rousseau - WordPress.com

Anuncio
 ROUSSEAU Historia de la Filosofía | 2º Bachillerato 1
J.J. ROUSSEAU
(1712-1778)
Filósofo suizo. Junto con Voltaire y Montesquieu, se le sitúa entre los grandes pensadores
de la Ilustración en Francia. Sin embargo, aunque compartió con los ilustrados el propósito
de superar el oscurantismo de los siglos precedentes, la obra de Jean-Jacques o Juan
Jacobo Rousseau presenta puntos divergentes, como su concepto de progreso, y en general
más avanzados: sus ideas políticas y sociales preludiaron la Revolución Francesa, su
sensibilidad literaria se anticipó al romanticismo y, por los nuevos y fecundos conceptos que
introdujo en el campo de la educación, se le considera el padre del pedagogía moderna.
Nació el 28 de junio de 1712 en Ginebra (Suiza).Fue educado por sus tíos tras la muerte de
su madre pocos días después de su nacimiento. Trabajó como aprendiz de grabador a los 13
años. A los 16 escapa de su localidad natal instalándose en Saboya acogido por un
sacerdote. Muy pronto se convirtió en secretario y acompañante asiduo de madame Louise
de Warens, mujer rica que tuvo una profunda influencia en toda su vida.
En el año 1742 se radica en París, donde trabaja como profesor, copista y secretario
político. Hizo amistad con el filósofo francés Denis Diderot, quien le encargó escribir
artículos sobre música para la Enciclopedia francesa. En 1750 ganó el premio de la
Academia de Dijon por su Discours sur les sciences et les arts (Discurso sobre las ciencias
y las artes, 1750). En su Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres
(1755), expuso su opinión de que la ciencia, el arte y las instituciones sociales han
corrompido a la humanidad y que el estado natural, o primitivo, es superior, en el plano
moral, al estado civilizado.
Voltaire atacó las opiniones de Rousseau y por ello los dos filósofos fueron enemigos
enconados. En 1756 se retiró a Montmorency, donde escribió la novela Julia o la nueva
Eloísa (1760). En su famoso tratado político El contrato social (1762) expuso argumentos
para libertad civil y ayudó a preparar la base ideológica de la Revolución Francesa al
defender la voluntad popular frente al derecho divino. En su estudio Emilio (1762) señala la
importancia de la expresión antes que la represión para que un niño sea equilibrado y
librepensador.
En 1762 escapa a Prusia y después a Inglaterra, donde fue amparado por el filósofo
escocés David Hume. Regresó a Francia en 1768 bajo el nombre falso de Renou. En 1770
completó el manuscrito de su obra más notable, la autobiográfica Confesiones (1782),
donde revela los conflictos morales y emocionales de su vida. Influyó en el romanticismo en
literatura y en la filosofía de principios del siglo XIX.
Rousseau falleció el 2 de julio de 1778, en Ermenonville, Francia.
1.Sentido de su filosofía
Pese a que fue uno de los grandes ideólogos de la revolución francesa, el pensamiento de
Jean Jacques Rousseau (1712-1778) se separa en muchos puntos esenciales de los
ideales mantenidos por otros ilustrados franceses, como Voltaire, Diderot, D’Alambert o
Montesquieu.
Por su aguda crítica a la civilización y la cultura, y su audaz desprecio a la idea de
un progreso o mejora de la humanidad fundamentado en el uso de la razón, Rousseau se
convirtió en uno de los pensadores más atípicos de la Ilustración, anticipándose a las
tesis que mantuvo posteriormente el Romanticismo (XIX). Frente a la fría racionalidad
heredera del racionalismo, defenderá el sentimiento y la pasión como valores intrínsecos
y esenciales al ser humano (como Hume); valores que habían sufrido un enorme menoscabo
y en cuyo desdén arraigaban los pilares de la cultura occidental.
