las vanguardias

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7. LAS VANGUARDIAS: TENDENCIAS Y CARACTERISTICAS.
RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA
7.1. Las vanguardias: definición y rasgos comunes.
7.2. Los movimientos de vanguardia en Europa: Expresionismo, Futurismo,
Cubismo, Dadaísmo y Surrealismo.
7.3. Los vanguardismos en España: Creacionismo y Ultraísmo. Ramón Gómez de la
Serna.
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ALGUNOS DATOS DE CONTEXTO HISTÓRICO
(1914-1918) la Gran Guerra (IGM). Tras la guerra, Europa se hunde en una depresión económica
que propicia el auge del fascismo italiano y de otros movimientos autoritarios. En cambio, Estados
Unidos disfruta, por estas fechas, de un crecimiento económico que le permitirá situarse como la
primera potencia mundial.
Durante el transcurso de la guerra, en 1917, tiene lugar la Revolución bolchevique de Rusia. Su
importancia trascendía las fronteras nacionales; el objetivo era la revolución socialista mundial,
empezando por los países industrializados de Europa. En 1919 se funda la III Internacional. En
principio, la consecuencia fue que se ahondó la brecha entre los reformistas socialdemócratas y
los revolucionarios.
ALGNOS DATOS DE CONTEXTO CULTURAL EUROPEO
En el campo de arte y de la cultura, el primer tercio del siglo XX es particularmente fértil. Se
produce una explosión creativa, de cuya diversidad da idea la multitud de movimientos que se
suceden y solapan en pocos años: son las vanguardias.
7.1. LAS VANGUARDIAS: DEFINICIÓN Y RASGOS COMUNES
La palabra ismos se ha empleado para designar a los movimientos artísticos de carácter
experimental que se desarrollaron en las primeras décadas del s. XX. El término secretó
caprichosamente a partir del sufijo que aparece en las denominaciones particulares de cada
escuela o tendencia: Futurismo, Expresionismo, Cubismo…
La palabra vanguardia designa tanto el conjunto de estos movimientos artísticos como el espíritu
que los anima. El término de origen bélico, nació en torno a la I Guerra Mundial y pretendía
subrayar el carácter beligerante del nuevo arte. La necesidad de variación estética se unía a la
voluntad juvenil de provocar, escandalizar y ridiculizar al burgués biempensante.
Las corrientes vanguardistas se caracterizan por su afán experimental y su voluntad rupturista con
respecto al arte anterior. En general, es en las artes plásticas donde se concreta más
́
explícitamente el cambio con respecto a la tradición artística previa. La invención de la fotografia
había liberado al pintor de la servidumbre de retratar con apariencia de realidad el mundo exterior.
En el siglo XIX, los impresionistas indagan en el color y en la luz las nuevas posibilidades de
expresión pictórica. Cuatro postimpresionistas conducen la pintura a lo que será el arte del siglo
XX: Gauguin, Van Gogh, Toulouse-Lautrec y Cézanne. En 1905 aparece el fauvismo, así llamado
por la viveza de los colores utilizados en los cuadros. En el ámbito germánico, el equivalente del
fauvismo es el expresionismo, pero este añade a la fuerza expresiva un tono angustiado y cierto
sentido trágico de la existencia. Una ruptura artística más definida propone el cubismo, que busca
la expresión geométrica y anula la profundidad de la perspectiva tradicional. Con ello, el espacio y
las figuras se aplanan y funden, se elimina el enfoque único e inmóvil y se multiplican los puntos
de vista. Una más violenta negación de la tradición artística es la que propugna el dadaísmo. La
tendencia hacia la abstracción mediante el predominio de formas geométricas es notorio en el
constructivismo y en el suprematismo ambos originarios de Rusia. Geometría y abstracción son
asimismo los fundamentos del neoplasticismo que influye en arquitectura, destaca la actividad de
la Escuela de la Bauhaus, fundada en Alemania en 1919. La Bauhaus defendió la fusión de las
artes y su adecuación a las necesidades de la industria y de la técnica, por lo que fue pionera en
el diseño industrial. Volúmenes geométricos, aplicación de las ideas vanguardistas a la vida
cotidiana y racionalismo urbanista y arquitectónico son también bases del funcionalismo, cuyo
más destacado teórico y creador fue Le Corbusier. Mención aparte merece el surrealismo.
