La Importancia Social e Individual de la Educación

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La Teoría y la Práctica de la Educación
Introducción
Comenzar a escribir sobre educación desde un país y una situación que parecen no
respetarla es ingresar en una ardua tarea, casi como salir de la caverna. La importancia
de la educación parece indudable en lo que se nos presenta día a día como el imaginario
cultural –¿Cuántas veces escuchamos o leemos acerca de la importante y intachable de
la educación?– Sin embargo esa concepción optimista consta generalmente de dos
características curiosas:
1. Al hablar de educación, no se sabe en verdad a que se hace referencia. La base
teórica de la educación se esconde detrás de bases aduladoras y vacías.
Parafraseando a Heidegger: el sentido de la educación se escapa y el término
queda vacío de sentido, sólo queda el “ente-educación” y una total ignorancia
de su ser. 1
2. A pesar de ser tan importante para la sociedad la educación: la política, que es en
mayor o menor medida la acción colectiva de dicha sociedad, refleja un total
desprecio por la misma2
Nos encontramos frente a una doble problemática: por un lado el problema del vacío
conceptual en el que se encuentra la educación hoy en día, y por el otro el vacío político
–en otras palabras, el vacío de la efectivización social– de la educación. Apostamos a
que el proceso falla tanto en su faceta más personal y teórica como en la más social y
práctica. Esto significa que el proceso educativo posee fisuras desde el nivel teórico más
fundamental, en el que intervienen sólo un hipotético sujeto y su maestro, hasta el nivel
político más general, donde es un estado el que administra la educación.
Sin embargo los dos aspectos del problema, que manejan conceptos analíticos
diferentes, se caracterizan por la oscuridad que rodea a los mismos. Nos atrevemos a
decir: ¿No es dicha confusión conceptual, que se ejerce en cada relación mínima de
poder-saber3, la que se proyecta en fallas tanto en lo más elemental de las relaciones
educativas como en titánicas instituciones, torpes y confusas, carentes de todo deber
ser?
Esta es nuestra hipótesis fundamental: la importancia de la educación es tanto personal
como social, sin embargo la confusión hoy en día es también personal y social, abarca
toda la estructura. Obviamente el detrimento de los individuos en carencia de educación
lleva también a daños personales y estructurales. La co-implicancia de lo personal con
lo social, de lo individual con lo político, puede llevar tanto a beneficios
inconmensurables como a problemas desastrosos.
Comúnmente se incurre en el error de atacar un sólo aspecto de los problemas, esto
favorecido por el fraccionamiento del saber que aumenta gradualmente en el mundo, y
así se pierde la importancia del todo y de las relaciones entre las partes en el momento
de encarar un problema. Un verdadero ejercicio filosófico lograría contemplar ambos
aspectos, y entender el problema en toda su magnitud.
Frente a estos difíciles problemas del pensamiento y la actualidad tomaremos el
siguiente curso de trabajo:
1
Cf. Heidegger, Martin: Introducción a la Metafísica, Barcelona, Gedisa, 2003, Pág. 42
No es la intención de este trabajo manejarse con datos empíricos precisos sino con categorías
conceptuales generales para llegar a conclusiones, sin embargo parece imposible no señalar que nuestro
país presenta una inversión en educación menor a la de los estados vecinos, por supuesto sin punto de
comparación con la magnitud de esta en los países del mundo desarrollado.
3
Cf. Foucault, Michel: Historia de la Sexualidad, Buenos Aires, Siglo XXI, 1977, Pág. 114
2
-1-
1. Analizaremos la educación como fenómeno individual, esto es, como proceso
para la formación del individuo.
2. Encontraremos que dicho individualismo se encuentra en estrecha relación con
un carácter social de la educación, sin el cual carece de funcionamiento efectivo.
3. Analizaremos el problema típicamente moderno de la educación regida por las
instituciones, esto es, la política educativa, centrándonos en el interesante caso
de nuestro país.
Es evidente que a pesar de que el siguiente trabajo se centra en el problema y práctica
de la educación, sus intereses más originarios distan de ser sólo acerca de dicho tema:
estos se relacionan con una crítica total hacia el fanatismo, entendido como la situación
en que frente a la confrontación de los opuestos la tendencia es la de la elección
obligatoria, excluyendo la posibilidad de que las diferencias existan como tales. La
aparición de dos ideas no coincidentes es generalmente vista como una situación
execrable, en la que hay que optar por una de ellas casi obligatoriamente.
Se olvida que la verdadera riqueza teórica surge de la diversidad y de la síntesis, que
cómo advirtió Hegel, sin traicionar a los miembros que la fundan pone en
funcionamiento una maquinaria hacia el progreso. Las diferencias son, siguiendo con la
terminología hegeliana, abstractamente verdaderas. Esto quiere decir que tienen un
cierto grado de verdad, pero que este se encuentra sesgado. Considero que las
diferencias pueden juntas, en un clima apropiado, alcanzar resultados más provechosos
que los que alcanzarían en soledad.
