Cómo motivar a sus empleados problema

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Cómo motivar a sus
empleados problema
por Nigel Nicholson
Enero 2003
Reimpresión r0301d-e
Es fácil estimular a los empleados que quieren motivarse.
¿Pero cómo entrarle a los duros, a los que parece que
nunca hacen lo que uno quiere, y que nos quitan todo
el tiempo?
Cómo motivar a sus
empleados problema
por Nigel Nicholson
T
odos saben que los buenos gerentes saben motivar a su gente por medio de la fuerza de su visión,
la pasión de su discurso y la implacable lógica de
su raciocinio. Basta agregar los incentivos apropiados,
y la gente marchará con entusiasmo en la dirección correcta.
La imagen es buena, y ha sido divulgada en cantidades industriales de idealistas libros sobre liderazgo. Pero
tiene un problema muy grave: funciona sólo con una
fracción de los empleados y con una porción incluso
menor de los gerentes. ¿Por qué? En primer lugar, pocos
ejecutivos están especialmente dotados para arengar a
las tropas. Esperar que los gerentes se conviertan en
Nelson Mandelas o Winston Churchills provoca en ellos
más bien un sentido de culpa y de incompetencia. Por
lo demás, toda la evidencia a la mano sugiere que los
incentivos externos, ya sean charlas de grupo, montones
de dinero o incluso la amenaza de consecuencias desagradables, tienen un impacto limitado. La gente que
responde a las visiones e incentivos generalmente ya
está trabajando bien. Son los otros los empleado problema. Y como todo gerente sabe por dolorosa experiencia propia, cuando hay que dirigir a un grupo de perso-
nas hay que aplicar la regla del 80-20: los empleados
más difíciles ocupan una porción desproporcionada del
tiempo y de la energía que uno tiene.
Entonces, ¿cómo lograr que la gente nos siga? ¿Cómo
darles la energía y el compromiso necesario no sólo para
que apoyen nuestras iniciativas, sino también para que
las ejecuten?
Después de estudiar organizaciones empresariales y
asesorar a ejecutivos durante 30 años, he llegado a la
conclusión de que ésas son precisamente las preguntas
que no se deben formular. La razón es que nadie puede
motivar a los empleados problemáticos: sólo ellos mismos pueden hacerlo. Nuestro trabajo es crear las circunstancias que liberen la motivación inherente a las
personas –ese compromiso y empuje natural que todos
tienen– y que ella se canalice hacia metas alcanzables.
Este enfoque requiere una mentalidad gerencial completamente distinta. Lograr ese cambio de mentalidad
no es nada de fácil. Pero es nuestra última esperanza
para lograr sacar lo mejor de los empleados problema.
Y si lo logramos, nuestra tarea no será estar encima de
ellos o rogarles, sino remover barreras, incluyendo posiblemente nuestro propio estilo gerencial desmotivador.
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Có m o m o t i va r a s u s e m p l e a dos p ro b l e m a
Un problema conocido
Veamos un par de situaciones que seguramente tendrán
eco en la mayoría de los gerentes. Primero consideremos
el problema que enfrenta Annette. (Si bien los casos
discutidos en el artículo son reales, se han cambiado los
nombres y algunos detalles que podrían ayudar a identificar a las personas.) Ella es diseñadora sénior en una
gran empresa editorial y de diseño gráfico, jefa directa
de Colin, un miembro del equipo de proyectos. Colin
siempre fue un poco rebelde, pero tiene un buen historial de trabajo. La empresa decidió reestructurar el
equipo para reducir costos y acelerar la entrega de los
trabajos, y todos sienten la presión. El comportamiento
de Colin está siendo cada vez más problemático, o por
lo menos así lo ven Annette y Dave, el gerente del proyecto, que es el otro jefe de Colin. Parece que Colin está
esquivando el trabajo, y cuando termina una tarea, no
se lo comunica a sus superiores. Para Annette, el comportamiento de Colin no sólo refleja su inherente desprecio por las reglas y procedimientos, sino que también
implica reticencia a asumir tareas nuevas. Luego de discutir el tema con Dave, Annette decide que será ella
quien hable con Colin, pues tiene una mejor relación
con él.
La estrategia de Annette es la de motivar a Colin apelando a su sentido del deber hacia el equipo. Cuando
se reúne con él e intenta hacerlo aceptar su línea de razonamiento, Colin acepta hacer lo que Annette quiere.
Pero a ella le queda la sensación de que sus argumentos realmente no han tenido ningún impacto. Piensa
que Colin se ha instalado en una posición cómoda para
él: apoya a los otros miembros del equipo e incluso les
ayuda a resolver sus problemas, pero lo hace a costa
de no cumplir sus propias responsabilidades. Annette
se pregunta si acaso Colin se habrá convertido en un
problema en la nueva estructura y si tendrá que irse.
Quizás ella tendrá que darle una advertencia formal en
la próxima evaluación anual. O tal vez tendrá que transferirlo a un trabajo menos exigente, lo que implicaría
una degradación.
Veamos otro caso. Paolo trabaja en Europa Oriental
como country manager en una empresa internacional
de desarrollo inmobiliario. George es un contador con
un MBA, que se reporta a él de manera directa y cuyo
trabajo es vender parcelas de terrenos y desarrollar
alianzas estratégicas con empresas locales. George es
relativamente nuevo en el cargo, y su trabajo previo ha
sido de escritorio, supervisando cuentas de los clientes.
Paolo halla que George es agradable y entusiasta, pero
Nigel Nicholson es profesor de comportamiento corporativo y director del Center for Organizational Research del
London Business School. También es autor de How Hardwired is Human Behavior? (HBR, July-August 1998).
