UN MODELO TERMODINAMICO PARA DESCRIBIR LAS ESTRELLAS MEDIANTE LA APLICACIÓN DE MECÁNICA ESTADÍSTICA por Sebastian Fortin [email protected] Facultad de Ciencias Exactas y Naturales Universidad de Buenos Aires Corregida por: Dr. Julio Gratton 0. Índice Mayo de 2010 ÍNDICE 1. INTRODUCCIÓN………………………………………………………………..…..1 2. CONCEPTOS BÁSICOS…………………………………………………………….5 Contracción gravitatoria Caída libre Equilibrio Hidrostático 3. EL GAS IDEAL……………………………………………………………………..10 El gas ideal El límite clásico La función de partición de un sistema de partículas idénticas sin interacción Las distribuciones para Bosones y Fermiones Cálculo de la presión Límite no relativista Límite ultra relativista 4. EL EQUILIBRIO HIDROSTÁTICO……………………..…………………..…….19 Equilibrio de un gas de partículas no relativistas Equilibrio de un gas de partículas ultra-relativistas 5. EL NACIMIENTO DE UNA ESTRELLA………………………………………….22 Condiciones para el colapso gravitatorio Contracción de una protoestrella 6. PROPIEDADES DE LA MATERIA………………………………….…...………..26 Límite del tratamiento clásico Concentración cuántica no relativista Validez del tratamiento clásico para partículas no relativistas Concentración cuántica relativista Validez del tratamiento clásico para partículas relativistas Gas ideal de Fermiones La energía de Fermi El potencial químico Energía y calor específico Gas Fotones (Radiación) Transferencia de calor Gradiente de temperaturas Órdenes de magnitud Electrones en el sol Fotones en el Sol 7. SISTEMAS CON VARIOS TIPOS DE PARTÍCULAS………………...………….46 Ionización del hidrógeno monoatómico Mezcla de gases ionizados Producción de pares electrón-positrón Fotodesintegración de núcleos Reacciones nucleares Combustión del hidrógeno Combustión de elementos más pesados 8. EL INTERIOR DE UNA ESTRELLA…………………………………………...…62 Cúmulos globulares El diagrama de Hertzsprung-Russell ii 0. Índice Ionización de átomos en las estrellas La fusión nuclear en las estrellas El modelo de Clayton Masa mínima de una estrella de la secuencia principal Masa máxima de una estrella de la secuencia principal Unidad fundamental de masa estelar 9. LAS ENANAS BLANCAS…………………………………………………………86 Reseña histórica Relación entre la masa y la densidad central La masa y el radio Enfriamiento de una enana blanca 10. OTROS POSIBLES FINALES…………………………………………………...…99 Colapso del núcleo estelar Fotodesintegración de núcleos Captura de electrones Fuerzas nucleares Tamaño de una estrella de neutrones 11. BIBLIOGRAFÍA...…………...………………………………………………….…106 iii 1. Introducción 1. INTRODUCCIÓN Una de las preguntas más antiguas que se ha formulado la humanidad es ¿Qué son las estrellas? Durante miles de años la única respuesta que se le podía dar es la obvia “son luces en el cielo”, algunos arriesgaban respuestas de tipo místico. El primer modelo que no incluyera alguna divinidad del que sabemos es el propuesto por Anaximandro de Mileto hacia el año 550 a.C., quien decía que el Sol, la Luna y las estrellas están constituidos por un fuego que se ve a través de agujeros en movimiento en la cúpula opaca del cielo. Por el año 450 a.C. Anaxágoras afirmó que la Luna refleja la luz del Sol explicando así sus fases y propuso que el Sol y las estrellas son piedras ardientes. En el año 280 a.C. Aristarco de Samos dedujo a partir del tamaño de la sombra de la Tierra sobre la Luna durante un eclipse lunar que el Sol tenía que ser mucho más grande que la Tierra y que tenía que estar a una distancia muy grande, además sospechó que las estrellas son soles distantes. Hacia el año 1660 d.C. Christiaan Huygens practicó pequeños agujeros en una placa de latón, puso la placa contra el Sol y se preguntó cuál era el agujero cuyo brillo equivalía al de la brillante estrella Sirio, brillo que recordaba de la noche anterior y suponiendo que Sirio era igual que el Sol determinó que debía encontrarse 28000 veces mas alejado que el Sol (El cálculo hubiera sido una buena aproximación pero Sirio es mucho mas brillante que el Sol). Durante mucho tiempo los avances en el intento de responder esta pregunta fueron lentos y sin una justificación sólida. Pero durante el siglo XX y parte del XIX se produjo un gran salto, la invención de la espectrometría, y los avances en física cuántica y en relatividad, entre otras cosas, permitieron dar una explicación mucho más completa y satisfactoria. Hoy día disponemos de una respuesta muy consistente. Brevemente, las estrellas se condensan a partir de gas y de polvo interestelares, los cuales se componen principalmente de hidrógeno. El hidrógeno se originó en el Big Bang, la explosión que inició el Cosmos. La atracción gravitatoria hace que una nube de hidrógeno se contraiga ocupando un volumen cada vez menor. La colisión de las moléculas gaseosas en el interior de la nube la calienta hasta el punto en el cual el hidrógeno empieza a fundirse dando 1 1. Introducción Helio: cuatro núcleos de hidrógeno se combinan y forman un núcleo de Helio, con la emisión simultánea de fotones. Los fotones sufren absorciones y emisiones por parte de la materia que los rodea y se van abriendo paso paulatinamente hacia la superficie de la estrella, perdiendo energía en cada paso, y llegando al final después de una épica jornada que ha durado un millón de años hasta la superficie, donde emergen en forma de luz visible y son radiados hacia el espacio. La estrella empieza a funcionar. El colapso gravitatorio de la nube preestelar ha quedado detenido. El peso de las