La crítica es hacia los ideales reaccionarios, hacia la negación del movimiento y de la
confrontación, con este trabajo busco dar el ejemplo de que la conciliación entre
posturas que se han presentado como opuestas es un modo de llegar a conclusiones
mucho más ricas y complejas que lo que las predecesoras podían lograr en soledad. La
diferencia es algo bueno, la frase sigue resonando en el todo porque suena
individualmente en cada plano de lo humano, porque posee una importancia
insoslayable en el marco actual.
Como ya he señalado, este trabajo es un ejemplo desde el lugar de la educación de lo
que debería buscarse desde cada uno de los lugares que llamamos humanos.
Platón: La Educación como desarrollo de lo inherente
Hoy en día es enormemente vigente la idea de que la educación, principalmente en sus
niveles más fundamentales, debe darse más por la reflexión y el trabajo individual del
sujeto que por la admisión de nuevos conocimientos externos a él; esto significa que
esta debe darse como el desarrollo de lo inherente a los hombres y no de lo externo a
ellos.
La idea puede parecer a simple vista nacida de la modernidad, sin embargo, su origen se
encuentra en los inicios de la filosofía griega, donde Platón y muy probablemente su
maestro Sócrates, avalaban un proceso educativo centrado en el sujeto que aprende de si
mismo y no en del exterior que le enseña.
Para comprender esta idea de que el conocimiento pueda darse más individual e
interiormente que social y exteriormente hace falta comprender la teoría platónica del
Mundo de las Ideas y ciertos aspectos del imaginario cultural-religioso de la Grecia
antigua.
Para Platón, la situación de los hombres al nacer, similar a lo que pensaba el
presocrático Parménides, es de engaño de los sentidos: lo que observan no es sino una
copia de la realidad que ellos toman por verdadera. Los hombres viven al nacer –y
muchos hasta morir– en la oscuridad y por ende la ignorancia:
-2-
Y ahora compara con el siguiente cuadro imaginario el estado de nuestra naturaleza
según esté o no esclarecida por la educación. Represéntate a unos hombres
encerrados en una especie de vivienda subterránea en forma de caverna, cuya
entrada, abierta a la luz, se extiende en toda su longitud. Allí, desde su infancia, los
hombres están encadenados por el cuello y por las piernas, de suerte que permanecen
inmóviles y sólo pueden ver los objetos que tienen delante, pues las cadenas les
impiden volver la cabeza. Detrás de ellos, a cierta distancia y a cierta altura, hay un
fuego cuyo resplandor los alumbra, y entre ese fuego y los cautivos se extiende un
camino escarpado, a lo largo del cual imagina que se alza una tapia semejante al
biombo que los titiriteros levantan entre ellos y los espectadores y por encima del
cual exhiben sus fantoches 4
La realidad para esos hombres, no excede lo que pueden ver proyectado en la pared de
la caverna:
¿Crees tú que en esa situación puedan ver, de si mismos y de los que a su lado
caminan, alguna otra cosa fuera de las sombras que se proyectan, al resplandor del
fuego, sobre el fondo de la caverna expuesto a sus miradas?5
Es indudable que no tendrían por verdad otra cosa que no sea la sombra de esos
objetos artificiales.6
Luego el autor propone la situación de que un prisionero logre liberarse, salga de la
caverna y descubra poco a poco el mundo real. Sin embargo, la misión de dicho hombre
sabio y libre no es gozar de su recientemente alcanzada sabiduría sino volver a la
caverna y con ella ayudar a sus pares a alcanzarla también, guiarlos a salir de la
caverna:
Si recordara entonces su antigua morada y el saber que allí se tiene, y pensara en sus
compañeros de esclavitud, ¿no crees que se consideraría dichoso con el cambio y se
compadecería de ellos?7
El filósofo cumple el rol del maestro, e intenta guiar a los otros encadenados hacia el
conocimiento, hacia la liberación. La Educación es un camino hacia la verdadera
contemplación, el maestro es un mero guía que intenta quitarlos de la caverna, ya que la
educación:
No se trata de infundirle la visión, porque ya la tiene; pero está desviado y no mira
hacia donde debiera. Esto es lo que importa corregir.8
El lugar de la caverna representa entonces el mundo sensible, el mundo en el que
vivimos día a día, y el exterior es el mundo de las ideas, el mundo del deber-ser, donde
reina la perfección y la armonía que nunca podríamos captar por los sentidos. De dicha
oscuridad se sale con la ayuda del maestro, con su guía.
4
Platón: República 514 a - b
Ibíd. 515 a
6
Ibíd. 515c
7
Ibíd. 516 c
8
Ibíd. 518 d
5
-3-
Platón utiliza la metáfora y el mito para explicar didácticamente aspectos de la realidad.
Esta es una característica fundamental de la cultura griega donde dichas formas
literarias imperaban en la enseñanza de gran parte del conocimiento. Para continuar
buscaremos la referencia a la que se encuentran ligadas las metáforas platónicas, el otro
plano de la explicación, que hace falta comprender para entender que es realmente la
educación para el autor.
El mundo de las ideas y el mundo sensible no son lugares geográficos, son las dos
formas de ver el mundo que los sujetos poseen estén o no esclarecidos por la
educación. Esos lugares son en realidad estados internos de los hombres, que podrían
ser caracterizados como las distintas lentes con que observan el mundo.
