Identificación de las Necesidades Alimentarias y No Alimentarias de los Desplazados Internos Una Encuesta Conjunta de las Poblaciones Desplazadas Internamente en Colombia Marzo de 2005 Identificación de las Necesidades Alimentarias y No Alimentarias de los Desplazados Internos Una Encuesta Conjunta de las Poblaciones Desplazadas Internamente en Colombia Marzo de 2005 2 Agradecimientos E ste informe presenta el resultado de un proceso de cooperación entre el Comité Internacional de la Cruz (CICR) y el Programa Mundial de Alimentos (PMA) que comenzó hace más de seis meses en Bogotá, Colombia. También representa una de las primeras oportunidades en que las dos organizaciones, aunque persiguen objetivos diferentes (el PMA, como Agencia de las Naciones Unidas para ayuda alimentaria, y el CICR, en el papel conferido por los Convenios de Ginebra y protocolos adicionales), han trabajado juntos en el área de evaluación de necesidades. Esperamos que no sea la última y que el proceso pueda ampliarse en Colombia y replicarse en el mundo. Del respecto mutuo que existe entre el Gobierno de Colombia, el PMA y el CICR de sus propios puntos de vista, el Gobierno presenta sus comentarios a este informe en la página 56 Esta Evaluación Conjunta no hubiera sido posible sin la participación dedicada y la contribución del personal de nuestras respectivas organizaciones y socios. Las siguientes personas merecen especial gratitud y reconocimiento por sus incansables esfuerzos desde que la idea fue concebida hasta la finalización del Informe: CICR-Colombia: Séamus Dunne, Samantha Paiella, Viviana Jiménez, Luis Eduardo Pérez, Liliana Valdés, Sandra Ruiz, Luis Miguel Hernández, Fáber Zapata, Edilma Barrientos, Ana Lucía Gallego, Corina Eggenberger, Yesmi López, Idelma Álvarez, Oscar Silva, Alexandra Manescu, Darío Calderón. PMA-Colombia: Jorge Fanlo, Manuela Ángel, María Claudia Marín, María Cecilia Cuartas, Nicolás Gutiérrez, Luis Fernando Amaya, Oscar Rodríguez, Yolanda Benavides, Liana Martán, María Lucía Osorio, Gloria Miranda, Romys Gutiérrez, Mauricio Moreno, Fredy Duque, Julia Marín, Carmen Saavedra. PMA Oficina Regional en Panamá: Philip Clarke, Omar Bula-Escobar, Deborah Hines, Raoul Balletto, Piero Terranera. CICR-Ginebra: Ana Gerlin Hernández Bonilla, Olivier Couteau, Yves Giovannoni, Christoph Kleber, Antje Van Roeden, Thomas Gurtner. PMA-Roma: Nicole Steyer, Samir Wanmali, David Kaatrud, Els Kocken, Sheila Grudem, Nicholas Crawford, Jelena Milosevic, Annalisa Conte, Wolfgang Herbinger, Carlo Scaramella. Peter Goossens Director de País PMA ColombiaCICR Colombia Jean-Pierre Schaerer Jefe de Delegación 3 Tabla de Contenido Introducción 5 Situación de la población desplazada en Colombia: una revisión de la literatura El juego de números Dinámica del desplazamiento Estructuras gubernamentales de apoyo: las políticas y su ejecución Situación socio-económica de las familias desplazadas 7 7 8 10 12 Fundamento y alcance de la Evaluación Conjunta de Necesidades PMA-CICR 14 Metodología de la Evaluación Conjunta de Necesidades Cubrimiento geográfico y tamaño de la muestra Recolección de datos y encuestas de hogar Digitación y análisis de datos 15 15 16 17 PMA-CICR ANTIOQUIA 18 CAQUETÁ 23 CHOCÓ 27 CUNDINAMARCA 30 CESAR/LA GUAJIRA 34 NORTE DE SANTANDER 37 Exposición al riesgo y respuesta de las familias 40 Tipologías de consumo de las familias: clasificación por familias vulnerables Nivel más bajo de consumo Bajo nivel de consumo Nivel normal de consumo Buen nivel de consumo Interpretación de los resultados 42 42 43 43 44 44 Resultados 1. 2. 3. 4. 5. 48 48 49 50 51 52 generales y conclusiones Los patrones demográficos revelan una población joven La seguridad alimentaria y la económica se entrelazan Los patrones de gasto se orientan prioritariamente hacia los alimentos Patrones actuales de consumo de alimentos Redes sociales y asistencia externa Recomendaciones Recomendaciones de políticas Recomendaciones operacionales 53 53 55 Comentarios de la Red de Solidaridad Social 57 Anexo I: Términos de referencia 64 4 Introducción Cuarenta años de conflicto en Colombia y las crecientes desigualdades económicas han llevado a un deterioro severo de las condiciones básicas de vida de la población en general y de los afectados por el conflicto —poblaciones desplazadas y comunidades receptoras—, en particular. Se estima que desde 1985 han sido desplazadas entre dos a tres millones de personas, lo que constituye la tercera población internamente desplazada más grande del mundo. Los nuevos desplazamientos promedian 300.000 por año desde el 2000, aumentando notoriamente en el 2002 con más de 400.000 desplazados. Las últimas cifras indican que en el 2003 fueron desplazadas entre 207.0001 y 214.000 2 personas. Los patrones de desplazamiento son predominantemente de las áreas rurales a las áreas urbanas. Las áreas de desplazamiento forzado por los actores armados —autodefensas, Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y, ocasionalmente, la Fuerza Pública— han aumentado sustancialmente, afectando ahora a la mayoría del país. Esto parece indicar que los grupos armados utilizan cada vez más el desplazamiento como una estrategia militar. Antes del desplazamiento, los campesinos afrontan amenazas, asesinatos, desaparición forzada, ataques directos o confrontaciones armadas. Después del desplazamiento, estos riesgos no desaparecen sino que son menos notorios. La violencia y la intimidación continúan, haciendo que las personas desplazadas sean renuentes a su identificación, es decir, registrar oficialmente su condición de desplazado, debido a las circunstancias que precipitaron su desplazamiento. En su huída de la violencia, los hogares rurales abandonan la tierra: el principal bien que les permite obtener seguridad alimentaria y de sostenimiento. Otros bienes, como animales, herramientas y vivienda, también son abandonados. En esencia, las familias desplazadas llegan a las áreas urbanas y sus alrededores sólo con bienes que pueden negociar fácilmente (dinero, objetos de valor) y su propia mano de obra. En la reubicación, las familias desplazadas están, en efecto, económicamente marginadas, ya que sus habilidades —principalmente agropecuarias— no son fácilmente aplicables a una economía urbana. Dado que gran parte de esta economía utiliza el dinero como base para el intercambio de bienes y servicios, las personas desplazadas están especialmente en riesgo, ya que no siempre tienen ingreso disponible. Esto limita la capacidad de los desplazados para cubrir sus necesidades básicas, como alimentación, vivienda, educación y salud. Otros factores económicos agravan el problema. De acuerdo con un informe del Banco Mundial del 2002, alrededor de 64% de la población es pobre y 23% vive en extrema pobreza 3. Cuando se compara la incidencia de la pobreza en las áreas rurales y urbanas, las estadísticas indican que la población rural está en peores condiciones. Se considera que un 80% de la población rural y un 55% de la población urbana es pobre.4 1 CODHES RSS Banco Mundial, 2002. Informe sobre la Pobreza en Colombia. Washington D.C.: Publicaciones del Banco Mundial. Las Cifras se refieren a 1999. 4 Ibid. 2 3 5 Sin embargo, dado el volumen del desplazamiento desde 1999, los procesos de empobrecimiento en las áreas urbanas se acentuarán probablemente. El aumento significativo de la población urbana limita la disponibilidad, accesibilidad y cubrimiento de los servicios sociales, servicios públicos (agua potable, saneamiento básico) y vivienda para los residentes. Sumado a las escasas oportunidades de empleo, la situación de los hogares desplazados es precaria y tiene implicaciones tanto en la dimensión monetaria como no monetaria de la pobreza. El Informe sobre la Pobreza en Colombia preparado por el Banco Mundial recoge las dimensiones monetarias de la pobreza y el aumento de la población desplazada. Aunque los datos no permiten establecer la causa de la “migración”, existe una correlación entre el aumento de los índices de pobreza de los migrantes recientes entre 1995 y 1999 y el crecimiento del desplazamiento interno. La Tabla 1 compara los índices de pobreza de diferentes subgrupos de la población en las áreas urbanas durante estos años. Independientemente de la razón, el estudio establece claramente que los “migrantes recientes” se han vuelto particularmente vulnerables a la pobreza, uniéndose a otros grupos de población tradicionalmente considerados vulnerables.5 Tabla 1. Índices de Pobreza Urbana de Diferentes Subgrupos de Población: 1995-1999 1995 1999 Colombia Urbana 48% 55% Niños menores de 2 años 63% 72% De 2 a 6 años 63% 69% 62% 69% De 7 a 13 años De 14 a 17 años 55% 64% Más de 65 años de edad 35% 37% 64% 50% Migrantes recientes (1) 60% 46% Migrantes <5% (2) 54% 43% Migrantes <10% (3) 44% 42% Migrantes <25% (4) 55% 48% Mujeres 63% 57% No propietarios de vivienda 60% 60% Incapacitados 24% 20% Pensionados Adaptado del Informe sobre Pobreza en Colombia (2002) (1) Se refiere a las personas que vivieron menos de 1% de su vida en la ciudad actual (2) Se refiere a las personas que vivieron menos de 5% de su vida en la ciudad actual (3) Se refiere a las personas que vivieron menos de 10% de su vida en la ciudad actual (4) Se refiere a las personas que vivieron menos de 25% de su vida en la ciudad actual En la mayoría de los casos, las redes de seguridad socio-económica en las áreas urbanas, aunque más variadas que en el campo, son de difícil acceso, inadecuadas, no confiables y no sostenibles. En este contexto, los hogares desplazados que no tienen acceso a una fuente estable de ingreso, para los cuales el acceso a los servicios sociales es difícil, afrontan desafíos considerables para satisfacer sus necesidades básicas. 5 Ibid. 6 Situación de la población desplazada en Colombia: una revisión de la literatura El juego de números Se estima que desde 1985 se han desplazado entre dos y tres millones de colombianos. El número exacto es un tema de debate entre el Estado y la sociedad civil en Colombia. La falta de una metodología estándar para hacer un seguimiento de las poblaciones desplazadas a través del tiempo, dificulta determinar los que han regresado a su lugar de origen, los que se han reubicado y los que continúan siendo desplazados internos. A pesar de estos problemas, tanto el Gobierno como la sociedad civil están de acuerdo en dos amplias tipologías de desplazamiento: masiva e individual. La primera, como su nombre lo indica, implica un gran número de personas desplazadas como resultado de la violencia. El desplazamiento individual implica el movimiento en una forma más puntual, pero también como resultado del conflicto armado. Estas dos tipologías constituyen la base de los sistemas utilizados por el Gobierno, las organizaciones de la sociedad civil y la comunidad internacional para hacer un seguimiento de los movimientos de la población desplazada. Dado su volumen, la estimación del número de desplazados masivamente es más fácil. El desplazamiento individual (una familia a la vez) es más difícil de rastrear, ya que las personas no se registran oficialmente por miedo a ser víctimas de nuevos actos de violencia o transformarse en objetivo de grupos armados. La agencia gubernamental responsable de coordinar las acciones en favor de la población desplazada, la Red de Solidaridad Social (RSS), suministra datos oficiales sobre el número de desplazados, lugar de origen, sitio de asentamiento y razones del desplazamiento. Hasta ahora, se han registrado oficialmente 1.512.194 desplazados en el Sistema Único de Registro (SUR) de la RSS. De este número, 1.266.229 personas, 84% de toda la población desplazada registrada, fueron desplazadas durante el periodo 2000-2003.6 Sin embargo, organizaciones de la sociedad civil como la Consultoría para los Derechos Humanos y el Desplazamiento Forzado (CODHES) afirman que las cifras oficiales subestiman drásticamente el número de desplazados. Utilizando su Sistema de Información de Desplazados (SISDES), CODHES estima que, desde 1985, han sido desplazadas 3.2 millones de personas. Durante el período 1995-2004, las cifras del SISDES indican que fueron desplazadas 2.4 millones como resultado de la violencia. Si se comparan con los datos de RSS, aproximadamente 1.7 millones de personas no habrían sido contabilizadas en el sistema de registro oficial.7 Existen discrepancias similares en las estimaciones para el 2004. Durante la primera mitad del 2004, RSS/SUR registraron 73.681 nuevos desplazados. CODHES estima que, entre enero y junio de 2004, han sido desplazadas 130.000 personas como resultado de la violencia, más de 55.000 casos adicionales. El CICR, con base en la información compilada por sus oficinas de campo, proyecta que, hacia finales del 2004, habrá asistido unos 70.000 nuevos desplazados en las 16 ciudades donde está presente. 6 RSS/SUR. 2004. www.red.gov.co CODHES. 2004. Personas desplazadas Recepción por departamento por trimestre 1999 a 2004 (Septiembre 2004). 7 7 Otra tendencia importante, durante el 2003-2004, es una disminución relativa del desplazamiento masivo y un aumento del desplazamiento individual. Ello ha quizás contribuido a la discusión sobre el número de desplazados. En el caso de los desplazados individuales, la incapacidad de determinar exactamente su número parece confirmar que las preocupaciones relacionadas con la seguridad y la protección priman sobre los beneficios resultantes del registro en el SUR. Las diferencias en los registros del CICR y la RSS parecen apoyar esta observación. En resumen, aunque hay diferencias significativas en la estimación del número de desplazados, tanto acumulados en el tiempo como en los nuevos casos, la magnitud del problema merece atención. Se están realizando esfuerzos entre el Gobierno, la sociedad civil y las agencias internacionales para armonizar y mejorar la calidad de los sistemas de registro. Mientras tanto, para fines de planeación, pueden utilizarse las cifras de los últimos cinco años, que —independientemente de su fuente— indican que cada año se han desplazado entre 150.000 y 180.000 personas. Dinámica del desplazamiento El desplazamiento por la violencia es el resultado de acciones de la guerrilla y de las autodefensas ("tomas" de municipios, bombardeos, amenazas, asesinatos selectivos, secuestros, asesinatos de líderes y masacres). Ocasionalmente el desplazamiento es también el resultado de acciones de la fuerza pública. A menudo, el principio de distinción entre quienes participan y quienes no participan en las hostilidades no es respetado, involucrando a la población civil en el conflicto. El objetivo de las acciones armadas es principalmente el control sobre los recursos naturales (expansión territorial). A ello se suma como fuente de ingresos el tráfico de drogas y la extorsión. Aunque el Gobierno de Colombia ha retomado el control de algunas áreas del país, aun debe establecer la autoridad civil en las regiones bajo el control de grupos armados. En años recientes, se han introducido una nueva modalidad para el control de los movimientos de la población: las restricciones. Éstas pueden implicar desde un control de la libre circulación hasta el aislamiento de comunidades enteras. Las restricciones conllevan un ingreso selectivo de bienes y limitaciones en el acceso a los servicios de salud y a la ayuda humanitaria. Ello crea la impresión —desde un punto de vista externo— que las comunidades aisladas son parte de las acciones y objetivos de los actores armados. Así, los civiles son vistos cada vez más como objetivos militares, precipitando mayor inseguridad e inestabilidad. En ciertos casos, a la población se le permite llevar alimentos y otros productos básicos sólo en cantidades limitadas. Los grupos armados tienen puntos de verificación para controlar el movimiento de personas y bienes (por ejemplo, combustibles, alimentos, enlatados y medicinas). En estas mismas áreas, la Fuerza Pública acude a similares estrategias, aumentando así esta situación de restricción.8 Según CODHES, 195.000 personas en 20 municipios están afectadas por las restricciones., Los actores armados buscan refugio en tierras y territorios ancestrales, utilizando a sus habitantes como escudos humanos para evitar acciones punitivas de otros actores 8 Luis Eduardo Pérez Murcia. 2004. Evaluación conjunta rápida de las necesidades en Colombia. Bogotá. CICR/PMA 8 armados.9 Las mujeres están particularmente en riesgo en estas zonas, ya que son comunes la violencia sexual y otras formas de violencia doméstica. Las restricciones afectan especialmente a las poblaciones indígenas o afro-colombianas, envueltas en el conflicto debido a que están ubicadas en áreas aisladas en las cuales están presentes los actores armados. Se estima que el 6% de la población desplazada es indígena y el 18%, afro-colombiana, aunque conjuntamente indígenas y afro-colombianos representan sólo el 11% de la población total.10 Estas comunidades están fuera del alcance de la asistencia humanitaria, ya que residen en áreas donde históricamente la presencia del Estado ha sido precaria y los servicios sociales, limitados. Esto ha provocado un profundo estado de exclusión económico, político y social. Las cifras oficiales de la RSS muestran que 13 de los 32 departamentos de Colombia han recibido el 75% de los desplazados, es decir, más de un millón de personas. Estos departamentos son: Antioquia, Bolívar, Sucre, Magdalena, Valle, Bogotá, Cesar, Córdoba, Santander, Atlántico, Chocó, Norte de Santander y Nariño. Los primeros seis, han recibido más del 48% del total de desplazados. En el 2004, 904 de los 1.119 municipios, o sea, el 80%, han sido afectados por el desplazamiento. En comparación, sólo 420 municipios fueron afectados en el 2000. Los colombianos que se ven obligados a huir del conflicto en las áreas rurales tratan de integrarse en las áreas marginales de las ciudades, aumentando la urbanización acelerada. En las ciudades, en lugar de encontrar seguridad, los desplazados se exponen a la criminalidad y la violencia, en ocasiones perpetrada por los mismos grupos que operan en áreas rurales, lo que los obliga a huir de nuevo. Rara vez, las autoridades reconocen el desplazamiento intra-urbano e inter-municipal, porque estas personas no han huido más allá de su sitio habitual de residencia. Esto limita su acceso a la asistencia humanitaria y a sus derechos en términos de protección y servicios. Suelen existir tensiones entre los desplazados y las comunidades donde se establecen, ya que la afluencia de desplazados aumenta la presión sobre los recursos ya escasos. Los desplazados compiten por puestos de trabajo no calificado, principalmente en el sector informal, con la población no desplazada. Esta competencia reduce aún más los ya bajos salarios y se presta para una explotación de la mano de obra informal. Los servicios de salud y de saneamiento existentes en los centros urbanos, que no funcionan muy bien, se recargan debido al aumento del número de personas que requieren estos servicios. Finalmente, el desplazamiento no es sólo el resultado de la violencia, sino también consecuencia de la fumigación de cultivos de coca de familias campesinas. Éstas son consideradas “económicamente” desplazadas más que desplazadas por la violencia. Como tales, tienen derecho a una limitada asistencia oficial a través del “Plan Colombia”, pero no se incluyen en las cifras totales del desplazamiento interno. 9 David, Shelton et al. 2002. “Poblaciones Indígenas y Poblaciones Afrocolombianas” en Marcelo Giugale, Oliver Lafourcade y Connie Luff (eds.), 2002. Colombia: Fundamento Económico de la Paz. Washington D.C.: Publicaciones del Banco Mundial. 