Las cuatro causas metafísicas

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ARTÍCULO DE CRITERIO N° 4
Principio Metafísico
Las cuatro causas metafísicas: mayor profundidad en la comprensión
de algo.
Algo o cualquier cosa, es evidente que no existe por sí mismo, sino que su
existencia depende de su interrelación con otros seres. Nada es causa de
sí mismo en el ser, sino que todo es causado por otro. Este es un principio
que establecieron los antiguos pensadores griegos y que si bien se presenta
como evidente, no son evidentes una serie de conclusiones que establecieron
a partir de ello.
La conclusión más importante se denominó “principio de causalidad”: algo o
cualquier cosa que exista debe tener como mínimo cuatro causas, o debe
estar relacionado con cuatro causas para que pueda existir. Dos externas a la
cosa en sí, y dos internas:
 Causas externas:
1) El fin para el cual existe (CAUSA FINAL)
2) Aquello que lo ha puesto en existencia (CAUSA EFICIENTE)
 Causas internas:
3) La disposición o capacidad para ser algo específico (CAUSA
MATERIAL)
4) Aquello por lo cual es algo específico y lo diferencia de otra
cosa (CAUSA FORMAL)
En las cosas físicas es más fácil identificar las cuatro causas, por ejemplo en
este escrito: la causa final es la finalidad para lo cual está hecho (ayudar a
comprender mejor la aplicación de las cuatro causas); la causa eficiente es
quién lo idea y realiza (en este caso el que lo está escribiendo); la causa
material es todo aquello que materialmente dispone para que este escrito sea
lo que se ha pensado y no otra cosa (la computadora, el software, el estilo de
escritura y la distribución en el escrito, etc.) y la causa formal es aquello que
hace que este escrito sea lo que se propuso el que lo ideó, y que cumpla con
su finalidad (el contenido y su explicación).
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La causa eficiente en la actividad humana (la que la pone en movimiento)
puede ser última. Entonces nos remite a Dios y a su Plan, ya que todo
depende de Él en su existencia, salvo aquello que contradice o no contribuye
con su Plan (que proviene únicamente de nosotros). La causa eficiente remota
hace referencia a otras personas que nos ayudan a realizar el escrito, en este
caso a autores que ha consultado el que lo ha hecho, quienes han ayudado a
corregirlo, etc. También la causa eficiente puede ser próxima, y entonces
debemos hacer un análisis de los motivos o móviles espirituales y
psicológicos que han originado el escrito a quien lo escribe (qué es aquello que
me ha llevado a hacer lo que hice).
La causa material es todo aquello que me dispone (ayuda o dificulta) desde
el punto de vista físico-material para realizar la acción.
La causa formal es la acción que he realizado en sí misma, y que la
diferencia de otra acción.
Como ejemplo tomaremos una actividad diaria que solemos analizar para
mejorar: la relación “mi esposa- mi esposo”. Para este ejemplo se ha
tomado una situación hipotética.
La causa final objetiva generalmente la deberemos buscar consultando
autores confiables, en este caso, sobre las relaciones esposa-esposo.
Habiendo consultado a varios autores, que se han considerado confiables,
llegamos a la conclusión que están de acuerdo en que dicha relación debe ser
primeramente de donación, es decir, que cada uno tenga en cuenta primero el
bien del otro, que sea comprensivo, paciente, sacrificado y con constantes
muestras de amor en pequeñas cosas de cada día. Esta sabiduría humana
normalmente es lo que podemos establecer más cercana al Proyecto de
Dios.
La causa final subjetiva es la finalidad que me he propuesto con esta relación.
Aquí debo reflexionar con profundidad y sinceridad si principalmente hay una
finalidad de donación (pensando principalmente en el otro), o hay una relación
de cierta utilidad (pensando principalmente en mí).
La causa eficiente última es Dios, y por ello debemos acudir a Él para su
ayuda. Esto que parece algo que normalmente lo tenemos asumido, pero es
importante hacerlo presente en la reflexión causal porque nos recordará
qué debemos hacer principalmente para mejorar algo-.
