CLASE 5 SCHELLING Y SPINOZA 1) Carta de Schelling a Hegel

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Programa de Pós-Graduação em Direito da PUC Rio
Programa de Pós-Graduação em Filosofia da PUC Rio
Curso Spinoza e os alemães
SPINOZA EN EL PENSAMIENTO ALEMÁN:
DE LA ILUSTRACIÓN AL ROMANTICISMO
JIMENA SOLÉ
CLASE 5
SCHELLING Y SPINOZA
1) Carta de Schelling a Hegel, Tubinga, la noche de Reyes de 17951
“Lo que propiamente han hecho es seleccionar algunos ingredientes del sistema
de K[ant] (naturalmente de su superficie); con ellos se han puesto a fabricar tanquam ex
machina unos potajes filosóficos tan fuertes sobre quemcumeque locum theologicum,
que la teología, que ya empezaba a escupir sangre, va a presentarse pronto más sana y
fuerte que nunca. Todos los dogmas posibles han recibido ya el sello de postulados de la
razón práctica; y allí donde no hay forma de conseguir pruebas histórico-teóricas, la
razón práctica (tubinguesa) corta simplemente el nudo. (…)
Mi vida es la filosofía en este momento. La filosofía no se halla aún terminada.
Kant ha dado los resultados, las premisas siguen faltando. ¿Y quién puede comprender
resultados sin premisas? Un Kant, bueno; pero ¿y el montón? Fichte, cuando estuvo
aquí la última vez, dijo que hay que tener el genio de Sócrates para penetrar en Kant.
Cada día lo encuentro más cierto. ¡Tenemos que ir más lejos con la filosofía! Kant ha
barrido con todo. Pero ¿cómo lo iban a notar? ¡hay que triturarlo ante sus ojos y dárselo
a palpar con sus manos! ¡Oh, los grandes kantianos que ahora hay por todas partes! Se
han quedado en la letra y se santiguan de ver aún tanto en pie. Estoy firmemente
convencido de que la vieja superstición, no sólo de la religión positiva, sino también de
la que llaman religión natural, ya se ha recombinado en las cabezas de casi todos con la
letra kantiana. Es un placer verles manejar el argumento moral, tirando de los hilos
hasta que nos salta desprevenidos el deus ex machina, el Ser personal, individual que
está allá arriba en el cielo.
Fichte llevará la filosofía a una altura que va a dar vértigo incluso a la mayoría
de los actuales kantianos. (…)
Acabo de recibir el comienzo de las explicaciones de Fichte mismo, los
Fundamentos generales de la doctrina de la ciencia. (…) Leyéndolo me he dado cuenta
de que no me había equivocado en mis profecías.
Actualmente trabajo en una Ética a lo Spinoza. Sentaré los primeros principios
de toda filosofía, en los cuales se unen la razón teórica y práctica. Si me animo y da
tiempo, estará todo listo para la próxima feria o a más tirar el próximo verano. Me
bastará con la felicidad de ser uno de los primeros en saludar al nuevo héroe, Fichte, en
la tierra de la verdad.” (pp. 53-54)
1
Traducciones de las cartas tomadas de: Hegel, G. W. F., Escritos de juventud, trad. J. M. Ripalda,
México, FCE, 2003.
1
2) Carta de Hegel a Schelling, Enero de 1795
“En tu carta hay una expresión sobre el argumento moral, que no comprendo del
todo: «lo manejan hasta que salta el Ser individual personal». ¿Crees que propiamente
no llegamos a tanto?” (p. 56)
3) Carta de Schelling a Hegel, Tubinga, 4 de febrero de 1795
“Aún una respuesta a tu pregunta de si no creo que con el argumento moral
lleguemos a un Ser personal. Confieso que la pregunta me ha sorprendido. No la habría
esperado de un gran conocedor de Lessing como tú. Pero claro que me la has hecho sólo
para ver si yo la he decido totalmente; para ti, desde luego, está decidida hace tiempo.
