Orientaciones

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EL NIÑO QUE SE CHUPA EL DEDO
EL NIÑO QUE SE CHUPA EL DEDO
Muchos niños son "Chupa-dedos" natos. El dedo encuentra su camino hacia la boca en los
primeros meses y ahí se queda. Esto no significa que el bebé se sienta inseguro o ansioso,
sino más bien, que el hábito satisface su necesidad de chupar. En algunos niños esta
necesidad es muy intensa.
Hay un 50% de probabilidades de que un niño que se chupa el dedo deje el hábito por sí
mismo antes de los 5 años. Entre aquéllos que continúan, la mayoría lo deja antes de los 8
años. A pesar de lo mucho que se preocupan los padres porque su hijo se chupa el dedo, sólo
hay dos razones válidas para cambiar el hábito. Una es social y la otra dental.
Si los padres, profesores o amigos consideran que chuparse el dedo es inaceptable o que
interfiere en la relación del niño con los demás o con sus actividades escolares podría ser
conveniente ayudarle a cambiar el hábito. Además la acción de chuparse el dedo podría
afectar a la alineación de sus dientes cuando éstos comienzan a salir.
Qué podemos hacer:
Apaciguar el instinto de chupar del niño:
Para evitar el desarrollo del hábito de chuparse el dedo en un niño que tiene un fuerte instinto
de chupar, se le puede dar más tiempo para hacerlo. Un chupete podría ayudar a satisfacer su
necesidad. La mayoría de los bebés que utilizan chupete durante los primeros meses de vida
no suelen chuparse después el dedo. Y, a menudo, aquellos que llegan a depender del chupete
lo dejan antes de lo que hubieran tardado en dejar de chuparse el dedo.
Utilizar la ignorancia sistemática:
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Puesto que las probabilidades de que el niño deje de chuparse el dedo por sí mismo son
bastante altas, se podría ignorar la actividad por completo. De hecho es mejor no resaltar el
hábito constantemente.
La eliminación de este hábito no se produce de la noche a la mañana. Requiere paciencia y
perseverancia, pero si se es constante ignorándolo, el hábito disminuirá gradualmente.
No hay que hacer comentarios negativos ni positivos sobre el hecho de chuparse el dedo.
Hay que evitar cualquier tipo de comentario así como la conversación y el contacto visual con
el niño cuando se esté chupando el dedo. No hay que ofrecer ternura a través del contacto
físico o proximidad cuando el niño esté chupándose el dedo. Cuando deje de hacerlo, hay que
acariciarlo y abrazarlo, dándole mucho cariño. La respuesta positiva en estos momentos
puede ser de gran ayuda: "estás mucho más guapo sin el dedo en la boca" o "pareces mucho
más mayor sin el dedo en la boca". Por otra parte si los comentarios parecen aumentar el
hábito, se debe volver a ignorarlo, reanudando el contacto normal sin comentarios cuando
deje de hacerlo.
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