Notice: Undefined index

Anuncio
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Rev Esp Med Legal. 2015;41(1):19---26
REVISTA ESPAÑOLA DE
MEDICINA LEGAL
www.elsevier.es/mlegal
REVISIÓN
El rechazo en las transfusiones de sangre y
hemoderivados: criterios éticos, deontológicos
y médico-legales
Marius Morlans a,∗ , Dolors Clos-Masó b ,
Esperanza-L. Gómez-Durán b,c,d y Josep Arimany-Manso b,e
a
Comisión Deontológica, Colegio de Médicos de Barcelona, Barcelona, España
Servei de Responsabilitat Professional, Colegio de Médicos de Barcelona, Consejo de Colegios de Médicos de Cataluña,
Barcelona, España
c
Departamento de Medicina, Universitat Internacional de Catalunya, Barcelona, España
d
Servicio de Psiquiatría, Fundació Sociosanitària de Barcelona, Barcelona, España
e
Unidad de Medicina Legal, Facultad de Medicina, Universitat de Barcelona, Barcelona, España
b
Recibido el 22 de octubre de 2013; aceptado el 23 de octubre de 2014
Disponible en Internet el 20 de diciembre de 2014
PALABRAS CLAVE
Transfusiones;
Hemoderivados;
Autonomía;
Testigos de Jehová
KEYWORDS
Transfusion;
Blood-products;
Autonomy;
Jehovah’s Witnesses
∗
Resumen El rechazo de una transfusión de sangre y hemoderivados es una situación específica
del derecho del paciente a rechazar cualquier tratamiento y se sustenta en el principio de
autonomía que se ejerce a través del consentimiento. Este derecho se pone a prueba cuando
se rechaza un tratamiento vital, lo que puede causar contrariedad y dudas en la actuación del
profesional.
En este artículo se revisan los principios éticos, las normas del Código de Deontología y los
fundamentos médico-legales referentes al rechazo del tratamiento en que basar las recomendaciones posteriores, generales y específicas. Estas recomendaciones tienen por objetivo orientar
la actuación del médico que debe respetar los derechos del paciente y actuar con seguridad
jurídica.
© 2013 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Todos
los derechos reservados.
Refusal of blood or blood-products transfusions: ethical, deontological and
medico-legal criteria
Abstract The refusal of a blood transfusion and blood products is a specific situation of the
patient’s right to refuse a treatment and is based on the principle of autonomy, exercised
through consent. When a vital treatment is refused, it can cause disappointment and doubts to
the professional.
Autor para correspondencia.
Correo electrónico: [email protected] (M. Morlans).
http://dx.doi.org/10.1016/j.reml.2014.10.002
0377-4732/© 2013 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Publicado por Elsevier España, S.L.U. Todos los derechos reservados.
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
20
M. Morlans et al
This article reviews the ethical principles, the Deontological Code and the medico-legal issues
concerning the refusal of treatment, and proposes general and specific recommendations. The
aim of these recommendations is to guide the conduct of the physicians who must respect the
patient’s rights and act with legal certainty.
© 2013 Asociación Nacional de Médicos Forenses. Published by Elsevier España, S.L.U. All rights
reserved.
Introducción
Uno de los conflictos que debe afrontar el ejercicio de la
medicina asistencial, resultado de la diferente interpretación de los deberes y derechos, así como valores, de las
personas implicadas, pacientes y profesionales sanitarios,
es el rechazo de una transfusión de sangre, entendido como
un caso específico del derecho del paciente a rechazar
cualquier tratamiento1 . Se trata de una situación compleja
con aspectos legales, éticos y deontológicos relevantes,
ampliamente debatida y con diferentes escenarios a nivel
internacional2---4 .
Los principios éticos y legales en que se fundamenta la
relación clínica han evolucionado de acuerdo con los cambios culturales de la sociedad. Actualmente, la libertad
individual es uno de los principios constitucionales básicos
que regulan nuestra convivencia5 . La vulnerabilidad inherente a la condición del paciente, lejos de justificar una
restricción a la libertad individual, debe llevarnos a extremar el respeto a sus derechos.
El respeto por el derecho a decidir del paciente es un
principio ético y legal fundamental que se ejerce a través
del consentimiento informado, el procedimiento por el cual
el paciente debidamente informado y competente decide
libremente aceptar o rechazar el tratamiento que le propone el médico6 .
El ejercicio de este derecho no tiene más límites que los
establecidos por ley6 . Sin embargo, el respeto obligado a
este derecho se somete a prueba cuando el paciente rechaza
un tratamiento vital. En estas circunstancias, no aceptar la
voluntad razonada del paciente aunque sea con la intención
de evitar un perjuicio, no es ética ni legalmente justificable. El hecho de que la decisión pueda conllevar la muerte
del paciente puede causar contrariedad, incluso angustia y
aflicción. Ahora bien, estos sentimientos comprensibles y
legítimos no justifican una conducta contraria a los principios éticos que inspiran nuestro código de deontología y a la
legislación vigente que regula nuestra práctica.
