EL TEMA DE LA COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL EN

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El tema de la competencia judicial
internacional en el ámbito de la OEA: balance
y perspectivas; lo que queda por hacer
Eduardo VÉscovi*
* Profesor Adjunto de Derecho Internacional Privado de la Universidad Mayor de la
República Oriental del Uruguay.
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Sumario: I. Introducción: Justificación de la Elección del Tema. II. El
Tema de la Competencia Internacional: 1. Concepto e Importancia.
2. Algunos Conceptos Importantes para Comprender el Estado
Actual del Tema de la Competencia Internacional: A. Competencia
Directa e Indirecta. B. Foros Concurrentes y Foros Exclusivos.
C. Foros Razonables y Exorbitantes. D. Foros de Sumisión. E. Foros
Especiales por Razón de Materia (Foros de Protección). F. Foro de
Necesidad y Fórum Non Conveniens. G. Problemas que Alteran
las Reglas de Competencia. III. El Derecho Positivo en Materia de
Competencia: 1. Situación del Tema Competencial en las Américas:
A. En Materia Convencional. B. En Materia de DIP Nacional.
2. Mención relativa a Estados Unidos de América y Europa.
IV. Balance: Perspectivas
I. Introducción: Justificación de la Elección del Tema
Bajo el título fue nuestra intención abordar en el curso el tema de la Competencia
Judicial Internacional, poner de relieve su importancia, realizar un balance del
abordaje que el tema ha merecido -sobre todo en el ámbito de la Organización de
los Estados Americanos (OEA)- y trazar un panorama de futuro con perspectiva
hacia una regulación moderna, teniendo en cuenta algunas soluciones de derecho
comparado y analizando los complejos problemas que el tema involucra.
La OEA, en especial a través de la Conferencia Especializada sobre Derecho
Internacional Privado (CIDIP), ha cumplido un papel esencial en el desarrollo
regional del Derecho Procesal Internacional, pues ha abordado con éxito varios
capítulos centrales de esta disciplina: Cooperación Judicial Internacional, incluida
la cautelar, y eficacia de las sentencias extranjeras.
Sin embargo, el tema de la Competencia Judicial Internacional -directa e
indirecta-, si bien fue abordado, lo fue parcialmente y con poco éxito. La única
Convención sobre el tema, que es de Jurisdicción Indirecta (La Paz 1984) no ha
alcanzado más que dos ratificaciones a casi 30 años de celebrada1.
No se trató de un descuido y menos de un olvido, sino que el tratamiento del tema
tropezó con dos dificultades fundamentales: en primer lugar su gran trascendencia
(pues su regulación termina por marcar, de algún modo, la frontera jurídica de los
Estados); y en segundo lugar la dificultad del abordaje de su compleja casuística,
que plantea problemas técnicos y de política legislativa.
Queda pues, en esta materia en las Américas, mucho por hacer. Y será sin duda,
el grupo de jóvenes asistentes al Curso de Río de este año 2013, un selecto objetivo
Según la información de la página web de la OEA, la Convención sobre Competencia
en la Esfera Internacional para la Eficacia Extraterritorial de las Sentencias Extranjeras fue
ratificada por México en 1987 y Uruguay en el 2004.
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para implantar el germen de la inquietud por esta temática y su trascendencia.
En ese marco se sitúa pues el contexto de justificación del tema seleccionado.
Los objetivos fundamentales han sido: en primer lugar, tratar de que los
asistentes comprendan (y compartan) la importancia del tema, y su especial
trascendencia como pívot fundamental para el desarrollo de las relaciones
internacionales, para que la justicia no se detenga en las fronteras de los Estados,
sino que exista continuidad jurídica, sobre todo en base a la previsibilidad, certeza
y reconocimiento de las soluciones en todos los ámbitos (derecho civil, de familia,
laboral, comercial, etc.).
En segundo lugar, la formulación de un relevamiento del estado actual de la
cuestión, con el objetivo de, sobre la base de lo existente, analizar y proyectar los
cambios imprescindibles y la nueva regulación que el tema requiere. Para ello
se analizaron, además de los problemas teóricos, algunas soluciones de derecho
comparado y también casos prácticos.
Finalmente, se intentó orientar el análisis hacia la implementación de una
propuesta de ideas básicas, desprovistas de preconceptos e impregnadas de
soluciones de fuerte contenido internacionalista; para tratar de derribar las barreras
locales y demostrar que las mismas no tienen razón de ser, y están sobre todo, en
la mente de las fuentes de decisión más que en la realidad.
Pues en definitiva, la tarea de realizar y lograr aprobar una buena y moderna
Convención sobre la Jurisdicción Internacional en las Américas, es una tarea en
la que nuestra generación ha fracasado. Es de esperar que la de quienes este año
han concurrido al Curso de Río, no tengan que realizar la misma confesión dentro
de 30 años, para ello deben captar la importancia del tema, la necesidad de una
regulación en este sentido, y asumir el desafío.
