Reflexionando sobre el torreón de Bollingen. Hábitat y psique.

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Hábitat y Psique
Hábitat y Psique; relación entre la psique y el entorno natural
Reflexionando sobre El Torreón de Bollingen
“…A través1 del trabajo científico fui asentando paulatinamente mis
fantasías y los temas del inconsciente sobre terreno firme. Sin embargo, la
palabra y el papel no me bastaron; necesitaba algo más. Tuve que
reproducir en la piedra mis ideas más íntimas y mi propio saber, o hacer
una confesión en piedra. Tal fue el principio del Torreón que me construí
en Bollingen. … para mí significa una culminación.”
“…me inspiré en la cabaña africana donde el fuego arde entre dos piedras y
toda la existencia de la familia se desenvuelve alrededor de este centro. En
el fondo, las cabañas primitivas representan una idea de la totalidad. Algo
semejante yo quería construir: una vivienda que correspondiera a los
sentimientos primitivos del hombre.
… pero ya durante las primeras obras cambié de plan; me pareció
demasiado primitivo…
En función2 de esta información, ¿podemos pensar que según nuestro
momento evolutivo, ciertos tipos de viviendas nos ayudan, nos estimulan
más que otros, es decir, en ellos nos encontramos más relajados, nuestro
inconsciente está más fluido, tenemos más facilidad para concienciar y
por lo tanto son mejores condiciones para evolucionar personalmente?
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C.G. JUNG, Recuerdos, Sueños, Pensamientos; Nueva York, 1961
La letra cursiva es iniciativa del autor de este artículo
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Y sigue expresando Jung en su obra:
“…en 1923 (tenía 48 años) surgió la primera casa circular, cuando estuvo
terminada vi que era un auténtico torreón. …La sensación de tranquilidad
y recreo que yo asociaba con el torreón fue desde un principio muy fuerte,
significaba para mí algo así como una morada materna”
“… daba la sensación de estar a salvo, no solo en el sentido físico, sino
también en el psíquico.”
“Pero paulatinamente fui experimentando la sensación de que no expresaba
aún todo lo que había que decir, que faltaba algo todavía. Así surgió al
cabo de cuatro años, en 1927 la construcción mixta…”
“…Así en 1931 había transcurrido nuevamente cuatro años… …me
inspiré para ello en las casa indias… …donde los hombres pueden
retirarse. Allí meditan… …o realizan sus ejercicios de yoga.
Observamos cómo se fue inspirando primero en una cultura arcaica
africana, ahora en la cultura de la India, mucho más evolucionada, en el
sentido de la individualidad concienciada. Es como si hubiera querido
hacer el planteamiento partiendo de 0, y progresivamente se iba
identificando con culturas más evolucionadas.
“En 1935 (tenía 60 años) nació en mi el deseo de poseer un trozo de tierra
acotada. Necesitaba un gran espacio que se abriera a la naturaleza. Por esta
razón agregué un patio y una logia junto al lago –habían transcurrido de
nuevo cuatro años- ”.
En el transcurso de otros doce años siguió añadiendo, adaptando…
(normalmente cada cuatro años). Uno puede reflexionar si en nuestra vida
y/o en nuestra sociedad los periodos de cuatros años son significativos o
no lo son.
La construcción del primer torreón había comenzado en 1923, como ya
hemos comentado, dos meses después de la muerte de la madre de C. G.
Jung. En 1955, a sus 80 años, cuando murió su esposa, Jung, comentó de
esos momentos:
“… de repente descubrí que el ala intermedia, que hasta entonces se alzaba
insignificante y oculta entre dos torreones, representaba por así decirlo, a
mí mismo, o a mi Yo. Entonces lo aumenté en un piso.
Antes no hubiese sido yo capaz de ello; lo hubiese considerado únicamente
una audaz ostentación. En realidad se manifestaba la supremacía del ego o
de la consciencia alcanzada en la vejez. De este modo, un año después de
la muerte de mi esposa la obra quedó terminada.”
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Hábitat y Psique
Parece que la muerte de dos mujeres, que fueron sustanciales para él,
marcó en su vida dos hitos importantes, que se reflejaron en su casa.
“…desde el principio el torreón se convirtió para mí en un lugar de
perfeccionamiento, un seno materno, o una figura maternal en la cual
podía volver a ser lo que soy, lo que fui y lo que seré, el torreón me daba
la sensación como si hubiera renacido en piedra. Me parecía el
cumplimiento de lo presentido anteriormente y la representación de la
individualidad. Ello repercutió en mí de un modo beneficioso, como una
afirmación de mi modo de ser. Construí la casa por partes aisladas y seguí
siempre las respectivas necesidades concretas. Las conexiones íntimas no
las medité nunca. Se podría decir que construí el torreón en una especie de
sueño. Solo posteriormente vi lo que había surgido y que ello poseía una
forma razonable: un símbolo de la integridad psíquica. Se había
desarrollado como si una vieja simiente hubiera germinado.”
“… A veces estoy como abierto al paisaje y a las cosas, y vivo yo mismo
en cada árbol, en el murmullo de las olas, en las nubes, en los animales que
vienen y se marchan y en las cosas. No hay nada en el torreón que haya
crecido y evolucionado en el transcurso de las décadas y con lo que yo no
esté unido. Todo tiene su y mi historia y aquí hay espacio para el
ilimitado reino del subinconsciente.”
Esto nos lleva a pensar en la interferencia o/y concordancia entre su
inconsciente y su medio natural, el cual le daba referencias, patrones...
¿Qué otras repercusiones podía haber en el inconsciente de Jung al
disponer de esa comunión con la naturaleza a través de su hábitat?
También nos lleva a pensar que muchas especies de animales tienen su
hábitat muy específico: las águilas, buitres, monos, elefantes, hormigas…);
los humanos, ¿vivimos donde más o menos encontramos, perdiendo la
influencia positiva, que nuestro hábitat puede ir aportando en nuestra
evolución psíquica y física?
Los arquitectos de nuestra sociedad, ¿qué constantes manejan pensando en
ofrecer un hábitat apto, que ayude a que nuestra vieja semilla vaya
germinando? Es decir, que ayuden a que nuestro ser interior tenga
condiciones adecuadas para crecer.
Autor: Rosario Hernando
Analista de la SEPA
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