El presente artículo revisa los principios éticos, las normas de deontología y el marco legal relevantes en esta
situación y sobre los que se sustentan unas recomendaciones finales dirigidas a garantizar una asistencia adecuada
a los pacientes que rechazan la transfusión de sangre y de
hemoderivados. La confusión o ambigüedad en que se pueda
encontrar el médico ante la negativa del paciente a ser
sometido a una transfusión de sangre, que a veces puede
ser la única opción para salvarle la vida, podrá solventarse
mediante un adecuado conocimiento de las normas éticas y
legales que deben orientar su conducta, de manera que no
se vulneren los derechos de estos pacientes y se actúe con
seguridad jurídica.
Principios éticos
Los principios éticos son reglas o normas de conducta que
orientan la acción del ser humano. En medicina ayudan a
orientar al profesional cuando se encuentra en una situación en la que se pueden enfrentar derechos y deberes,
como el derecho del paciente a aceptar o rechazar un tratamiento médico y el deber del facultativo de realizar los
tratamientos necesarios para intentar salvar la vida, siendo
este, de acuerdo con la concepción tradicional del ejercicio, el deber principal del médico7 . Existen documentos de
referencia a nivel internacional para áreas concretas de la
medicina, como el Informe Belmont para la investigación en
humanos8 .
Entre los principios éticos, ha ido adquiriendo un protagonismo progresivo el principio de autonomía, que promueve
el trato a las personas como agentes autónomos, como individuos que tienen la capacidad de deliberar sobre sus fines
personales y actuar bajo la dirección de esta deliberación.
Es el fundamento ético del derecho del paciente a decidir
e incluye la convicción de que las personas con autonomía
limitada tienen derecho a ser protegidas. Respetar la autonomía significa dar valor a las consideraciones y opciones de
las personas autónomas y abstenerse de poner obstáculos a
sus acciones, a no ser que estas sean claramente perjudiciales para los demás. El principio de beneficencia contempla
el deber del médico de actuar siempre en beneficio del
paciente, no siendo suficiente ofrecer la mejor alternativa
terapéutica, sino que esta opción tiene que ser percibida
como beneficiosa por el propio paciente. El principio de nomaleficencia se basa en la obligación del médico de no hacer
daño (primum non nocere), ni físico ni moral. La máxima
hipocrática «no causar ningún daño» exige de los médicos
que busquen el beneficio de sus pacientes «según su mejor
juicio». Cuando imponemos un tratamiento aunque sea con
el objetivo de salvar una vida, podemos estar infligiendo un
daño moral irreparable. Los daños morales, como el menosprecio a la dignidad, son de difícil evaluación objetiva, ya
que dependen de las convicciones y creencias personales.
A veces, respetar la decisión del paciente que rechaza el
tratamiento puede resultar aparentemente contraria a este
principio, pero esta percepción solamente es aparente. Por
último, de acuerdo con el principio de justicia debemos
dispensar un trato justo a los pacientes evitando las discriminaciones por motivos ideológicos o religiosos. Además,
la actuación profesional debe orientarse de acuerdo con las
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Rechazo a las transfusiones: criterios éticos, deontológicos y médico-legales
circunstancias clínicas y teniendo en cuenta los valores del
paciente, evitando actuar bajo la influencia de los prejuicios
al respecto que pueden causar un trato injusto.
Normas de deontología
El Código de Deontología Médica es el resultado de la
capacidad de autorregulación que el Estado reconoce a
determinadas profesiones. A diferencia de los deberes públicos, denominados perfectos por la ética clásica, de obligado
cumplimiento para todos, las normas deontológicas son un
conjunto de deberes privados o imperfectos que responden
al compromiso social de ejercer con excelencia y únicamente obligan a los miembros pertenecientes al colegio
profesional.
El Código de Deontología Médica actual, aprobado por la
Organización Médica Colegial9,10 , recoge en su artículo 5 los
deberes primordiales del médico, siendo estos: respetar la
vida humana, la dignidad de la persona y el cuidado de
la salud del individuo. A veces estos deberes del médico
pueden colisionar con el derecho del paciente a decidir
libremente, derecho que se encuentra recogido en el artículo 12.1 del mismo código junto con el 12.2 que recoge el
respeto que debe mostrar el médico frente al rechazo del
paciente a una prueba diagnóstica o un tratamiento. En el
caso de que existiera un documento de instrucciones previas
o voluntades anticipadas, el artículo 36 del código deontológico establece que, siempre que este documento no vaya
en contra de la buena práctica médica, el médico estará
obligado a atender las peticiones del paciente.
