Boletín nº5

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BOLETÍN DE NOVEDADES SOBRE RIESGOS PSICOSOCIALES
N.5
2011
ARTÍCULOS DE INTERÉS
Olvida las Vacaciones (Fuente: La Vanguardia, 2 de Septiembre 2011)
La vuelta al trabajo se convierte en un pequeño calvario para algunos y huyen del
presente aferrándose a las imágenes idílicas de las vacaciones.
Es fácil quedarse contemplando las musarañas recordando algunos momentos
del periodo estival, ya sea la playa disfrutada con los amigos, con la familia o con
ambos, o evocando los paisajes sorprendentes del país visitado, o sencillamente viene
a la mente el libro recién leído o sintiendo todavía en la piel las emociones despertadas
durante las vacaciones. Sea lo que sea, generalmente el estrenado mes de septiembre
pesa y hay tendencia a mirar lo vivido durante el mes pasado. Se contempla con cierta
nostalgia. Y aparece el desdén del nuevo curso que empieza. Los expertos aseguran
que no es extraño porque el tiempo de ocio se acostumbra a vivir como un espacio de
libertad personal, donde en teoría cada uno hace lo que realmente quiere. Esto unido al
buen tiempo y los días todavía largos, da la sensación que los buenos momentos se
escurren entre los dedos. Qué frustración no poder retenerlos. Sólo queda evocarlos en
un presente del que la mayoría no se siente demasiado a gusto.
“No le pasa a todo el mundo, pero es habitual que al volver de vacaciones la
mente divague hacia los días recién pasados”, explica Esther López, psicóloga y
psicoanalista. Después comenta que durante las vacaciones “has estado más tiempo
con los amigos, has tenido la oportunidad de conocer nuevas personas interesantes,
otras formas de pensar y de ver mundo. Has dispuesto de un tiempo que no suele
tenerse en el resto del año”. Que suceda esto no es un problema. Pero los expertos
señalan que en septiembre aumenta el número de pacientes que requieren la ayuda de
un profesional.
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Bárbara Tovar, psicóloga, ex coordinadora de la comisión de estrés postraumático
de la Sociedad Española para el estudio de la Ansiedad y el Estrés y actualmente
directora de la clínica Bárbara Tovar, asegura que la vuelta de vacaciones “es uno de
los momentos del año que se detecta un aumento sustancial de estrés”. Después
añade que cuando empiezan los meses fríos y en primavera, “son otros dos momentos
del año que se incrementan las consultas y los ingresos”. En cualquier caso, “es verdad
que en septiembre hay personas que se quedan enganchadas con las vacaciones”,
añade esta experta.
Por otra parte, Iñaki Piñuel, psicólogo, profesor de Organización y Dirección de
Empresas de la Universidad de Alcalá, en Madrid, autor y director del Barómetro
Cisneros (herramienta que evalúa los riesgos psicosociales en el trabajo), y autor del
libro La dimisión interior. Del síndrome posvacacional a los riesgos psicosociales en el
trabajo (Ed. Pirámide), constata que en la vuelta al trabajo se produce lo que ahora
algunos
expertos
denominan
síndrome
posvacacional,
y
que
engloba
una
sintomatología que va desde un cansancio aparentemente inexplicable hasta algunos
dolores de tipo muscular, así como algunos trastornos digestivos. Esto y un estado de
ánimo bajo, cierta apatía o desgana. Para Iñaki Piñuel no es normal que al volver del
trabajo suceda esto.
No sucede sólo con el trabajo. La insatisfacción no es patrimonio del mundo
laboral. Se produce en otros ámbitos. Jerónimo Saiz, presidente de la Sociedad
Española de Psiquiatría y jefe del servicio de psiquiatría del hospital Ramón y Cajal de
Madrid, no habla de síndrome posvacacional ni de trabajo, sino de adaptación a un
ritmo de vida distinto al que se estaba llevando. Pilar Varela, psicóloga y autora de,
entre otros libros, Ansiosa-mente (Ed. Esfera de los libros), asegura que cambiar de
ritmo en sí está bien. No es problema. Al contrario, es un lujo. “El síndrome
posvacacional es un cuento chino que corresponde a una era de hiperconfort. Quien
tiene vacaciones y trabajo tendría que estar saltando de alegría”.