II. El Tema de la Competencia Internacional
1. Concepto e Importancia
La concepción clásica del Derecho Internacional Privado (DIP), basada en
el conflicto de leyes plantea como objeto del DIP la resolución del conflicto de
leyes. A lado de este conflicto -se mencionaba siempre-, aunque en una especie de
segundo escalón, el del conflicto de jurisdicciones. En suma, el objeto del DIP se
concentraba en cada situación en determinar cual era la ley aplicable, y también
en caso de conflicto, cual era la jurisdicción competente. Hoy la concepción sobre
el objeto es sin duda más abarcativa, y se desarrolla de forma paralela al llamado
pluralismo metodológico: integran el DIP, tanto las normas formales como las
normas materiales, las normas de policía; todas ellas tienden a dar respuesta al
mismo fenómeno: situaciones de la vida que trascienden la frontera física y jurídica
de un Estado, y que afectan, por lo tanto, a más de un orden jurídico.
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COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
No es nuestro interés hoy incursionar especialmente sobre el objeto del DIP.
Pero si poner la atención en lo que tiene que ver con la temática de la competencia
internacional. Cualquier manual de DIP hoy dedica sus páginas al tratamiento
del tema de la ley aplicable; pero también forma parte del mismo, en calidad
de capítulo central, el tema de la jurisdicción internacional. Y, al lado de este
último tema, se trata también acerca de otra cuestión bien importante: la eficacia
de las resoluciones jurisdiccionales extranjeras, fundamentalmente –aunque no
exclusivamente- de las sentencias extranjeras.
Puede afirmarse entonces, que la preocupación de los autores de DIP gira sobre
ese tríptico, para la resolución de los casos concretos: la determinación de la norma
aplicable, puede ser esta ley local o norma material internacional; en caso de existir
controversia sobre determinada situación, cual es el juez competente llamado a
decidir; y “last but not least” la investigación acerca de si la eventual resolución de
ese juez, será o no reconocida y cumplida por otro juez extranjero2.
En los diversos sectores de la vida de relación, civil, comercial, laboral,
familia, etc. es común que las cosas se desarrollen de modo normal, y si ello no
sucede, que los conflictos o controversias se resuelvan mediante conversaciones
amigables, tratativas, consensos y demás. Pero aunque se trate de la minoría de
los casos, en no pocas ocasiones las controversias se agudizan, no pueden ser
resueltas de modo amigable, hasta que una o ambas partes, toma la resolución de
consultar un abogado, y acudir a la justicia al sentir que sus derechos están siendo
vulnerados. Por cierto que cuando la situación planteada transciende las fronteras,
el particular -futuro litigante- y su abogado se plantean de modo inmediato los tres
problemas a que hacíamos referencia arriba, aunque quizás no en el mismo orden
en el cual los habíamos mencionado: posiblemente se pregunten antes que nada
ante el juez de que país deben concurrir3; seguidamente que ley aplicará dicho
juez para la resolución del conflicto; y, finalmente, si la resolución a recaer será
o no reconocida por el juez de otro estado en el cual pueda ser necesario aplicar
coercitivamente la resolución recaída.
Tan importante es el tema competencial, que ocupa con carácter de protagonista
central, dos de esos tres problemas: en forma directa en el segundo, y en forma
indirecta en el tercero, ya que en todos los Sistemas Normativos que disciplinan
la eficacia de la sentencia extranjera, está siempre presente como requisito para
dicha eficacia el análisis competencial del juez que dictó el fallo cuya eficacia
se pretende. Y más todavía, de los cuatro requisitos que generalmente están
Así lo plantea, por ejemplo, la Profesora Cecilia Fresnedo en su “Curso de Derecho
Internacional Privado”, Tomo I – Parte General – al dar respuesta a la interrogante de como
y para que surge el DIP, pág. 9 y sigts.
3
Aunque hay sistemas, como el uruguayo, en el cual el orden es precisamente el contrario,
ya que debe determinarse primero cual es la ley aplicable y a través de ella se establece uno
de los criterios de asunción de competencia, siendo competente es el Juez de la ley aplicable.
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presentes en la normativa sobre eficacia de la sentencia extranjera4; el que plantea
en la práctica mayores dificultades, discusiones y oposiciones, es justamente, el
de la Competencia Internacional, aunque muchas veces, asociado a él, se plantean
también cuestiones de orden público o de imposibilidad de ejercer defensas.
Pero el tema no sólo es importante en los casos en que las controversias hacen
crisis y, al no recibir solución negociada, comienza a plantearse en el horizonte
el litigio judicial, sino también en casos en los que las personas buscan, a través
del asesoramiento profesional, anticipar y prever los posibles conflictos que
puedan suscitarse. El lector podrá pensar que me estoy refiriendo, por ejemplo,
a la contratación internacional, casos en los que es común incluir cláusulas de
elección de ley y jurisdicción o cláusulas compromisorias, todas destinadas a
prever conflictos futuros. Y es así, pero también, consultan con carácter previo
muchas veces los matrimonios, las personas que se van a casar en relación a su
futuro régimen de bienes, los padres o madres respecto a situaciones conflictivas
con el otro progenitor respecto de sus hijos, los que quieren testar, los que trabajan
o van a trabajar para una compañía en el exterior, ya sea yendo o desde sus casas,
etc. En el fondo de todas estas situaciones, aunque no hay conflicto actual, si lo hay
o puede haberlo potencialmente; y las personas medianamente previsoras desean
saber que pasa si mañana tienen un problema, si pueden hacer hoy un documento
que las ampare, y si en el futuro el juez competente reconocerá la validez de ese
documento, eventualmente donde se llevará a cabo el juicio y si la decisión judicial
que recaiga será reconocida en el extranjero.