El código actual refleja, como la legislación, el amplio
consenso social en torno al respeto de la autonomía del
paciente, lo que en la práctica supone que no se puede llevar
a cabo una intervención sin su consentimiento.
Otro supuesto serían aquellas situaciones en las que el
paciente no está en condiciones de comprender la información dada por el médico y decidir conforme a dicha
Tabla 1
21
comprensión. Esto ocurre en el caso de personas incapaces o
bien de aquellas que no tienen el suficiente grado de madurez para tomar decisiones como pueden ser los menores de
16 años. En estas circunstancias, el Código de Deontología
establece en sus artículos 13 y 14 que corresponderá tomar
la decisión al representante legal o a los padres. Si el médico
considerara que la opción elegida es contraria a los intereses
del representado, podrá solicitar la intervención judicial.
Marco legal
Junto con los principios éticos y el Código de Deontología,
el ordenamiento jurídico español contempla un conjunto de
normas legales que orientan y obligan al médico en aquellas situaciones en las que derechos fundamentales como el
derecho a la vida o a la libertad ideológica o religiosa pueden verse afectados. En situaciones como la tratada en este
artículo, la autonomía del paciente puede anteponerse a un
deber que es prioritario del médico: salvaguardar la vida de
su paciente7,11 .
La Declaración Universal de los Derechos Humanos12 ,
documento declarativo adoptado por la Asamblea General
de las Naciones Unidas en 1948, reconoce como derechos
humanos básicos el derecho a la vida, a la libertad y a la
seguridad de la persona (art. 3), junto con la libertad de
pensamiento, de conciencia y de religión (art. 18). Se trata
de un ideal común, un punto de referencia para que todos
los países miembros de las Naciones Unidas incluyan la protección a estos derechos en su legislación de forma que se
asegure el respeto universal y efectivo de los derechos y
libertades fundamentales.
A nivel europeo, el Convenio para la protección de los
derechos humanos y la dignidad del ser humano con respeto a las aplicaciones de la biología y la medicina de
199713 compromete a los estados miembros del Consejo
de Europa a promover iniciativas legislativas en pro del ejercicio de la autonomía del paciente y que garanticen que
Circular 1/2012 de la Fiscalía General del Estado
Negativa del menor mayor de 16 años o «menor maduro»
La capacidad del menor para prestar el consentimiento informado debe entenderse modulada cuando se trate de
intervenciones «de grave riesgo», de acuerdo con lo dispuesto en el art. 9.3 c) Ley 41/2002. Así ante la negativa del menor,
contraria o no a la opinión de sus representantes legales, podría realizarse la transfusión por grave riesgo para su vida
o salud, recomendándose plantear el conflicto a la autoridad si la situación de no urgencia lo permite.
La Fiscalía aproxima este supuesto a aquellas situaciones en que la persona que requiere el tratamiento para salvar su vida
o evitar un daño irreparable es un menor de 16 años incapaz intelectual y emocionalmente de comprender el alcance de la
intervención («menor no maduro»), una persona incapacitada legalmente o un paciente incapaz de tomar decisiones por
causa física o psíquica. La ley establece que en estos casos precisamos el consentimiento por representación, escuchando la
opinión del menor si tiene 12 años cumplidos, y que este se otorgará siempre a favor del paciente (art. 9, Ley 41/2002).
Negativa de los padres
Los representantes legales del menor vienen obligados a procurar y, por ende, a consentir, los tratamientos e intervenciones
necesarios para preservar el derecho a la vida y la salud de los menores, tal y como se desprende de su posición de garantes
de tales bienes jurídicos en función del deber de velar por ellos que les impone el artículo 154 del Código Civil. Con base en
esto, parece perfectamente legítimo y obligado que se efectúe el tratamiento al menor aunque los padres o representantes
legales hayan expresado su oposición. Si nos encontramos ante una situación de urgencia vital se realizará el tratamiento y se
informará a familiares y a la autoridad judicial, amparándose el facultativo en la concurrencia de 2 causas de justificación:
cumplimiento de un deber y estado de necesidad justificante. Si la situación no resulta urgente, se consultará a la autoridad
judicial antes de la administración del tratamiento o permitir el alta voluntaria.
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
22
M. Morlans et al
cualquier intervención en el ámbito sanitario se hará con
su libre consentimiento después de haber estado correctamente informado. Su artículo 5 dice así: «Una intervención
en el ámbito de la sanidad solo podrá efectuarse después de
que la persona afectada haya dado su libre e informado consentimiento. Dicha persona deberá recibir previamente una
información adecuada acerca de la finalidad y la naturaleza
de la intervención, así como sobre sus riesgos y consecuencias. En cualquier momento la persona afectada podrá
retirar libremente su consentimiento» lo que implica que es
imprescindible el requisito del consentimiento por parte del
paciente, y si él se niega a recibir un tratamiento, aunque
suponga un riesgo para la vida, se debe respetar su elección.