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su rendimiento es bajo y no da señales de mejorar. De
hecho, George no ha logrado vender ni un solo terreno.
Al iniciar un negocio con potenciales socios, el locuaz
George actúa como si su simpatía fuera todo lo que necesita para cerrar un trato. Y los tratos que logra hacer
resultan mal concebidos y costosos.
Debido a esto, Paolo se reúne varias veces con George
para intentar que cambie su manera de hacer las cosas.
George responde con sonrisas alentadoras, excusas plausibles y un compromiso con Paolo que las cosas cambiarán, pero al final todo sigue igual. Por último, Paolo
decide que George es flojo y escurridizo. A pesar de sus
promesas, George se niega a cambiar su estilo de negociación. Y obviamente no está dispuesto a hacer la
investigación minuciosa que se necesita para evaluar un
negocio. Exasperado, Paolo decide darle un ultimátum
a George: o mejoras tu juego o te vas. Pero despedir a
George es una opción costosa: gente con su educación
y habilidades es dificil de encontrar en esa parte del
mundo.
Pobre Paolo. Casi puede oler el fracaso que seguramente resultará de una confrontación. George seguirá
asegurándole que las cosas van a mejorar, pero ¿logrará
alguna vez que cambie y sea responsable de sus actos?
Y pobre Annette. Si ella tan sólo pudiera convencer
a Colin de mejorar su actitud, podría conservar a un
miembro potencialmente valioso del equipo. Pero independientemente de cuán razonables sean sus argumentos, ¿logrará que Colin actúe de manera diferente?
Errores que cometen los
gerentes
Los dos casos comparten algunas características que muchas veces malogran los intentos de los ejecutivos por
motivar a la gente problemática. Tanto Annette como
Paolo, por ejemplo, creen que necesitan solamente el argumento correcto para lograr que Colin y George cambien. Cada jefe piensa: “Si tan sólo pudiera yo lograr que
esta persona me escuchara, se daría cuenta de lo lógica
que es mi posición”. Éste es el enfoque que yo llamo de
“hablar y vender”, que se basa en una falacia profunda
en la cual muchos de nosotros caemos: creer que la otra
gente sigue el mismo proceso mental nuestro y, que,
por consecuencia, ellos tienen que aceptar que lo que
nosotros decimos es lo correcto.
Pero cada ser humano tiene una combinación única
de motores motivacionales, valores y prejuicios, así
como ideas muy diferentes respecto a lo que es razonable. Esta incompatibilidad de percepciones conduce a
otro problema común en los intentos de los gerentes
por motivar: el fútil y prolongado jugar al “tocar y
arrancar” con un gerente que intenta una y otra vez
sermonearle una motivación al empleado problema. El
empleado siempre lo evade y, cuando es atrapado, rápiharvard business review
Cómo moti var a sus emp l eados p rob lema
Descentrar:
el arte en el corazón de la motivación
El fundamento conceptual de este método motivacional está
en la noción de “descentrar”. El psicólogo infantil suizo Jean
Piaget acuñó el término para describir el fenómeno mediante el cual los bebés abren la percepción más allá de sí
mismos. Este cambio les permite comprender que hay percepciones espaciales diferentes a las suyas, que la persona al
otro lado de la mesa no las ve desde la misma perspectiva
que ellos tienen. Un cambio similar en las percepciones
sociales del niño --el comprender que los motivos y valores
de las personas también pueden ser diferentes-- es algo que
ocurre más tarde, particularmente cuando el menor siente
simpatía por otra persona.
Los adultos no son muy distintos. Tratamos de entender
cómo se sienten las personas que queremos. Pero la mayor
parte del tiempo actuamos como si tuviéramos un ataque
de furia: nosotros estamos en lo correcto y los otros --seres
abstractos, sin cuerpo, gente apenas real-- están equivocados. Pregúnteles a los ejecutivos qué es lo que encuentran
difícil en sus subordinados o en sus propios jefes, y usted
obtendrá adjetivos como “flojo”, “aburrido“ y “deshonesto”,
términos que nunca usarían para describirse a sí mismos.
Estas orejeras, comunes en la vida cotidiana, son particularmente prevalecientes en el mundo jerárquico de las empre-
damente logra escabullirse. Recuerden a Colin evitando
a sus jefes. Recuerden a George y sus promesas vanas.
A cada gerente le resultan familiares esos encuentros
de “Claro, jefe”, donde al final parece que hubiera una
resolución, pero en definitiva se repite el mismo viejo
problema: la persona no ha cambiado ni jota.
De hecho, esos insatisfactorios resultados no deberían
sorprender a gerentes como Annette y Paolo. Al tratar
de convertir a Colin y George en individuos diferentes,
ellos –así como la mayoría de los gerentes que lidian
con empleados problema– se han impuesto una meta
imposible. Una regla fundamental del management es
que uno no puede cambiar el carácter de la gente; la
mayoría del tiempo uno ni siquiera puede controlar sus
acciones. El cambio viene de adentro o nada.
Nuevo enfoque de la motivación
Si Annette y Paolo han enfrentado sus problemas de manera equivocada, ¿cuál es entonces el modo correcto?
