Alex, el tiempo como apremio

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Alex: el tiempo
como apremio
Haydée Montesano
Es la primera entrevista de Alex, el Dr. Paul Weston lo recibe con un saludo cordial; confirma el nombre del entrevistado, al tiempo que lo hace pasar.
Ingresa al consultorio abarcando el espacio con la mirada, se aproxima a la
biblioteca para inspeccionar algunos objetos; mientras recorre, pregunta por
las reglas, las básicas; el Dr. Weston no atina a responder de inmediato. Para
más precisión, define su rol: “Soy el cliente”; el terapeuta agrega: “Aquí el
cliente siempre se equivoca”, aclarando que es un chiste de terapeutas.
Hay en esta respuesta una maniobra interesante del terapeuta; no recita las
reglas, pero deja establecido un principio que inscribe lugares, los fundamentales para sostener una posición que excede la noción de rol. Esto se
puede interrogar desde el primer movimiento, a partir del capítulo de
encuadre; lo que a primera vista parece ser un posible déficit (Paul no le
expresa cuáles son las “normas básicas”) pero sin embargo, al aceptar que
Alex es el cliente simultáneamente instala la ambigüedad del equívoco, tal
vez anticipando que esa será la principal de las “Ground Rules”, tal como en
un momento de la entrevista le explicita. Esto permite pensar al menos dos
cuestiones; por una parte, el problema que surge cuando la intervención se
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transforma en “obediencia” si de manera automática se indica un conjunto
de regulaciones preestablecidas; por otra parte, el capítulo del encuadre, aún
en su análisis en el 1° movimiento, pone en interrogación el momento
oportuno de introducir el conjunto de acuerdos para iniciar un tratamiento. En este sentido, en general diríamos que un psicólogo puede manejar y
calcular la oportunidad; sin embargo el caso que nos ocupa muestra que el
tiempo es un elemento clave; Alex en su manera de hacer lazo pone en
jaque el tiempo del Otro; lo “apura”. Esto quedará relacionado, en gran
medida, con el tema de la confidencialidad, cuando al finalizar la entrevista,
el Dr.Weston se encuentre con el planteo del entrevistado, sin que ese punto
se haya presentado en la entrevista, en tanto la actitud de Alex es la de controlar el tiempo, el momento oportuno de introducir ciertos temas, etc.
La intervención “chiste” de Paul es la pauta para entender desde qué lugar
sostendrá su escucha, que aunque aparenta ser un tanto dubitativa, en realidad no se aviene al “obediente” que oye (según pretende Alex).
El Dr. Paul se sienta en su sillón, indicando con un gesto el lugar para Alex;
él, antes de sentarse, le pregunta si lo conoce, el Dr. dice que no - Alex se dirige a Weston para ponerlo a prueba- le dijeron que es el mejor terapeuta, que
está en sintonía con lo que lo rodea; cuando ya se acomoda en su sitio vuelve a insistir si lo reconoce. Paul continúa negando y pregunta si debería conocerlo. Alex vuelve al punto de haber investigado para tener al mejor terapeuta, tal como procede con el dentista o el mecánico. Lo inquiere respecto de si
usa internet, Paul no responde de un modo categórico, parece indeciso sobre
la respuesta, Alex no se detiene, poco le importa, sigue adelante con lo que
quiere decir, se presenta como el asesino de madrasa. Explica que pertenece a
la Marina de EEUU; Inteligencia Naval le dio un blanco para atacar desde el
aire, supuestamente se trataba de un bunker de activistas en Bagdad, pero se
equivocaron y era un lugar en el que estudian niños, una madrasa. Cuando
dispara la bomba desde el aire mata a 16 niños. Por otra parte, y en lo que él
calcula como otra falla de Inteligencia, su identidad quedó revelada y su foto
está en internet; miles de fanáticos piden “su cabeza en bandeja” y ofrecen el
paraíso y 40 vírgenes a quien lo mate. Si bien el Dr. Paul guarda silencio, cierto gesto de alerta parece llevar a Alex a aclarar –sin que Paul lo demande- que
no tiene problemas de conciencia, a él le indicaron una misión, un blanco y
cumplió; con el ajustado margen de dos segundos, la precisión quirúrgica de
su acción le permite dormir tranquilo. La misión cumplida le permite decir
que él no le falla al sistema. El error –de Inteligencia Naval- no le atañe, su
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parte fue cumplida con eficiencia. El Dr. Paul intenta recapitular algunos
datos, atento a la magnitud de lo que escucha; en cuanto menciona a la Fuerza
a la que pertenece Alex, se equivoca y dice “ejército”; con tono autoritario lo
corrige: ¡Marina! Doctor ¡escuche!. En ese punto irrumpe con un alegato
encendido sobre “todo lo que la Marina hace para que el sistema funcione
[…] para que usted pueda sentarse aquí y escuchar”.