La Constitución Española (CE)5 reconoce estos derechos
fundamentales, garantizando tanto el derecho a la vida e
integridad física y moral (art. 15), como el derecho a la libertad ideológica, religiosa y de culto (art. 16). La CE reconoce
estos derechos fundamentales sin que rija jerarquía alguna
entre ellos, sin anteponer el derecho a la vida frente al
derecho a las propias convicciones. La transfusión de sangre
requiere especial atención por parte del facultativo médico,
pudiendo afectar a estos derechos fundamentales si resulta
Tabla 2
preciso aplicar un tratamiento necesario para salvar la vida
y no se dispone del consentimiento del paciente.
La necesidad del consentimiento del paciente ante cualquier intervención y su derecho a poder rechazar cualquier
tratamiento se introduce en la legislación española con la
promulgación de la Ley General de Sanidad de 198614 . Esta
ley se inspira y fundamenta en el principio de respeto a
las personas y reconoce el derecho a la información clínica mediante el consentimiento. Lo que significa trasmitir
al paciente la información adecuada para que pueda dar su
consentimiento de forma libre y consciente, antes de llevar
a cabo cualquier tratamiento o intervención quirúrgica, o
en el caso que nos ocupa, antes de que se le realice una
transfusión de sangre.
La Ley 41/2002 básica reguladora de la autonomía del
paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación clínica6 desarrolla el concepto
jurídico del consentimiento, reconociendo en su artículo
2.3 el derecho a la libertad de elección del paciente: «El
paciente tiene derecho a decidir libremente, después de
recibir la información adecuada entre las opciones clínicas
disponibles». Más específicamente, el mismo artículo añade
Recomendaciones generales
El médico responsable debe coordinar la información y la asistencia del paciente, siendo el interlocutor principal durante el
proceso asistencial, sin perjuicio de las obligaciones de los otros profesionales que participan en la asistencia. Debe informar
de forma clara y con un diálogo sereno y respetuoso sobre la enfermedad y las consecuencias del rechazo a la transfusión, así
como de las posibles alternativas27,28 . A nivel internacional se invita a explorar las razones para la negativa a la transfusión y
en el caso de los testigos de Jehová, algunos autores llegan a recomendar la lectura de textos de testigos de Jehová que han
aceptado transfusiones29,30 .
El médico es igualmente el responsable de comprobar la competencia que tiene el paciente para entender la situación y
decidir conforme a dicha comprensión, debiendo velar porque la decisión que tome sea coherente con su manera de pensar y
asuma las consecuencias que de ella se puedan derivar. Si existen dudas al respecto, el médico puede asesorarse con la
opinión de otros profesionales, como los especialistas en psiquiatría o neurología, pero asumiendo su responsabilidad como
referente del paciente.
Ante una falta de competencia, el médico informará al paciente y a los familiares o personas vinculadas y lo hará constar en
la historia clínica, especificando si la situación es permanente o transitoria. En este caso, si el paciente dispusiera de un
documento de voluntades anticipadas (DVA) se respetarán sus directrices y se consultará a la persona que haya sido nombrada
responsable, de lo contrario, se seguirán las directrices para el consentimiento por representación contemplado en la Ley de
Autonomía del Paciente, acudiendo al tutor legal si se tratara de pacientes judicialmente incapacitados o menores, o en los
restantes casos las personas vinculadas a él por razones familiares o de hecho (ver figura 1).
El proceso de información al paciente, la evaluación de su competencia, la decisión tomada por él, o en su caso
por representación, deberán constar en la historia clínica.
Si finalmente existe un rechazo válido a recibir la transfusión de sangre (personal o por representación), el médico lo hará
constar en la historia clínica y proseguirá la asistencia si existen alternativas o tratamiento paliativo.
No se puede argüir la objeción de conciencia para imponer un tratamiento o negar la asistencia a una persona, pues sería
contradictorio aceptar que un derecho que protege la libertad de pensamiento y religión se puede ejercer para vulnerar el
mismo derecho de otra persona.
Sin embargo, si el médico después de ponderar clínicamente el balance entre los riesgos y los beneficios considera un riesgo
excesivo el proceder a una determinada intervención sin la reserva de sangre deberá hacer constar este argumento con su
negativa a llevarla a cabo.
Si por el contrario, clínicamente se considera viable proceder a dicha intervención deben tomarse las medidas necesarias
para reducir el riesgo de transfusión mediante el uso de técnicas alternativas. Igualmente, se revisará el habitual documento
de consentimiento informado para que se ajuste a la realidad de una intervención sin previsión de transfusión.
Debe evitarse en la asistencia una actitud discriminatoria que perjudique la relación clínica, manteniendo siempre una
actitud de comprensión y respeto por la decisión del paciente, manteniendo la posibilidad de que la evolución de la
enfermedad le haga cambiar de parecer. En caso de que el rechazo de la transfusión sea percibido como conflictivo, los
profesionales, los familiares o el paciente pueden consultar al Comité de Ética Asistencial.
