Cámara Nacional de Casación Penal

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Cámara Nacional de Casación Penal
CAUSA Nro. 14.795 -SALA IV“GARBI, Miguel Tomás
s/recurso de casación”
JESICA YAEL SIRCOVICH
Prosecretaria de Cámara
REGISTRO Nro: 16.132 .4
//la ciudad de Buenos Aires, a los
28
días del mes de
diciembre del año dos mil once, se reúne la Sala IV de la Cámara Federal de
Casación Penal, integrada por el doctor Gustavo M. Hornos como
Presidente y el doctor Mariano Hernán Borinsky y la doctora Ángela E.
Ledesma como Vocales, asistidos por la Prosecretaria de Cámara, doctora
Jesica Yael Sircovich, a los efectos de resolver el recurso de casación
interpuesto a fs. 21/27 de la presente causa 14.795 del Registro de esta Sala,
caratulada: “GARBI, Miguel Tomás s/recurso de casación”; de la que
RESULTA:
I. Que el Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santiago del
Estero, en el marco de la causa Nro. 960/11 -17/07, 18/07 y 19/07- de su
Registro, con fecha 24 de junio de 2011, resolvió: “I) NO HACER LUGAR
a la recusación planteada por el imputado Miguel Tomás Garbi en contra
de las Señoras Juezas de Cámara subrogantes, doctoras Graciela Nair
Fernández Vecino y Marina Cossio de Mercau, conforme lo considerado
(artículo 18 de la C.N. y artículos 55, 58 y concordantes del C.P.P.N.)...”
(cfr. fs. 18/19).
II. Que contra dicha resolución interpuso recurso de casación la
Dra. Silvia Abalovich de Ferreira Lesye en calidad de Defensora Pública
Oficial de Miguel Tomás Garbi (fs. 21/27) el que fue concedido por el
tribunal a quo (fs. 28/28 vta.).
III. Que la recurrente, luego de señalar que la decisión que no
hizo lugar a la recusación impetrada resulta equiparable a sentencia
definitiva, por causar un gravamen de imposible, insuficiente o tardía
reparación ulterior, sostuvo que a la hora de no hacer lugar a la recusación
interpuesta por temor de parcialidad, el tribunal a quo se apartó en forma
−1−
arbitraria a lo dispuesto por los arts. 18, 75, inc. 22 de la C.N., 8.1 de la
C.A.D.H., al 14.1 del P.I.D.C. y P., desatendiendo principios de orden
constitucional que hacen a la imparcialidad de los magistrados para
administrar justicia, circunstancia que comporta una vulneración al derecho
de defensa en juicio y al debido proceso legal.
Sobre el particular, agregó que la resolución impugnada debe
ser descalificada como acto jurisdiccional válido, en tanto se encuentra
desprovista de toda fundamentación suficiente, pues no puede acudirse a la
taxatividad de los motivos enunciados por el art. 55 del C.P.P.N. para
impedir el apartamiento de un juez sospechado de parcialidad, máxime
cuando esta causa de recusación ha sido expresamente reconocida por la
Corte Suprema de Justicia de la Nación a través del precedente “Llerena”.
Por otra parte, aún cuando la defensa no interpuso formalmente
recurso de inconstitucionalidad (art. 474 del C.P.P.N.), sostuvo que el art.
61 del C.P.P.N. resulta violatorio del 18 de la Constitución Nacional, toda
vez que al momento de sancionarse el actual Código Procesal Penal de la
Nación (Ley 23.984, B.O 9/9/1991) que incluye la citada norma, no se había
producido la reforma constitucional del año 1994 y, por ende, el trámite
previsto por el art. 61 del rito, se contrapone con los tratados y
convenciones internacionales que expresamente consagran la garantía de
juez imparcial incorporados a nuestro bloque constitucional (art. 75, inc. 22
de la C.N.).
Solicitó, en consecuencia, que se haga lugar al recurso y se case
la resolución impugnada. Hizo reserva del caso federal.
IV. Que celebrada la audiencia prevista por el art. 465 bis, en
función de los arts. 454 y 455 del C.P.P.N., se presentó la Sra. Defensora
Pública Oficial ante esta Cámara, Dra. Mariana Grasso, quien mantuvo y
amplió fundamentos con respecto a la arbitrariedad sobre la que se edifica el
recurso de casación, citó el precedente “Llerena” de la Corte Suprema de
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Justicia de la Nación y desistió del agravio que involucra la
inconstitucionalidad del art. 61 del C.P.P.N. solicitada en el recurso.
Luego de la deliberación que establece el art. 455 en función del
396 del C.P.P.N., el tribunal está en condiciones de dictar sentencia.
Efectuado el sorteo de ley para que los señores jueces emitan su voto,
resultó el siguiente orden sucesivo de votación: doctores Mariano Hernán
Borinsky, Gustavo M. Hornos y Ángela E. Ledesma.