La causa eficiente remota hace referencia a la intervención de otras
personas que nos ayudan a realizar la acción. En este caso podría ser el
esposo-esposa con sus consejos, o los hijos o algún entendido del tema.
También es importante identificar la causa eficiente próxima que hace
referencia a los motivos espirituales y psicológicos que nos llevan a tener la
relación que tenemos con nuestra esposa-esposo. Como por ejemplo,
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amor/odio, simpatía/antipatía, atracción/falta de atracción sexual, ternura/falta
de ternura, cariño/falta de cariño, ganas/desganas, etc.
La causa formal es la acción misma que hacemos. La debemos describir
con la mayor diferenciación posible, precisando qué hace que la diferencie
de otras acciones, incluso parecidas. Por ejemplo, podría ser lo que
generalmente hago, y lo que ha sido generador de que quiera
mejorarla…Ejemplo: generalmente le contesto de mala forma o no tengo un
trato cariñoso, etc.
La causa material es todo aquello material o físico que dispone para que la
acción se realice. Aquí conviene analizar lo que material o físicamente ayuda,
en concreto, a la mala disposición que estoy teniendo para contestar de forma
poco amable o poco cariñosa. Por ejemplo: que vengo muy cansado del
trabajo, o que generalmente estoy disconforme en mi casa y de mal humor, o
que mi esposa/esposo no se cuida físicamente o en cómo arregla, etc.
Aplicar las cuatro causas a las actividades diarias exige un esfuerzo mayor
que el aplicarlo a algo físico, porque incorpora el análisis de algo que realiza
un ser físico-espiritual.
Si bien cualquier análisis causal implica una posibilidad de mayor
profundización -y especialmente la actividad humana-, identificaremos un
primer nivel de análisis o profundidad.
En toda actividad humana, la finalidad puede ser:
a) Objetiva-extrínseca: posee una finalidad que en definitiva proviene
del Proyecto o Plan de Dios.
b) Subjetiva-intrínseca: el fin que la persona se ha propuesto con la
actividad.
Lo ideal es que estas dos finalidades se vayan paulatinamente
identificando, aunque ir incorporando el Proyecto de Dios exige un esfuerzo
adicional. Para un mayor esclarecimiento sobre esto, recomendamos leer el
apunte “Proyecto de Dios” (en www.otse.digital).
Como podemos ver, luego de analizar las cuatro causas de una acción surgen
muchos aspectos y aristas que normalmente no consideramos, o
consideramos pero sin aplicar una relación de prioridad. Este análisis
causal nos ayudará a identificar y concretar acciones que tengan mayores
posibilidades de mejorar lo que nos proponemos, con un margen menor
de ensayo y error, ayudando en gran medida a que sus efectos positivos
sean más permanentes o duraderos.
 Guía para criterio
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1º. Lea atentamente el texto. Trate de comprenderlo lo mejor posible
-de tal manera que pueda sintetizarlo en una explicación breve-.
2º. Identifique lo siguiente:





¿Qué interpreta por el enunciado del principio: la relación causal
por las cuatro causas es la mejor forma de comprensión de algo?
¿Cómo puedo identificar la causa final en una acción?
¿Cómo puedo identificar la causa eficiente en una acción
¿Cómo puedo identificar la causa formal en una acción?
¿Cómo puedo identificar la causa material en una acción?
Artículo 4
Los diez mitos de la educación
argentina. Y por qué hay que discutirlos
Como pocos temas de agenda pública, las escuelas y los docentes evocan
ideas equivocadas o nostálgicas, generalizaciones y frases hechas en el
sentido común argentino. Cuando falta una semana para el comienzo de
clases, se actualiza la paradoja central: la educación es a la vez causa y
solución de todos los problemas del país. Qué cuestiones de fondo,
concentrados en estas creencias erróneas, no estamos mirando
Por Raquel San Martín | LA NACION
A casi nadie se le ocurriría sugerir nuevas formas de hacer un trasplante de
corazón, construir un puente, defender a alguien en los tribunales o bajar el
desempleo si no se considera un experto. Pero todos hablamos de educación.
