El caso “Bramajo” – Fallos, 319:1840

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RESUMEN DIDÁCTICO – Versión junio 2006.
Cátedra de Derecho Constitucional I.
Preparado por Norberto Martínez Delfa.
El caso “Bramajo” – Fallos, 319:1840
“Bramajo, Hernán Javier s/ incidente de
excarcelación”
(Fallado por la CSJN el 12 de setiembre de 1996)
Nota: la explicación que sigue no exime al alumno de la cuidadosa lectura del
fallo íntegro y del análisis de los fundamentos vertidos en el mismo por los
magistrados.
Antecedentes del caso:
Hernán J. Bramajo, detenido en julio de 1992, fue acusado por el Fiscal
por el delito de homicidio calificado y solicitó que se le aplicase la pena de
reclusión perpetua con la accesoria de reclusión por tiempo indeterminado, en
virtud de la gravedad del hecho, cometido en concurso material con el de robo
doblemente agravado por haber sido cometido con armas, en poblado y en
banda.
La juez de primera instancia, al cumplir Bramajo los tres años de prisión
preventiva, sin que hubiese concluido la causa, concedió la excarcelación del
procesado, con caución real debido a la gravedad de los delitos que le fueran
atribuidos, la pena solicitada por el fiscal y la circunstancia de registrar una
condena anterior. El tribunal lo hizo por aplicación mecánica del Art. 1º de la ley
24.390.
La medida judicial fue apelada por el Ministerio Público pero la Sala 4ª
de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional de la
Capital Federal, la confirmó, por lo que la Fiscalía de Cámara interpuso recurso
extraordinario federal.
El argumento del Ministerio Público versaba en cuestionar la validez del
artículo 1º de la ley 24.390 (también conocida como ley del 2 x 1) puesto que
estaría en conflicto con lo dispuesto en el Art. 7º inc. 5 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos.
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Art. 7º inc. 5, CADH: “Toda persona detenida o retenida debe ser llevada, sin
demora, ante un juez u otro funcionario autorizado por la ley para ejercer
funciones judiciales y tendrá derecho a ser juzgada dentro de un plazo
razonable o a ser puesta en libertad, sin perjuicio de que continúe el proceso.
Su libertad podrá estar condicionada a garantías que aseguren su
comparecencia en el juicio.”
Ley 24.390: (reglamentaria del Art. 7º inc. 5 de la CADH) Determina un
plazo fijo de dos años, con una prórroga de un año y otra de seis meses, para
los procesados que habiendo cumplido aquel lapso de detención en prisión
preventiva, no hubiesen sido juzgados en forma definitiva (arts. 1 y 2)
Además dispone que transcurrido el plazo mencionado, se computará por un
día de prisión preventiva dos días de prisión o uno de reclusión (Art. 7)
El recurrente alegó que bajo el pretexto de reglamentar esta norma de
un tratado internacional, la ley 24.390 la desvirtuó porque convirtió una cuestión
subjetiva, como lo es determinar cuál plazo es el “razonable”, en una cuestión
netamente objetiva, basada en el cumplimiento mecánico de un plazo fijo, sin
tener en cuenta la mayor o menor gravedad del delito que se impute.
Denegado el extraordinario por la Cámara, la Fiscalía de Cámara acudió
en queja ante la Corte Suprema.
El decisorio:
El máximo Tribunal nacional rechazó la pretensión de declarar la
inconstitucionalidad del Art. 1º de la ley 24.390, pero hizo lugar a la revocatoria
de la excarcelación solicitada por la Fiscalía de Cámara.
Básicamente, la Corte resuelve un conflicto entre distintos intereses: por
un lado la garantía de un plazo razonable de detención en prisión preventiva
para los acusados de un delito y del principio de inocencia y, por el otro, el
derecho de la sociedad a que se cumpla la ley y se encarcele a quienes
delinquen.
El fallo establece:
1.- La jerarquía constitucional de la CADH y el reconocimiento que el Estado
argentino ha hecho de la competencia de la Comisión Interamericana de
Derechos Humanos para conocer en todos los casos relativos a la
interpretación y aplicación de la citada convención. En este punto cita como
antecedente el caso “Giroldi”.
2.- Que en virtud de esta pauta, debe tenerse en cuenta que la Comisión
(CIDH) dio su opinión sobre el punto en el caso 10.037 del 13 de abril de 1989,
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planteado por la República Argentina afirmando: “…la determinación del plazo
razonable en el derecho interno argentino surge en cada caso de la
consideración armoniosa de estas dos disposiciones (se refirió a dos normas
del Código Procesal Criminal nacional) quedando librada esa consideración al
criterio del juez que debe decidir en base a los parámetros que la ley le marca
taxativamente para que los valore en forma conjunta.”
3.- También sostuvo la CIDH que “…la determinación del plazo se encuentra
fijada por los extremos del (Código) junto con la apreciación que de ellos
hace el juez de la causa”. Este temperamento coincide con el criterio de la
Corte Europea cuando afirma: “El Tribunal opina igualmente que para apreciar
si, en un determinado caso, la detención de un acusado no sobrepasa el límite
razonable, corresponde a las autoridades judiciales nacionales investigar
todas las circunstancias que, por su naturaleza, lleven a admitir o rechazar
que existe una verdadera exigencia de interés público que justifique la
derogación de la regla del respeto a la libertad individual.”
4.- Si bien la ley 24.390 fija plazos para la procedencia de la libertad
caucionada, y en la opinión de la Comisión tampoco prohíbe que cada Estado
parte los establezca, ésta ha afirmado que “…el Estado parte no está obligado
–por la Convención- a fijar un plazo válido para todos los casos con
independencia de sus circunstancias…quedando el concepto de plazo
razonable sujeto a la apreciación de la gravedad de la infracción, en
cuanto a los efectos de establecer si la detención ha dejado de ser razonable.”
5.- Si la inteligencia de la ley 24.390, basada exclusivamente en la literalidad,
conduce a resultados que no armonizan con los principios axiológicos
enunciados en otros de rango superior, es necesario dar preminencia al espíritu
de la ley, a sus fines, al conjunto armonioso del ordenamiento jurídico y a los
preceptos fundamentales del derecho.
6.- Por estos argumentos, en el caso concreto, el examen de las condiciones
personales del procesado, la gravedad de los hechos que se le imputan y la
condena anterior que registra, así como la pena solicitada por el fiscal, hacen
presumir que en caso de obtener la libertad intentará burlar la acción de la
justicia, por lo que debe revocarse la excarcelación otorgada.
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