El fenómeno de la no-separación del objeto transicional en la adolescencia: un estudio de caso María del Carmen Manzo Chávez1 Odila Vargas Raya2 José Francisco Calderón Vega3 RESUMEN El objeto transicional está cubierto por una capa de simbolización que representa el objeto del deseo (el pecho o la madre); es el puente entre lo exterior y lo interior, es la primera posesión cubierta de omnipotencia que no huye a las aspiraciones del sujeto, sino que corresponde a los tratos y descargas emocionales de ansiedad. En esta investigación cualitativa se estudia la no separación del objeto transicional, a partir del estudio de caso de Vanesa de 16 años que conserva el objeto transicional, con una notable regresión a la etapa oral y una negación a alejarse de la madre, muestra un retraso y desinterés en el área de las relaciones objetales, así como ansiedad ante cualquier separación interfiriendo en su desarrollo personal. Palabras clave: objeto transicional, no separación, adolescencia. INTRODUCCION Es habitual ver que los bebés se lleven a la boca el pulgar o el puño para estimular la zona oral, donde uno de los efectos consiste en lograr la discriminación del propio cuerpo y lo que no lo constituye. Winnicott, (1999) presenta los términos objeto y fenómenos transicionales para designar la zona intermedia de la experiencia, es decir, lo que existe entre el pulgar y el objeto externo, entre el erotismo oral y la verdadera relación objetal, entre la actividad creadora primaria y la proyección de lo que ha sido introyectado. El objeto transicional es la zona intermediaria entre el erotismo oral y la verdadera relación objetal, entre la actividad creadora primaria y la proyección de lo que ya ha sido introyectado, entre la conciencia primaria de la deuda y el reconocimiento de la deuda. Los objetos transicionales adoptados ayudan al bebé a superar la inseguridad, la soledad, actuando como sedantes o un neutralizador de ansiedad. Licenciada en psicología, Maestra en psicoterapia psicoanalítica de la infancia y adolescencia; Profesora investigadora de la Facultad de Psicología de la UMSNH, responsable del cuerpo académico de Estudios sobre la infancia y adolescencia. Psicoterapeuta privada. Contacto: [email protected] 1 2 Licenciada en psicología por la Facultad de psicología de la UMSNH. Consulta privada. 3 Licenciado en psicología por la Facultad de Psicología de la UMSNH. 1 El objeto transicional ayuda al individuo a delimitar su cuerpo, se construye al ser el primer vínculo con el mundo de la ilusión siempre disponible (a diferencia del pecho), el individuo conserva y gradúa la distancia entre su objeto transicional. El objeto transicional es una defensa contra la angustia, una representación del objeto de deseo (la madre), el niño afirma derechos sobre el objeto, es afectuosamente acunado, excitantemente amado y mutilado, cambia solo a voluntad, sobrevive al amor, al odio y a la agresión, posee realidad propia, no es una alucinación ni un objeto puramente externo, es neutralizador de agresión, es instaurador del objeto bueno. La separación del objeto transicional es necesaria y se produce a través de la diversificación de fenómenos y objetos transicionales, produce un espacio entre lo externo y lo interno, así como la creatividad representa al mundo interno para el exterior y en cierto sentido a la realidad para sí mismo (Winnicott, 1999). El desarrollo de un patrón personal en la forma de contacto con el objeto tradicional, particulariza en la conexión una caricia, una posición, un amaneramiento, Winnicott, (2001), les llamó fenómenos transicionales. Estos se realizan en presencia del objeto transicional, pueden ser repetitivos en la infancia, siendo una defensa ante la angustia. En una edad avanzada cuando la privación cierne sobre el individuo la necesidad de un objeto o de un patrón de comportamiento, pueden resurgir los patrones que acontecieron en la infancia, por ejemplo, el regreso al objeto transicional. El destino del objeto transicional es su catectización, de manera que en el transcurso de los años quede olvidado. El objeto transicional puede ser suplantado pero conservado, gastado, entregado y conservado por la madre, como reliquia de una época de la vida (identificación). Todo esto se vincula con el destino del objeto en sí. Las separaciones e intentos de individuación se encuentran siempre presentes y retoman significados diferentes, en la adolescencia, se dan expansiones y