El señor juez Mariano Hernán Borinsky dijo:
I. Que el agravio que se dirige contra la resolución que no hizo
lugar a la recusación de dos de las magistradas que integran el Tribunal Oral
en lo Criminal Federal de Santiago del Estero, resulta formalmente
admisible, pues se dirige contra una resolución que involucra garantías
constitucionales -derecho a ser juzgado por jueces imparciales-, derivando
de allí un gravamen de imposible, insuficiente o tardía reparación ulterior
que torna a la resolución impugnada en equiparable a definitiva en los
términos del art. 457 del C.P.P.N. (C.S.J.N. Fallos: 329:2631).
II. Al ingresar al estudio del caso traído a revisión, corresponde
dejar expresa constancia, ante todo, que en principio, y de conformidad con
conocida jurisprudencia de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, es
bastante fundamento de las decisiones judiciales la remisión a lo resuelto en
pronunciamientos anteriores (Fallos: 311:2293 y sus citas). Lo dicho es de
aplicación al sub examine, toda vez que al decidir la suerte negativa de la
recusación, los jueces de la instancia anterior se remitieron a lo resuelto el
mismo día en el “Incidente de Recusación deducido por el Dr. Juan José
Saín” por tratarse de una situación sustancialmente análoga a la allí tratada.
Aclarado el punto, corresponde examinar las críticas que
efectúa la defensa en su recurso. En él, se alega que en la resolución
impugnada no se han otorgado razones suficientes para constituir un acto
−3−
jurisdiccional válido que constituya la aplicación razonada del derecho a las
concretas circunstancias de la causa.
No se advierte, sin embargo, que las críticas que ensaya la
defensa puedan prosperar. Ello es así, toda vez que no se observa ni la
defensa logra demostrar las razones que fundan el temor de parcialidad
sobre el que se edifica la recusación de las juezas Gabriela Nair Fernández
Vecino y Marina Cossio de Mercau para sustituir o apartarlas de su deber de
juzgar los hechos por los que se encuentra acusado Miguel Tomás Garbi a
partir de su anterior intervención en el marco de la causa “Kamenetzky”.
Ello es así, por cuanto más allá de la alegada conexidad que se
registraría entre el antecedente “Kamenetzky” y los hechos que se
inspeccionan jurisdiccionalmente en el principal, lo cierto es que la defensa
no informa ni identifica, en qué consisten las conclusiones y juicio de
mérito que se realizaron en el precedente “Kamenetzky” para condicionar el
juicio justo que debe garantizarse al imputado en esta causa a través de
jueces imparciales.
Dado que no se advierte en el recurso aspecto alguno sobre el
particular, corresponde que este Tribunal agote su máxima capacidad de
revisión (Fallos: 328:3399), para intentar identificar las posibles
afirmaciones realizadas en el marco de la causa “Kamenetzky” que podrían
comprometer la imparcialidad de las juezas ante la plataforma fáctica que
delimita el juicio oral y público que tendrá lugar en esta causa. Las
conclusiones que se siguen de esta tarea, no permiten modificar la decisión
del tribunal a quo.
En efecto, en primer lugar, en la presentación original realizada
por derecho propio por Miguel Tomás Garbi (fs. 1/3), sólo se invocó, sobre
la base de la causal de recusación prevista por el inciso 7 del art. 17 del
C.P.C.C.N., que el causante había sido condenado a prisión perpetua en la
causa “Kamenetzky” donde intervinieron las señoras juezas, Dra. Gabriela
Nair Fernández Vecino y Dra. Marina Cossio de Mercau. Sin embargo, en
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esta oportunidad, no se identificó cuál fue el alcance de este
pronunciamiento y en qué medida podría afectar la imparcialidad de las
mismas magistradas a la hora de juzgar a Miguel Tomás Garbi en la
presente causa.
El déficit no se subsanó en la presentación efectuada por su
defensa técnica a fs. 11/14. Allí, la Defensora Pública Oficial sólo limitó a
identificar, en términos generales, las normas de raigambre constitucional
que regulan la garantía del juez imparcial, desentendiéndose del deber de
informar y demostrar en el caso concreto, la razón por la se abrigan,
objetivamente, dudas sobre la imparcialidad de las juezas a partir de su
anterior intervención en la causa “Kamenetzky”. En esta ocasión, no
obstante, se aportó una copia de una noticia periodística del portal digital
del diario Página12, de fecha 4 de julio de 2008, en la que se da cuenta que
la Dra. María Alicia Noli expresó sus emociones y sentimientos frente al
juzgamiento de Bussi y Menéndez, en razón de que resultó querellante en
una causa por la desaparición de su compañero cuando tenía 24 años de
edad. A partir de esta publicación, la defensa alegó como causal de
recusación enemistad manifiesta de la magistrada (art. 17, inciso 10 del
C.P.C.C.N.).