No es necesario recordar, que constituye un rasgo esencial del derecho la
coercibilidad; es decir la posibilidad de que en caso de que alguien desobedezca
abiertamente o pretenda desconocer el mandato de la ley o de una sentencia,
existe la posibilidad de solicitar el cumplimiento forzado de la misma. Porque si,
por ejemplo, un juez dice que tal persona debe pagar una cantidad de dinero por
pensión alimenticia, pero el obligado trabaja en el extranjero, será necesario que
el juez extranjero reconozca la eficacia de ese fallo para que el mismo se cumpla
efectivamente. En el mismo sentido y aún con mayor dramatismo, si un Juez
dispone se lleve a cabo la restitución internacional de un menor que fue llevado
al exterior en violación de los derechos de su guardador, es necesario que el Juez
del país al cual el menor fue llevado reconozca y ejecute el fallo. También si un
juez dicta un fallo en materia de responsabilidad extracontractual condenando a
una parte a resarcir a la otra, si el condenado se domicilia en un Estado distinto al
del juez que dictó el fallo, será necesario que el juez del domicilio lo reconozca y
lo ejecute sobre los bienes del demandado. Todo el derecho y todos los sistemas
judiciales están basados en estas premisas, lo cual coloca al tema competencial,
ya sea directamente o indirectamente, esto es a través del reconocimiento de la
Competencia del Juez que dictó el fallo, debida notificación del demandado y adecuadas
posibilidades de defensa por su parte, carácter definitivo o ejecutoriado del fallo, y no
oposición al orden público internacional local.
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COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
eficacia del fallo extranjero, en el primer plano de la consideración por parte del
jurista y del operador del derecho.
No obstante, como veremos, a pesar de la considerable trascendencia que tiene
el tema competencial, el mismo no ha tenido –en las Américas- la atención que se
merece. Más bien, podría decirse que, precisamente por esa trascendencia, no ha
recibido la atención que se merece. La situación me hace acordar a lo que sucedía
hace algunas décadas en hogares muy circunspectos, en los que se saludaba siempre
correctamente, se comía a la hora fija, se hablaba de temas intrascendentes y ajenos,
pero de los problemas esenciales que aquejaban a la familia y sus integrantes no
se hablaba. No hay en las Américas acuerdos generales sobre jurisdicción directa
ni indirecta, tal vez sea la excepción más marcada la Convención de La Paz sobre
Jurisdicción Indirecta en CIDIP III, que ha logrado muy pocas ratificaciones5. Ya
veremos más adelante cual es, a ese respecto, la situación actual.
Sin embargo, si profundizamos en la reflexión sobre el punto, nos damos cuenta
que sí se logran acuerdos cuanto hay un interés concreto detrás. En los últimos 25 años
todos los países de las Américas han firmado y ratificado seguramente centenas de los
llamados Tratados de Protección de Inversiones. Todos ellos son diferentes pero todos
tienen algo en común, la matriz es similar. Los inversores buscan seguridad jurídica
para sus inversiones y no están dispuestos a que, si tienen un problema, el mismo sea
sometido a los tribunales locales del país en el cual realizan la inversión, sobre todo
cuando el estado local es parte en el conflicto. Y los países se han dado cuenta que
si desean atraer inversiones deben suscribir estos tratados. Más allá de diferencias
puntuales ¿Cuál es el contenido básico de estos tratados? Los tribunales locales -que
podrían ser- por su íntima conexión con el caso, los naturalmente competentes para
resolver estas contiendas, no lo son, y en su lugar, las mismas deben dirimirse ante
organismos especializados, como el CIADI, por ejemplo. Quiere decir que cuando
hay necesidad y un interés fuerte detrás, se logran acuerdos de jurisdicción, aún
el más duro de los acuerdos, como lo es, sin duda, excluir de la jurisdicción de un
determinado país los conflictos del Estado con quienes inviertan en ese país.
Sin embargo, al menos hasta la fecha, no ha habido ámbito apropiado para
la celebración y aprobación de instrumentos internacionales generales para el
continente, que incluyan reglas claras de jurisdicción, no para los inversores, sino
para Juan y María, víctimas de un accidente de tránsito, o de un incumplimiento
contractual, o titulares de un crédito laboral internacional, o actores o demandados
en un proceso de disolución y liquidación de sociedad conyugal con bienes en
varios Estados. La situación deja al desnudo un flanco realmente oscuro de nuestra
realidad: cuando alguien poderoso, como los inversores, tiene una necesidad,
Me refiero a la Convención Interamericana sobre Competencia en la Esfera Internacional
para la Eficacia Extraterritorial de las Sentencias Extranjeras, suscripta en CIDIP III en La
Paz en 1984, que hasta el momento ha recibido, como se explicó, solo la ratificación de
México en 1997 y Uruguay en el año 2004.
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favorecida también por la necesidad aún mayor de los Estados, la respuesta
aparece (Tratados de Protección de Inversiones); pero cuando la necesidad es de
los pueblos (“de la gente”) no parece que a los gobiernos le interese atender el
tema, por lo contrario, la actitud es no encararlo porque es arduo, las negociaciones
son especializadas y difíciles, el tema no tiene “prensa, y la ausencia de regulación
no es motivo de crítica organizada; y por tanto no tiene “costo” político. Pero bien
que, para el que lo padece, puede ser un grave problema de vida.