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El problema generalmente viene de la actitud. En ese sentido, Esther López habla
de la necesidad de establecer estrategias para que la transición de ritmos y rutinas no
conlleve más problemas que el adaptarse lo más eficazmente al cambio. Pero las
imágenes de las vacaciones siguen ahí, en la mente y a veces es difícil convencer a la
gente para que salte de alegría. “Que las imágenes de las vacaciones estén ahí no es
un problema. Es normal. Te lo pasaste bien y lo recuerdas. El problema es si estas
imágenes te secuestran del presente, si no te permiten hacer con eficacia lo que tengas
que hacer”, señala Esther López, y añade que estar secuestrado por las vivencias del
pasado va produciendo una especie de cansancio.
Linda Hawes Clever, profesora de Medicina de la Universidad de California,
presidenta del departamento de Salud Laboral en el centro médico California Pacific y
presidenta de Renew, una organización sin ánimo de lucro que tiene el objetivo de
ayudar a las personas a recuperar el entusiasmo y mejorar su salud física y mental, y
autora, entre otros libros, de Vence tu cansancio (Ed. Oniro), asegura que tras ese
cansancio que va apareciendo hay necesidades y deseos no cumplidos o no
reconocidos. Y al volver de vacaciones se pone más en evidencia, aunque sea por
contraste con el tiempo de ocio recién vivido.
Bárbara Tovar resalta que la clave es el autocontrol de los pensamientos, algo así
como olvidarse de las vacaciones cuando el individuo lo desee, pero para ello hay que
abordar la causa por la que se produce ese enganche con las vacaciones. Y
generalmente tiene que ver con la insatisfacción con el presente. Es como si se
pensara que todo lo bueno ya se acabó, como si no se pudiera sacar más beneficios
del presente. “La insatisfacción del presente te bloquea y angustia, y eso hace que las
situaciones las vivas en blanco y negro, en bueno o malo. El problema no es recordar
las vacaciones sino la dificultad para controlar las preocupaciones, la incapacidad para
vivir el presente sin proyectarnos a nuestro futuro o a nuestro pasado. Es uno de los
síntomas que indican que de alguna manera nos falta aprender a dominar el estrés que
nos produce el día a día. Cuando no se sabe gestionar el estrés y aparece la ansiedad,
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se produce una huida del presente. Es como un mecanismo porque el individuo no
tiene herramientas para afrontar la realidad del momento presente. Y cuando huye del
presente puede perder muchas oportunidades. Por perder hasta puede perder el saber
disfrutar de unas cervezas con los amigos porque está pensando en las cervezas que
estaba tomando en verano en un entorno distinto”.
Pilar Varela insiste en un mecanismo primordial en la transición entre el periodo
vacacional y el trabajo. “Se llama adaptación. Somos capaces de adaptarnos. El ser
humano tiene una capacidad asombrosa por adaptarse. Y al volver de vacaciones hay
unos pasos de adaptación. Al principio hay niveles de estrés importantes”. Esther
López añade que parece ser que se produce una cierta pasividad que fomenta el
dejarse invadir por las imágenes que van pasando por la cabeza, “como si no se
pudiera hacer nada con las circunstancias que nos rodean. No puedo cambiar el
presente, luego me dejo invadir por el pasado”. En este sentido hay mitos que hacen
daño. Bárbara Tovar señala que el popular “yo soy yo y mis circunstancias”, no se
corresponde con la realidad. “Lo que está claro es que si no mejoro yo, tampoco lo
harán mis circunstancias”.
Pero hay que querer mejorar y creer que se puede mejorar. “A nivel emocional se
puede trabajar todo”. Para quien crea que no puede porque baila al son del sistema
hormonal, Bárbara Tovar recuerda que ahora “ya se ha comprobado que nosotros
tenemos el poder de modificar la bioquímica de nuestro cuerpo”. Y Esther López señala
que con los ejercicios de relajación “podemos cambiar nuestro estado de ánimo. La
respiración profunda es una buena aliada”.
Hay más estrategias para controlar esta mente revuelta. “Un fantástico ejercicio
sería establecer un momento del día para evocar estas imágenes de las vacaciones”,
explica Bárbara Tovar. Añade que da muy buenos resultados. “Muchas veces
recomiendo este tipo de ejercicios a mis pacientes, que si bien al comienzo me miran
con cierta guasa, una vez que lo practican quedan encantados con la mejora que
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obtienen de forma prácticamente inmediata. Se trata de elegir una hora al día para
sumergirse en estas imágenes de manera intensa. La idea es ir tomando un control de
nuestros pensamientos. Y eso ayuda”.