En relación a este momento de la entrevista, se puede vislumbrar una
línea de argumentación que introduce para Paul el sesgo de “ciudadano”
que trabaja como psiquiatra y psicoanalista, que vuelve a introducir el problema de la obediencia, ahora en relación a los “deberes del buen ciudadano”. Este punto puede retornar y comprometer la posición del terapeuta
frente al dilema en la confidencialidad, ya que en este caso, comprometería
algo más que la privacidad de paciente.
El Dr. Paul pregunta cuándo supo que habían muerto niños.
Paul pregunta introduciendo otra línea en la trama que propone Alex, tal
vez se pueden calcular indicios que señalan que lo hace por el impacto que
genera en él ese hecho, ponderando, desde su valoración, que esto no podría
dejar indiferente a Alex.
Alex, restando valor al punto interrogado, le informa que fue al otro día
por internet; rápidamente y reafirmando la falta de interés que tendría ese
punto (los niños asesinados); con cierta impaciencia le dice que su rutina se
divide en dos: preparación vs. ejecución; se revisan los blancos, se establece
el plan y luego se ejecuta. Para ver por internet la noticia “se escapó”; sus
superiores revisan y controlan todo; “no hay dónde esconderse”. Agrega: es
una gran tarea. Para ejemplificar, trae las palabras de su padre cuando murió
la madre de Alex: “un año para poner papeles al día”, “cosas con que lidiar”.
El padre argumentó que “ella no sabía que iba a morir”.
Que Alex pueda introducir este “ejemplo” puede relacionarse a lo señalado anteriormente, la otra línea que introduce Paul y que Alex parece no
tomar directamente, pero hace resonancia con un momento de su historia.
Frente a este relato, Alex tiene un cambio en la expresión, parece conmoverse; frente a una pregunta del terapeuta, él confirma que estaba sorprendido ante la actitud de su padre; en ningún momento lo vio desmoronarse.
Para culminar su sorpresa, el padre, antes de cumplirse el año de la muerte
de la madre de Alex, se casa. Esto es incomprensible para él, no puede
entender que luego de “toda una vida juntos”, no derramó ni una lágrima
y además pudo volver a casarse.
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El Dr. Weston, le señala la asociación posible entre estos dos hechos: el
vuelo –la misión que llevó a cabo- y la muerte de su madre.
Esta intervención es desde el cálculo.
Nuevamente Alex encuentra la ocasión de descalificar las intervenciones
del terapeuta para dirigir la entrevista: “Muy inteligente de su parte, pero no
tiene relación alguna”. Para reforzar su dicho afirma que la muerte de su
madre fue el evento más traumático hasta ahora, lo que según él, contrasta
con la misión: “fue una más para Alex” (nombrándose en tercera persona)
“No hay comparación”, concluye.
Informa que está de licencia, dato que Alex da en razón de lo que él decide como oportuno, ya que permanentemente descalifica los intentos de Paul
en dirigir la entrevista. Paul pregunta qué hace para relajarse o entretenerse;
Alex le responde que no trate de adelantarse. Luego dice: soy corredor.
Introduce el relato que refiere como “entretenimiento”: desafió a su
amigo gay a correr algunos kilómetros; a medida que avanzaban, Alex
doblaba la apuesta a Daniel (nombre del amigo, que informa por una pregunta de Paul), el amigo se opone, Alex insiste; refiere que está corriendo
en condiciones inadecuadas, no sólo por la cantidad de kilómetros, además
no llevan agua. A los 35 km. sufre un infarto y le dice a Paul: “me morí”.