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La renovación vanguardista alcanza también otras esferas artísticas como el cine, la música y, por
supuesto, la literatura.
Los diferentes movimientos vanguardistas se suceden en Europa a un ritmo vertiginoso y no solo
afectan a las artes también proyectan su reflejo en casi todos los ámbitos culturales. No forman un
sistema coherente y cerrado sino que son diversos e incluso contradictorios, se devoran unos a
otros.
El rasgo general de las vanguardias es la voluntad de experimentación, de desarrollar un arte
nuevo y su rechazo del anterior. Reaccionan contra la sensibilidad romántica y hacen gala de una
marcado antisentimentalismo, son provocadores, desprecian al gran público y a la burguesía y lo
que buscan es escandalizar con sus actitudes insolentes y agresivas, Rechazan a los románticos
pero comparten con ellos el vitalismo u el ser activos, polémicos y apasionados. Su constante
activismo desemboca a veces en un exhibicionismo y en la acción gratuita. Las diversas
vanguardias suelen darse a conocer en las revistas literarias mediante proclamas o manifiestos en
los que atacan lo que consideran el arte oficial y afirman sus nuevas propuestas estéticas. Estos
manifiestos dejan traslucir la idea de que la revolución estética forma parte de un cambio más
profundo de carácter moral y social. El antagonismo hacia el pasado y las formas artísticas
pretéritas es inseparable de la crisis general de la sociedad occidental, que tiene su consecuencia
más evidente en la Primera Guerra Mundial.
7.2. LOS MOVIMIENTOS DE VANGUARDIA EN EUROPA: EXPRESIONISMO, FUTURISMO,
CUBISMO, DADAÍSMO Y SURREALISMO.
En la literatura, los movimientos vanguardistas europeos más relevantes son el expresionismo, el
futurismo, el cubismo, el dadaísmo y el surrealismo.
• Expresionismo, se distingue del resto en que no niega radicalmente la tradición artística, sino
que acentúa rasgos ya presentes en el naturalismo y en el impresionismo. Sus límites
cronológicos son imprecisos aunque su época de mayor influencia es entre 1910 y 1925. En
Alemania y en los países centroeuropeos y nórdicos es donde el expresionismo se desarrolla
con mayor vigor. La estética expresionista rechaza que el arte sea una mera representación
externa de la realidad, porque ha de revelar la realidad interior para lo cual resaltan hasta la
́
deformación aquellos aspectos que expresan mejor las características fisicas
o psicológicas de
lo que se describe. Esa búsqueda de la expresividad aparta la obra artística de la reproducción
realista del natural por lo que abundan los personajes extraños, las descripciones intensas y a
menudo simbólicas, las caricaturas, motivos grotescos, rasgos distorsionados, la expresión
cruda de ambientes y comportamientos, las situaciones absurdas y el uso libre del lenguaje que
rompa con las convenciones de la lógica. Expresionistas son: Georg Trakl, Alfred Döblin y habría
que incluir en esta atmósfera intelectual y estética a Franz Kafka. La influencia de este ismo será
decisiva en la labor creadora de Bertolt Brecht, uno de los principales renovadores del teatro del
siglo XX.
• Futurismo. Defiende que el arte se debe al futuro y rechaza radicalmente el pasado. El primer
manifiesto futurista es de 1909 de Marinetti. A este le suceden otros ya que sus mayores logros
los alcanza con su aportación teórica. La exaltación de la acción y de la violencia y el repudio del
sentimentalismo que propugnan revelan la influencia de Nietzsche, estas ideas son su
entusiasmo por la guerra y su nacionalismo lo que explica que Marinetti y otros futuristas
acabasen identificándose ideológicamente con el fascismo. Aunque otros, los futuristas rusos, se
incorporaron a la revolución bolchevique, en la que ven la concreción social de sus ideales
estéticos revolucionarios. Maiakovski se distinguió pronto por su originalidad formal u el carácter
humano del contenido de sus textos. Como aportación literaria, el futurismo abre el camino a los
sucesivos movimientos vanguardistas, propone liberar el lenguaje de ataduras y cambia toda
una mitología literaria al sustituir los objetos consagrados por la tradición como expresión de la
belleza por nuevos motivos extraídos de la vida moderna: máquinas, el automóvil, el avión, las
locomotoras, la luz eléctrica, los deportes, etcétera.