10 RSS/SUR. 2004. www.red.gov.co 9 Estructuras gubernamentales de apoyo: las políticas y su ejecución En 1997, el Gobierno de Colombia promulgó la Ley 387 (en adelante, Ley 387/97) y creó el Sistema Nacional de Atención Integral a la Población Desplazada por la Violencia (SNAIPD). Este sistema incluye ministerios y agencias estatales que abarcan varias áreas, como agricultura, seguridad social, salud y educación. El SNAIPD es responsable de dar una respuesta integral a las necesidades de las personas desplazadas. En 1999, después de una evaluación del progreso hecho, el Gobierno designó a la RSS como la agencia responsable de la planeación, coordinación y prestación de servicios a las poblaciones desplazadas. La RSS, en esencia, se encargaría de asegurar que el SNAIPD cumpliera su objetivo y su mandato inicial. La autoridad dada a la RSS se consolidó mediante la Ley 487, promulgada en 1999. En ese mismo año, se preparó un Plan de Acción (Documento CONPES 3057) para poner en marcha la política del Gobierno hacia la población desplazada. En síntesis, la política y el plan de acción comprenden cuatro elementos: (a) medidas de prevención; (b) asistencia humanitaria; (c) retorno, reubicación y estabilización económica; (d) protección. Sobre estos cuatro pilares, el Gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional basan sus esfuerzos. En teoría, el reconocimiento del Gobierno del problema de los desplazados y la respuesta propuesta, son un paso en la dirección correcta. Sin embargo, existe un gran vacío entre las prioridades de la política y la práctica operacional. De acuerdo con los datos del SNAIPD, que comprenden el período 1999-2002, del total del presupuesto asignado para los desplazados, el 37% fue destinado a asistencia humanitaria y el 52% a reubicación, lo que representa, respectivamente, 43% y 19% de las necesidades identificadas.11 Aunque las agencias nacionales e internacionales complementan los recursos del Gobierno, la asistencia oficial se dirige sólo hacia la población registrada. Por tanto, se estima que la ayuda oficial alcanza sólo a 17% de los desplazados.12 Más allá de los aspectos relacionados con el registro, otra de las razones que explica los bajos niveles de asistencia es que los desplazados no siempre son conscientes de sus derechos, deberes y obligaciones. Las Unidades de Atención y Orientación (UAO), organismos que tienden un puente entre los desplazados y las instituciones de ayuda humanitaria, apoyan a los desplazados a encontrar ayuda estatal. No obstante, su efectividad se ve afectada por una carencia general de apoyo efectivo de las autoridades municipales y departamentales. También existe preocupación entre los principales 'stakeholders' sobre la utilidad y pertinencia de la asistencia humanitaria entregada por el Gobierno, actualmente limitada, por ley, de tres a seis meses. La falta de atención (cubrimiento y alcance) prestada a las medidas de estabilización económica, significa que, después de tres o, en el mejor de los casos, seis meses de asistencia inicial, la población desplazada no tiene ninguna opción real, ya que no posee recursos para retornar a su lugar de origen o para reubicarse.13 Aún cuando el objetivo del Gobierno es facilitar el retorno de 30.000 familias desplazadas (aproximadamente 150.000 personas) hacia el 2006, no está siempre en capacidad de garantizar seguridad y asistencia, particularmente en aquellas áreas donde las condiciones de seguridad pueden cambiar de un momento a otro. 11 RSS. 2004. www.red.gov.co Ibid. 13 Arboleda, Jairo y Elena Correa. 2002. “Desplazamiento Interno Forzado” en Giugale et al., (eds.) 2002. Colombia: Fundamento Económico de la Paz. Washington D.C.: Publicaciones del Banco Mundial. 12 10 Hasta la fecha, sólo 12.000 familias desplazadas (alrededor de 58.000 personas) han sido asistidas por la RSS al retornar a su lugar de origen. En muchos casos, las condiciones no son favorables para una reintegración sostenible. Aunque la política del Gobierno considera la entrega de subsidios de vivienda, actividades de generación de ingresos, capacitación vocacional y títulos de propiedad, los que retornan rara vez obtienen estos beneficios. De acuerdo con el CICR, sólo 11% de los desplazados individualmente desean regresar, mientras que más del 46% quieren permanecer donde se han ubicado y casi 19% quisieran ser reubicados en otras áreas. Otro vacío entre la política y la práctica es la cantidad de recursos humanos, técnicos y financieros dedicados al SNAIPD y a la RSS. En el caso de los ministerios sectoriales que forman parte del SNAIPD, las obligaciones con los desplazados se suman a responsabilidades ya existentes, especialmente en términos de recursos financieros. La coordinación, a lo largo de las líneas sectoriales, sigue constituyendo un desafío, ya que las prioridades de la política común no se traducen en una implementación de políticas complementarias. Los recursos financieros y la capacidad técnica limitados tienen como consecuencia que los servicios prestados sean deficientes en recursos, diseño e implementación. Esto se manifiesta particularmente a nivel municipal, ya que los gobiernos locales no tienen la capacidad de manejar la gran afluencia de desplazados ni prestarles los servicios sociales y económicos necesarios. La disyuntiva de tener que satisfacer las necesidades de los desplazados o aquéllas de la población no desplazada, es especialmente difícil a nivel municipal, dado que los presupuestos no pueden cubrir el aumento de la demanda general. Una decisión reciente de la Corte Constitucional (T-025) señala que el Gobierno no ha cumplido sus responsabilidades y obligaciones legales frente a la población desplazada. Declara que el estado de desplazamiento forzado y la falta de protección son inconstitucionales. La decisión de la Corte reorienta la política del Gobierno de un enfoque centrando en la asistencia a un enfoque global y constitucional con base en los derechos ciudadanos. Hacia comienzos del 2005, todas las instituciones que conforman el SNAIPD deben presentar políticas realistas con base en necesidades claramente identificadas, financiamiento y compromisos. Sin embargo, dada la experiencia anterior, es razonable suponer que el SNAIPD tardará en su tarea de reorientación burocrática y operacional. En este contexto, los mecanismos existentes para apoyar a los desplazados, principalmente la asistencia humanitaria, pueden ser potencialmente mucho más que aportes de recursos a corto plazo y representan una red importante para la población desplazada. Sin embargo, estos mecanismos sólo pueden conducir a soluciones sostenibles siempre y cuando el Gobierno asuma su responsabilidad y se establezcan e implementen políticas claras y adaptadas. Estos mecanismos todavía requieren un perfeccionamiento, de modo que puedan preparar el terreno para un mejoramiento estructural con el tiempo. 11 Situación socio-económica de las familias desplazadas De acuerdo con un estudio realizado por el PMA en el 2003, el tamaño promedio de una familia desplazada es de 6 personas, con una tasa de dependencia de casi 31%.14 50% de la población desplazada es menor de 15 años de edad.15 De los y niñas que asistieron una vez a la escuela, 60% desertaron entre los 6 y 7 años de edad. Dentro de las cohortes de 10-14 años, 79% de los y niñas están asistiendo a la escuela, con la tasa de deserción más alta entre 12-15 años, que alcanza a 14%.16 La principal razón dada para no acudir a la escuela, según se deduce del estudio mencionado, fue por razones económicas, seguido por la importancia de trabajar y ayudar a los miembros de la familia. Cuando se comparan las condiciones socio-económicas de los hogares desplazados con las del quintil de ingreso más bajo de las áreas urbanas —especialmente en el área de las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI)— el cuadro es desolador. Las Necesidades Básicas No Satisfechas se refieren a un índice compuesto de cinco indicadores: (a) vivienda; (b) acceso a los servicios; (c) condiciones de vida (más de tres personas duermen en un mismo cuarto); (d) matrícula escolar; (e) dependencia económica. Comparando las Necesidades Básicas Insatisfechas de la población desplazada con las de la población no desplazada, 70% de los hogares desplazados son deficientes en dos o más indicadores, principalmente en el área de vivienda y condiciones de vida. Por otra parte, sólo 10% del quintil de ingreso más bajo de la población no desplazada en las áreas urbanas, tiene deficiencias en dos o más indicadores.17 Con respecto a la seguridad alimentaria, una encuesta realizada en el 2003, con una muestra de 1.503 familias desplazadas, indica que, en promedio, los hogares compran el 80% de su alimento.18 Esto último implica que el acceso a fuentes de ingreso, estables y suficientes, es crítico. Las familias desplazadas ganan en promedio sólo 68% del salario mínimo en Colombia (332.000 pesos por mes), del cual 79% proviene de ingresos de mano de obra. En términos de salud y nutrición, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) realizó una encuesta de salud y nutrición de las familias desplazadas y no desplazadas en seis áreas urbanas en Colombia. 19 El estudio encontró tasas de desnutrición crónica (16%) y de desnutrición aguda (4%) en los niños y niñas menores de 5 años. La prevalencia de la desnutrición aguda en la población desplazada fue 1.5% más que en la población no desplazada, pero no se diferenció dramáticamente de los hogares más pobres no desplazados. Algunos indicadores de salud entre los niños y niñas de familias desplazadas merecen especial atención. Entre los menores de 5 años, el estudio de la OPS indica que los niños y niñas de los hogares desplazados tienden a sufrir más de diarrea, infecciones respiratorias agudas e infecciones cutáneas. Para el 33% y 77%, respectivamente, se reportó que 14 Econometria. 2003. Vulnerabilidad a la inseguridad alimentaría de la población desplazada por la violencia en Colombia. 15 Ibid 16 Ibid. 17 DANE. 1997. Encuesta de Vida. 18 Econometría, 2003 19 PAHO/WHO. 2002. Estado de perfil epidemiológico de la población desplazada y la población vulnerable en Cali, Cartagena, Montería, y Soacha. http://www.disasternfo.net/desplazados/informes/ops/epepv2002/index_toc.htm 12 sufría de diarrea y de infecciones respiratorias agudas. La alta prevalencia de anemia, de más de 50%, puede considerase severa y tiene implicaciones directas sobre el crecimiento y desarrollo de los niños y niñas, incluyendo su capacidad de aprendizaje. Los párrafos anteriores ofrecen una visión general de los principales factores que contribuyen a la crisis del desplazamiento en Colombia. Existe una revisión más completa de la literatura (Pérez, 2004), cuya lectura se recomienda como una fuente complementaria de información que debería leerse junto con los resultados de esta Evaluación Conjunta. 13 Fundamento y alcance de la Evaluación Conjunta de Necesidades PMA-CICR Un mejor entendimiento e identificación de las necesidades de las familias desplazadas es fundamental para asegurar una respuesta efectiva. La problemática de los desplazados en Colombia tiene múltiples facetas y requiere la acción concertada por parte del Gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional. Aunque con diferentes mandatos y procedimientos operacionales, las actividades del PMA y del CICR en Colombia contribuyen directamente a mejorar la vida y el sustento de los desplazados. Ambas organizaciones tienen amplia experiencia en satisfacer las necesidades de las poblaciones afectadas por las emergencias naturales y aquéllas producidas por el hombre. Sin embargo, un área de común interés para ambas organizaciones es apoyar mejor al Gobierno para implementar soluciones sostenibles mediante políticas y programas claros y adaptados. A su vez, la identificación de las necesidades se basa en una evaluación de las características socio-económicas actuales de los hogares desplazados y un análisis sobre cómo estas características contribuyen a la vulnerabilidad actual y futura de las mismas. Al mismo tiempo, el CICR y el PMA reconocen la necesidad de comprometerse más activamente con el Gobierno. La evolución del conflicto en Colombia y sus efectos, requieren asistencia humanitaria a corto plazo, junto con el desarrollo de políticas a mediano y largo plazo. El Gobierno es responsable de la formulación e implementación de políticas frente a la población desplazada. El PMA y el CICR tienen la posibilidad de prestar su apoyo operacional y asesoría dentro de este proceso. Las áreas comunes de interés entre el PMA y el CICR fueron la base de discusiones sobre una Evaluación Conjunta en Colombia. El proceso se inició a comienzos del 2004 y, en julio del mismo año, se definieron modalidades específicas. Se prevé que el trabajo conjunto PMA-CICR tenga dos fases. La fase inicial, preparatoria, tuvo lugar entre julio y agosto de 2004. El principal objetivo de esta fase fue una revisión de las fuentes secundarias y de la literatura relacionada con la evolución del desplazamiento —y sus efectos— en Colombia. El resultado de la fase inicial fue una revisión completa de la literatura.20 La segunda fase, desarrollada entre agosto y septiembre de 2004, consistió en la recolección de datos mediante encuestas en hogares y discusiones con grupos focales en seis departamentos de Colombia. Este informe constituye el principal producto de esta segunda fase. Entrega una imagen de la condición socio-económica de los hogares desplazados y provee criterios a tener en cuenta para asistirlos. Además, el documento ofrece algunas recomendaciones iniciales sobre opciones de políticas y programas. 20 Luis Eduardo Pérez Murcia. 2004. Misión “Evaluación Conjunta Rápida de las Necesidades en Colombia (CJRNA)” CICR y PMA: Investigación de la Fase Preparatoria. Bogotá: CICR/PMA. 14 Metodología de la Evaluación Conjunta de Necesidades PMA-CICR Cubrimiento geográfico y tamaño de la muestra Dado el nivel de complejidad para determinar el número exacto de desplazados internos, descrito en la sección anterior, y el cronograma definido para las actividades de recolección, digitación y análisis de datos, los resultados de la presente evaluación de necesidades no pretenden ser estadísticamente representativos de la población total de desplazados en Colombia. Al seleccionar las áreas geográficas (departamentos y municipios) donde se implementaría la evaluación, se diseñó un esquema de muestreo mediante el análisis y revisión de fuentes secundarias y documentación. Las fuentes secundarias/reportes y estadísticas consultadas fueron: • • • • • • Econometría. 2003. Vulnerabilidad a la inseguridad alimentaria de la población desplazada por la violencia en Colombia (1.503 hogares en 41 municipios distribuidos en 20 departamentos); CODHES/RUT/RSS. 2004. Encuesta Nacional de caracterización de la población desplazada 2002-2003 (1.933 hogares en 112 municipios distribuidos en 29 departamentos); CICR. 2004. Estadísticas: Asistencia humanitaria de emergencia; Organización Internacional para la Migración. 2001. Diagnóstico sobre la población desplazada en seis departamentos de Colombia (2.534 familias desplazadas y no desplazadas); Mónica Trujillo. 2001. Estudio de caso de las necesidades alimentarias de la población desplazada de Colombia; y PMA. Informes de Monitoreo. Documentación adicional: • • • UNDP. 2003. Informe Nacional de Desarrollo Humano para Colombia; Banco Mundial. Estudios sobre la Pobreza. 2001/2003; Banco Interamericano de Desarrollo. Colombia: Country Briefs. El proceso de selección de sitios geográficos y el tamaño de la muestra se realizó conjuntamente entre el PMA y el CICR y comprendió las siguientes etapas: 1. Departamentos donde el PMA y el CICR prestan actualmente asistencia humanitaria. Esto dio como resultado 29 de los 32 departamentos. 2. De esta lista inicial, se redujo la muestra a 17 departamentos, utilizando un criterio basado en los datos suministrados por la RSS: zonas tradicionales de recepción (departamentos que tienen ciudades grandes y áreas semi-urbanas que han servido históricamente como destino principal de los desplazados). 3. Utilizando los datos de la RSS y CODHES, el número de departamentos se redujo todavía más, introduciendo criterios adicionales como: (a) la presencia de un gran número (> 5.000 personas) de nuevos desplazados durante el 2003-2004; (b) 15 departamentos con zonas “bloqueadas” (áreas donde es limitado el acceso o entrada de la ayuda humanitaria). Esto llevó a que 12 departamentos permanecieran en la muestra. 4. Una depuración adicional de los 12 departamentos se realizó con base en un nuevo análisis de los datos del estudio CODHES 2004 (1.933 familias) y la encuesta de Econometría del 2003. Se examinaron las variables relacionadas con los gastos del hogar (alimentos y no alimentos), la incidencia de la pobreza, las características demográficas y el nivel de acceso a los servicios de salud con el fin de dar un cuadro indicativo del estado socioeconómico de los hogares en relación con la inseguridad alimentaria. 5. Finalmente, las limitaciones logísticas (número de vehículos, personas, condición de las carreteras), consideraciones de seguridad y costos relativos (financieros, tiempo) fueron introducidas en el proceso de selección para reducir la muestra y para verificar potenciales posibilidades y limitaciones en la recolección de los datos. Con base en las etapas 4 y 5, se escogieron seis departamentos21 como muestra para la evaluación de las necesidades. Las limitaciones logísticas y de seguridad fueron los factores determinantes cuando se seleccionaron los sitios finales para el estudio. Dentro de cada departamento, la capital del departamento y los municipios con áreas peri -urbanas fueron seleccionados para la encuesta. Esto se resume en la siguiente tabla: Tabla 2. Sitios del estudio para la Evaluación Conjunta de Necesidades Departamento Ciudad Capital Municipios Semi-urbanos Población PID (Registrada) Antioquia Medellín Sonsón 223,897 Bogotá D.C. Caquetá Cesar/La Guajira Bogotá Florencia Valledupar Soacha 79,043 35,865 99,588 San Juan de Cesar Codazzi Becerril Chocó Quibdó Istmina Norte de Santander Cúcuta Ocaña Fuente: RSS. 2004. PIDs Registrados de 1995-2004 44,635 42,027 Recolección de datos y encuestas de hogar La fase de recolección de datos se realizó en asociación con una firma nacional de consultoría, Econometría. Los cuestionarios fueron elaborados conjuntamente por el PMA y el CICR y se compartieron con Econometría para el diseño en un formato. Los equipos de encuestadores estuvieron conformados por personal del PMA, del CICR y de Econometría. Los equipos de encuestadores participaron en una capacitación de un día que comprendió los objetivos generales de la evaluación y la revisión de un conjunto de cuestionarios cualitativos (grupos focales) y cuantitativos (hogares). Ambos cuestionarios se revisaron incorporando los cambios propuestos por los participantes. 21 Cesar y La Guajira fueron considerados como un solo departamento, ya que en La Guajira se seleccionó únicamente un municipio cercano al Cesar (San Juan del Cesar). 16 Los equipos de encuestadores, conformados por 10 personas, fueron enviados a cada uno de los departamentos por un período de 7 días. Dadas las limitaciones de tiempo y seguridad, cada equipo realizó 80 encuestas de hogares y 3 discusiones de grupo focal por departamento. Esto produjo un total de 480 encuestas de hogares y 18 grupos focales para los seis departamentos. Los hogares se escogieron al azar en cada barrio/área semi-urbana con base en listas de hogares preparados por las subdelegaciones del CICR y las suboficinas del PMA en consulta con las autoridades locales. Los grupos focales, divididos por sexo, se organizaron conjuntamente con las autoridades a nivel municipal. Digitación y análisis de datos La tarea de recolección de datos en la encuesta de hogares se asignó a Econometría, que suministró los datos sin tabular de 480 hogares. El análisis de los datos fue responsabilidad de un equipo conformado por personal del PMA, el CICR y Econometría. Los datos de los hogares se analizaron con el programa estadístico SPSS y produjeron estadísticas descriptivas y frecuencias simples. El análisis de los datos sobre hogares se centró en variables claves como características demográficas, fuentes de ingreso y crédito, patrones de gasto, educación, exposición al riesgo y acceso a asistencia externa. Cada una de estas variables también se cruzó —donde era apropiado— con el tiempo del desplazamiento Finalmente, se analizaron los datos cualitativos de las discusiones con grupos focales, utilizando un esquema analítico de riesgo y de medios de sustento desarrollado por la Unidad de Análisis de Vulnerabilidad y de Mapeo del PMA en Roma. Los grupos aportaron información valiosa sobre riesgos y medios de sustento en cada departamento. 