capitulo 11 el misterio de la piedad1

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El Misterio de la Piedad
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CAPITULO 11
EL MISTERIO DE LA PIEDAD1
“E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado
en carne, justificado en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles,
creído en el mundo, recibido arriba en gloria” (1 Tim. 3:16).
La frase “indiscutiblemente” significa que no hay y no puede haber duda. Nadie
debiera tener alguna duda acerca de Jesucristo siendo el Cristo. El cumplió todas
las profecías del Antiguo Testamento con respecto al Mesías. Jesús dijo: “No
penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas; no he venido para abrogar, sino para cumplir. Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la
tierra, ni una jota ni una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido”
(Mat. 5:17-18).
Pero, ¿cumplió él realmente toda la ley? En Lucas 24:44-48 tenemos la respuesta:
“Y les dijo: Estas son las palabras que os hablé, estando aún con vosotros: que
era necesario que se cumpliese todo lo que está escrito de mí en la ley de Moisés,
en los profetas y en los salmos. Entonces les abrió el entendimiento, para que
comprendiesen las Escrituras; y les dijo: Así está escrito, y así fue necesario que
el Cristo padeciese, y resucitase de los muertos al tercer día; y que se predicase
en su nombre el arrepentimiento y el perdón de pecados en todas las naciones,
comenzando desde Jerusalén. Y vosotros sois testigos de estas cosas”.
El título de este artículo es “El Misterio de la Piedad”. La palabra “misterio”
significa “aquello que, estando más allá de la posibilidad de ser conocido por medios naturales, sólo puede ser dado a saber por revelación divina, y se hace saber
de una manera y en un tiempo señalados por Dios, y sólo a aquellos que están
iluminados por su Espíritu” (W.E. Vine, Diccionario Expositivo de Palabras del
N.T., Vol. 3, Pág. 23). Por tanto, los apóstoles y profetas revelaron lo que una vez
fue un misterio. El misterio es que Dios fue “manifestado en carne, justificado
en el Espíritu, visto de los ángeles, predicado a los gentiles, creído en el mundo,
recibido arriba en gloria”. Examinemos cada parte de este “misterio de la piedad”
que es tan importante.
Dios
Esto significa Deidad. El tema de este versículo es Jesucristo. ¡El es Dios! La
versión Nuevo Mundo (la de los Testigos) traduce:2 “El fue puesto de manifiesto
en carne...” Se ha suprimido “Dios”, sustituyéndolo por “El”. Ahora bien: en
honor a la verdad debe decirse, sinceramente, que en algunas copias griegas no
aparece, en efecto, la palabra “Dios”, aunque —al parecer— afirman algunos que
la autoridad de los antiguos manuscritos justifica nuestra versión Reina-Valera. No
obstante, aun reconociendo que los mejores documentos requieren una sustitución,
tampoco podría ponerse la palabra “El fue” o “fue” (como dicen versiones anteriores
de los Testigos) en lugar de “Dios”, porque los textos griegos que presentan alguna
variante dicen: “Os ephanerothe en sarki”. Y el vocablo “Os” significa “quien”
o “El cual”. Esto en nada cambia el sentido de la frase. Porque es evidente que
hubo una manifestación en la carne, y fue la manifestación de un ser. ¿Quién fue
este ser? Si el lector examina el contexto que antecede, comprobará que Pablo
está hablando de Dios (v.15), y a El mismo sigue refiriéndose el apóstol en el v.16
cuando escribe que alguien fue manifestado en carne.
El Misterio Séxtuplo, Según Spurgeon
Spurgeon, en su sermón sobre este versículo, titulado El Misterio Séxtuplo, ha
resuelto el problema con una luz tan clara que cualquiera puede entenderlo. Dice:
“Hay muy poco lugar para discutir acerca de este asunto, porque si el texto no dice que
Dios fue manifestado en la carne, ¿quién dice, entonces, que fue? Fue un hombre, o un ángel,
o un demonio. ¿Nos dice que un hombre fue manifestado en la carne? Con seguridad no
puede ser ésta la enseñanza, porque todo hombre es manifestado en la carne, y no hay
sentido al hacer tal afirmación referente a un mero hombre y luego llamarle un misterio.