La CIDIP -como veremos- hizo sus esfuerzos y en su seno se acuñaron
muchas normas de jurisdicción, pero las propuestas más ambiciosas, no llegaron
a concretarse.
Cabría preguntarse cuáles son las causas reales de la grave dificultad que
nuestra región ha encontrado para llevar a cabo acuerdos sobre jurisdicción
internacional. Quizás los Estados sientan que la firma y ratificación de un tratado
de este tipo supone una pérdida o mengua de Soberanía. En realidad los acuerdos
de competencia involucran casi necesariamente el tema de la permeabilidad a los
fallos extranjeros, o sea está en juego la delimitación de las fronteras jurídicas
de los Estados (hay fronteras físicas, fronteras fiscales, fronteras aduaneras,
fronteras en materia de comunicación, etc.). Lo cierto es que hay miedos de diversa
naturaleza, que justificados o no, han impedido a la región avanzar en este sentido.
A la luz del Código Bustamante y de los Tratados de Montevideo de 1889 y de
1940, cabría preguntarse si antes era más fácil, no había tanta comunicación, y los
casos multinacionales muchos menos.
Quizás la globalización y la judicialización de todos los problemas de la
sociedad -sin duda señalados caracteres de los últimos años- provoquen la existencia
de muchos más intereses en juego, por el aumento de la cantidad y calidad del tráfico
externo; y ello contribuya a que sea difícil tomar decisiones en la materia.
Están también los intereses corporativos, como los de los profesionales
del derecho, que defendemos con obstinación nuestras respectivas “chacras”
y rechazamos toda solución que favorezca la internacionalización de nuestras
profesiones, intentando que nuestros tribunales sean competentes en la mayor
cantidad de casos posibles, pues eso significa ocupación y trabajo.
2. Algunos Conceptos Importantes para Comprender el Estado Actual del
Tema de la Competencia Internacional
A.Competencia Directa e Indirecta
Esta distinción, que ha sido básica en el Sistema Interamericano, tenderá a
desaparecer en la medida en que avance la regulación por medio de tratados del tema
de la jurisdicción internacional, pues se acercará la necesaria identificación entre
las normas que regulan ambos tipos de competencia. Pero todavía en las Américas,
estamos lejos de llegar a eso; por tanto, la distinción todavía es importante.
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COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
En la jurisdicción directa el juez analiza su propia jurisdicción para entender en
un proceso con elementos extranjeros relevantes, a efectos de tramitar el proceso
de conocimiento y dictar una sentencia. En la jurisdicción indirecta el juez analiza
la competencia del juez extranjero que ya dictó un fallo, a efectos de ver si se
cumplió el requisito de la competencia para reconocer y ejecutar ese fallo en el
Estado Receptor.
En la primera un juez decide sobre su propia competencia, conforme a
sus normas con la finalidad de asumir o declinar jurisdicción para entender en
determinado caso que recién ha comenzado.
En la segunda un juez decide acerca de la competencia de otro juez extranjero
conforme a sus normas o las normas de aquel (depende de la solución derecho
positivo), para ver si ese juez era competente para conocer de un caso que ya
finalizó con sentencia con el fin de evaluar si se reconocerá y ejecutará esta
sentencia ya dictada en el extranjero en el propio país.
Como se comprenderá ha sido más fácil que los Estados se pongan de acuerdo
en normas sobre competencia indirecta que directa, porque puede ser que un Estado
no acepte dentro de su derecho positivo determinado criterio de competencia, pero
que no considere a dicho criterio absurdo ni abusivo, de manera que si otro Estado
si lo acepta, pueda aceptarse de buen grado una sentencia que proviene de ese
estado cuyo juez asumió en base a ese criterio.
Fue por ello que -luego de discutir extensamente sobre cual debería ser la
conexión en relación a la jurisdicción indirecta, si la del foro receptor del fallo
(solución más territorialista) o la del foro emisor del fallo (solución más permeable
al fallo extranjero), soluciones ambas formales y “extremistas- se abordó la
Convención de La Paz sobre Jurisdicción Indirecta mediante normas materiales,
intentando avanzar por el “camino del medio”. Como ya dijimos, aunque las
soluciones de la referida Convención tampoco fueron demasiado “osadas” que se
diga y eran más las excepciones que las reglas. La referida Convención tampoco
logró mayor aceptación.
B.Foros Concurrentes y Foros Exclusivos
Como se sabe en materia de DIP lo más frecuente son los foros concurrentes,
y la excepción los foros exclusivos. La elección de los criterios de jurisdicción
dependerá de un conjunto de circunstancias y de diversos criterios, por ejemplo:
domicilio del demandado, Fórum Causae (quiere decir juez de la ley aplicable, o
sea criterio de Asser), lugar de ubicación del inmueble o lugar de producción del
hecho dañoso, o el foro elegido por las partes.
Los Foros Exclusivos se dan cuando existe una fuerte vinculación del caso
con un Estado, tienen carácter excepcional y son de interpretación restrictiva
(inmuebles, registros, recursos mineros, etc.).
