Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. ORIGINALES 87.348 Topiramato en el tratamiento de la impulsividad en enfermos mentales ambulatorios C. Iglesias Garcíaa, S. Santamarina Montilaa, M. Huerta Gonzáleza y M.J. Alonso Villab aServicio de Psiquiatría. Hospital Valle del Nalón. Langreo. Asturias. España. de estudios. Fundación Benito Feijoo. Sanatorio ADARO. Langreo. Asturias. España. bGabinete OBJETIVOS: En el presente estudio se evalúa el efecto del topiramato para el control de la impulsividad en pacientes psiquiátricos ambulatorios. PACIENTES Y MÉTODO: Estudio abierto y prospectivo en el que se incluyó a 101 pacientes con distintos diagnósticos de trastorno mental cuya característica común era un nivel de impulsividad clínicamente significativo. Se evaluó el efecto del fármaco durante 6 meses mediante la administración repetida del cuestionario de impulsividad de Barratt y la valoración clínica global de la eficacia y la tolerancia. RESULTADOS: Se observó una disminución clínicamente significativa del grado de impulsividad durante el estudio medida por las puntuaciones repetidas de la escala de Barratt, asociada también con una percepción clínica de mejoría y una valoración de tolerancia buena o muy buena. CONCLUSION: A pesar de las limitaciones del estudio, creemos que el presente trabajo presenta datos que avalan la utilidad del topiramato en el control de la impulsividad en pacientes psiquiátricos. Palabras clave: Topiramato. Impulsividad. Psiquiatría. INTRODUCCIÓN La impulsividad se define como una predisposición a reaccionar de forma brusca y no planificada ante estímulos internos o externos, sin tener en consideración las consecuencias derivadas de los actos, tanto para sí mismo como para los otros1. Esta pauta de comportamiento puede entenderse: como un síntoma que se manifiesta Correspondencia: C. Iglesias. Servicio de Psiquiatría. Hospital Valle del Nalón. Jove y Canella, 1. ADARO. 33900 Sama de Langreo. Asturias. España. Correo electrónico: [email protected] 46 Psiq Biol. 2005;12(2):46-51 Topiramate in the treatment of poor impulse control in psychiatric outpatients OBJECTIVES: To assess the effect of topiramate in the treatment of poor impulse control in psychiatric outpatients. PATIENTS AND METHOD: An open-label, prospective study including 101 patients with various psychiatric diagnoses and clinically significant impulse control symptoms was performed. The effect of the drug was evaluated over 6 months by repeated administration of the Barratt Impulsiveness Scale and by global clinical evaluation of the drug’s efficacy and tolerability. RESULTS: A statistically significant improvement was seen in impulse control throughout the study as evaluated by repeated Barratt scale scores and clinical impression. Subjective evaluation of tolerability was good or very good. CONCLUSION: Despite the study’s limitations, we believe that the data support the usefulness of topiramate in impulse control in psychiatric patients. Key words: Topiramate. Impulsiveness. Psychiatry. por actos perjudiciales; como un tipo específico de agresión inmediata en respuesta a estímulos ambientales interpretados como amenazantes, o como un rasgo general de la personalidad. El mal control de los impulsos es el elemento clave de los trastornos mentales del denominado “espectro impulsivo”, entre los que se incluyen los trastornos de personalidad, los trastornos por uso de sustancias o las psicosis. No obstante, puede formar parte de cualquier cuadro clínico, aunque con frecuencia no se detecta o no se considera clínicamente relevante debido, al menos en parte, a la rigidez de los esquemas nosológicos actuales. La ubicuidad del mal control de los impulsos y su relevancia clínica han llevado a algunos autores a enfatizar la necesidad de que los clínicos incor24 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Iglesias García C, et al. Topiramato en el tratamiento de la impulsividad en enfermos mentales ambulatorios poren estrategias adecuadas para la detección y el tratamiento biológico y psicológico de la impulsividad2. Actualmente se dispone de datos que avalan la eficacia de los abordajes psicoterapéuticos y psicofarmacológicos de la impulsividad. En cuanto a los últimos, la mayoría de los estudios apoya la eficacia del litio en agresividad impulsiva, aunque su perfil de efectos secundarios y la población a la que iría dirigido