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Rechazo a las transfusiones: criterios éticos, deontológicos y médico-legales
que «Todo paciente o usuario tiene derecho a negarse al tratamiento, excepto en los casos determinados en la Ley. Su
negativa al tratamiento constará por escrito».
El respeto por las convicciones religiosas e ideológicas que conlleva el rechazo de determinados tratamientos
médicos, como la transfusión de sangre y hemoderivados,
adquiere especial relevancia cuando entra en colisión con
el derecho a la vida. En este sentido existe una «evolución
jurisprudencial hacia la flexibilización y el respeto a la decisión capaz, libre, voluntaria y consciente de un paciente
mayor de edad respecto de cualquier intervención médica
corporal, como lo es una transfusión de sangre» (Auto
28/2011, de 25 de enero de 2012, de la Audiencia Provincial
de Lleida)15 . Todo ello en línea con la promulgación de la
Ley 41/20026 y la Ley General de Sanidad14 , que recoge que
«el adulto capaz puede oponer su objeción al tratamiento
médico, debiéndose respetar su decisión, salvo que con ello
ponga en peligro derechos o intereses ajenos, lesione la
salud pública u otros bienes que exigen especial protección»
(STS 950/1997)16 .
Sin embargo, la ley reconoce que «ha de resultar francamente difícil para los profesionales médicos mantener una
actitud pasiva que, a la postre, pueda desembocar en el
Tabla 3
23
fallecimiento del paciente que no acepta la transfusión y
probablemente por ello la propia Ley 41/20026 (art. 21) ha
previsto para estos casos la posibilidad de alta voluntaria,
pudiéndose disponer el alta forzosa si la misma no fuera
aceptada por el paciente, a excepción de situaciones en que
existen tratamientos alternativos, aún de carácter paliativo,
pudiendo llegar, en los casos de negativa persistente al alta,
a someter la cuestión a la autoridad judicial para que confirme o revoque la decisión» (Auto 28/2011, de 25 de enero
de 2012, de la Audiencia Provincial de Lleida)15 .
Otro sería el caso frecuente de intervenciones programadas en que el sujeto, siendo conocedor de los riesgos
existentes tras recibir la información adecuada, haya manifestado libremente y por escrito (en algunos casos incluso
mediante el documento de Instrucciones Previas o Voluntades Anticipadas) que en caso de necesitar una transfusión
esta no se practique, los facultativos pueden encontrarse
durante la intervención con la necesidad de transfundir al
sujeto en ese momento ya inconsciente. En estos casos,
los facultativos pueden plantearse la posibilidad de realizar la transfusión con autorización judicial, si bien deben
saber que la comunicación al juzgado de la situación posiblemente no se seguirá de la autorización de la transfusión,
Recomendaciones específicas
Actuación programada
- Debemos distinguir aquellas intervenciones en que, según el estado clínico del paciente, la casuística del centro y los
protocolos o guías de práctica clínica no está prevista la transfusión, como pueden ser las de cirugía menor o las de cirugía
mayor ambulatoria, entre otras. En estos casos, se recomienda seguir el procedimiento habitual y no se pedirá al paciente el
consentimiento para la transfusión. En todo caso, se puede hacer constar el rechazo de un paciente competente en el
documento del consentimiento y las posibles consecuencias del mismo ante complicaciones, pero la negativa a la transfusión
no debe ser motivo para no proceder a la intervención.
- Cuando se trate de una intervención programada con la previsión de reserva de sangre por si fuera necesaria la transfusión,
debemos informar claramente al paciente sobre la naturaleza de la enfermedad, de la indicación de la intervención y de los
riesgos de no practicar la transfusión en caso de que fuera necesaria. Si después de ser informado el paciente sigue
rechazándola, debe respetarse su voluntad. Si el equipo médico acepta la realización del tratamiento sin transfusión, de
acuerdo con la voluntad del paciente, se hará constar en el documento de consentimiento informado con las particularidades
que de ello se derivan. Sin embargo, si ante esta negativa y según su experiencia y pericia, el médico considera un riesgo
inaceptable proceder a la intervención, lo debe hacer constar en la historia clínica, así como las decisiones que se tomen para
garantizar la continuidad de la asistencia según la voluntad del paciente. Debe contemplarse la posibilidad de que otros
profesionales del centro puedan hacerse cargo del paciente, respetando su solicitud de no ser transfundido. Si no existe un
profesional o equipo que pueda asumir la actuación, deberá comunicárselo al paciente y ofrecerle la posibilidad de limitar la
asistencia al tratamiento de los síntomas. Al mismo tiempo, se le informará sobre el derecho a ir a otro centro y de aceptarlo,
se tomarán las medidas necesarias para garantizar la asistencia hasta el alta, pero esta no puede ser impuesta si el paciente
acepta otro tratamiento alternativo paliativo.