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¿Fue, entonces, un ángel? Pero ¿qué ángel se ha manifestado nunca en la carne? Y si lo
fue, ¿sería por cierto, un misterio que hubiera sido visto de los ángeles? ¿Es una maravilla
para un ángel ver a otro ángel? ¿Podrá ser que el demonio fuera manifestado en la carne?
Si es así, él ha sido recibido arriba en gloria, lo que esperamos no habrá sucedido. Por lo
tanto, si el que fue manifestado en la carne no fue un hombre, ni un ángel, ni un demonio,
con seguridad debe haber sido Dios; y así, si la palabra no está allí, debe estar el sentido, o
hay un contrasentido. Creemos que si la crítica pasara el texto por un molino, no sacaría
ni más ni menos que el sentido expresado en nuestra magnífica versión antigua: “Dios
fue manifestado en carne”.
Ni una palabra es necesario añadir a esta notable interpretación de Spurgeon,
y cualquier objeción la atacaría en vano.
Las versiones clásicas de la Biblia rinden 1 Tim. 3:16 de esta manera: “Dios
fue manifestado en carne”. Una nota del Emphatic Diaglott [de los Testigos de
Jehová] dice: “Casi todos los antiguos manuscritos y todas las versiones dicen:
`Aquel que fue manifestado en carne’, en lugar de decir `Dios’”.
Esa nota es inexacta. Por más que algunas traducciones y revisiones hayan
aceptado la versión: “Aquel que ...”, no es verdad que “casi todos los antiguos
manuscritos y todas las versiones” registren esas palabras. La palabra “Dios” en
ese texto, se halla en cuatro de los pocos manuscritos unciales que todavía existen. Hay 262 manuscritos cursivos; y de ellos, 260 tienen la expresión “Dios fue
manifestado en carne”.
Esta expresión se encuentra en treinta ejemplares de los apóstoles, en las versiones Harcleana, Georgiana y Eslava y en las obras de los siguientes padres: del
tercer siglo, en Dionisio de Alejandría. Del siglo cuarto, en Dídimo, Gregorio
Nazianceno, Diodoro de Tarso, en Gregorio de Niaz (22 veces), en Crisóstomo
(3 veces). Del siglo quinto, en Cirilio de Alejandría (2 veces), en Eutalio y en
Macedonio. Del siglo sexto, se halla en Severo de Antioquía. Del octavo siglo,
en Juan Damasceno, en Epifanio de Catania, en Teodoro Estudita, Osmenio,
Teofilacto y Eutimio.
Esos datos fueron extraídos de The Revision Revised, del erudito Burgon, quien
escribió un trabajo abarcante sobre este asunto.
Juan escribió: “En el principio era el Verbo, y el Verbo era con Dios, y el Verbo
era Dios... Y aquel Verbo fue hecho carne ...” (Juan 1:1,14). El apóstol Pablo nos
informa que aunque Jesús estaba “en forma de Dios, no estimó el ser igual a Dios
como cosa a que aferrarse, sino que se despojó a sí mismo, tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres, y estando en la condición e hombre, se humilló
a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz” (Fil. 2:6-8).
En Hebreos 1:8, Dios el Padre llama a su Hijo, ¡Dios! Y en Hechos 20:28,
aprendemos acerca de “la iglesia de Dios, la cual El compró con su propia sangre”
(Biblia de las Américas), lo cual es una clara referencia a Jesucristo.
Si, Jesús es Dios — El no es el Padre, sino Dios el Hijo.
“Dios Fue Manifestado en Carne”
Jesús fue manifestado - o hecho conocido — en la carne. Dios el Hijo se vistió
de carne humana. Véase de nuevo Fil. 2:6-8. En carne humana, Jesús se volvió
capaz de entender lo que es ser semejante a los humanos. Nos es dicho en Hebreos
4:15 que “Porque no tenemos un sumo sacerdote que no pueda compadecerse de
nuestras debilidades, sino uno que fue tentado en todo según nuestra semejanza,
pero sin pecado”. Por tanto, Jesús sabe lo que es sufrir en la carne, porque se
humilló a sí mismo a Dios el Padre y vino a la tierra en forma de carne.
“Dios Fue Justificado en el Espíritu”
“Justificar a uno significa declarar y probar que él es lo que afirma ser, y desaprobar todas las acusaciones falsas que pudieran ser hechas contra él” (E.M. Zerr
Commentary). Jesús fue declarado de una vez y para siempre “Hijo de Dios con
poder, según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”
(Rom. 1:4). Lea también Hechos 13:26-39.