Linda Hawes Clever propone más estrategias que pueden servir para tomar las
riendas ante la insatisfacción del presente. “Se empieza por tomar conciencia (es
importante reconocer la situación). Luego se reflexiona sobre los recursos de que se
dispone (valores, personas, sueños). Luego se aprende a mantener conversaciones
importantes con los seres queridos y con los colegas para poner a prueba las
observaciones previas. Finalmente, se avanza hacia la planificación y la acción, en que
se toman decisiones sobre los objetivos y las estrategias. Por el camino se separará el
grano de la paja. Este proceso permite aclarar qué es lo que verdaderamente nos
importa en la vida. Es un acto de transformación y de renovación. Nos da la libertad de
empezar de nuevo. Puede hacerlo. Ya se ha hecho antes”.
Todos los expertos recuerdan que esto no significa ni mucho menos que no se
pueda evocar las vacaciones. Esther López afirma que es sano hacerlo y compartirlo.
“¿A quién no le gusta reunir a familiares y amigos para enseñar las fotos del último
viaje, riendo las mil anécdotas vividas? Es un sano carburante emocional evocar la
sensación del bienestar. Pero fíjate que no estoy hablando de perderse en un pasado,
sino de que lo trasladas al presente al compartirlo y disfrutarlo con tus amigos. Es muy
distinto a quedarse colgado mirando las musarañas. En ese caso utilizas la excusa de
lo vivido en el pasado para disfrutar del momento presente. No hay una huida del
presente. La actitud es positiva y no pasiva. La clave es esa positividad”. En ese
sentido, Linda Hawes Clever comenta que hace unos años, “el comité de acción por los
valores del centro médico California Pacific describió qué era positivo y qué no lo era
tanto. Los miembros decidieron que seguir una pauta positiva aporta fluidez, como el
agua que fluye por encima y alrededor de las rocas para sortearlas. Se avanza. Las
cosas encajan. Hay buenas sensaciones y uno se siente bien consigo mismo (no
complaciente, sino bien). Se va al trabajo con ganas de superar la próxima colina. Se
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siente que hasta el menor paso es un avance. Se es feliz. La vida es como una
aventura, llena de sorpresas y de emociones, en lugar de un viaje pesado en el que
cada vez cuesta más avanzar”. Después añade que cuando la pauta es positiva, la
actitud también lo es.
Ser positivo no significa creer que todo está bien y tampoco hace falta irse al otro
extremo y pensar que todo está mal porque se quiere todo perfecto. El perfeccionismo
también es un aspecto que juega en contra de la persona. Y al volver de vacaciones
puede emerger de forma más visible. Al menos para quien lo sufre. Contrariamente a lo
que se cree, Bárbara Tovar destaca que el perfil de la persona perfeccionista es más
habitual entre mujeres de 30 a 35 años, con un nivel muy alto de autoexigencia. “Por
una parte son más empáticas, más amables, más sensibles y a la vez más vulnerables.
Exigen mucho de la vida y de sí mismas. Esto produce estrés y ansiedad.
También es verdad que antes venían más mujeres a la consulta y que ahora se
está equilibrando: el hombre ha aprendido a pedir ayuda”, señala esta experta. Esther
López indica que estar arropado socialmente ayuda mucho. “Lo que sucede es que en
el ritmo de vida actual se han perdido algunas buenas costumbres, como la
conversación. Durante las vacaciones es más factible conversar, pero no tanto cuando
se vuelve de ellas. Las sobremesas son un buen antídoto. Linda Hawes Clever desvela
qué aporta un sano debate con los amigos. “Durante la conversación, recibe apoyo,
comentarios, datos nuevos y perspectiva. Se sentirá menos aislado, más fuerte y con
más capacidad de decisión. Con la conversación podrá implicar a otros en su combate
contra el cansancio. No se sorprenda demasiado si ve que sus compañeros de
conversación recuperan su propia energía, salud y vida junto a usted. La renovación
suele propagarse de persona a persona. De hecho, es parte de la idea. Durante la
conversación puede recibir consejos fantásticos. Puede ampliar sus emociones y sus
conocimientos”.