Situación de urgencia
Si el paciente está consciente y es competente para decidir, se respetará su voluntad.
Si el paciente no es competente:
- Cuando la situación es de urgencia vital inminente, aunque sea por una causa transitoria, el médico debe actuar según
considere pertinente, dejando constancia de los motivos y los hechos en la historia clínica e informando posteriormente a los
familiares
- En caso de urgencia no inminente, se consultará en el Registro del Departamento de Salud si existe un documento de
voluntades anticipadas (DVA), donde el paciente puede haber expresado su negativa a recibir transfusiones, voluntad que debe
respetarse. Si en el documento ha nombrado un representante que decida en su lugar, debe consultarse y respetar su decisión.
La opinión de aquellos familiares distintos de los designados por el paciente como representantes legales, no debe condicionar
la actuación del médico. De no existir tal documento se estará a lo dispuesto en la en la Ley de Autonomía del Paciente,
acudiendo al tutor legal en pacientes judicialmente incapacitados o menores y en los restantes casos las personas vinculadas a
él por razones familiares o de hecho (ver figura 1).
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
24
M. Morlans et al
junio de 199716 los cuales fueron condenados por un delito de
homicidio por omisión. Los padres manifestaron que su religión no permitía la transfusión de sangre, y rogaron que al
menor le fuera aplicado algún tratamiento alternativo, al no
existir tratamiento alternativo y al peligrar la vida del menor
si no era transfundido, se solicitó autorización judicial. Los
progenitores aceptaron la decisión del juzgado de realizar
la transfusión como una voluntad que les era impuesta en
contra de la suya y de sus convicciones, sin oponerse a ella.
Esta transfusión no se pudo realizar debido a la fuerte oposición del niño sin apreciarse coacción de nadie. El TC revocó
la sentencia del Tribunal Supremo, alegando que no se podía
exigir a los padres una actuación suasoria o permisiva de
la transfusión, ya que contradice su derecho a la libertad
religiosa y que va más allá del deber que les era exigible
en virtud de su especial posición jurídica respecto del hijo
menor. Consideraba que no se les podía exigir la autorización
de la transfusión a la que se había opuesto el menor, la condición de garante de los padres no se extendía al cumplimiento
de tales exigencias.
Por último, tras la revisión efectuada no podemos obviar
la lógica crítica de que la capacidad para consentir se
valora de manera mucho más benévola cuando la decisión
transcurre en el sentido de aceptación del tratamiento que
cuando se manifiesta opuesta al mismo. Pese a poder resultar un contrasentido puesto que la competencia para decidir
no debería valorarse según la decisión que se pretenda adoptar, las máximas de la gradación de la capacidad consideran
no únicamente la competencia sino también la materia de
decisión22 y en el caso que nos ocupa esto se relaciona inevitablemente con la irreversibilidad de las consecuencias del
rechazo a la transfusión en situación de gravedad.
a la vista de las sentencias que estiman los recursos de apelación contra autos que sí han autorizado transfusiones en
esta situación (Auto 2.133/2004 de la Audiencia Provincial
de Donostia-San Sebastián de 22 de septiembre de 2004)17 .
Por último, debemos señalar que la Ley 41/20026 en el
ámbito sanitario asimila a la situación del adulto la del
menor que tiene 16 años cumplidos o aquellos que por
debajo de esta edad pueden considerarse dentro del concepto de «menor maduro» (difícilmente por debajo de los
12 años de edad). Sin embargo, las situaciones que implican
a los menores suponen una dificultad añadida tal y como
recoge la literatura internacional2,18 . En nuestro entorno la
Fiscalía General del Estado19 elaboró al respecto la Circular
1/2012, cuyo contenido se refleja en la tabla 1 y ante la
que debe subrayarse que existen posicionamientos marcadamente discrepantes, como el del Comité de Bioética de
Catalunya20 .
