220-18229 Ref. Cuándo se concreta el punto de partida de los seis meses que ofrece la ley para enervar la causal de disolución por pérdidas. Recibimos su escrito radicado en este Despacho con el número 334,355-0, por medio del cual eleva la siguiente consulta: "...cual es la posición oficial de dicha Superintendencia en relación con la fecha en que se empieza a contar el plazo con el que cuentan las sociedades para enervar la causal de disolución por pérdidas, así como indicarme...si el cierre contable que mensualmente se realiza constituye un estado Financiero de Período Intermedio y si dicho cierre sirva para determinar tales pérdidas. 1. En cuanto al plazo para enervar la causal de disolución por pérdidas. La anterior inquietud surge, por cuanto existen dos conceptos encontrados de la propia Superintendencia, uno de los cuales señala que el plazo deberá contarse desde "la fecha en que el máximo órgano social se reunió con el fin de conocer y estudiar la situación financiera de la sociedad y adoptar las medidas tendientes para garantizar la situación financiera de la sociedad, (Supersociedades, DAL 27527 Septiembre 23 de 1.985, reiterado en Oficio 220-30791 de mayo 18 de 1.995). Al paso que existe otro concepto de 1.995, que aparece en la compilación que realiza la propia Superintendencia, conforme al cual el plazo de seis meses se cuenta desde la fecha en que las pérdidas se detectan o se consuman, con base "en un balance propósito general o sea aquel que se prepara al cierre de un período contable, o también un estado de período intermedio para cuya elaboración se deben observar los mismos principios que se utilizan para la preparación de los estados financieros de cierre de ejercicio...". 2. En cuanto a los cierres mensuales que no constituyen Estados Financieros de Períodos Intermedios. En los términos señalados en el Decreto 2649 de 1.993 y en la Circular 15 de 1.997 emanada de dicha Superintendencia, mediante el cual se definen cuales son los Estados Financieros de Períodos Intermedios y en que fecha deben estos producirse (semestralmente para las compañías que tienen su cierre anual), debe entenderse entonces que los cierres contables que mensualmente se van realizando no constituyen, por ese solo hecho, Estados Financieros de Períodos Intermedios. Para que un cierre mensual adquiera la categoría de Estado Financiero de Período Intermedio se requiere que cumpla con los requisitos y principios de los cierres contables de fin de ejercicio, pues de lo contrario no adquiere dicha categoría. 3. Consecuencias de cierres mensuales que no constituyen estados Financieros de Períodos intermedios. En la medida en que los cierres mensuales no constituyan Estados Financieros de períodos intermedio, no se pueden derivar de ellos las consecuencias establecidas en el numeral 5.3. de la citada Circular 15 de 1.997, esto es que no sirven para determinar las causales de Disolución por pérdidas." Al respecto debe señalarse, tal y como usted lo expresa, esta Superintendencia al ocuparse del asunto relativo al término que establece la ley para enervar la causal de disolución en razón de las pérdidas acaecidas en el porcentaje previsto como presupuesto de disolución (Art. 457, inciso segundo del Código de Comercio), conceptuó en alguna oportunidad que éste empezaba a correr a partir de la fecha en la cual se reunía el máximo órgano social con el fin de estudiar y conocer la situación financiera de la sociedad para adoptar las medidas tendientes a garantizar el funcionamiento de la empresa, bajo el entendido de que la intención del legislador no era otra que la de darle la oportunidad a los asociados de consolidar o no el affectio societatis, esto es, que no sólo tuviesen una participación al momento de la creación de la empresa, sino también en la adopción de la terminación de la misma, en consideración a lo prescrito en el artículo 459 del código citado que preceptúa que la asamblea podrá adoptar las medidas tendientes a enervar la causal de disolución "...dentro de los seis meses siguientes a la fecha en que queden consumadas..." (Oficio 220-30791, mayo 18 de 1.995). Posteriormente, modificó su concepto en oficio publicado en su compilación -DOCTRINAS Y CONCEPTOS JURÍDICOS 1997- en el sentido de estimar que el término para adoptar tales medidas no habría de contarse a partir de la fecha en que la asamblea se reunía para conocer y estudiar la situación financiera de la sociedad y determinar las medidas adoptadas para tal fin, sino a partir del momento en que éstas se detectaran, teniendo como base, un balance, bien de propósito general (el que se prepara para el cierre de un período contable), o uno de período intermedio. Sin embargo, esta Superintendencia luego de un nuevo análisis de las normas que versan sobre la materia, y consciente de la complejidad que ella comporta ha considerado que es pertinente recoger nuevamente el último de sus conceptos para volver a su posición anterior, es decir a la que fuera inicialmente