TribunaOberta Derecho de Daños: La nueva ley rectora de las obligaciones no contractuales en el ámbito internacional El pasado 31 de julio de 2007 se publicó en el DOUE el Reglamento del Parlamento y del Consejo 864/2007, sobre ley aplicable a las obligaciones no contractuales, conocido como “Roma II”. La norma entrará en vigor el 11 de enero de 2009 y, a partir de esa fecha, derogará en buena medida el contenido del artículo 10.9 CC, creando un nuevo corpus jurídico en materia de ley aplicable a las obligaciones no contractuales. Ello es así por el ámbito universal o efecto erga omnes de la norma, que conlleva que la ley que designe el Reglamento (o de manera más precisa, las normas de conflicto que contiene) deberá aplicarse por el Juez español para resolver el fondo del asunto con independencia de si es o no la ley de un Estado miembro de la UE. Coherentemente, el Reglamento no admite la posibilidad del reenvío, derogando también en su ámbito de aplicación lo dispuesto en el art. 12.2 CC. Además, el Reglamento no exige ninguna conexión comunitaria, por lo que bastará con que el Juez español tenga competencia judicial internacional (bien con base la LOPJ o en el Reglamento 44/2001) para que deba aplicar lo dispuesto en el nuevo texto. La definición de “obligación extracontractual” es la que el TJCE ha hecho de tal materia en su jurisprudencia relativa al Convenio de Bruselas (hoy Reglamento 44/2001), en la que ha definido obligación 18 extracontractual por defecto frente a la contractual, como “toda responsabilidad que no se derive o que no se haya producido en el marco de una relación libremente establecida entre las partes o por una parte frente a otra” (as. C-51/97). La norma será por tanto de aplicación a tales obligaciones, en materia civil y mercantil, con excepción de las que excluye el propio texto legal, es decir, las derivadas de las relaciones de familia, o de regímenes matrimoniales o relaciones asimiladas, incluidas las alimenticias, las derivadas del Derecho de sucesiones, las obligaciones de naturaleza cambiaria o derivadas de instrumentos negociables, las derivadas del Derecho de sociedades, las relativas a los trusts, las derivadas de un daño nuclear y los daños a la intimidad o a los derechos de la personalidad, incluida la difamación. Estos daños excluidos del ámbito de aplicación del reglamento, así como los que deriven de un hecho acaecido con anterioridad a la entrada en vigor del Reglamento, deberán seguir siendo juzgados en España conforme a lo dispuesto en las MónJurídic normas autónomas (hoy, el art. 10.9 CC y aquellas normas que puedan resultar de aplicación a título de lex specialis). Para el resto de daños, el Reglamento Roma II derogará el contenido del artículo 10.9 CC Con la nueva normativa, víctima y responsable civil del daño pueden, en principio, pactar la ley aplicable Como es sabido, el CC dispone en su artículo 10.9 que “Las obligaciones no contractuales se regirán por la ley del lugar donde hubiere ocurrido el hecho de que deriven.”. Añade el artículo dos normas especiales en relación con la gestión de negocios ajenos y el enriquecimiento sin causa. La entrada en vigor del Reglamento Roma II supone un cambio radical en la opción legislativa, por cuanto el texto prevé como conexión principal la autonomía de la voluntad de las partes. Así, con la nueva normativa, víctima y responsable civil del daño pueden en principio pactar la ley conforme a la que el juez del Estado miembro que conoce del caso va a resolver el litigio. En defecto de sumisión a una ley por las partes (que será lo habitual por razón de la materia), el reglamento parte de la regla general del Derecho comparado (la lex loci delicti commissi), con una excepción general (residencia habitual común) y una cláusula de cierre, a lo que añade reglas especiales en materia de responsabilidad por productos, derecho de la competencia, propiedad industrial e intelectual y acciones industriales. De esta manera, si las partes tienen su residencia habitual común en un Estado, y siempre y cuando no hayan decidido someter la controversia a una ley determinada, será la ley del Estado donde residen víctima y responsable civil del daño la que rija el fondo de la controversia. De residir víctima y generador del daño en Estados distintos y no pactar una ley aplicable al fondo de la controversia, se aplica la ley que resultaría hoy de aplicación, esto es la lex loci delicti commissi. Pero a diferencia de lo que sucede en el ámbito del Reglamento 44/2001, el demandante no tiene una opción, cuando están situados en Estados diferentes, entre el lugar donde se produce el hecho generador del daño y el lugar donde sufre el daño. Aquí, la ley aplicable será la ley del Estado donde se sufre el daño. El Reglamento permite a los jueces huir de la aplicación a ciegas de la norma de conflicto, incluyendo una cláusula de cierre que permite, cuando se derive claramente de las circunstancias del caso que el daño se encuentra manifiestamente más vinculado con otro Estado, aplicar la ley de tal Estado aunque no sea ni la ley de la residencia habitual común, ni la ley del Estado donde se localiza el daño. La redacción de la norma (“claramente”, “manifiestamente”) responde al carácter excepcional que el texto otorga a esta norma de cierre. El Reglamento contiene asimismo reglas especiales en materia de responsabilidad por productos, derecho de la competencia, propiedad industrial e intelectual, daños al medio ambiente y acciones industriales. Asimismo contempla normas específicas para el enriquecimiento sin causa, la gestión de negocios ajenos y la responsabilidad por culpa in contrahendo. FERNANDO DE LA MATA Col·legiat núm. 20.354 19