hace difícil su utilización3,4. También hay datos favorables a los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS)5,6, los antipsicóticos7-9 y los anticonvulsivos10-12. Otros fármacos utilizados han sido los antagonistas betaadrenérgicos13 y los psicoestimulantes, en el caso específico del trastorno de déficit de atención con hiperactividad14. En cuanto a los anticonvulsivos, la hipótesis más extendida sobre su eficacia se basa en su acción agonista GABA-érgica2 y antagonista sobre el receptor glutamatérgico que, a su vez, produciría un aumento de la actividad serotoninérgica mediada por receptores 5HT215 y, además, en su capacidad para disminuir la hiperexcitabilidad de la amígdala y mejorar el escaso control cortical que parecen estar en la base de las conductas impulsivas16,17. El topiramato es un fármaco estructuralmente nuevo utilizado para el tratamiento de la epilepsia. Su actividad está mediada probablemente por la modulación de los canales de calcio y sodio voltaje-dependientes, por la potenciación de la actividad del ácido gamma-aminobutírico (GABA) en el lugar no benzodiacepínico del receptor GABAA, por el bloqueo de los receptores de glutamato AMPA/Kainato18 y por la inhibición débil de la anhidrasa carbónica19. Además de su utilidad en el tratamiento de la epilepsia, hay datos que sugieren que se trata de un fármaco efectivo en el control de los impulsos. Por ello que se planteó la realización del presente trabajo, cuyo objetivo primario es el estudio de su efectividad para el control de la impulsividad clínicamente significativa en pacientes psiquiátricos ambulatorios, independientemente de su diagnóstico psiquiátrico primario. Como objetivos secundarios se establecen la evaluación de la seguridad del topiramato y su efecto sobre el peso de los pacientes. PACIENTES Y MÉTODO Se trata de un estudio observacional, abierto, no controlado, prospectivo y multicéntrico de una cohorte de pacientes ambulatorios tratados según las condiciones habituales. Se incluyó a pacientes psiquiátricos ambulatorios, mayores de 18 años, con impulsividad susceptible de tratamiento (independientemente del diagnóstico psiquiátrico) y que, según el criterio del investigador, pudieran beneficiarse del tratamiento con topiramato. La dosis de topiramato durante el estudio fue abierta y determinada por el criterio clínico del investigador excepto en el 25 inicio del tratamiento, momento en el que el protocolo recomendaba seguir una pauta de incremento progresivo de dosis partiendo de 25 mg/día. Los pacientes con tratamiento psicofarmacológico previo podían ser incluidos en el estudio, siempre que dicho tratamiento se hubiera mantenido sin modificación al menos durante los 3 meses previos al momento de la inclusión. En la primera visita se evaluaron las siguientes variables de los pacientes: los datos sociodemográficos, el peso, el diagnóstico CIE-10 según el juicio clínico del investigador (que era siempre el psiquiatra responsable del caso), los tratamientos concomitantes, el motivo de instauración del tratamiento con topiramato y la impulsividad según la puntuación en la escala de Barratt. En las visitas siguientes (1, 3 y 6 meses) se evaluaron: la aparición de efectos adversos, el peso, el cumplimiento terapéutico y el grado de impulsividad. En la visita final (mes 6) se registraron, además, la opinión global del investigador acerca de la eficacia y la tolerancia del fármaco, para lo que se utilizó una escala Likert de 5 niveles (excelente, buena, regular, deficiente y nula), y la valoración del investigador del estado clínico final del paciente comparado con su estado inicial (mucho mejor, bastante mejor, ligeramente mejor, igual, ligeramente peor, bastante peor, mucho peor). La escala de impulsividad de Barratt está compuesta por 30 ítems que deben valorarse como “raramente o nunca”, “ocasionalmente”, “frecuentemente” o “casi siempre”. En la actualidad se utiliza la undécima revisión, que presenta unos niveles de validez adecuados1. En este trabajo se ha utilizado la adaptación española de Oquendo et al20 con el sistema de puntuación que estos autores proponen. Se analizó la puntuación total y la puntuación de las dimensiones cognitiva, motriz y sin planificar. Se realizó un análisis descriptivo de la población en el que se incluyeron medidas de tendencia central y dispersión para las variables cuantitativas, y frecuencias absolutas