Sin embargo no todo lo que Platón dice, como ahora observaremos, puede ser separado
del mito y la creencia.
Llama la atención el carácter apriorístico del conocimiento, ya que en el escarpado
camino de la educación hasta salir de la caverna el condenado no recibe más ayuda que
–haciendo a un lado la metáfora– que se ejerce sobre la dirección de su mirada.
Esto se encuentra relacionado con la idea griega de la reencarnación y del ciclo de las
almas, que procederé a explicar brevemente: las almas moran en un mundo celestial,
que se emparentaría con el mundo de las ideas, al nacer y encarnar en un cuerpo, un
alma debe cruzar las aguas del Río Leteo9, donde olvidan todo conocimiento que
pudieran tener, ya que en todo el tiempo que han morado en el mundo de las ideas han
conocido casi todo lo que existe:
Así pues, siendo el alma inmortal y habiendo nacido muchas veces, y habiendo visto
todas las cosas, tanto las de este mundo cuanto las del mundo invisible, no hay nada
que no haya aprendido; de modo que no es nada asombroso que pueda recordar todo
lo que aprendió antes acerca de la virtud y acerca de otras cuestiones. Porque como
todos los entes están emparentados, y como el alma ha aprendido todas las cosas,
nada impide que, recordando una sola –lo que los hombres llaman aprender-,
descubra todas las otras cosas, si se trata de alguien valeroso y no desfallece en la
búsqueda. Porque el investigar y el aprender no son más que recuerdo.10
Una vez en el mundo, los hombres, cuando aprenden algo, no lo aprenden
completamente sino que lo des-olvidan, recuerdo y aprendizaje son en griego casos de
reminiscencia, la verdad no es más que des-olvidarse los conocimientos que ya se
poseen a priori.11
Esta base teórica es la que permite el método educacional socrático, que se encuentra
tan bien representado en el Menón. Allí, Sócrates ayuda a un esclavo, que no posee casi
ningún conocimiento, a abordar a conclusiones geométrico-matemáticas lo
suficientemente complejas como para que su interlocutor Menón reconozca su forma de
enseñar como válida. Esto sólo puede darse porque el esclavo ya posee dentro de si un
acervo de conocimientos, que debe intentar des-olvidar (en este caso las matemáticas y
la geometría). Este método consiste en dos momentos fundamentales para llegar a
alcanzar el conocimiento: en primer lugar la refutación (ελεγχοζ) que consiste en
mostrar al hombre que sus conocimientos son falsos, limpiarlo del error y de la falsedad
en un acto similar al de la catarsis (καθαρσιζ) en la tragedia. Luego corresponde
ληθη significa en griego olvido.
Platón: Menón, 81 c - d
11
Conocimiento y recuerdo son αναµνησιζ, reminiscencia. Es importante remarcar que la palabra
verdad se construye en griego con un prefijo negativo y un derivado de la raíz de ληθη: α−ληθεια, desolvido.
9
10
-4-
ejercer la mayéutica (µαιευτικη) mediante la que el hombre ignorante alcanza por si
sólo el conocimiento que creía no poseer, ayudado por el catalizador que representa el
maestro sabio.
La figura del maestro, del educador, y del procedimiento de la educación, vuelve a ser la
de un mero guía que lleva al sujeto a encontrarse con el mismo y a hacer efectivas sus
potencialidades. El maestro es estímulo y a la vez catalizador de ese proceso que tal vez
sin su función no se cumpliría, pero en el cual no intercede en gran medida.
El aprendizaje es para Platón y Sócrates un proceso interno del sujeto, ya que todo el
conocimiento está en el hombre y es la introspección la que puede llevarlo a cambiar su
“lente” de los sentidos por la de las ideas y observar el mundo de otra forma.
Platón recobra su fuerza incluso dos milenios y medio después de haber escrito.
Actualmente, como señalamos al principio de este apartado, se habla muchas veces de
una educación que desarrolle al individuo como individuo, sin atiborrarlo de
conocimientos externos, generalmente asociados con lo académico. Sin embargo, hay
un aspecto de la teoría platónica que no es aceptable hoy en día: la distancia cronológica
nos impide caer en una forma ficticia como explicación y Platón es inseparable del mito
en cuanto a la base del proceso educativo. Por eso su teoría nos deja a medio camino en
el proceso de alcanzar la que creemos que es la forma de la educación.
Kant: La Educación y el Progreso Humano
Como ya hemos señalado, la explicación del des-olvido y el mundo de las ideas como
fuente del conocimiento es el aspecto de la teoría platónica del conocimiento que más
obsoleto parece y, como hemos planteado más arriba, el vacío que deja dicha teoría es el
lugar que debemos analizar con vistas a alcanzar la conciliación sobre la forma de la
educación que buscamos. Lo que hace falta es conciliar el proceso educativo con sus
bases de conocimiento, descartando posibilidades de índole mítica y religiosa.
No se puede negar que una parte del conocimiento humano deviene de la propia
reflexión, donde el sujeto, ayudado por el maestro, alcanza conocimiento casi sin la
influencia del exterior. Es el caso de las matemáticas, pero también el de la conciencia
crítica. La formación de una conciencia crítica personal para criticar los posteriores
conocimientos que puedan venir del exterior es fundamental para que la educación y el
desarrollo se den correctamente.