Tampoco para nosotros valen ya los conceptos ortodoxos de Dios. Mi respuesta es:
llegamos todavía más allá del ser personal. ¡Entre tanto, me he hecho spinozista! No te
asombres. Enseguida te digo cómo.
Para Spinoza el mundo (el objeto por excelencia en oposición al sujeto) era todo.
Para mí lo es el Yo. Propiamente la diferencia entre la filosofía crítica y la filosofía
dogmática me parece consistir en que aquella parte del Yo absoluto (todavía sin
condicionar por ningún objeto), ésta del objeto absoluto o No-Yo. Ésta, llevada hasta
sus últimas consecuencias, conduce al sistema de Spinoza; aquélla, al de Kant. La
filosofía tiene que partir del absoluto. La pregunta es entonces en qué consiste ese
absoluto, en el Yo o en el No-Yo. Una vez resuelta esta pregunta, está todo resuelto.”
(pp. 59-60)
4) SCHELLING, F.W.J., Vom Ich als Prinzip der Philosophie oder über das
Unbedingte im menschlichen Wissen, 1795.
“Los lectores de este tipo podrían, por ejemplo, notar que en el presente ensayo no se
habla a menudo de Spinoza «como de un perro muerto» (para utilizar la expresión de
Lessing), y entonces –la lógica de esta gente es bien conocida– sacar la apresurada
conclusión de que el autor pretendía conferir una validez renovada a los reiteradamente
refutados errores de Spinoza. Para tales lectores (si pudiera cambiarse aquí el sentido
del término) señalo, por una parte, que este escrito está destinado precisamente, a anular
el todavía no suficientemente refutado sistema spinozista en su fundamento o, todavía
más, a derribarlo a través de sus propios principios; por otra parte, no obstante, señalo
que el sistema de Spinoza, con todos sus errores, me resulta por sus audaces
consecuencias infinitamente más digno de consideración que los apreciados sistemas de
coalición de nuestro mundo cultivado, los cuales, hilvanados con los retales de todos los
sistemas posibles, serán la muerte de toda filosofía verdadera.” 2
2
Traducción: Schelling, F. W. J., Del Yo como principio de la filosofía, trad. Giner Comín y F. PérezBorbujo, Trotta, Madrid, 2004.
2
5) SCHELLING, F.W.J., Philosophische Briefe über Dogmatismus und Kriticismus,
1795.3
Carta 3:
“Si sólo tuviéramos que ver con lo Absoluto, no hubiera surgido nunca una disputa
entre sistemas diversos. Sólo porque salimos de lo Absoluto, surge un antagonismo con
respecto a él, y sólo por medio de este antagonismo originario en el espíritu humano
mismo [surge] la disputa de los filósofos.”
CARTA 7: COMPLETA
Carta 9 (final)
“Si el dogmatismo resuelve entonces el antagonismo teórico entre sujeto y objeto por
medio de la exigencia de que el sujeto deje de ser, para el objeto absoluto, sujeto, esto
es, un opuesto a él, entonces el criticismo, a la inversa, tiene que resolver el conflicto de
la filosofía teórica por medio de la exigencia práctica de que lo Absoluto deje de ser
para mí objeto. Ahora bien, esta exigencia la puedo cumplir sólo por medio de un
esfuerzo infinito por realizar en mí mismo lo Absoluto (por medio de una actividad
ilimitada). Sólo que toda causalidad subjetiva cancela de rechazo una objetiva. Al
determinarme a mí mismo con autonomía, determino los objetos con heteronomía. Al
sentar en mí actividad, siento en el objeto pasividad. ¡Cuánto más subjetivo, menos
objetivo!
