Estaba sentada en el bus en el trayecto de ingreso a mi jornada, mi siempre rutinario y aburrido trabajo, esperando a quedar embelesada por el dios favorito de todos los seres no importando si somos humanos o fieras…pero Morfeo al parecer no desea que mi sueño se apacigüe por completo, algo quería mostrarme, y comencé a observar lo que mi vista alcanzaba, no me fijaba en nada particular, mas bien observaba absorta el entorno sin ideas previas …entonces pude ver a mi Némesis mas puro, jamás pensé en que sería de esa forma; era hombre, de gran estatura, cabello avellana, sonrisa amplia, labios gruesos, piel blanca, tanto que quizá en algún momento fue parte de la que yo creía mía, la luna, hasta que comprendí que era él, el más cercano a ella, me bajo una especie de rabia, de rencor absoluto, de absoluta vehemencia y repulsión hacia este que era mi mayor enemigo hasta entonces imaginable. De pronto, sin previo aviso, y yo concentrada en ese odio entrañable, lo veo a mi lado, la persona que estaba sentada junto a mi, sin ningún motivo se levanta y él se apodera de ese espacio, el único espacio que me protegía de su burlesca risa; ahí estaba, sentado junto a mi, rozando su hombro con el mío, respirando al mismo tiempo que lo hacían mis doloridos pulmones, lo hacía con una fuerza superior con ese maldito aire de grandeza, y luego su olor…lo reconocí en seguida, era el olor del hombre a quien había amado sin querer hacerlo, ese olor de quien se apodero de un orgasmo inocente e infantil, me miro, se acerco, toco mis labios con su mano derecha, esa mano tan blanca y con pulsera encuerada negra, el olor del cuero, era el olor de ese miembro penetrante aquella tarde de otoño en la que dormía profundamente sin mayor esmero…el odio se transformo en miedo del mas profundo, en angustia inmensa, mi corazón ya no latía rápidamente, sino que mas bien lento y en cada fuerte latido oía su voz diciendo: me recuerdas pequeña amante? Hija de un dios ausente hasta ahora pero que te observa sin querer que toque en este instante tu sexo más virginal que nunca, por que te acabo de hacer pura de nuevo, por que deseo que seas mía en primera parte, tal como hace ya ocho años, por que no importa cuanto temor tengas ahora, mi luna y yo estaremos siempre observando…pequeña de los ojos almendrados, hermosura tenue y magnífica al mismo tiempo, jamás me iré de tu lado, nunca dejare que alguien te haga daño, no más del que yo te hago…princesa de mis turbulentos arranques, bésame ahora y no vuelvas a este mundo que solo hace y te da sufrimiento, dime por quien me cambiaste ahora? Dime si acaso te hace llegar a la luna tan rápido como yo lo hago…muere con migo en este instante y revive como la reina de mis encuentros mas escandalosos y bellos. Fue como si toda mi vida pasara en los segundos en que el esperaba una respuesta, sentía que el tiempo no existía, que nada fue tan real como él en ese momento, sus ojos pardos y un tanto amarillentos me llamaban a caer en eterno suicidio, algo me decía que los problemas ya no existirían más, que nada importaba ahora, solo yo, mi alma decía: luchar! luchar! Que es ahora el momento de demostrar quien eres…pero mi mente, mi tan agotada mente, solo quería expirar en su aliento, su boca se iba acercando rápidamente pero tan suave, solo podía decidir en un segundo y entonces llegó, apareció el motivo por el que aún no me voy, por el que aún la muerte no ha podido tocarme…y esa razón es mi entorno, eso por lo que tanto he luchado, los seres que demuestran el amor sincero cuando menos lo espero y comprendo que siempre estuvieron ahí…no podía abandonar mis camino si aún no terminaba el pavimento por el que he pisado y arrastrando hasta las mas dolorosas llagas internas…no tenía que arrancar sino enfrentar, que clase de fortaleza podía yo enseñar si no superaba esta maléfica trampa de mi guardián oscuro? Entonces cerré mis ojos y dije un no tan fuerte, que me quedaron los oídos resentidos sin haber gritado externo, y de pronto el caballero que supuestamente se había levantado del asiento se encontraba a mi lado, mirándome con cara de profunda confusión pues mis manos estaban alrededor de su cuello, sujetándole, empujándole hacia atrás para evitar un ataque que el pobre ni comprende siquiera. Llegué a la estación, aún me costaba trabajo regresar a lo “real”. Pero mi pesadilla no quedaría conforme con mi decisión, y me lo advirtió cuando pasaba a mi lado una joven hermosa, y él al suyo, robando el aliento puro que le quedaba y arrojando un beso hacia mi mejilla, el cual sentí como el besó de la muerte mas caliente que el mismo fuego.