Inform ación Pedagógica - AMEI

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ASOCIACIÓN MUNDIAL DE EDUCADORES INFANTILES (AMEI-WAECE)
Asociada al DPI/NGO de Naciones Unidas (ONU/UN)
Compañero de Primera Infancia de UNESCO
Miembro de la Sociedad Civil de la Organización de Estados Americanos (OEA/OAS)
Elaborado por el Equipo
Pedagógico de AMEI-WAECE
NOTA INFORMATIVA PARA PADRES -El gran reto: gatear y empezar a caminar –
Información Pedagógica
No tengáis prisa porque vuestro hijo empiece a caminar, es muy importante que gatee para fortalecer
la espalda, los brazos y las piernas, tanto a nivel óseo como muscular. Mientras gatea, el bebé coordina
movimientos que le ayudarán a consolidar la lateralidad en el futuro, también mejora su habilidad con las
manos, su atención y el desarrollo sensorial. El dominio de este tipo de desplazamiento amplía su autonomía
y su independencia, la zona de movimiento y experimentación es mayor y, además, puede perseguiros por la
casa en vez de llorar esperando vuestra respuesta para comprobar que estáis cerca.
A partir del séptimo mes del bebé, las zonas del sistema nervioso más alejadas del centro del cuerpo
avanzan en maduración neuromotora. La flexibilidad muscular comienza a estabilizarse, hay mayor control
de los músculos extensores y, actividades como gatear, ponerse de rodillas, dar patadas y mantenerse en
pié, además de ofrecerle placer y mayores posibilidades de exploración, le ejercitan para la locomoción
independiente.
Para favorecer el gateo, cuando está boca abajo, podemos flexionarle las piernas o ponerle un
cojín o una almohada bajo el vientre; en esta posición, le ofrecemos algunos juguetes y le
animamos para que intente cogerlos. Para que consiga desplazamientos, inicialmente necesita
nuestra ayuda. Por ejemplo, en posición de gateo, flexionamos una de sus piernas y apoyamos con
firmeza una mano en cada uno de los pies del bebé ejerciendo una suave presión para que el
cuerpo avance. También podemos jugar a la carretilla, agarrando sus piernas y levantándolas
cuando está en posición de gateo. Si aguanta esta posición apoyando el peso de su cuerpo sobre
las manos, le empujamos suavemente para que intente pequeños desplazamientos adelantando las
manos.
Durante el octavo, noveno y décimo mes, el bebé puede gatear con facilidad y buena coordinación. Con esta
edad tiene más movilidad general, cambia de posición cuando está gateando para sentarse o se pone de pie
agarrándose a un mueble. Si domina el gateo, podemos animarle para que se desplace gateando sobre
diferentes superficies, como cojines o colchonetas, y superando obstáculos que colocamos en la trayectoria
que sigue.
En estos meses veréis que el bebé hace amagos de intentar ponerse en pie agarrándose a los barrotes de la
cuna o a la malla del parquecito, también observaréis que pone las piernas rígidas cuando le cogéis en
brazos, con esto nos está indicando que es el momento oportuno para ayudarle a ponerse en pie.
Seguramente comprobaréis que, una vez que consigue ponerse en pie, no sabe como volver a la posición de
sentado, por eso es posible que se asuste y llore. Después de varios intentos, aprenderá a doblar las rodillas
y, cuando esté cerca del suelo, experimentará dejándose caer sobre los glúteos.
Ese es el momento de comprobar que los lugares a los que puede agarrarse para ponerse en pie son lo
suficientemente pesados y estables para que no le caigan encima. Mostradle el modo de agarrarse al
mueble, a la pata de la mesa u otras superficies seguras. No os precipitéis a levantarle cuando haga ademán
de intentarlo, debe experimentar con el peso y el equilibrio de su cuerpo, ayudadle sólo cuando tras varios
intentos no lo logre. En poco tiempo, además de ponerse de pie con más seguridad, comenzará a realizar
pequeños desplazamientos laterales agarrado a los muebles experimentando y fortaleciendo su cuerpo para
acometer un gran logro, caminar de forma independiente.
Habitualmente los bebés intentan ponerse en pie entre los 7 los 10 meses, sin embargo cada uno sigue su
propio ritmo de desarrollo y los adultos debemos respetarlo. Forzar al niño a ponerse en pie antes de
disponer de madurez suficiente podría ser perjudicial para las piernas o la espalda. Lo adecuado es estimular
su necesidad de movimiento, pero sin inducirle nunca a emprender un aprendizaje para el que no está
preparado.