De esta última presentación, caben dos conclusiones. La
primera, que se mantiene la ausencia de fundamentos fácticos para cimentar
la causal de recusación por temor de parcialidad objetiva invocada por la
defensa a partir de la intervención anterior de las juezas en el marco de la
causa “Kamenetzky”. La segunda, con respecto a la citada publicación
periodística, no puede soslayarse que aquélla, además de no vincular a
Miguel Tomás Garbi, fue materia de estudio de esta Sala IV -con una
integración parcial distinta- donde se rechazó la recusación intentada a
partir de dicha nota periodística (causa Nro. 12.451, caratulada “Garbi,
Miguel Tomás s/recurso de casación”, Reg. Nro. 13.824.4, rta. 30/08/2010).
−5−
En su razón, toda vez que no se agregan nuevos argumentos capaces de
modificar lo allí decidido, corresponde estar a lo resuelto.
Ello, por cuanto, como lo afirmara este mismo Tribunal en el
precedente de cita, el estado de ánimo que podría apreciarse de la aludida
nota periodística se ciñe, exclusivamente, a los actores allí involucrados -en
el caso, Bussi y Menéndez- y no puede extenderse, sin elemento alguno que
le de sustento, a otros casos -hechos- o personas. En otras palabras, el
antecedente del que se valió la defensa en aquella oportunidad, no excede el
ámbito particular de la causa que dio lugar a la noticia y, por tanto, no se
aprecia del documento, un interés particular en la conclusión de este
proceso.
En palabras de la Corte Suprema de Justicia de la Nación, puede
decirse que para que tenga lugar la articulación “... lo decisivo es establecer
si, desde el punto de vista de las circunstancias externas (objetivas), existen
elementos que autoricen a abrigar dudas con relación a la imparcialidad
con que debe desempeñarse el juez, con independencia de qué es lo que
pensaba en su fuero interno...” (“Dieser, María s/homicidio calificado”
causa N° 120/02 D. 81 XLI), extremo que no se verifica en el sub lite ante
ausencia de elementos que le den sustento.
Desde el plano puramente subjetivo, si bien la defensa invocó
una supuesta enemistad manifiesta con la funcionaria judicial, ningún
detalle, circunstancia, dato o antecedente concreto ha sido aportado fuera de
la nota periodística. Por ende, cabe concluir que la defensa no logra
demostrar que exista enemistad o aversión personalizada entre la Sra. Jueza
María Alicia Noli y el imputado. Dicha magistrada, cabe aclararlo, suscribió
la resolución traída a revisión.
Recapitulando, de lo dicho hasta aquí se aprecia que ni en la
presentación original realizada por el propio imputado, ni en la de su
defensa técnica ante el mismo Tribunal Oral en lo Criminal Federal de la
ciudad de Santiago del Estero ni en el recurso de casación que habilita la
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jurisdicción de esta Cámara, se han brindado razones concretas para
identificar y justificar la sospecha de parcialidad que motoriza la recusación
que se examina, pues ninguna ligazón se efectuó entre los alcances del
pronunciamiento recaído en el caso “Kamenetzky” y los hechos objetivados
en la presente causa.
Sólo resta indicar que, de adverso a cuanto alega el impugnante,
la resolución del tribunal a quo a la que remite en sus fundamentos
(“Incidente de Recusación deducido por el Dr. Juan José Saín c/las Dras.
Graciela Nair Fernández Vecino y Marina Cossio de Mercau” que obran
agregados en la causa Nro. 14.796, caratulada “D’Amico Jorge Alberto
s/recurso de casación” del registro de esta Sala IV de la Cámara Federal de
Casación Penal), se observa que el colegiado de la instancia anterior efectuó
un correcto y pormenorizado tratamiento del temor de parcialidad invocado
por la defensa al deducir la recusación, atendiendo en la tarea la doctrina
que emana de la Corte Suprema de Justicia de la Nación in re “Llerena”
(Fallos: 328:1491).
En consecuencia, cabe concluir que las magistradas recusadas
han intervenido en un proceso anterior en el marco del ejercicio de sus
funciones y deberes específicos, que les impuso la obligación de decidir
sobre el tema llevado a su conocimiento y, por tanto, esta situación no
puede erigirse como causal para su apartamiento, ya que esta actividad no
constituye prejuzgamiento alguno ni puede entenderse que se halle afectada
su imparcialidad (Fallos: 287:464; 300:380; 314:416, entre muchos otros);
máxime cuando, como quedara dicho, la defensa no informa si existe, y en
su caso, en qué consiste, la superposición fáctica entre los eventos
ventilados en la causa “Kamenetzky” y los hechos por los que es acusado
Miguel Tomás Garbi en autos principales.
Finalmente, huelga señalar, que de la copia del requerimiento de
elevación a juicio fiscal practicado en el principal (fs. 49/121 del incidente)
−7−
y la copia de la sentencia recaída en el marco de la causa “Kamenetzky” (fs.
123/183) que han sido agregadas al presente luego de la audiencia celebrada
en esta instancia, surge que Miguel Tomás Garbi se encuentra acusado por
casos -hechos que damnificaron a personas determinadas- distintos al que se
examinara jurisdiccionalmente en el precedente de cita.