Sin embargo todavía no hemos contestado a la pregunta principal de este apartado:
¿Qué suplanta al mundo de las ideas como base del conocimiento?
La respuesta proviene del corazón mismo del Siglo de las Luces, desde la obra de
Immanuel Kant. Para comprenderlo debemos basarnos en la idea del autor acerca del
progreso humano y la diferencia que tiene este con el pseudo-progreso que concede a
los animales.
Los animales, al nacer, deben desarrollar nuevamente todas las habilidades que sus
antecesores habían desarrollado. Así es que el progreso entre los animales se da en sus
vidas particulares e individuales, y dicho progreso muere con ellos: no tienen forma de
transmitirlo a las generaciones venideras. Un animal puede tener innumerables éxitos en
sus acciones dado el progreso que tiene en su vida, pero dicho progreso muere con el.
Kant no llegó a conocerlo, pero hoy podemos hacer referencia a una clase de progreso
entre los animales: la evolución y la selección natural: los animales sí progresan de
generación a generación, no intencionalmente, pero su supervivencia es una forma de
progreso –que se da por la ley del más apto– y que trabaja constantemente en su
desarrollo con el paso del tiempo. Sin embargo dicha forma de progreso no se presenta
-5-
como un impedimento a lo que ahora plantearemos, más bien, significa una ventaja a la
hora de revalorizar el progreso humano.
El hombre es biológicamente un animal más. Incluso se ha desarrollado y ha
evolucionado por selección natural hasta llegar a ser el animal que es hoy. Sin embargo
en ese proceso ha ganado la capacidad a la que los animales no tienen acceso, que es la
de poseer otra esfera de progreso además de la natural. Los hombres pueden enseñar
generación a generación a los más pequeños todo lo que ellos han aprendido en vida, y
lo que sus ancestros aprendieron; esto posibilita una existencia muchísimo menos ardua,
donde cada nueva generación tiende a tener un acervo de conocimientos mayor que la
anterior12. A esta idea del aumento del conocimiento de la humanidad –y agrego a la
opinión de Kant la mía: el aumento de todas las formas de conocimiento– llamó el
mencionado autor progreso. Un progreso histórico y más importante aún: un progreso
social. Ningún hombre puede realizar en vida lo que la humanidad realiza en su historia,
y esto no es una afirmación menor: como antes remarcamos al individuo como principal
sujeto de la educación y de la historia ahora remarcamos a la sociedad –la humanidadcomo la otra parte de dicho sujeto.
El mundo de las ideas se ve entonces suplantado por la gran cantidad de conocimientos
que generación a generación ha aparecido y han evolucionado en el mundo, y para su
propagación práctica se han canalizado en un lugar ahora si geográfico: la escuela. Por
más que las familias y la vida misma de los individuos sean un contacto con el
conocimiento, el lugar de la escuela, que es el del conocimiento institucionalizado,
homogeneizado para la sociedad y propagado según normas, es fundamental en la
formación de la Edad Moderna y Contemporánea. La escuela se presenta como la
proyección del conocimiento en la estructura de la sociedad contemporánea formada en
torno a estados soberanos.
Sin embargo la escuela no debe olvidar nunca dos aspectos fundamentales. En primer
lugar, que su función de propagación es sólo una mitad del proceso educativo, mientras
que la otra mitad, la parte individual del desarrollo, es igualmente importante: un
aumento del conocimiento académico sin las herramientas críticas y reflexivas que sólo
el sujeto individual como si puede desarrollar, no es más que la formación de
contenedores de datos que bien podrían ser programas informáticos. No es lo correcto
centrarse solamente en el conocimiento académico, ya que este por si sólo no alcanza
para mantener el hilo del progreso a lo largo de la historia: la reflexión y la crítica, lo
individual y lo creativo también son necesarios. Sin embargo, tampoco se debe caer en
el error de decir que lo único que importa es que el individuo sea reflexivo, crítico y
original, en detrimento de la historia del conocimiento y de las generaciones anteriores
ya que sería colocarnos por explícito a la altura de los animales, que también desarrollan
sus capacidades inherentes.
Volviendo a la introducción del presente trabajo: no debemos ver la diferencia y la
oposición de dos posturas como algo malo y perjudicial e intentar buscar en una de las
dos el camino a seguir. La diferencia es algo bueno y las dos posturas pueden coexistir
como los dos extremos en medio del cual tiene que encontrarse la educación que la
humanidad necesita. La diferencia no implica necesariamente destrucción de una de las
posturas, y nos atrevemos a decir más: sin diferencia no habría progreso.
No debemos olvidar que lo que realmente estamos buscando es una forma de separarnos
de los animales, en otras palabras, afirmar nuestra identidad humana. Descreer de la
12
Ejemplo de esto es la hipotética situación de que murieran en el mundo todos los seres humanos
mayores de cinco años ¿Cómo sería la vida de los niños sino muchos más primitiva que la nuestra? La
comunicación y la transferencia de conocimientos juegan un papel excepcional en la vida humana.