• Cubismo. Es una consecuencia de del cubismo pictórico. Se señala como fecha de comienzo
1913, cuando su principal teórico Guillaume de Apollinaire, publica su ensayo Los pintores
cubistas. La literatura cubista debe muchas de sus características a la pintura: el fragmentación
de la realidad para reelaborarla creativamente, superposición o yuxtaposición de planos,
desdoblamiento del punto de vista, montaje arbitrario de los elementos del poema o del relato...
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Y, al igual que los pintores cubistas incluyen en sus cuadros letras o recortes de periódicos... los
escritores cubistas atienden a los aspectos visuales: tipos de letra, composición de textos,
especial disposición tipográfica de los versos... El caso extremo de imbricación entre pintura y
literatura son so caligramas, poemas en los que los textos forman un dibujo alusivo al contenido
del mismo.
• Dadaísmo. Surge en Zurich en 1916 cuando un grupo de emigrados, refugiados en la neutral
Suiza organiza en el Cabaret Voltaire unas veladas de aniquilación estética, en las que
componen poemas con palabras escogidas al azar o recitan al unísono sartas de sílabas sin
sentido. El principal escritor es Tristan Tzara. Algunas características del dadaísmo son la
propensión al absurdo, la exaltación de lo ilógico y azaroso, el regreso a la pureza infantil, la
búsqueda del primitivismo. En un mundo dominado por la guerra y la destrucción los dadaístas
recurren a la incoherencia como modo de repulsa de la situación. Ponen en tela de juicio los
valores tradicionales de forma irreverente, provocadora, agresiva e irónica. Son polémicos,
mordaces e inconformistas. Atacan los principios de la razón, que habían dado lugar al desatino
de la guerra. El Dadá lo niega todo desde una perspectiva, según los casos, nihilista o
anarquista. Estéticamente se renuncia al significado y se reivindica la espontaneidad, al
ocurrencia imprevista, al sorpresa, la desinhibición, el lenguaje incoherente... Cualquier cosa
puede ser una obra de arte porque lo importante es el acto de crearla o concebirla. Dadaístas
fueron: Breton, Éluard o Aragon. Cuando el Dadá entra en decadencia a principio de los años
veinte llegará el surrealismo, que veremos después.
• Surrealismo. Surgió del Dadaísmo, fruto de las divergencias personales entre Tzara y Breton, y
también de la necesidad de superar el callejón sin salida a que llevaba el nihilismo bufo de
Dadá. Es Surrealismo se trata de una estética con larga duración. En todas las épocas han
existido artistas deseosos de superar la realidad, de plasmar un mundo que vaya más allá de lo
que objetivamente contemplamos. En ese sentido son sobrerrealistas, por ejemplo los Sueños
quevedescos. El nombre según Breton surgió del título de una pieza teatral de Apollinaire. Lo
que distingue esencialmente el Surrealismo del Dadaísmo es la voluntad creativa. para ello
descubre un universo, el subconsciente, entrevisto a través del sueño y una técnica: la escritura
automática. En el primer Manifiesto del Surrealismo, Breton nos da la definición del mismo: Es
un dictado del pensamiento sin la intervención reguladora de la razón, ajeno a toda
preocupación estética o moral. Las doctrinas y técnicas de Freud constituyen el sostén del
Surrealismo, ya que los surrealistas se proponen abrir los portones del subconsciente para dejar
paso a cuanto puede perturbar o aterrar al hombre instalado cómodamente en la sociedad. Esta
anárquica liberación del yo, que pretende sacudir el yugo de todas las represiones sociales, se
contrapone a la necesidad, proclamada por los surrealistas, de liberación social e incluso a la
militancia del grupo de Partido comunista, por un tiempo limitado. Según Breton el Surrealismo
es un medio de liberación total del espíritu. El surrealismo contribuyó a una rehumanización de
las vanguardias al poner el acento sobre aspectos como el compromiso social o la revolución
moral.
En las letras españolas aparece en las revistas literarias y la influencia surrealista se
dejará notar en importantes libros de Alberti, García Lorca, Cernuda y Aleixandre. Un surrealismo
más ortodoxo será el de Juan Larrea y José María Hinojosa, que tienen en común su estancia en
París en el momento de la eclosión surrealista.