En éste último, cabe recordarlo, se inspeccionó y se tuvo por
acreditado que Cecilio Kamenetzky, de 18 años de edad, estudiante de
derecho, fue ilegalmente detenido en su domicilio el 9 de agosto de 1976
por personal del Departamento de Informaciones Policiales de Santiago del
Estero (en adelante D.I.P.), siendo trasladado a dicha dependencia, donde
permaneció cautivo siendo objeto de tormentos durante más de 20 días,
hasta que se inició una causa judicial en su contra. A su vez, se constató que
fue trasladado a una unidad carcelaria (“Penal de Varones”), desde donde
fue conducido a la sede de la D.I.P para ser interrogado, siendo finalmente
asesinado el 13 de noviembre de 1976 en la D.I.P. sin que se realicen
averiguaciones judiciales para establecer las razones por las que se
encontraba en dicha agencia policial y no en la unidad penitenciaria.
Tampoco se le practicó autopsia y su cuerpo le fue entregado a sus
familiares dos días después de su muerte (cfr. apartado 1.5 “Conclusiones”
de la sentencia “Kamenetzky” glosada a fs. 159 vta./160 del incidente).
De lo dicho, es posible concluir en el sub lite que el juicio
llevado a cabo en el marco de la causa “Kamenetzky” versó sobre un hecho
que fue analizado desde el plano internacional como un delito de lesa
humanidad ocurrido en Santiago del Estero durante la última dictadura
militar, tal como se presentan los sucesos que son materia de acusación en
el principal. Sin embargo, los hechos concretos objetivados a través del
requerimiento de elevación a juicio agregado a fs. 49/121 del incidente,
resultan casos distintos -víctimas diferentes- a los analizados y juzgados
oportunamente. Ello, evidencia que las magistradas recusadas no se han
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pronunciado sobre los casos por los que resulta formalmente acusado
Miguel Tomás Garbi en la presente causa y, por tanto, no han perdido
imparcialidad para proceder a su juzgamiento.
Sólo resta aclarar que el hecho de que no haya adquirido aún
firmeza la resolución por la cual se rechazó el planteo de recusación de los
magistrados que han resuelto la decisión impugnada en esta causa (pues no
se habría vencido aún el plazo para que la defensa presente recurso
extraordinario federal contra el rechazo del recurso de queja presentado
contra esa decisión, efectuado por esta Sala el 27/10/2011) no obsta a la
resolución de la presente. Ello así, con miras a evitar una irrazonable
dilación en el trámite de la causa, lo que podría atentar contra la buena
administración de justicia.
III. Por lo expuesto, propongo al acuerdo rechazar el recurso de
casación interpuesto por la defensa de Miguel Tomás Garbi, sin costas en
esta instancia (arts. 530 y 531 in fine del C.P.P.N.). Tener presente la
reserva del caso federal.
El señor juez Gustavo M. Hornos dijo:
I. El recurso intentado es formalmente admisible. Además de
encontrarse razonablemente fundado, se dirige contra una resolución que
involucra garantías constitucionales –imparcialidad del juzgador–,
derivando de allí un gravamen de imposible, insuficiente o tardía reparación
ulterior que torna a la resolución impugnada en equiparable a definitiva en
los términos del artículo 457 del Código Procesal Penal de la Nación
(C.S.J.N. Fallos: 329:2631).
Además, tal como sostiene en su voto mi distinguido colega
Mariano Hernán Borinsky, entiendo que el hecho de que aún no haya
adquirido firmeza la resolución por la cual se rechazó el planteo de
recusación de los magistrados que han resuelto el rechazo de la recusación
intentada en esta causa no obsta a la resolución de la presente. Es que la
imperiosa necesidad de continuar brindando a la comunidad un adecuado y
−9−
pronto servicio de justicia, especialmente en lo relativo a los procesos
instruidos con motivo del juzgamiento de delitos de lesa humanidad,
impone la continuación del trámite.
II. Entiendo –en concordancia con mi colega preopinante–, que
no existe temor de parcialidad en esta causa.
La defensa esgrime que, al haber condenado a Miguel Tomás
Garbi en la causa “Kamenetzky” –por su participación en delitos de lesa
humanidad cometidos en la última dictadura–, existe temor de que las
doctoras Graciela Fernández Vecino y Marina Cossio de Mercau analicen la
responsabilidad de Garbi en esta causa con parcialidad. Sin embargo,
advierto que el agravio no puede más que desecharse, desde que ambas
causas tratarían de hechos diversos -o al menos la defensa no se encargó de
demostrar lo contrario- (en igual sentido, ver mi voto en Registros Nros.
13.913.4; 14.788.4; 14.789.4, entre muchos otros).
