Leptospirosis Canina Conocida también como Tifus del perro, se conoce con este nombre al conjunto de zoonosis de curso agudo y febril, que presenta signos de alteración hepática y renal. Los agentes etiológicos, es decir, los microorganismos causantes de la enfermedad, pertenecen al género Leptospira. Si bien hay una sola especie causante de enfermedad (L. Interrogans), hay numerosos serotipos diferentes, siendo los que más comúnmente afectan al perro: L. Canícola y L. hicterohemorrágiae. La distribución de estos agentes es mundial, los animales susceptibles a ellos son la mayoría de los mamíferos domésticos y salvajes, el hombre y los animales de sangre fría. La principal vía de contagio está dada por el agua contaminada con orina de animales enfermos. El microorganismo penetra a su nuevo huésped a través de la mucosa nasal, bucal, conjuntival o de la piel herida. La mayor prevalencia de esta enfermedad se da en meses de alta temperatura y hay mayor frecuencia de casos en los machos debido posiblemente a sus hábitos de olfateo y lamido de orina. PATOGENIA Entrada del agente al organismo animal distribución en el torrente sanguíneo respuesta inmune del paciente muerte del agente con liberación de toxinas (fase tóxica). Los microorganismos que evaden dicha respuesta inmune se depositan principalmente en riñones e hígado produciendo ruptura de glóbulos rojos ocasionando la característica ictericia (coloración amarillenta de las mucosas). SINTOMATOLOGIA Se pueden observar un curso agudo y uno crónico de la enfermedad, pero la mayoría de las veces la enfermedad es subclínica (sin signos clínicos visibles). En el curso agudo, al comienzo hay una fuerte hipertermia, apatía, anorexia, vómitos y diarrea con sangre en ocasiones. La orina suele ser oscura. Puede haber dolor renal a la palpación del perro acompañado de la posición característica de encorvamiento del lomo hacia arriba (xifosis) debido al dolor. Luego pueden sumarse los signos de desorden renal con ulceraciones en mucosa bucal y aliento urinoso. Este curso agudo no se extiende, por lo general, más de diez días y la mortalidad es del 70 al 90 %. La leptospirosis crónica presenta signos inespecíficos con deterioro general del paciente. Suele durar unas 3 a 4 semanas y culmina con la muerte del perro. DIAGNOSTICO Clínicamente se evalúan los síntomas antes descriptos y ante la sospecha de esta enfermedad debe realizarse una evaluación de la orina, donde seguramente se encontrará elevación de proteínas y hemoglobina. Para confirmar el diagnóstico deben realizarse ensayos serológicos para determinar mediante el suero del paciente la presencia de anticuerpos a estos agentes. También puede observarse al microorganismo a través del microscopio en muestras de orina del paciente. En la mayoría de los casos arribar al diagnóstico certero puede ser un gran desafío, debido a la diversidad de síntomas que presenta la enfermedad que son compartidas por otras patologías. PRONOSTICO Es reservado, debido al daño renal y hepático. Como en cualquier enfermedad cuanto más rápido se comience con el tratamiento mayor será la probabilidad de supervivencia. TRATAMIENTO Consiste en combinación de antibióticos (penicilinaestreptomicina). Conjuntamente al tratamiento antibiótico debe realizarse un tratamiento de reversión de síntomas, sumado a una dieta baja en proteínas y alta en nivel calórico. PREVENCION - PROFILAXIS Primeramente deben desinfectarse los sitios que fueron contaminados con orina del perro enfermo y deben eliminarse roedores que puedan acceder al agua de bebida. Las vacunas contra esta enfermedad consisten en bacterinas de L. Canicola e Icterohemorragie. Su empleo es ampliamente discutido, debido a su limitación de serotipos del agente (no puede cubrir todos los tipos de agentes causales). Además la formación de anticuerpos que estas producen influirían en los resultados serológicos antes mencionados (Anticuerpos por enfermedad o por vacunación ??) Si se decide realizar la vacunación, ésta debe reforzarse cada 6 meses y no anualmente como se realiza en muchísimos casos. Med. Vet. Dr. Christian L. Sapia