Por haber ido a la escuela, tener hijos en ella, conocer un docente de cerca o
ser alumno de algún tipo, en la Argentina la mayoría se siente habilitada a
opinar sobre contenidos, metodologías o formación docente, aunque educar
requiera el manejo preciso de tecnologías y saberes igualmente sofisticados.
En la Argentina, el sentido común sobre las escuelas -que suele, además, estar
dominado por la idea de una educación "en crisis", sin mayores precisiones- ha
terminado plagado de ideas equivocadas, nostálgicas de un supuesto pasado
dorado, generalizaciones y frases hechas que, en el caso más inofensivo,
dejan a todos hablando en la superficie y, en el peor, obturan mejoras de fondo,
sobre todo cuando algunos de estos "mitos" se prolongan en las voces de los
funcionarios.
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Así, si bien en los últimos años hay más chicos que van a la escuela en el país,
sobre todo inicial y primaria, los problemas continúan para que se queden
efectivamente en ella y completen su escolaridad en tiempo. Si el secundario
concentra todas las críticas, muchos adolescentes lo rescatan como espacio de
crecimiento, en todas las clases sociales.
Mientras los rankings rápidos de las pruebas PISA no provocan mejoras por sí
solos, sí puede hacerlo la información que ésas u otras pruebas podrían dar a
las escuelas, y que hoy no tienen. Y son tanto los salarios como las
condiciones de trabajo y de carrera las que habría que revisar para mejorar el
trabajo docente.
Cuando falta una semana para el inicio formal de las clases en la Argentina vinculado ya cíclicamente a los reclamos salariales y los paros-, se reactualiza
una creencia central y paradójica: en la Argentina, la educación es la causa de
todas las desgracias (los accidentes de tránsito, la inseguridad, la corrupción) y
a la vez la solución a todas ellas. No en vano la mayoría de las diez creencias
más extendidas sobre la educación que aquí se desarrollan buscan
responsables, generalizan el deterioro o exageran el entusiasmo por lo que
efectivamente se puede resolver en la escuela. Aquí, algunos mitos difundidos
en los últimos años, y sus contra argumentos.
1 La educación puede reparar la injusticia social
"Cien años de educación pública demostraron que esto no es así. La sociedad
tiene que actuar en las distintas dimensiones para lograr más justicia social y,
así, una educación más equitativa para todos", apunta Guillermina Tiramonti,
docente e investigadora del Área de Educación de Flacso. "En sociedades muy
injustas, muy polarizadas como la nuestra, la escuela tiende a reproducir estas
diferencias, aun cuando el objetivo declarado sea la ampliación de derechos."
2 La escuela puede socializar en mejores valores que los predominantes
en la sociedad
Ninguna escuela es una isla. "Las diferencias que puede hacer la escuela en
este sentido son pocas. En verdad, la escuela socializa en los valores de los
grupos familiares de los alumnos. No es que si tenemos una sociedad anómica
la escuela va a generar ciudadanos responsables de la ley que cambien esa
sociedad -dice Tiramonti-. Primero porque todos vivimos en ella, pero además
porque la escuela tiende a organizarse según esos valores. Así, la
discrecionalidad de la autoridad está bastante presente en las instituciones
escolares, porque la discrecionalidad es la regla afuera."
3 Los maestros de antes eran mejores que los de ahora
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Esta idea repetida, conectada con la añoranza de una supuesta escuela dorada
del pasado -otro mito ubicuo-, tiene varias versiones: que la educación está mal
porque los maestros son malos, que no quieren actualizarse o, como dijo la
propia Presidenta, que trabajan poco y tienen tres meses de vacaciones.