y relativas para las cualitativas. Para la valoración de la modificación en las variables evaluadas durante el estudio se utilizaron pruebas estadísticas no paramétricas para muestras relacionadas: pruebas de McNemar y de Friedman. RESULTADOS Se seleccionó a 119 pacientes; se excluyó del análisis de eficacia a 18 pacientes debido a que solamente se obtuvieron datos de la primera entrevista. Ocho de los pacientes fueron excluidos por pérdida durante el seguimiento y 10 por la aparición de efectos adversos antes de la visita del primer mes. Los efectos adversos registrados fueron: parestesias en 3 casos, nerviosismo en 2 casos, somnolencia en 2 casos, malestar digestivo y náuseas en 2 casos, confusión mental en 1 caso y mala tolerancia sin concretar la causa en 2 casos. De los 101 pacientes incluidos en el análisis de eficacia, 82 (81,2%) finalizaron los 6 meses de seguimiento. Las causas de retirada prematura fueron: pérdida durante el seguimiento en 11 casos (10,9%), intolerancia al fármaco en 3 casos (3%) y ausencia de respuesta clínica o empeoraPsiq Biol. 2005;12(2):46-51 47 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Iglesias García C, et al. Topiramato en el tratamiento de la impulsividad en enfermos mentales ambulatorios TABLA 1. Número de pacientes y porcentaje sobre el total evaluado en cada período que recibió tratamientos concomitantes Basal Antidepresivos Ansiolíticos e hipnóticos Antipsicóticos Otros Total de pacientes con algún tratamiento psicofarmacológico Mes 1 Mes 3 Mes 6 Total estudio n % n % n % n % n % 68 61 20 8 67,3 60,4 19,8 7,9 68 59 20 8 67,3 5,4 19,8 7,9 60 51 18 7 65,9 56,0 19,8 7,7 51 42 14 5 62,2 51,2 17,1 6,1 79 69 23 8 78,2 68,3 22,8 7,9 92 91,1 91 90,1 82 90,1 71 86,6 92 91,1 TABLA 2. Evolución de las puntuaciones de la escala de impulsividad de Barratt (puntuaciones totales y dimensiones) Dimensión falta de planificación Dimensión motriz Dimensión cognitiva Puntuación total Basal Mes 1 Mes 3 Mes 6 Friedman media ± DE media ± DE media ± DE media ± DE p 23,9 ± 8,1 24,8 ± 7,8 20,3 ± 4,7 69,0 ± 17,5 22,1 ± 7,8 20,8 ± 8,2 18,1 ± 4,7 60,9 ± 18,0 19,9 ± 7,8 17,8 ± 8,4 16,6 ± 5,0 54,3 ± 19,1 19,1 ± 7,2 15,4 ± 9,2 15,3 ± 5,7 49,8 ± 20,3 < 0,001 < 0,001 < 0,001 < 0,001 miento en 5 casos (5%). De los pacientes retirados del estudio por efectos adversos, 1 presentó una nefrolitiasis; 1, parestesias, y 1, alteración de la función cognitiva. Todos los efectos adversos remitieron tras la retirada del fármaco. De los 101 pacientes evaluados, 68 (67,3%) eran mujeres y 30 (29,7%), varones. La edad media ± desviación estándar (DE) en la muestra fue de 39,6 ± 11,9 años (rango, 18-75 años). El peso medio fue de 79,3 ± 18,7 kg y el promedio de índice de masa corporal (IMC) de 26,9 ± 7,4. Los diagnósticos CIE-10 de los pacientes incluidos fueron: trastorno del estado de ánimo en 43 casos (42,6%), trastorno de la conducta alimentaria en 34 casos (33,7%), trastorno de la personalidad en 32 casos (31,7%), trastorno de ansiedad en 7 casos (6,9%), trastorno relacionado con abuso o dependencia de sustancias en 6 casos (5,9%) y otros trastorno de control de impulsos en 15 casos (14,8%). En 40 pacientes (39,6%) se obtuvo más de 1 diagnóstico clínico simultáneo. Los tratamientos concomitantes administrados durante el estudio se exponen en la tabla 1. Cabe señalar que el porcentaje de pacientes fue calculado sobre el total de pacientes valorables en cada una de las visitas y que la proporción de pacientes que precisaron medicación concomitante fue significativamente más baja en la visita final respecto a la basal (McNemar, p < 0,05). La dosis media de topiramato administrada durante todo el estudio fue de 240 ± 150,9 mg/día y el rango de dosis estuvo entre 25 y 900 mg/día. A pesar de las recomendaciones del protocolo en cuanto a la dosis de inicio y su in48 Psiq Biol. 2005;12(2):46-51 cremento progresivo, la dosis media inicial fue de 155,8 ± 120,8 mg/día y la dosis media de las siguientes visitas de 231 ± 131,6 mg/día en el primer mes, 280 ± 134,6 mg/ día en el tercer mes y 309 ± 173,1 mg/día al final del estudio (sexto mes), observándose un incremento significativo de las dosis durante el estudio (Friedman; p < 0,001). En la tabla 2 y en la figura 1 se muestra la evolución de las puntuaciones de la escala de Barratt (puntuación total y de cada una de las dimensiones). En todas ellas se hallaron disminuciones