Yo propongo un método relativamente simple cuya eficacia he confirmado una y otra vez. Involucra transferir
la responsabilidad de la motivación del sujeto al objeto, del jefe al subordinado. También, y esto es crucial,
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sas. Y estamos incluso menos dispuestos a comprender
a los empleados difíciles, personas con las que casi por
definición cuesta llevarse bien. Incluso llega a ser cómodo
mantener a la gente difícil a cierta distancia. Al tratarlos
como problemas que deben ser resueltos, como objetos
a ser manipulados con castigos y recompensas, no necesitamos saber qué sienten o piensan. Saberlo tan sólo nos
angustiaría. Por ejemplo, ¿qué pasaría si al ver las cosas
desde la perspectiva de ellos, viéramos que nuestro punto
de vista no es necesariamente el correcto?
Una poderosa ayuda para “descentrar” es hacerse la siguiente pregunta: “¿Cómo será para alguien como ellos
(es decir, alguien con su carácter y sus perspectivas) tener
a alguien como yo, con mis prejuicios y necesidades, como
su jefe, su cliente o su subordinado?”. La respuesta puede
guiar su estrategia para encuentros futuros.
Debido a los esfuerzos que requiere descentrar, particularmente con los empleados difíciles, el método que propongo exige mucho. Pero no es más difícil, y ciertamente
es más efectivo, que las técnicas motivacionales basadas en
el liderazgo inspiracional. Después de todo, ¿puede usted
realmente inspirar a alguien que no le interesa, y que, a su
vez, no lo estima a usted?
implica un cambio de perspectiva: el gerente necesita
ver al empleado no como un problema que necesita ser
resuelto, sino como una persona que debe ser comprendida. (Para una discusión de este cambio de perspectiva,
ver la columna: “Descentrar: el arte en el corazón de la
motivación”).
Mi método se centra en un puñado de principios:
Todos tenemos energía motivacional. Los empleados problema muestran una marcada falta de empuje y
compromiso hacia su trabajo, pero esas mismas cualidades suelen estar muy activas en otras áreas de sus vidas.
Ciertamente no toda la gente va a sentir igual pasión
por su trabajo que la que tienen por sus aficiones u otros
intereses externos. Pero es un error calificar a un empleado problema simplemente como poco motivado. La
mayoría de los trabajadores tiene el potencial de involucrarse con su trabajo de un modo que también cumpla
las metas de la gerencia.
Esta energía es con frecuencia bloqueada en el
lugar de trabajo. Varios factores pueden bloquear la
motivación natural de la gente. Por ejemplo, los impedimentos pueden surgir sorpresivamente debido a situaciones de tensión en el hogar o acumularse a lo largo
de años de trabajo, producto de sueños frustrados o pro5
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mesas rotas. El efecto es que la energía positiva de la
persona se transforma en actitudes o comportamientos
negativos, o simplemente se traspasa a actividades extralaborales. Uno de los bloqueos más comunes en los empleados es la sensación de que los jefes no se interesan
en ellos. Por esta u otra razón, los empleados problema
generalmente no quieren a sus gerentes. Y es probable
que el sentimiento sea mutuo. Por ello, las charlas motivacionales para mejorar el rendimiento, en el mejor
de los casos, suenan poco sinceras.
El empleado tiene que cooperar para eliminar los
bloqueos. Para motivar al empleado a trabajar por las
metas que usted fijó, hay que adoptar la actitud de un
judoca: buscar el eje de la energía del otro y usarla en
beneficio propio. En vez de empujar soluciones en la
gente con la fuerza de sus argumentos, uno saca las soluciones de ellos mismos. Dar vuelta la mesa al menos
consigue la atención del empleado; idealmente, le ayudará a remover los obstáculos que le impiden motivarse.
Para lograr eso, usted quizás deba volver a pensar qué es
lo que podría motivar a sus empleados problema; eso le
ayudará a obtener lo mejor de ellos, cualesquiera sean
sus capacidades y destrezas.
Veamos algunas objeciones potenciales al enfoque
que sugiero. Usted podría decir: “Todo esto me suena
muy blando y ‘soft’”. O “Yo tengo que manejar un negocio y no tengo ni el tiempo ni las ganas de convertirme
en psiquiatra de un montón de empleados bloqueados
que no quieren ceñirse al programa”.
Primero, aunque es cierto que este método se basa
en la empatía, es cualquier cosa menos soft. Exige al
gerente hacerse cargo de una situación difícil y resolverla. De hecho, el método realmente soft es el que probablemente está usando usted ahora, al ignorar a sus
empleados problema o intentar convencerlos –repetidamente y sin éxito– de que tienen que mejorar su rendimiento. Usted puede acabar despidiéndolos producto
de la exasperación, pero ésa es una señal de fracaso, no
de firmeza. En segundo lugar, mi método exige invertir
tiempo, pero es una inversión que debe llevar a una resolución del problema antes que otros métodos. Esto es
porque requiere que usted se mueva más allá del punto
de estancamiento que caracteriza a tantas relaciones
con gente problemática.
Recuerde que este enfoque busca crear una resolución –no necesariamente una solución– al problema
que usted enfrenta. El método debería ayudarle a evitar
una serie de trampas típicas al tratar de motivar a empleados difíciles (vea el recuadro “Los siete peligros de
lidiar con gente problemática”), pero usted no logrará
transformar a todos sus empleados desmotivados en
motivados. Incluso si el comportamiento del empleado
cambia puede que usted no logre lo que esperaba inicialmente. Pero el método en tres pasos que yo recomiendo terminará con las evasivas, las repeticiones y
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las promesas rotas. Y seguramente traerá soluciones que
usted no había siquiera considerado. Al menos, lo llevará
a un momento de verdad: un punto en el cual usted y su
empleado, juntos, podrán ver un camino hacia la meta
que usted ha fijado, o concordar en que no hay solución
posible.
