LA PREEMINENCIA DE LOS REGÍMENES PREVISIONALES ESPECIALES: FINAL AL CASO “CASCONE”. por Carlos J. M. Facal 1. Un argumento que a la postre resultó decisivo y que no había sido atendido en Primera Instancia. La Sala I de la Cámara Federal de la Seguridad Social acaba de establecer como doctrina que “en aquellos casos en los cuales resulta de aplicación un régimen previsional especial es inaplicable… la ley 24.241… ya que dicha normativa sólo es aplicable para quienes se encuentran dentro del Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones… Mal (se) puede volver a un régimen al que nunca (se) estuvo afiliado”. El voto del Dr. Chirinos explica las razones de dicha doctrina legal y al propio tiempo traza una encendida defensa de los sistemas previsionales especiales: “… estamos frente a una situación donde al actor desarrolla tareas específicas, las cuales, en el aspecto previsional están reguladas por una ley especial. Estas normas las dicta el legislador no para crear situaciones de privilegio sino, por el contrario, porque tiene en mira el resguardo institucional de la actividad… y la necesaria consagración vocacional a la misma y de alguna manera la existencia de una especie de “carrera”, en virtud de sistemas escalafonarios propios y de requisitos también singulares fijados para acceder a un grado superior… Y, sustancialmente, ha tenido en cuenta también que la naturaleza de las tareas prestadas, por las características de las mismas, requerían dedicación exclusiva y en muchos incompatibilidades con otra clase de funciones.” Al respecto nos ilustran los Dres. Martín Yañez y Payá que “… los Regímenes Especiales no sólo establecen, en algunos casos, menores requisitos de edad y servicios para acceder al beneficio previsional, sino que se distinguen por proteger determinadas situaciones, basado en el tipo de actividad desempeñado o en el nivel de funciones cumplido por sus beneficiarios, estableciendo pautas distintas en cuanto a aportes y contribuciones, determinación y cálculo del haber, movilidad, etc., que se apartan notoriamente de las establecidas en el régimen general”1. En su obra tan completa y documentada, distinguen estos regímenes especiales de los llamados “regímenes diferenciados” que son aquellos en los cuales se establecen facilidades para acceder a los beneficios en razón del riesgo o desgaste que la actividad desempeñada representa. El Sr. Osvaldo Cascone, investigador de carrera, se había afiliado al subsistema de capitalización instituido por la Ley 24.241 y pedía volver al régimen especial. A tal fin había alegado en su demanda, precisamente, que tal afiliación había sido nula. Pero ese argumento no había sido atendido por la Jueza de Primera Instancia, quien sin embargo admite que vuelva al subsistema de reparto (en el cual considera inscripto al régimen especial) con el expediente de declarar inconstitucional el artículo 30 de la mencionada Ley. 1 Payá (h), Fernando H. - Martín Yáñez, María T., "RÉGIMEN DE JUBILACIONES Y PENSIONES” LexisNexis - Abeledo-Perrot, Buenos Aires, 2004. Lexis Nº 2515/009765 El fallo de Primera Instancia había entendido que el artículo 30 de la Ley 24.241 era abarcativo del universo de afiliados al Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones, dentro del cual inscribía el sistema especial que amparaba al actor, el que únicamente sería de aplicación si continuaba amparándolo cuando el interesado alcanzara las condiciones para jubilarse. Cabe hacer notar que la Magistrada de Primera Instancia, no parece haber distinguido correctamente entre regímenes especiales y sistema general (con subsistemas de reparto y capitalización). También la doctrina se había preguntado sobre la cuestión y había llegado a la conclusión que los sistemas especiales son renunciables. Así el Dr. Milano estimaba que, quien estando incluido en un régimen especial optaba por el régimen general de reparto o de capitalización- había renunciado al primero y no era justo que volviera al mismo. Entendía que debía aplicarse