estadísticamente significativas en las puntuaciones observadas durante el estudio. El peso de los pacientes disminuyó de manera significativa (Friedman; p < 0,001) durante el estudio: 79,3 ± 18,7 kg en la visita basal, 77,5 ± 7,8 kg en el primer mes, 75,4 ± 17,2 kg en el tercer mes y 73,6 kg ± 14,7 al final del sexto mes. La disminución media del peso durante los 6 meses de duración del estudio fue de 5,7 kg. En cuanto a la seguridad, se registró un total de 32 acontecimientos adversos leves en 17 pacientes. Los acontecimientos adversos más frecuentes fueron: trastornos del sistema nervioso central y periférico (mareo, parestesias y vértigo) en 11 casos; trastornos psiquiátricos (confusión, dificultad de concentración, somnolencia, insomnio) en 9 casos y trastornos gastrointestinales (pérdida de apetito, vómitos) en 5 casos. En la tabla 3 se muestran los datos cualitativos valorados por los investigadores en cuanto a la eficacia y la tolerancia del fármaco en los pacientes incluidos en el análisis. 26 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Iglesias García C, et al. Topiramato en el tratamiento de la impulsividad en enfermos mentales ambulatorios 80 Puntuación total 70 25 60 20 50 40 15 30 10 20 5 10 0 0 Basal Fig. 1. Evolución de las puntuaciones de la escala de impulsividad de Barratt. Puntuaciones totales (eje primario) y puntuación de las dimensiones de impulsividad: motriz, cognitiva y falta de planificación (eje secundario). Mes 6 Dimensión motriz Dimensión cognitiva TABLA 3. Valoración subjetiva del investigador de la eficacia y la tolerancia del topiramato 27 Mes 3 Dimensión falta de planificación En el presente estudio se pretende valorar la efectividad del topiramato siguiendo el planteamiento de Moeller et al2, que plantean la pertinencia de investigar fármacos que actúen sobre las conductas impulsivas independientemente del diagnóstico psiquiátrico subyacente. Para ello hemos incluido a pacientes en los que el con- Eficacia Excelente Regular Deficiente Nula Total Tolerancia Excelente Buena Regular Deficiente Nula Total Estado final del paciente en comparación con su estado inicial Mucho mejor Bastante mejor Ligeramente mejor Igual Ligeramente peor Bastante peor Mucho peor Total Mes 1 Puntuación total DISCUSIÓN Opinión global del investigador Puntuación dimensiones 30 n % 21 54 17 1 99 21,2 54,6 17,2 1 100 38 51 8 0 0 97 39,2 52,6 8,2 0 0 100 23 43 20 10 2 0 0 98 23,5 43,9 20,4 10,2 2 0 0 100 trol de las conductas impulsivas era una necesidad asistencial detectada por los clínicos y no cubierta por los tratamientos previos, tanto si estas conductas se presentaban como paso al acto súbito e irreflexivo, como ocurre en los trastornos psicóticos, o como fracaso de la resistencia a los impulsos, como ocurre en los trastornos de personalidad21. La naturaleza del estudio, abierto y de corte naturalístico, implica limitaciones inherentes a esta metodología y, además, presenta una limitación adicional relacionada con la medición de la impulsividad, ya que la escala de Barratt tiene una utilidad limitada cuando se trata de efectuar las medidas repetidas que se emplean en los estudios de eficacia de tratamiento2. Este último handicap se ha tratado de subsanar en parte complementando las valoraciones obtenidas a partir de la escala de Barratt con los datos aportados por los clínicos que realizaron el estudio. Otra cuestión relevante que se debe valorar es la elevada tasa de pacientes que fueron seleccionados y debieron ser exluidos del análisis porque sólo se disponía de la evaluación basal, sin ninguna visita de seguimiento. Las retiradas en esta fase preliminar del estudio se asocian con un elevado número de acontecimientos adversos; la explicación más plausible probablemente venga de la mano de una utilización inadecuada del fármaco, ya que, como se ha mencionado con anterioridad, aunque el protocolo incluía las recomendaciones contenidas en la ficha técnica del topiramato en cuanto a una escalada progresiva de dosis, la dosis media de la visita basal indica que en algunos casos esta escalada no se realizó y el tratamiento se comenzó con dosis más altas. A pesar de que la tendencia a utilizar dosis altas se mantuvo durante todo el estudio, Psiq Biol. 2005;12(2):46-51 49 Documento descargado de http://www.elsevier.es el 19/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato. Iglesias García C, et al. Topiramato en