-6-
educación es descreer finalmente de lo humano. Sin educación no hay conocimiento y
sin conocimiento el hombre es nuevamente un animal. En ese caso, donde no se aprende
de las generaciones anteriores, la única forma de progreso pasa a ser la evolución
natural, y dichos conceptos, tristemente aplicados en nuestra historia –y con un
horrendo énfasis en la primera mitad del Siglo pasado– han demostrado que seguir la
ley natural del más fuerte va efectivamente en contra de la naturaleza humana: el
progreso que planteó Kant es la alternativa que tenemos los hombres al arbitrio de la
selección natural y de la ley del más fuerte. Nuestras diferencias pueden ser solapadas
por la educación, podemos progresar de una forma distinta a la de los animales, y sin
embargo seguimos en muchos casos sin hacerlo. Tenemos la posibilidad preciada de la
elección: ¿Progreso animal y supervivencia del más fuerte o progreso social e histórico
y educación para transmitirlo?
La Importancia de la Educación en la Política
Ya hemos aclarado cual ha de ser la forma de la educación, manejada por una oscilación
dialéctica entre el desarrollo de las facultades personales y el aprendizaje del progreso
anterior de la humanidad.
Sin embargo, en la realidad actual no alcanza con realizar una teoría abstracta de la
educación como la que se ha hecho en las páginas anteriores. Obviamente que todo el
trabajo teórico anterior es necesario a la hora de saber que es lo mejor para el desarrollo
de las generaciones y el aclarar lo subyacente ayudará al desarrollo de lo efectivo. Sin
embargo, al vivir nosotros en sociedad, plantear aspectos teóricos sin mostrar cual es el
camino que han de seguir para efectivizarse en la realidad es poco útil: hace falta
trabajar fuertemente en la política, que es la acción conjunta de la sociedad para lograr
su prosperidad, para poder alcanzar lo que se busca en teoría. Soy adepto a la idea de
que la forma política de aplicar una teoría surge de la misma teoría, es decir, la política
es tautológica respecto de su meta-referencia. Sin embargo, a pesar de que la aplicación
política esté implícita si se analiza correctamente la explicación teórica, hacer esta
aplicación explícita impedirá futuros malentendidos.
Antes de comenzar a explicitar la transformación de la teoría en práctica me gustaría
aclarar un aspecto más, señalado nuevamente por Platón, que da a la educación una
función aún más importante en lo que es la vida pública.
¿Y no es también probable, o, mejor, consecuencia necesaria de cuanto hemos dicho
acerca de que no son aptos para el gobierno de la ciudad los hombres que no han
recibido educación y no tienen conocimiento alguno de la verdad...?13
La educación se presenta como característica necesaria en el hombre encargado de
llevar adelante lo público, lo que es de toda la sociedad. Esta afirmación puede parecer
obvia, pero tiene un sentido más allá de lo superficial: que el hombre que lleva adelante
lo público tenga que haber recibido una correcta educación implica que ese hombre
conozca tanto su identidad humana como el progreso humano, lo que le impediría actuar
en contra de dicho progreso y de su constante movimiento. Sin embargo aquí llegamos
al punto nodal del planteo: en una democracia –que es el sistema de gobierno que mejor
permite la diferencia entre individuos y grupos–, ¿Quién es el sujeto político que debe
estar educado? Al leer la pregunta retórica de Platón contestaríamos: el gobernador de la
ciudad; sin embargo Platón no pensaba en un sistema democrático sino en una
aristocracia o monarquía. En el sistema democrático el sujeto político somos todos y
13
Platón: República, 519 c
-7-
cada uno de los individuos, y para que dicho sistema funcione todos y cada uno de los
individuos deben haber recibido una correcta educación. El sistema es representativo,
representativo de la sociedad; a diferencia del sistema platónico que podía buscar lo
mejor de la sociedad pero nunca era representativo de ella. Y esa representatividad,
como hoy sucede en nuestro país, puede volverse en contra: el sistema representa a la
sociedad, un sistema analfabeto, una sociedad analfabeta, un sistema que no progresa,
una sociedad que no progresa. Aflora otra posibilidad por la que Platón temía el
gobierno del pueblo.
Que el hombre político pueda tener la posibilidad de educarse para ejercer mejor su
posición es una facilidad que podría no haber tenido: la posibilidad de observar el
pasado, de estudiarlo, de aprender de los errores y de desarrollarse debería hacer que
cada gobierno sucesivo fuera mejor que el anterior. Sin embargo esto no se cumple
porque pareciera que el hombre encuentra un cierto placer en actuar como animal, y en
volver a caer en el mismo pozo, esforzarse por hacer efectivo el eterno retorno.
Si el sujeto político no cree en las bondades de la educación, la política y el progreso se
estancan. La democracia es entonces más peligrosa de lo que parece: para su correcto
funcionamiento hace falta una premisa inmensa: que todos los individuos reciban
educación. Por supuesto que sería más simple, como proponía Platón, que el hombre
sabio gobernara para el bien común. Sin embargo, eso atacaría la otra cara de la
educación: que todos los hombres tengan un desarrollo personal lleva a que todos,
además de hombres sean únicos y distintos. De dicha diversidad es de la que surge la
verdadera riqueza de una sociedad, y la democracia se presenta como el único sistema
que permite que esa diferencia exista y sea efectiva sin contradicciones. Sin embargo, el
problema de la unidad y la diferencia pertenece al próximo apartado.