capas exteriores de la estrella está sostenido ahora por las temperaturas y presiones elevadas generadas por las reacciones nucleares del interior. El Sol ha estado en esta situación estable durante los últimos cinco mil millones de años. Reacciones nucleares semejantes a las que tienen lugar en una bomba de hidrógeno proporcionan energía al Sol gracias a una explosión contenida y continua, que convierte unos cuatrocientos millones de toneladas ( 4× 10 9 kg) de hidrógeno en Helio cada segundo. Pero la fusión del hidrógeno no puede continuar indefinidamente: en el interior caliente del Sol y de cualquier otra estrella hay una cantidad limitada de hidrógeno. En el caso del Sol, cuando dentro de cinco o seis mil millones de años todo el hidrógeno central haya reaccionado y formado Helio la zona de fusión del hidrógeno irá migrando lentamente hacia el exterior, formando una cáscara en expansión donde ocurren las reacciones termonucleares, que se extiende hasta donde la temperatura es inferior a unos diez millones de grados. Finalmente, la fusión del hidrógeno se apagará. Mientras tanto la gravedad propia del Sol producirá una contracción de su núcleo rico en Helio y a un aumento adicional de la temperatura y presión interior. Los núcleos de Helio quedarán en condiciones de fusionarse de manera que la ceniza del ciclo anterior se convierte en combustible y el Sol iniciará una nueva ronda de reacciones de fusión. El Sol, bajo la influencia combinada de la fusión del hidrógeno en una delgada capa lejos del interior y de la fusión de Helio a alta temperatura en el núcleo, experimentará un cambio importante: su exterior se expandirá y se enfriará. El Sol se convertirá en una estrella gigante roja, con una superficie visible tan alejada de su núcleo que la gravedad en dicha superficie será débil y su atmósfera se expandirá hacia el espacio. 2 1. Introducción Cuando este Sol hinchado se haya convertido en un gigante rojo, envolverá y devorará los planetas Mercurio y Venus, y probablemente también la Tierra. La ceniza estelar del Sol sólo puede servir de combustible hasta cierto punto. Llegará un momento en que todo el interior solar será de Carbono y Oxígeno, y a las temperaturas y presiones dominantes no podrá ocurrir ninguna otra reacción nuclear. Cuando el Helio central se haya gastado casi del todo, el interior del Sol reanudará su aplazado colapso y la temperatura aumentará de nuevo poniendo en marcha una última serie de reacciones nucleares y expandiendo la atmósfera solar un poco más. El Sol, en su agonía, pulsará lentamente, expandiéndose y contrayéndose con un período de algunos milenios, hasta acabar arrojando su atmósfera al espacio en forma de una o más cáscaras concéntricas de gas. El interior solar, caliente y sin protección, inundará la cáscara con luz ultravioleta induciendo una hermosa fluorescencia roja y azul que se extenderá mas allá de la órbita de Plutón. Los restos del Sol, es decir, el núcleo desnudo envuelto en su nebulosa, será una pequeña estrella caliente que emitirá su calor al espacio y que habrá quedado colapsada hasta poseer una densidad inimaginable en la Tierra: más de una tonelada en una cucharadita de te. Miles de millones de años más tarde, el Sol quedará convertido en una enana blanca degenerada, enfriándose para llegar a su estado final: el de una enana negra oscura y muerta. El destino de una estrella al final de de su ciclo vital depende mucho de su masa inicial. Si una estrella, después de haber perdido en el espacio parte de su masa, conserva entre dos y tres veces la masa del Sol, finaliza su ciclo vital de un modo impresionantemente distinto al del Sol. Dos estrellas de idéntica masa evolucionarán más o menos paralelamente. Pero una estrella de masa superior gasta más rápidamente su combustible nuclear y se convierte antes en una gigante roja e inicia primero el descenso final hacia una enana blanca. Hay casos de estrellas binarias en los que una componente es una gigante roja y la otra una enana blanca que se encuentran tan próximas que se tocan, y una atmósfera incandescente fluye de la hinchada gigante roja a la compacta enana blanca. El hidrógeno se acumula, comprimido a presiones y temperaturas cada vez mayores por la intensa gravedad de la enana blanca, hasta que la atmósfera robada a la gigante roja sufre reacciones termonucleares y la enana 3 1. Introducción experimenta una breve erupción que la hace brillar. Una binaria de este tipo se llama nova. Las supernovas se dan en estrellas aisladas y reciben su energía de la fusión del silicio. Éstas finalizan con su atmósfera exterior expulsada hacia el espacio, quedando un núcleo de neutrones calientes, sujetos entre sí por las fuerzas nucleares, formando un único núcleo de gran masa con un peso atómico de 1056, es decir, un Sol de unos treinta kilómetros de diámetro. A medida que el núcleo de una gigante roja de gran masa entra en colapso para formar así una estrella de neutrones, va girando más rápidamente. Su poderoso campo magnético atrapa las partículas cargadas, que emiten una radiación en forma de haz, no sólo en las frecuencias de radio, sino también en luz visible. Si la tierra está situada casualmente en la dirección barrida por el haz de este “faro cósmico”, vemos un destello en cada rotación. Por este motivo se denomina pulsar a la estrella. Una estrella como el Sol finaliza sus días como una enana blanca, una con el doble de su masa como una estrella de neutrones; pero una estrella de masa superior que después de pasar por la fase de supernova queda con la masa de, digamos cinco soles, termina sus días como un agujero negro. El objetivo de la presente monografía es mostrar como se llega a algunas de estas conclusiones tan asombrosas y describir parte de la física y matemática involucradas en el proceso. No se hará una exposición completa de todos los temas, pero el lector podrá formarse una idea del tipo de consideraciones y cálculos que se realizan para entender la evolución de una estrella y sus posibles finales. 