Rousseau, pese a ser colaborador de la Enciclopedia, fue el gran disidente. En 1749, en el
concurso de la Academia de Dijon sobre el tema ¿Ha contribuido al mejoramiento de las
costumbres el progreso de las ciencias y de las artes?, su respuesta fue que no, puesto que
las ciencias y las artes se originan en los vicios, los alimentan y son el origen de la
desigualdad entre los hombres. Las ideas de Rousseau se oponían abiertamente a las
de la ilustración francesa puesto que desvalorizaba la cultura, la razón y la sociedad en
favor del hombre en estado natural. Sin embargo, sus ideas tuvieron un enorme éxito y
fue el ilustrado que más influyó en los futuros revolucionarios: no cabe duda de que el
pensamiento de Rousseau ha sido la gran fuente de inspiración tanto de la Revolución
francesa, como de la Comuna de París y de los movimientos comunistas del siglo XIX,
inspirando también a Thomas Jefferson en su Declaración de independencia de los EE.UU.
de América. Además de en cuestiones políticas, Rousseau influyó enormemente en la
literatura, así como en el movimiento romántico, del que fue un claro precursor.
2. El ser humano: de la naturaleza a la sociedad
El hombre 'natural' (primitivo) vivía aislado. Rousseau especula que carecía de una
sociabilidad natural (al contrario que Aristóteles). A diferencia de Hobbes, tampoco
cree que viviese en guerra contra todos. Introduce así la imagen del "buen salvaje", una
suerte de inocencia natural (no existe el pecado original), la bondad es innata así como la
igualdad absoluta. En el estado de naturaleza el hombre es feliz, libre y comparte con
los demás en total armonía los recursos que encuentra en la naturaleza. Pero esta
condición natural pertenece a un estado que ya no existe (quizá nunca haya existido,
improbablemente vaya a existir alguna vez), pero resulta útil para reflexionar sobre la
situación actual (valor crítico de la utopía).
Si el hombre natural es un ser entregado a su instinto de conservación y dotado de
un sentido de compasión por el dolor ajeno, si la mezcla de estos instintos garantiza que
el hombre sea por naturaleza un ser independiente y pacífico, ¿cómo se convierte en un
ser gregario, sociable, dependiente, violento, esclavizado?
Al aparecer la civilización el hombre se vuelve menos feliz, menos libre y menos
bueno. La idea del progreso es claramente atacada. Al aparecer la sociedad, el hombre
comienza a perder la libertad y las desigualdades comienzan a ganar terreno cuando
se establece el derecho de propiedad y la autoridad para salvaguardarlo. Entonces, la
sociedad es un engaño, los hombres se unen supuestamente para defender a los débiles
pero en realidad lo que hacen, es defender los intereses de los más poderosos. Las
diferencias son claras: ricos-pobres; poderosos-débiles; amos-esclavos. En esta situación el
hombre está alienado: ya no es él mismo, sino que está corrompido por los egoísmos y las
luchas a las que le obliga la sociedad.
Rousseau analiza el tránsito del hipotético estado de naturaleza al estado social
como una degeneración (no un progreso) producto de las desigualdades sociales que
surgen con la propiedad privada, el derecho para protegerla, y la autoridad para que
se cumpla ese derecho. Las leyes establecidas en toda sociedad son siempre las leyes que
defienden al poderoso, al rico y a su poder frente a los no poseedores de propiedad, a los
pobres. La propiedad privada y el derecho han creado un abismo entre dos "clases"
jerárquicamente diferenciadas entre sí: la clase de los propietarios, de los poderosos y de
los amos, frente a la clase de los no propietarios, pobres y esclavos. Esta situación no es
superable, según Rousseau, pero puede ser mitigada a través de una sana vuelta a la
naturaleza y una educación que fomente el individualismo y la independencia del
hombre.
3. El contrato social
De este análisis de la historia humana se concluye que, si bien es imposible retornar a ese
supuesto “estado de naturaleza”, si es posible (y necesario) transformar la sociedad para
que, sin perder sus virtudes, permita al hombre volver a ser libre. Rousseau propone un
nuevo fundamento para la sociedad, el Contrato Social: "una forma de asociación (...)
mediante la cual cada uno, al unirse a todos, no obedezca, sin embargo, más que a sí mismo y
quede tan libre como antes".
Se trata pues, de una nueva modalidad de contrato social que devuelva al hombre su
estado 'natural' sin que por ello deba dejar de pertenecer a una comunidad. No es, como
quiere Hobbes, un contrato entre individuos, ni de los individuos con un gobernante, como
propone Locke; es un pacto de la comunidad con el individuo y del individuo con la
comunidad. Cada uno de los asociados se une a todos y a ninguno en particular.