Paso 1: Enriquecer
la perspectiva
Tom ha estado batallando para lograr que Jack mejore
su rendimiento. Pero Jack es tímido por naturaleza, y
con cada advertencia se vuelve más apagado. Al final,
sin gran escándalo ni ceremonia, Tom le dice a Jack que
las cosas no están saliendo bien y que tiene que irse de
la empresa. En los días siguientes, los ex colegas de Jack
no dejan de hablar de su inesperado despido, y de lo
que acaban de descubrir sobre su situación. Resulta que
ambos padres de Jack habían muerto recientemente
después de largas y debilitantes enfermedades. Hasta
ahora nadie, incluyendo a Tom, sabía lo que Jack había
estado sobrellevando.
El caso de Jack es extremo, pero ilustra una situación
dolorosamente común en las empresas. Un empleado
problema es conducido por los usuales canales de evaluación, discusiones en gerencia y finalmente el despido, a veces después de años de bajo rendimiento. Poco
después, el gerente se entera por los ex colegas de algo
que podría haber explicado el mal rendimiento de la
persona. El gerente nunca supo de ello debido al orgullo
del empleado o su natural reserva, o porque no apreciaba al gerente y desconfiaba de él.
El primer paso requiere por lo tanto que el gerente
busque comprender de dónde viene el problema del empleado: ¿qué impulsa a dicha persona? ¿Qué bloquea
dichos impulsos? ¿Qué podría pasar si se quitan esos
impedimentos? Pero eso no es todo. Hay otros dos factores en la ecuación: usted, el jefe, y el contexto donde
está ocurriendo el problema.
Empecemos con el empleado. ¿Cómo es posible que
Tom supiera tan poco sobre lo que estaba afectando el
rendimiento de Jack? ¿Cuán bien comprende Annette
a Colin? ¿Qué sabe realmente Paolo acerca de George?
Claramente, estos gerentes necesitan más información.
Ésta puede provenir de los colegas, subordinados o ex
jefes. Mucha de la información provendrá, sin embargo,
de los propios empleados problema. Los gerentes deben
tener con ellos varias conversaciones informales –junto
a la cafetera, en un almuerzo, en eventos sociales– que
les den un poco más de percepción sobre qué pasa realmente con los empleados. ¿Cómo se ve el mundo desde
su posición? ¿Cómo han sido formados sus deseos y expectativas por experiencias críticas del pasado? ¿Qué
pasiones gobiernan sus decisiones? ¿Qué sofoca esas pasiones en el trabajo? Esto puede sonar difícil, pero he
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Cómo moti var a sus emp l eados p rob lema
visto, en las clases que hago a ejecutivos, que ellos logran descubrir estas cosas entre ellos en 10 minutos, si
hacen las preguntas correctas. Después de todo, muchas
veces tenemos este tipo de conversaciones en invitaciones a cenar, pero rara vez las usamos en el trabajo. Lo
que usted puede descubrir le sorprenderá. Una prueba
de ello es pedirles a los empleados problema que se describan a sí mismos. Casi con certeza ellos utilizarán palabras muy diferentes a las que usted usaría.
Estas conversaciones informales son el primer paso
para empezar a motivar de manera efectiva a la gente
problemática. Por ejemplo, Annette comienza a preguntar a su alrededor y descubre que Colin, aparte del trabajo, está construyendo una casa. ¡Ahí no hay problemas
de motivación!
Luego, usted necesita mirar cuál es su propio rol en
el problema que está tratando de solucionar, especialmente porque los jefes directos son la principal fuente
de insatisfacción del empleado y la principal razón de por qué la gente abandona los
trabajos. De hecho, usted puede inadvertidamente ser la causa principal de la falta
de motivación de su empleado: por alguna
razón, usted está sacando a la luz lo peor
Pillarse la cola
en vez de lo mejor de la persona que está
¿Ha estado usted dándole vueltas y vueltas a un problema, teniendo
tratando de ayudar. Usted tendrá que hacer
siempre las mismas conversaciones con alguien una y otra vez sin llegar
una honesta introspección. Y tendrá que
a algún resultado? Ésta es una de las señales más claras de que necesita
hacer sobre usted mismo el tipo de pregunun nuevo enfoque. Descarte todas las ideas que se ha hecho sobre la
tas que le ayudaron a completar el perfil de
persona y empiece de nuevo.
su empleado problema. Su empleado problema puede que se sienta incómodo haEl peligro evangelizador
blando sobre la percepción que tiene de
¿Ha estado usted intentando “hablar y vender”, es decir, convencer a
usted, pero con tiempo puede que usted
la persona sobre la sabiduría de su posición? No sea evangelizador, sea
logre tener un cuadro completo –probablepsicólogo. El vendedor más exitoso es el que descubre las necesidades de
mente nada de halagador– de cómo es perla gente y las satisface en vez de intentar cambiarlas.
cibido. Incluso si ese cuadro le parece inOjos que no ven...
justo, recuerde: si algo es percibido como
¿Ha estado usted contento en su ignorancia, sin darse cuenta o sin
real, es real en sus consecuencias.
importarle mucho qué puede hacer para que un empleado trabaje
Otros pueden proveer información adimejor? Tiene que seguir hurgando más profundo para descubrir qué es
cional. Paolo, al discutir sobre George con
lo que impulsa a esa persona y qué está bloqueando ese impulso.
otro gerente, se queja: “Actúa como si yo
La trampa autorreferente
lo estuviera persiguiendo. Increíble, ¿no?”.