4 2. Conceptos básicos 2. CONCEPTOS BÁSICOS Contracción gravitatoria La gravedad es la fuerza que motoriza la evolución estelar. Las estrellas se condensan a partir de gas y de polvo interestelares, los cuales se componen principalmente de hidrógeno. El hidrógeno se originó en el Big Bang, la explosión que inició el Cosmos. La atracción gravitatoria hace que una nube de hidrógeno se contraiga ocupando un volumen cada vez menor. La colisión de las moléculas de la nube la calienta hasta que se dan las condiciones que permiten la fusión termonuclear. Para describir este proceso gravitatorio de forma simple y general analizaremos un sistema esférico de masa M y radio R como el que muestra la Figura 1.01, donde las únicas fuerzas involucradas provienen de la gravedad y la presión interna. R r dm Figura 1.01. Sistema esférico de masa M y radio R. Para comenzar consideremos que el sistema tiene simetría esférica de manera que la distribución de masa ρ(r) y de presión P(r) son sólo funciones de la distancia r al centro. Debido a las características de la gravedad, la fuerza sobre un elemento de masa situado a una distancia r del centro proviene sólo de la interacción de este elemento con la materia ubicada a una distancia del centro menor que r. La masa contenida en el recinto esférico de radio r es: 5 2. Conceptos básicos r m(r ) = ∫ ρ (r ' )4πr '2 dr ' (2.01) 0 La fuerza gravitatoria ejercida por esta masa sobre un elemento dm situado a una distancia r del centro produce una aceleración radial dada por: g ( r ) = −G m( r ) r2 (2.02) Por otro lado consideremos el efecto de la presión del gas sobre este elemento de masa. Si el elemento se aloja en la región comprendida entre r y r+∆r y tiene una sección ∆A, el volumen que ocupa será ∆r∆A. Si la presión es uniforme en toda la esfera no habrá efecto neto sobre el elemento pero si hay un gradiente de presión, como se muestra en la Figura 1.02, sobre dm actuará una fuerza dada por: [P(r ) − P(r + ∆r )]∆A = P(r ) − P(r ) + dP ∆r ⋅ ∆A = − dP ∆r∆A dr dr (2.03) ∆r P∆A P∆M (P+∆P) ∆A Figura 1.02. Se muestran las fuerzas sobre el elemento de masa dm que se encuentra a radio r según se muestra en la Figura 1.01. Si la presión en r es distinta de la de r+∆r entonces ∆P es distinto de cero aparece una fuerza que se opone a la gravedad. Como la masa del elemento es dm = ρ (r )∆r∆A podemos escribir la aceleración total, debida a la gravedad y a la presión, que sufrirá el elemento considerado como: d 2r G ⋅ m( r ) 1 dP =− − 2 2 dt r ρ (r ) dr (2.04) por lo que la condición de equilibrio entre las dos fuerzas será: dP m( r ) = − ρ (r )G 2 dr r 6 (2.05) 2. Conceptos básicos Caída libre Supongamos que no existiera gradiente de presiones o que los efectos de éste se puedan despreciar frente a la gravedad. En este caso cada elemento de la nube colapsará hacia el centro con la aceleración g(r). Consideremos una cáscara esférica de radio r0 y de masa Mc inicialmente en reposo que encierra una masa m0. Es lógico suponer que debido a la simetría del problema la cáscara mantendrá su forma durante el colapso y que la masa encerrada por la cáscara será siempre la misma. En el instante inicial toda la energía será potencial gravitatoria, mientras que a medida que colapsa los elementos de masa se aceleran y el sistema gana energía cinética. De la conservación de la energía se puede obtener una relación entre la velocidad y el radio de la cáscara. 1 1 G ⋅ m0 m M dr 1 dr M c = c − G 0 M c ⇒ = G − m0 r0 2 dt r 2 dt r r0 2 − 2 (2.06) A partir de esta ecuación diferencial se puede obtener el tiempo de caída libre de la cáscara hasta el centro: 0 G 2m0 G 2m0 dt = ∫ dr = ∫ − r r0 dr r0 r0 0 t CL −1 / 2 1/ 2 dr = π r03 2 2Gm0 (2.07) Se observa que el tiempo de caída libre está determinado por la relación entre la masa encerrada y el cubo del radio inicial. Si por ejemplo no existiera un gradiente de presiones en el Sol o si sus efectos fueran despreciables respecto de la gravedad, la ecuación (2.07) indica que su radio cambiaría apreciablemente en cuestión de minutos. En realidad la gravedad no actúa nunca completamente sin oposición, usualmente cuando la nube se contrae aumenta la presión en su centro y aparece un gradiente de presiones que se opone a la acción gravitatoria, sin embargo la caída libre puede ser una buena aproximación en algunos casos, por ejemplo en las instancias iniciales de la formación de una estrella cuando las moléculas de gas están muy dispersas. 