¿sirve la formacion para el empleo?

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l sector servicios; 86% frente al
29% en agricultura e industria).
Otro dato interesante es que, con independencia del grado escolar, el sentimiento de
orgullo por el trabajo es mucho mayor en los
funcionarios que en el resto de los ocupados.
El contraste se aprecia menos en el grupo de
los que no han pasado de la escuela primaria.
En lo que respecta al tiempo libre, se
encuentran más satisfechos los directivos y
profesionales asalariados (muchos de ellos
funcionarios).Aparecen más quejosos los tra-
dencia a que las personas de clase acomodada
se consideren algo más felices que el resto,
pero la afirmación no puede ser tajante. Algunas investigaciones han mostrado que la sensación de felicidad se relaciona positivamente
con la posición social. Más que por el dinero,
la sensación de felicidad puede provenir del
ajuste entre distintos medios de integración
social, entre ellos un buen empleo. Se confirma, concluyen los autores, la importancia que
tiene la calidad de vida laboral para determinar la calidad de vida sin más.
Si bien el mérito principal de todo lo dicho
radica en la Encuesta de Calidad de Vida en
el Trabajo, hay que decir que los autores han
sabido explotar los resultados de la misma
presentándonos un trabajo que, al mismo
tiempo que es ameno, es de lo más ilustrativo,
abarcando un campo de lo más variopinto que
incluye aspectos poco estudiados en trabajos
anteriores sobre el tema.
GUILLERMO RODRIGUEZ FOLGAR
«¿SIRVE LA FORMACION
PARA EL EMPLEO?»
Grup d’Estudis Sociològics sobre la Vida
Quotidiana i el Treball *
Consejo Económico y Social,
Colección Estudios.
Madrid, 2000, 250 páginas.
El Grup d’Etudis Sociòlogics sobre la Vida
Quotidiana i el Treball (QUIT), de la Universidad Autónoma de Barcelona, analiza las
* El Grup d’Esdudis Sociològics sobre la Vida Quotidiana i el Treball (QUIT), está formado por profesores/as
de la Universidad Autónoma de Barcelona. En la investigación denominada ¿Sirve la Formación para el Empleo?
han participado: Andreu Lope Peña, Pedro López Roldán, Carlos Lozares Colina (Coord), Antonio Martín Artiles, Faustino Miguéles Lobo, Clara Llorens Serrano, Joel
Martí Olivé, Joan Miguel Verd Pericás.
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diversas teorías que han explicado la relación
entre formación y empleo. Inicialmente se
centran en las transformaciones en el trabajo
y en los requerimientos formativos para el
acceso al empleo; los criterios de selección y
reclutamiento; la formación en el empleo; y
en la formación en un mercado de trabajo segmentado.
En el estudio priman tres cuestiones vinculadas: el concepto de formación; la función
del sistema educativo como mecanismo formativo privilegiado; y la relación entre ambos
elementos – formación y educación – con el
acceso al empleo.
El concepto de formación lleva al grupo
QUIT a plantearse algunos problemas teóricos cuya solución aborda a lo largo de su
investigación. El primero, responder a la pregunta sobre el papel que juega la formación
reglada en el acceso al empleo, así como el
papel que tienen las relaciones sociales, denominadas capital relacional, en la intermediación entre oferta y demanda en el mercado de
trabajo. Segundo, explicar los usos y significados del concepto de formación para las
empresas y para los trabajadores. Tercero,
dar cuenta del abismo existente entre la
situación académica, la formación exigida en
el momento de la contratación, y los requerimientos reales de los puestos de trabajo.
Cuarto, la definición del concepto de formación, sus límites y sus implicaciones teóricas
y prácticas. Quinto y último, debatir el discurso dominante sobre el papel de la formación respecto a las teorías que abordan su
relación con el empleo. En cuanto a orientaciones metodológicas, se trata de una investigación con exigencias teóricas y contenidos
amplios y diversificados,
Conscientes de la importancia de los discursos en la práctica social, los autores analizan las concepciones de la formación y de su
relación con el empleo en las posiciones de
tres agentes sociales: Administraciones
Públicas, sindicatos y organizaciones empresariales.