esbozada, por estimar que no es suficiente que se determine la ocurrencia de las pérdidas en una sociedad en la proporción que determine la ley como causal de disolución para empezar a contabilizar los seis (6) meses que ofrece para enervarla, sino que es necesario que el órgano social conozca la novedad para que tenga así la posibilidad de determinar la suerte del ente jurídico, pues no sería sensato ni coherente con el espíritu del legislador plasmado en la norma, que éste se viera abocado a su disolución y posterior liquidación antes de que la asamblea o junta de socios conociera la situación en pos de ejercer la facultad indelegable que la misma ley le otorga de determinar si en ese evento opta por dar fin a la empresa, o en su lugar adopta los correctivos que permitan su continuación, decisión que se repite, es de su exclusiva competencia . Tan es así, que en el artículo 458 del Código de Comercio prevé que cuando se verifiquen pérdidas que reduzcan el patrimonio neto por debajo del cincuenta por ciento del capital suscrito, "...los administradores se abstendrán de iniciar nuevas operaciones y convocarán a la asamblea general, para informarla completa y documentadamente de dicha situación..." Y es que, tal y como se esbozó en su oportunidad mediante oficio 220-030971 del 18 de mayo de 1.995 cuya parte pertinente viene al caso reproducir: "...después de analizar con detenimiento los pronunciamientos sobre el tema, es necesario interpretar las normas de tal manera que en ningún caso se desvirtúen las finalidades que el legislador plasmó para asegurar que el interés general siempre esté adecuadamente protegido. Por tal motivo, del inciso segundo del artículo 220 ídem, según el cual "...los asociados podrán evitar la disolución..." del artículo 221 cuando dice que la Superintendencia de Sociedades podrá declarar de oficio la disolución "si los asociados no lo hacen oportunamente", del artículo 458 al imponer la obligación a los administradores de que una vez verificadas las pérdidas convocarán inmediatamente a la asamblea para informarla completa y documentadamente de dicha situación, del artículo 459 cuando dice que la Asamblea podrá "tomar u ordenar las medidas conducentes al restablecimiento del patrimonio" o en su defecto declarar disuelta la sociedad , se deduce la clara intención del legislador en el sentido de que sin el conocimiento de la asamblea de accionistas o de la junta de socios, no deba iniciarse el camino de la extinción del ente jurídico, ni la liquidación del patrimonio social. "La ley mercantil se refiere a la causal de disolución por pérdidas y establece un término de seis meses a partir de la ocurrencia de la causal" (artículo 221 ibídem) o dispone que estas medidas deberán adoptarse dentro de los seis (6) meses siguientes en que queden consumadas las pérdidas indicadas. Estos preceptos deben ser interpretados atendiendo a la naturaleza del hecho que regulan y este no ocurre ni se consuma en un solo instante, pues se trata de un simple resultado de confrontar ingresos contra egresos producidos durante el ciclo contable y de la comparación de ese resultado con el patrimonio social. Por esta razón es lógico cocluir que la verificación de las pérdidas que amenazan la existencia de la sociedad, debe ocurrir tanto para los administradores como para los asociados (negrilla fuera del texto). "Mal haría el intérprete al admitir, prescindiendo del órgano máximo de la sociedad, que es el competente para adoptar la decisión final respecto de la continuidad de la compañía que pueda empezar a contarse un término con anterioridad al conocimiento que esos asociados tengan una situación que sólo a ellos corresponde remediar. "En conclusión, en el caso que nos ocupa los seis (6) meses para evitar la causal de disolución tantas veces mencionada, se empezarán a contar a partir...fecha en la cual el máximo órgano social se reunió con el fin de estudiar la situación financiera de la sociedad y adoptar las medidas tendientes a garantizar el funcionamiento de la empresa". Y es que la anterior interpretación que consulta la intención del legislador es no sólo ostensible en el contexto del referido articulado, sino también en otros parámetros legales, a saber: "...) En ese orden de ideas, este Despacho reitera la vigencia del anterior pronunciamiento, copia del cual para una mayor comprensión, consideramos importante remitirle . Ahora, deteniéndonos en la inquietud plasmada en el punto número dos, resulta importante aclarar que un estado financiero se alimenta de la información contable que se extracta de los libros de contabilidad de una empresa, cuya elaboración y preparación son responsabilidad de los administradores; tales estados financieros cobran especial importancia para aquellos que no tienen acceso a los registros contables de la empresa, pues resulta siendo el principal medio para suministrarla En ese orden de ideas, mal se haría en llamar estados financieros de períodos intermedios a los registros que se hacen mes