Cuando evalúa el comportamiento del empleado problema, ¿reflejan
Imaginen la sorpresa de Paolo cuando su
acaso las palabras que saltan a su mente un punto de vista sesgado?
colega y amigo le responde: “Bueno, Paolo,
Piense qué palabras usaría ese individuo para describir el mismo comestoy seguro de que él está equivocado
portamiento. Eso podría darle una nueva perspectiva sobre la naturasobre la persecución, pero tú a veces te ves
leza del problema.
medio matón”.
Lo que averigüe usted en esta etapa
Jugar a ser juez
puede
que lo convenza de que su relación
¿Ha estado usted mirando a esa persona desde lo alto de su trono,
con
el
empleado problema no tiene arreimbuido de un sentido de rectitud moral? Creer que su empleado está
glo.
En
ese momento, usted debe abandoequivocado aporta poco si usted lo hace desde la perspectiva de un
nar
el
método
y pasar la tarea motivaciojuez o sumo sacerdote. Decida ahora si realmente quiere resolver el
nal
a
otra
persona.
Pero es más probable
problema o seguir actuando como juez.
que el modo en que usted interactúa con
La visión monocromática
el empleado problema –puede ser algo tan
¿Ha evitado encontrar rasgos positivos en esta persona? Piense seriabásico como el tono de voz o el modo en
mente. Porque descubrir características positivas en el otro puede dar
que le habla– sea contraproducente. Lo que
color a la relación y enriquecerla de manera diferente, creando un punto
funciona bien con otros no sirve para nada
de partida para conectarse.
con este individuo. No es necesario decir
El peligro de la negación
que el darse cuenta de esto puede ser una
¿Ha estado restándole importancia a cómo es percibido usted por la
experiencia aleccionadora, y muchos geotra persona? Recuerde el dicho: “Si algo es percibido como real, será
rentes la encuentran difícil de enfrentar.
real en sus consecuencias”. Usted tendrá que trabajar con la realidad de
Finalmente, usted necesita analizar el
la otra persona, no sólo con la propia.
contexto. ¿Hay algo de la situación que está
Los siete peligros
de lidiar con gente problemática
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Có mo mo t i va r a s u s e m p l e a d o s p rob l e m a
sacando a luz lo peor del empleado? ¿O quizá de usted?
Annette cree que el rendimiento de Colin se deterioró
por el aumento en las exigencias que la reestructuración
impuso en el equipo. Pero Annette también está bajo
presión. Las acciones de Colin, ¿no estarán molestando
más de la cuenta a Annette por el estrés que ella misma
está sufriendo? Las reacciones que ella tiene frente a
él, ¿no estarán aumentando el estrés que siente Colin,
creando así un círculo vicioso?
Una vez que usted se embarque en esta misión de
búsqueda de datos se dará cuenta de que no poseía la suficiente información para resolver el problema. Es muy
posible que la antipatía le haya impedido a usted llegar
a conocer a su empleado problema. Más aún, usted probablemente no pensó que su propio comportamiento
podía tener parte de la culpa. Y seguramente tampoco
ha buscado los factores situacionales que podrían de
alguna manera disculpar los incumplimientos del empleado. Es mucho más fácil catalogar a alguien como difícil que intentar comprender cómo es que llegó a serlo
o involucrarse en la situación.
Pero si usted logra romper esa mentalidad estrecha
a pesar de los problemas que parece causar. Así es que
Hans decide enfrentar a Luca y exigirle que se lleve bien
con la secretaria y que deje de hacer politiquería en la
oficina.
Usted puede conocer de primera mano la frustración
que siente Hans: “Soy una persona razonable que trata
de hacer un buen trabajo, frente a alguien poco razonable que se niega a darse cuenta de cuál es claramente el
camino correcto para resolver el problema. Yo ya le dije
lo que hay que hacer. ¿Por qué no lo hace?” Enfrentado
a una situación así, lo más probable es que usted se dé
por vencido, ya sea dejando que las cosas sigan como
están o despidiendo al empleado. Desafortunadamente,
su posición moralizadora y su incapacidad para darse
cuenta de que no todo el mundo ve las cosas como
usted limitaran sus posibilidades de motivar con éxito al
empleado y también sus opciones para resolver el problema. Lo que le conviene es dejar de lado su impulso
de llevar a la Justicia a este mal empleado y, en cambio,
determinar qué se puede ganar con rehabilitar al descarriado. Usted será mucho más efectivo si está dispuesto
a cambiar su solución predeterminada por un abanico
de resultados posibles.
En este caso, Hans cree que la
Usted puede ser la causa principal de la falta de motivación de su
solución es cambiar el comportaempleado: por alguna razón, usted está sacando a la luz lo peor
miento de Luca, a quien ve como
la fuente de los problemas del
en vez de lo mejor de la persona que está tratando de ayudar.
equipo y del propio bajo rendimiento de Luca. Pero si Luca es el culpable de los probletiene más probabilidad de lograr que el empleado se
mas del equipo, ¿por qué sus colegas no quieren que se
desempeñe mejor. Y probablemente tenga que volver
vaya? Al considerar estos factores, Hans decide obtener
a plantearse qué es lo que quería obtener de este emmayor información para enriquecer su percepción del
pleado problema.
problema. Descubre que la falta de contacto del equipo
con los clientes está quitándole a Luca parte del estímulo que necesita para estar satisfecho con su trabajo.