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E. VÉSCOVI
Al haber –normalmente- varios foros concurrentes, han de existir para un
determinado caso concreto, varios jueces potencialmente competentes, lo que
provoca que se presenten, de modo frecuente, problemas de litispendencia y
conexidad internacionales. Pocos sistemas tienen una reglamentación adecuada
y completa de todos estos problemas (la tienen solo para la interna: acumulación
de pretensiones, de procesos, litispendencia, conexidad, etc.), pero las normas
internas no son, en todos los casos, adecuadas para resolver los mismos problemas,
cuando se presentan en el ámbito internacional, lo que nos lleva a que la aplicación
de soluciones analógicas pueda ser discutible en algunos casos. Porque, por
ejemplo, en la esfera interna de los países, el conflicto de competencia entre dos
órganos del Poder Judicial, normalmente lo decide el Tribunal Superior, pero
internacionalmente no existe tal tribunal, por lo que el sistema se transforma
muchas veces en imprevisible, falto de certeza, etc.
Dentro de la variedad de foros concurrentes, que deben ser seleccionados en
base a criterios objetivos y razonables, se ha producido, sobre todo en el sistema
angloamericano, la deformación de llamado Fórum Shopping, que supone una
elección abusiva de un foro –e indirectamente también de un derecho- que es
particularmente extraño y perjudicial para el demandado y favorable al actor. Como
se afirma, el problema no es que haya demandantes perversos, sino sistemas que
permiten estos manejos porque son excesivamente generosos con su jurisdicción6.
C.Foros Razonables y Exorbitantes
Los criterios de jurisdicción se consideran razonables, si tienen una vinculación
cierta con el objeto del litigio, permiten una adecuada posibilidad de defensa para
el demandado, y se basan en criterios de aproximación objetiva del caso al foro.
Lo opuesto son los foros exorbitantes, en los que la aproximación es forzada
o arbitraria7.
Los foros razonables pues cumplen con un índice de vinculación suficiente
del caso con el foro, en cambio los foros exorbitantes toman en cuenta un aspecto
meramente accidental o tangencial, buscando atraer a alguien a una jurisdicción no
natural, en beneficio de una parte y en perjuicio de la otra.
Estos foros están prohibidos por el Convenio de Bruselas pero sólo para
Estados Comunitarios.
“Derecho Internacional Privado de los Estados del MERCOSUR, coordinado por el
Prof. Diego Fernández Arroyo, Zavalia Editor, Año 2003, Buenos Aires, página 161.
7
Sobre este tema de los foros razonables y exorbitantes es altamente recomendable la
lectura del libro citado, “Derecho Internacional Privado de los Estados del MERCOSUR,
coordinado por el Prof. Diego Fernández Arroyo, Zavalia Editor, Año 2003, Buenos Aires.
Páginas 151 y siguientes.
6
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COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
D.Foros de Sumisión
El problema de la autonomía de la voluntad, la discusión sobre su recepción,
tanto a nivel de ley como de elección de foro, ha estado presente en gran parte de
la historia del DIP. Su fundamento último radica en el “Pacta Sunt Servanda” o
sea que el principio posee una muy buena genética. Tiene aceptación plena en la
esfera interna de los Estados; sin embargo, ha planteado tradicionalmente grandes
resistencias en lo internacional. Si analizamos cuales han sido –y son todavía- las
razones para dichas resistencias, podemos mencionar algunas que se suelen alegar:
pérdida de soberanía, distancia física, dificultad de idioma, desconocimiento,
en definitiva rechazo a lo extranjero, en todos los casos porque se eligen foros
extranjeros, pero no se piensa en cuando la elección es del foro local. Se han
alegado también algunos temas de principios: acceso a la justicia, debido proceso
y derecho de defensa, siempre cuando debe litigarse en el extranjero, y sobre todo,
abuso de partes fuertes.
No parece haber hoy en día ninguna razón suficiente para rechazar de plano
este tipo de foros, sino todo lo contrario, y solamente –quizás- cuando se trate de
imposiciones abusivas que comprometen el derecho de defensa, marcar algunas
excepciones, aunque las más frecuentes ya se abarcan por normativa especial
como el foro del consumidor, por ejemplo.
E.Foros Especiales por Razón de Materia (Foros de Protección)
Los foros generales toman en cuenta un elemento que existe en todos los
supuestos, como por ejemplo el domicilio del demandado; los foros especiales
refieren a supuestos específicos que se dan en determinadas materias o a
determinados tipos de conflictos, como el lugar de cumplimiento del contrato o el
lugar de pago de un documento. Existen algunos foros especiales que tienen cierta
carga valorativa vinculadas a las llamadas normas de conflicto materialmente
orientadas, que suponen que la elección del foro se realiza tomando en cuenta el
interés de la parte teóricamente –y a priori- más débil: el foro del trabajador, el foro
del acreedor alimentario, el foro del menor, etc.
Estos foros son llamados “Foros de Protección” y, como decíamos, buscan
acercar el foro a la parte más desfavorecida de la relación (consumidor, afectación
del medio ambiente, responsabilidad por el hecho de los productos, etc.).
F.Foro de Necesidad y Fórum Non Conveniens
El Foro de Necesidad es la solución a una trampa que puede en algunos
casos plantear el DIP porque, precisamente, la regulación de la competencia se
realiza por parte de los Estados a través de normas de DIP nacional, y no mediante
tratados, aunque, bueno es aclararlo, la presencia de estos últimos tampoco impide,
en ocasiones, que el problema se plantee. Hay a veces casos en los cuales los
jueces de los Estados involucrados en la relación jurídica entienden que no son
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competentes. Estos conflictos negativos de jurisdicción, que en la esfera interna
de los Estados tienen solución a través de la decisión de un tribunal superior, no
la tienen en la esfera internacional. Para ello la doctrina ha acuñado el término de
Foro de Necesidad, el que se funda en el derecho humano de acceso a la justicia
para señalar aquellos casos en los que ningún tribunal se considera competente,
a pesar de lo cual, igualmente debe asumir jurisdicción en determinado caso.