17 ANTIOQUIA Desde 1995, se han registrado más de 233.000 personas internamente desplazadas ante la RSS/SUR en Antioquia. Esto representa, con base en los datos de registro de la RSS, aproximadamente 16% del número total de desplazados a nivel nacional. Medellín y Sonsón fueron escogidos como sitios de estudio, donde se encuestaron ochenta hogares mediante cuestionarios de hogar. Además, se realizaron discusiones de grupo focal en Regalo de Dios (Medellín), Moravia (Medellín) y Sonsón. La siguiente tabla, muestra la distribución de hogares con respecto a su tiempo de desplazamiento. Tabla 3. Duración del Desplazamiento de Hogares seleccionados en Antioquia Tiempo Desplazado Número de Familias Porcentaje (%) No responden 4 5 0-3 Meses 9 11 3-9 Meses 31 39 Más de 9 Meses 36 45 Total 80 100 Los hogares con hombres como jefe de hogar comprenden el 56% de la muestra y el tamaño promedio del hogar es de cuatro personas. El número promedio de años de escolaridad del jefe de hogar es de tres años, pero el 85% de éstos son funcionalmente alfabetos, es decir, pueden leer y escribir un mensaje sencillo. Sin embargo, cuando se desagrega por sexo, sólo el 43% de las mujeres jefes de hogar son funcionalmente alfabetas. Si bien existe la posibilidad que personas internamente desplazadas se beneficien de programas de apoyo especializado, el cubrimiento actual es bajo. En términos de apoyo de agencias externas y considerando el tiempo del desplazamiento, 52% de la muestra indica no recibir asistencia externa. Del porcentaje restante, la mayoría de hogares (21) señala haber recibido asistencia de la Cruz Roja Colombiana. De las 425 personas de la muestra, dos tercios tienen menos de 18 años. El 62% de todos los niños y niñas de 6-14 años asisten a la escuela, y 32 hogares reportan que sus hijos reciben una comida en la escuela. Con respecto al tiempo de desplazamiento y la asistencia escolar, llama la atención que los niños y niñas que pertenecen a los hogares con menos de tres meses de desplazamiento sólo representan 11% de todos los que asisten a la escuela. Las discusiones con grupos focales revelan que no existen escuelas en ciertos barrios. Las mujeres, en particular, están interesadas en la calidad de la educación y señalan que los profesores son, por lo general, voluntarios y que, probablemente, no todos tienen el compromiso necesario con el proceso educativo. Los costos asociados con la escolaridad fueron también mencionados en las discusiones con los grupos focales. Los precios de los uniformes, las matrículas escolares y los materiales de estudio constituyen una carga para los presupuestos familiares. A menudo, los padres deben tomar la dolorosa decisión de retirar sus hijos de la escuela y reasignar los recursos a otras necesidades del hogar. 18 Los hombres amplían la discusión de la educación a los problemas de salud de los niños y niñas. Identifican los sistemas de saneamiento deficientes como causa de las condiciones inadecuadas de salud y consideran que la incapacidad de los hogares para costear la compra de medicamentos es una gran limitación. El sector informal es la principal fuente de medios de subsistencia de los colombianos pobres y los hogares desplazados no son una excepción. A los jefes de hogar se les formularon cuatro preguntas interrelacionadas referentes a la generación de ingreso para la subsistencia: (a) si están trabajando y el número de días trabajados en los últimos 30 días; (b) el tipo de trabajo que realizan y el número de días trabajados; (c) la forma en que fueron remunerados; (d) las fuentes primarias de ingreso del hogar en los últimos 3 meses. El 64% de los hogares de la muestra no está trabajando. Solamente 19, indican haber trabajado en los últimos 30 días, en promedio, 7 días. En todos los casos, la remuneración es en dinero. A su vez, la fuente primaria de ingreso en los últimos tres meses, reportada por el 53% de los hogares, es “mano de obra no calificada”. Tanto las mujeres como los hombres participan en esta actividad de generación de ingresos. Los hombres se dedican principalmente al trabajo manual y la venta de alimentos preparados, mientras que las mujeres trabajan principalmente como empleadas domésticas (lavado y planchado). Las percepciones de los hombres y las mujeres en los grupos focales concuerdan con los resultados de las encuestas de hogares. Un aspecto identificado por ambos es que los salarios para “mano de obra no calificada” son extremadamente bajos; en algunos casos, apenas alcanzan para cubrir los costos del transporte. En promedio, el salario diario es de alrededor de 10.000 pesos. Las mujeres, en particular, señalan que la falta de fuentes confiables de ingreso lleva a estrategias de racionamiento para reducir el consumo de alimentos y los gastos en servicios sociales. Dos tercios de los hogares no tienen acceso al crédito formal ni informal. La falta de un ingreso estable y la incapacidad de tener acceso al crédito merece particular atención, ya que la economía urbana y la sociedad operan principalmente con base en dinero y ciertas necesidades (vivienda, servicios públicos, transporte y alimentos) son de importancia básica. Las preguntas sobre gastos del hogar se basaron en los costos estimados mensuales alimentarios y no alimentarios. Un resultado interesante del análisis de los datos es que el tiempo del desplazamiento no afecta los patrones generales de gasto. El gasto promedio mensual de los hogares encuestados es de 180.000 pesos. De esta suma, el 44% se destina a elementos no alimentarios. Vivienda y servicios públicos (agua, electricidad, combustible) representan 25% de todos los gastos no alimentarios. 19 Gastos No Alimentarios Desagregados para Antioquia (N=78) Salud 6% Tra nsporte 4% Agua, Luz, & Combustible 12% Alimentos 56% Otros 44% Educación 3% Alcohol 1% Vestuario 1% Vivienda & Arriendo 13% Deudas 4% Los gastos en educación y salud son considerablemente menores; comprenden sólo 9% de los gastos no alimentarios. Dado que educación, salud y saneamiento son señalados en los grupos focales como áreas problemáticas, la baja proporción de gastos dedicados a estas áreas podría indicar la incapacidad de los hogares desplazados de sufragar estos servicios. El restante 56% de los gastos del hogar se destina a los alimentos. Cereales, papa/yuca, azúcar y panela (azúcar sin procesar) comprenden el 35% de los gastos alimentarios. La dependencia de carbohidratos como fuente principal de alimento es compensada con el restante 21% de gastos alimentarios, destinados a elementos con contenido proteínico: carne y pescado, huevos, leguminosas (fríjoles y lentejas), leche y queso. No obstante, la alta dependencia de cereales y tubérculos como principales alimentos comprados, indica que la diversidad de alimentos es baja. 20 Gastos Alimentarios Desagregados para Antioquia (N=78) Cereales 16% Otros 44% Papa/Yuca 7% Alimentos 56% Leche y Queso 4% Panela y Azúcar 12% Carne y Pescado 4% Huevos 7% Fríjoles y Lentejas 4% Verduras 2% En los grupos focales, los temas recurrentes de discusión entre mujeres y hombres son el ingreso insuficiente y los altos precios, factores claves que explican la falta de acceso y consumo de cantidades adecuadas de alimentos. Igualmente, los participantes en los grupos focales indican que los alimentos se compran a veces a crédito en tiendas y/o son donados por amigos y vecinos, lo que muestra que una parte de los gastos generales en alimentos son probablemente destinados al pago de deudas por concepto de alimentos. Los datos socioeconómicos de los hogares de la muestra en Antioquia indican que: • Las tendencias demográficas sugieren que una gran proporción de la población de la muestra (67%) está por debajo de los 18 años de edad, lo que conlleva altas relaciones de dependencia económica. Más de 60% de los niños y niñas entre 6-14 años asisten a la escuela, pero los costos asociados, como matrículas, uniformes y material escolar, son a menudo un problema para los padres. • El nivel de educación entre los adultos se limita a una alfabetización funcional relativamente alta. Sin embargo, la movilidad económica es limitada, dado que los jefes de hogar tienen en promedio sólo tres años de escolaridad. • Los hogares desplazados en Medellín y Sonsón dependen en gran medida de una sola fuente principal de ingreso: mano de obra no calificada. La mitad de los entrevistados no recibe asistencia externa y alrededor de dos tercios tampoco tiene acceso al crédito. • En términos de estrategias de subsistencia, las mujeres desempeñan principalmente actividades de ayuda doméstica, mientras que los hombres trabajan por días se dedican a la venta ambulante de alimentos preparados. Los ingresos en mano de obra son bajos, dado que el número promedio de días trabajados en un mes es 7 y esto no 21 alcanza a asegurar una fuente estable de ingresos. En los grupos focales, las mujeres y los hombres reportan que reciben sólo 10.000 pesos por un día de trabajo. • La falta de un ingreso estable hace que los hogares tengan que tomar la difícil decisión de cómo asignar sus escasos recursos, escogiendo entre varias prioridades como alimento, salud, educación, alojamiento y transporte. • Los patrones de gasto mensual de los hogares indican que el alimento es una prioridad básica; el 56% de los gastos mensuales se destinan a alimentos. Los cereales y los tubérculos son las compras principales, aunque los alimentos ricos en proteínas, como carne, pescado, leche, queso y huevos, también son importantes. Los gastos no alimentarios son principalmente vivienda y servicios públicos. El gasto en salud y educación es bajo en comparación con los gastos no alimentarios, lo que indica que el acceso a estos servicios puede estar más allá del alcance de los hogares de la muestra. 22 CAQUETÁ Más de 35.000 personas se han declarado desplazadas y se han registrado ante la RSS/SUR en Caquetá desde 1995. Tradicionalmente, la economía local ha dependido de la ganadería extensiva y la agricultura. El cultivo de coca ha aumentado en la última década, y como consecuencia, los actores del conflicto armado se disputan el control sobre los cultivos y su comercialización. El resultado es la concentración del desplazamiento — inicialmente masivo y actualmente individual— en la capital del Caquetá, Florencia. La situación de seguridad durante la realización de este estudio impidió la entrevista de las familias en los asentamientos semi-urbanos en las afueras de Florencia. Por tanto, todos los grupos focales y las encuestas de hogares se realizaron en la capital. Se entrevistaron 85 familias y se llevaron a cabo tres grupos focales. Más de la mitad de los hogares encuestados llevan entre tres a nueve meses desplazados (ver Tabla 4) y alrededor de 34% de la muestra indica que su tiempo de desplazamiento es superior a 9 meses. Tabla 4. Duración del Desplazamiento de los Hogares Encuestados en Caquetá Tiempo de Desplazamiento Número de Familias No respuesta 3 0-3 Meses 7 3-9 Meses 46 Porcentaje (%) 4 8 54 Más de 9 Meses 29 34 Total 85 100 El 33% de los hogares encuestados son encabezados por mujeres y el tamaño promedio de la familia de la muestra es de cinco personas. Los jefes de familia tienen en promedio cuatro años de escolaridad. El 83% de los jefes de hogar son funcionalmente alfabetos, es decir, pueden leer y escribir un mensaje sencillo. Sin embargo, entre los hombres jefes de hogar, la probabilidad de ser funcionalmente alfabetos es dos veces mayor que de las mujeres jefes de hogar. En los grupos focales, tanto las mujeres como los hombres, indican que desearían mejorar su nivel de educación y realizar algún curso de enseñanza no formal, especialmente como un medio para generar ingresos adicionales para el hogar. De 443 personas en 85 hogares, 61% son menores de 18 años. 146 niños y niñas están entre los 6-14 años de edad. De este número, sólo 48% (71) asiste a la escuela. La asistencia escolar en este grupo de edad está ligada también al tiempo de desplazamiento. Más del 60% de los niños y niñas que asisten a la escuela pertenecen a hogares que han estado desplazados entre 3 y 9 meses o más de 9 meses., Solamente 31% de todos los hogares encuestados señalan que sus hijos reciben una comida en la escuela. Las discusiones en los grupos focales revelan que, si bien las instalaciones escolares tienen buen cubrimiento, la distancia hacia las escuelas constituye un problema. Un aspecto aún más urgente es la falta de oportunidades de educación para aquellos niños y niñas que completaron su educación primaria. La imposibilidad de pagar matrículas, uniformes y materiales escolares son las mayores limitaciones que impiden que los niños y niñas continúen asistiendo a la escuela. 23 El 69% de la muestra refiere que no recibe ninguna asistencia externa. Los que actualmente reciben apoyo se benefician de ayuda de la Cruz Roja Colombiana, del CICR, de las Naciones Unidas y de ONG locales. Un 84% de la muestra reporta no tener acceso al crédito. No obstante, los grupos focales indican que existe un sistema informal de crédito en muchos barrios. En la mayoría de los casos, está ligado a alimentos; los dueños de las tiendas dan a los clientes una línea de crédito. Los participantes en los grupos focales señalan que el pago de la deuda resulta un problema, debido al escaso ingreso que generan los miembros de la familia. Con respecto a las fuentes de ingreso, aproximadamente la mitad de la muestra señala que está trabajando y 76% reporta haber trabajado en los últimos 30 días. El número promedio de días trabajados es 17. En comparación con las familias encabezadas por mujeres, las familias con hombres como cabeza de hogar, la probabilidad de haber trabajado en los últimos 30 días es dos veces mayor. El trabajo no calificado, las ventas ambulantes y el trabajo doméstico son las actividades más reportadas; su remuneración es, principalmente, en dinero. En cuanto a las fuentes primarias y secundarias de ingreso de los hogares desplazados en los últimos tres meses, 50% reportan realizar trabajo no calificado o dedicarse a la venta ambulante, lo que indica una capacidad limitada para diversificar las fuentes de ingreso. No hay diferencias significativas en las fuentes de ingreso de los hogares en los últimos tres meses, si se toma en cuenta el tiempo de desplazamiento. La mayor concentración de familias que reporta haber trabajado en los últimos 30 días, pertenece a aquéllas que han sido desplazadas entre 3-9 meses. Los resultados de grupos focales con los hombres indican que las capacidades de las familias de personas desplazadas están orientadas principalmente hacia la agricultura y la ganadería. En este contexto, la adaptación al entorno urbano es extremadamente difícil. En consecuencia, una de las pocas oportunidades de generar ingreso es por medio de mano de obra no calificada. Como en el caso en Antioquia, los gastos mensuales no se diferencian según el tiempo de desplazamiento. Los gastos totales mensuales son en promedio de 200.000 pesos. De este monto, los gastos no alimentarios representan el 40%. Los servicios públicos representan el mayor gasto; cuando se combinan con vivienda/arriendo, comprenden casi una quinta parte de todos los gastos no alimentarios. Gastos No Alimentarios Desagregados para Caquetá (N=78) Salud 4% Tra nsporte 3% Agua, Luz, & Combustible 13% Alimentos 60% Otros 40% Educación 3% Alcohol 1% Vestuario 1% Vivienda & Arriendo 6% Deudas 9% 24 Los desembolsos por deudas son bastante altos, lo cual concuerda con lo expresado en los grupos focales: los hogares tienen acceso a crédito informal, principalmente para la adquisición de alimentos. Los grupos focales indican también la existencia de dificultades para pagar las deudas oportunamente. Los préstamos adicionales de parte de proveedores de crédito informal representan una estrategia común de los hogares desplazados. Los gastos en los alimentos constituyen el 60% del total del gasto mensual. Existe un cierto balance entre las compras de alimentos a base de carbohidratos y los alimentos a base de proteínas. Los primeros (cereales, yuca y plátanos) comprenden el 23% de los gastos alimentarios, mientras que los últimos (leche/queso, carne, pescado, huevos, fríjoles y lentejas) el 24%. Hombres y mujeres en los grupos focales manifiestan que existe falta de diversidad en la dieta. Aunque esto no se confirma con los datos de los gastos —debido a la presencia de carne/pescado, verduras y legumbres—, , la diversidad y variedad de alimentos accesibles y consumidos era probablemente mayor en el pasado, dado que un gran número de hogares de desplazados de basaban en la agricultura. Gastos Alimentarios Desagregados para Caquetá (N=78) Cereales 15% Papas/Yuca 8% Leche y Queso 3% Otros 40% Alimentos 60% Panela y Azúcar 8% Carne y Pescado 7% Huevos 7% Fríjoles y Lentejas 7% Verduras 5% Las principales tendencias socioeconómicas en Caquetá son las siguientes: • Los patrones demográficos indican que 61% de la población encuestada tiene menos de 18 años. Solamente 48% de los niños y niñas entre 6-14 años están asistiendo a la escuela. La asistencia escolar está ligada con el tiempo de desplazamiento. Los desplazados entre 3-9 meses o más envían un mayor número de hijos a la escuela. • El número promedio de años de escolaridad para los jefes de hogar es de 4 años, pero el 86% de ellos son funcionalmente alfabetas. Sin embargo, para los hombres jefes de familia la probabilidad de ser funcionalmente alfabetas es dos veces mayor que las mujeres jefes de hogar. • La imposibilidad de transferir las capacidades existentes (agrícolas) al contexto urbano lleva a que los hogares de desplazados deban limitarse a empleos no calificados, como venta ambulantes, trabajo doméstico y oficios varios. Existen oportunidades de trabajo 25 no calificado, pero no hay indicio de que la remuneración sea suficiente. Además, las familias encabezadas por hombres tienen una probabilidad dos veces mayor de encontrar trabajo temporal, comparado con las familias donde las mujeres son jefes de hogar. • El porcentaje relativamente alto (9%) de los gastos mensuales destinado al pago de deudas sugiere que el ingreso generado no satisface completamente las necesidades y exigencias de los hogares. Además, también existen indicios que parte de la deuda existente se basa en la compra de alimentos a crédito. La paradoja es que no existe crédito fácilmente disponible para los hogares interesados en actividades productivas. Esto deja a las familias con la única opción de aumentar los préstamos informales, incrementando de este modo el endeudamiento existente. • Aunque los datos señalan que, en general, no existe un problema de disponibilidad de alimentos, quedan algunas dudas. Considerando que el 60% de los gastos se destinan a los alimentos, ello representa una prioridad importante para los hogares desplazados. Cuando esa prioridad se asocia al hecho que los alimentos se obtienen a crédito, existen razones para creer que el acceso a cantidades suficientes es difícil. 26 CHOCÓ Desde 1995, se han registrado 45.000 desplazados en el RSS/SUR en el departamento de Chocó., donde el 88% de la población es afro-colombiana. Se encuestaron 80 hogares en Quibdó e Istmina y se realizaron tres grupos focales en Furturo (Quibdó), San Miguel (Istmina) y Bebará (Quibdó). En relación con el tiempo de desplazamiento, la mitad de los hogares encuestados han sido desplazados hace más de nueve meses. Sin embargo, en comparación con otros departamentos, existe un mayor número de hogares recientemente desplazados (es decir, entre 0-3 meses). Tabla 5. Duración del Desplazamiento de los Hogares Encuestados en el Chocó Tiempo Desplazado No respuesta 0-3 Meses 3-9 Meses Número de Familias Porcentaje (% ) 9 11 18 23 8 10 Más de 9 Meses 45 56 Total 80 100 El 58% de los hogares encuestados son encabezados por mujeres y el tamaño promedio de las familias es de seis personas. El promedio de escolaridad de los jefes de hogar es de dos años. La alfabetización funcional entre las cabezas de familia también es baja: un 95% no puede leer ni escribir un mensaje simple. Esto se distribuye uniformemente en los hombres y mujeres jefes de hogar. El 62% de la población total encuestada en Chocó (505 individuos) es menor de 18 años, lo que indica un alto grado de dependencia económica. El 69% de los niños y niños entre 6-14 años asiste a la escuela. Sólo 29 hogares indican que sus hijos reciben una comida en la escuela. La asistencia a la escuela para los niños y niñas de 6-14 años de edad es más alta en los hogares desplazados por más de 9 meses: más de dos tercios de los hogares reportan que sus hijos están asistiendo a la escuela. En comparación, sólo 33% de los hogares desplazados entre 0-3 meses reportan lo mismo. Las entrevistas con los grupos focales tienden a confirmar los resultados de las encuestas de hogares, con respecto a la educación de los niños, niñas y adultos. En cuanto a los niños y niñas, los grupos focales plantean que los costos de la escuela y el cubrimiento general son limitados. Esto provoca que los niños y niñas, especialmente los adolescentes, entren al mercado laboral informal para generar ingresos adicionales para los hogares. Entre los adultos, los altos niveles de analfabetismo limitan las oportunidades de empleo que puedan ofrecer una fuente de ingreso estable. Varios hombres y mujeres reportaron haber asistido a cursos de alfabetización, pero no siempre los pudieron terminar. La asistencia externa también es limitada en Chocó. Solamente 38% de los hogares encuestados están recibiendo apoyo externo. El Gobierno, en general, es el principal proveedor de asistencia. 