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«Las Administraciones Públicas se refieren a la formación como variable estructurada del sistema económico, condicionando en
alto grado cualquier estrategia de crecimiento y como factor clave en la reducción del
paro».
En las empresas nos encontramos con una
concepción de la formación global identificable con los razonamientos de la teoría del
Capital Humano. Aquí, los autores, insisten
en el «valor de la formación permanente, el
reciclaje y la capacidad de aprender». Lo que
más valoran los empresarios de los trabajadores es «la responsabilidad, la buena formación básica y el interés por el trabajo».
Los sindicatos abordan el concepto de formación de manera genérica y su contenido se
da por descontado. La formación se define
como «un instrumento para conseguir la
adaptación de los trabajadores a las demandas de cualificación exigidas por la innovación tecnológica». La formación se entiende
como garantía para conseguir y mantener el
puesto de trabajo y la mejora de sus condiciones laborales. Desde el punto de vista instrumental, los sindicatos comparten con la
Administración y las organizaciones empresariales, la premisa de la formación como un
instrumento de mejoría económica.
Para QUIT «los discursos de los agentes
sociales son coincidentes al considerar exclusivamente la formación adquirida en las instituciones de carácter formal; no se habla del
factor experiencia como adquisición formativa, ni de trayectorias formativas en otros
ámbitos de la vida cotidiana». De todos los
agentes sociales, las Administraciones Públicas son las que más insisten en la idea de formación como elemento estratégico para el
crecimiento económico, el incremento de la
competitividad y la reducción del paro.
Otra de las conclusiones de la investigación de QUIT es que «la formación reglada
tiene formalmente un papel cada vez más
importante en nuestra sociedad». Su impor-
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tancia procede de dos factores. De un lado,
por la creciente presión de una abundante
mano de obra potencial, con titulaciones y
certificaciones académicas, derivada de la
expansión del sistema educativo. De otro, por
la creciente importancia de la formación
reglada, como demanda formalizada, derivada de la presión institucional, de los grupos
de interés y de las asociaciones profesionales.
En definitiva, la formación reglada, es un
«mecanismo de preselección» de la fuerza de
trabajo. Pocas veces, según los autores, es
una exigencia real del puesto de trabajo.
De la investigación se deduce que, a menudo, las empresas utilizan los niveles educativos como criterio para ordenar la lista de candidatos al empleo. También, como indicador
de supuestas capacidades, tales como conocimientos mínimos, disciplina, capacidad de
abstracción y de sistematización Para los
autores, el acceso al empleo no está determinado por el papel de la formación reglada. Por
el contrario, la cualificación efectiva se realiza en la empresa, mediante los aprendizajes
técnico y de organización. La intermediación
y el acceso al empleo dependen más de las
relaciones sociales que se tengan, denominadas capital relacional, y de las influencias de
parientes y amigos. Las experiencias de búsqueda de trabajo transmitidas por las familias, insisten en la importancia del capital
relacional, que sitúan en un primer plano,
entre los elementos movilizados para acceder
al empleo.
En cuanto a diferencias entre la demanda
de formación y la cualificación efectiva, parece demostrarse la existencia de una sobreeducación de la fuerza de trabajo para desempeñar puestos de trabajos simples, que se
aprenden con cursillos breves o por adiestramiento «a pie de máquina». Esto es evidente
en las categorías laborales bajas. La afirmación es menos cierta en el caso de categorías
que requieren unos conocimientos profesionales más específicos. De aquí que el aprendizaje, a través del trabajo y en el puesto de
trabajo, sea fundamental.