Ante la expresión de Paul y una pregunta que apunta a confirmar lo escuchado, Alex responde que es “un caso de libro”, clínicamente muerto. Con
una sonrisa desafiante le dice: “Ahora lo voy a decepcionar” (Paul guarda
silencio) “No quiere saber por qué lo voy a decepcionar? El túnel, la luz,
etc” (Paul le aclara que él no pensaba en eso). Alex relata que los demás se
decepcionaron, su padre, su esposa (a quien menciona por el nombre y es
por una pregunta de Paul que él aclara que se trata de su esposa). El Dr. le
pregunta si cree que los decepcionó al no haber tenido esa experiencia.
Alex niega con la cabeza y dice que nadie supo lo que le pasó por la
mente, ya que en cuanto no hubo túnel ni luz a nadie le interesó.
Paul le pregunta al respecto. Alex responde en esta secuencia:
-“Yo sabía lo que ocurría”
-“Uno se da cuenta”
-“Usted teme que sea el final”
Esta secuencia es muy interesante para pensar cómo la posición enunciativa en el discurso se va alejando hasta la extrañeza con relación al tema de la
muerte, tratando de minimizarla y, sin embargo, la busca como “otro”, el del
“tú”, el especular.
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Afirma que todo ese tiempo, que no sabe cuánto fue, trató de saber si
tenía una erección. Refiere algo que le contó su abuela cuando él estaba
en la escuela secundaria. Cuando su abuelo murió, a los 92 años, la abuela lo
encontró en la bañadera muerto y con una erección. Es el regalo final que
Dios le hace a un hombre, la erección del muerto, lo llaman: “lujuria de
ángel”. Alex dice que le pidió al Todopoderoso que no le envíe la erección;
no quería morir. En ese punto el terapeuta le plantea la posibilidad de relacionar ese pedido con la presencia de Daniel; Alex se ríe y dice: “la erección de
un muerto”. El Dr. lo remite al chiste del “cliente siempre se equivoca”, introduciendo el objetivo de un tratamiento, ubicado en el hecho de “lo que
alguien le oculta al terapeuta y a sí mismo”. Alex se ríe y dice: “¿Entonces mi
secreto es que le temo a los homosexuales?”. Su tono es descalificador con el
señalamiento de Paul. Retoma el punto que le interesa, los instantes previos a
“perder el conocimiento”; vuelve a su frase y dice que es cómica, el Weston
le pregunta por qué sería cómica. Alex dice que esa es una frase típica del
padre: siempre en términos de “perder o ganar”. Paul vuelve a intentar un
señalamiento respecto de la asociación con la figura paterna. Alex cuestiona
nuevamente al terapeuta, intentando imponer su propio tiempo sobre los
temas. Paul reacciona poniendo al descubierto la maniobra de Alex en lo que
refiere a ponerlo a prueba, en hacer que el terapeuta se ajuste a los estándares
que trae Alex. Este le responde que es razonable haberlo investigado y corroborar si es el mejor terapeuta; agrega que no puede abrirse ante un desconocido, ubica riesgos en mostrar su intimidad ante un desconocido.
Paul le pregunta qué espera hallar y cómo sabrá que él es el mejor terapeuta.Alex responde que lo sabrá cuando Paul le dé su opinión sobre lo que él vino
a hablar. Relata sobre el momento en que quedó en el “freezer”. Paul intenta
avanzar sobre el tema y Alex lo detiene al tiempo que le señala (al modo de un
desafío) que le habían dicho que Paul era un buen oyente. Comenta que es un
record, pasó 48 horas freezado, largo tiempo en el túnel. En ese punto Paul le
recuerda que no había túnel, a lo que Alex responde: “No, lamentablemente”.
Refiere que en esas 48 horas lo que recuerda es la sensación de agotamiento,
fundamentalmente mental. Luego vino el alivio del éxito de volver.
El terapeuta le plantea que hay algo interesante en todo eso, dado que por
una parte, se puede pensar un fuerte deseo de vivir por parte de Alex, pero
por otra parte, la decepción de aquellos que esperaban el relato sobre el
túnel. Paul insiste sobre el tema de decepcionar a los otros.
Alex se desentiende de esa hipótesis, argumentando que él fue un caso en
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un millón; que es de una élite militar, la crema de la crema; que en definitiva le han otorgado talento, no es una decisión personal; se describe como
una persona perfecta que la “vida escoge”.
Llegó el momento para Alex de platear el objetivo de su consulta: le pide a
Paul su opinión respecto de volver a la madrasa en la que murieron los niños.