modificaciones de la autorepresentación, se desarrolla una faceta más de individuación en la que tiene lugar una reedición de lo acontecido en la primera infancia. Para lograr la síntesis y la continuidad en algunos casos actúan procesos transicionales similares al fenómeno transicional, sobretodo en aquellos casos en donde las perturbaciones del desarrollo ponen de manifiesto las carencias de la temprana infancia y en este sentido tales carencias infantiles podrían ser heredadas hacia la adolescencia. En cuanto a los procesos de transición del objeto transicional, se refiere a la forma de manipulación y trato psicológico que el objeto sufre en la experiencia; estas acciones particulares que el sujeto realiza hacia el objeto transicional, forman la tercera zona de la existencia humana (Winnicott, 1999), y es aquí donde se puede desarrollar la patología caracterizando al sujeto en diferentes áreas de su vida. Estas zonas son (Winnicott, 1999): la fundamental, que es el inconsciente; la realidad exterior, que es el mundo que es reconocido como distinto por el bebé sano en desarrollo que ha establecido un self y la zona del vivir, que corresponde a los fenómenos transicionales del bebé y se deriva de éstos. En la medida en que el bebé no haya llegado a los fenómenos transicionales, se piensa que su aceptación de los símbolos será deficiente y su vida cultural quedará empobrecida. En la tercera zona el objeto se crea dentro y fuera del sujeto. 2 El fenómeno u objeto transicional puede tener una evolución patológica e incluso asociarse específicamente a ciertas condiciones anormales, según Winnicott (1997) puede ser la adicción, el Fetichismo, la pseudología fantástica y el robo. Así mismo, puede darse una patología en las relaciones interpersonales. Winnicott (1997), considera que para el desarrollo de la patología del objeto transicional, son las fallas maternas, inconstancia del vínculo, dificultad emocional en el contacto y otros, las que terminan por alterar el desenlace normal del objeto transicional. METODO. La presente investigación fue de corte cualitativo, en donde el problema de investigación fue el siguiente: ¿Cuál es la relación de la no-separación del objeto transicional y la disfunción en el área de las relaciones objetales en la adolescencia? Teniendo 2 ejes y sus respectivas categorías a investigar dicho problema. Se trabajó con un sujeto voluntario del sexo femenino de 16 años de edad, a la que se llamará Vanesa. Se trabajó con la técnica de estudio de casos, utilizando como instrumentos de recolección de la información la ficha de identificación, la historia del desarrollo, la historia clínica, la entrevista psicológica, el test de Machover, el test de la familia y el test de la relaciones objetales. RESULTADOS. 1. DESCRIPCION DEL CASO. Vanesa es una adolescente de 16 años de edad. Ocupa el cuarto lugar de cinco hermanos; es hija de C. y de G. de ocupación panaderos. En cuanto al objeto transicional, éste es un pedazo de la pijama que usaba la mamá, cuando ella nació y durante la “cuarentena” (puerperio) y mientras la amamantaba la niña empezó a mostrar afecto por la pijama, la cual jalaba con fuerza del pecho de su mamá demostrando necesidad por sentirla en su rostro por lo que la mamá decidió dejársela a la niña para que durmiera, de esta forma fue adoptando esta ropa como su objeto para poder dormir cada noche. A medida de que ésta fue creciendo, mostraba más apego a la bata, relata que dormía con sus padres hasta los 6 años, y que estos se levantaban en la madrugada a preparar el pan, así que cuando ella despertaba y se percataba de que estaba sola, se sentía angustiada y se ponía la bata para sentarse a llorar en las escaleras mientras llegaban sus padres y sus hermanos que ayudaban en la panadería, lo cual se convirtió en una rutina. Actualmente Vanesa sigue conservando la “bata” de la que sólo le quedan dos pedazos de tela, usando para dormir el más grande con el cual sigue pasando por sus labios para poder dormir, menciona también que en caso de que se pierda su bata tiene que buscarla hasta encontrarla de no ser así no podría dormir y sólo en caso de que esa noche no logre recuperarla saca el otro pedazo que le queda el cual guarda en el cajón de su ropa, pero a la mañana siguiente continua 3 con la búsqueda hasta lograr encontrar su objeto para frotarlo en sus labios e incluso succionarlo. La joven dice que su “bata” la conforta, y que no le causa ninguna molestia