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Pilar Varela comenta que además de las conversaciones es importante
aprovechar la vuelta de vacaciones “para profundizar un poco con tu situación. Valorar
positivamente el poder estar trabajando. Obtenemos beneficios económicos, pero
también tiene sus beneficios sociales. Refuerza la autoestima y la autoimagen. Es
importante sentirse agradecido, y eso no quita que haya pequeños problemas en el
trabajo derivados de las envidias y las tensiones. Pero hay la oportunidad de aprender
a distanciarse emocionalmente y a desarrollar el sentido del humor”. En cualquier caso,
para acabar Esther López recuerda que sea como sea el presente, “que nos quiten lo
bailado”.
¿Cómo ganar el pulso de tensión en las pymes españolas? (Fuente:
Psiconoticias, 24 de Septiembre 2011)
La naturaleza de cada trabajo exige una mayor o menor cantidad de recursos a
los trabajadores, independientemente de sus diferencias individuales. Unos trabajos
exigen prisa, inmediatez, otros exigen precisión, exactitud, otros exigen un gran
esfuerzo físico, otros un gran esfuerzo mental, otros una gran responsabilidad, ya que
las consecuencias de un error pueden ser vitales, etc. Todo esto puede llegar a generar
estrés en la organización a través de lo que se conoce como riesgos psicosociales.
¿Cómo podemos identificar estos riesgos psicosociales?
1.- Cuando hay que trabajar rápido o de forma irregular, cuando el trabajo
requiere que escondamos los sentimientos, callarse la opinión, tomar decisiones
difíciles y de forma rápida;
2.- Cuando no tenemos margen de autonomía en la forma de realizar nuestras
tareas, cuando el trabajo no da posibilidades para aplicar nuestras habilidades y
conocimientos o no tiene sentido para nosotros, cuando no podemos adaptar el horario
a las necesidades familiares, o no podemos decidir cuándo se hace un descanso ;
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3.- Cuando hay que trabajar aislado, sin apoyo de los superiores o compañeros y
compañeras en la realización del trabajo, con las tareas mal definidas o sin la
información adecuada ya tiempo;
4.- Cuando se falta al respeto, se provoca la inseguridad contractual, se dan
cambios de puesto o servicio contra nuestra voluntad, se da un trato injusto, o no se
reconoce el trabajo, el salario es muy bajo, etc.
5.- El trabajo doméstico y familiar supone exigencias cotidianas que deben asumir
de forma simultánea a las del trabajo remunerado. La organización del trabajo en la
empresa puede impedir la compatibilización de ambos trabajos, a pesar de disponer de
herramientas y normativa para la conciliación de la vida laboral y familiar. Las mujeres
siguen realizando y responsabilizándose del trabajo doméstico y familiar, de modo que
la doble presencia es más prevalente entre el colectivo de mujeres.
Psico. Aumentan la violencia y el acoso psicológico en los lugares de
trabajo en Europa. (Fuente de Datos: Agencia Europea para la Seguridad
y la Salud en el Trabajo - 01/10/2011)
La violencia, la intimidación y el acoso psicológico están convirtiéndose en
fenómenos cada vez más generalizados en los lugares de trabajo europeos, según se
desprende de un reciente informe elaborado por la Agencia Europea de Seguridad y
Salud en el Trabajo (EU-OSHA). Cunde, sin embargo, la impresión de que las
empresas y gobiernos nacionales no están respondiendo como es debido. La violencia
y el acoso ejercidos por terceros afectan entre un 5% y un 20% de los trabajadores
europeos, en función del país, el sector y la metodología elegida. El informe
"Workplace Violence and Harassment: a European Picture" (Violencia y acoso en el
lugar de trabajo: una perspectiva europea) presenta estadísticas internacionales
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compiladas por el Observatorio Europeo de Riesgos, adscrito a EU-OSHA. La encuesta
paneuropea efectuada recientemente por el Observatorio pone de manifiesto que, en
Europa, al 40% del personal directivo le preocupa la violencia y el acoso psicológico en
el lugar de trabajo, pero solo un 25% ha implantado medidas correctoras: en muchos
países de la UE, este porcentaje no supera el 10%.
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