De la Teoría a la Práctica: Unidad y Diferencia
Cómo ya hemos señalado, existe un aspecto social e histórico de la educación,
relacionado con la acumulación de conocimiento humano; a la vez existe un
conocimiento individual y personal, relacionado con la capacidad crítica, el desarrollo
del sujeto y lo que le es inmanente.
Esto puede ser re-nominalizado para hablar más correctamente de los individuos en
sociedad: que cada hombre tenga un desarrollo personal y propio facilita que cada
hombre tenga una propia identidad, y que la sociedad se presente como un gran
conjunto de diferencias. Que una parte de la educación se oriente al desarrollo personal
facilita que todos los hombres seamos distintos, ya que dicho desarrollo, al ser
subjetivo, es distinto en cada caso. Sin embargo, el otro factor de la educación es el que
da a lo hombres una unidad entre ellos: los individuos coinciden en un pasado humano
de acumulación y progreso del conocimiento. Dicha unidad, identidad común, se ubica
en el lugar opuesto a la diferencia, y nuevamente el hombre no queda definido
categóricamente: no es ni social ni individual, es ambos que juntamente se co-implican.
No es ni totalmente diferente ni homogéneo, es ambos a la vez actuando sobre su
formación y conducta.
La situación del hombre como un indeterminado entre tensiones opuestas desde el punto
de vista del conocimiento y el desarrollo se cristaliza en el problema de su identidad,
que tanta discusión ha generado desde el siglo pasado, y dicho problema se encuentra en
estrecha relación con los anteriores. Así como el desarrollo y la educación más
individual y platónica generan individuos más diferenciados, el desarrollo que tiende
más a la humanidad en su conjunto, kantiano, acerca al hombre a la unidad. El punto
medio entre ambos probablemente sea lo más provechoso.
-8-
Sin embargo, en la actualidad ese punto medio se escurre de las manos de los sujetos
políticos y políticas insostenibles teóricamente se hacen lugar en el sistema educativo.
Centrémonos en el lugar de la escuela: hoy en día la tendencia es la de colocar a la
escuela en un carácter al que podríamos llamar espacio neutro. Dicho espacio supone
que los sujetos, mientras se encuentren en dicho lugar, el principal lugar de la
educación, deben dejar afuera sus diferencias. El espacio neutro se forma mediante la
supresión de las diferencias: en una escuela no se puede mostrar un símbolo religioso14,
no se pueden llevar distintivos tendenciosos, etc. Y estas medidas, que en su superficie
parecen progresistas, se propagan por el mundo anulando la diferencia.
El espacio neutro, que actualmente parece tan benéfico a los estados, es en verdad un
retroceso: la mayoría de dichos estados son democráticos, sin embargo dejar las
diferencias fuera de las instituciones es precisamente lo que la democracia busca evitar.
La contradicción se encuentra tan fácilmente que se comienza a comprender por que el
sistema funciona como funciona. La educación elimina las diferencias y crea una
unidad, la democracia elimina las diferencias, y prefiere las masa homogéneas al demos
diferenciado.
Me pregunto: ¿es imposible aprender de la diferencia? ¿No se forma el espacio de la
escuela mediante el planteamiento de algo común a individuos diferenciados, a
verdaderos sujetos y no mediante el planteamiento de algo común a sujetos previamente
vaciados? ¿Hay una sola identidad o los sujetos pueden moverse en distintas esferas de
ella sin que estas se interfieran mutuamente?
Antes de contestar finalmente dichas preguntas y llegar a lo que realmente considero
que debe ser la educación, me gustaría señalar lo que es en la realidad, sin ir más lejos,
tomando ejemplos de nuestro propio país.
Argentina: Unidad sobre Diferencia
La magnitud del “aluvión inmigratorio” que a arribó a la Argentina a fines del siglo
XIX fue, efectivamente, evaluada como un problema que provocó el temor de que la
sociedad nativa no estuviera en condiciones de asimilarlo no sólo por su exigüidad
demográfica sino también por su aún poco definida identidad cultural.15
Frente al citado fenómeno de la inmigración europea masiva, la reacción de las clases
dominantes y de sus intelectuales fue unánime, por una parte un gran desprecio hacia
los recién llegados:
En mi obra, me opongo franca y decididamente a la inmigración inferior europea,
que reputo desastrosa para los destinos que legítimamente puede y debe aspirar la
República Argentina.
La intromisión de una masa considerable de inmigrantes, cada año, trae
perturbaciones y desequilibra la marcha regular de la sociedad. 16
Cualquier craneota inmediato es más inteligente que el inmigrante recién
desembarcado en nuestra playa. Es algo amorfo, yo diría celular, en el sentido de su
total alejamiento de todo lo que es mediano progreso en la organización mental. Es
un cerebro lento, como el del buey a cuyo lado ha vivido; miope en la agudeza
14
Es pertinente recordar la decisión del Estado Francés este año de prohibir el uso de símbolos religiosos
en las escuelas.