el tratamiento de la impulsividad en enfermos mentales ambulatorios la tolerancia fue aceptable y se tradujo en un número reducido de retiradas prematuras del estudio por efectos adversos (3% de los casos) y una buena valoración subjetiva de los investigadores, que consideraron la tolerancia del fármaco como buena o excelente en el 91,8% de los casos. En nuestra muestra, compuesta por pacientes que demandan atención psiquiátrica ambulatoria, se observa que hay pacientes impulsivos en las categorías diagnósticas que tradicionalmente se asocian con la impulsividad: trastornos de la personalidad, trastornos de la conducta alimentaria, adicciones. Pero lo que llama la atención es que la mayoría de los pacientes presentó trastornos del estado de ánimo y también se encontró a pacientes con trastorno de ansiedad. En estos últimos grupos, que no se incluyen en el “espectro impulsivo”, la impulsividad estaría justificada por la alteración en los mecanismos neurobiológicos implicados en la modulación inhibidora causada por el cansancio y la fatiga22,23. Esta situación pone de manifiesto los problemas de ubicación nosológica de las impulsividad en las clasificaciones internacionales de enfermedad mental ya que, en nuestra muestra, más del 50% de los pacientes con impulsividad clínicamente significativa estaría fuera de las categorías diagnósticas que de manera tradicional se asocian con la falta de inhibición conductual que está en la base de la impulsividad, e induce a reflexionar acerca de la necesidad de valorar la impulsividad como una característica asociada que permita diferenciar entre individuos impulsivos y no impulsivos, con independencia de su diagnóstico2. Otro elemento que se debe considerar es que, a pesar de que los pacientes estaban siendo tratados con fármacos eficaces para el tratamiento del descontrol impulsivo, como los antidepresivos ISRS5 o los antipsicóticos8, la respuesta a éstos era insuficiente y la impulsividad continuaba siendo un elemento presente y clínicamente relevante en el cuadro clínico. En cuanto a la efectividad del topiramato para el control de la impulsividad, los datos del estudio muestran que la puntuación de la escala de Barratt y de cada una de sus distintas subescalas disminuyen significativamente durante el período de tratamiento y, también, que la percepción subjetiva de los investigadores es muy favorable en la mayoría de los casos. Este hecho resulta congruente con los resultados de estudios de investigación en los que se muestra la eficacia de distintos anticonvulsivos en la disminución de la impulsividad. Aunque limitada, también hay evidencia clínica que avala la utilización del topiramato en el tratamiento de algunos trastornos psiquiátricos del espectro impulsivo, como los trastornos de la conducta alimentaria24-28, la dependencia de alcohol 29-31 , el trastorno límite de la personalidad32 o los trastornos por estrés postraumá50 Psiq Biol. 2005;12(2):46-51 tico33. Nuestros datos, aunque obtenidos desde un punto de vista diferente en el que la presencia de la conducta impulsiva primaba sobre el diagnóstico, reafirmarían esta utilidad. En conclusión, en el presente trabajo se muestra que la impulsividad clínicamente significativa está presente en un número de pacientes psiquiátricos mayor del que cabría esperar en función de la prevalencia de los trastornos que de manera tradicional se asocian con el espectro impulsivo. Asimismo y, asumiendo sus limitaciones, el presente estudio presenta datos positivos en cuanto a la posible utilidad del topiramato en el tratamiento de conductas impulsivas, independientemente del diagnóstico psiquiátrico primario, con un buen nivel de eficacia y una buena tolerancia cuando se utilizan las dosis de forma adecuada. BIBLIOGRAFÍA 1. Patton JH, Stanford MS, Barratt ES. Factor structures of the Barratt Impulsiveness Scale. J Clin Psychol. 1995;51:768-74. 2. Moeller FG, Barratt ES, Dougherty DM, Schmitz JM, Swann AC. Psychiatric aspects of impulsivity. Am J Psychiatry. 2001;158:1783-93. 3. Sheard MH, Marini JL, Bridges CI, Wagner E. The effect of lithium on impulsive aggressive behavior in man. Am J Psychiatry. 1976;33:1409-13. 4. Rifkin A, Karagji B, Dicker R, Perl E, Boppana V, Harsan N, et al. Lihium treatment of conduct disorders in adolescents. Am J Psychiatry. 1997;154:554-5. 5. Coccaro EF, Kavoussi RJ. 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