Ese fue el pensamiento que se impuso apenas volvió del “freezer”. El terapeuta
pregunta (acentuando sus palabras) si quiere volver a ese lugar. Alex afirma que
es así y si Paul también opina como su amigo Daniel, quien le dijo que era una
locura, que le haría mal. Le pidió que consulte con un psiquiatra o psicólogo.
Allí está Alex esperando la opinión de Paul, quien se permite exponer su
hipótesis clínica: Alex busca expiar lo que hizo en la misión; argumenta
tomando en cuenta el episodio de la carrera y su esfuerzo extremo, indicando
que tal vez no quiere volver al servicio.Alex retruca que está equivocado, que
él lo que más quiere es volver a volar, pero quiere volver al lugar. Piensa regresar por fuera de la Marina, integrando un grupo de ayuda humanitaria. Paul le
pregunta si advierte las ramificaciones de esa acción, con fanáticos que quieren matarlo.Alex dice que es imposible reconocerlo por la foto de internet.
Paul podría tomar en cuenta que Alex estaba convencido que él lo reconocería por la foto de internet.
La intervención del terapeuta apunta a señalar la dificultad que tiene para
hacerse responsable de sus cosas, en la medida en que siempre hay “otros”
que definen su vida, en relación a este punto Paul le indica el lugar en el
que Alex quiere ubicarlo, en la misma línea que a sus supervisores de la
Marina; le propone finalmente si aceptaría ser él mismo el que comande su
vida. En este punto Alex parece perder su compostura, le pide una taza de
café, a lo que Paul responde que ya es la hora. Alex le dice que aún tenía
cosas para hablar, a lo que Paul le responde que se alegrará mucho de volver a recibirlo. Alex lo mira fijamente y le responde que no escuchó, él está
saliendo esa noche hacia Bagdad. Lo acompaña a la puerta de salida. Alex le
pregunta si no le desea suerte en su viaje, a lo que Paul asiente.
Cuestiones deontológicas
La presentación de este material nos permite ubicar principalmente, en
su articulación deontológica, clínica, jurídica y ética, el capítulo de
Confidencialidad (IBIS Cuestiones éticas en la práctica clínica); quedando
involucrados, además, otros capítulos en relación al caso.
La confidencialidad es uno de los bienes jurídicos que las normativas
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deontológicas tutelan, tal como se establece en los Principios éticos de los
psicólogos y Código de conducta de la APA (2002) en el apartado 4
Confidencialidad y Privacidad; sin embargo, frente a situaciones en las que la
aplicación de esta normativa genera conflicto con un bien superior protegido, se hace lugar a las excepciones que las propias normativas contemplan; tal el caso de la suspensión del secreto profesional frente a situaciones que ponen en riesgo al paciente o terceros, según se fundamenta en el
punto 4.05 Revelación de información, que integra el apartado 4 A.P.A.
(2002) previamente citado. Allí se expresa que:
…b) Los psicólogos revelan información confidencial sin el consentimiento del individuo en los casos que indica la ley, o cuando esta lo permita para fines legítimos, tales
como (1) proveer servicios profesionales necesarios; (2) obtener consultas profesionales
apropiadas; (3) proteger al cliente/paciente, al psicólogo o a otras personas de daño; u
(4) obtener del cliente paciente el pago de los servicios, en cuyo caso la revelación estará limitada al mínimo necesario para alcanzar tal propósito.
Sostenemos que el problema central en este material es el de la confidencialidad, en la medida que el punto que el entrevistado presenta como motivo de
su consulta es requerir la opinión del terapeuta en lo que respecta a una
decisión que entraña riesgo y que no está dispuesto a posponer.
Una primera aproximación, apoyada en el campo deontológico, nos permitiría especificar que la interrogación respecto de suspender el secreto profesional, se encuadra en el potencial riesgo para el paciente, determinado
fundamentalmente por la inminencia de la acción riesgosa del entrevistado.