7 2. Conceptos básicos Equilibrio Hidrostático La condición de equilibrio (2.05) nos sugiere una forma fácil de hallar la relación entre la presión interna media y la energía potencial del sistema. Como queremos el valor medio multiplicamos ambos miembros por 4πr 3 , e integramos de r = 0 a r = R : R 3 ∫ 4πr 0 Gm(r ) ρ (r )4πr 2 dP dr dr = − ∫ r dr 0 R (2.08) Ambos miembros de la igualdad tienen significado físico. El derecho es la energía potencial gravitatoria del sistema (EGR) y, teniendo en cuenta que la masa contenida en el elemento de volumen contenido entre dos esferas de radio r y r+∆r es dm = ρ (r )4πr 2 dr , EGR queda: EGR = − m=M Gm(r ) dm r m =0 ∫ (2.09) El miembro izquierdo se puede integrar por partes para obtener: [P(r )4πr ] 3 R 0 R − 3∫ P(r )4πr 2 dr (2.10) 0 donde el primer término es nulo porque la presión sobre la superficie exterior es nula. El segundo término es proporcional al promedio en volumen de la presión, es decir la presión media. De esta manera podemos hallar la presión media necesaria para mantener en equilibrio a un sistema con energía gravitatoria EGR y volumen V: P =− 1 EGR 3 V (2.11) Este resultado se puede enunciar de la siguiente manera: “La presión media necesaria para mantener en equilibrio hidrodinámico a un sistema es igual a un tercio de la densidad media de energía potencial gravitatoria” y se conoce como el teorema del virial. Este resultado es fundamental en el análisis de la evolución estelar, y determinará si una nube de gas se encogerá para convertirse en un planeta gaseoso, si continuará su colapso para comenzar a brillar como una estrella, y también determinará si el destino final de una estrella es una enana blanca, una estrella de neutrones o un agujero negro. Como se puede observar todo depende de la energía potencial gravitatoria, es decir de la masa inicial de la nube de gas, y 8 2. Conceptos básicos de la presión interna. La presión en el interior del sistema puede tener distintos orígenes físicos. La presión en equilibrio depende de la masa inicial del sistema. Para sistemas muy masivos como estrellas o planetas gaseosos como Júpiter la presión media es muy elevada y en su centro es tan alta que modifica las propiedades de la materia: los átomos están ionizados, los electrones pueden estar muy próximos y tener velocidades relativistas, la presión de radiación puede ser considerable. Por lo tanto será necesario contemplar los casos de partículas clásicas y cuánticas, relativistas y no relativistas. Muchas propiedades de estos sistemas se pueden deducir modelando el sistema como un gas ideal sometido a las condiciones ya mencionadas. 9 3. El gas ideal 3. EL GAS IDEAL El interior de una estrella es un ambiente donde la materia y la radiación se encuentran a alta temperatura y generan la presión necesaria para oponerse a la contracción gravitatoria. Las condiciones son extremas: los átomos están ionizados, los electrones pueden estar degenerados y poseer velocidades ultra-relativistas, la presión de radiación puede ser significativa. Sin embargo, desafiando esta complejidad, muchas de las propiedades del interior de una estrella se pueden entender considerando un sistema termodinámico simple; el gas ideal. Pero lo debemos considerar en su aspecto más amplio, es decir tomando en cuenta los casos clásico, cuántico, relativista y no relativista. El gas ideal El gas ideal está compuesto por un gran número de partículas (átomos, iones, electrones, fotones, neutrinos, etc.). En general, los efectos cuánticos y relativistas se vuelven importantes, salvo casos particulares. En la Mecánica Clásica se puede identificar una dada partícula y seguirla en su movimiento, porque mientras no la perdamos de vista conserva su identidad y la podemos distinguir de las demás partículas aunque éstas sean idénticas a ella. Pero en la Mecánica Cuántica ésto no se puede hacer, pues debido al principio de incerteza la extensión espacial de la función de onda que describe nuestra partícula es finita, lo cual conduce inevitablemente a un solapamiento con las funciones de onda de otras partículas idénticas a ella. Entonces cuando observamos una partícula no podemos identificar de cuál de ellas se trata. Este hecho produce efectos muy importantes, que no tienen un análogo clásico. Un efecto importante de la indistinguibilidad de las partículas es que la función de onda de un sistema de partículas idénticas es o simétrica o antisimétrica respecto del intercambio de sus argumentos y esta propiedad se conserva en el tiempo. Se deduce fácilmente que los estados de un sistema de partículas idénticas o son todos simétricos, o son todos antisimétricos, dependiendo de la clase de partículas de que se trate. La Teoría Cuántica Relativista de Campos demuestra que existe una relación entre la simetría o 10 3. El gas ideal antisimetría de la función de onda que describe un sistema de partículas idénticas y el spin de las partículas, la relación es la siguiente: • Los sistemas de partículas de spin semientero (electrones, protones, neutrones, etc.) se describen por medio de funciones de onda antisimétricas; tales partículas se denominan Fermiones pues obedecen a la estadística de Fermi-Dirac. • Los sistemas de partículas de spin entero (fotones y otras más) se describen por medio de funciones de onda simétricas; tales partículas se denominan Bosones porque obedecen a la estadística de Bose-Einstein. El hecho que un sistema de Fermiones, como un gas de electrones, se describa mediante una función de onda antisimétrica tiene como consecuencia el principio de exclusión de Pauli por el cual no puede haber en un sistema de Fermiones dos de ellos en el mismo estado cuántico. Esta restricción no existe para un sistema de Bosones. Es importante recordar que cuando las funciones de onda de dos partículas idénticas no se solapan, éstas se comportan como partículas