Al enfrentar situaciones desagradables: Ser que precisamos

Anuncio
Al enfrentar situaciones desagradables: Será que precisamos Inevitablemente
sufrir?
por Bel Cesar - [email protected]
Traducido por Melissa Park [email protected]
Dando continuidad al estudio sobre los 12 Hilos de Interdependencia – enseñanzas budistas que nos
incentivan a romper el hábito de sufrir - hoy vamos a estudiar el séptimo Hilo, llamado sentimiento
interdependiente.
El séptimo Hilo depende del hilo anterior, el contacto interdependiente. En la dependencia del contacto,
generamos el séptimo hilo. En cuanto el contacto conoce un objeto como agradable, desagradable o
neutro, el sentimiento es el factor mental que experimenta el objeto como agradable, desagradable o
neutro. Siempre que conocemos un objeto, generamos una sensación agradable, desagradable o neutra.
Lama Gangchen explica, en su libro Auto-cura Tantrica III (Ed. Gaia): “El resultado de la causa y
condición del surgimiento interdependiente negativo del factor mental llamado contacto, que
subjetivamente entiende los objetos del mundo externo como deseables, neutros o repulsivos, es nuestro
sentimiento samsárico poluído surgiendo inter-dependientemente, el que vivencia subjetivamente los
objetos impuros del mundo externo como deseables, neutros o repulsivos. Nuestros sentimientos laceran
y perforan nuestros sentidos y nuestra mente permanentemente de día y de noche, como flechas
perforando nuestros ojos. Nuestro sentimiento surgiendo inter-dependientemente hace que las sombras
de nuestro apego y rabia egoístas se desenvuelvan y crezcan: la auto-destrucción - lo opuesto de la
auto-cura”.
Esta vivencia subjetiva es el resultado de todo lo que ya asimilamos anteriormente. Esto es, vivenciamos
el momento presente de acuerdo con las experiencias que acumulamos en el pasado y los recelos que
tenemos con relación al futuro. Por lo tanto, la mayoría de nuestros problemas advienen de la
interpretación que hacemos de ellos.
Según los maestros budistas, la mayor parte de nuestros problemas son intelectuales, pues
racionalizamos erróneamente los hechos de nuestra vida. Vivenciar algo como agradable, desagradable
o neutro depende totalmente de nuestra interpretación. Esto no quiere decir que bastaría colocarnos
lentes de color de rosa para ver siempre todo positivamente, pues continuaríamos interpretando la
realidad igualmente de modo exagerado y fantasioso.
Lama Yeshe escribe, en su libro Il potere della saggezza (El poder de la sabiduría - Ed.Chiara Luce,
Itália):
“La mayoría de los problemas de la humanidad son intelectuales, ya que las relaciones sociales son
excesivamente condicionadas por el intelecto y por la racionalización. Claro que existen problemas
oriundos de la intuición, pero la causa principal de los problemas de nuestra vida, como los desequilibrios
emocionales y la ansiedad, vienen del intelecto, de nuestro modo errado de pensar. Estamos siempre
intelectualizando y ese es nuestro mayor problema”. [ ...] “Podemos observar que en nuestro mundo
moderno, la mayor parte de los problemas humanos se originan en las relaciones conflictivas de las
personas. El problema es que usamos el intelecto de manera antinatural; somos tan poco realistas que
estamos constantemente perdiendo contacto con la realidad. Por ejemplo, cuando describimos una
manzana decimos: “Ella es así y asa, es fantástica, tiene un color maravilloso, y por eso a mi me gusta”.
Describimos las cosas de una manera tan exagerada que terminamos con la mente conturbada; pues
todo es el resultado de nuestras fantasías engañosas”.
Lama Yeshe está alertándonos que nuestros problemas existen porque atribuimos cualidades
exageradas a la realidad externa. Exageramos tanto en nuestras interpretaciones, que llegamos a olvidar
que somos nosotros mismos quienes estamos atribuyendo las cualidades a los objetos! Sólo podemos
ver a alguien bello o feo, agradable o desagradable de acuerdo con nuestros padrones culturales y
personales. Nadie es bello por si mismo!
De acuerdo con el budismo, podemos liberarnos de los condicionamientos pasados si aprendemos a
examinar nuestra propia mente.
Delante de una situación aparentemente desagradable, podemos parar y analizar: esta situación es de
hecho desagradable? Será que preciso vivenciarla aún así? O será que puedo relajarme un poco y
encararla de otra manera?
Un ejemplo simple, y muy cotidiano: estar atrapado en el tránsito. Será que precisamos inevitablemente
sufrir? De hecho, intuitivamente sabemos que no. Podemos proporcionarnos una nueva visión.
El problema es que habitualmente pensamos: “Yo soy así y no se como cambiar". Pero, en vez de
dejarnos llevar por el intelecto, podemos aprender a usar nuestra intuición.
Según la psicología budista, todos nosotros poseemos una sabiduría discriminatoria innata, que sabe
intuitivamente evaluar lo que vale la pena o no. Pero en general no estamos en contacto con nuestra
intuición, pues estamos dominados por las ideas fijas y pre-conceptuadas cultivadas por el intelecto!
Para entrar en contacto con ese potencial intuitivo de sabiduría discriminatoria, precisamos aprender a
relajar la mente para observarla con cierta distancia.
La meditación es una técnica extremamente útil para este propósito. Por medio de ella, podemos
observar nuestra mente como un objeto externo a nosotros mismos. De esta forma, vivenciaremos
nuestros conflictos emocionales al mismo tiempo que podremos observar como nuestra mente reacciona
en relación a ellos. Así, estaremos apenas observando nuestra mente, esto es, no interpretaremos
nuestros pensamientos. Es como escuchar un gran chisme sin dejarse llevar por los conceptos
convencionales.
Atención: este estado no significa ser indiferente a nuestras emociones, pero sin estar atentos a ellas:
estamos altamente interesados en conocerlas. Queremos honestamente aprender como funciona
nuestra mente delante de determinado conflicto emocional.
Así, de a poco adquirimos un nuevo espacio interno, donde somos capaces de movernos con más
flexibilidad y encontrar una manera de no ser dominados por los padrones mentales habituales. Lama
Yeshe agrega: “En este espacio interno podemos retornar a mover nuestra mente de manera natural,
libre de la artificialidad creada por los conceptos del intelecto. Por esta razón se dice que la meditación
no es creada para sustentar más una artimaña del intelecto, pero si para la acción. Así, cualquier acción
puede convertirse en una meditación. Por ejemplo: podemos barrer la casa pensando que estamos
purificando nuestra negatividad”.
La próxima vez que usted sienta miedo, por ejemplo, recuerde que el miedo en general surge justamente
de nuestra tendencia de interpretar los eventos que no precisan de interpretación. Interpretamos las
cosas de antemano. Recuerde que el exceso de intelectualidad perjudica nuestra intuición. Relájese,
observe su mente y pregunte a si mismo: “No será que estoy exagerando”? Es bien probable que si.
Entonces, simplemente lleve su mente para la acción más próxima, en la cual usted puede actuar
naturalmente.
Descargar