que la familia y los amigos sepan de ella, pues ésta es parte de su vida y nunca ha pensado en dejarla, que no le causa ningún conflicto la necesidad que siente de tenerla y que por lo contrario la tela la conforta y le disminuye la angustia de sentirse sola, de modo que en un futuro se visualiza con ella. 2. ANALISIS DEL CASO POR EJES. EJE I. La no separación del objeto transicional. a) Factores que impiden la separación del objeto transicional. Vanesa no ha logrado la separación de su objeto transicional, al cual sigue recurriendo para poder dormir y para poder neutralizar la ansiedad, estimulando con éste la zona oral, remontándose a la necesidad primitiva de sentir el pecho materno para conciliar el sueño, el objeto transicional es un pedazo de tela que quedó de una “bata” de su madre; muestra una dependencia materna que configura una idealización que se regresiona e infantiliza, otorgando mayor poder hacia la madre y expresando una identificación femenina (maternal), percibida como la cabeza de la familia, la madre se encuentra siendo representada (y al mismo tiempo sustituida) como el objeto transicional que permanece en una relación dependiente idealizada. Existe una estrecha relación con su madre, en el que se observa que la “bata” simboliza el pecho materno, que neutraliza la angustia de separación y abandono al encontrarse sola en su cama, fantasea el abandono de la madre, depositando la angustia y el confort en la “bata”, construyendo una realidad interna diferida de la externa, es decir, conciliando una angustia externa con una ilusión interna. De esta manera la relación hija-pecho-madre no ha sido percibida de manera parcial interrumpida. En torno a esta idea la relación hija-objeto-madre es una idealización que tanto protege al yo como lo priva de una relación real. La negación por dejar su objeto transicional es una afirmación de temor y huida del mundo exterior, que en este momento aún es parcialmente configurado por el mundo interior. EJE II. Disfunciones en las relaciones objetales. a) Relaciones de pareja. Vanesa muestra dificultad para relacionarse, ha experimentado tres relaciones de pareja poco duraderas y poco significativas, como un par de noviazgos cortos y sin un compromiso de convivencia que se acerque a la formalidad, presenta poco interés por entablar y conservar una relación amorosa, esto se le puede atribuir a sus rasgos narcisistas y a la alta tendencia a replegarse en sí misma, dado que su regresión a la etapa oral sustenta esta necesidad de relacionarse en pareja, siendo la causa de esto la no renuncia a los objetos parentales, reflejados en el objeto transicional (en especial la madre), puesto que la relación interpersonal con su último novio no fue ni es importante para ella, pues se alejó de su pareja por intervención de argumentos que le proporcionaron sus compañeras sin comprobar la autenticidad de éstos y sin interés de 4 mantener la relación con su pareja, ya que cuenta aún con su objeto que le permite neutralizar y corresponder a sus demandas de deseo. b) Relaciones familiares. Vanesa tiene conflicto con algunos de los integrantes de la familia, resaltando en la relación con su madre con quien tiene problemas desde la llegada de su hermana menor, así como con sus hermanas con quienes constantemente tiene enfrentamientos por la rivalidad hacia los objetos parentales; las hermanas son omitidas por Vanesa constantemente, las desvaloriza, y las niega en su realidad y mostrando un conflicto intrapsíquico. Los padres constituyen aún sus objetos amorosos idealizados, mismos que la miman y tratan como a una niña, y aunque haya conflicto con su madre, es a ésta a quien la adolescente le otorga mayor poder y valorización la cual se refleja con una identificación maternal. La relación entre sus padres es conflictiva por lo que muestra preocupación y dolor, demandando en la figura paterna deseo de acercamiento, apoyo y sobreprotección. c)Relaciones sociales. Las relaciones sociales en Vanesa, se han visto limitadas y descuidadas por su dificultad en los afectos y en su capacidad para relacionarse, su interés por construir una relación profunda entre compañeros está disminuido y ahuyentado, pues existe la preocupación de estar fuera de casa implicando estar lejos de su “Bata” y su mamá, siendo estas las satisfacciones que sustentan y reemplazan otros intereses de Vanesa, convirtiéndola en una persona rígida y dependiente que no entra a un mundo adulto