"En la «época de oro» de la educación argentina, los maestros se recibían con
título secundario de 4 años, con sólo 7 materias pedagógicas y debutaban en la
escuela a los 16 años de edad. Eran en su mayoría mujeres a quienes se les
vedaba la universidad y trabajos que no fuesen con niños. Leían bastante, pero
muy poca ciencia. Las investigaciones muestran que iban poco al cine, casi
nada al teatro y sí consumían radioteatros y revistas femeninas, cuyas
secciones «para maestras» actualizaban sus conocimientos. Hoy, un docente
se forma cuatro o cinco años después del secundario, algunos en la
universidad. Cursan muchas materias pedagógicas y científicas, y aun con
problemas enormes se capacitan y estudian. Navegan por Internet, están
enterados de lo que pasa en la Argentina y el mundo, muchos tienen
compromiso intelectual y político y arrancan en la escuela mucho más tarde, a
los 22 o 23 años de edad", describe Mariano Narodowski, profesor en la
Universidad Torcuato Di Tella (UTDT).
Y completa: "Creemos que las maestras de antes eran mejores porque aquella
sociedad jerárquica respetaba y temía a toda autoridad y a toda institución
estatal. Al contrario de la actual, aquella autoridad docente era «de origen».
Hoy, la autoridad docente es «de ejercicio»: los maestros -mucho más
formados- son cuestionados y su legitimidad debe ser demostrada cada día",
dice.
Al mismo tiempo, casi nadie niega que existen "grandes deficiencias en las
competencias de los maestros", como dice una especialista. "El docente
argentino promedio tiene los mismos problemas de calidad que el promedio de
los demás oficios y profesiones. En una sociedad que no busca la excelencia y
que iguala para abajo, los docentes se desempeñan de acuerdo con esos
estándares, muy similares a las otras profesiones -sigue-. Esto no significa que
no haga falta mejorar a los docentes, pero partiendo de reconocer la
mediocridad generalizada de nuestra sociedad."
No ya la "formación docente", sino toda su carrera y condiciones de trabajo, es
lo que los países que mejoran la calidad educativa están modificando. "Hay que
analizar cuáles han sido las políticas para la docencia de los últimos 30 años.
Ver, por ejemplo, la capacidad de atracción del sueldo docente: en 2013, el
salario de un maestro de grado de primaria, de jornada simple y con 10 años
de antigüedad era de 5800 pesos -dice Cecilia Veleda, investigadora principal
del Programa de Educación de Cippec-. La formación inicial y la continua se
han deteriorado. La carrera docente no ofrece oportunidades de desarrollo
profesional si no es por la vía del ascenso vertical. Mejorar las condiciones de
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trabajo va a requerir una batería de políticas costosas en recursos, en lo
técnico y en lo político, porque son acuerdos de largo plazo."
4 En la Argentina, bajó la calidad pero subió la inclusión
Es una idea muy sostenida en la última década, que "compensa" los magros
resultados en las evaluaciones educativas más recientes. "El consuelo es la
inclusión: dicen que empeoran los resultados porque cada vez más chicos (y
más pobres) van a la escuela pública. Además de ser una idea perversa escolarizar a los más pobres bajaría el nivel educacional-, es falsa", dice
Narodowski. "El crecimiento del número de alumnos desde 2003 se explica
básicamente, por su inscripción en escuelas privadas. De cada 100 nuevos
alumnos en el nivel inicial, 60 fueron a privada; en el secundario, el 50% fue a
privada. En la escuela primaria, el 100% del crecimiento de la matrícula pos2003 se explica por la escuela privada. Al contrario, la escuela pública no sólo
no creció, sino que decreció 9%", enumera y suma otro dato: "Las últimas
evaluaciones de la Unesco muestran una caída en la tasa de escolarización
para la primaria, un logro que se creía consolidado".
Otros números sirven de contraargumento. "La Argentina no matricula a
muchos más alumnos en la secundaria que otros países de la región. Según la
Unesco, la tasa neta de matrícula secundaria es de 82%, comparada con 83%
en Chile, 74% en Colombia y 78% en Perú", dice Alejandro Ganimian,
estudiante de doctorado en la Universidad de Harvard, especializado en
análisis cuantitativo de política educativa, y apunta a otra cara de la inclusión:
la permanencia, en la que la Argentina tiene más problemas que sus vecinos.
"El país retiene a muchos menos alumnos. Según la OCDE, la tasa de
graduación secundaria en la Argentina es 41%, comparada con 84% en Chile,
64% en Brasil y 44% en México."