Las legislaciones más modernas en algunos países han recibido este concepto y
legislado sobre el mismo8.
Como se puede apreciar, se trata de casos excepcionales en los cuales un juez
que no se considera competente, igualmente debe asumir para evitar la denegación
de justicia.
Distinto caso es el del Fórum Non Conveniens, en el cual un juez que se
considera competente, declina porque entiende que hay otro juez que también es
competente, pero que se encuentra en mucho mejores condiciones de dictar una
sentencia justa, ya sea porque tiene más vínculos con el caso, porque tiene mejor
acceso a los medios probatorios, en definitiva por la concentración en otro Estado
de los elementos fundamentales del caso o por la necesidad de ejecutar la decisión
en otro país. Este instituto, que proviene del Common Law, ha comenzado a ser
analizado y tener cierta receptividad en los ámbitos latinoamericanos, al punto de
que algunos países lo incorporan en sus proyectos9.
G.Problemas que Alteran las Reglas de Competencia
Un análisis de antecedentes con la intención de tomar posición sobre las ideas
centrales que deben manejarse para la confección de un Acuerdo sobre Jurisdicción
Art. 3º Ley Suiza: “Cuando la presente ley no prevea algún foro en Suiza y un proceso
en el extranjero no se revele como posible o, cuando no se pueda razonablemente exigir
que allí sea introducido, tendrán competencia los tribunales suizos del lugar con el cual el
supuesto tenga suficiente relación.”
El numeral 8 del artículo 56 (relativo a la jurisdicción internacional) del Proyecto de Ley
de DIP a estudio del Parlamento uruguayo, establece que los tribunales uruguayos serán
competentes:
“ …8. Cuando, aun careciendo de competencia en la esfera internacional según otras
normas de la presente ley, se cumplan acumulativamente los siguientes requisitos:
a) la intervención del tribunal sea necesaria para evitar denegación de justicia;
b) que la causa se revele de imposible juzgamiento en otro Estado o no sea posible
razonablemente exigir que la demanda sea promovida en el extranjero;
c) el caso tenga vínculos relevantes con la República;
d) sus tribunales estén en condiciones de garantizar el debido proceso; y
e) la sentencia que se dicte sea susceptible de cumplimiento o ejecución.
9
El proyecto argentino de Ley de DIP, establece en su Art. 6º: “Un Tribunal argentino
competente podrá, excepcionalmente y a petición de parte, declinar competencia si estima
que las autoridades de otro Estado son más adecuadas para resolver el litigio.”
8
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COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
Americana, no puede evitar la mención de ciertos temas que, frecuentemente,
alteran las reglas de competencia.
Me refiero, en general, a los casos de acumulación –objetiva y subjetiva- de
pretensiones. Un mismo acontecimiento -por ejemplo un accidente en materia de
transporte- puede dar motivo a varios accionamientos, todos ellos conectados por
la señalada identidad causal, aunque de diversa naturaleza, por ejemplo contractual
y extracontractual. Ello puede llevar a que se materialicen acciones y proceso
en varios Estados, siendo necesario que se acumulen en uno de ellos. Esto, que
en la esfera interna de los Estados es natural y frecuente, no lo es en la esfera
internacional. Cabe preguntarse entonces, si no habrá llegado el momento de
analizar y regular las hipótesis de acumulación internacional de procesos, en virtud
del conocido Principio de Continencia de la Causa10.
En relación a la acumulación subjetiva, también debe haber reglas, pues el
más sencillo de los criterios de jurisdicción, como lo es sin duda el domicilio del
demandado, puede causar problemas, si los demandados –por ejemplo- se domicilian
en varios Estados, más aún si se trata de litisconsortes necesarios. Lo mismo puede
decirse respecto de la intervención de terceros en el proceso, sobre todo en los casos
de intervención provocada, pues la voluntaria conlleva necesariamente la aceptación
del foro que está entendiendo. Respecto de la citación en garantía, por ejemplo,
deben articularse normas que conjuguen los principios de la competencia regulados,
y la razonable oportunidad de defensa de los terceros llamados a juicio, tema que,
ciertamente, no es sencillo y plantea aristas especiales en la esfera internacional.
Finalmente, pienso que no puede eludirse el abordaje de otro instituto, que
está íntimamente relacionado con todo esto, que es la litispendencia internacional,
cuya regulación también plantea especiales dificultades, especialmente por su
vinculación íntima con la cosa juzgada.
La tarea pues no es sencilla, si se quiere ir a fondo, pero tampoco admite
demoras, pues las personas físicas y jurídicas necesitan de normas que les permitan
y habiliten la necesaria certeza en las relaciones internacionales.
III.El Derecho Positivo en Materia de Competencia
1. Situación del Tema Competencial en las Américas
No encaramos este punto con la intención de llevar a cabo un análisis detenido
y profundo del marco normativo, sino apenas un inventario muy primario y general
de las normas de derecho positivo, tanto de fuente internacional como interna, que
Según el cual las pretensiones conexas entre si deben debatirse en un mismo juicio, y ser
decididas, en tanto sea posible, por una misma sentencia (Eduardo J. Couture, Vocabulario
Jurídico, Depalma 1983, pág. 173).