clásicas, esto es distinguibles. El límite clásico Consideremos un sistema de N partículas que no interactúan y que ocupan un volumen V, y supongamos que están en equilibrio térmico a la temperatura T. De acuerdo con el Teorema de Equipartición de la Mecánica Estadística Clásica, la energía cinética media de traslación de cada partícula no relativística de masa m es: 3 2 ε = kT (3.01) donde k es la constante de Boltzmann, y el valor medio del impulso de una partícula es: p = 2mε = 3mkT (3.02) La longitud de onda de Broglie, que nos da la medida de la extensión espacial del paquete de ondas que la describe, vale entonces: 11 3. El gas ideal λB = h h = p 3mkT (3.03) Las partículas del sistema se podrán considerar distinguibles si la distancia media entre ellas (l) es mucho menor que la extensión del paquete de ondas. Como la distancia media entre las partículas está dada por: l =3 V n (3.04) la condición de validez de la Mecánica Estadística Clásica queda: Nh 3 << 1 3/ 2 V (3mkT ) (3.05) Para entender el significado de esta condición recordemos que la probabilidad de que una partícula se encuentre en un particular estado de energía de traslación εi está dada por la distribución de Boltzmann: ε 1 − kTi Pi = e Z tr (3.06) donde Ztr es la función de partición traslacional que para una partícula clásica está dada por: Z tr = V (2πmkT ) 3 / 2 3 h (3.07) Como el sistema consta de N partículas, el número de ocupación medio de cada estado es: ε − i Nh 3 kT ni = N P i = e V (2πmkT ) 3 / 2 (3.08) Entonces la condición de distinguibilidad implica que: ni << 1 (3.09) Esto se interpreta como que la gran mayoría de los estados de una partícula están vacíos, y sólo unos pocos están ocupados por una sola partícula. En este límite desaparece la diferencia entre Bosones y Fermiones, y ambos se pueden considerar partículas clásicas. Cuando no se cumple la condición (3.09) hay que considerar los efectos cuánticos. Debe quedar claro que la distribución de Boltzmann (3.06) es correcta pues deriva de consideraciones generales sobre el equilibrio de un sistema bajo determinadas restricciones. 12 3. El gas ideal El inconveniente de la Estadística Clásica está en la función de partición (3.07), que se calculó suponiendo que la probabilidad de que una partícula ocupe un determinado estado no depende de si otras partículas están ocupando (o no) ese mismo estado. Sabemos que esto último no es cierto, pues debido a la indistinguibilidad de las partículas idénticas hay correlaciones entre ellas, distintas para Bosones y Fermiones. La función de partición de un sistema de partículas idénticas sin interacción Para deducir las distribuciones apropiadas para los sistemas cuánticos conviene partir de la distribución gran canónica o distribución de Gibbs, que se obtiene de considerar un sistema de volumen fijo V sumergido en un baño calorífico a la temperatura T, y con el cual puede intercambiar partículas. En estas condiciones la energía E y el número de partículas N del sistema fluctúan, pero en general dichas fluctuaciones son despreciables para un sistema macroscópico. El sistema se describe entonces en términos de T, V y del potencial químico µ. Usando la notación β = 1 / kT , la distribución de probabilidad correctamente normalizada de encontrar el sistema en un estado con N partículas cuya energía es EN,r está dada por: P N ,r = e β (µN − E N , r ) (3.10) Ζ donde Z es la gran función de partición del sistema, dada por: Z ≡ Z (T ,V , µ ) ≡ ∑ e β (µN − E N , r ) (3.11) N ,r A partir de Z se pueden obtener todas las propiedades termodinámicas del sistema. Consideremos un gas perfecto cuántico, es decir un sistema de partículas sin interacciones. En este caso el estado del sistema está especificado por los números de ocupación: n1,n2,… (3.12) de los estados de partícula individual ψ1(ξ), ψ2(ξ), …. Los ni son enteros no negativos tales que: ∑n i i 13 =N (3.13) 3. El gas ideal Vamos a suponer que los estados ψi están ordenados por energía creciente, esto es: ε 1 ≤ ε 2 ≤ ... ≤ ε i ≤ ... (3.14) por lo tanto: Z= ∑ e β [µ ( n1 + n2 +... )−( n1ε1 + n2ε 2 +...)] n1 , n2 ,... = ∏ Zi (3.15) i Aquí hemos escrito: Z i = ∑ e β (µ −ε i )ni (3.16) ni donde la sumatoria se extiende a todos los valores posibles de ni. Aquí vemos la ventaja de partir de la distribución de Gibbs, pues en el ensemble gran canónico los ni no están restringidos por la condición (3.13), y eso permitió factorizar Z, porque la distribución estadística para cada estado de una partícula dada por la (3.16), no depende de lo que ocurre con los demás estados. Sin embargo ésta simplificación tiene su precio: tuvimos que introducir el potencial químico, que no conocemos de antemano y que hay que determinar a posteriori imponiendo la condición: ∑n i =N (3.17) i es decir la condición (3.13), pero restringida a los valores medios. A partir del gran potencial U se obtienen las propiedades termodinámicas del sistema: U (T ,V , µ ) = −kT ln(Z ) = E − TS − µN (3.18) Para deducir las consecuencias termodinámicas usamos la relación de Euler: G = E − TS + PV = µN (3.19) Comparando ambas expresiones vemos que: U = − PV Todas las propiedades de interés las podemos obtener ahora a partir de Z o de las Zi. Las fórmulas anteriores valen tanto para sistemas de Bosones como de Fermiones. 