Hans dirige una división dentro de una empresa suiza
Más importante aún, podría estar creando una atmósde corretaje. Luca es una de las 12 personas del equipo
fera de “ratas enjauladas” en todo el equipo del backde back-office que procesan las cuentas de los clientes,
office: un ambiente de rencillas internas, envenenadas
pero tienen poco contacto con ellos. El equipo está diviaún más tras la introducción de un esquema de incentidido en dos facciones por culpa de Luca, quien se dedica
vos monetarios y la negligencia de Hans en materia de
a echar a correr rumores y tiene una pésima relación
iniciativas de fortalecimiento del equipo.
con la secretaria del grupo; o al menos eso es lo que
Visto así, el comportamiento de Luca puede ser el
cree Hans. A él no le gusta Luca, que es muy diferente a
efecto del problema en lugar de su causa. Cuando Hans
Hans: Luca es físicamente imponente, de clase trabajapiensa en qué es lo que hace vibrar a Luca, empieza
dora, un derrochador que gusta de los autos llamativos
a preguntarse si acaso esa tendencia natural que tiene
y siempre parece estar con problemas financieros. Y papara el chisme y la politiquería de oficina no podría carece sentir una antipatía similar por Hans.
nalizarse de manera positiva para cohesionar al equipo.
El rendimiento de Luca en el trabajo no es malo, pero
Luca necesita mejorar su relación con la secretaria,
Hans cree que podría lograr más, y mejorar el desempeclaro, y también con Hans, pero el verdadero desafío
ño del grupo en general, si pasara menos tiempo chismotivacional sería cooptarlo como un aliado para memoseando y cultivara una mejor relación con la secretajorar el ambiente en toda la oficina.
ria. Él le ha mencionado esto a Luca de manera casual
Seamos claros: readecuar las metas de esta manera
varias veces, sin resultado, y está listo para librarse de él.
no significa una capitulación. Sí, a veces usted tendrá
Pero tras una encuesta informal con los colegas de Luca,
que aceptar un resultado más modesto y metas menos
Hans descubre que la mayoría no quiere que se vaya,
ambiciosas para su empleado problema, metas que él
Paso 2: Redefinir sus metas
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Cómo moti var a sus emp l eados p rob lema
pueda respaldar y sea capaz de cumplir. Pero la voluntad
de flexibilizar sus metas puede también darle alternativas novedosas y ambiciosas que antes no había considerado. Al final, puede que usted no obtenga exactamente
lo que quería del empleado, pero ciertamente obtendrá
más que lo que tenía antes.
Antes de concertar un encuentro formal con el empleado es crucial construir un abanico de posibilidades,
a fin de que el encuentro produzca una solución o una
resolución. Tenga presente que este abanico podría ampliarse con una solución entregada por una fuente inesperada: el propio empleado. Esto no quiere decir que
deba usted tener una agenda abierta a todo. Usted tiene
que saber exactamente los puntos no transables: aquellos temas que, si no llega usted a una solución del problema, darán a una resolución, posiblemente el despido
del empleado.
Paso 3: Escenificar el encuentro
Jerry ha sido nombrado jefe de departamento en una
empresa farmacéutica. Al instalarse en el cargo descubre
que ha heredado un subalterno muy problemático. Bernard, de treinta y tantos años, al igual que Jerry, es un
científico extremadamente competente y de mentalidad
muy independiente. Bernard se desempeña bien cuando
le dan una tarea bien definida y altamente compleja que
pone a prueba su pericia técnica. Pero no discute sus resultados hasta que ya es demasiado tarde para que Jerry
pueda darle su opinión. Y Bernard se resiste a realizar
cualquier cosa que lo aleje de su rutina acostumbrada.
Jerry sospecha que Bernard podría hacer su trabajo más
rápidamente sin sacrificar calidad. Pero cuando le menciona el tema, Bernard lo inunda de explicaciones técnicas que Jerry no entiende muy bien.
Jerry se entera de que Bernard fue una vez pasado por
alto para un ascenso y que, desde entonces, ha tenido una
mala actitud. De hecho ha dejado en claro que le molesta
tener que rendir cuentas a quienes considera sus inferiores
en temas técnicos. Si bien Jerry cree que hace tiempo alguien debería haberle llamado la atención a Bernard, ha
intentado ganárselo con comentarios amistosos en varias
ocasiones. “¿En qué anda usted?”, le ha preguntado Jerry.
“Usted siempre parece tener una solución creativa para los
problemas”. Pero Bernard lo desaira: “Usted nunca comprenderá mi trabajo”. Jerry está frustrado, porque sabe que
las considerables habilidades de Bernard no están siendo
utilizadas a fondo para beneficio de la empresa. Y la creciente animosidad entre ambos hombres no anticipa un
mejoramiento de la situación.
Jerry ha seguido la primera etapa del método presentado aquí con la esperanza de que Bernard mejore su
rendimiento: primero armó un retrato multifacético de
él y de cómo sus experiencias pasadas y su situación
actual –incluyendo la llegada de Jerry– pudieron haber
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contribuido a su problema. Jerry decide que Bernard
está dominado en parte por la necesidad de conservar su
dignidad, que fue disminuida cuando no lo consideraron
para el ascenso. Ese rasgo está trabando la posibilidad
de que Bernard se comprometa con más energía en su
trabajo con Jerry, a quien además siente como un inferior en temas técnicos. Gracias a esa comprensión más
matizada, Jerry está listo para el segundo paso del método: reevaluar lo que espera obtener de Bernard. El
propio jefe de Jerry le ha aconsejado –como harían muchos jefes– que imponga su autoridad y le diga a Bernard que acate o se vaya. Pero Jerry sabe que ese camino probablemente no le dará buenos resultados. Por
el contrario, espera motivar a Bernard aprovechando su
inherente deseo de dignidad, respeto y reconocimiento.