Al momento de emitir mi voto en la causa Nro. 12.563
“Menéndez” (Registro Nro. 13.886.4, del 14/09/2010), en la que los colegas
que integraban la Sala en esa oportunidad instaron la autoconvocatoria a
plenario que fue finalmente rechazada por esta Cámara de Casación el
14/03/2011 (Registro Nro. 207), fundé mi disidencia en la distinguibilidad y
separabilidad de distintas causas de lesa humanidad en las que se investiga
la participación de un imputado en hechos que tuvieron por víctimas a
distintas personas. Allí recordé que la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, al resolver el planteo de cosa juzgada realizado por la defensa de
Videla en Fallos 326:2805, sostuvo que “...los comportamientos atribuidos
en la presente causa al imputado son los relativos a la apropiación de los
menores concretos que individualiza, comportamientos históricos que... no
fueron imputados anteriormente.
En efecto, la causa 13/84 versó —en cuanto al caso resulta
relevante— sobre la apropiación de otros menores allí individualizados...
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No se juzgó en ella el comportamiento genérico del inculpado pues ‘nunca
constituye su vida entera el objeto procesal...(p)or el contrario, cada
proceso se refiere sólo a un determinado acontecimiento de su vida: a un
‘hecho’ determinado” (confr. Beling, op. cit., p. 84). Es así como en la
causa 13 no se investigó si el imputado había cometido delitos en un
determinado período de su vida, ni siquiera si había cometido
“genéricamente” el delito de sustracción de menores, sino si determinados
hechos podían serle imputados como delitos por él cometidos —en lo que
aquí interesa: la sustracción de varios menores individualizados en forma
concreta—’” (considerando 10 del voto de la mayoría).
Al aplicar la mentada doctrina al caso en estudio advierto que,
del hecho de que la presente y la causa “Kamenetsky” traten de la comisión
de delitos de lesa humanidad cometidos en igual jurisdicción en el marco de
la última dictadura y/o que haya coincidencia de imputados entre ambas
causas no se sigue que sean los mismos hechos los que han de ser juzgados
y, por ende, que haya temor de parcialidad.
Cuando un juez interviene en otro proceso, en el marco del
ejercicio de sus funciones y deberes específicos, que le imponen la
obligación de decidir sobre el tema llevado a su conocimiento, esta
situación no puede erigirse como causal para su apartamiento, ya que no
constituye prejuzgamiento alguno ni puede entenderse que se halle afectada
su imparcialidad (Fallos: 287:464; 300:380; 314:416, entre muchos otros).
Tampoco resulta de aplicación la doctrina judicial sobre la
garantía del juez objetivamente imparcial sentada por nuestro más Alto
Tribunal en los precedentes “Llerena” (Fallos 328:1491), “Dieser” (Fallos
329:3034) y “Lamas” (causa L. 117 XLIII del 08/04/08), pues los jueces
intervinieron en otro proceso y respecto de otros hechos.
A ello cabe agregar que las causas de recusación de los
magistrados, deben ser evaluadas con el máximo de ponderación y
−11−
prudencia y no pueden erigirse en el medio para que varíe a gusto del
recusante la radicación de la causa en desmedro de la garantía del juez
natural y de la correcta administración de justicia (ver en tal sentido de la
Sala I de esta Cámara: causas N° 2061 “Carazo, Mariano s/recusación”,
Reg. Nro. 1.399.1, rta. el 10/02/99 y N° 1359 “Cavallo, Domingo Felipe
s/recusación”, Reg. Nro. 272/97, rta. el 04/07/97).
Por ello, adhiero a la solución propugnada por el colega que
lidera el acuerdo.
La señora juez Angela E. Ledesma dijo:
Previo a ingresar a la cuestión motivo de agravio, advierto que
del certificado de fs. 46/7 surge que aún no se encuentra firme la resolución
por la cual se rechazó el planteo de recusación de los magistrados que han
resuelto la resolución impugnada en la presente causa. Por tal motivo,
contrariamente a lo afirmado por mis colegas, considero que corresponde
estar a la espera de que dicho pronunciamiento adquiera firmeza para
expedirse sobre el recurso de casación deducido.
No obstante lo expuesto precedentemente, en atención al
resultado de la votación en orden a la suspensión propugnada en el párrafo
que antecede, dejo sentado mi criterio en orden a la impugnación formulada.
Así las cosas, del libelo recursivo se desprende que la defensa de Miguel
Tomás Garbi plantea que las Dras. Cossio de Mercau y Fernández Vecino,
han prejuzgado a su asistido, pues han emitido opinión en orden a su
participación en los hechos al momento de dictar sentencia respecto del
nombrado en la causa “Kamenetzky”, razón por la cual su imparcialidad se
encuentra afectada y deben ser apartadas del proceso.