El aprendizaje informal en la empresa es
importante para adquirir pautas, hábitos y
conocimientos de las normas de la organización. La exigencia y demanda de cualificaciones no está sólo en saberes y conocimientos,
sino en cumplir unas normas que prescriben
el trabajo y definen las tareas. La cuestión
central es la disciplina y la obediencia, al
menos para las categorías laborales inferiores. Las exigencias formativas para los mandos intermedios se refieren a capacidades de
abstracción, sistematización, autodisciplina
y autoridad, con objeto de coordinar determinadas fases del proceso de trabajo o dirigir a
las personas que los desarrollan. En estos
casos, los perfiles de las titulaciones superiores no coinciden con las exigencias de los
puestos de trabajo, pero pueden ser útiles las
capacidades que se les presupone. El problema de la sobreeducación de la mano de obra
no está en el sistema educativo. El problema
radica en la división y racionalización del trabajo en las empresas, a partir del cual se establecen los requerimientos de cualificación
para los distintos puestos de trabajo.
Para los autores, el concepto de formación
tiene distintos usos y adquiere distintos significados para las empresas. No se limita a la
idea de formación reglada y meritocrática
que proporciona el sistema educativo. El uso
de la idea de formación tiene, entonces, entornos más amplios y difusos. La noción empresarial de formación se relaciona con la innovación tecnológica y organizativa de las
empresas, con el incremento de la productividad, la calidad y la competitividad. Además,
la certificación de cursos de formación ocupacional, o de formación continua, se convierte
en el rito para el acceso al empleo o para la
estabilidad en el mismo.
En la actualidad se va hacia una redefinición del concepto de formación. El nuevo concepto de formación efectiva es multifuncional. Las empresas usan el concepto de formación con distintos significados que aluden a
capacidades, conocimientos básicos, actitudes, disponibilidad y disciplina.
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QUIT mantiene que, desde la década de
los ochenta, está en auge la teoría del Capital
Humano, que subyace en el discurso dominante relativo a las estrategias para el desarrollo y la creación de empleo. La formación
figura como elemento clave en las estrategias
diferenciales de competitividad basadas en la
investigación, la tecnología y la calidad. Asimismo, la formación se plantea como vía de la
igualdad de oportunidades, del reciclaje, de la
movilidad y de la promoción de mano de obra.
en el ámbito educativo. La formación es un
factor fundamental de perfeccionamiento y
desarrollo de la persona que va más allá de
las necesidades que se tienen en el trabajo.
La verdadera «igualdad de oportunidades»,
concluyen, es que cada ciudadano pueda llegar a lo más alto en las posibilidades que
ofrezca el sistema formativo, sea éste reglado
o no reglado.
LUIS FERNÁNDEZ BRICEÑO
La práctica, a juicio de los autores, desmiente alguno de estos supuestos. Las políticas de formación de las empresas tienen
carácter dualista y selectivo. Las inversiones
en formación se dirigen preferentemente al
núcleo de empleo que ya cuenta con altos
niveles de formación reglada inicial. Es decir,
tiene una clara orientación segregadora, diferenciadora y ahonda las desigualdades sociales iniciales.
La cuestión anterior ha quedado probada
en la investigación de QUIT. Las políticas
empresariales de formación no se dirigen al
conjunto de los trabajadores, sino a los escasos beneficiados de los procesos de cambio en
el ámbito empresarial. Los trabajadores con
bajo nivel educativo inicial, se ven excluidos.
Por otra parte, la formación, como impulsora
de mejores condiciones de empleo en la
empresa que la proporciona, también se ve
limitada por las escasas oportunidades de
promoción.
Por último, para los profesores que han
participado en la presente investigación, la
formación reglada puede jugar un papel en la
movilidad de la fuerza de trabajo, en el reciclaje y en la recolocación de la mano de obra
excedentaria desde sectores reestructurados
a otros emergentes. Los integrantes de QUIT
estiman erróneo empeñarse en la idea de la
correspondencia entre formación y empleo. El
reto no es sólo modificar el sistema educativo,
sino transformar la organización del trabajo
en el tejido productivo para aprovechar mejor
las capacidades y los conocimientos generales
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