5 A las escuelas privadas van sólo los que tienen más recursos
Buscando lo que suponen más calidad, menos paros, mejores condiciones
edilicias y, en algunos barrios, hasta más seguridad, cada vez más familias de
clase media baja migran con esfuerzo a las escuelas privadas. De hecho, el
crecimiento significativo de la educación privada en la Argentina, desde los 60,
pero fundamentalmente desde 2003, incluye a todos los sectores sociales.
Narodowski aporta cifras: "En el quintil más pobre de los hogares argentinos, el
14% va a escuelas privadas, y en los sectores de clase media baja, entre el
23% y el 38% van a secundarias privadas".
Otra formulación del mito es pensar que cualquier deterioro educativo que
exista afecta a los pobres; que las escuelas privadas más caras, por ejemplo,
protegen de la caída. Según los expertos, el escalón social ya no es un
antídoto. Según Ganimian, en las pruebas PISA 2012, a las escuelas de nivel
socioeconómico más alto de la Argentina les fue igual que a las de nivel
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socioeconómico más bajo de Italia, Lituania, Estados Unidos y el país promedio
de la OCDE.
6 En la secundaria los chicos se aburren, no respetan nada y nada les
interesa
Más añoranza de la escuela del pasado. "Esa idea desprecia otros sentidos
que los jóvenes hoy les dan a la escuela secundaria y a la sociabilidad en ella:
aprender a estar con otros, compartir espacios, encontrarse con personas
diferentes", describe Pedro Núñez, investigador del Conicet y de Flacso, con
experiencia en estudiar la vida escolar y las percepciones de estudiantes y
profesores.
Esto no implica sostener que no hace falta mejorar la escuela media, pero
quizá no tanto porque esté "desactualizada" o los profesores no estén
"formados", sino porque hay desajustes evidentes en el modo en que jóvenes y
adultos entienden esa escuela, que, con sus matices, atraviesan todos los
sectores sociales. "Hay un desacople entre la propuesta de la escuela
secundaria y los modos de ser joven: cómo entienden el respeto, los sentidos
que le dan a la educación, el lugar de la participación política y una
temporalidad que se rige por parámetros distintos -dice Núñez-. Si la escuela
propone la gratificación diferida, hacer un esfuerzo para que en el futuro te
vaya mejor, la sociedad ofrece y pide consumo ya." ¿La escuela tiene que
adaptarse entonces a ese entorno? "No -dice Núñez-, pero tiene que tenerlo en
cuenta. Por supuesto, en la escuela los chicos siguen aprendiendo cosas que
no aprenden afuera: el tiempo escolar que exige una preparación diferente, que
planifiques, que te adaptes a distintas situaciones, que vayas ganando
autonomía, que entables relaciones con personas distintas."
Más que en lo institucional, es en la relación cotidiana con los docentes donde
se juegan esas distancias. "Según dicen los chicos, el buen docente es el que
los trata bien, el que exige, el que sabe, el que va siempre, pero también el que
explica todas las veces que sea necesario. Es un docente distinto del de la
escuela añorada, no está investido de respeto, sino que tiene que ganarlo. Y
hacerlo frente a un grupo cada vez más heterogéneo."
7 Las pruebas internacionales de calidad no captan la realidad argentina
Mientras los países de la región avanzaron en los últimos años en integrar la
idea de evaluación a sus sistemas, en el país las pruebas PISA se convirtieron
casi en un enemigo, pero con argumentos como ése, que escondieron
cuestionamientos más fundados -que existen- a estas evaluaciones.
No se trata de promover los rankings o las estadísticas rápidas del fracaso a
las que han terminado vinculadas las PISA, sino de usar esos resultados como
insumo. "Hay consenso académico en que esto tiene que cambiar. Si bien es
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cierto que estas evaluaciones no reflejan todo lo que se enseña y aprende en
todas las escuelas del país, deben ser herramientas indispensables para la
política educativa. Ni la política pública ni las decisiones en las escuelas
pueden definirse a partir de sensaciones -dice Veleda-. Hoy podríamos tener
una radiografía de cada escuela del sistema educativo. Hay otras pruebas
internacionales a las que sumarnos, si las PISA o las de la Unesco no nos
satisfacen. Y hay que revisar los Operativos Nacionales de Evaluación, para
que sean un instrumento de trabajo en las escuelas, que necesitan saber
dónde están paradas."