10
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E. VÉSCOVI
refieren al tema de la competencia internacional con cierto grado de generalidad.
A poco que se vea este marco normativo, no habrá otro remedio que concluir en
su absoluta insuficiencia, lo que provoca en las relaciones internacionales y en
los eventuales futuros litigantes una absoluta inseguridad por la falta de certeza y
previsibilidad en las soluciones.
A.En Materia Convencional
Podemos mencionar en esta parte a los Tratados de Montevideo, de 1889
y 1940, en particular los de Derecho Civil que contienen normas generales de
competencia, aunque también los de derecho comercial tienen algunas específicas
sobre esa materia. Por supuesto, en un mismo plano con los anteriores, el Código
Bustamante, que también tiene normas de competencia internacional.
Un poco por debajo de los anteriores, el Acuerdo Bolivariano sobre la
Ejecución de Actos Extranjeros de 1911, vigente entre algunos de los Estados de
la Comunidad Andina (CAN), que es similar en lo concreto al Tratado de 1889.
Como instrumento internacional más moderno y específico la Convención de
La Paz (1984) sobre Jurisdicción Indirecta -ya mencionada- aunque con apenas
dos ratificaciones.
Y como instrumento aún más moderno, en el ámbito del MERCOSUR,
el Protocolo de Jurisdicción en Materia Contractual, que tiene normas sobre
jurisdicción sobre esa materia y que está vigente entre los países del MERCOSUR.
B.En Materia de DIP Nacional
Tampoco es nuestro propósito, ni es este el ámbito, para un estudio completo
y comparado sobre las normas de jurisdicción internacional de fuente nacional de
los distintos países de la región11. Pero cualquiera sea la nación que se analice, se
llega a similares conclusiones: las normas no son demasiado claras, no están muy
desarrolladas y tampoco son muy modernas. En particular tampoco son demasiado
internacionalistas, sino que más bien han sido concebidas desde un chauvinismo
medio arcaico y recalcitrante, más bien a modo no de establecer un sistema claro,
racional e imparcial de reglas para dirimir jurisdicciones, sino con la intención de
captar el mayor grado de competencia posible para sus tribunales.
Sobre el tema merece leerse la parte que le dedica el Prof. Diego Fernández Arroyo en el
trabajo de su autoría incluido en el Liber Amicorum en Homenaje al Profesor Didier Opertti
Badán, libro patrocinado por la OEA, publicado por la Fundación de Cultura Universitaria
en Uruguay en el año 2005. El trabajo del Profesor Fernández Arroyo se titula “Acerca
de la necesidad y las posibilidades de una convención interamericana sobre competencia
judicial en casos de derecho internacional privado”, págs. 113 y siguientes. La parte que
refiere a esta cita es a partir de la página 126.
11
80
COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
Por todo ello, es claro que en general ha de ser preferible, en el ámbito de la
regulación de las relaciones privadas internacionales, la regulación por medio de
tratados internacionales, que la regulación por leyes nacionales. Quizás el tema
de la jurisdicción sea uno de los casos en los que, más que preferible, debería
considerarse sumamente ventajosa, cuando no imprescindible, la regulación a
través de tratados, en especial por el fenómeno del reconocimiento de la eficacia
de la sentencia extranjera, que lógicamente, si bien no está garantida, está mucho
más asegurada si el juez competente asumió jurisdicción en el caso en virtud de un
tratado aprobado por ambos países involucrados, que en virtud de una ley nacional.
2. Mención relativa a Estados Unidos de América y Europa
Es común mirar en todas las materias, y la jurídica no es la excepción, a las
soluciones de los países desarrollados, no para copiar directamente las soluciones,
sino para aprender de aciertos y errores, y tratar de mejorar, con la necesaria
adaptación que todas las soluciones merecen a nuestra particular idiosincrasia.
Por el lado de Estados Unidos de América (EE.UU.) tenemos con ellos la
distancia de base de la diversidad de nuestros sistemas jurídicos, al menos la
generalidad de los Estados Americanos de Sur y Centroamérica, aunque las últimas
décadas han ingresado a la OEA varios Estados de Derecho Anglosajón. Problemas
como el Pre Trial Discovery of Documents, el Fórum Non Conveniens, las Class
Actions, los Contingency Fees, las Antisuits Injuctions, los Daños Punitivos y
otros, hacen siempre más difícil –aunque ciertamente, no imposible- la posibilidad
de acordar.
Todo esto ha hecho muy difícil el entendimiento entre ambos sistemas, la
prueba más acabada de este tipo de dificultades ha sido la experiencia de los
primeros años de la década del 90 en la que europeos y estadounidenses decidieron
avanzar sobre las bases de un posible convenio sobre jurisdicción y terminaron en
el Acuerdo de Elección de Foro de La Haya de 2005; conclusión positiva, sin duda,
aunque mucho más limitada que los ambiciosos planes del comienzo.
Europa en cambio, ha encarado este tema crucial en forma muy temprana y
ha registrado grandes avances, empezando por el Convenio de Bruselas de 1968,
el Convenio de Lugano 1988 y más recientemente el Reglamento N° 44/2001, y
últimamente el Reglamento UE N° 1215/2012 publicado el 20/12/12 en el Diario
Oficial de la Unión (aplicable a partir del 10 de enero de 2015), que consagra, además
de las reglas de competencia, la libre circulación de fallos, salvo excepciones.