Ahora bien, para resolver la cuestión introducida interesa
reseñar que en el marco de la causa 836/06 del Tribunal Oral en lo Criminal
Federal de Santiago del Estero, caratulada “s/homicidio, tormentos,
privación ilegítima de la libertad, etc e.p. de Cecilio Kamenetzky”, se le
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imputó a Miguel Tomás Garbi haber procedido a la detención de Cecilio
Kamenetzky, quien fue alojado en el Departamento de Informaciones de
Santiago del Estero, lugar en donde padeció diferentes tormentos. Que el
13 de noviembre de 1976 Kamenetzky, quien se encontraba detenido en el
Penal de Santiago del Estero fue trasladado nuevamente a la DIP, sitio
donde fue asesinado, argumentando el personal policial que se trató de un
intento de fuga (cfr. sentencia de fs. 123/183 vta.). Que por sentencia de
fecha 9 de noviembre de 2010 el Tribunal -integrado por las magistradas
cuya recusación aquí se analiza- condenó a Garbi a la pena de prisión
perpetua e inhabilitación absoluta y perpetua y accesorias legales por igual
tiempo del de la condena, por ser autor material penalmente responsable del
delito de violación de domicilio, privación ilegítima de la libertad agravada,
tormentos agravados y autor mediato penalmente responsable del delito de
homicidio agravado por alevosía, por concurso premeditado de dos o más
personas y con la finalidad de impunidad, en concurso real, calificándolos
como delitos de lesa humanidad (v. fs. 123/183 vta.).
Para arribar a dicho pronunciamiento los jueces tuvieron por
acreditado que en la provincia de Santiago del Estero “... al amparo de una
cadena de mandos en la que tenían activa participación fuerzas de
seguridad militares y policiales que a partir de marzo de 1976, numerosos
ciudadanos de la Provincia de Santiago del Estero, fueron víctimas de
operativos ilegales de allanamientos y detenciones. Fueron secuestrados de
sus domicilios, mientras transitaban por la vía pública o mientras se
encontraban bajo bandera cumpliendo con el servicio militar obligatorio,
por grupos de personas, integrantes de los autodenominados grupos de
tareas. Fueron trasladados a distintos centros clandestinos de detención,
tales como la sede de la D.I.P. (Dirección de Informaciones Policiales) sita
por entonces en Avda. Belgrano (S) 1160, la Escuela de Policía de la
Provincia y el Batallón de Ingenieros de combate 141, todos de ciudad
−13−
Capital, donde fueron sometidos a torturas, apremios, tormentos y todo tipo
de padecimientos y vejámenes. En algunos casos, intervino la justicia y se
iniciaron causas por Infracción a la ley 20.840 (Ley de Seguridad
Nacional), lo que no impidió de todos modos que los detenidos fueran
sacados de los penales, llevados a la sede de la D.I.P. y sometidos a
torturas. La derivación al centro clandestino implicaba, de allí en más,
todas las formas de maltrato o mortificaciones, los procedimientos de toda
índole, el trato cruel con fines de menoscabo físico y psíquico, el completo
aislamiento del mundo exterior, cuanto la completa violación de su
dignidad y respeto a su condición de ser humano”(v. fs. 140/vta.).
Asimismo, tuvieron por cierto que Garbi cumplía funciones
como Segundo Jefe del Departamento Informaciones de la Policía de
Santiago del Estero (v. fs. 140).
Además, afirmaron que “... son coincidentes los dichos de los
testigos que depusieron en el debate y que estuvieron en distintas
oportunidades en dicho lugar, que se les aplicaban torturas de distintas
características, que no se le brindaban condiciones mínimas de asea, ni de
comida, ni médicas” (cfr. fs. 146 vta.), como así también que “las
personas que torturaban e interrogaban eran los imputados Musa Azar,
Miguel Tomás Garbi y Ramiro López Veloso, entre otras personas más ....”
(cfr. fs. 146 vta.). También remarcaron que quienes“ estuvieron en calidad
de detenidos en la DIP sufrieron distintos tormentos, como tabicamiento,
golpes, picanas, submarinos...” (v. fs. 168).
De ahí que concluyeron que “Musa Azar y Tomás Garbi
integraban la cadena de mandos, que ascendía hasta Bussi, Menéndez y
Videla, imputados en este proceso, y conformaban el aparato organizado
de poder, que en la Provincia de Santiago del Estero, se instrumentó en el
Departamento de Informaciones Policiales de Santiago del Estero y eran
ellos quienes decidían sobre la vida y la muerte de aquellos sujetos que
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previamente, calificados como sospechosos, peligrosos o simplemente
disidentes pudieran perturbar el gobierno de la dictadura militar”(v. fs.
173), agregando posteriormente que “En la cadena orgánica de mandos,
Musa Azar y Miguel Tomás Garbi formaban parte de este engranaje en el
grupo de personas posicionadas en las escalas superiores, con un alto
poder de decisión y mando sobre las personas que detenían, torturaban y
mataban o hacían desaparecer, por lo que la autoría que se le imputa
sobre alguno de los sucesos investigados, es la definida ut- supra” (cfr. fs.
176 vta./7).
