Hacia la Plenitud Financiera “Los intereses” El término “interés” tiene mala prensa, eso no es nada nuevo. Frases como: “ella está con vos sólo por interés” o “Creo que te llama sólo por interés para que le consigas algo” entre otras, no lo han ayudado mucho. Es más, a cierta clase de “personas que no son muy genuinas y quieren obtener algún tipo de rédito en sus relaciones” las denominamos “interesadas”. Sin embargo, hoy yo quiero reivindicar al “INTERÉS”. Si analizamos detalladamente los seis versículos “clásicos” i que hablan sobre el tema en el AT, se puede observar que tres de ellos fueron escritos para establecer reglas de convivencia mientras Israel estaba transitando por el desierto. En realidad, lo que están condenando era el cobro de un “interés excesivo” a las personas de menos recursos del pueblo. Esta práctica es más conocida como “USURA”. Hoy en día, cuando una persona contrae una deuda o préstamo se le pueden cobrar hasta tres tipos de intereses, según el caso. Están los INTERESES PACTADOS, que son fruto de la financiación de la deuda, los INTERESES COMPENSATORIOS, que son los que se cobran porque el deudor se atraso en los pagos (o sea por mora), y luego están los INTERESES PUNITORIOS que son aquellos que se cobran como “penalidad contractual o la prevista en la ley” para algunos casos puntuales cuando intervienen acciones legales. Por lo tanto, si usted cumplió con sus compromisos sólo le cobrarán los primeros (PACTADOS). Ahora, si usted adelanta cuotas o cancela anticipadamente su préstamo, corresponde que le hagan una quita de “intereses pactados”, porque redujo el plazo de pago. Esto es lo que sucede en términos generales. Ahora bien, las deudas no son “exclusividad” del ámbito económico, las hay también emocionales y relacionales. Estas deudas también acumulan intereses a un ritmo "asombroso" si no son canceladas. Sabe que contrariamente a lo que pensamos, DIOS mismo “ordeno” a SU pueblo el pago de estos intereses como compensación, restitución y restauración del prójimo: 5 El Señor le ordenó a Moisés 6 que les dijera a los israelitas: «El hombre o la mujer que peque contra su prójimo, traiciona al Señor y tendrá que responder por ello. 7 Deberá confesar su pecado y PAGARLE a la persona perjudicada UNA COMPENSACIÓN por el daño causado, con un recargo del veinte por ciento. (Números 5:5-7 – NVI) Ya en el Nuevo Testamento, cuando llego la salvación a la vida de Zaqueo, este hombre que conocía bien el tema hizo la siguiente confesión: Hacia la Plenitud Financiera 8 Pero Zaqueo dijo resueltamente: —Mira, Señor: Ahora mismo voy a dar a los pobres la mitad de mis bienes, y si en algo he defraudado a alguien, LE DEVOLVERÉ CUATRO VECES la cantidad que sea. (Lucas 19:8 – NVI) Fue más allá de lo que mandaba la Ley, y devolvió en concepto de intereses por restitución el 400%. ¡¡Esto es cambio de actitud!! Para pensar: En cualquier ámbito, existen dos maneras de RESOLVER (terminar) una deuda: 1) Alguien tiene que pagarla o 2) Alguien tiene que cancelarla (perdonarla). Mientas la deuda permanezca sin pagarse o cancelarse, la deuda genera intereses y estos pueden ser muy altos. Poner en práctica: Debemos honrar los compromisos económicos asumidos, y también debemos “resolver” las deudas emocionales o relacionales, porque si no, estás van a gobernar nuestras relaciones. “Que el Señor obre en tu vida para que pueda alcanzar la Plenitud Financiera”. i Éxodo 22:25; Levítico 25:35-37; Deuteronomio 23:19-20, Salmos 15:5; Proverbios 28:8; Ezequiel 18:8. Ver también Mateo 25:27.