Los países europeos, se han puesto de acuerdo sobre algunos criterios básicos
en materia de competencia hace ya más de 45 años, en el Convenio de Bruselas de
1968. Otros instrumentos jalonaron una evolución hacia lo que llaman la Quinta
Libertad Comunitaria (la libre circulación de resoluciones judiciales en el espacio
judicial europeo), consagrándose la misma, en el Reglamento UE N° 1215/2012
al suprimirse la necesidad del Exequátur con carácter general, dotando de efectos
81
E. VÉSCOVI
extraterritoriales automáticos en todo el ámbito europeo a las resoluciones
judiciales, documentos públicos con fuerza ejecutiva y transacciones judiciales
en las que haya intervenido una autoridad pública de un estado miembro. En caso
de existir oposición y para salvaguardar el derecho de defensa, se establece la
posibilidad de control de requisitos que se verificará –solamente- en caso de darse
esa eventualidad, no antes.
La consagración de este Principio de la Libre Circulación de los fallos supone
un avance cualitativo esencial hacia la realización de una tutela jurisdiccional
efectiva, derecho humano fundamental, ya que el amparo judicial frente a una
pretensión legítima se concreta no sólo en “decir” el derecho, sino en “hacerlo
cumplir” dentro o fuera de fronteras, de modo que el Sistema Jurídico no se
vea privado de su rasgo más distintivo, el de la coercibilidad, que otorga fuerza
imperativa a las decisiones, por haberse dictado un fallo en un Estado distinto a
aquel en donde debe cumplirse.
IV. Balance: Perspectivas
La necesidad de normas en materia de jurisdicción internacional –tanto directa
como indirecta- está fuera de toda duda. Si estas normas se aprueban a través de
un tratado internacional, tanto mejor. Quizás, como ha sido toda la CIDIP, sea más
fácil desde Argentina hasta México, pero no hay que cejar en el esfuerzo por la
dificultad de la tarea.
Seguramente en el DIP actual, y en los casos que día a día preocupan a los
justiciables –y a sus abogados- sea más importante el tema de la competencia
que el de la ley; pues tomando –por ejemplo- un caso sencillo, una compraventa
internacional, no será seguramente demasiado importante para las partes cual ley
se aplique, pues cualquiera que sea, seguramente el vendedor estará obligado a
entregar la cosa en tiempo o lugar convenidos, y el comprador a pagar el precio.
Pero la decisión sobre donde se litiga, si en el foro del comprador o el del vendedor,
seguramente será cuestión fundamental para las partes.
La CIDIP ha avanzado lo que ha podido, pero lo cierto es que ha hecho mucho
más en otras materias que en esta, por ejemplo en normas de cooperación y eficacia
de la sentencia extranjera.
El avance en materia de jurisdicción indirecta de la Convención de la Paz, a
partir de la discusión en CIDIP II sobre el tema de la competencia en relación a la
eficacia debe destacarse, aunque ha tenido poco éxito. Hay también algunas normas
de competencia diseminadas en diferentes convenciones (sociedades comerciales,
letras de cambio, alimentos, etc.), pero la actual regulación internacional del tema
es -sin duda- totalmente insuficiente.
Podría tomarse el Reglamento de la Unión Europea 1215/2012 y trabajar
sobre él, tratando de adaptar sus disposiciones, pero no contamos en la región por
82
COMPETENCIA JUDICIAL INTERNACIONAL
el momento con un tribunal que interprete de forma obligatoria el texto. Quizás
sea un objetivo demasiado ambicioso, porque se trata de un tratado sumamente
extenso y complejo, al que se llegó luego de muchos años de experiencia y a través
de una evolución.
Quizás lo mejor sea comenzar primero por acordar ciertos criterios básicos
y razonables de jurisdicción: el domicilio del demandado, el establecimiento de
algún otro foro concurrente, y la excepcionalidad de los foros exclusivos, que se
pueden determinar, aunque sea de modo no taxativo. Pienso que debe aceptarse en
principio el foro de sumisión, con alguna restricción que no lo haga ilusorio, en
caso de abuso y estando comprometido el ejercicio del derecho de defensa. Pienso
también que deben consagrarse como contrapartida algunos Foros de Protección, no
excediéndose en esta materia. Debería también consagrarse -en base a alguna de las
fórmulas ya conocidas- el Foro de Necesidad, y tomar posición en relación al Fórum
Non Conveniens, no necesariamente en contra. Deberían adoptarse soluciones
particulares para determinadas materias que así lo requieren: laboral, relaciones de
consumo, medio ambiente, concursal, área extracontractual, familia, etc.
Y no debería dejar pasar la oportunidad para abordar -aunque sea en base a una
mínima y básica regulación- los problemas de la conexidad de procesos (objetiva
y subjetiva), litispendencia, y si queremos ultrapasar a los europeos, también la
acumulación internacional, que sería sumamente útil.
Si se avanzará convenientemente en todos estos temas relativos a la jurisdicción,
las vallas relativas a la eficacia de las sentencias extranjeras serían prácticamente
derribadas y ello redundaría en beneficio de la seguridad jurídica y la previsibilidad
de las soluciones, que es también un derecho humano fundamental.
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