“Dios Fue Visto de los Angeles”
Los ángeles siempre han tenido interés en las cosas pertenecientes a la salvación
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del hombre. Pedro escribió: “Los profetas que profetizaron de la gracia destinada a vosotros, inquirieron y diligentemente indagaron acerca de esta salvación,
escudriñando qué persona y qué tiempo indicaba el Espíritu de Cristo que estaba
en ellos, el cual anunciaba de antemano los sufrimientos de Cristo, y las glorias
que vendrían tras ellos. A éstos se les reveló que no para sí mismos, sino para
nosotros, administraban las cosas que ahora os son anunciadas por los que os han
predicado el evangelio por el Espíritu Santo enviado del cielo; cosas en las cuales
anhelan mirar los ángeles” (1 Ped. 1:10-12).
Los ángeles estuvieron presentes varias veces mientras Cristo estaba en la tierra.
En Mateo 4:11, después que Jesús fue tentado por el Diablo, “... y he aquí vinieron
ángeles y le servían”. En Lucas 22:38-43, como resultado de su oración al Padre
antes de su traición, falsas acusaciones, crucifixión y muerte, “Y se le apareció
un ángel del cielo para fortalecerle”. En el día de Su resurrección, “... un ángel
del Señor, descendiendo del cielo y llegando, removió la piedra, y se sentó sobre
ella” (Mat. 28:2). Ciertamente, Jesús fue “visto de los ángeles”.
“Dios Fue Predicado a los Gentiles”
Jesús es el Salvador de todos los que obedecen su evangelio. Jesús mandó a sus
apóstoles: “... id, y haced discípulos a todas las naciones ...” (Mat. 28:19). Para el
tiempo que Pablo escribió a los santos en Colosas, pudo hablarles del evangelio
“... que se predica en toda la creación que está debajo del cielo ...” (Col. 1:23). Por
tanto, los Judíos y Gentiles tuvieron una oportunidad para aprender como escapar
de la impiedad y los deseos mundanos.
“Dios Fue Creído en el Mundo”
A medida que los apóstoles fueron predicando el evangelio a todas partes,
muchos creyeron y obedecieron al evangelio. En Tesalónica, cuando el evangelio
fue predicado, “... algunos de ellos creyeron, y se juntaron con Pablo y con Silas; y
de los griegos piadosos gran número, y mujeres nobles no pocas” (Hechos 17:4).
Cuando los Judíos incrédulos comprendieron lo que estaba sucediendo, fueron a
los gobernantes de la ciudad y les dijeron: “... Estos que trastornan el mundo entero también han venido acá” (Hechos 17:6). Por tanto, muchas personas estaban
creyendo al evangelio salvador y Jesús estaba siendo creído en el mundo.
“Dios Fue Recibido Arriba en Gloria”
Después que Jesús hizo posible para los humanos pecadores el escapar de la
impiedad y tener lavados los pecados en Su sangre (Ap. 1:5), retornó a Su Padre
en los cielos. En Hechos 1:9, los apóstoles vieron a Jesús que “... fue alzado, y le
recibió una nube que le ocultó de sus ojos”. Esto cumplió Daniel 7:13-14: “Miraba
yo en la visión de la noche, y he aquí con las nubes del cielo venía uno como un
hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le hicieron acercarse delante
de él. Y le fue dado dominio, gloria y reino, para que todos los pueblos, naciones
y lenguas le sirvieran; su dominio es dominio eterno, que nunca pasará, y su reino
uno que no será destruido”. De esta manera, El regresó a la gloria (Juan 17:4-5).
A la luz de estos seis puntos, nadie tiene excusa para no creer y obedecer a
Jesucristo. ¿Cree usted? ¿Lo ha obedecido? Si no, ¿por qué no lo hace tan pronto
como sea posible? ¿Si ha caído de Dios, por qué no regresa a El en obediencia
humilde? Quiere salvarlo a usted y todos los demás.
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Anotaciones al Pie
Guardian of Truth, Vol. 36, Pág. 244, Michael Garrison.
2
Proceso a la Biblia de los TJ, Eugenio Danyans, Pág. 125-126.
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