Este pacto crea la voluntad general, que expresa el interés común. Esa voluntad es
soberana (soberanía popular), es decir, inalienable (no de delega en representantes –Lockeni en soberanos –Hobbes-), e indivisible (no existe separación de poderes). Son los propios
ciudadanos los que se reúnen en asambleas para decidir los asuntos políticos, y de
forma voluntaria y libre acceden a someterse a las decisiones que broten de ellas
(ellos obedecen pero lo que ellos mismos han decidido –no peligra la libertad individual).
Este modelo político (que en realidad estaba pensado para pequeñas comunidades de
vecinos, como su Ginebra natal, y no para estados con millones de habitantes) consiste en
la eliminación de los egoísmos individualistas mediante la sumisión de cada ciudadano a
la voluntad general ("volonté génerale") unánime y asamblearia. El modelo político
propuesto por Rousseau sería la democracia directa, o asamblearia (frente a la
democracia representativa defendida por el liberalismo político).
4. La educación
En su novela Emilio, o De la educación promueve pensamientos filosóficos sobre la
educación, siendo este uno de sus principales aportes en el campo de la pedagogía.
Jean-Jacques Rousseau se le considera como el representante típico del tratamiento
individual en la educación. Su alumno se educa solo con un preceptor, sus fines educativos
no son individuales, sino también sociales, diferentes a los de la educación dada en su
tiempo, en contra de la cual se manifestaba. En consonancia con su pensamiento político,
este filósofo creía firmemente que los vicios aprendidos que se observan en los adultos
son fruto de las convenciones sociales, de unas costumbres y formas de vivir
artificiales. Sólo una educación que respete los valores naturales, aún no corrompidos,
que presentan los niños (su espontaneidad, su impulso curioso e inconformista para
descubrir cosas nuevas, su amor a la libertad .…) puede contribuir a una sociedad mejor
de hombres libres, ilustrados y responsables.
La educación del niño debe comenzar desde su nacimiento y debe impedirse que
adquiera hábitos de los cuales pudiera llegar a ser esclavo. Rousseau consideró que en
el mundo que se estaba configurando los hombres deberían abandonar su papel de siervos
para convertirse en ciudadanos libres, dueños de su destino y detentadores de la
soberanía:
"(…)le acostumbráis a que siempre se deje guiar; a que no sea otra cosa más que una
máquina en manos ajenas. Queréis que sea dócil cuando es pequeño y eso es querer que sea
crédulo y embaucado cuando sea mayor (…)"
Al igual que Aristóteles, Rousseau consideraba a la educación como el camino idóneo
para formar ciudadanos libres conscientes de sus derechos y deberes en el nuevo
mundo que se estaba gestando. Pero el se dio cuenta de que el sistema educativo imperante
era incapaz de llevar a cabo esta labor, pues era un sistema excesivamente impositivo,
donde lo principal era que los niños adquirieran cuanto antes la forma de pensar y actuar de
un adulto (tratándolos como “pequeños adultos” o “adultos sin acabar”).
Por ese motivo, una de las importantes claves de Rousseau es diferenciar a niños y
adultos en cuanto a su aprendizaje. Para Rousseau la infancia tiene maneras de ver, de
pensar, de sentir que le son propias, igualmente la adolescencia. Los maestros deben
tener en cuenta esas diferencias, conocerlas y respetarlas. En la educación, el niño ha
de permanecer en su naturaleza de niño. La educación debe ser gradual: el educador debe
esperar con confianza la marcha natural de la educación e intervenir lo menos posible en el
proceso de la formación.
Para Rousseau la educación debe de adecuarse a cada una de las etapas de desarrollo del
niño; los contenidos y objetivos de la educación deben trazarse a partir de los
intereses y motivaciones del alumno acorde a su etapa de desarrollo. Esta postura
conducirá a que el alumno sienta realmente aprecio en interés por el proceso educativo
al no ser este ajeno a su situación.
La educación religiosa no debe ser confesional y debe realizarse, no en la infancia,
sino en la edad de la razón, pues sólo entonces puede decidir por sí mismo qué es
aquello en lo que depositar su confianza, sean idead o creencias.
Por tanto, el objetivo fundamental de la educación es formar al ser humano desde un
primer momento para sentar las bases de la familia y de la formación ciudadana, en el
sentido propio de las ideas ilustradas: ciudadanos libres y responsables, capaces de pensar
por sí mismos y de tomar decisiones buscando el bien común.
Descargar