15
Di Tullio, Ángela Lucía: Políticas Lingüísticas e Inmigración. El caso argentino, Buenos Aires,
Eudeba, 2003
16
Argerich, Antonio: ¿Inocentes o Culpables?, Buenos Aires, Imprenta del “Courier” del Plata, 1884
-9-
psíquica, de torpe y obtuso oído en todo lo que se refiere a la espontánea y fácil
adquisición de imágenes por la vía del gran sentido cerebral ¡Qué oscuridad de
percepción, qué torpeza para transmitir la más elemental sensación a través de esa
piel que recuerda a la de un paquidermo en sus dificultades de conductor
fisiológico!17
Mira, nuestro deber sagrado, primero, arriba de todos, es defender a nuestras
mujeres contra la invasión tosca del mundo heterogéneo, cosmopolita, híbrido, que es
hoy la base de nuestro país […] Cada día los argentinos disminuimos. Salvemos
nuestro predominio legítimo, no solo desenvolviendo y nutriendo nuestro espíritu
cuando es posible, sino colocando a nuestras mujeres, por la veneración, a una altura
a que no llegan las bajas aspiraciones de la turba […] Cerremos el círculo y velemos
sobre él.18
Como observamos en las citas, que son solo algunas de la gran cantidad que pueden
encontrar en los libros de la época, el desprecio a los inmigrantes es total, apodados con
epítetos zoológicos y separados tajantemente de los residentes originarios del país. El
deseo de integración es nulo, al igual que el de mantener las diferencias, por momentos
pareciera que los inmigrantes no son ni siquiera hombres, sino meras bestias. Frente a
ellas debemos defendernos, cerrar el círculo aunque sea hasta que podamos
transformarlos en algo más humano.
Fundamentalmente los pensadores de la llamada Generación del ‘90, coinciden en que
los inmigrantes deben ser convertidos a la identidad nacional, y deben abandonar lo más
rápidamente posible cualquier tipo de arraigo respecto de su identidad previa. Un
ejemplo de esto fue el que se dio en torno a sus idiomas, que eran detestados por los que
hablan un español correcto y letrado. Se trata de crear una identidad nacional para un
estado sin nación, y el instrumento político que se utilizará para homogeneizar será la
escuela. Los pensadores de la época consideraban que la primera generación de
inmigrantes era casi residual, sin embargo no se podían cometer errores respecto de sus
hijos. La escuela debía convertirlos en argentinos.19
Así es que la escuela fue utilizada frente a la inmigración como un instrumento político
efectivo a la hora de convertir a los nuevos ciudadanos. No es casualidad la sanción en
esos tiempos de la ley 1420, de educación obligatoria y laica que por un lado es un
progreso en el sentido de la ilustración de los hombres, por también –visto desde un
punto de vista malicioso– es una forma de imponer una determinada unidad sobre esos
hombres. Se eliminó la diferencia y se creó una nación. Nuestro país es hoy en día el
fruto de aquellos días, la generación argentina de hijos de inmigrantes era efectivamente
argentina, con una argentinidad que habían creado los grupos dirigentes.
Es remarcable políticamente la disputa teórica que ocurrió entre el académico francés
Lucien Abeille y el positivista Ernesto Quesada a principios de siglo. Abeille, luego de
observar el caso argentino había llegado a la conclusión de que dada la importante y
variada inmigración el país evolucionaría modificando su lengua, costumbres y forma
social. Abeille sostenía una idea moderna de la sociedad como un flujo constante y no
como un instante congelado, y en el caso argentino, dado su gran cosmopolitismo, se
llegaría a una nueva identidad desde las diferencias que comenzaban a hacerse
presentes. Frente a las declaraciones de Abeille Ernesto Quesada contestó que el destino
17
Ramos Mejía, José María: Las Multitudes Argentinas, Buenos Aires, Tor, 1956.
Cané, Miguel: Prosa Ligera, Buenos Aires, La Cultura Argentina. 1919
19
Cf. Terán, Oscar: Vida Intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo (1880-1910), Buenos Aires, Fondo de
Cultura Económica, 2000, Pág. 133
18
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de la Argentina no se encontraba en una amalgama cultural sino en la formación de
unos a imagen de los otros, de los iletrados a imagen de los cultos. La postura se
encuentra reflejada en la siguiente frase:
La lengua oficial de un país es únicamente la enseñada en sus escuelas20
Siendo más general: la identidad nacional es lo que se enseña en las escuelas, y no la
integración de las diferencias. La posibilidad de que de la diferencia surja algo bueno es
increíblemente remota a Quesada y muy cercana a Abeille. Sin embargo, como ya he
señalado, triunfó en nuestro país la postura nacionalista, y desde principios de siglo
pasado se comenzó a construir dicha nación mediante la escuela.