Coincidiendo con los ismos vanguardistas, ven la luz las obras de algunos novelistas que no
pueden circunscribirse al círculo estético de un movimiento concreto y cuya importancia es capital
en la narrativa del siglo XX: el francés Marcel Proust, En busca del tiempo perdido; el checo Franz
Kafka, Las metamorfosis; el irlandés James Joyce, Ulises; el alemán Thomas Mann, La montaña
mágica; o los estadounidenses William Faulkner, El ruido y la furia...; o John Dos Passos,
Manhattan Transfer.
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7.3. LOS VANGUARDISMOS EN ESPAÑA: CREACIONISMO Y ULTRAÍSMO. RAMÓN GÓMEZ
DE LA SERNA.
Los ecos de las diversas vanguardias llegan pronto a España, aunque tarda en desarrollarse una
vanguardia específicamente española. El primer propagador de esta literatura fue Ramón Gómez
de la Serna. Otros difusores fueron Rafael Cansinos Assens y Enrique Díaz Canedo. Entre tanto,
́ en bastantes aspectos al vanguardismo.
se desarrolló la literatura novecentista, afin
Hasta la IGM no surge en España un movimiento vanguardista organizado. Es entonces cuando
pasa por Madrid el poeta chileno Vicente Huidobro, uno de los iniciadores en París del
creacionismo y difunde los principios de la estética creacionista, según la cual el poeta no ha de
imitar la naturaleza, sino que debe crear él mismo nuevas realidades: hacer un poema como la
naturaleza hace un árbol, afirmaba Huidobro. Para ello se prescinde de lo anecdótico y descriptivo
con el ánimo de que el poema provoque emoción por el valor de la creación misma. El poeta
recurre a la imagen en ilógica asociación que rompa con lo esperable y verosímil, para establecer
entre las dos realidades una relación arbitraria, que el poeta crea de la nada. El ideal poético es la
imagen múltiple, que, al poder referirse a tantas realidades, en verdad no se refiere a ninguna, con
lo cual se llega a una imagen inédita, sin significado, autónoma.
Influyó decisivamente en la obra de Gerardo Diego y Juan Larrea. Además contribuyó a expandir
los principios fundamentales de la vanguardia y estuvo en el origen de un ismo hispano:
Ultraísmo. Recoge los ingredientes de las diversas vanguardias con la intención de encontrar
caminos diferentes a los del modernismo. El ultraísmo utilizó como cauce de expresión las revistas
literarias muy numerosas y, en general, fugaces. En sus páginas dieron cabida a Juan Ramón
Jiménez, Antonio Machado o a los jóvenes García Lorca, Alberti o Jorge Guillén entre otros.
Por su carácter ecléctico, la estética ultraísta toma de las otras vanguardias el anhelo de
experimentación formal y temática y la hostilidad a la tradición. Se pretende una poética nueva:
queremos ver con los ojos nuevos, decía Jorge Luis Borges. Cambia el concepto de belleza, que
ya no se encuentra en la realidad exterior sino en el propio poema. La belleza del poema la crea la
maestría técnica del poeta y no la supuesta belleza del referente poetizado. El poema es entonces
el objeto bello, un objeto desprovisto de toda sentimentalidad o patetismo. Se aleja de este modo
la poesía ultraísta del subjetivismo romántico y de la sensibilidad modernista. Es significativo que,
frente a la blandura de los motivos modernistas (cisnes, lagos, princesas...) prefieren objetos
materialmente más duros, sin implicación sentimental como: locomotoras, edificios de hormigón,
calles de asfalto... Es evidente en estos elementos la impronta del futurismo.
Si el artista no tiene función ética ni responsabilidad social, es lógico que el arte se convierta en un
juego intrascendente y divertido. La mitificación del juego y la concepción lúdica del arte se
advierte no solo en el gusto por el chiste y el humor o la exaltación del deporte, de la velocidad y
de la juventud, sino también en las técnicas poéticas (caligrama, poema visual, eliminación de la
puntuación y mayúsculas...) que dan a veces un aire de rompecabezas al poema ultraísta. Otras
novedades formales son el rechazo de metros y estrofas tradicionales y su sustitución por el verso
libre, la supresión del adjetivo, el empleo de neologismos y el abuso de las palabras esdrújulas, la
propensión al fragmentarismo (cubista), etc. Pero, sobre todo, caracteriza al nuevo lenguaje
poético la importancia de la metáfora que se convierte en el principal procedimiento expresivo.