a mes en los libros de la sociedad, pues si bien tales ajustes deben hacerse periódicamente para mantener actualizada la contabilidad de la compañía, necesitan extractarse y clasificarse en los términos previstos por ley para tal efecto, los que nos ilustrarán finalmente sobre el estado patrimonial de la misma. Ahora, estados financieros de períodos intermedios, de conformidad con el artículo 26 del Decreto 2649 de 1.993, son "... los estados financieros básicos que se preparan durante el transcurso de un período, para satisfacer, entre otras, necesidades de los administradores del ente económico o de las Autoridades que ejercen inspección, vigilancia o control. Deben ser confiables y oportunos. - Al preparar estados financieros de períodos intermedios, aunque en aras de la oportunidad se apliquen métodos alternos, se deben observar los mismos principios que se utilizan para elaborar estados financieros al cierre del ejercicio." Del estudio de la norma en mención, se colige que el balance intermedio es el que se compulsa con un interés específico, ajustándose a las necesidades del usuario que lo requiera. Ahora, remitiéndonos a la Circular Externa No. 15, del 24 de septiembre de 1.997, punto No. 3., se contempla que los estados financieros de períodos intermedios pueden emitirse mensualmente, trimestralmente, semestralmente o con otros intervalos menores de un año, lo cual significa que dependiendo de las circunstancias del este económico, esta Entidad podrá calificar el grado de periodicidad con que éstos deben ser compulsados, pero de ninguna manera que los ajustes en los libros de contabilidad se puedan calificar de estados financieros de períodos intermedios, posición que usted bien parece compartir con este Despacho. En lo que al punto tercero se refiere, donde parece afirmar, que en la medida en que los cierres contables no constituyen estados financieros de períodos intermedios, no es posible derivar de ellos las consecuencias establecidas en el numeral 5.3 de la Circular N´15, esto es, que no sirven determinar la causal de disolución por pérdidas, cabe precisar que si bien los estados financieros de períodos intermedios constituyen un camino directo para determinar el estado de solvencia de una compañía, o, por el contrario, el porcentaje de pérdidas en la misma, no quiere decir, que no exista otro medio para determinar la referida causal, pues basta analizar los libros principales necesarios para asentar en orden cronológico todas las operaciones bien en forma individual o por resúmenes globales no superiores a un mes; el resumen mensual de todas las operaciones por cada cuenta, sus movimientos débito y crédito, combinando el movimiento de los diferentes establecimientos; la determinación de la propiedad del ente, el movimiento de los aportes de capital y las restricciones que pesen sobre ellos, (Art. 125, Decreto 2649 del 29 de diciembre de 1.993). y analizar la - clase 3- que identifica las cuentas del patrimonio según lo establece el Plan Unico de Cuentas, las que servirán de base para verificar, comprobar y hacer los cálculos pertinentes para determinar si la sociedad incurre en la causal de disolución por pérdidas. Esto quiere decir, que la razón que usted aduce no es de recibo pues si bien en el oficio compilado en nuestro libro Doctrinas y Conceptos Jurídicos 1.997, que usted trae a colación se planteó que las pérdidas detectadas podían tener como base, bien un balance de propósito general, ora, uno de período intermedio no con ello esta excluyendo el conocimiento de la situación anómala a través de otros medios, sino enfatizando en que no era imperativo que se hiciera a través de un estado financiero de propósito general, toda vez que bastaba haberse percatado de la ocurrencia de las pérdidas en el porcentaje previsto como causal de disolución, para que se cumpliera con la condición y con ello la obligación de los administradores, de un lado, de abstenerse de iniciar nuevas actividades, y del otro de convocar al máximo órgano social para informarlo completa y documentadamente sobre la situación anómala que se evidencia en la compañía, punto de partida al plazo previsto por ley para adoptar las medidas tendientes a enervar la causal de disolución del ente societario.. En caso contrario, qué garantía tendrían los asociados sí sus administradores amparados en razones como las que usted esboza, no procedieran a ocuparse de los problemas financieros de la compañía, so pretexto de que aún no se ha compulsado un balance, bien de propósito general o uno de período intermedio, poniendo en grave peligro la estabilidad de la empresa, y con ello, la prenda común de los acreedores, faltando así al mandato legal en cuanto a su deber de obrar con lealtad, buena fe y con la diligencia de un buen hombre de negocios (artículo 23, Ley 222 de 1.995). En los anteriores términos damos respuesta a su consulta, advirtiéndole que el alcance de la misma es el previsto en el artículo 25 del Código Contencioso Administrativo.