Por lo demás, en las presentes actuaciones se imputa a Miguel
Tomás Garbi, entre otros sucesos, diversos hechos acontecidos en el
Departamento de Informaciones de Santiago del Estero, donde el nombrado
se desempeñaba como segundo jefe (hechos del Grupo I: 1, 10, 14; Hechos
del Grupo II: 7, 9, 10, 11, 16, 17, 19, 21, 23, 25, 26, 27, 31, 32, 36, 38, 39;
Grupo III hecho 7, hecho 13), como así también haber participado en la
detención y tortura de diversas personas en el Departamento de
Informaciones de Santiago del Estero (DIP) y otras dependencias policiales,
tales como Carmen Santiago Bustos (Grupo I caso 3), Félix Daniel Lopez
Saracco (Grupo I hecho 4), Raúl Osvaldo Coronel (Grupo II hecho 12);
Pedro Marcos Fernando Ramírez (Grupo II hecho 33), Dardo Rubén
Salloum (Grupo II hecho 34), Noemí Raquel Moreno (Grupo II, hecho 39),
Mercedes Cristina Torres (Grupo II, hecho 44), Mario Alejandro Giribaldi
(Grupo III, hecho 14), Julio César Salomon (Grupo III, hecho 17) y haber
participado en la privación ilegal de la libertad de Gustavo Adolfo Barraza
(Grupo II hecho 4), Guillermo Augusto Miguel (Grupo III, hecho 16) -cfr.
requerimiento de elevación a juicio de fs. 49/122-.
Como corolario de lo expuesto, entiendo que tanto en la causa
Kamenetzky como en las presentes actuaciones se le imputaron a Garbi
diversos sucesos ocurridos en el Departamento de Informaciones de
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Santiago del Estero, como así la detención, tortura y fallecimiento de
personas que fueron ilegítimamente privadas de su libertad durante el
gobierno de facto. De ahí que si bien los hechos motivo de imputación en
ambas causas son distintos, lo cierto es que el marco fáctico respecto el cual
se asientan los mismos es idéntico. Conforme a ello, considero que las
magistradas al expedirse acerca de los hechos perpetrados tanto en la DIP
como en otros centros de detención clandestina y al rol que le cupo al
encausado -en particular que el imputado se desempeñaba como segundo
jefe de la DIP y que formaba parte de la cadena de mando-, han emitido
opinión sobre la participación que tuvo Garbi durante dicho período.
Por todo ello, creo que la circunstancia aludida por la asistencia
técnica del imputado provoca temor de que las Dras. Fernández Vecino y
Cossio de Mercau no sean imparciales al momento de fallar en la presente
causa. En este sentido, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el
caso “De Cubber”, refirió que en materia penal incluso las apariencias
pueden revestir importancia (sentencia del 28 de octubre de 1984),
precedente éste que fuera citado por la Corte Suprema de Justicia de la
Nación, en la causa L.486 XXXVI “Llerena, Horacio Luis s/ abuso de
armas y lesiones -arts- 104 y 89 del Código Penal- causa N° 3221”, Fallos
328:1491).
Como es sabido, la garantía de imparcialidad del juzgador posee
una relevancia fundamental dentro del marco del proceso penal, en razón de
que opera como una megagarantía que funciona como presupuesto
necesario del respeto y la realización de las demás garantías fundamentales
(Ceriani Cernadas, Pablo: El derecho a un tribunal imparcial: ¿Una
cuestión de honor? en Revista de Ciencias Jurídicas ¿Más Derecho? n° 1,
Fabián Di Placido Editor, Buenos Aires, 2000, pág.112 con cita de Bovino).
Ello implica que, al momento de juzgar un caso concreto, el juez debe
actuar con ecuanimidad, neutralidad e indiferencia; y se exige que no esté
−16−
Cámara Nacional de Casación Penal
CAUSA Nro. 14.795 -SALA IV“GARBI, Miguel Tomás
s/recurso de casación”
JESICA YAEL SIRCOVICH
Prosecretaria de Cámara
vinculado con ninguna de las personas que encarnan o representan los
intereses que se enfrentan en el proceso (cfr. Cafferata Nores, José I.:
Proceso penal y derechos humanos, Editores Del Puerto/Cels, Buenos
Aires, 2000, pág. 33).
Su fundamento está dado por el “temor de parcialidad” que
pueden sufrir las partes frente a la actuación del juez en el caso concreto. En
este orden de ideas, señala Alberto Bovino que debe apartarse al juez
sospechado de parcialidad con la finalidad de eliminar toda mácula de
sospecha que recaiga sobre él en un proceso determinado. Se intenta,
entonces, evitar toda la parcialidad posible, incluso la que no procede de la
intención o de la mayor o menor prudencia del juzgador, como así también
la absolutamente inconsciente (Imparcialidad de los jueces y causales de
recusación no escritas en el nuevo Código Procesal Penal de la Nación en
“Problemas del derecho procesal penal contemporáneo”, Editores Del
Puerto, Buenos Aires, 1998, pág. 54). Extremos estos que no se verifican en
autos.