El derecho a la vida y a la salud del menor no puede
ceder ante la afirmación de la libertad de conciencia u objeción de los padres. Si estos dejan morir a su hijo menor
porque sus convicciones religiosas o ideológicas prohíben el
tratamiento hospitalario o la transfusión de sangre se genera
una responsabilidad penalmente exigible. Sin embargo, las
situaciones que pueden presentarse al respecto pueden ser
extremadamente complicadas. Sirva como ejemplo la condena por delito de homicidio por omisión a los padres de
un menor que precisaba transfusión y no llegó a recibirla,
que posteriormente fue revocada por el Tribunal Constitucional (TC) (STC 154/2002 de 18 de julio)21 . Dicha sentencia
del TC hace referencia al recurso de amparo que plantearon
los padres de un menor de 13 años ante la sentencia dictada por la sala de lo penal del Tribunal Supremo de 27 de
Rechazo de la transfusión
Persona competente, 16 años
de edad o “Menor maduro”
Persona no competente o
“Menor no maduro”
Urgencia
Inminente*
Consentimiento por representación
Negativa por escrito
Sí
Valorar si
corresponde alta
voluntaria o
alta forzosa
No
Transfusión
No urgente
Urgente
Transfusión
No
Tratamiento
Alternativo o
Paliativo
Sí
Paciente
Conforme
Alta
Paciente no
conforme
Comunicación autoridad judicial
Figura 1 Esquema médico-legal de actuación en caso de rechazo de transfusiones. * La Fiscalía General del Estado recomienda
que, en situaciones de gravedad, incluso en el caso del «Menor Maduro» y mayores de 16 años pero menores de 18, se actúe como
en el caso de no competencia.
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
Rechazo a las transfusiones: criterios éticos, deontológicos y médico-legales
Recomendaciones generales y específicas
El rechazo del tratamiento, en este caso la transfusión de
sangre y de hemoderivados, puede ser causa de conflicto
entre los derechos y valores del paciente y los deberes
y valores del médico, generando insatisfacción, tensión e
incertidumbre por parte del médico que puede tener dudas
sobre el comportamiento adecuado. El rechazo de una transfusión de sangre y de hemoderivados es un caso específico
del derecho del paciente a rechazar cualquier tratamiento
que se tiene que respetar sin afectar al deber de asistencia
de los facultativos. Conforme a la revisión realizada desde
la perspectiva ética, deontológica y legal, se han elaborado
unas recomendaciones generales y específicas que se presentan en las tablas 2---3 27---30 , así como un esquema general
de actuación representado en la figura 1 19,23---26 .
8.
9.
10.
11.
12.
Conclusión
El escenario anterior en el que el médico decidía según su
interpretación del principio de beneficencia lo que creía que
era mejor para el paciente, ha dado paso al actual en el
que es imprescindible que la opción ofrecida por el médico
sea percibida como beneficiosa por el paciente de acuerdo
con sus convicciones y valores. En el caso del rechazo de
la transfusión se debe informar al paciente sobre la enfermedad y las posibles consecuencias del rechazo, habiendo
comprobado previamente que el paciente es competente
para decidir y lo hace libremente. Debemos respetar las
convicciones personales de los pacientes, sean religiosas
o ideológicas, y evitar la discriminación en la asistencia
a causa de ellas. En este artículo, se aportan elementos
de reflexión para una mejor comprensión del problema
que puedan ayudar a orientar la actuación de los profesionales ante los casos que se presentan en la práctica
asistencial.
Conflicto de intereses
13.
14.
15.
16.
17.
18.
19.
20.
Los autores declaran no tener ningún conflicto de intereses.
Bibliografía
1. Monés J, Terés J. Consideraciones éticas y legales de la
negativa a recibir transfusión de sangre. Med Clin (Barc).
2009;132:627---32.
2. Kitney L, Kanani R, de Souza C. A Jehovah’s Witness adolescent
with pancitopenia. CMAJ. 2012;184:1055---9.
3. Rajtar M. Bioethics and religious bodies: Refusal of blood transfusions in Germany. Soc Sci Med. 2013;98:271---7.
4. Petrini C. Ethical and legal aspects of refusal of blood transfusions by Jehovah’s witnesses, with particular reference to Italy.
Blood Transfus. 2014;12 Supl 1:395---401.
5. Constitución Española de 27 de diciembre de 1978. Boletín
Oficial del Estado, 29 de diciembre de 1978, núm. 311,p. 2931529408.
6. Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del paciente y de derechos y obligaciones en materia de
información y documentación clínica. Boletín Oficial del Estado,
15 de noviembre de 2002, núm. 274, p. 40126-40132.
7. Pérez Ferrer A, Gredilla E, de Vicente J, García Fernandez J,
Reinoso Barbero F. Fundamentos del rechazo a la transfusión
21.
22.
23.
24.
25.
25
sanguínea por los Testigos de Jehová. Aspectos ético-legales y
consideraciones anestésicas en su tratamiento. Rev Esp Anestesiol Reanim. 2006;53:31---41.
Protection of human subjects; Belmont Report: Notice of report
for public comment. Fed Regist. 1979;44:23191---7.