Le gustaría que Bernard se diera cuenta de que ha tomado una senda derrotista, y que si canaliza su energía
para aceptar nuevos desafíos podría tener grandes triunfos personales.
Al mismo tiempo, Jerry sabe que necesita ser más
duro de lo que ha sido hasta ahora. Así que decide iniciar
el tercer paso del método: un encuentro cara a cara con
Bernard que vaya derecho al grano. Además, el análisis
de la situación le ha dado a Jerry un producto agregado:
una cierta distancia o imparcialidad respecto de Bernard. Reconoce sus sentimientos negativos –que han
ido aumentando debido a la rudeza de Bernard–, pero
los ha puesto de lado antes del encuentro. De hecho,
Jerry incluso se ha dado de cuenta que él es parte del
problema, y que tendrá que cambiar la forma en que
trata a Bernard si quiere que haya un resultado positivo.
Si todo sale bien, Bernard también empezará a cambiar
la forma en que percibe la situación.
Esta conversación con el empleado problema, a diferencia de la interacción informal que se usa para obtener información sobre la situación, es el tercer paso de
mi método. Debe ser un evento cuidadosamente escenificado, pero que oculte su propia importancia. Elija
usted un terreno neutral, digamos la sala de reuniones,
y reserve para la ocasión por lo menos una hora de
tiempo exclusivo. De hecho podría necesitar más de un
encuentro, dependiendo de los resultados que obtenga
en el primero. Debe notificar al empleado sobre la entrevista con uno o dos días de anticipación, pero aclárele
que no necesita llevar ningún material o estar preparado; no será un encuentro formal de evaluación, sino
una oportunidad de revisar y analizar la relación laboral. De hecho, lo único que necesitará son una mesa y
dos sillas que formen un ángulo recto.
El encuentro tiene que comenzar con lo que yo
llamo una aseveración afirmativa, una breve introducción “suave-dura”. Destaque el valor del empleado para
la empresa, tanto pasado como futuro, y exprese su
deseo de que el encuentro tenga un resultado mutuamente beneficioso. Pero usted también tiene que descri9
Có m o mo t i va r a s u s e m p l e a dos p ro b l e m a
bir honestamente el problema actual, tal como lo ve,
y asegurar que las cosas no pueden seguir como están.
Por ejemplo, Jerry podría decirle a Bernard: “Muchas
gracias por venir a esta reunión. He estado pensando en
nuestro trabajo juntos y francamente no estoy contento.
Y creo que usted tampoco lo está. No sé exactamente
cuál es el problema. Es por eso que quiero que conversemos. Yo admiro sus talentos y lo que ofrece a la empresa,
pero nuestras conversaciones previas me han demostrado que los dos vemos nuestros roles de maneras muy
diferentes. No me gusta el modo en que usted me ha
respondido en varias ocasiones, pero me doy cuenta de
que ese camino es de doble vía, así que usted puede
sentir lo mismo de mí. Creo que usted puede ayudarme
a encontrar un modo diferente de relacionarnos y nuevas formas de trabajar juntos. Pero las cosas no pueden
seguir como están; yo no lo voy a permitir”.
Luego usted tiene que iniciar lo que yo llamo un interrogatorio de palancas. Éste es un cuestionario intenso
y extenso que pone a prueba una serie de hipótesis que
usted se ha formulado al desarrollar su visión de la situación. Las preguntas de Jerry sondean la necesidad de
reconocimiento de Bernard y cómo ella puede ser usada
para fines productivos. Una de las metas de este tipo de
preguntas es encontrar y potenciar áreas de encuentro
fructíferas, pero también tiene por objetivo sacar a la
luz las diferencias. De hecho, una señal clara de que la
entrevista ha fracasado –otro de esos encuentros “Sí,
claro, jefe”– es cuando el empleado logra salir de la sala
sin haber expresado ni una sola vez un punto de vista
contrario.
En este punto hay que tener cuidado: es muy fácil
volver a caer en el “hablar y vender”, acumulando hechos y argumentos sobre el empleado para enterrarlo
bajo el peso de la evidencia. Incluso si usted evita esta
trampa, el empleado puede igual ser evasivo, defensivo,
hostil e incomunicativo. Su meta es detectar en la bruma
del descontento las fugaces ventanas que se abren durante la conversación y que abren nuevas visiones de la
situación o que abren nuevas oportunidades para usar
como palanca las propias pasiones que impulsan a su
empleado.
Jerry, por ejemplo, enfrenta a Bernard en un tema
delicado: “Okey, yo sé que usted es superior a mí técnicamente y no tengo problemas con eso”, le dice. “Entonces,
¿cuál cree usted que puede ser mi papel? ¿Qué puedo
hacer para ayudarle?”
Bernard no tiene dudas para responderle: “Nada. De
todas maneras aquí no hay respeto por nadie que tenga
conocimientos técnicos”.
Jerry ve una ventana. “¡Vaya! ¿Es así como se siente?
Bueno, creo que entiendo que eso puede haber sido un
problema. Y entiendo por qué le molestó no haber logrado ese ascenso. Pero yo valoro la habilidad técnica.
Creo que podríamos ver manera de dar mejor uso a esa
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habilidad suya, y de forma que fuera usted quien obtuviera el reconocimiento”.
El escenario está listo para el momento de la verdad.
Jerry y Bernard han llegado a un acuerdo en, al menos,
una parte del problema. Y Jerry ha traído a Bernard al
punto donde él puede ayudar a encontrar una solución,
una solución que apela a las cualidades que lo motivan.