83% de los hogares desplazados entre 0-3 meses están recibiendo asistencia, comparado con sólo 26% de aquéllos desplazados hace más de 9 meses. 27 El 65% de los hogares no tiene acceso al crédito. Los que lo tienen —28 familias—, se basan como principal fuente en amigos y familiares. Más de 60% de los hogares encuestados no están trabajando y cerca de 50% no han trabajado en los últimos 30 días. Solamente 14 familias reportan haber trabajado en los últimos 30 días. En términos de fuentes primarias de ingreso en los últimos tres meses, 24 hogares reportan la mendicidad; 18 la mano de obra no calificada; 10 las remesas, y 9, la venta de productos. Las discusiones en los grupos focales en Quibdó indican que los salarios diarios están entre 5.000-10.000 pesos. Algunos hombres y mujeres reportaron necesitar 10.000 pesos diarios para la compra de alimentos. Los datos sobre los gastos de los 62 hogares entrevistados en Chocó, son interesantes cuando se comparan con otras regiones. Nuevamente, el tiempo de desplazamiento no influye en la decisión sobre gastos. El promedio de los gastos mensuales es de 310.000 pesos. Los gastos no alimentarios sólo comprenden 27% de los gastos totales. La salud, el transporte, los servicios públicos y la vivienda representan 19% de los gastos no alimentarios. En los grupos focales, los hombres y las mujeres indican que los sistemas de acueducto y saneamiento son de baja calidad, pero tienen altos costos para los usuarios. Las mujeres, en particular, señalan que los niños y niñas son más propensos a enfermedades debido a las condiciones de vida insalubres. Gastos No Alimentarios Desagregados para Chocó (N=62) Salud 6% Transporte 4% Alimentos 73% Otros 27% Agua, Luz, & Combustible 5% Educación 2% Alcohol 2% Vestuario 2% Vivienda & Arriendo 4% Deudas 2% Por otra parte, los gastos en alimentos representan 73% de los gastos mensuales. Dentro de esta categoría de gastos, los cereales y los tubérculos (papa/yuca/plátano) comprenden 31% del monto gastado en alimentos. Sin embargo, leche, queso, carne, pescado, huevos, cereales, verduras y frutas representan un 34% de los gastos, indicando un buen nivel de diversidad dietética, aunque no necesariamente en cantidades adecuadas. Otro resultado importante que se obtiene del análisis de los datos sobre gastos es que los hogares incluyen regalos, donaciones y asistencia externa en sus gastos mensuales. En otras palabras, incorporan el valor monetario de alimentos no comprados en sus cuentas de gastos mensuales. 28 Gastos Alimentarios Desagregados para el Chocó (N=62) Cereales 19% Papas/Yuca 12% Otros 27% Alimentos 73% Leche y Queso 6% Panela y Azúcar 8% Carne y Pescado 7% Huevos 7% Fríjoles y Lentejas 4% Verduras 7% Frutas 3% Los principales hallazgos y conclusiones para el Chocó son: • Los patrones demográficos son similares a los de otras regiones. El porcentaje de personas menores de 18 años es alto: 62% del total de la población encuestada se ubica en este grupo de edad. De los niños y niñas entre 6-14 años que asisten a la escuela, más del 65% pertenece a hogares desplazados hace más de 9 meses. • El nivel de alfabetización funcional entre los adultos es bajo: 95% de los jefes de hogar no pueden leer o escribir un mensaje simple. Además, la movilidad económica es limitada por el hecho que el número promedio de años de escolaridad de los jefes de hogar es de dos años. • Si se quiere que las familias de desplazados en Chocó se integren mejor en su nuevo entorno, resulta necesario hacer algunas inversiones para fortalecer el capital humano de la población adulta. El desarrollo de habilidades es una opción posible, pero debe estar ligado a actividades productivas que puedan generar bienes e ingresos. • Actualmente, solo el 38% de las familias reciben asistencia externa y más del 65% no tiene acceso al crédito. 50% de la muestra no está trabajando ni ha encontrado trabajo en los últimos 30 días. Para los que tienen la suerte de encontrar un trabajo temporal, la remuneración es baja. Los resultados de los grupos focales indican que los salarios sólo ascienden a 5.000-10.000 pesos por día. • Los bajos salarios están ligados a los gastos, en cuanto el dinero limitado de los hogares se destina principalmente a la compra de alimentos. 70% de los gastos mensuales están dedicados a la compra de alimentos, lo que significa que es una prioridad alta. Esto quiere decir que las demás necesidades básicas se descuidan, especialmente salud y educación. Los altos costos de los servicios en salud y educación restringen un acceso a éstos, afectando la salud y las oportunidades futuras de educación para los niños y niñas. 29 CUNDINAMARCA Desde 1995, en Bogotá se han registrado en el SUR más de 79.000 desplazados, en su mayoría individuales. Dado que Bogotá es la capital de Colombia, ha sido tradicionalmente receptora de desplazados. Se realizaron 81 encuestas de hogares en Bogotá y Soacha, donde también se llevaron a cabo tres discusiones grupales. De las 81 familias, la mayoría habían sido desplazadas entre 3-9 meses o más de 9 meses. Tabla 6. Duración del Desplazamiento de los Hogares Encuestados en Cundinamarca Tiempo de Desplazamiento Número de Familias Porcentaje (%) No respuesta 20 25 0-3 Meses 13 16 3-9 Meses 25 31 Más de 9 Meses 23 28 Total 81 100 De las 81 familias encuestadas, 66% tienen hombres como jefe de hogar, con un tamaño promedio de las familias de 6 personas. El número promedio de años de escolaridad por jefe de familia es de 4 años. El 86% de las cabezas de familia pueden leer y escribir un mensaje sencillo. Sólo 30% de las mujeres cabezas de hogar reportan saber leer y escribir un mensaje sencillo. Dos tercios de la población total encuestada (478 personas) es menor de 18 años; la cohorte de edad más grande de las familias está entre los 6-14 años, con un total de 147 personas. De este número, 61% (90) están asistiendo a la escuela. Las discusiones en los grupos focales revelan que los hogares que no envían sus hijos a la escuela, no lo hacen debido a los costos asociados (matrícula, uniformes, textos de estudio). Solamente 12% de los hogares encuestados reciben asistencia externa, principalmente del Gobierno. En promedio, la asistencia sólo ha sido recibida durante 3 meses, lo que indica que llega a los que son recién desplazados (0-3 meses). Más del 70% de los hogares encuestados indica no estar trabajando, pero 50% señala haber trabajado en los últimos 30 días. El promedio de días trabajados por mes es 12.y la remuneración es baja. En un gran centro urbano como Bogotá, existe una mayor competencia por el mismo tipo de trabajo, entre los trabajadores no calificados. Las familias desplazadas por más de 9 meses tienen una probabilidad tres veces mayor de haber encontrado trabajo en los últimos 30 días que aquéllas desplazadas por menos de 3 meses. Además, es cuatro veces más probable que los hombres cabeza de hogar encuentren empleo por corto tiempo que las mujeres jefes de familia. Las fuentes de ingreso de las familias encuestadas en los últimos 3 meses son, principalmente, “mano de obra no calificada” (43%) junto con ventas ambulantes. El pago por la mano de obra es en dinero y alimentos; es más probable que las mujeres reciban el pago de sus servicios en alimentos. 30 En los grupos focales, las mujeres señalan que se ocupan principalmente en el servicio doméstico (lavado y planchado de ropa), pero que, a menudo, el pago (en alimentos o dinero) por sus servicios se demora meses. La capacidad de generar ingreso adicional está limitada por el hecho que casi el 98% de los hogares no tiene acceso al crédito. Sin embargo, en los grupos focales se indica que existen sistemas de crédito informal a través de los cuales los hogares pueden acceder a préstamos en dinero o alimentos en forma regular. Sin embargo, las mujeres señalan que los hogares tienen dificultades para devolver oportunamente el dinero prestado por los que la morosidad es alta. Los 68 hogares tienen patrones de gasto similares a otros departamentos (con excepción del Chocó). En promedio, el gasto mensual por hogar es de 250.000 pesos. Los gastos no alimentarios, que representan el 54% del total, se destinan principalmente a arriendo/vivienda (13%), transporte (14%) y servicios públicos (11%). Los grupos focales explican la importancia de los costos del transporte por la necesidad de viajar distancias considerables dentro y alrededor de Bogotá en busca de empleo. Gastos No Alimentarios Desagregados para Bogota y Soacha (N=68) Salud 4% Tra nsporte 14% Alimentos 46% Otros 54% Agua, Energía, Combustible 11% Educación 4% Alcohol 1% Vestuario 1% Vivienda & Arriendo 13% Préstamos 6% Los gastos de educación son relativamente bajos, debido al sistema de cupos que favorece la escolarización de los niños y niñas desplazados. Sin embargo, la capacidad limitada de las familias desplazadas para pagar costos adicionales (uniformes, matrículas) restringe la efectividad de esta política que busca mantener a los niños y niñas desplazados en la escuela. Los gastos de salud también son bajos. Esto se debe, en parte, al hecho que las consultas son en gran parte gratis. En los grupos focales, las mujeres manifiestan preocupación en relación con los sistemas de acueducto y alcantarillado. Las condiciones insalubres contribuyen a generar problemas respiratorios, diarreas y enfermedades crónicas en los niños y niñas. Según los grupos focales, las autoridades locales han sido notificadas de las condiciones, pero exigen a las comunidades pagar por la limpieza y rehabilitación de los sistemas de alcantarillado y saneamiento. Los servicios médicos (por ejemplo, consultas) son subsidiados por el Gobierno, pero los medicamentos se venden a valor de mercado y son bastante costosos. 31 Otro gasto importante en los hogares desplazados es el pago de las deudas, que representa 6% del total de los gastos mensuales. Dado que el acceso al crédito es limitado, el préstamo informal es muy común, especialmente en un contexto urbano. Los gastos en alimentos, que constituyen el 46% de los gastos mensuales restantes, se destinan principalmente a la compra de cereales y tubérculos, que representan el 21% del total de gastos en alimentos. Un 13% del total de los gastos se destina a carne/pescado, huevos, fríjoles, lentejas y verduras. Gastos Alimentarios Desagregados para Bogotá y Soacha (N=68) Cereales 14% Papa/Yuca 7% Leche y Queso Otro 54% Alimentos 46% 3% Panela y Azúcar 7% Carne y Pescado 4% Huevos 5% Fríjoles y Lentejas 2% Frutas 2% Verduras 2% Las principales conclusiones que se obtienen de un análisis de las familias desplazadas en Cundinamarca son: • Como en otros departamentos, las características demográficas indican que un 66% (316 personas) de la población está por debajo de los 18 años. De esta cifra, los niños y niñas menores de 5 años y los niños y niñas entre 6-14 años representan 35% y 46%, respectivamente. • El 61% de los y niñas entre 6-14 años asisten a la escuela. Sin embargo, el aumento de la asistencia se ve afectado por la falta de recursos necesarios para pagar matrículas, uniformes y útiles escolares. • Los medios de subsistencia de las familias dependen principalmente de las oportunidades de mano de obra no calificada, que generalmente no cubren ni siquiera los costos de transporte. Las mujeres, en particular, son vulnerables, ya que a menudo no reciben el pago de sus servicios como trabajadoras domésticas. No obstante, los hogares desplazados hace más de nueve meses tienen mayor probabilidad de encontrar un empleo temporal, comparado con las familias desplazadas entre 0-3 meses. • Los sistemas de agua y saneamiento son una prioridad para los hogares desplazados. En la actualidad, no están funcionando adecuadamente y contribuyen a un aumento general de las enfermedades e infecciones en los niños y niñas. 32 • Cuando se comparan con otros departamentos, los hogares desplazados en Cundinamarca tienden a gastar menos en alimentos que en elementos no alimentarios. Esto no es muy sorprendente, ya que la mayoría de los hogares entrevistados viven en o alrededor de Bogotá y los costos no alimentarios asociados con la vida en la ciudad son importantes. No obstante, existe el riesgo que el acceso actual y futuro a los alimentos y a los servicios sociales será un problema si las oportunidades para obtener ingresos no generan suficientes recursos. 33 CESAR/LA GUAJIRA Compartiendo una frontera con Venezuela, Cesar y La Guajira registran 100.000 personas internamente desplazadas desde 1995. En estos departamentos, conocidos por sus tierras fértiles, la ganadería extensiva y las plantaciones de palma africana, se encuentran también las autodefensas y las guerrillas. El conflicto armado, que afecta la mayoría de los hogares, ha sido particularmente perjudicial para la población indígena. En estos departamentos, se realizaron 80 encuestas de hogar y 3 grupos focales en Becerril, Codazzi, Valledupar y San Juan del Cesar. Tabla 7. Duración del desplazamiento de las familias encuestadas en Cesar/La Guajira Tiempo de desplazamiento No responde Número de familias 0 Porcentaje (%) 0 0-3 meses 13 16 3-9 meses 47 59 Más de 9 meses 20 25 Total 80 100 En 44% de los 80 hogares encuestados, las mujeres son jefe de hogar. El tamaño promedio por familia es de 7 personas. El número promedio de años de escolaridad de los jefes de hogar es 3; 41% de éstos responden que no pueden leer o escribir un mensaje sencillo. Esto se distribuye uniformemente entre las mujeres y los hombres cabeza de hogar. El 58% de la población total de la muestra (529 personas) tiene menos de 18 años de edad. De esta cifra, 35% tiene menos de 5 años y 47% está en el rango 6-14 años. Dentro de este último grupo, 76% asiste a la escuela. Sin embargo, sólo 30 hogares reportan que sus hijos reciben una comida en la escuela. Los grupos focales, especialmente de mujeres, valoran la educación como una prioridad y observan que muchas familias quieren asegurar que sus hijos puedan utilizar la educación como medio para mejorar sus oportunidades de obtener un empleo regular. En términos de asistencia externa, más de 60% de los hogares encuestados indican que reciben apoyo de organizaciones externas. Los programas del Gobierno constituyen gran parte de esta asistencia. La asistencia externa está vinculada al tiempo de desplazamiento y los hogares no tienen suficiente ingreso para compensar las reducciones graduales de la asistencia externa. Mientras una mayoría de los hogares —52%— no tiene acceso al crédito formal, un número significativo recibe crédito (en dinero y en especie) de prestamistas informales (16 hogares) y de amigos y familiares (21 hogares). Las discusiones grupales en Becerril confirman la importancia del apoyo informal de la familia y los amigos. Todo el barrio — incluyendo a los hogares no desplazados— se encuentra en dificultades económicas. En este contexto, las redes sociales y los sistemas de apoyo han permitido que las familias desplazadas reduzcan el riesgo mediante el préstamo de pequeñas cantidades de capital o de alimentos para satisfacer las necesidades inmediatas de consumo. 34 El 61% de la muestra indica que no está trabajando. Solamente 18 jefes de hogar reportan que han trabajado en los últimos 30 días, en promedio sólo 9 días por mes. Además, los hombres jefe de hogar tienen una probabilidad dos veces mayor de haber trabajado en los últimos 30 días, al compararse con las mujeres jefe de hogar. En términos de fuentes principales de ingreso en los últimos 3 meses, un poco más de la mitad de los hogares indica que el trabajo no calificado es la fuente de ingreso principal. La agricultura a pequeña escala y las remesas son otra fuente importante de ingresos. En cuanto a las fuentes de ingreso, los grupos focales de hombres y mujeres reflejan los resultados de otras regiones. Para las mujeres, el servicio doméstico es el único tipo de actividad que pueden conseguir. Los hombres se limitan a trabajar como trabajadores agrícolas en grandes plantaciones. Tanto las mujeres como los hombres reportan que el pago por su mano de obra —en promedio, 15.000-20.000 pesos por un día de trabajo— no es suficiente para satisfacer las necesidades básicas de sus familias. Algunas mujeres se quejan de que los empleadores no les pagan hasta por tres meses. Como en otras regiones, el tiempo de desplazamiento no ha incidido en los patrones generales de gasto. El gasto mensual total de los hogares encuestados es 200.000 pesos. Los gastos no alimentarios constituyen 42% de los desembolsos mensuales. Los servicios públicos, vivienda, salud y transporte representan alrededor de 34% de todos los gastos no alimentarios. Durante las discusiones grupales se observa que el costo de vivienda va aumentando. La vivienda, en particular, es una preocupación para los hogares encuestados en el Cesar. Trasladarse frecuentemente de domicilio es una estrategia que los desplazados utilizan para evitar ser detectados por los grupos armados, Aunque esta estrategia de protección es importante, los costos monetarios son evidentemente altos. Gastos No Alimentarios Desagregados para el Cesar / La Guajira (N=79) Salud 7% Transporte 5% A gua, Energía & Combustible Alimentos 58% Otros 42% 12% Educación 2% Alcohol 1% Vestuario 1% Vivienda & Arriendo 10% Deudas 4% El gasto en alimentos —58%— es muy alto comparado con otros departamentos. De éste, alrededor de 25% se destina a cereales y tubérculos (yuca/plátano/papa). El consumo de carne en el Cesar es ligeramente mayor que en otras regiones, debido a la ganadería en gran escala—lo que significa que la carne se encuentra en los mercados locales. 35 Gastos Alimentarios Desagregados para Cesar y La Guajira (N=79) Cereales 18% Papas/Yuca 7% Otros 42% Alimentos 58% Leche y Queso 5% Panela y Azúcar 9% Carne y Pescado 7% Huevos 3% Frijoles y Lentejas 3% Verduras 4% Frutas 1% Una pequeña cantidad del gasto se destina a otras fuentes de proteínas. Por ejemplo, huevos, fríjoles y lentejas representan 10% del gasto alimentario. Los resultados principales que se obtienen en el Cesar son los siguientes: • Las redes sociales y los sistemas de solidaridad juegan un papel importante para satisfacer las necesidades alimentarias y no alimentarias inmediatas de los hogares de desplazados. Estas redes constituyen una seguridad básica para las familias desplazadas. El acceso al crédito es limitado, pero el préstamo informal (alimentos o dinero) es cada vez más importante, considerando vistos los problemas económicos generales. • Las relaciones de dependencia dentro de los hogares son altas, ya que 58% de la población encuestada está por debajo de los 18 años de edad. La educación es una prioridad importante en todos los hogares. 76% de los niños y niñas entre los 6-14 años asisten a la escuela. • Las fuentes de ingreso son similares a otros departamentos, con un énfasis en trabajo no calificado y servicio doméstico. De acuerdo con los grupos focales, el salario diario varía entre 15.000-20.000 pesos. pero las incidencias de no pago por parte de los empleadores, especialmente en el caso del servicio doméstico, son frecuentes. Dado que los hogares que trabajaron en el último mes lo hicieron, en promedio, sólo por 9 días, es razonable suponer que los salarios actuales son insuficientes para cubrir sus necesidades básicas. • Dada la escasez del ingreso obtenido, los patrones de gasto asumen más importancia. La vivienda, los servicios públicos y la salud representan un tercio del gasto no alimentario, seguidos en términos de desembolsos prioritarios por la deuda y el transporte. La alta proporción de gastos para alimentos es en parte compensada por la mayor diversidad de los alimentos comprados. No obstante, los grupos focales indican que los precios de los principales alimentos están subiendo, haciendo cada vez más difícil el acceso a los alimentos básicos. 