Frente a la metáfora tradicional, que establece una relación lógica entre el plano real y el plano
evocado, la metáfora vanguardista elimina ese nexo lógico, con lo que el único modo de captar su
sentido es por medio de la intuición y no de la razón. Sin embargo, esta radical abstracción del
lenguaje poético y la desvinculación de la realidad que buscan en su poesía los ultraístas tienen
como resultado el distanciamiento del público y la reducción del arte a cenáculos minoritarios. No
obstante, el alejamiento del púbico no es una consecuencia indeseada de los ultraístas, sino
conscientemente buscada, puesto que el arte ha de quedar separado de las masas, ser puro y no
dejarse contaminar por el público impuro.
́
El ultraísmo tuvo una vida efimera,
su principal aportación fue la aclimatación de las ideas
vanguardistas en la literatura española y la apertura de nuevos horizontes que aprovecharon los
poetas de la generación del 27. Ultraístas fueron: Jorge Luis Borges o Guillermo de la Torre.
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RAMÓN GÓMEZ DE LA SERNA
Fue el pionero en la introducción de las vanguardias en España y escribió, además, una
́
nutridísima obra literaria: ensayos, biografias,
narraciones cortas, novelas, obras de teatro... Pero
lo más característico de su producción son las greguerías, imágenes lírico-humorísticas que, de
modo ingenioso, establecen relaciones insólitas y faltas de lógica entre dos objetos o conceptos.
Las greguerías son muy diversas: las hay filosóficas (El beso es hambre de inmortalidad), líricas
(Al cerrar una puerta cogemos los dedos al silencio), humorísticas (El rayo es un sacacorchos
encolerizado), de ingenuidad infantil (El niño que toca la armónica chupa un caramelo de
acordeón), etc. El propio Ramón definió las greguerías como <<metáfora+humor>>, pero los
procedimientos técnicos mediante los que las construye son muy variados: falsas etimologías,
paronomasias, retruécanos, parodias de locuciones y frases hechas, asociaciones visuales de
imágenes, asociaciones fónicas, antítesis, paradojas, dilogías, caprichosas relaciones
lingüísticas... Puede relacionarse la greguería con la ingeniosidad barroca, pero en su momento,
hay que vincular la greguería a la libertad imaginativa de la vanguardia, que busca relaciones
insospechadas entre los objetos. Las greguerías se publicaron en varios volúmenes desde 1917 y
salpican, además, otros libros de su autor con lo que se convierten en ingrediente básico de la
prosa del autor, quien al contemplar la realidad desde ángulos inéditos e introducir un humor
jovial, cumple con el propósito del novecentismo y de las vanguardias de eliminar el patetismo
romántico y dar rienda suelta a la imaginación expresiva.
Como dramaturgo, Ramón intentó en su juventud participar en la renovación del anquilosado
́
teatro español con casi una veintena de originales piezas. Escribió también numerosas biografias,
así como un interesante libro de memorias Automoribundia. Sus ensayos, en los que da una
personal visión del ambiente madrileño y de la vida literaria y artística de la capital son también
abundantísimos: El Rastreo Pombo, El Prado...
Pero quizá lo más interesante de la producción de Gómez de la Serna son sus novelas: La viuda
blanca y negra, Cinelandia, El torero Caracho... Suelen desarrollarse en ambientes urbanos,
madrileños, pero a veces muy cosmopolitas. Como es característico del vanguardismo, la acción,
muy leve, es sustituida por diversas situaciones, divagaciones, sartas de greguerías, rasgos de
ingenio y humor... Es el erotismo el tema más insistente, y hasta obsesivo, en las novelas de
Ramón. Se trata de un erotismo, tras la máscara de la trivialidad y tras la superficialidad aparente
de un cosmopolitismo frívolo o de un tópico casticismo madrileño, encubre la radical soledad del
individuo, la amenaza de la muerte y un trasfondo morboso y fetichista.
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