Si siento, por tanto, todo en el sujeto, niego, precisamente por ello, todo del objeto. La
absoluta causalidad en mí cancela para mí toda causalidad objetiva. Al ampliar los
límites de mi mundo, estrecho los del mundo objetivo. Si mi mundo ya no tuviera, en
algún momento, límite alguno, toda causalidad objetiva estaría anulada por la mía. Yo
sería absoluto. Pero el criticismo caería en la exaltación si presentara esta meta última
siquiera como alcanzable (no ya como alcanzada). Hace uso, por tanto de la idea de la
misma sólo de modo práctico, para la determinación del ser moral. Si se queda aquí,
está seguro de ser distinto del dogmatismo por siempre.
Mi determinación en el criticismo es, pues: aspiración a una mismidad inmutable, a una
libertad incondicionada, a una actividad ilimitada.
¡Sé! Es la exigencia suprema del criticismo.
Si se quiere hacer más notoria la oposición respecto a la exigencia del dogmatismo, es la
del criticismo ésta: Aspira, no a aproximarte a la divinidad infinitamente, sino a
aproximar la divinidad a ti infinitamente.”
3
Traducción: Schelling, F. W. J., Cartas filosóficas sobre dogmatismo y criticismo, tr. E. Maraguat,
Abada Editores, Madrid, 2009.
3
6) Schelling, F. W. J., Einleitung zu: Ideen zu einer Philosophie der Natur als
Einleitung in das Studium dieser Wissenschaft, 1797.4
“La pregunta sobre cómo es posible un mundo fuera de nosotros y cómo una naturaleza,
y con ella la experiencia, se la debemos a la filosofía o, para decirlo mejor: con esa
pregunta comenzó la filosofía. Antes, los hombres vivían en un estado (filosófico)
natural. En aquel tiempo el hombre todavía era uno consigo mismo y con el mundo que
le circundaba. (…) Tampoco podríamos entender cómo pudo abandonar el hombre ese
estado si no supiéramos que alberga en su seno un espíritu, el cual, desde el momento en
que su elemento es la libertad, aspira a liberarse a sí mismo, a desatarse las ligaduras de
la naturaleza y sus cuidados y a abandonar sus propias fuerzas en manos de un destino
incierto a fin de regresar algún día como vencedor y por sus propios méritos a ese
estado en que vivió la infancia de su razón sin tener ningún saber sobre sí mismo.” (p.
70)
“Hacía ya mucho tiempo que el espíritu humano (todavía joven, vigoroso y recién salido
de los dioses) se había perdido en mitologías y poemas sobre el origen del mundo y que
las religiones de pueblos enteros se habían fundado sobre el conflicto entre materia y
espíritu, antes de que un genio dichoso –el primer filósofo– encontrase los conceptos en
los que todos los tiempos posteriores ataron y afirmaron los dos cabos de nuestro saber
[espíritu y materia]. Los mayores pensadores de la antigüedad no se atrevieron a superar
esa oposición. Platón todavía contrapone la materia a Dios como un ser independiente.
El primero que contempló conscientemente espíritu y materia como una única cosa,
pensamiento y extensión únicamente como modificaciones del mismo principio, fue
Spinoza. Su sistema fue el primer valiente ensayo de una imaginación fértil que pasó de
lo infinito en la idea a lo finito en la intuición.” (p. 77-78)
7) SCHELLING, F.W.J., Einleitung zu dem Entwurf eines Systems der
Naturphilosophie (1799).5
“En tanto que opuesta a la filosofía trascendental, la filosofía de la naturaleza se
diferencia de ésta principalmente porque plantea a la naturaleza como autónoma (no en
la medida en que es un producto, sino en la medida en que es al mismo tiempo
productiva y producto) y de este modo puede ser denominada concisamente como
spinozismo de la física”.
4
Traducción al español: Schelling, Introducción a Ideas para una filosofía de la naturaleza (1797) en
Idem, Escritos sobre filosofía de la naturaleza, trad., notas y est. prel. A. Leyte, Alianza, Madrid, 1996.
5
Traducción al español: Introducción al Proyecto de un sistema de Filosofía de la Naturaleza ... en
IDEM, Escritos sobre filosofía de la naturaleza, trad, notas y est. prel. A. Leyte, Alianza, Madrid, 1996,
pp. 119 a 174.
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