36 NORTE DE SANTANDER El departamento de Norte de Santander es una zona que ilustra las fronteras de la geografía del conflicto armado en Colombia, cuya principal característica es su localización estratégica como zona fronteriza, y la existencia de petróleo, carbón, cultivos ilícitos y más recientemente, biodiversidad y recursos de agua. Esto tiene un efecto sobre la transformación del departamento de zona de invasión y control de los grupos guerrilleros hacia una configuración del conflicto que se caracteriza por la dispersión y la diseminación de los grupos armados. Desde 1995, más de 42.000 personas han sido desplazadas y posteriormente registradas en la RSS/SUR. Los principales destinos de las poblaciones desplazadas son Cúcuta y Ocaña, donde se realizaron encuestas a 80 familias y discusiones con grupos focales. Desafortunadamente, debido a problemas de recolección de datos, el tiempo de desplazamiento de los hogares encuestados no pudo determinarse, ya que más de la mitad de los hogares encuestados no respondió a esta pregunta. Por ello, los resultados no se pueden desagregar de acuerdo con las categorías de desplazamiento. Tabla 8. Duración del Desplazamiento de las Familias Encuestadas en Norte de Santander Tiempo de Desplazamiento No respuesta Número de Familias Porcentaje (%) 50 63 0-3 Meses 6 8 3-9 Meses 3 4 Más de 9 Meses 21 26 Total 80 100 De las 80 familias encuestadas, 49% tienen a las mujeres como cabeza de hogar y el tamaño promedio de las familias de toda la muestra es de 6 personas. Los jefes de hogar tienen en promedio sólo 3 años de escolaridad. En términos de nivel educativo, alrededor de 60% de todos los jefes de hogar pueden leer y escribir un mensaje sencillo. Más de 77% de la población total encuestada (402 personas) tiene menos de 18 años de edad, porcentaje significativamente más alto que en otros departamentos. Del número de niños y niñas entre 6-14 años (159 niños y niñas), 78% asisten a la escuela. En los hogares donde los niños y niñas no asisten a la escuela, las razones predominantes son: cuidar a un miembro de la familia que está enfermo o no poder pagar la matrícula y los costos asociados. Al mismo tiempo, solamente 37 hogares indican que sus hijos e hijas reciben una comida en la escuela. El acceso a alimento en la escuela juega un papel en la decisión de la familia en relación con los aspectos de educación. 71% de los hogares encuestadas indicaron que no se benefician de asistencia externa. El soporte de otras fuentes, principalmente el crédito, también es limitado. El 88% de los hogares reportan que no tienen acceso al crédito. El acceso al crédito se dificulta por el hecho que 55% de los hogares reportan no estar trabajando. 48 hogares indican haber trabajado en los últimos 30 días. La distribución entre las mujeres y hombres jefe de hogar es sorprendentemente igual (23 mujeres y 25 hombres). El dinero es la principal forma de remuneración para el 90% de los hogares, que en promedio trabajaron 14 días en el mes anterior. 37 Las fuentes principales de ingreso en los últimos tres meses son similares a los demás departamentos. 36 hogares reportan que el trabajo no calificado es la principal fuente de ingreso en los últimos 3 meses. La venta ambulante (dulces, baterías) se reporta como la principal actividad de 15 hogares. La diversidad de las fuentes de ingreso de las familias desplazadas es limitada y sigue un patrón familiar. Las mujeres realizan principalmente actividades de servicio doméstico mientras que los hombres se dedican al trabajo manual de diferente tipo. Los grupos focales en Ocaña resaltan el hecho que las oportunidades limitadas de trabajo tienen efectos negativos en los hogares, especialmente en cuanto al acceso al alimento, la atención en salud y la vivienda. Las mujeres indican que los hogares consumen menos comida, se trasladan a vivir con familiares y amigos y utilizan medicinas alternativas para tratar las enfermedades. Los hogares encuestados tienen un gasto total mensual promedio de 165.000 pesos. En el área del gasto no alimentario, que constituye 46% del gasto total mensual, los servicios públicos (agua, luz), vivienda/arriendo y salud representan el 36%. Gastos No Alimentarios Desagregados para Norte de Santander (N=74) Salud 7% Transporte 3% Alimentos 54% Otros 46% Agua, Luz, & Combustible 18% Educación 3% Vestuario 1% Vivienda & Arriendo 11% Deudas 3% Los grupos focales en Cúcuta reportan que el acceso a la salud se limita a las consultas, ya que los medicamentos son costosos. Las mujeres refieren un aumento de la incidencia de enfermedades cutáneas e infecciones respiratorias. Las carencias en el saneamiento básico (carencia de acceso al agua potable) también se señalan como causantes de enfermedades. El gasto en alimentos revela una dependencia continua de cereales y tubérculos (24%). Muy poco —solamente 5%— se destina a la compra de verduras y leguminosas (fríjoles, lentejas) y los productos lácteos (leche, queso) tampoco son prioridad en el gasto (solamente 3%). Las discusiones en los grupos focales indican que el alimento a menudo se consigue a crédito o se intercambia por mano de obra. En algunos casos, los hombres relatan que han tratado de cultivar alimentos en pequeños terrenos en las afueras de Ocaña. Sin embargo, asuntos de seguridad y problemas con los dueños de los terrenos han impedido cualquier intento sostenible de agricultura urbana. 38 Gastos Alimentarios Desagregados para Norte de Santander (N=74) Cereales 15% Papa/Yuca 9% Otros 46% Alimentos 54% Leche y Queso 3% Panela y Azúcar 10% Carne y Pescado 4% Huevos 7% Fríjoles y Lentejas 1% Verduras 4% Frutas 1% Los principales resultados de Norte de Santander son: • El 77% del total de la población encuestada tiene menos de 18 años de edad. Esto es considerablemente más alto que en otros departamentos. Con un tamaño promedio de familia de 6 personas, es razonable concluir que las proporciones de dependencia colocan una carga sobre la población adulta económicamente activa para proveer a un mayor número de miembros de la familia. • Si bien 78% de los niños y niñas entre los 6-14 años asisten a la escuela, los hogares también reportan que el aumento de la incidencia de enfermedades en la familia, junto con los altos costos de salud, son algunas de las razones por las cuales algunos niños y niñas están siendo retirados de la escuela. • Existe un número relativamente alto de mujeres jefe de hogar. Estas, en su doble responsabilidad de generar ingresos y cuidar a los suyos, tienen muy pocos mecanismos de apoyo para aliviar esta carga. Aunque los hombres y las mujeres reportan que encontraron trabajo en el último mes, las oportunidades de empleo para las mujeres son mucho más limitadas que para los hombres. • Los patrones de gasto mensual revelan que agua, luz, combustible y vivienda constituyen 28% del gasto no alimentario, porcentaje más alto que en otros departamentos. Sin embargo, como aspecto interesante, el gasto en educación es bastante bajo —3%— considerando los niveles altos de asistencia a la escuela. • El 54% del gasto mensual se destina a alimentos. En particular, los cereales, los tubérculos y la panela, representan 34% del gasto total en alimentos. Los grupos focales indican que los alimentos se están comprando cada vez más a crédito, lo cual provoca niveles mayores de endeudamiento, porque el pago a menudo se dificulta por la carencia de fuentes de ingreso estables. 39 Exposición al riesgo y respuesta de las familias La sección anterior resumió el estado socioeconómico básico de los hogares encuestados. Los factores que afectan la vulnerabilidad de los hogares en cuanto a la inseguridad alimentaria y la pobreza son influenciados por riesgos exógenos y endógenos, como violencia e inseguridad física, falta de efectividad de las políticas, decremento económico y pérdida de empleo. En este contexto, se solicitó que las familias respondieran a una serie de preguntas que trataban de determinar los tres principales factores de riesgo que habían tenido un efecto negativo sobre su bienestar en los últimos 6 meses. A su vez, también se preguntó cómo respondían, se adaptaban y/o afrontaban los efectos de estos riesgos. Los factores de riesgo mencionados con más frecuencia fueron: (a) aumento de los precios de los alimentos básicos; (b) enfermedad de un miembro de la familia; (c) incapacidad del jefe de familia para trabajar/ pérdida de fuentes de ingreso. El 76% de las familias reportó que una combinación de estos tres riesgos las afectó en los últimos 6 meses. Al mismo tiempo, alrededor de dos tercios de éstas indicaron que los riesgos tenían un efecto sobre su capacidad de tener acceso a los alimentos destinados al autoconsumo. La respuesta de las familias a estos factores de riesgo fue, en la mayoría de los casos, una reducción del consumo, especialmente de alimentos, a saber: (a) reducción del número de comidas consumidas diariamente; (b) cambio a alimentos de menor calidad y costo. Si se colocan en el contexto más amplio de los datos socioeconómicos presentados en la sección anterior, las respuestas parecen consistentes. La falta de ingreso estable, ahorros o crédito, impide afrontar los riesgos externos. Al mismo tiempo, las familias desplazadas no tienen otros bienes productivos que puedan vender o intercambiar por alimentos y servicios. Esto hace que, en esencia, los productos alimenticios se conviertan en el único activo que puede racionarse para reducir los efectos negativos y afrontar los riesgos identificados. Los gastos mensuales muestran que las deudas juegan un papel importante en el hogar. Las principales fuentes de crédito son los familiares y los amigos. Visto desde el ángulo de exposición al riesgo, se puede deducir que las redes sociales y los sistemas de solidaridad van más allá de una simple satisfacción de las necesidades de consumo. Estas redes son probablemente esenciales para apoyar a las familias desplazadas vulnerables afectadas por estos riesgos. Sin embargo, su sostenibilidad es cuestionable, ya que, por su propia naturaleza, son informales. En ausencia de políticas concretas que se propongan mejorar los ingresos y recursos de las familias desplazadas, las redes sociales y los sistemas de solidaridad, junto con la asistencia externa, son el principal medio para que éstas superen los desafíos emergentes. Un factor de riesgo no mencionado directamente fue el VIH/SIDA. No obstante, un módulo en la encuesta de hogares se propuso ver el nivel de comprensión y conocimiento de los problemas relacionados con el VIH/SIDA, incluyendo una evaluación para establecer si la población desplazada está en capacidad de identificar las medidas preventivas que evitan la transmisión. 40 De las 485 familias encuestadas, 61% reportaron que conocían la pandemia. Un número más pequeño, 53%, afirmó que sabía como evitar la transmisión del virus. En términos de respuestas específicas sobre cómo evitar la transmisión, la respuesta más frecuente (43%) fue el uso de un preservativo. Un número más pequeño, 16%, reportó que el VIH/SIDA podía evitarse limitándose a un solo compañero y 13% reportó que la abstinencia es una estrategia efectiva. Como conclusión general, acorde con los datos obtenidos, se puede decir que existe un alto nivel de conocimiento sobre el VIH/SIDA en la población desplazada. También es alentador que los encuestados reportaron que el uso de preservativos es una forma efectiva de prevenir la transmisión. Aun cuando haya un grado de conocimiento, se pueden desarrollar otros esfuerzos sobre esta base. En particular, servicios de orientación para las personas que viven con el VIH/SIDA, pueden introducirse en los programas de salud existentes. Pruebas de carácter gratuito en los centros de salud también pueden ser otra opción, ó alternativamente, charlas informales sobre el tema dictadas por trabajadores de la salud, pueden actuar como efectivas "medidas de prevención". 41 Tipologías de consumo de las familias: clasificación por familias vulnerables Utilizando datos sobre diversidad y la frecuencia —definida la primera como el número de alimentos diferentes consumidos durante la semana previa a la encuesta y la segunda, como la periodicidad con la cual se consumen los mismos— se analizó la muestra de las 485 familias encuestadas en los seis departamentos para identificar grupos homogéneos de familias. El análisis utilizó información sobre frecuencia de consumo (0-7 días) para 9 productos alimenticios: (a) cereales; (b) tubérculos (papa/yuca/plátano); (c) leche y queso; (d) azúcar/panela; (e) carne y pescado; (f) huevos; (g) leguminosas; (h) verduras; (i) frutas. Con base en el cuestionario, se introdujo una tercera variable —fuente de alimentos para consumo— con el fin de distinguir entre los hogares que normalmente: (a) compran los alimentos (b) reciben los alimentos como una donación y/o regalo; (c) adquieren el alimento a través de “otra” fuente. Nivel más bajo de consumo Esta categoría representa el nivel más bajo de consumo y significa que los hogares no consumen alimentos básicos (cereales y tubérculos) en forma diaria, que constituyen la mayor parte de la dieta alimentaria en Colombia. Los cereales, tubérculos y huevos se consumen combinados 3-4 días a la semana. Con respecto al consumo de azúcar (3-6 días a la semana), se consume en su forma sin procesar— panela—más que para endulzar. Dentro de este perfil, se encuentran 119 hogares de la muestra. En promedio, 65% de los hogares en esta tipología indicó que la fuente de obtención de todos los alimentos es la compra. Sin embargo, al mismo tiempo, 30% de estos mismos reportó recibir por lo menos una parte de los alimentos como donación o regalo. Nivel Más Bajo de Consumo Siempre 7 A menudo 5-6 Algunas veces 3- 4 Rara vez Nunca 1- 2 0 Cereales Tubérculos Leche y Queso Azúcar/Panela Carne/Pescado Huevos Leguminosas Verduras Frutas 42 Bajo nivel de consumo Los hogares con un bajo nivel de consumo —segunda tipología en términos de frecuencia— ingieren cereales cada día de la semana y, por lo menos, un producto alimenticio adicional cada día. En este caso particular, el azúcar y la panela son el segundo alimento, pero hay poca integración de otros alimentos como carne, leguminosas y verduras. Esto implica que hay poca diversidad alimentaria y que la frecuencia de consumo de alimentos básicos podría indicar un nivel mínimo de ingestión de alimentos. A esta tipología, pertenecen 91 hogares de la muestra. En promedio, 72% de los hogares indica que la fuente de todos los alimentos es la compra. Un porcentaje más pequeño, 18%, indica que recibe alimentos como regalo/donación. Nivel Bajo de Consumo Siempre 7 A menudo 5-6 Algunas veces 3-4 Raras veces 1–2 Nunca 0 Cereales Tubérculos Leche y Queso Azúcar/Panela Carne/Pescado Huevos Leguminosas Verduras Frutas Nivel normal de consumo La tercera tipología se compone de familias que tienen un nivel normal de consumo —lo que significa que los hogares consumen diariamente al menos dos productos alimenticios básicos y, por lo menos, otros dos en forma regular (3-6 días a la semana). Pertenecen a esta tipología 101 de los hogares encuestados. Los hogares en esta tipología tienen un nivel suficiente de consumo de alimentos básico y un nivel promedio de diversidad alimentaria. El consumo de carne y pescado es bajo; las proteínas provienen principalmente de los huevos y las leguminosas. En promedio, 74% de estos hogares indica que compran su alimento y 16% que los reciben como regalo/donación. Nivel Normal de Consumo Siempre A menudo Algunas veces Raras veces Nunca 7 5- 6 3- 4 1–2 0 Cereales Tubérculos Leche y Queso Azúcar/Panela Carne/Pescado Huevos Leguminosas Verduras Frutas 43 Buen nivel de consumo La tipología final, el buen nivel de consumo, representa 174 de los 485 hogares encuestados. Ellos consumen por lo menos cuatro alimentos principales diariamente y todos los demás alimentos en forma regular. Esta tipología refleja el mejor nivel de diversidad en la dieta entre todas las familias encuestadas. Esto no quiere decir que las cantidades sean siempre suficientes. Más bien, la diversidad de los alimentos asegura una dieta balanceada para todos los miembros de la familia. De los 174 hogares encontrados dentro de esta tipología, 63 indican que compran sus alimentos y 17% reporta recibir parte de éstos como regalo/donación. Sin embargo 33% también reporta que tiene otra fuente de alimentos, por encima y más allá de las compras y regalos/donaciones, que no se especifica en el cuestionario. 22 La fuente adicional de alimentos de este 33 % de los hogares es importante. Excluyendo los alimentos básicos (cereales y tubérculos), todos los demás alimentos son suministrados por la fuente adicional. Buen Nivel de Consumo Siempre A menudo Algunas veces Raras veces Nunca 7 5–6 3- 4 1- 2 0 Cereales Tubérculos Leche y Queso Azúcar/Panela Carne/Pescado Huevos Leguminosas Verduras Frutas Interpretación de los resultados El análisis de la distribución de los hogares en las cuatro tipologías de consumo se resume en la siguiente tabla: Tabla 9. Distribución de las Tipologías de Consumo de las Familias en los Departamentos Encuestados Tipología de Consumo ANTIOQUIA % HH CAQUETÁ % HH CESAR & LA GUAJIRA % HH CHOCÓ % HH BOGOTÁ & SOACHA % HH NORTE DE SANTANDER % HH Total Familias Nivel Más Bajo 18% 16% 18% 1% 24% 21% 119 Nivel Bajo Nivel Normal Nivel Bueno 25% 21% 8% 14% 34% 9% 14% 8% 20% 1% 0% 43% 13% 24% 8% 31% 10% 8% 91 101 174 22 A los encuestados se les dio tres opciones de respuesta en relación con la fuente de alimento consumido: (a) compra; (b) regalo/donaciones; y (c) otro (especifique). Sin embargo, en casi todos los casos, la opción (c) fue marcada, pero sin especificación. 