14 (3.20) 3. El gas ideal Las distribuciones para Bosones y Fermiones Establezcamos ahora las diferencias entre Bosones y Fermiones. • Bosones: En un sistema de Bosones ni puede tomar cualquier valor entero positivo a partir de 0. Por lo tanto, sumando la serie geométrica que resulta de (3.16) obtenemos: Zi = 1 (ni = 0,1,2,…) 1 − e β ( µ −ε i ) (3.21) La probabilidad que el número de ocupación del estado i tenga el valor ni está dada por: P i ( ni ) = e β (µ −ε i )ni Zi (3.22) y entonces el número de ocupación medio del estado i está dado por: ni = ∂(ln Z i ) ∂µ T ,V ∑ n P (n ) = kT i i i todo ni (3.23) Usando la (3.21) y la (3.23) se obtiene la distribución de Bose-Einstein para los Bosones: ni = 1 e β (ε i − µ ) (3.24) −1 El potencial químico se determina pidiendo que: N = ∑ ni = ∑ i i 1 e β (ε i − µ ) −1 (3.25) donde pusimos N = N dado que las fluctuaciones se pueden suponer despreciables. • Fermiones: En un sistema de Fermiones ni toma solamente los valores 0 y 1 y la (3.16) se reduce a: Z i = 1 + e β ( µ −ε i ) (ni = 0,1) (3.26) Del mismo modo que para los Bosones, se obtiene para Fermiones la distribución de FermiDirac: 15 3. El gas ideal 1 ni = e β (ε i − µ ) (3.27) +1 y el potencial químico se encuentra a partir de la condición: N =∑ i 1 e β (ε i − µ ) (3.28) +1 Vale la pena señalar que en esta deducción no se usó en ningún momento la forma de las energías ε i por lo que es válida tanto para la forma clásica de de la energía como para la forma relativista. Cálculo de la presión Volviendo al gran potencial U podemos calcular: [( U = − PV = − kT ∑ ln Z i = −kT ∑ ln 1 + ae β (ε i − µ ) i i ) ] = − kTa ∑ ln(1 + ae a β (ε i − µ ) ) (3.29) i donde el parámetro a vale –1 o +1 para Bosones y Fermiones respectivamente. Si el volumen V es muy grande los estados de energía de la partícula individual están muy cercanos entre sí y podemos aproximar la suma por una integral. Es conveniente plantear el problema en el espacio de fases (x,y,z,px,py,pz). El número de estados con impulso lineal de modulo menor o igual que p esta dado por: 4πVp 3 N = gS 3h 3 (3.30) El factor g S se incluye para tener en cuenta la posibilidad de que los estados tengan también degeneración de spin. Podemos pensar a la cantidad V = 4πg SVp 3 / 3 como el volumen en el espacio de fases accesible a nuestra partícula. Así V = h 3 N , y cada estado ocupa un volumen h3 del espacio de fases. Diferenciando (3.30) obtenemos: dN 4πVp 2 = gS dp h3 (3.31) Despejando la presión de (3.29), reemplazando la sumatoria por una integral y utilizando la relación (3.31) para hacer un cambio de variables tenemos: 16 3. El gas ideal ∞ ∞ 1 4π P= ln 1 + ae β ( µ −ε ( p )) dN = g S 3 ∫ ln 1 + ae β (µ −ε ( p )) p 2 dp ∫ aβV 0 h aβ 0 ( ) ( ) (3.32) que se puede integrar por partes quedando: 4π P = gS 3 h aβ p 3 ln 1 + ae β (µ −ε ( p )) 3 ( ∞ β ∞ ae β (µ −ε ( p )) 3 dε + ∫ p dp β ( µ −ε ( p )) dp 0 3 0 1 + ae ) (3.33) donde el término evaluado se anula en ambos limites, por lo que queda: 4π ae β ( µ −ε ( p )) dε P = gS 3 ∫ p3 dp β ( µ −ε ( p ) ) 3h a 0 1 + ae dp ∞ (3.34) Por otro lado de la ecuación (3.23) podemos expresar el número de ocupación medio del estado i como: ( [( ∂ ln 1 + ae β ( µ −ε i ) ∂µ ni = kT ) ]) = 1 +e e a β ( µ −ε i ) β ( µ −ε i ) (3.35) Ahora en la ecuación (3.17) reemplazamos la sumatoria por una integral y realizamos el mismo cambio de variables de integración dado por (3.31) y resulta: N = ∑ ni = g S i e β (µ −ε ( p ) ) 4πV p 2 dp 3 ∫ β ( µ −ε ( p ) ) h 0 1 + ae ∞ (3.36) Combinando (3.36) y (3.34) podemos escribir la presión como: dε ae β ( µ −ε ( p )) p 2 p dp β ( µ −ε ( p )) ∫ 1 N 0 1 + ae dp = 1 N p dε P= ∞ β ( µ −ε ( p ) ) 3V 3V dp ae 2 p dp − β ( µ ε ( p ) ) ∫0 1 + ae ∞ (3.37) Teniendo en cuenta que v = dε / dp es la velocidad de la partícula y que en ningún momento de la deducción utilizamos la forma explícita de la energía podemos conseguir una expresión muy general para la presión que vale tanto para Bosones y Fermiones, relativistas o no relativistas: P= n pv 3 donde n es el número de partículas por unidad de volumen, o sea n = N / V . La relación general entre la energía y el impulso lineal de una partícula de masa m es: 17 (3.38) 3. El gas ideal ε 2 = p 2c 2 + m 2c 2 (3.39) y la velocidad de la partícula es: v= pc 2 ε (3.40) Límite no relativista Este límite supone que la velocidad de la partícula es mucho menor que la de la luz (c), entonces queda ε = mc 2 + p 2 / 2m y v = p / m , por lo que la (3.38) queda: 2 1 2 EK P = n mv 2 = 3 2 3 V (3.41) donde EK es la energía cinética interna total del sistema. Límite ultra relativista En este límite hay que suponer que la velocidad de la partícula es próxima a la de la luz, entonces queda ε = pc y v = c , por lo que la (3.38) queda: 1 1 Ek P = n cp = 3 3V 18 (3.42) 4. El equilibrio hidrostático 4. EL EQUILIBRIO HIDROSTÁTICO Combinando los resultados obtenidos en los Capítulos 2 y 3 estamos en condiciones de analizar el equilibrio hidrostático en diferentes casos. Equilibrio de un gas de partículas no relativistas Consideremos una nube de gas de partículas no relativistas bajo la acción de su propia gravedad y sostenido por su presión interna. El promedio de la presión según (3.41) es: P = 2 EK 3 V (4.01) donde EK es la energía cinética de las partículas del gas. La comparación con la presión necesaria para el equilibrio hidrostático (2.11) muestra que se debe cumplir la siguiente relación entre las energías cinéticas y gravitatorias: 2 E K + EGR = 0 (4.02) Si las partículas del gas no tienen grados de libertad internos excitados, la energía del gas es la suma de las energías cinética y