Volviendo a la métafora del judo, Jerry ha trabado a Bernard al insistirle que las cosas no pueden seguir como
están. Ahora Jerry intentará un golpe, usando la energía
de Bernard como impulso en la dirección de sus propias
metas:
“Bernard. Muchas gracias por haber sido tan abierto
conmigo. Ahora entiendo mucho mejor cómo usted ve
las cosas. Lo que usted dice sugiere que su trabajo podría
reestructurarse de modo que usted haga mejor uso de
sus excepcionales cualidades. Estoy pensando, por ejemplo, en asesorías de alto perfil y entrenamiento para los
equipos de nuestra unidad. Me gustaría que usted me
hiciera algunas propuestas concretas. Yo haré lo mismo
y volvamos a reunirnos la próxima semana. Mire, preferiríamos conservarlo que perderlo. Pero seguir en su
presente posición, así como usted la ha definido, no es
viable. ¿Qué me dice?”.
Beneficios más amplios
Recuerden que el método que he descrito garantiza una
resolución, no una solución, al tipo de problemas que enfrenta Jerry. Para ver la diferencia entre estos dos tipos de
resultados volvamos a Annette y Paolo. En su encuentro
con Colin, Annette inicia un nuevo tipo de conversación,
esperando descubrir cuáles son las cosas que lo motivan
y dónde están siendo bloqueadas. Concluye que él está
altamente motivado en otras áreas de su vida, pero que
no responde bien bajo presión, y ve que la presión sólo
aumentará si ella intenta hacerlo sentir culpable por decepcionar a su equipo cuando éste más lo necesita. Él
necesita otro tipo de responsabilidades, no más responsabilidades. Cuando Annette indaga para saber qué es lo
que realmente atrae a Colin, la clave resulta ser ayudar a
otros. ¿Cómo puede este descubrimiento ayudar a motivarlo? Durante su encuentro, Colin sugiere la posibilidad
de trabajar en capacitación, área a la cual se traslada con
éxito en los meses siguientes.
El caso de Paolo es más complejo y no tiene un final
tan feliz. El problema es resuelto, pero no solucionado.
La meta inicial de Paolo era lograr que George admitiera que él necesitaba rendir más cuentas de su trabajo.
Pero luego de pensarlo, Paolo decide que él quiere que
George entienda que para salir de esta situación tendrá
que tomar decisiones difíciles. Se sientan juntos y Paolo
le entrega datos específicos de su desempeño. Los datos
duros ayudan a George a darse cuenta de que está teniendo problemas en su nuevo cargo y admitir que no
harvard business review
Cóm o mo t i va r a s u s e m p l e a d o s p rob l e m a
tiene la suficiente motivación para resolverlos. Se ponen
de acuerdo en que el paso siguiente es que Paolo ayude
a George a cambiarse a un lugar donde tenga menos
contacto con el público. Esto es exactamente lo que ocurre, pero sin la ayuda de Paolo. Dos semanas después del
encuentro, George acepta un trabajo con otra empresa.
Mientras Annette obtuvo una clara victoria, Paolo tuvo
que consolarse diciéndose que el resultado fue mejor
que la confrontación frontal que estaba anticipando: el
despido de George, y que éste se llevara su frustración y
rabia a otra empresa. De hecho, George quizá terminó
agradeciendo el punto de inflexión y la nueva oportunidad que surgió de su momento de verdad con Paolo.
Ya sea que el problema sea solucionado o resuelto,
los beneficios de usar este método van más allá de la
situación presente y de los individuos involucrados; el
método puede ayudar a motivar a todo el grupo de trabajo.
El que una persona problemática deje de serlo eleva
la moral de todos. Una de las principales quejas en los
lugares de trabajo es que los jefes no enfrentan a aquellos que están rindiendo menos. A menudo sucede que
sucesivos jefes dejan solo al empleado problema, haciéndole el quite a lo que perciben que será una mezcla de costos e inutilidad si tratan de mejorar las cosas.
Así es que cuando sucede que el empleado se motiva y
empieza a ser más razonable, el efecto sobre los demás
llega a ser palpable.
enero 2003
Pero no se trata sólo de que los demás encuentren de
pronto que ahora es más fácil trabajar con alguien que
antes era un problema. El esfuerzo del jefe también envió
un mensaje claro. Cuando la gente quiere que el jefe lidie
con aquel que no está rindiendo, eso no quiere decir que
quieren que esa persona sea despedida. Recuerden a los
colegas de Luca, que se opusieron a los esfuerzos de Hans
por despedirlo. Gracias a los esfuerzos que usted haga por
lograr que alguien cambie –incluso si al final fracasa y la
persona renuncia– la gente verá el tipo de persona que
es usted y verá también que la empresa intenta resolver
los problemas antes de despedir a la gente. Echar a alguien rápidamente, en cambio, significa que la organización prefiere desechar a la gente difícil en vez de enfrentarla. Y nadie sabe quién será el próximo en la línea.
Los beneficios que trae este método a toda la organización pueden justificar por sí mismos los esfuerzos que
demanda. Sí, es cierto, requiere de tiempo, es difícil y
está lleno de riesgos y pasos atrás: si bien algunos empleados pueden responder rápidamente a él, otros necesitarán más tiempo para reconstruir relaciones positivas
con usted y el trabajo. Pero por lo menos quedarán encaminados en la dirección correcta, por su propio impulso. Y, al final, usted idealmente terminará no sólo
con un empleado rehabilitado, sino también con una
organización más productiva y sana.
Reimpresión r0301d-e
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