la salud y la vida de las mujeres nicaragüenses. Como ya han señalado todas las organizaciones mencionadas anteriormente, la tipificación del aborto como delito, lejos de eliminar esta práctica, obligará a las mujeres a recurrir a la clandestinidad con métodos extremadamente arriesgados que pondrán en peligro su salud, su libertad y su vida. En nombre de una supuesta defensa de la vida, la Asamblea Nacional de Nicaragua, está dictando una sentencia de muerte o cárcel para las mujeres nicaragüenses y violentando los derechos humanos más fundamentales, suscritos por Nicaragua en diversos documentos de Naciones Unidas. El aborto en condiciones de riesgo es - ya desde antes de esta medida legislativa -, un importante problema de salud en Nicaragua donde en 2002 casi 7 mil mujeres fueron hospitalizadas a causa de abortos realizados en circunstancias inadecuadas. La nueva ley asegura que un elevado número de mujeres nicaragüenses con embarazos ectópicos, eclampsia, cardiopatías, leucemia, cáncer, tuberculosis u otras enfermedades que ponen en peligro su salud y sus vidas durante la gestación, no podrán acceder al aborto terapéutico en el sistema de salud de Nicaragua. A lo cual se añadirá el riesgo de pérdida de libertad de las mujeres que se sometan a un aborto fuera de la ley, de acuerdo a las nuevas medidas condenatorias de prisión aprobadas por la Asamblea Nacional de Nicaragua, con el consiguiente riesgo añadido para la vida y el sostenimiento de sus familias. La medida deja igualmente en situación de desprotección médica y legal a las y los gineco-obstetras y profesionales de la salud que atienden a las mujeres que necesitan un aborto terapéutico. Llama poderosamente la atención que la única medida para la que se han puesto históricamente de acuerdo todos los partidos políticos en Nicaragua sea contra el derecho a la vida y a la autodeterminación de las mujeres, medida que en el contexto de los derechos humanos de todas las personas es injusta, amoral e ilegal Por este motivo le instamos a usted como actual Presidente de Nicaragua a que ejercite su liderazgo en este momento vital de la historia de su país y no permita que siga adelante este proyecto de ley tan sumamente peligroso, si se hace efectiva su promulgación, ejerciendo por tanto su derecho al veto para rectificar la decisión de la Asamblea. Igualmente instamos a quien el pueblo nicaragüense escoja como próximo gobernante a que respete y garantice el derecho de las mujeres a un aborto terapéutico. Confiamos en que esta deuda con las mujeres y con la sociedad nicaragüense se salde a la mayor brevedad posible, y no la conviertan en deuda y vergüenza histórica. Atentamente, Beatriz Marrero Pereyra Presidenta del Grupo de Interés Español en Población, Desarrollo y Salud Reproductiva Angeles Cabria Directora del Observatorio de Salud Pública de Cantabria ….. ….. ….. ….. ….. ….. ….. ….. ….. …..