SUPERINTENDENCIA DE SOCIEDADES

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220-22713, 12 de mayo de 2005
Ref.: De los informes que se presentan a consideración del máximo órgano social.
Me refiero a su comunicación radicada con el No. 2005-01-067193, mediante la cual invocando el artículo 23 de la
C.N. solicita que este Despacho responda por escrito "el interrogatorio" conformado por los 5 puntos planteados, los
cuales versan sobre algunos aspectos relativos a las decisiones que fueron adoptadas en una reunión de asamblea
general de accionistas de una sociedad anónima.
A ese respecto es preciso advertirle que este Despacho con fundamento en el artículo 25 del C.C.A. profiere los
conceptos de carácter general y abstracto a que haya lugar con motivo de las consultas que les son formuladas
sobre las materias de su competencia, mas no le es dable mediante esta instancia emitir pronunciamientos de
ninguna índole sobre situaciones particulares y concretas, ni menos sobre la legalidad o ilegalidad de las decisiones
de los órganos sociales a los actos realizados al interior de sociedades cuya identidad y antecedentes le son
desconocidos, como es el caso de la compañía a que su solicitud alude.
Ello como es obvio supone entre otros, contar con los elementos de juicio suficientes para examinar en cada asunto
las especiales circunstancias de la sociedad y las condiciones en que hayan sido adoptadas las determinaciones o
celebraciones en que haya sido adoptadas las determinaciones o celebrado los actos en particular, pues en ningún
caso las actuaciones de la administración puede obedecer a la mera confrontación de hechos descritos por un
tercero, con las disposiciones legales que sean aplicables, lo que resulta igualmente predicable en tratándose de
cualquier otra conducta supuestamente irregular de parte de la sociedad, los administradores, los socios o
cualquiera otro órgano.
Para ese propósito y siempre que se trate de sociedades no sometidazas a la vigilancia de otros organismos o
quienes les competa conocer de esos asuntos, uno o más de los asociados representantes de no menos del diez por
ciento del capital social o alguno de sus administradores, podrán por si o por medio de apoderado, solicitar la
adopción de cualquiera de las medidas administrativas contempladas en el artículo 87 de la Ley 222 de 1995, entre
ellas la práctica de investigaciones administrativas, a las que habrá lugar cuando quiera que pretenda verificarse la
ocurrencia de hechos lesivos de los estatutos o de la ley, en cuyo evento esta Entidad decretará las medidas
pertinentes, según las facultades asignadas en la misma ley.
Ahora bien, en materia de verificación de legalidad de las decisiones emanadas del máximo órgano social, se tiene
que el tenor del artículo 191 del Código de Comercio, los administradores, los revisores fiscales y los socios
ausentes o disidentes podrán impugnar sus decisiones cuando exista mérito para considerar que no se ajusten a las
prescripciones légales o a los estatutos, en cuyo caso la acción correspondientes habrá de intentar ante los jueces,
en los términos del artículo 421 del C.P.C. o, ante esta Superintendencia, tratándose de sociedades sujetas a su
vigilancia.
Hecha esa aclaración, procede efectuar las siguientes consideraciones generales de orden jurídico, que le
proporcionarán ilustración para resolver sus inquietudes.
.Dada la finalidad esencial del contrato de sociedad, de repartirse entre sí los socios, las utilidades obtenidas en la
empresa o actividad social (art. 98 del C.Co.) al máximo órgano social, es decir a los socios convocados, reunidos y
organizados en un solo cuerpo colectivo, le corresponde sin funciones generales que el artículo 187 idem establece,
como son particularmente "Examinar, aprobar o improbar los balances de fin de ejercicio y las cuentas que
deben rendir los administradores" (num 2); y "Considerar los informes de los administradores o del
representante legal sobre el estado de los negocios sociales, y el informe del revisor fiscal, en su caso"
(num. 5).
-Consecuente con lo anterior, la legislación mercantil expresamente consagra el deber que al revisor fiscal y a los
administradores les asiste de preparar los informes que se han de presentar a la asamblea general de accionistas,
para lo que basta remitirse en su orden a los artículos 46 y 47 de la Ley 222 de 1995, los cuales prescriben que la
finalidad de cada ejercicio contable se deben presentar para su aprobación o improbación los estados financieros
acompañados entre otros, de un informe de gestión, cuyo contenido se sujeta las indicaciones expresamente
señaladas en el art. 47 idem.
-En cuanto hace particularmente a los alcances que comporta la aprobación del informe de gestión, esta
Superintendencia mediante oficio
220-38083 de julio 9/98 expresó su concepto señalando que "...es lógico inferir a que no haya previsto el legislador
en este evento ninguna restricción, (para que los administradores expresen su voto) pues la aprobación que imparte
el máximo órgano social sobre el informe de gestión, es de carácter formal, mas no de fondo; esto es que no
supone su anuencia sobre el desempeño o gestión propiamente dichos de los administradores, sino sobre su
contenido material, en la medida en que el mismo se haya elaborado con sujeción a las reglas que fija el artículo 47
de la Ley 222 de 1995". Apreciación que es también extensiva respecto al informe que le corresponde al revisor
fiscal.
-Finalmente y teniendo en cuenta que la normatividad mercantil no contempla en sentido estricto una obligación
general de remitir a esta Superintendencia los documentos a que se ha hecho referencia, mal puede hablarse de
unos plazos absolutos para ese efecto. Cosa diferente es que la Entidad en ejercicio de las expresas atribuciones de
inspección, vigilancia y control, que le confieren los artículos 84 Y SS de la mencionada Ley 222, solicite ya se
mediante acto administrativo de carácter general o bien actos particulares y concretos, la información financiera
acompañada de los documentos a que haya lugar, o cualquiera otra que resulte necesaria par el desempeño de sus
funciones, en cuyo evento serán sujetos de la obligación los entes jurídicos destinatarios de los actos respectivos,
según los términos y bajo las condiciones que en su oportunidad sean exigidos.
En los anteriores términos su solicitud ha sido atendida, reiterando que los alcances del concepto expresado se
ciñen al artículo 25 del C.C.A.
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