la doctrina de los actos propios.2 Sin embargo, a contrario de la Jueza de grado, el Dr. Milano distinguía perfectamente entre los regímenes especiales y el régimen general con sus dos subsistemas. Pero la tesis de la renunciabilidad es desechada por completo en el voto del Dr. Chirinos quien afirma terminantemente que “la ley previsional es de orden público, la misma trasciende la voluntad del propio interesado, haciendo perder eficacia al acto eleccionario en contrario, puesto que la voluntad individual o la decisión individual o incluso el interés individual, debe someterse al interés general que es el determinado por la ley”. 2. ¿Vulnera el artículo 30 de la Ley 24.241 el principio de igualdad ante la Ley? Siendo así las opiniones coincidentes de los Jueces, la Sala termina por acoger la petición de Cascone de volver al régimen especial que había abandonado al afiliarse a una AFJP. Pero al mismo tiempo la sentencia decide dejar sin efecto la declaración de inconstitucionalidad del artículo 30 de la ley 24.241 y el acápite 3 del artículo 2º del decreto 56/94. Comentando el fallo de primera instancia habíamos hecho notar que “la Constitución…no impide que el legislador privilegie un “sistema” respecto de otro ni tampoco el artículo 14 bis de la Constitución da derecho a “elegir” sin cortapisas e indefinidamente a “quien (nos) otorgará... el beneficio previsional”, como se señala en el decisorio”. Diferenciábamos entre diseño de un sistema que importa cierto arbitrio y que dicho diseño pudiera ser tachado de injusto o arbitrario. Criticábamos el hecho que la Jueza se apartara de la norma por considerar inadecuadas sus disposiciones, señalando que, aunque a su criterio la misma fuera mala, ella no la tornaba necesariamente inconstitucional. 3 La Alzada deja establecido claramente: Milano, Rodolfo M. “La opción prevista en el artículo 30 ley 24241”. LNL 2004-4-212. Facal, Carlos J. M. “La cuestión de la “vuelta” al régimen de reparte en el Sistema Integrado de Jubilaciones y Pensiones. Breves reflexiones respecto del caso “Cascone”. LNLSS 2004-3-159 2 3 a) Que los Jueces no deben sustituir al legislador sino aplicar la norma tal como éste la concibió (con cita de Fallos 308:1118). La sentencia de grado dejaba en claro que la opinión de la Sentenciante era contraria a impedir el “regreso” al subsistema de reparto por parte de aquellos que habían elegido oportunamente afiliarse al subsistema de capitalización individual. Pero como dijimos en el comentario ya citado, tal parecer, sin duda respetable, no puede sostener una declaración de inconstitucionalidad. b) No se viola la igualdad ante la ley cuando no hay una discriminación arbitraria sino una distinción de tratamiento que no conduce a “situaciones contrarias a la justicia, a la razón o la naturaleza de las cosas”. Que no puede hallarse discriminación “en toda diferencia de tratamiento del Estado frente al individuo siempre que esa distinción parta de fundamentada conexión entre esas diferencias y los objetivos de la norma… vale decir no pueden perseguir fines arbitrarios, caprichosos, despóticos o que de alguna manera repugnen a la esencial unidad y dignidad de la naturaleza humana (Corte Interamericana de Derechos Humanos, Opinión Consultiva 4/84 del 19 de enero de 1984)”. c) Que una declaración de la inconstitucionalidad de una norma “es un acto de suma gravedad institucional que solo debe ser considerado como “ultima ratio” (Fallos 288:325; 250:83; 292:190; entre muchos otros) y que no puede fundarse en consideraciones genéricas, meramente abstractas o simplemente teóricas, requiriéndose… la demostración de tal agravio que sirve de fundamento al caso concreto”. En síntesis, el Tribunal vuelve a la doctrina clásica en materia de constitucionalidad y sin bien en lo sustancial enmienda el error cometido en el caso concreto remitiéndose a la aplicación de normas del derecho previsional, corrige una declaración de inconstitucionalidad que aparecía como inoportuna, inadecuada, incorrecta y excesiva.