Entre la inflación y el estancamiento

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OPINIÓN economía
Entre la inflación
y el estancamiento
L
a desaceleración de la actividad global actualmente en
curso hace temer que todo
culmine en una segunda recesión global. El sobreendeudamiento
de los consumidores estadounidenses,
sumado a las consecuentes contracciones del crédito bancario, privaron
a la economía global del que había
sido por años su principal motor de
crecimiento: el consumo de Estados
Unidos. El resultado fue la recesión
mundial de 2009.
Dos años después, el sobreendeudamiento afecta ahora a los deudores
soberanos de la periferia europea,
pero también al gobierno de la mayor economía mundial. Se trata del
sobreendeudamiento de “soberanos”
que está denominado en sus propias
monedas y que, en ese sentido, tienen
una solución a la mano: diluirlo por
medio de la inflación.
Esto es claro en el caso de la deuda
estadounidense, denominada en dólares
que ofrece la Reserva Federal. Pero es
menos claro en el caso de la deuda de
la periferia europea, denominada en
euros, ofrecidos por el banco central
europeo, el que parece más renuente
a la salida inflacionaria.
Para superar la desaceleración global
se requiere un más rápido crecimiento
de las economías emergentes (China,
India y Rusia) y de las economías
avanzadas superavitarias (Alemania,
Japón y los países nórdicos), pero no
bajo el impulso de sus exportaciones,
sino que el empuje de su propio consumo e inversión.
Bajo esas condiciones, habría demanda para los bienes de las economías
deficitarias, ayudando a la recuperación
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de sus niveles de actividad.
Pero ¿van estos países a aumentar
sus demandas internas y dejar que
se deterioren sus propias cuentas
externas? Para esto requieren aceptar
la apreciación real de sus monedas,
trasladando recursos a la producción
de bienes no transables y modificando
su actual estrategia de crecimiento
exportador.
Si no lo hacen, veremos que la
desaceleración global se prolonga,
con el riesgo de que ésta derive en
un estancamiento, o bien, que se profundice y se transforme en una nueva
recesión global. Por el contrario, si lo
Guillermo Le Fort V.
Socio de LE&F
ate hasta ser nociva para la recuperación de la actividad e incluso para el
financiamiento del déficit público, lo
que podría suceder si la tasa de inflación en dólares supera el 10%. Cifras
de aumento en los precios mayores
a ese techo son altamente volátiles y
podrían forzar un ajuste recesivo como
el registrado en los años 80.
Pero el escenario más preocupante
hoy día no es el de la inflación, sino el
del estancamiento y la represión financiera. En éste, no hay reactivación de la
demanda en las economías emergentes,
de manera que los capitales en Estados
Unidos y en el resto del mundo son
El sobreendeudamiento de los consumidores privó a la economía global de su
principal motor: el consumo de Estados
Unidos.
hacen, la economía global tendrá un
mejor desempeño, pero las presiones
inflacionarias que estuvieron presentes
hasta hace sólo unas semanas en los
precios de los commodities volverán
con fuerza y probablemente se sumarán a ellas alzas en los precios de las
manufacturas.
Así, la economía global se debate
entre el estancamiento y la inflación.
El escenario de inflación en dólares
es relativamente benigno, ya que es
compatible con el crecimiento de la
economía mundial y con la superación
gradual de los desequilibrios fiscales.
Esta alternativa tiene sus riesgos. El
más severo es que la inflación se des-
forzados a seguir financiando la creciente deuda pública estadounidense,
prolongando la desaceleración y el
estancamiento.
¿Cómo se solucionan en este escenario las presiones políticas de los grupos
de clase media que buscan el progreso
en las economías emergentes?
Sólo bajo un estado de estupor de
las autoridades económicas y políticas
esto es posible. Una implosión destructiva en toda la economía global
originada en el sobreendeudamiento
europeo y de Estados Unidos. Como
escenario de mediano plazo parece
terrible. Por lo mismo, espero que sea
poco probable. n
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