por temor a la pérdida del objeto infantil. Las relaciones de amistad no han sido significativas, exceptuando la de una amiga de la secundaria y con la que ha logrado mantener la relación debido a que ésta se ha ajustado a su forma de relacionarse, se puede inferir que es dependiente (como en la relación que tiene con su madre), ya que pasan gran tiempo del día juntas y al separarse manifiesta una ansiedad que solo el objeto transicional mitiga. No participa en actividades extraescolares ya que le causa angustia tener que salir de casa. En una ocasión participó en un equipo de futbol y cuando salía a los partidos tenia que llevar su “bata”. CONCLUSIONES. Para Winnicott (1999), el objeto transicional se construye al ser el primer vínculo con el mundo de la ilusión siempre disponible (a diferencia del pecho), es la zona intermediaria entre el erotismo oral y la verdadera relación objetal, entre la actividad creadora primaria y la proyección de lo que ya ha sido introyectado. En esta investigación, Vanesa de 16 años no ha logrado una separación con su objeto transicional que le regaló la madre cuando era bebé, posibilitando el fenómeno transicional usando símbolos y llevándolo a la manipulación del objeto transicional, al establecimiento de una relación y la no separación del mismo. En el caso de Vanesa hubo factores que propiciaron la no separación del objeto transicional, como la tendencia a mantener una relación simbiótica con su madre, 5 compartir el lecho materno y obtener una relación consentidora y absorbente por parte de los padres por más de seis años. En este sentido los cuidados fueron más allá de la exigencia y las necesidades de la joven, sin embargo la relación se corta al momento del embarazo de la madre, de ésta forma ella quedó en “falta”, dado que la madre ya no cubría sus necesidades, recurriendo a la fantasía y manteniendo la relación con su objeto transicional, imitando el estado en el que se encontraba previamente al embarazo de la madre. El objeto está recubierto de deseo, y es paralelo a la madre; es parte de un acto autoerótico que hace referencia al pecho materno, con el fin de conciliar el sueño, y además, el objeto es percibido aun como parte del self, ya que lo muestra públicamente. En la adolescencia se rompen los lazos infantiles y sus objetos; se observa que en Vanesa no se ha elaborado tal proceso, ya que mantiene los lazos infantiles que configuran la forma en que se relaciona con sus padres y con su objeto transicional. Desprenderse de los lazos familiares y concluir con el objeto transicional, es necesario para el desarrollo de las relaciones y la integración de las idealizaciones con la realidad, siendo éstas indispensables para integrarse como adulto y miembro de la sociedad. Winnicott (1996), afirma que el desenlace normal del objeto transicional es el de separarse del sujeto y proporcionar una integración más amplia en la percepción del exterior y el interior, por lo tanto la separación con el objeto transicional deberá ser resuelta durante el término de la adolescencia, para lograr una definición de la identidad afectiva y esto con el fin de poder desenvolverse de manera más exitosa y madura en los diferentes ámbitos. Si no se logra se podría generar una patología. La permanencia del objeto transicional en Vanesa, ha provocado una incapacidad para establecer relaciones interpersonales, y al mismo tiempo la necesidad de tener una amiga única, que permanece para cumplir con los rasgos simbióticos que demanda su necesidad semejante a la necesidad de la madre y que por lo tanto impide la separación del objeto transicional. Vanesa muestra un desinterés y resistencia a involucrarse en relaciones fuera de la familia, dado que el apego al objeto transicional y a los objetos infantiles sustituyen esta necesidad presentando regresiones y actitudes infantiles exigentes y dependientes que relejan la negación a dejar el triángulo edípico. La desconexión con los primeros objetos de amor, así como la de los objetos transicionales, permiten al ser humano guiarse hacia otras experiencias en la vida que involucran el desarrollo y el crecimiento como persona, por lo tanto en Vanesa su proceso se verá entorpecido por la presencia objeto transicional. REFERENCIAS Winnicott, D.W. (1996). Psicología de la separación. Argentina: Paidós. Winnicott, D.W. (1999). Escritos de pediatría y psicoanálisis. España: Laia. Winnicott, D. W. (2001). Realidad y juego. España. Gedisa. 6