Cabe preguntarse entonces: ¿Cómo es hoy en día la educación? ¿No se sigue enseñando
de acuerdo a un paradigma nacional? Reconocemos que la formación de unidad –como
señalo más arriba- es necesaria. Sin embargo –y esto tampoco es novedad- también es
necesaria la diferencia. Recuperar las diferencias que el Estado sepultó en el pasado es
imposible, pero mantener las actuales convirtiendo a la escuela nuevamente en un punto
de equilibrio entre la unidad y la diferencia parece ser la alternativa correcta. Todos
necesitamos formar parte del estado, y para ellos necesitamos una unidad y una
identidad, sin embargo todos somos distintos de una forma u otra. Se puede intentar
lograr que un sistema como en el que clamamos vivir –baluarte de la diferencia y
divergencia como factores positivos– pueda tener un sistema educativo equilibrado no
mediante la anulación de las diferencias sino mediante su coexistencia. El espacio
neutro es una falacia, las diferencias deben ir a la escuela y no quedarse en sus puertas,
y así aprender a coexistir con sus opuestos. Así deben también ir a todas las
instituciones en una democracia, la correcta neutralidad se da, en todo caso, por que se
encuentren fuerzas opuestas, y no por el miedo a dicha hipotética reunión.
Conclusión
Hemos analizado dos aspectos de la educación, por un lado su forma teórica y por el
otro su aplicación práctica. Coincidimos en ambos casos en utilizar una metodología
que, sin huir de la diferencia como algo negativo, busque en la confrontación lo mejor
para la resolución de la cuestión: lo que se ha retomado durante todo el ensayo no ha
sido más que la noción de prudencia aristotélica, que evitando las ariscas categorías de
la filosofía reinante, permitía un sistema de pensamiento –en ese caso ético- mucho más
interesante.
En mi caso y en este ensayo hemos concluido que la educación como forma teórica es el
proceso individual de desarrollo del individuo y de sus capacidades inherentes, y a la
vez el proceso social de aprendizaje del conocimiento anterior de la humanidad, en otras
palabras, la aceptación y el aprovechamiento del progreso humano.
Luego abordamos el problema del lugar de la educación y por ende la posición de las
políticas educativas, y hemos concluido que deben estas garantizar la escuela como
lugar donde se permiten las diferencias y así la pluralidad de subjetividades distintas,
pero a la vez donde se logra una meta-identidad o un delgado hilo de unidad que
permite que los hombres coexistan en una sociedad que, en nuestro caso, existe dentro
de un estado democrático.
Es en verdad interesante que al concluir el trabajo se llegue a la conclusión final de que
el sistema democrático, la relación sociedad-individuo, la educación y las políticas
educativas estén tan increíblemente relacionados.
20
Quesada, Ernesto: El criollismo en la literatura argentina, Buenos Aires, Rubino, 1983
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Iremos un paso más allá que Rousseau cuando señaló que la República era más el más
grande de los libros sobre educación que se había escrito que una teoría política. Me
atrevo a decir que Platón al escribir la república llegó a la conclusión de que no podía
dedicarse menos a la educación de lo que lo hizo: la educación es el método para
encontrar la salida a dos cavernas, a pesar de que explícitamente el autor remarca solo
una: la caverna del mismo sujeto y su relación con el mundo, dada por la mala
orientación de su mirada, y la caverna de la mala representatividad, dada nuevamente
por la mala mirada, pero en este caso causada por la falta de orientación hacia el bien
común, hacia la res publica.
La educación es entonces mucho más de lo que parece, es un proceso del que depende
tanto nuestra forma de ver el mundo como nuestro correcto desempeño en función de
nosotros mismos y de nuestros pares, es el gran proceso de afirmación de lo humano, y
sólo por eso debería ser tenido en cuenta tanto en las acciones individuales como en las
sociales.21
21
La clave para llegar a estas conclusiones no está sin embargo en una inmensa originalidad sino solo en
la pérdida de prejuicio respecto de las diferencias y su compatibilidad. Probablemente el mismo método,
aplicado sobre otras esferas de lo humano, nos ayude en el futuro a abordar a más conclusiones
interesantes.
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Bibliografía
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“Courier” del Plata, 1884
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• Carpio, Adolfo: Principios de Filosofía. Una Introducción a su Problemática,
Buenos Aires, Glauco, 1979
• Di Tullio, Ángela Lucía: Políticas Lingüísticas e Inmigración. El caso
argentino, Buenos Aires, Eudeba, 2003
• Foucault, Michel: Historia de la Sexualidad, Buenos Aires, Siglo XXI, 1977
• Heidegger, Martin: Introducción a la Metafísica, Barcelona, Gedisa, 2003
• Kant, Immanuel: Antropología en sentido pragmático, Madrid, Revista de
Occidente, 1935
• Kant, Immanuel: Antropología, Didáctica Antropológica. De la manera de
conocer el interior tanto como el exterior del hombre, Madrid, Revista de
Occidente, 1935
• Platón: Menón
• Platón: República
• Quesada, Ernesto: El criollismo en la literatura argentina, Buenos Aires,
Rubino, 1983
• Ramos Mejía, José María: Las Multitudes Argentinas, Buenos Aires, Tor, 1956
• Sabine, George: Historia de la Teoría Política, Buenos Aires, Fondo de Cultura
Económica, 2003
• Terán, Oscar: Vida Intelectual en el Buenos Aires fin-de-siglo (1880-1910),
Buenos Aires, Fondo de Cultura Económica, 2000
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