gravitacional de las partículas, ETOT = E K + EGR . Esto último combinado con la ecuación (4.02) implica que la energía total se puede expresar sólo en términos de la energía cinética o bien de la energía potencial gravitatoria: ETOT = − E K = 1 EGR 2 (4.03) Las ecuaciones (4.02) y (4.03) son de vital importancia y describen las implicaciones del teorema del virial para este sistema en particular. Lo primero que debemos observar es que si tal sistema esta en equilibrio hidrodinámico, la energía total es igual a (menos) la energía cinética de las partículas del gas. Esto implica que una nube de gas fuertemente ligada tiene una alta energía cinética, en otras palabras está caliente. La segunda observación importante es que si el sistema evoluciona lentamente y se mantiene cerca del equilibrio, los cambios de la energía total están relacionados de forma simple con los cambios de la energía cinética y potencial. Por ejemplo, un descenso del 1% de la energía total implica un incremento del 1% 19 4. El equilibrio hidrostático en la energía cinética y una disminución del 2% de la energía potencial gravitatoria. Tales cambios caracterizan el comportamiento de muchos sistemas astrofísicos. Consideremos por ejemplo una nube de gas que esta perdiendo energía desde su superficie en forma de radiación. Si la energía perdida proviene de una disminución de la energía gravitatoria, entonces la nube se contraerá y se calentará. De hecho para la contracción cerca del equilibrio hidrostático, la mitad de la energía gravitatoria se pierde por radiación y la otra mitad produce un aumento de la temperatura que provee un aumento de la presión que se opone al incremento de la fuerza de gravedad de la nube en contracción y la mantiene cerca del equilibrio (pero contrayéndose). Por otro lado, si la energía perdida proviene de la energía liberada por las reacciones termonucleares en su interior, la energía total se mantiene constante y la nube no se contrae permaneciendo en equilibrio (dicho sea de paso el Sol se comporta de esta manera en la actualidad). Pero si las reacciones termonucleares liberan demasiada energía habrá un incremento de la energía total por lo que la estrella se expandirá y se enfriará. Inversamente, reacciones nucleares que absorben energía causan que la nube se contraiga y se caliente. Equilibrio de un gas de partículas ultra-relativistas La situación en este caso es bastante diferente que para las partículas no relativistas. Consideremos una nube de gas de partículas ultra-relativistas bajo la acción de su propia gravedad y sostenido por su presión interna. El promedio de la presión según (3.42) es: P = 1 EK 3 V (4.04) La comparación con la presión necesaria para el equilibrio hidrostático (2.11) muestra que se debe cumplir una relación distinta entre las energías cinéticas y gravitatorias que es la siguiente: E K + EGR = 0 (4.05) El equilibrio sólo es posible si la energía total es nula. O sea, que el sistema esté en el límite entre el estado ligado y el no ligado. De manera que si las partículas se acercan al límite 20 4. El equilibrio hidrostático ultra-relativista, el sistema se vuelve inestable. Este tipo de inestabilidad ocurre en estrellas donde una parte sustancial de la presión es aportada por la radiación (o sea por las partículas ultra-relativistas llamadas fotones). 21 5. El nacimiento de una estrella 5. EL NACIMIENTO DE UNA ESTRELLA Según parece la mayoría de las estrellas, como el Sol, nacen en lotes en grandes complejos de nubes comprimidas como la nebulosa de Orión. A estos lotes llamados cúmulos se los clasifica en dos grupos: los cúmulos abiertos y los cúmulos globulares. Los cúmulos globulares son regiones compactas con muchos miles de estrellas. El estudio del espectro indica que sus estrellas carecen de elementos pesados tales como Oxígeno y Carbono, lo cual sugiere que son estrellas viejas formadas con el hidrógeno y el Helio producidos por el Big Bang. Por otro lado los cúmulos abiertos contienen de 50 a 1000 estrellas ricas en elementos pesados, lo cual indica que son estrellas jóvenes formadas por materia enriquecida por elementos producidos por generaciones anteriores de estrellas, que quizás ahora son enanas blancas. En definitiva las nubes de gas y de polvo interestelares, los cuales se componen principalmente de hidrógeno, son la materia prima, que bajo ciertas condiciones colapsa debido a la atracción gravitatoria para formar las estrellas. Veamos cuáles son esas condiciones. Condiciones para el colapso gravitatorio En primer lugar el gas de la nube debe ser suficientemente compacto para que la fuerza gravitatoria supere la presión interna del gas. Es decir, la energía potencial gravitatoria debe ser mayor que la energía cinética interna. Consideraremos una nube esférica de gas de radio R y masa M que contiene N partículas cuya masa promedio es m a temperatura T. Para simplificar el problema consideraremos que la nube está compuesta por solamente por hidrógeno. Usando la ecuación (2.09) escribimos la energía potencial gravitatoria como: EGR = − f GM 2 R (5.01) donde f es un factor que depende de la distribución espacial de masa en la nube. Para una densidad uniforme f = 3 / 5 , pero para simplificar tomaremos f = 1 . 