Consejo de Colegio de Médicos de Cataluña. Código de Deontología [consultado 21 Oct 2014]. Disponible en: http://www.
comb.cat/cat/colegi/docs/codi deontologic.pdf
Organización Médica Colegial de España. Consejo General del
Colegio de Médicos. Código de deontología médica [consultado 21 Oct 2014]. Disponible en: http://www.cgcom.es/sites/
default/files/codigo deontologia medica.pdf
Martorell MV, Sánchez-Urrutia A. Documento sobre el rechazo
a las transfusiones de sangre por parte de los Testigos de
Jehová. Observatorio de Bioética y Derecho. Universidad
de Barcelona. Barcelona, Noviembre 2005 [consultado 06 May
2014]. Disponible en: http://www.pcb.ub.es/bioeticaidret/
archivos/documentos/Testigos de Jehova.pdf
Declaración Universal de los derechos Humanos de 10 de diciembre de 1948, adoptada y proclamada por la 183a Asamblea
General de la ONU [consultado 21 Oct 2014]. Disponible en:
http://www.un.org/es/documents/udhr/
Instrumento de Ratificación del Convenio para la protección de
los derechos humanos y la dignidad del ser humano con respecto
a las aplicaciones de la Biología y la Medicina (Convenio sobre
los derechos humanos y la biomedicina). Oviedo, 4 abril 1997.
Boletín Oficial del Estado, 20 de octubre de 1999, núm. 251,;1;
p. 36825-36830.
Ley 14/1986, de 25 de abril, general de sanidad. Boletín Oficial
del Estado, de 29 abril de 1986, núm. 101, p. 15207-15224.
Auto de la Audiencia Provincial de Lleida núm. 28/2011, de 25
de Enero de 2011. Sección 1a .
Sentencia del Tribunal Supremo núm.950/1997 de 27 de junio
de 1997.
Auto de la Audiencia Provincial de Donostia-San Sebastián núm
2133/2004 de 22 de septiembre de 2004.
Blake V. Minor’s refusal of life-saving therapies. Virtual Mento.
2012;14:792---6.
Circular 1/2012, de 3 de octubre, de la Fiscalía General del
Estado, sobre el tratamiento sustantivo y procesal de los conflictos ante transfusiones de sangre y otras intervenciones médicas
sobre menores de edad en caso de riesgo grave.
Posicionament del Comitè de Bioètica de Catalunya sobre
la circular 1/2012 de la Fiscalia sobre menors d’edat i decisions sanitàries de risc greu. Diciembre 2012 [consultado
21 Oct 2014]. Disponible en: http://comitebioetica.cat/
posicionament-del-comite-de-bioetica-de-catalunya-sobre-lacircular-12012-de-la-fiscalia-sobre-menors-dedat-i-decisionssanitaries-de-risc-greu/
Sentencia del Tribunal Constitucional núm.154/2002 de 18 de
julio de 2002.
Ortega-Monasterio L, Gómez-Durán EL. En: Vallejo Ruiloba J,
editor. Psiquiatría jurídica y forense. Barcelona: Elsevier Tratado de Psicopatología; 2011. p. 619---35.
Recomendaciones del Comité de Bioética de Cataluña frente
el rechazo de los enfermos al tratamiento. Comité de Bioética
de Cataluña. Abril 2010 [consultado 21 Oct 2014]. Disponible en: http://www.bioetica-debat.org/contenidos/PDF/2010/
cbcrechazotr.pdf
Recomendaciones para la asistencia a pacientes que rechazan la transfusión de sangre y hemoderivados. Comité de
Ética asistencial. Hospital Universitario Vall de Hebron. Octubre de 2010 [consultado 21 Oct 2014]. Disponible en:
www.vhebron.net/es/comite-d-etica-assistencial
Normas de actuación frente la atención de enfermos que
rechazan la transfusión de sangre. Hospital Universitario de
Bellvitge. Mayo 2009 [consultado 21 Oct 2014]. Disponible en:
http://www.bellvitgehospital.cat
Documento descargado de http://www.elsevier.es el 18/11/2016. Copia para uso personal, se prohíbe la transmisión de este documento por cualquier medio o formato.
26
26. El rechazo de la transfusión de sangre y hemoderivados.
Recomendaciones de la Comisión de Deontología, Colegio Oficial de Médicos de Barcelona, Marzo de 2012 [consultado
21 Oct 2014]. Disponible en: http://www.comb.cat/Upload/
Documents/4398.PDF
27. Leal-Noval SR, Muñoz M, Asuero M, Contreras E, García-Erce JA,
Llau JV, et al. Documento Sevilla de Consenso sobre alternativas
a la transfusión de sangre alogénica. Med Clin (Barc). 2006;127
Supl 1:3---20.
M. Morlans et al
28. Hua M, Munson R, Lucas A, Rovelstad S, Klingensmith M, Kodner IJ. Medical treatment of Jehovah’s Witnesses. Surgery.
2008;143:463---5.
29. Bock GL. Jehovah’s witnesses and autonomy: Honouring the
refusal of blood transfusions. J Med Ethics. 2012;38:652---6.
30. Gillon R. Refusal of potentially life-saving blood transfusions
by Jehovah’s witnesses: Should doctors explain that not all
JWs think it’s religiously required. J Med Ethics. 2000;26:
299---301.
Descargar