44 La mayor concentración de hogares pertenecientes al nivel más bajo de la tipología de consumo se encuentra en Cundinamarca (Bogotá y Soacha) y Norte de Santander. Sin embargo, al ver la combinación de los niveles de consumo más bajo y bajo, Norte de Santander tiene la más alta proporción de hogares en estas dos categorías. Con respecto al buen nivel de consumo, Chocó comprende 43% de los hogares en esta tipología, seguido por Cesar/La Guajira con 20%. Sin embargo, estos datos merecen mayores explicaciones, ya que el análisis de la información recogida en los grupos focales y hogares encuestados en estas regiones indican un cuadro desalentador. La falta de oportunidades de empleo, la baja remuneración para el trabajo por día, los altos gastos en alimentos y los altos niveles de analfabetismo funcional entre los jefes de hogar, son indicadores poco optimistas. Como se indicó anteriormente, los hogares que tienen un buen nivel de consumo se benefician de tres fuentes de alimentos: compra, regalo/donación y "otros". La importancia de la última fuente "otros" no debe ser subestimada, ya que permite acceder a alimentos diferentes a los básicos. Cuando se combina con regalo/donación, esta fuente adicional de alimentos es reportada por aproximadamente 50% de los hogares con buen nivel de consumo. Teniendo en cuenta lo anterior, la introducción de nuevas variables, combinadas con las tipologías de consumo, puede ayudar a explicar mejor las características de los hogares. Así, por ejemplo, al revisar los gastos mensuales totales, se observa que son, en promedio, de 214.000 pesos por mes. De este monto, 58% se destina a la compra alimentos. Cuando se descarta entre los grupos de consumo, se observan aumentos graduales en la parte de los gastos mensuales dedicados a alimentos entre las tipologías de consumo. Tabla 10. Proporción de Gastos Mensuales Dedicados a Alimentos Junto con las Tipologías de Consumo Tipología de Consumo Gastos Totales Mensuales (en Pesos) Porcentaje de Gastos Totales Dedicado a Alimentos Nivel Más Bajo 156,106 48% Nivel Bajo 183,494 54% Nivel Normal 210,019 58% Nivel Bueno 276,838 64% En términos de gasto mensual per capita en alimentos, vemos patrones similares en las tipologías de consumo. Los hogares con buen nivel de consumo gastan casi tres veces más per capita en alimentos que aquéllos de nivel de consumo más bajo. Tabla 11. Gastos Mensuales en Alimentos en Alimentos Per Capita por Tipología de Consumo Tipología de Consumo Gastos Per Capita en Alimentos (en Pesos) Nivel Más Bajo 13,459 Nivel Bajo 18,054 Nivel Normal 21,586 Nivel Bueno Total 35,915 23,860 45 Esto indica que los hogares en las categorías de mejor consumo tienen mejores ingresos y, por lo tanto, pueden satisfacer sus necesidades de consumo de alimentos. Sin embargo, cuando se comparan los patrones de gasto con otras variables, se encuentra que: • Aproximadamente 40% de los hogares con buen nivel de consumo indican que reciben asistencia externa, lo que se compara con sólo 30% en el nivel más bajo de la tipología de consumo; • Alrededor de 24% de los hogares con buen nivel de consumo también indican que tienen acceso al crédito (dinero, especie) de familiares y amigos. Solamente 9% de los hogares con nivel más bajo de consumo reportaron lo mismo; • Alrededor de 50% de los hogares que tienen un buen nivel de consumo reportan que las fuentes de alimento son donación/regalo y otras fuentes. Se puede concluir que los hogares con mejores niveles de consumo tienen la posibilidad de acudir a varias fuentes para cubrir el déficit inmediato, sin disminuir necesariamente sus ingresos. Lo contrario sucede con los hogares en el nivel más bajo de consumo. Es más probable que deban acudir a sus activos de corto plazo (por ejemplo, salarios) para comprar alimentos, ya que no pueden acceder a fuentes alternativas. Al cruzar las variables duración del desplazamiento y tipología de consumo (Tabla 12), no se observa un patrón lineal. Esto indica que los patrones de consumo de alimentos no mejoran necesariamente con el tiempo. No existe indicación que los hogares que han sido desplazados largo tiempo tengan la capacidad de generar suficiente ingreso para acceder a los alimentos, lo que es importante, dado que la mayoría de los hogares los compran. Otra explicación es quizás que los hogares desplazados no tienen la capacidad de acceder a otros servicios gubernamentales de post-emergencia que podrían aliviar la carga monetaria en gastos no alimentarios. Tabla 12. Tiempo de Desplazamiento por Tipología de Consumo Tipología de Consumo Total Nivel Más Bajo 17 Nivel Bajo 29 Nivel Normal 13 Nivel Bueno 27 0-3 meses 21 10 9 26 66 3-9 meses 40 25 44 51 160 9 + meses 41 27 35 70 173 119 91 101 174 485 No Responde Total 86 Observando las fuentes de ingreso y las tipologías de consumo, tampoco hay muchas diferencias en lo que se refiere a las fuentes de ingreso. En general, el trabajo no calificado es la actividad principal de ingresos, independientemente de la tipología de consumo. Los hogares que se ubican en las tipologías de consumo más bajo y bajo tienen las siguientes fuentes adicionales de ingreso: • • • • Ventas ambulantes (dulces, baterías, cigarrillos) Venta de alimentos preparados Mendicidad Labores agrícolas 46 Aunque existe demanda de mano de obra no calificada, no siempre es posible encontrar oportunidades de trabajo. El 61% de los hogares en todas las categorías de consumo reportan que, al momento de la encuesta, no están trabajando. Las familias que pertenecen a la categoría de consumo más bajo representan el porcentaje más grande dentro de la cifra general, pero también encontramos una proporción grande dentro de la categoría de buen nivel de consumo. Tabla 13. Trabajo actual por Tipología de Consumo Tipología de Consumo (% de Familias) Nivel Más Bajo ¿Está usted trabajando actualmente? Total Nivel Bajo Nivel Normal Nivel Bueno Sí 30% 43% 44% 40% No 70% 57% 56% 60% 119 91 101 174 Cuando se observan los diferentes escenarios presentados, surgen algunas conclusiones generales, como las siguientes. Los ingresos de los desplazados no son estables ni diversificados. Todos los hogares, en mayor o menor grado, dependen del trabajo temporal no calificado. Por ende no hay una indicación clara que los hogares desplazados que tienen mejores patrones de consumo de alimentos tengan un mayor acceso a los recursos económicos que les permiten comprar una mayor cantidad y variedad de alimentos. Los desplazados que tienen un buen nivel de consumo tienen una mayor capacidad para acudir a redes informales, asistencia externa y fuentes informales de crédito, protegiendo así sus ingresos. Por otra parte, es más probable que los hogares con el nivel más bajo de consumo agoten sus activos de corto plazo para comprar alimentos, dado que no han logrado beneficiarse de estas redes informales. La duración del desplazamiento no afecta drásticamente los patrones de consumo de alimentos. Es probable que los hogares que tienen mejores patrones de consumo, accedan a una mayor variedad/diversidad de alimentos, independientemente del tiempo de desplazamiento. Sin embargo, no hay garantía que estas familias estén consumiendo cantidades adecuadas. 47 Resultados generales y conclusiones Las familias desplazadas afrontan considerables riesgos para adaptarse al medio urbano, su principal destino. La falta de seguridad y de ingreso estable, la carencia de vivienda, la dificultad de acceso a los servicios de salud y educación y el bajo nivel de higiene y saneamiento, son factores que aumentan la vulnerabilidad de las familias desplazadas en cuanto a la inseguridad alimentaria y económica. Aunque los resultados obtenidos en los seis departamentos no son representativos de toda la población desplazada, ofrecen una visión general de las tendencias socio-económicas actuales de dicha población. Estos resultados deberían leerse junto con encuestas y estudios previos sobre el desplazamiento. Los principales resultados y conclusiones de la Evaluación Conjunta son: 1. Los patrones demográficos revelan una población joven En los hogares encuestados, el tamaño promedio de la familia es de 6 personas. Sin embargo, dando una mirada retrospectiva y observando toda la población de la muestra 2.847 personas - 62% son niños y niñas menores de 18 años. En Norte de Santander, este porcentaje aumenta a 77%, considerablemente más alto que en otros departamentos. De los niños y niñas de 6-14 años de edad, 66% (580) están asistiendo a la escuela. El tiempo de desplazamiento influye considerablemente sobre la asistencia escolar de los niños y niñas en este grupo de edad. Más de dos tercios de los hogares que reportan que sus hijos están asistiendo a la escuela, llevan más de 3 meses de desplazamiento. Para fines de comparación, aunque el intervalo de edad difiera, el Informe del Banco Mundial sobre la Pobreza en Colombia reporta que, en 1999, el índice de niños y niñas no desplazados matriculados entre las edades de 7-11 años era 95%23. No se puede garantizar que los hijos de los desplazados continúen asistiendo a la escuela. El estudio de PMA con Econometría del 2003 sobre la población desplazada encontró que el índice de deserción más alto era entre en el rango de 12-15 años de edad. Las discusiones de los grupos focales realizadas en los seis departamentos como parte de la Evaluación Conjunta ofrecen una explicación cualitativa de los resultados del estudio aludido. Las mujeres y los hombres reportan que los costos asociados con la escolaridad — uniformes, matrículas, materiales escolares— constituyen una limitante monetaria para los hogares desplazados. Los jóvenes representan una fuente adicional de mano de obra que puede utilizarse para generar ingresos que satisfagan necesidades básicas. Esto influye de manera creciente en la decisión de los padres de enviar o no a sus hijos a la escuela. La carga de suplir las necesidades básicas de esta población joven es desalentadora. El número promedio de años de escolaridad de los jefes de hogar en la muestra es de 4 años. Sin embargo, 62% de los jefes de hogar pueden leer y escribir un mensaje sencillo. Dado que la movilidad laboral está ligada al nivel de educación, es improbable que los adultos de la muestra encuentren empleo bien remunerado. 23 Banco Mundial, 2002. Informe sobre Pobreza en Colombia 48 En los centros urbanos, las familias tienen que ingeniarse para satisfacer varias prioridades: alimentos, vivienda, vestuario, transporte y salud. Todas estas necesidades requieren desembolsos de dinero. Al tratar de satisfacer otras necesidades básicas, la educación puede ser relegada a un segundo plano. Ello se ve confirmado con la información recogida sobre el tipo de gastos. En promedio, los hogares encuestados sólo asignan 3% de sus gastos mensuales a educación. En los grupos focales, los hombres y las mujeres confirman estos datos. Se considera que la educación de los hijos es valiosa, dado que aumenta la posibilidad de salir de la pobreza. Sin embargo otras prioridades son también importantes y se espera que los niños y niñas contribuyan a satisfacer las necesidades básicas de los hogares. Así, las necesidades actuales amenazan la movilidad económica de las generaciones futuras, limitando las posibilidades de escapar de la pobreza y la exclusión. 2. La seguridad alimentaria y la económica se entrelazan Los resultados de la Evaluación Conjunta indican que la seguridad alimentaria y la económica se entrelazan en la vida de las familias desplazadas. Antes del desplazamiento, los desplazados eran predominantemente agricultores. Estas habilidades ya no son relevantes ni negociables en un medio urbano. En efecto, el desplazamiento le arrebata a las familias desplazadas el único medio productivo que proporciona seguridad alimentaria y de subsistencia: la tierra. La pérdida de ésta, reduce su capacidad de satisfacer sus necesidades básicas (consumo de alimentos), el acceso a los servicios sociales y la generación de ahorro y de bienes. Dado que el 67% de los hogares encuestados señalan que su principal fuente de alimentos es mediante la compra, su único activo disponible para acceder a los alimentos, es su mano de obra. No obstante, resulta difícil acceder a oportunidades de trabajo. Alrededor de 61% de las personas cabeza de familia entrevistadas indica que, en el momento de la encuesta, no está trabajando. Además, 78% reporta no tener acceso al crédito formal o informal. De los hogares que sí tienen acceso, 19% reporta poder acudir a fuentes informales, principalmente familiares y amigos. Aunque las cifras señalan que el acceso al crédito es limitado, hay fuertes indicios de que el préstamo informal es mucho más común que lo reportado. En todos los departamentos, los grupos focales reportan que el alimento se compra a menudo a crédito y que los prestamistas particulares ofrecen pequeños créditos. Por lo tanto, es importante no perder de vista que la información recopilada puede ocultar redes informales de intercambio. Solamente 42% de los hogares reporta haber trabajado durante los últimos 30 días. En algunos casos, los días trabajados no generan suficiente ingreso. El número promedio de días trabajados por mes es 15. Sin embargo esto varía de un departamento a otro. Por ejemplo, en Antioquia, los hogares que reportan haber encontrado trabajo durante los últimos 30 días, laboran un promedio de 7 únicamente; en Caquetá, 17; y 8 en Cesar/La Guajira. Las discusiones en los grupos focales revelan que los salarios son de rangos extremadamente bajos: de 5.000 a 10.000 pesos diarios (USD $ 2-4). Utilizando estos montos como valores indicativos y multiplicándolos por el número promedio de días de trabajo (es decir, 15), el ingreso mensual estimado de un hogar desplazado sería de 49 75.000 a 150.000 pesos (USD $ 30-60). Aunque la variación entre este rango es bastante alta, y también basados en los salarios reportados por grupos focales, las conclusiones proveen un punto de partida analítico para propósitos comparativos. Por ejemplo, en el 2003 en un estudio de Econometria, con datos de 1,500 hogares, el ingreso promedio era de 227.000 pesos (USD $88). El último representa solo el 68 % del salario mínimo del país en 2003 (332.000 pesos por mes). Si se toma el valor más alto de 150.000 pesos, los hogares encuestados obtienen solamente 41% del salario mínimo en 2004(365.000 pesos por mes). En cuanto al tipo de fuentes de ingreso existentes y accesibles, el tiempo de desplazamiento no tiene gran incidencia. Considerando las fuentes de ingreso durante los últimos 3 meses, 45% de los hogares encuestados reportan que su fuente primaria de ingresos es el trabajo no calificado. Las ventas ambulantes y la mendicidad son reportadas como fuente secundaria de ingreso por aproximadamente el 20% de los hogares encuestados. Como actividades adicionales se indican la venta de alimentos preparados y las labores agrícolas. La sostenibilidad de los medios de subsistencia basada principalmente en una sola fuente de ingresos, es cuestionable. Para los hombres, el trabajo manual es la principal actividad, en tanto que para las mujeres, es el trabajo como empleadas domésticas. En ambos casos, los salarios pueden contraerse, ya que las familias desplazadas compiten entre sí por los mismos trabajos, en los mismos lugares, y los empleadores tratan de pagar el mínimo posible por sus servicios. Las familias desplazadas afrontan un conjunto de riesgos externos e internos que tienen una influencia directa sobre su seguridad alimentaria y económica. Los factores de riesgo mencionados con más frecuencia son: (a) aumento de los precios de los productos alimenticios básicos; (b) enfermedad de un miembro de la familia; (c) incapacidad del miembro cabeza de familia para trabajar / pérdida de fuente de ingreso. El 76% de los hogares reporta que una combinación de estos tres riesgos los ha afectado en los últimos 6 meses. A su vez, alrededor de dos tercios de éstos indican que estos riesgos afectan en su capacidad de acceso a los alimentos para el auto-consumo. En la mayoría de los casos, la respuesta de los hogares a estos factores de riesgo es la reducción de la compra y el consumo de alimentos, ya sea: (a) reduciendo el número de comidas ingeridas cada día; o (b) cambiando a alimentos de menor calidad y precio. Cuando se colocan en el contexto más amplio de la seguridad alimentaria y económica, las respuestas de los hogares a los factores de riesgo no son sorprendentes. La carencia de ingreso estable, ahorros, crédito o bienes que puedan venderse o intercambiarse por otros bienes y servicios, hace que los productos alimenticios se convierten en lo único que puede racionarse con el fin de mitigar y afrontar los efectos negativos de los riesgos identificados. 3. Los patrones de gasto se orientan prioritariamente hacia los alimentos La información recolectada indica que el gasto total promedio mensual es de 214.000 pesos, del cual 58% se destina en promedio a alimentos. De éste, cereales y tubérculos representan 25%. Al igual que en la variable fuentes de ingresos, los patrones de gasto no 50 se diferencian drásticamente entre las familias desplazadas al considerar el tiempo de desplazamiento. En comparación, el estudio realizado por el PMA y Econometría en 2003, reportó un promedio de gastos mensuales de 335.000 pesos, con alrededor de 59% destinado a alimentos. Las cifras oficiales de un estudio del DANE de 1995 sobre ingresos y gastos reportaron que los hogares pobres no desplazadas gastaron destinaban alrededor de 45% de sus gastos totales mensuales en alimentos. De cualquier forma que se vea, la proporción del presupuesto familiar dedicado a alimentos entre los hogares encuestados es muy alta. Los principales gastos no alimentarios, que conforman el 42% restante, son los servicios públicos (agua, electricidad, gas) y la vivienda. Éstos representan, en promedio, 12% y 9% de los gastos no alimentarios, respectivamente. Los gastos en salud y educación son menos significativos en los desembolsos mensuales no alimentarios y representan 6% y 3%, respectivamente. En los grupos focales se reporta que la salud y la educación son áreas importantes para las familias desplazadas. Los hombres y las mujeres señalan que la baja calidad de los sistemas de saneamiento y alcantarillado generan enfermedades entre los niños y niñas, pero que no están en capacidad de asumir los gastos de los tratamientos médicos. En términos de educación, los gastos escolares se mencionan como la mayor restricción para matricular a los hijos. Como se observó anteriormente, los hogares desplazados deben establecer prioridades entre diversas exigencias que requieren desembolsos de dinero. Es evidente que el alimento es la prioridad principal. Los recursos requeridos para desarrollo de capital humano se desvían cada vez más hacia la compra de alimentos, lo que incide negativamente en las oportunidades de educación y bienestar de los hijos. Finalmente, el pago de las deudas es un factor importante en el gasto mensual. Asciende en promedio a 5%, porcentaje mayor que el dedicado a la educación. Las deudas se relacionan probablemente con los alimentos, ya que las familias reportan comprar alimentos a crédito en las tiendas de barrio. La prioridad que los hogares desplazados asignan a los alimentos puede crear ciclos recurrentes de deudas, dado que el nivel actual de ingresos no es suficiente para comprar cantidades adecuadas de alimento. 4. Patrones actuales de consumo de alimentos El 43% de los hogares encuestados se ubican en los niveles más bajo y bajo de las categorías de consumo, lo que significa que: (a) no consumen diariamente alimentos básicos (arroz, yuca, plátano); o (b) consumen solamente alimentos básicos y al menos un producto adicional en forma diaria. Esto implica que tanto la cantidad como la variedad de los alimentos consumidos son bajas. De los hogares ubicados en los niveles más bajo y bajo de la tipología de consumo, 73% de los hogares compran sus alimentos y 17% los reciben como donación/regalo. El trabajo no calificado, la venta ambulante, la mendicidad, la venta de alimentos preparados y las labores agrícolas constituyen las principales fuentes de ingreso de los hogares de estas dos categorías. Los hogares que reportan haber trabajado durante el último mes, lo hicieron en promedio solamente 14 días. 51 Es más probable que los hogares con niveles buenos de consumo de alimentos: (a) se beneficien de programas de asistencia externa; (b) tengan acceso a crédito informal (en efectivo o especie) por parte de familiares o amigos; (c) consuman más alimentos producto de donación/regalo. Esto implica que los hogares con buen nivel de consumo pueden recurrir a varias fuentes de apoyo para satisfacer el déficit de consumo. Lo contrario sucede con los hogares en el nivel más bajo de la tipología de consumo, quienes probablemente recurren a sus activos de corto plazo —por ejemplo, su salario—, ya que no tienen el mismo nivel de apoyo. El consumo de alimentos no mejora necesariamente en la medida en que el desplazamiento se prolonga en el tiempo. No hay indicios de que las familias que han sido desplazadas por más tiempo tengan capacidad de generar ingreso suficiente para acceder a los alimentos, dado que la mayoría de éstos se compran. 5. Redes sociales y asistencia externa 62% de los hogares encuestados reportó no tener acceso a asistencia externa. Dos tercios de éstos, llevan entre 3-9 meses o más de 9 meses de desplazamiento. Esto sugiere que no tienen acceso a los programas de post-emergencia del Gobierno, especialmente aquéllos relacionados con estabilización económica, reubicación y reasentamiento. En ausencia de asistencia oficial, las familias desplazadas confían principalmente en las redes sociales informales que ofrecen apoyo económico y social. Estas redes son extremadamente importantes, por cuanto ofrecen bienes y servicios que usualmente no son accesibles a la población desplazada. El bienestar socioeconómico de los hogares encuestados varía muy poco en relación con el tiempo de desplazamiento. Alimentos, vivienda y servicios públicos se reflejan como prioridades en el gasto de los hogares. Las redes sociales llenan los vacíos, especialmente en términos de alimento y vivienda. A pesar de su función social, las redes informales también tienen características negativas, dado que en ocasiones tienden a inducir a las familias a contraer deudas que no pueden pagar fácilmente. Al mismo tiempo, existe el riesgo que, al asumir más deudas, especialmente por alimentación, se afecte el acceso a otras necesidades básicas, principalmente salud y educación. 