22 5. El nacimiento de una estrella Como vimos en el Capítulo 3 podemos escribir la energía cinética como: EK = 3 NkT 2 (5.02) La primera condición para el colapso nos dice que la energía potencial gravitatoria debe ser mayor que la energía cinética interna: EGR > E K (5.03) lo que implica que la nube debe tener una masa mínima M > M J , donde: MJ = 3 kT R 2 Gm (5.04) Esto impone una condición para la densidad promedio mínima necesaria para el colapso: 3 ρ > ρJ = 4πM 2 3kT 2Gm 3 (5.05) En las ecuaciones (5.04) y (5.05) el subíndice J indica el valor crítico a partir del cual se produce el colapso gravitatorio, a MJ y ρJ se les conoce como la masa y la densidad de Jeans respectivamente. Lo más usual es trabajar con la densidad de Jeans, se ve claramente que la condición requerida para el colapso es, en esencia, una condición sobre la masa de la nube. Por ejemplo, una nube de hidrógeno molecular a 20K de temperatura con una masa de 2 ×10 33 kg (que equivale a 1000 masas solares) se contrae si está contenida en un volumen tal que su densidad sea de 10 −22 kg/m3 o sea 10 5 moléculas por metro cúbico, en tanto que una nube con la masa del Sol necesita más o menos una densidad un millón de veces mayor. Estas consideraciones sugieren que la condensación de nubes de gas en estrellas se da por etapas. Primero, una gran nube que puede ser miles de veces más masiva que el Sol se contrae. Recién cuando adquiere una densidad media suficientemente grande las inhomogeneidades dentro de la nube darán lugar a la formación de nubes más pequeñas capaces de contraerse por sí mismas. Entonces la gran nube queda fragmentada en pequeñas nubes de masa comparable con la del Sol dando lugar a un cúmulo de estrellas en formación. A las estrellas en formación se las llama preestrellas o protoestrellas. 23 5. El nacimiento de una estrella Contracción de una protoestrella La ecuación (5.05) nos indica que una nube de masa comparable con la del Sol a la temperatura de 20K y cuya densidad es de 10 −16 kg/m 3 , es decir una protoestrella, es capaz de contraerse independientemente. Esta tendrá un radio aproximadamente de 1015 m , un millón de veces más grande que el Sol, y seguirá colapsando si la energía potencial liberada no se convierte en energía térmica que aumente la presión. Esto es posible si esta energía es utilizada para disociar las moléculas de hidrógeno y luego para ionizar los átomos. La energía necesaria para disociar moléculas de hidrógeno es ε D = 4.5 eV y para ionizar un átomo de hidrógeno es ε I = 13.6 eV . Por lo tanto, la energía necesaria para disociar e ionizar todo el hidrógeno de la protoestrella es: M M εD + εI mH 2m H (5.06) donde mH es la masa de un átomo de hidrógeno. Si toda esta energía proviene de la energía gravitatoria liberada durante la contracción desde un radio inicial R1 hasta un radio R2 podemos decir que: GM 2 GM 2 M M − ≈ εD + εI R2 R1 2m H mH (5.07) En particular, para disociar e ionizar el hidrógeno de una protoestrella con una masa igual a la del Sol (M=M=1.989x1030 kg) es de 3x1039 J. Si el radio inicial es R1≈1015m y el radio final R2≈1011m, se contrae por un factor 104 hasta alcanzar un radio 100 veces más grande que el del Sol en la actualidad. El tiempo necesario para este proceso se puede calcular utilizando la ecuación de caída libre (2.07) y resulta ser de unos 20000 años. Cuando gran parte del hidrógeno quedó ionizado, la protoestrella se vuelve opaca a la radiación que ella misma produce y la energía potencial liberada por la contracción no tiene más remedio que convertirse en energía térmica de los electrones y los iones, por lo que la presión aumenta, la contracción se hace mas lenta y el sistema tiende al equilibrio hidrostático. Si la masa del sistema no fuera suficiente el sistema alcanzaría el equilibrio y terminaría su evolución sin 24 5. El nacimiento de una estrella convertirse en una estrella, como es el caso de Júpiter, que es un planeta gaseoso cuyo núcleo esta compuesto por hidrógeno ionizado. Para estimar la temperatura media interna usamos el teorema del virial para calcular la energía cinética interna y la gravitacional cuando el sistema está cerca del equilibrio. La energía cinética de la protoestrella con una temperatura T esta dada por: EK ≈ M 3kT mH (5.08) Cuando la protoestrella alcanza el radio R2, es decir cuando termina la caída libre, el sistema tiene una energía potencial: EGR ≈ − M GM 2 M εD + εI ≈ − R2 2 m m H H (5.09) Usando el teorema del virial para partículas no relativistas (4.02): 2 E K + EGR = 0 (5.10) obtenemos que la protoestrella se aproxima al equilibrio hidrodinámico a una temperatura dada por: kT ≈ 1 (ε D + 2ε I ) ≈ 2.6 eV ⇒ T ≈ 3×10 4 K 12 (5.11) Esta temperatura es ahora independiente de la masa de la protoestrella. Como ya dijimos la estrella se va volviendo opaca a la radiación, la cual regula la cantidad de energía que escapa de la misma. Esta característica será la que gobernará la contracción y evolución de la protoestrella en la siguiente etapa. Como se encuentra cercana al equilibrio podemos volver a usar el teorema del virial aplicado a partículas no relativistas (4.02) y (4.03): la mitad de la energía gravitatoria liberada escapa como radiación y la otra aumenta la temperatura y la presión interna generando un ámbito propicio para la producción de reacciones termonucleares, específicamente para la fusión del hidrógeno en Helio. En este momento la energía liberada por la fusión proveerá la energía radiada y la protoestrella dejará de contraerse, como ya explicamos en el Capítulo 4. El colapso gravitatorio de la protoestrella ha quedado detenido, convirtiéndose ésta en una verdadera estrella. 25