HALITOSIS Concepto La halitosis, también denominada fetor oris o estomatodisodia, define un cuadro de olor desagradable del aliento. Epidemiología La halitosis es muy común. Probablemente, muchos de las personas que la padecen no son conscientes de este problema, debido a la adaptación de su sentido del olfato, especialmente en personas con halitosis crónica. La intensidad del mal aliento no es constante. De hecho, puede esperarse un aumento del olor en las siguientes circunstancias: - Al despertar. - Boca seca - Tras ingerir alimentos con alto contenido proteico (leche, carne). - Retención de restos de comida, en especial carne, entre los dientes. - Consumo de café. - Alimentos con cebolla, ajo y especias diversas. Algunos malos olores provienen de ciertos aditivos alimentarios, a veces hasta varios días después de haber sido consumidos. - Poco antes y durante la menstruación, debido a la tendencia a la gingivitis que se produce en esta fase, que provoca una mayor retención de bacterias y de restos de alimentos. Etiología En general se relaciona con mala higiene oral o se debe a la existencia de caries dental o enfermedad periodontal. En las personas sanas, la lengua es la principal fuente del mal olor del aliento. Esto puede ser fácilmente comprobado por el propio individuo, frotando con un cepillo de dientes la parte más posterior de la lengua. Tras dejar unos segundos de espera, el olor del cepillo delatará fácilmente la presencia de halitosis. El origen de este mal olor proveniente de la parte posterior de la lengua parece estar en un goteo de material mucoso de origen postnasal, que afecta más intensamente un 25% de las personas. Este goteo posnasal no está asociado a ninguna enfermedad en la mayoría de los casos. El material mucoso descargado de las fosas nasales en la parte posterior de la le ngua es hidrolizado por las bacterias de la cavidad oral, produciendo moléculas pequeñas, intensamente olorosas en muchos casos (gases, ácidos orgánicos de cadena corta, etc). Curiosamente, el hablar incrementa la intensidad del olor del aliento, de ahí que muchas personas con halitosis sufran un rechazo social. Las bacterias que participan en la generación del mal olor son muy diversas y forman parte de la flora mixta que caracteriza a la cavidad oral. Entre las especies bacterianas pueden incluirse las siguientes: - Bacteroides spp. Centipeda periodonti Citrobacter spp. Enterobacter cloacae Eubacterium spp. (limosum y otras) Fusobacterium spp. (periodonticum, nucleatum) Hemophilus parainfluenzae Klebsiella pneumoniae - Peptostreptococcus anaerobius Porphyromonas spp (gingivalis, endodentalis) Prevotella spp (intermedia, loeschii, melaninogenica) Selemonad aremidis Stomatococcus spp. (mucilaginus, muci) Treponema denticola Veillonella spp. Aunque mucho menos común que la boca, la nariz también puede ser un origen del mal aliento. Muchos menos frecuentes son otros orígenes patológicos del mal aliento. No obstante, también se acompañan de halitosis enfermedades pulmonares como el absceso de pulmón o la bronquiectasia y la estenosis pilórica. Varias enfermedades metabólicas se asocian asimismo a halitosis. En estos casos, además, el aliento suele tener un olor característico. Así, en la cetoacidosis diabética tiene cierto olor a acetona y en la uremia es de olor amoniacal. En la encefalopatía hepática el aliento presenta un olor característico (fetor hepático). En la intoxicación etílica, obviamente hay olor a alcohol. La halitosis también puede aparecer como signo clínico inespecífico en cuadros de disfagia esofágica, divertículos faringo-esofágicos, estreñimiento crónico o acrodetermatitis enterohepática. Tratamiento El tratamiento de la halitosis pasa necesariamente por actuar sobre su origen. En la mayoría de los casos, el mal aliento deriva de una inadecuada higiene dental, que debe ser corregida por el odontólogo. Para ello, es imprescindible el empleo de cepillo y otros dispositivos de limpieza dental (seda, etc), así como dentífrico y soluciones para el enjuague, de acuerdo a las necesidades de cada paciente. En cualquier caso, todo pasa por un intenso cepillado de dientes y de la lengua, especialmente de parte más posterior de ésta. Sin embargo, la erradicación completa de los microorganismos de la lengua no es aconsejable debido al decisivo papel protector que tiene la flora bacteriana oral. En este sentido, cuando esta flora decrece de forma intensa, como ocurre con el uso crónico de antibacterianos, la le ngua es fácilmente colonizada por hongos (Candida y otros). Valoración Antiguamente se consideraba a la halitosis como un problema insoluble. Actualmente, puede ser resuelto satisfactoriamente en la gran mayoría de los casos. Obviamente, todo pasa por un adecuado diagnóstico médico del problema. Es imprescindible requerir del paciente información acerca de sus hábitos higiénicos dentales (frecuencia, dispositivos y modo del cepillado de dientes, uso y tipo de enjuagues, etc). Debe insistírsele en la importancia de la higiene bucal como elemento esencial para mantener un aliento de olor agradable. La recomendación de visitar a su odontólogo periódicamente (una o dos veces al año, como norma general) debe ser fija para cualquier persona que solicite información en una farmacia, pero es especialmente importante para aquellas personas aquejadas de halitosis. Los niños pequeños generalmente tienen un aliento de olor agradable. La existencia de halitosis puede sugerir la existencia de infecciones respiratorias, lo que sugiere la necesidad de remitirle al médico. Otro motivo, para el mal olor del aliento en los niños pequeños es la presencia de cuerpos extraños en la nariz. Cuando el olor proviene fundamentalmente de la nariz en un niño mayor o en un adulto, el origen suele estar en la existencia de sinusitis, pólipos, sequedad de la mucosa, presencia de cuerpos extraños o congestión mucosa. Es importante informar a la persona con halitosis acerca de algunos hábitos claramente contraproducentes. Uno de ellos consiste en fumar para ocultar la halitosis. Al margen de los evidentes efectos nocivos del tabaco en relación con el riesgo de diversas formas de cáncer y de enfermedades cardiovasculares, fumar puede exacerbar la enfermedad periodontal y el goteo posnasal. Por otro lado, la combinación del propio olor del tabaco y del sujeto puede producir efectos aun peores que los que se pretendía solucionar. En definitiva, los productos farmacéuticos actualmente autorizados para su uso en especialidades farmacéuticas publicitarias se limitan a una acción meramente desodorante (el timol tiene, además, un leve efecto antiséptico), que no modifica las causas del mal olor de aliento, sino que tan sólo se limitan a camuflarlo. Esto puede ser necesario, pero en ningún caso es suficiente. Principios activos en Especialidades Farmacéuticas Publicitarias Principio Activo Indicación Clorofilina Desodorante estomatológico Timol