52 Recomendaciones El Gobierno de Colombia tiene la responsabilidad general de asegurar que los desplazados puedan ejercer los derechos constitucionales y recibir asistencia humanitaria y atención integral. El Estado tiene la obligación, de acuerdo con la sentencia T-327 de 2001, de implementar mecanismos que permitan investigar las causas del desplazamiento, establecer procesos judiciales con respecto a los actos que causan el desplazamiento y asegurar la reparación de los daños o las pérdidas causadas por el mismo. Además, con el fin de asegurar los derechos de las poblaciones desplazadas, la Corte Constitucional sentenció en el 2004 (T-025) que es inconstitucional negar los derechos de la población desplazada. Las autoridades nacionales y departamentales están obligadas a responder en una forma oportuna y conveniente, asegurando al menos los derechos fundamentales mínimos de los desplazados. Contribuyendo a llenar algunos vacíos, organizaciones como el CICR y el PMA pueden jugar un papel importante de apoyo en la implementación de políticas y programas diseñados para soluciones sostenibles. En este contexto, se ofrecen las siguientes recomendaciones para apoyar al Gobierno y sus socios en sus esfuerzos. El papel de la asistencia humanitaria debe ser visto en el contexto de los principales resultados y recomendaciones de este Informe. Aunque no pueda resolver ciertos problemas estructurales (por ejemplo, violencia, pobreza, falta de integración social) que afrontan los desplazados, puede contribuir, mediante la satisfacción de las necesidades básicas durante la primera fase del desplazamiento, a la implementación de soluciones sostenibles, siempre que el Gobierno de Colombia ejecute políticas y programas claros y adaptados. Si las modalidades actuales para identificar las familias vulnerables se centran en los más vulnerables y los programas y proyectos pueden ser formulados teniendo en cuenta esta prioridad en la selección, la asistencia humanitaria puede fortalecer la capacidad de la población más vulnerable para satisfacer sus necesidades urgentes alimentarias y no alimentarias. De igual modo, puede facilitar el camino para cambios estructurales a largo plazo que se propongan aumentar el bienestar socio-económico de las poblaciones desplazadas. Recomendaciones de políticas 1. Implementar las prioridades de las políticas existentes para asegurar la protección de la población civil. La violencia continua es el principal factor de desplazamiento. Aunque hay medios legislativos e institucionales a través de los cuales la población en general debe ser protegida, en muchas ocasiones, ésta no es la realidad. El Gobierno de Colombia debe asegurar el respeto del Derecho Internacional Humanitario, en particular, los principios de limitación, distinción y proporcionalidad, con el fin de evitar el desplazamiento cuando sea factible y asegurar la protección de los desplazados. Con el fin de evitar el desplazamiento y/o proteger a la población desplazada, los grupos armados deben cumplir los principios humanitarios de limitación, distinción y 53 proporcionalidad, así como la obligación general de proteger a la población civil y garantizar también el acceso a la población vulnerable. 2. Fortalecer y adaptar las políticas y mecanismos existentes para asegurar el restablecimiento social y económico de la población desplazada. Si bien las necesidades de emergencia de los desplazados están generalmente cubiertas durante los primeros meses de desplazamiento, los programas existentes no aseguran soluciones sostenibles, en particular, en términos de generación de ingreso, acceso a la tierra, crédito, educación, salud y vivienda. El Gobierno de Colombia debe analizar la brecha entre lo que se prevé dentro de su marco legal y la implementación actual de sus programas, con el fin de asegurar el reestablecimiento de la auto-subsistencia y reducir la vulnerabilidad de la población desplazada. 3. Los esfuerzos actuales por armonizar la forma en que los desplazados son identificados, caracterizados y apoyados debe mejorarse para responder a la naturaleza dinámica del desplazamiento. La RSS está trabajando en un conjunto de metodologías que puedan mejorar el seguimiento de las familias desplazadas. Si bien éste es un proceso importante, existe el riesgo que los métodos futuros sean de naturaleza estática y que no respondan a la dinámica evolutiva del desplazamiento. Algunas organizaciones nacionales e internacionales trabajan actualmente con el fin de incorporar la naturaleza cambiante del desplazamiento en la definición del número de desplazados, sus características y su vulnerabilidad relativa. La RSS debe trabajar con estas agencias para asegurar la consistencia y flexibilidad de los enfoques metodológicos. 4. Extender el enfoque y cobertura de los programas actuales de protección social. El Gobierno, en asociación con el Banco Mundial, se ha propuesto un ambicioso programa de protección social. Sin embargo, parte del enfoque se dirige a la atenuación de los efectos de la recesión económica que comenzó a finales de la década de 1990. Si bien se conoce, el impacto del desplazamiento en los sectores sociales, sólo ha sido considerado en las políticas y programas recientemente. Hay un gran potencial para extender el enfoque de los programas de protección social (salud, educación, empleo) hacia la población desplazada. En tal sentido, los desplazados que sean susceptibles de beneficiarse con este apoyo deben ser seleccionados sobre la base de criterios sólidos que pueden desarrollarse a partir del trabajo de la RSS y otras organizaciones (ver Recomendación 2). En esencia, esto representaría el nexo entre la asistencia humanitaria y el desarrollo. Una posibilidad es explorar la factibilidad de un acuerdo para compartir la tarea, mediante el cual cierto número de familias desplazadas puedan incorporarse gradualmente a los programas de protección social. 5. Reducir las barreras para obtener acceso y beneficiarse de los servicios sociales básicos. Aunque las familias desplazadas tienen derecho a los servicios básicos de educación y salud, su capacidad para aprovechar estas oportunidades es limitada. Los costos y gastos para los usuarios son excesivamente altos, especialmente en lo relativo a las matrículas escolares, los uniformes y los medicamentos. Las enfermedades contagiosas son usuales en los niños y niñas de las familias desplazadas, debido al hacinamiento de la población, la falta de acceso al agua potable y problemas de saneamiento. Se recomiendan dos opciones de política para mejorar la eficiencia y la equidad de los servicios sociales en los asentamientos de los desplazados: (a) aumentar la participación del gasto público en salud básica y educación, con inversiones dirigidas a ese campo; (b) promover obras públicas con mano de obra intensiva para rehabilitar alcantarillados y otros sistemas de saneamiento. Ambas podrían satisfacer, a corto plazo, las necesidades de los desplazados y, a mediano plazo, redundar en un 54 mejoramiento del estado de la salud y de las oportunidades educativas para los niños y niñas. Recomendaciones operacionales 1. Diseñar e implementar una metodología de encuesta en profundidad sobre el estado socio-económico de los hogares desplazados y no desplazados que pueda utilizarse como una metodología de referencia por otras agencias. Hasta la fecha, se han realizado varias encuestas sobre las condiciones socioeconómicas de las familias desplazadas y no desplazadas. Sin embargo, diferentes metodologías, tamaños de muestras y objetivos han impedido una comparación sistemática de las tendencias. Con el fin de comprender mejor las diferencias, similitudes y relaciones entre las opciones de respuesta de las poblaciones desplazada y no desplazada, se requiere una encuesta más profunda. Esta metodología debe ser compartida y utilizada, cuando sea factible, por el Gobierno, la sociedad civil y la comunidad internacional para fortalecer las relaciones existentes. A su vez, contar con el esfuerzo de varias agencias puede facilitar un mejor conjunto de opciones de respuesta para la emergencia y la post-emergencia. 2. Lanzamiento de una campaña de promoción que resalte la situación de los desplazados. La población desplazada no siempre tiene voz o capacidad para sensibilizar al público sobre su situación. El lanzamiento de una "campaña de apoyo" en nombre de los desplazados puede mejorar, de manera importante, la comprensión nacional e internacional sobre sus necesidades y aspiraciones. Esta campaña debe centrarse no sólo en los aspectos de nivel macro, sino también en buenas prácticas operacionales para apoyar la población desplazada. Los ejemplos en este sentido deberían surgir del Gobierno, la sociedad civil y los programas y proyectos de agencias internacionales. 3. Considerar el uso de tipologías de consumo de alimentos como uno de los elementos para orientar la asistencia alimentaria, como en el caso de las actividades del tipo de recuperación nutricional del PMA. Otros criterios podrían incluir, por ejemplo: (a) familias con 8 ó más miembros; (b) familias con una mayoría de miembros menores de 18 años de edad; (c) familias que sólo han trabajado 10 días o menos en el último mes; (d) familias con gastos mensuales menores de 200.000 pesos. Finalmente, se necesitará mejorar las tipologías de consumo de alimentos y actualizarlas de acuerdo con la situación socioeconómica cambiante de las familias desplazadas. Estos cambios, por ejemplo, pueden basarse en los resultados de una encuesta en profundidad que identifique simultáneamente las necesidades alimentarias y no alimentarias. 4. Las modalidades para la prestación de la ayuda humanitaria deben centrarse en el desarrollo del capital humano. Si la ayuda humanitaria se orienta adecuadamente, puede ayudar a fortalecer el capital humano de las familias desplazadas, especialmente en el área de la salud y la educación. Las intervenciones basadas en aspectos alimentarios y no alimentarios pueden: (a) ayudar a rehabilitar los sistemas de acueducto y saneamiento; (b) liberar recursos que las familias destinan a los alimentos, pero que podrían asignarse a los servicios sociales; (c) mejorar el 55 conocimiento y la conciencia de la población desplazada sobre nutrición, atención de salud y salud reproductiva. 5. Desarrollo de las competencias que permitan a la población adulta desplazada mejorar el acceso a los medios de subsistencia. En las familias desplazadas, la ayuda humanitaria y no humanitaria debe centrarse en el desarrollo de las capacidades de los adultos. Dado el bajo nivel de educación y las limitaciones para transferir las competencias agropecuarias a la economía urbana, las estrategias actuales de subsistencia no pueden generar suficientes ingresos. En términos de apoyo a la subsistencia, las intervenciones deben facilitar el empleo productivo que pueda generar ingreso, ahorros y bienes. La concesión de créditos comunitarios es una opción, incluyendo un componente de capacitación de adultos. Sin embargo, todo esfuerzo necesitará planeación y diseño apropiados para asegurar que las iniciativas cuenten con suficiente tiempo para generar dividendos y resultados. 56 COMENTARIOS DE LA RED DE SOLIDARIDAD SOCIAL AL DOCUMENTO IDENTIFICACIÓN DE LAS NECESIDADES ALIMENTARIAS Y NO ALIMENTARIAS DE LOS DESPLAZADOS INTERNOS Evaluación conjunta PMA-CICR Como lo he señalado en varios espacios de interlocución con las agencias internacionales, las entidades que conforman el SNAIPD, la sociedad civil y las mismas comunidades de desplazados, el gobierno nacional reitera la importancia y el aporte que la comunidad internacional representa en la asistencia a la población desplazada en Colombia. Esta consideración tiene una mayor relevancia, reconociendo el valioso trabajo que particularmente el gobierno ha recibido y, fundamentalmente los hogares desplazados, del Programa Mundial de Alimentos – PMA- y el Comité Internacional de la Cruz Roja –CICR-.” Quisiera realizar algunas reflexiones sobre el capítulo referente a la situación de la población desplazada en Colombia y, en particular, a lo que en el estudio se denomina “El Juego de Números”. Al finalizar el 2005 la tendencia a la baja en el registro de población que se desplazó durante el 2004 se mantendrá y llegará al 25.9% comparado con el año 2003. La proyección que hace el Gobierno Nacional de los colombianos desplazados durante el año que pasó, se acercará a los 163 mil. Lo anterior se explica por que la población desplazada tiene un año después de ocurrido el evento para declarar y ser incluido en el registro. Número de personas registradas en los últimos 4 años y proyección 450.000 400.000 422.977 373.702 350.000 300.000 250.000 219.469 200.000 150.000 162.443 137.315 100.000 50.000 0 2001 2002 2003 2004 2004(p) Al analizar el comportamiento del registro en los años 2001, 2002 y Número de personas registradas y proyectado 2004 2003 para establecer el promedio de personas que declaran y se registran el mismo año, se encontró que el 81.3% de las personas registradas declaran dentro del período anual en que ocurrieron los hechos, mientras que el 18.7% lo hacen en el período anual siguiente a la fecha de ocurrido el desplazamiento. Dirección Tecnica – Programa de Desplazados Conm. 5960800 Ext. 7373 – 7364 Calle 7 No. 6-54 - Bogotá – Colombia email: [email protected] – 57 Las cifras indican que en el 2002 se registraron 358.132 personas desplazadas el mismo año y 64.845 desplazadas el año anterior. En el 2003 se registraron 185.831 colombianos desplazados el mismo año y 33.638 del año 2002. A pesar de que el fenómeno del desplazamiento en términos absolutos sigue siendo difícil por el impacto que causa en las comunidades - el acumulado desde 1995 con fecha de corte 31 de diciembre de 2004 llega a 1.565.765 colombianos registrados - el Gobierno Nacional registra con complacencia la disminución en un 48% en el registro de población desplazada en el 2003 comparado con el 2002 y del 25.9% (proyectado) en el 2004 comparado con el 2003. La política de seguridad democrática como estrategia que aborda no sólo la recuperación y control militar del territorio, sino que se enmarca en el restablecimiento del imperio de la ley, la consolidación del estado social de derecho, el libre ejercicio de los principios democráticos y la defensa de los derechos humanos de la población colombiana, ha propiciado las condiciones para que el registro de población desplazada por la violencia continúe con tendencia a la baja. El siguiente cuadro indica la evolución del desplazamiento en tres regiones del país caracterizadas históricamente por la afectación de este fenómeno, así como los municipios donde se adelanta el Plan Patriota; en él, se evidencia la tendencia a la reducción del comportamiento. NÚMERO DE PERSONAS EXPULSADAS POR AÑO DE DECLARACIÓN REGION Catatumbo Oriente Antioqueño Plan Patriota Sierra nevada (resto el país) Total general 2002 18.552 2003 6.177 2004 2.684 17.220 14.724 6.484 6.186 54.250 326.769 422.977 3.371 21.778 173.419 219.469 4.282 14.578 109.287 137.315 El leve aumento en la región del plan patriota obedece a los desplazamientos masivos generado por las FARC en la región de Peñas Coloradas, municipio de Cartagena del Chairá, y en La Unión Peneya, localidades hoy controladas por la Fuerzas Militares. Respecto a la diferencia de las cifras que reporta el Sistema Único de registro y la estimación del desplazamiento que realiza CODHES y sin desconocer que esta problemática requiere especial atención, es de anotar que la evolución del fenómeno se mide según las diferentes metodologías y dependiendo del sistema que se aplique; por tanto, la interpretación plana de las cifras que entregan uno y otro sistema de información puede dar lugar a imprecisiones, por lo cual se 58 señalan las estudio: siguientes consideraciones frente a lo consignado al respecto en el • CODHES maneja estadísticas desde 1985 incorporando en la definición de desplazados a los migrantes económicos, personas que se movilizan por fumigaciones y a damnificados de desastres naturales; el Registro Único de Población Desplazada de la Red de Solidaridad cuenta con información a partir de 1995 y circunscribe la definición de acuerdo con el artículo 1 de la Ley 387 de 1997. • El Registro es una herramienta administrativa que identifica de manera explícita a cada uno de los miembros de los hogares de la población desplazada que acuden al Estado Colombiano a fin de que le sea reconocida tal condición. Por el contrario, el sistema de información de CODHES es un sistema que estima la magnitud del desplazamiento con base en fuentes de orden secundario. • La comparación de las cifras en iguales períodos de tiempo entre los sistemas de CODHES y de la RSS desconoce el hecho de que según la metodología del registro la declaración puede ser rendida por la población desplazada hasta un año después de ocurridos los hechos del desplazamiento, lo cual hace que las cifras del registro sean dinámicas y reflejen con el tiempo una mayor precisión en la magnitud y tendencia del desplazamiento. • La metodología del registro permite conocer quiénes son los desplazados identificándolos de manera explícita mientras el sistema estadístico que aplican otros sistemas de información no asegura que se eviten duplicados y dependen en alto grado de la confiabilidad de las fuentes que reportan información. Ello implica por ejemplo, que si una persona se desplaza más de una vez, para el Sistema de Registro de la Red, esa persona es inscrita una sola vez y sus desplazamientos se reportan pero no se vuelve a contar en el total de personas desplazadas; para el caso de los sistemas simplemente estadísticos, las personas que soportan más de un desplazamiento son contadas en las cifras tantas veces como desplazamientos haya tenido. • Las proyecciones asociadas al número de desplazados que publica la RSS se basan en información del sistema de registro el cual, como se mencionó, es dinámico y mide el desplazamiento como un producto secundario, ya que sus objetivos primarios son los de conocer a cada hogar que solicita el reconocimiento de su condición y el de facilitar con base en ese conocimiento la protección de sus derechos. Con respecto al planteamiento sobre que el “nuevo desplazamiento no sólo es el resultado de la violencia, sino también hay familias del sector rural desplazadas como consecuencia de la fumigación de los cultivos de coca”, es mi deber aclarar que el artículo primero de la ley 387 establece unas circunstancias claras y 59 precisas para darle la condición o no de desplazado por la violencia, y no contempla que se deba incorporar y atender, en este contexto, a los colombianos que adelantan actividades ilícitas a través del cultivo de la coca. En el marco de la estabilización de la población desplazada y bajo el cumplimiento irrestricto de los principios de voluntariedad, seguridad y dignidad, el Gobierno de Colombia ha liderado, organizado y acompañado el retorno a sus lugares de origen de más de 70.000 colombianos, aplicando con rigurosidad el principio rector No 30, en coordinación y apoyo con todas las instituciones legítimas y democráticas del gobierno en sus distintos niveles. Por lo anterior, en los 132 procesos de retorno acompañados y apoyados por el Gobierno Nacional, la seguridad y la protección la garantizan las Fuerzas Militares y de Policía y el acompañamiento y apoyo permanente de las instituciones del Estado. Desde el punto de vista de las acciones de carácter humanitario, las Fuerzas Militares han participado en el diseño y desarrollo de acciones tendientes a minimizar los riesgos contra la vida y la integridad personal de aquella población que pueda estar expuesta, y han garantizado el libre paso de la ayuda humanitaria para los desplazados en las zonas afectadas; Previo a los 132 procesos de retorno que se han coordinado y acompañado y en los que 74.216 colombianos han vuelto a sus hogares, respetando los principios rectores de las Naciones Unidas de voluntariedad, dignidad y seguridad, las Fuerzas Militares y la Policía Nacional han realizado evaluaciones sobre las condiciones de seguridad en las regiones o localidades hacia las cuales se pretende retornar, información que es suministrada a la Red de Solidaridad Social con el fin de adelantar conjuntamente acciones o procesos requeridos para efectuar el retorno o mejorar dichas condiciones. Bajo las anteriores consideraciones, deseo reiterar que los retornos se han adelantado garantizando la no repetición de los hechos que generaron el desplazamiento y siempre en coordinación con las demás instituciones estatales. En relación con las modalidades de restricción, bloqueos o confinamientos que el estudio menciona, si bien los actores armados ilegales han buscado, en su afán de demostrar control territorial, limitar y restringir la libre circulación de la población en el territorio y su acceso al aprovisionamiento básico, la política de seguridad democrática ha contribuido, en dos años y medio de implementada, a garantizar el derecho a la libre movilización de los colombiano, generando un repliegue de estos actores hacia zonas apartadas y posibilitando la movilidad libre de los campesinos, el regreso de la institucionalidad y de los funcionarios y se superó la restricción de alimentos. Complementariamente, se ha venido desplegando un conjunto de estrategias y acciones que pretenden el fortalecimiento de la administración civil en las localidades afectadas por la violencia y la protección directa a comunidades en alto riesgo de desplazamiento, todo ello con miras a garantizar el goce efectivo de la libertad de residencia y movilización, promoviendo el acercamiento entre el Estado y las comunidades directamente afectadas. 