DAME TU MANO: Era un bello día primaveral, cuando Juanita de 9 años llegó a un nuevo colegio, iba estrenando uniforme, zapatos, maleta, lonchera, libros, cuadernos, lápices y colores, llevaba en su corazón muchas ilusiones, temores, pero el sentimiento que más tenía a flor de piel era el deseo de llegar a hacer muchos amiguitos. Era una niña muy tierna, con un corazón muy grande y unos sentimientos hacia los demás, era solidaria, amigable y colaboradora. En este primer día ella quiso integrarse con muchos niños, -¿Hola puedo jugar con ustedes? -No, estamos completos y no queremos jugar contigo. -¿Hola puedo jugar con ustedes? -No aceptamos niños nuevos, todos ya nos conocemos. -¿Hola puedo jugar con ustedes? -No jugamos con niñas gordas. Juanita volvió a su casa, pero no quiso entristecer a su mamá y cuando ella le preguntó si había jugado con muchos amigos, Juanita le inventó que sí, que había conseguido muchos amigos que los niños de ese colegio eran muy amigables. Pasaron los días, las semanas y los meses y se repetía siempre la misma situación, Juanita lo intentaba todo, llevaba dulces para repartirle a sus amiguitos, llevaba pelotas, lazos, pero nada dio resultado. Sus descansos los pasaba sola oía comentarios acerca de su aspecto físico (su gordura) que la entristecía y la hacían sentir muy mal. Su sitio favorito era la biblioteca allí nadie la rechazaba, nadie criticaba, sus amiguitos eran los protagonistas de los cuentos, con ellos reía, jugaba y lloraba. La vida de Juanita se tomó muy triste, era una niña melancólica, insegura, pero guardaba la ilusión que algún día llegara un amiguito y poder correr y jugar por los hermosos prados de su Colegio, quería tener una persona especial, para cogerlo de la mano y jugar a la rueda, a las atrapadas, al puente está quebrado y hacer una rueda tan grande donde pudieran jugar todos los niños de su Colegio. En las noches oraba en silencio sin que su mamá se diera cuenta le pedía a su Papá Lindo que le mandara un amiguito. Pero sus oraciones no se hicieron esperar, llegó el gran día en que una niña la encontró sola en el parque y le dijo que si quería ser su amiga a lo que Juanita le dijo que sí. Esta niña se llamaba Salomé, era una niña muy especial con un corazón muy lindo, tenía mucho amor para darle a los demás era tierna, le gustaba reír, jugar, saltar y lo más importante quería ser una niña feliz. El sol brilló más ese día, el recreo se hizo corto, antes eran oscuros y eternos. Ahora juntas pasaban los recreos jugando, subiéndose en todos los juegos, arrastrándose por el prado, compartían las onces, hablaban de sus familias, de sus ilusiones, Juanita ya tenía con quién compartir todas sus tristezas y alegrías. Al poco tiempo llegó al grupo Pablo, era un niño muy activo, inquieto, despierto, pero también había sido rechazado de otros grupos por tener gafas, desde que Pablo llegó a este grupo, se convirtió en un niño feliz, alegre y extrovertido. Decía que era el hombre biónico, que con sus gafas podía ver a kilómetros de distancia. A la semana siguiente llegó Blanquita, era una niña morenita, su piel era dorada por el sol, le gustaba mucho el baile, su alegría contrastaba con la tristeza que le daba recordar que por su hermoso color de la piel había sido rechazada muchas veces, hasta que llegó este hermoso grupo donde todos eran iguales, el único requisito para ingresar al grupo era que los aspirantes quisieran jugar, ser felices y reír hasta caer de cansancio. Queridos amiguitos que bueno sería empezar por nosotros los niños a cambiar esta sociedad, nuestro país y revolucionar el mundo, enseñar a los adultos que no debemos rechazar a nadie ni por su color de piel, ni por el aspecto físico, ni por su condición económica, ni por su religión. Ante los ojos de Dios todos somos iguales, todos tenemos valores y siempre compartir con alguien es enriquecedor para cualquier persona. Por eso cojámonos de las manos. Seamos todos como hermanos. Acuérdate que un niño es un niño. Solo queremos amor y cariño. Los niños solo queremos amor. Cambiemos este mundo con respeto y mucho amor. María Pula Cortés Delgado Curso: 4ºH