Los animal spirits y las pasiones humanas A finales de 2009, G. Akerlof y R. Shiller publican un libro cuyo título en inglés coincide con su título en castellano: Animal Spirits (Editorial Planeta. Barcelona, 2009). Este libro se suma a uno de los debates más interesantes que se están dando actualmente en el campo de la teoría económica. Veamos. En los últimos treinta años la macroeconomía se ha visto envuelta en profundas transformaciones. En los años ochenta la revolución consistió en la formulación de los modelos de concurrencia imperfecta, economías de escala y rendimientos crecientes que, por ejemplo, transformaron completamente las ideas que teníamos sobre el comercio internacional. En los años noventa les tocó el turno a los modelos de crecimiento endógeno. Hasta ese momento, la tecnología, la innovación, el crecimiento demográfico y algunas otras variables venían dadas exógenamente (eran datos externos). Esto significaba, por ejemplo, que la tecnología era fruto del azar y de origen aleatorio, tal y como le había ocurrido a Fleming con la penicilina o a la señora Curie con el radio y con el polonio. Ahora, los modelos de crecimiento endógeno hacen depender la tecnología disponible de los gastos (privados y públicos) en I+D y, otro ejemplo, la tasa de natalidad no es un dato externo sino que pasa a ser función del gasto en educación, del diferencial de salarios por género o de la tasa de actividad que tenga una determinada población. En los años dos mil parecía que el tema iba a ser la economía regional de la mano de la nueva geografía económica. Pero lo cierto es que un tema central en esta década es la puesta en cuestión de un fundamento básico de la economía neoclásica: la racionalidad de los agentes económicos. La economía teórica parte del supuesto que los asalariados tratan de maximizar sus salarios, los empresarios sus beneficios, los inversores sus rendimientos, los consumidores su utilidad y así sucesivamente. Y que el comportamiento de las personas en sus distintos roles es un comportamiento racional. Racional bajo el punto de vista de la defensa de su interés individual (absolutamente legítimo). El libro de Akerlof y Shiller va precisamente en la línea de introducir interrogantes en el comportamiento racional de los agentes. Las pasiones humanas (los animal spirits) explican como las ideas preconcebidas sobre la justicia social interfieren en la determinación de los salarios, en la distribución de la renta o en el sistema de ingresos y gastos públicos. La ilusión monetaria es también irracional en la medida en que desliga el valor del dinero de su capacidad adquisitiva, es decir, del nivel de precios y su evolución (la inflación). Por eso los trabajadores somos tan reacios a admitir disminuciones en los salarios nominales aunque los precios disminuyan. La segunda parte del libro resulta particularmente interesante porque analiza la actual crisis económica bajo el punto de vista de decisiones en economía presididas por las pasiones humanas (frecuentemente irracionales). En España conocemos bien el tema. Los humanos tendemos a prever el futuro basándonos en la experiencia del pasado. Cuando entramos en el Euro no nos dimos cuenta que la experiencia del pasado (por ejemplo, tipos de interés de dos dígitos e inflaciones muy altas) ya no nos servían para analizar el futuro: inflaciones y tipos de interés made in germany. Las pasiones humanas hicieron el resto: aprovechar la ocasión para endeudarse siguiendo un comportamiento en manada como si los tipos de interés bajos fueran algo coyuntural y pasajero. No nos dimos cuenta de que el Euro vino para quedarse. Hasta hace unos años la Economía trataba de imitar a la Física en un intento desesperado por aparentar ser una ciencia más. Afortunadamente ahora trata de aprender de la psicología, de la historia y de las ciencias humanas en un intento de ser un conocimiento útil a la sociedad. Y este libro va en esta última línea. Bienvenido sea. Julio G. Sequeiros Tizón. Catedrático de Economía en la U.D.C.