8 Tener un título asegura la inserción laboral de los más pobres
Varias investigaciones están demostrando un dato inquietante: para los
sectores sociales más bajos, el título secundario e incluso el universitario no
necesariamente mejora sus opciones laborales. "Muchas veces la expectativa
de que el título los va a insertar en un mercado laboral formal es falsa", dice
Tiramonti. Y cita un trabajo de María Alejandra Sendón, que demuestra que
entre los jóvenes de sectores populares con título secundario la desocupación
es más alta que entre los de clase media con secundario incompleto. "Por una
cercanía de valores de socialización, muchos empleadores prefieren tomar a
un chico de clase media sin secundario completo que a uno de la villa con
título", señala Tiramonti. "El origen social está empezando a jugar como
seleccionador."
9 Dar computadoras a los alumnos mejora los aprendizajes
De ese mito se abren varios otros. "Ya está claro que dar computadoras en las
escuelas no alcanza. Ya las dimos, pero ahora hay que hacer un doble salto:
enseñar a las nuevas generaciones sobre las posibilidades que abren y
vacunarlos contra lo que se está convirtiendo Internet, que no es lo que
imaginábamos", apunta Fabio Tarasow, coordinador del Programa de
Educación y Nuevas Tecnologías de Flacso. "Pensar ciudadanos digitales, de
eso se trata, no está en ninguna agenda. También hay que descartar la idea de
«capacitar» a los maestros para usar la tecnología. Esa idea ya se queda corta.
Si todo termina en un curso, eso no sirve. Se necesita modificar estructuras y
contenidos para adecuarlos a las nuevas tecnologías", dice Tarasow, y se
alarma con la última tendencia en mitos en la escuela: todos tienen que
aprender a programar. "Es importante facilitarlo para aquellos que quieran
aprenderlo, pero que obligatoriamente lo haga la escuela es estrellarse contra
la pared. Ni siquiera tenemos docentes preparados para hacerlo y no se puede
garantizar que se haga bien."
10 El financiamiento garantiza resultados
Llegar al 6% del PBI para educación fue uno de los eslóganes de mejora de la
década, algo que muchos expertos están cuestionando. Pero, incluso sin entrar
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en cálculos, el saldo de la década muestra que sólo con el dinero la educación
no mejora. Sobre todo si, al mismo tiempo, no hay cambios en el federalismo
argentino, que dispone un reparto de recursos con parámetros desiguales o
directamente discrecional. "Un aumento de los recursos implementado de
manera incorrecta sólo perjudica más todavía a la educación: la cuestión es
cómo hacer que los recursos lleguen a las escuelas y ellas decidan la mejor
manera de invertirlos", dice Narodowski.
La crisis permanente y generalizada, el trazo grueso de que "el 50% de los
chicos no entiende lo que lee" o la responsabilización de los maestros -o de los
alumnos- como conjunto no parecen las ideas que se llevarían a una mesa
seria de discusión de cambios en las escuelas. Mientras varias ONG trabajan
con los precandidatos presidenciales en compromisos públicos sobre la
educación que viene, falta que las charlas de sobremesa reconozcan, al
menos, que la escuela sigue haciendo algo que sólo ella puede hacer. ..
 Guía para criterio
1° Lea atentamente el texto. Trate de comprenderlo lo mejor posible
-de tal manera que pueda sintetizarlo en una explicación breve-.
Identifique lo siguiente:
1°. Identifique las cuatro causas de la Educación Formal en
Argentina
2° ¿Qué ideas del artículo puede destacar desde el punto de vista
positivo? Identifique una que le llame más la atención
3° ¿Qué ideas del artículo puede destacar desde el punto de vista
negativo? Identifique una que le llame más la atención.
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