Sin abrir aún la dimensión clínica del caso, podemos configurar un conjunto de consideraciones que hacen a establecer los problemas involucrados que
afectan a la mantención del secreto profesional. El paciente va encarar una
acción que representa un riesgo de vida, en tanto su cabeza tiene precio y su
foto circula por internet; el punto que complejiza la situación es que esa misma
noche estaría viajando hacia “su destino”, restando tiempo para cualquier
maniobra terapéutica que permita posponer la ponderación de la suspensión del
secreto. A su vez, el otro aspecto que se constituye en problema es establecer, en
caso de levantar el secreto, a quién debería dirigirse el terapeuta para detener la
acción de riesgo. Según la información aportada por el paciente, las personas
próximas a él son: el padre, la esposa, el hermano y su amigo Daniel; además, se
podría tomar en cuenta a la Marina, en tanto institución a la que pertenece el
paciente y también a la organización de ayuda humanitaria a la que se sumó el
paciente, bajo el desconocimiento de esta última. Antes de abrir el análisis de los
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aspectos hasta aquí enumerados, con la inclusión de la dimensión clínica, nos
vamos a detener en un aspecto que surge como interrogación a partir de la pertenencia del paciente a la Marina. No se desconoce que el lugar al que quiere
regresar forma parte de un objetivo militar, si bien, se sumaría a una visita humanitaria, él lo haría de manera clandestina; en este sentido cabe preguntar si acaso
su presencia allí no podría ocasionar un riesgo para los que integran ese contingente humanitario y a su vez involucrar a una institución gubernamental con
potenciales consecuencias que involucren a la Nación.
Otro aspecto a tomar en cuenta para ponderar el levantamiento del secreto, es que, en el otro polo del riesgo se encuentra el derecho a la autodeterminación; en el plano de la dimensión deontológica este punto quedaría
relegado, dado que el riesgo a terceros invalidaría este derecho, en tanto esos
terceros no podrían contar con esta posibilidad.
Una consideración específica al capítulo de los Derechos Humanos
En el mapa IBIS, “Cuestiones éticas en la práctica clínica”, el octavo capítulo muestra el desagregado de cuatro aspectos que integran las temáticas
involucradas en el campo de los DDHH que podrían interrogar la práctica
clínica de la psicología. Un conjunto de preguntas orientan, en cada ítem,
los posibles problemas o aun dilemas que pueden suscitarse para el psicólogo que debe ponderar si alguno de los aspectos enunciados comprometen
el tratamiento. Para el Dr. Weston, en esta primera entrevista con Alex, se
manifiestan los siguientesindicadores:
1- Tiene ante sí un consultante que pertenece a las Fuerzas Armadas de
su país, desarrollando tareas que involucran acciones de Estado, reguladas por
una codificación específica.
2- El motivo manifiesto de consulta está fuertemente comprometido con
su pertenencia a la Fuerza.
3-Por un error de Inteligencia, Alex atacó un blanco equivocado, asesinando niños, lo que ha planteado una potencial acción de venganza por
parte de grupos fundamentalistas, caracterizados como enemigos desde la
lógica de las Fuerzas Armadas.
En el caso que nos ocupa, la articulación se produce con el tercero de los
ítems, que ubica situaciones potenciales en las que están comprometidos el
terrorismo y la violencia de estado.
Un asunto a considerar es si Paul Weston podrá sostener su lugar de terapeuta a resguardo del impacto personal que pudiera generarle la actitud de
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Alex frente a los hechos relatados; tanto sea por aprobación o rechazo, la
neutralidad puede quedar afectada.
En otro sentido, también se suscita el problema de advertir que la pertenencia a una fuerza de seguridad que forma parte del aparato estatal, involucra la existencia de codificaciones que Weston desconoce. Enlazado a esto,
se plantea el tema de confidencialidad, ya abordada en el punto precedente,
pero que a la que hay que agregarle la circunstancia específica que compromete razones de Estado de las que el Dr. Weston no tiene información.
Este análisis del aspecto deontológico se articula a la clínica, en la medida que los aspectos señalados abren la interrogación respecto de la decisión
de Alex de consultar por fuera de la fuerza a la que pertenece; en esta primera entrevista sólo tenemos indicios que permiten calcular que Alex se
encuentra con algo que excede al conjunto de respuestas que su pertenencia a la Marina le ha brindado y le pueda brindar.
Articulación con la dimensión clínica
Es a partir de estas interrogaciones que hacemos explícita la articulación,
ya mencionada, entre la dimensión clínica, deontológica y también jurídica,
que nos hará posible abrir el campo ético.
Tal como lo señala G. Salomone (2006) La transmisión de la ética. Clínica y
deontología, la introducción de la dimensión clínica debe ser entendida en tanto
considerar la variable subjetiva, ya sea en relación al paciente como así también de la posición del profesional frente a la normativa.