60 Un ejemplo de lo anterior se manifiesta en la creación del Centro de Coordinación de Acción Integral, instancia presidencial, que adelanta acciones sociales que fortalecen la gobernabilidad, legitimidad y credibilidad en 7 regiones estratégicas del país: Sierra Nevada de Santa Marta, Catatumbo (Norte de Santander), Arauca, Sur del país (Cartagena del Chairá, San Vicente del Caguán, Miraflores – anteriormente conocida como la capital mundial de la coca -, Calamar y La Macarena, Tumaco en el suroccidente el país, y medio y bajo atrato chocoano en el noroccidente de Colombia. Desde el Centro de Coordinación, el Gobierno Nacional se posibilitó una nueva dinámica de circulación en regiones como la de Marocazo en el municipio de San Juan del Cesar en la Sierra Nevada de Santa Marta, en donde por ejemplo, después de cuatro o cinco años se realiza la visita de funcionarios públicos que permiten dinamizar los programas estatales en beneficio de población pobre, vulnerable o desplazada, en donde se logró levantar retenes ilegales que restringían el paso de alimentos a los campesinos, e incluso alimentos de organismos gubernamentales dirigidos a la población infantil (Caso retenes en la vía Fundación - Santa Clara - el Cincuenta en el departamento de Magdalena). En aquello casos en donde por diversas fuentes se ha informado sobre la posible o real restricción a la circulación de civiles o de aprovisionamiento, el Gobierno Nacional ha adoptado medidas, por una lado, del orden militar para tomar el control de territorios y vías de acceso, y por otro, de orden humanitario promoviendo y organizando misiones humanitarias que con el concurso de organismos internacionales humanitarios, la iglesia y la Defensoría del Pueblo, entre otros, han permitido verificar las situaciones, actuar de manera inmediata y generar un espacio de acompañamiento permanente. Por último, difiero de la anotación según la cual “Sin embargo, dada la experiencia anterior, es razonable suponer que el SNAIPD se demorará en su tarea de reorientación burocrática y operacional”, por cuanto los resultados de mi gestión y la de las demás entidades miembros del Sistema, bajo las directrices emanadas por el Presidente de la República, reflejan el gran compromiso para reducir los efectos que el desplazamiento ha ocasionado a los compatriotas desplazados, compromiso que se hace visible con la expedición del decreto 250 del pasado 7 de febrero que aprueba el Plan Nacional de Atención a Población Desplazada, así como en los resultados concretos obtenidos en los distintos programas y el incremento significativo de los recursos de inversión para solucionar este problema humanitario. 61 • Comentarios sobre los resultados de la evaluación conjunta Múltiples beneficios pueden vislumbrarse del estudio, dentro de los cuales el Gobierno Nacional quiere destacar la valiosa información que aportan los resultados para la complementación de la caracterización de los hogares desplazados que se ha venido adelantando. Particularmente, las características demográficas generales, su situación alimentaria y económica, los factores de riesgo, la respuesta a estos últimos y las tipologías de consumo, representan un valioso insumo para el diseño de los programas y proyectos que adelanta el gobierno nacional y las entidades que conforman el Sistema Nacional de Atención a Población Desplazada en el nivel territorial, en el marco del Plan Nacional de Atención a Población Desplazada aprobado el pasado mes de febrero. En efecto, dichos resultados se constituyen en importantes elementos tanto para el direccionamiento de la atención humanitaria de emergencia como para la orientación de los programas tendientes a generar condiciones que permitan el autosostenimiento económico de las familias. Específicamente para la primera, algunas de las variables sociales y económicas analizadas en el estudio son de especial interés para la focalización y adecuación de la asistencia humanitaria de emergencia que brinda directamente la Red de Solidaridad Social, con especial énfasis en su utilidad para identificar los hogares que se encuentran en mayor riesgo de vulnerabilidad alimentaria y económica. Por su parte, los resultados del estudio llaman la atención sobre una tarea prioritaria para el gobierno que consiste en la necesidad de generar un mayor vínculo entre la fase de asistencia humanitaria de emergencia y la estabilización socioeconómica en el marco de los procesos de retorno y reubicación, de tal manera que se garanticen niveles mínimos de autosostenimiento. En tal sentido, es tarea prioritaria para el gobierno nacional durante el presente año, el desarrollo de acciones humanitarias tendientes al acompañamiento psicosocial y vocacional de la población, con el fin de constituirlos en sujetos activos de su propio proyecto de vida, de perfilar sus posibilidades ocupacionales y de promover su preparación para la generación de ingresos, obviamente con la garantía de la disponibilidad de servicios básicos en materia de salud, educación y bienestar de la familia. 62 De otra parte, compartimos la preocupación por la necesidad de incrementar la capacitación y mejorar las habilidades de la población adulta en aras de facilitar su accesibilidad a las oportunidades que el mercado ofrece, lo cual redundará en aliviar la dependencia económica que soportan de los menores de 18 años. Respecto a esta última franja poblacional, tal como lo denota el estudio y con el fin de asegurar mejores posibilidades para su crecimiento personal y laboral futuro, el gobierno deberá continuar realizando ingentes esfuerzos para superar las barreras señaladas que limitan la accesibilidad y permanencia de los menores en el sistema educativo. Igualmente, especial mención merece la relación que el estudio realiza entre las redes sociales informales y la asistencia externa con el patrón de consumo de alimentos. Concretamente, los resultados que señalan que los hogares con buenos niveles de consumo presentan una mejor relación con redes de seguridad informal y asistencia externa que les permiten proteger los ingresos que asignan a los alimentos del hogar, ratifican la necesidad de fortalecer el tejido social y el concurso de las organizaciones humanitarias en procura de lograr mayor apoyo hacia estos grupos poblacionales para promover la satisfacción de sus necesidades básicas. Los anteriores elementos deberán constituirse en base fundamental para la formulación y la focalización de los Planes Integrales Únicos, cuya elaboración y ejecución se constituyen en una prioridad que deberá ser asumida con plena responsabilidad por las autoridades territoriales, en el seno de los Comités Departamentales, Distritales y Municipales de Atención a Población Desplazada. De la misma manera, servirán de insumo en los procesos de planeación programática, operativa y presupuestal que como desarrollo del Plan Nacional de Atención a la Población Desplazada, las entidades del Sistema pondrán en marcha. Por todo lo anterior, manifiesto el gran interés del gobierno nacional en apoyar este tipo de iniciativas, las cuales demuestran la acción que el PMA y el CICR realizan como agencias de cooperación internacional en Colombia, en procura de contribuir a mitigar y solucionar la problemática que afecta a la población internamente desplazada. Por último, en concordancia con las recomendaciones planteadas en la evaluación, deseo convocar a la comunidad internacional, las instituciones, las autoridades territoriales, para que de manera mancomunada se adelante una amplia divulgación de la situación de los desplazados, de manera que se acreciente el concurso solidario de los diferentes sectores de la sociedad no solo buscando el apoyo irrestricto hacia este grupo sino también promoviendo el respeto de los derechos fundamentales de las personas que a causa de las acciones violentas han sufrido las deplorables consecuencias del desplazamiento forzado. Luis Alfonso Hoyos Aristizábal Director General (E.) de la Red de Solidaridad Social 63 Anexo I: Términos de referencia Antecedentes Cuarenta años de conflicto en Colombia y recientes decrementos económicos han conducido a un severo deterioro de las condiciones básicas de la población, en general, y de los afectados por el conflicto, las personas internamente desplazadas y las comunidades que las alojan, en particular. Colombia afronta graves desigualdades de ingreso, pobreza y servicios sociales inadecuados. El Banco Mundial estima que 65% de la población vive por debajo de la línea de pobreza y la pobreza rural es especialmente aguda. El índice de pobreza de la población rural en Colombia se estima en 80%, de la cual 42% vive en pobreza extrema. Los patrones de desplazamiento sugieren que la mayoría de las personas desplazadas provienen de las áreas rurales, aumentando de este modo la vulnerabilidad a la pobreza en su nuevo entorno, generalmente urbano. El desplazamiento de la población civil en Colombia ha sido una característica endémica de 40 años de conflicto. Entre dos y tres millones de personas han sido desplazadas desde 1985. Esto significa que Colombia tiene la tercera población internamente desplazada más grande en el mundo. Los nuevos desplazamientos son, en promedio, de 300.000 por año desde el 2000, con un claro aumento en el 2002, con más de 400.000 personas, y una disminución en el 2003. 23 Las cifras más recientes indican que en el 2003 se desplazaron alrededor de 207,000 personas. 65% de las familias desplazadas que poseían tierra, obligadas a huir como consecuencia de actos de violencia perpetrados contra ellas, se han visto obligadas a abandonar sus pertenencias. Otro fenómeno que se origina en el conflicto son las “zonas bloqueadas”. Éstas no sólo influyen en el número de desplazados, sino que reflejan también un aumento de las violaciones de los derechos humanos y del derecho internacional humanitario. Otros factores agravan el problema del desplazamiento. La violencia y la intimidación generan que las personas desplazadas sean renuentes a registrarse en los sistemas de registro oficial. Las áreas de desplazamiento forzado han aumentado sustancialmente y afectan hoy en día la mayoría del país, lo que indica que el desplazamiento se emplea cada día con mayor frecuencia como una estrategia militar. La intensificación de la crisis humanitaria ha sido recientemente resaltada con las visitas del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados, el Director Adjunto Ejecutivo del Programa Mundial de Alimentos y el Subsecretario General de las Naciones Unidas para Asuntos Humanitarios. El Plan de Acción Humanitaria 2004-2005 (PAH2), actualmente en preparación, también llama la atención a sobre la reciente intensificación del conflicto. Finalmente, las discusiones en el Comité Ejecutivo de las Naciones Unidas sobre Asuntos Humanitarios (ECHA) y una sentencia de la Corte Constitucional han resaltado deficiencias políticas y operacionales en al apoyo brindado a los desplazados. 23 Con base en los últimos estimativos dados por CODHES. 64 La situación en evolución requiere un compromiso estratégico y una respuesta del Gobierno más fuertes. Este compromiso, evidentemente, será complementado por la comunidad internacional para satisfacer las necesidades básicas a corto y más largo plazo de las poblaciones afectadas por el conflicto, especialmente las personas internamente desplazadas. Evaluación de las Necesidades Actuales de la Población Desplazadas Un estudio realizado en el 2003 por el Programa Mundial de Alimentos mostró que: (a) Las condiciones socioeconómicas de las familias necesariamente después del apoyo brindado durante desplazamiento. Los resultados indicaron que, incluso desplazamiento, la situación no mejoraba sustancialmente duraderas; y desplazadas no mejoraban los primeros 3 meses de después de dos años de ni había llevado a soluciones (b) Hasta el 80% de los desplazados no tenían acceso a alimentos nutricionalmente balanceados, siendo los más afectados las mujeres, los niños y niñas, especialmente en términos de ingestión de micro-nutrientes. Un estudio realizado por el CICR indicó que la seguridad alimentaría sigue siendo frágil para algunos hogares o comunidades que viven sea en contextos urbanos o rurales. Para estos últimos, la seguridad alimentaría está necesariamente ligada a 1) los incidentes de seguridad, 2) la capacidad de trasladarse (que afecta el acceso y la voluntad de las personas a aproximase a los servicios de salud); y 3) la flexibilidad de las redes de solidaridad comunitaria y las redes de seguridad que en general no son sostenibles. En los contextos urbanos, los hogares para los cuales no se garantizan ingresos sostenibles, y para los cuales los patrones de alimentación difieren drásticamente de los patrones que existen en el lugar de origen de los desplazados, persiste el riesgo de deterioro de la salud y del estado nutricional. Las redes de seguridad en las áreas urbanas, aunque más variadas que en el área rural, en la mayoría de los casos son de acceso difícil, no confiables, inadecuadas e insostenibles. Fundamento de la Evaluación Rápida de las Necesidades Un mayor entendimiento e identificación de los desplazados y sus necesidades es fundamental para apoyar cualquier respuesta humanitaria. Los mecanismos que actualmente existen en términos de conocimiento de la dinámica y de las características de los desplazados necesitan complementarse con un mejor conocimiento de las necesidades cambiantes de las familias desplazadas. El CICR y el PMA realizarán una evaluación conjunta de las necesidades de las familias desplazadas en áreas seleccionadas de Colombia. La información recopilada complementará y llenará los vacíos de información que se requiere para justificar las intervenciones alimentarías y no alimentarías, el tiempo y las modalidades. Específicamente los siguientes aspectos son esenciales para la evaluación: Los factores socioeconómicos que contribuyen a la inseguridad alimentaria; Los riesgos actuales que afrontan las familias desplazadas, especialmente en relación con el acceso a los alimentos, el empleo y otras oportunidades de medios de vida, servicios de salud y educación. 65 La metodología para la selección del sitio, el diseño del cuestionario y la recolección de los datos se basará y complementará los datos secundarios y otros análisis realizados y preparados por: Reportes e Instrucciones del PMA Institutos nacionales de investigación (Econometría) Documentación del CICR y reportes internos seleccionados, ONGs nacionales e internacionales (CODHES, Plan Internacional, RUT) Agencias de las Naciones Unidas (OCHA y UNDP); y Agencias del Gobierno de Colombia (ICBF, RSS). Primera Fase: Preparación (Julio de 2004) Esta fase se realizará mediante el reclutamiento de un consultor nacional e implicará una revisión detallada y completa de los datos existentes con el fin de: Dar un cuadro claro de los resultados de los estudios anteriores y hallazgo sobre la situación de los desplazados en Colombia. Resumir los perfiles actuales de las familias desplazadas sobre los cuales se basa la asistencia Identificar los aspectos como genero, grupos étnicos, y dimensiones geográficas de los problemas Revisar los macro y micro indicadores socioeconómicos y tendencias Realizar una revisión comparativa de las diferentes metodologías de estudio y de los resultados de las investigaciones anteriores – como los datos relacionados con alimento y seguridad de los medios de subsistencia. Segunda Fase: Misión de la evaluación rápida (Agosto 9-Septiembre 3 de 2004) En colaboración con el CICR, se previeron las siguientes actividades: Revisión y análisis de datos secundarios (políticos, sociales, económicos e institucionales) para determinar las tendencias generales de la situación de los desplazados. Preparación de un plan de trabajo conjunto CICR-PMA para la evaluación rápida Verificación de la línea de pobreza para Colombia Definición de las áreas en donde se realizará la evaluación rápida. Definición del esquema de muestreo (geográfico y de familias). Revisión de las herramientas existentes y ajuste o desarrollo de otros instrumentos. Capacitación de los encuestadores Valoración de los instrumentos de encuesta Supervisión de la recolección de datos en las áreas seleccionadas Supervisión de la entrada de los datos en Base de Datos. Análisis de los datos primarios Elaboración del informe. Resultados Con base en el análisis de los datos primarios y secundarios, el informe final de la evaluación rápida debe incluir lo siguiente: Identificación de las poblaciones desplazadas que son más vulnerables a la inseguridad alimentaría y de medios de subsistencia, con énfasis especial en las poblaciones afro colombianas e indígenas 66 Identificación de los riesgos/choques que afectan la seguridad alimentaría y de medios de subsistencia. Análisis del grado en que las familias afectadas de los desplazados están afrontando y adaptándose a los factores de riesgo – estrategias de subsistencia, apoyo de actores externos, redes tradicionales de seguridad. Compatibilidad de los programas de intervención del PMA y el CICR con los programas de protección social del Gobierno o de las agencias estatales que tienen la función de responder a las necesidades de los desplazados. Vulnerabilidad de los desplazados en comparación con la línea de pobreza (desagregado de acuerdo con los criterios socioeconómicos dentro de la población de desplazados) Identificación de la necesidad y fundamento de la asistencia alimentaría Recomendaciones sobre el número de familias desplazadas que necesitan asistencia, los tipos de intervenciones y su duración, y el tamaño de la ración. Recomendaciones sobre los criterios de selección de familias beneficiarias que recibirán la asistencia alimentaría. Recomendaciones sobre el uso futuro de las metodologías de evaluación rápida para entender las necesidades alimentarías de las familias desplazadas. Recomendaciones sobre actividades de seguimiento, con referencia específica a: (a) abogacía conjunta CICR-PMA dirigida al Gobierno sobre asuntos de desplazamiento; (b) factibilidad de realizar un estudio más profundo; y (c) monitoreo continuo de los procesos de desplazamiento. El primer borrador del informe deberá estar disponible durante la segunda semana de Septiembre de 2004. Se harán revisiones posteriores por PMA y CICR y el borrador final deberá presentarse a más tardar la primera semana de Octubre de 2004 a la oficina regional del PMA en Panamá, y a la Delegación del CICR en Colombia. Un plan de trabajo detallado y una metodología de evaluación, incluyendo los convenios institucionales, será preparado y distribuido a todos los socios en Agosto 16 de 2004. Miembros de la Misión Seamus Dunne—CICR Coordinador ECOSEC, Colombia Viviana Jiménez—CICR Asistente ECOSEC, Colombia Samantha Paiella—CICR ECOSEC, Ginebra Luis Eduardo Pérez—Consultor Nacional (financiado por el CICR) Manuela Ángel—Oficial de Programa, PMA Colombia Maria Cecilia Cuartas—Jefe, Unidad M&E, PMA Colombia Nicole Steyer—Asesor Senior, PMA/OEN, Roma Samir Wanmali—Asesor de Programa, PMA/VAM, Roma 67