40 A lfonso Daza González hemos visto cómo aquella no es suficiente para cubrir la demanda, pues no tiene la capacidad para dirigir todos los casos y además, los defensores que la integran no cuentan con los conocimientos o preparación intelectual necesaria, pues en la mayoría de los casos son jóvenes e inexpertos abogados de los consultorios jurídicos los que representan al acusado, quien es atacado por una Fiscalía fuerte técnica y profesionalmente; lo cual significa que el acusado se ve, desde ese momento, desprovisto de su derecho a la igualdad. El servicio público de administrar justicia, por corresponder al Estado y encontrarse en él involucrados de manera esencial todos los derechos humanos y fundamentales del ser humano, no debe reglamentarse solamente mediante un esquelético sistema de normas, sino que debe propender por que en su estructura y funcionamiento se le imprima el equilibrio exigido y debido a quienes son enjuiciados por él; por eso, si en este nuevo sistema penal acusatorio se evidencia un ente investigador evolucionado, asimismo se debe contar con unos defensores notablemente capacitados y desarrollados con las mismas armas (intelectuales, tecnológicas , logísticas) para intervenir y contradecir en su legítimo derecho los elementos enjuiciadores de su cliente. Una clara muestra de esta deficiencia o desequilibrio puede resultar del análisis que se haga al hecho de que tanto al “Fiscal como al Defensor los remunera de una u otra forma el Estado Colombiano, viéndose la imperiosa necesidad de encontrar un sistema en donde el acusado no deba pagar por su libertad, que se ve amenazada por acusaciones que se le endilgan sin más razones que las del propio Estado”50. Si se quiere un defensor mejor preparado, debe contarse con dinero para pagarle a un particular el estudio que haga en el asunto solicitado, ya que a los Defensores Públicos se les asigna una cantidad excesiva de casos a los que difícilmente les pueden hacer análisis jurídico y emplear las mismas técnicas de investigación y defensa con la que cuenta la Fiscalía General de la Nación. Es así, que sin la presencia en el otro extremo de un defensor preparado, el equilibrio propio de la igualdad de armas difícilmente se puede predicar. 50 La colegiatura de abogados que, con su concurso, podría propiciar la creación de equipos de investigación, con sus respectivos laboratorios privados que faciliten la labor de los defensores en la tarea de recaudar y evaluar la evidencia física.