Probablemente uno de los aspectos más complejos para establecer es el
del riesgo. Dicha complejidad, en este caso, no queda saldada en el punto de
definir que lo primero que surge es el riesgo de vida; habrá que ubicar,
según los indicadores clínicos observables en la entrevista, la necesidad de
establecer otra dimensión del riesgo en lo que atañe a la subjetividad.
Alex muestra en general una actitud de control, reflejado en el modo de
encarar su relación al terapeuta, pero que parece apuntar a sostener un
estricto control de sí. Lo que subyace a esto es un intento de desconocimiento de sentimientos y afectos que parecen configurar el campo de interés para el Dr. Paul Weston, allí donde puede hipotetizarse la posición subjetiva que se articula a la culpa y su relación a la falta, respecto de sí y del
Otro (no olvidemos que él parece responder como “El asesino de Madrasa”,
en el intento de saldar el error del Otro, el de la inteligencia naval; ¿se inmolaría por esto?).
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Desde esta línea de análisis posible, se desprende que aquello que queda
por fuera de la férrea actitud de control se produce bajo la lógica del “escape”, “licencia” y “clandestinidad”.Tal como se señala en el ítem que ubica
el pasaje del: yo – uno – usted.
La decisión de Paul de no hacer lugar al tiempo que impone Alex (dado
que es él quien señala el fin de la entrevista) parece una apuesta fuerte a
conseguir otra entrevista; cabe interrogar si no resulta temeraria la conducta de Paul, considerando que él mismo advirtió que hay un conjunto de
acciones por parte de Alex que ubican el riesgo de manera inminente. Pero
también debemos interrogar si Paul calcula otro riesgo, el de la potenciación de una culpa que no puede ser abordada y multiplica el padecimiento incrementado los hechos riesgosos. Que Alex quiera volver al escenario
del hecho (al modo de las novelas policiales, el asesino siempre vuelve al
lugar del crimen) puede llevar a pensar que es una manera de “anoticiarse”
que eso le pertenece, pero no habría que descuidar que lo hace desde la
clandestinidad, allí donde una primera entrevista no pudo acceder, más que
tensando las hipótesis respecto de una posición subjetiva, quedando por el
momento por parte del terapeuta.
Si calculamos que Paul debería levantar el secreto, el punto problemático
es ante quién. Alex no parece tener más “amo” que la fuerza a la que pertenece, la Marina. Si bien hizo lugar a la recomendación de Daniel, no parece ser alguien que lo detenga. El padre es un vínculo conflictivo y la esposa no tiene el menor ascendiente sobre Alex. Si da aviso a la Marina ¿pondría en el “freezer” la carrera de Alex? ¿Con un posible perjuicio a
futuro?.¿Podría informar al grupo de ayuda humanitaria? En cualquiera de
estos casos, ¿podría continuar un tratamiento con él?
A modo de conclusión
Dice Ricardo Piglia que un buen cuento es aquel que va fundando con
la lectura una trama oculta a medida que la historia avanza en la trama explícita. La tarea del escritor es lograr que dicho argumento sólo se vaya enunciando paulatinamente y sin llamar demasiado la atención del lector hasta el
preciso momento en que deberá irrumpir con toda su fuerza y evidencia,
configurando el final del cuento.
Podemos pensar la tarea de Paul o de cualquier psicólogo que sostenga el
lugar de la escucha, en relación con las palabras de Piglia.Aunque hay diferencias y no serán menores, es posible partir de una equiparación; el dispoAlex: el tiempo como apremio • 53
sitivo analítico se estructura a partir de una escucha que lee y produce la
escritura de la trama que se construye como texto clínico. En la condición
significante del decir, se van tejiendo los hilos en lo explícito de un enunciado que supone la localización del sujeto en la enunciación,que sólo es
articulada en el acto del decir.
Si bien en los dos casos, se construye la verdad del sujeto (también un
buen cuento debe resistir esa forma de lo verosímil) la diferencia es el objetivo, mientras que la literatura tiene su fin en el estética, la clínica se orienta en la ética. Aunque también la literatura cuenta con su campo ético, no
es esta la cuestión que ahora nos ocupa. Lacan lo despejó con la propuesta
de la ética que ubica la función deseo del analista.
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Alex: el tiempo como apremio • 55
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Bibliografía del capítulo • 57
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