En este sentido, se sostuvo que “(t)odo juez en relación con el
cual pueda haber razones legítimas para dudar de su imparcialidad debe
abstenerse de conocer ese caso..., si determinados factores pudieron inspirar
preocupaciones e inquietudes” (C.N.C.P., Sala I, causa 28.100 “Moreno
Ocampo, L. s/recusación, rta. el 22 de noviembre de 1996).
De esta manera, el C.P.P.N. establece determinadas causales de
excusación que tienen por objeto “(...) asegurar que el juez sea un tercero
imparcial en el proceso, sin colocarlo en el transe de herir o violentar sus
sentimientos evitando al mismo tiempo cualquier duda sobre la justicia de
sus decisiones” (C.N.C.P., Sala III, causa 316, “Pistrini, Mario César
s/recurso de casación e inconstitucionalidad” rta. el 9 de mayo de 1995,
Reg. 68/95).
El Tribunal Europeo de Derechos Humanos, en el conocido
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caso “Piersack” sostuvo que no basta con que el juez actúe imparcialmente,
sino que es preciso que no exista apariencia de parcialidad ya que lo que se
encuentra en juego es la confianza de los ciudadanos en los tribunales de
una sociedad democrática (sentencia del 1° de octubre de 1982). En este
mismo sentido, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos refirió
que “(...) la imparcialidad objetiva requiere que el tribunal o juez ofrezca las
suficientes garantías que eliminen cualquier duda acerca de la imparcialidad
observada en el caso” (Informe 5/96, caso 10.970).
Por lo demás la Corte Suprema de Justicia de la Nación ha
referido que “la garantía de imparcialidad del juez es uno de los pilares en
que se apoya nuestro sistema de enjuiciamiento, ya que es una
manifestación directa del principio acusatorio y de las garantías de defensa
en juicio y debido proceso, en su vinculación con las pautas de
organización judicial del Estado” agregando luego que “(...) la
imparcialidad del juzgador puede ser definida como la ausencia de
prejuicios o intereses de éste frente al caso que debe decidir, tanto en
relación a las partes como a la materia. Así por ejemplo lo expresa
Ferrajoli: "es indispensable para que se garantice la ajenidad del juez a los
dos intereses contrapuestos...Esta imparcialidad del juez respecto de los
fines perseguidos por las partes debe ser tanto personal como
institucional" (Ferrajoli, Luigi, Derecho y razón, trad. Ibáñez, Perfecto
Andrés, Trotta, Madrid, 1995, pág. 581).(...) la imparcialidad desde dos
puntos distintos, uno objetivo y uno subjetivo. El primer enfoque ampara al
justiciable cuando éste pueda temer la parcialidad del juez por hechos
objetivos del procedimiento, sin cuestionar la personalidad, la
honorabilidad, ni la labor particular del magistrado que se trate; mientras
que el segundo involucra directamente actitudes o intereses particulares
del juzgador con el resultado del pleito”. También remarcó que “la
imparcialidad objetiva se vincula con el hecho de que el juzgador muestre
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Cámara Nacional de Casación Penal
CAUSA Nro. 14.795 -SALA IV“GARBI, Miguel Tomás
s/recurso de casación”
JESICA YAEL SIRCOVICH
Prosecretaria de Cámara
garantías suficientes tendientes a evitar cualquier duda razonable que
pueda conducir a presumir su parcialidad frente al caso. Si de alguna
manera puede presumirse por razones legítimas que el juez genere dudas
acerca de su imparcialidad frente al tema a decidir, debe ser apartado de
su tratamiento, para preservar la confianza de los ciudadanos —y sobre
todo del imputado— en la administración de justicia, que constituye un
pilar del sistema democrático” (cfr. causa L. 486 XXXVI “Llerena,
Horacio Luis s/ abuso de armas y lesiones -arts- 104 y 89 del Código
Penal- causa N° 3221”, Fallos 328:1491).
En atención a lo expuesto, propicio al acuerdo hacer lugar al
recurso de casación planteado por la defensa de Miguel Tomás Garbi.
Así es mi voto.Por ello, en mérito del acuerdo que antecede, por mayoría, el
tribunal
RESUELVE:
I. RECHAZAR el recurso de casación interpuesto a fs. 21/27
por la señora Defensora Pública Oficial, doctora Silvia Abalovich de
Ferreira Lesye, asistiendo a Miguel Tomás Garbi, sin costas (arts. 530 y 531
in fine del C.P.P.N.)
II. TENER PRESENTE la reserva del caso federal.
Regístrese, notifíquese y, oportunamente, remítase la causa al
Tribunal Oral en lo Criminal Federal de Santiago del Estero, sirviendo la
presente de atenta nota envío.
GUSTAVO M. HORNOS
ANGELA E. LEDESMA
Ante mi: JESICA Y. SIRCOVICH
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MARIANO H. BORINSKY
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