No os inquietéis porque otro niño de edad parecida al vuestro haya conseguido habilidades
superiores a vuestro hijo, siempre que el Pediatra haya constatado que su evolución es normal.
Recordad que todos los niños de edad similar no consiguen dominar las mismas habilidades. Algunos niños
que muestran más destreza en el ámbito motor, son menos hábiles con el lenguaje o con cualquier otra área.
Cada lóbulo cerebral madura a un ritmo diferente. Nuestra intervención debe encaminarse a estimular y
animar al niño para que vaya ejercitando aquellas habilidades para las que está capacitado en cada
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Material Complementario – Más información y Recursos en la web de la
Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE)
www.waece.org
Sede Central (España)
Estrella Polar, 7. 28007 Madrid
Tel (34) 91 501 87 54
momento y procurar que el aprendizaje le resulte placentero y divertido. Comprobaréis que, en ocasiones,
una semana o dos son suficientes para que domine una habilidad que no había conseguido dominar durante
meses.
Por último, algunos niños con una evolución normal, no aprenden a gatear y sólo gatean después de de
caminar. El dominio de esta habilidad es deseable por los beneficios que aporta al desarrollo global, sin
embargo, no debemos agobiar al pequeño enfrentándole a un aprendizaje para el que no está preparado.
Nuestra misión consiste en apoyarle y facilitarle muchas y variadas ocasiones para que gatee,
preferentemente antes del dominio de la marcha autónoma, pero también después de aprender a caminar
solo.
¿Y luego? Empezará a caminar. Todos los niños aprenden a caminar, sin embargo la edad varía de unos
casos a otros. Algunos caminan con 9 ó 10 meses, otros con 12 y los más rezagados a los 18 meses.
Siempre que el Pediatra considere que la evolución del niño es normal, no hay que angustiarse porque aún
no domine esta habilidad. Existen una serie de factores que influyen para que el niño alcance este
logro más pronto o más tarde, por ejemplo, la herencia genética, la constitución física o los estímulos que
reciba de su ambiente.
Alrededor de los once meses, la mayoría de niños disponen de madurez psicomotora suficiente para
comenzar la locomoción porque existe emancipación funcional de las piernas, los pies y los dedos pero, sólo
a través de la ejercitación, conseguirán la marcha autónoma. Aquellos que aún no caminan solos, lo hacen
con bastante seguridad si el adulto los sujeta de las manos. Se desplazan con facilidad agarrados a los
muebles o a un “correpasillos”, dejándose caer de nalgas para sentarse o gatear y, agarrados con una mano
a un mueble, pueden agacharse para coger un objeto del suelo. Al final del primer año, si aún no camina de
forma independiente, si domina pequeños desplazamientos. Generalmente, lleva algún objeto en la mano
que le da seguridad al dar los primeros pasos.
No os alarméis si durante el tiempo en que el niño aprende a caminar, come o duerme peor, esto se debe a
que tiene toda su energía y atención concentradas en el nuevo logro. También es habitual que el dominio de
otras habilidades, como las lingüísticas, se detengan por cierto tiempo. No le deis demasiada importancia,
todo volverá a la normalidad cuando consolide la marcha independiente.
En esta etapa cuidad mucho el calzado, el tamaño del pie cambia con rapidez en estos meses, pero esto no
justifica que el niño lleve zapatos más grandes de lo que necesitan sus pies. Los Pediatras aconsejan
zapatos anatómicos, flexibles y cómodos, con suela antideslizante y semidura, ajustando y sujetando bien el
pie, pero sin apretar. No es aconsejable el uso de taca-taca, con él el niño no experimenta con el equilibrio
de su cuerpo y retrasa la edad en que empieza a caminar. Después de sus primeros pasos puede utilizar un
“correpasillos” y más adelante juegos de arrastre aunque, para consolidar la marcha, no hay nada mejor
que la paciencia y el cariño de mamá y de papá.
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Nota: Texto elaborado por el Equipo Pedagógico de la Asociación Mundial de Educadores Infantiles (AMEI-WAECE) con la asesoría de
Marisol Justo de la Rosa -autora del Libro “Tema que preocupan a los Padres sobre la Educación de los niños” publicado por la
Editorial de la Infancia (Ei)- y el fondo de documentación la Biblioweb de AMEI-WAECE. Colabora Hermex Ibérica
Material Complementario – Más información y Recursos en la web de la Asociación Mundial de Educadores
Infantiles (AMEI-WAECE)
www.waece.org
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